El Amor Demostrado 1 Juan 4:7–21 Hay amor genuino y hay amor fingido. Aun gran parte del amor que aparentemente es genuino, proviene de fuentes incapaces de producir amor verdadero. Tal vez sea un amor bien intencionado, pero procede de esfuerzos humanos que nunca pueden agradar a Dios. En estos versículos, Juan presenta la fuente verdadera del amor y da las pruebas que debemos emplear para saber si el amor que uno profesa viene de Dios o no.
LA ÚNICA FUENTE DE AMOR VERDADERO 4:7–8 El amor es de Dios 4:7 El v. 7 comienza con un imperativo: “Amados, amémonos unos a otros”. A
¡PENSEMOS! ¿De quién proviene el verdadero amor? ¿Por qué no puede amar de verdad el inconverso? ¿Cuáles son las dos cosas que Juan señala en el versiculo 7 acerca de aquél que ama? En el versículo 8, Juan menciona una de las cualidades intrínsecas de Dios. ¿Cuál es la frase que usa? Explique cómo es posible ser nacido de Dios y no conocerlo íntimamente. primera vista, pareciera fácil cumplir este mandamiento, pero no lo es. Entre nosotros, los seres humanos, hay la tendencia a creer que podemos imitar los atributos de Dios o hacer sus obras. Nada está más lejos de la verdad. En nosotros mismos no existe el verdadero amor ni la capacidad de imitarlo.
El amor es de Dios, no del diablo El hombre natural sólo puede producir odio o amor artificial, porque él es de su padre el diablo, quien es homicida desde el principio (Juan 8:44). Aun cuando el hombre natural no haya llevado al terreno de la práctica el homicidio, en su corazón existe la propensión a él, porque no ha nacido de Dios.
El amor es de Dios, no de la carne El creyente carnal, que no tiene comunión con Dios, no puede producir el verdadero amor tampoco. La primera virtud mencionada en Gálatas 5:22 como fruto del Espíritu, es el amor. El fruto del Espíritu se produce en el creyente cuando permanece en Cristo (Juan 15:1–8). Esta clase de amor sí puede cumplir con el mandamiento de Dios de amarnos unos a otros, porque proviene de él. Se da al que ha nacido de Dios, y le conoce (4:7). La referencia al nuevo nacimiento establece que es un amor sobrenatural hecho posible por la regeneración del Espíritu Santo (Tito 3:3–6). Al decir: “Todo aquel que ama … conoce a Dios”, Juan confirma la enseñanza de 2:3, donde dice que guardar los mandamientos del Señor es prueba de que uno lo conoce. La expresión habla de conocerlo íntimamente, no conocerlo como Salvador. La frase “es nacido de Dios” indica esto.
DIOS ES AMOR (4:8B)
producir algo satisfactorio, para darnos vida con la cual amar y para poner delante de nosotros un ejemplo perfecto de amor.
LA RESPUESTA DEL CREYENTE A SU AMOR 4:11–13
Intrínsecamente, Dios es amor 4:8 El amor es parte fundamental de su carácter. No es algo que él dispensa, sino que forma su ser. Hay un contraste interesante entre la última parte de 4:7 y la primera parte de 4:8. El que ama (4:7)
El que no ama (4:8)
Es nacido de Dios Conoce a Dios
No conoce a Dios
Ama a sus hermanos 4:11 Ya hemos tomado nota de la manifestación del amor de Dios hacia nosotros por medio de la muerte de su Hijo Jesucristo. ¿Cómo vamos a responder a semejante expresión de amor? Siendo que Dios nos amó tanto, es lógico que debemos amarnos unos a otros (4:11). Vale la pena recalcar que éste no es un mandamiento vacío ni imposible de cumplir. El que es amor mora en nosotros para capacitarnos a amar y nos motiva a hacerlo, habiéndonos dado un ejemplo tan grande de su amor incomparable.
Se siente seguro por la manifestación del amor 4:12 Juan dice con toda claridad que el que ama, es nacido de Dios, pero no dice de dónde nace el que no ama. Sin embargo, afirma categóricamente que el que ama conoce a Dios, y el que no ama, no lo conoce. Es evidente en toda la Biblia que nacer de nuevo es el paso inicial de la salvación, pero hay pasajes que indican que alguien puede ser nacido de Dios y no obstante, no obedecerle. En tal caso, tiene nueva vida, pero su estado descarriado no la manifiesta de lleno. Se puede decir que tal persona tiene fe y la vida eterna, pero no demuestra amor, porque no conoce a Dios íntimamente. Dicha persona no puede atribuir su falta de amor a Dios porque Dios es amor. Esa frase expresa un concepto filosófico muy acertado. En cambio, no se puede decir que el amor es Dios. Él es mayor que cada uno de sus atributos y que el conjunto de ellos.
EL AMOR DEMOSTRADO 4:9–10 El ejemplo por excelencia La demostración cumbre del amor es que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para morir por nuestros pecados. Juan 3:16 expresa lo mismo en forma sin igual. No hay duda de que éste es el texto favorito de millones de cristianos en todo el mundo. En este pasaje, Juan expone dos beneficios de contar con ese amor tan grande.
Dios envió a su Hijo para que vivamos por él 4:9 Esta expresión nos recuerda que estábamos muertos en nuestros pecados y delitos antes de creer en Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. No había nada atractivo en nosotros cuando él murió en nuestro lugar. Al creer en él, nos dio vida, vida eterna.
Dios envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados 4:10 El otro beneficio mencionado es que Dios envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Esto habla de presentar un pago satisfactorio por nuestras transgresiones. Dios quedó satisfecho con el sacrificio de su bendito Hijo al morir en la cruz. Vea el comentario sobre 1 Juan 2:2 (capítulo 2 de este tomo).
Dios tomó la iniciativa al manifestar el amor 4:10 El amor no consiste “en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros”. No teníamos la capacidad de amar y si hiciéramos algún esfuerzo propio, no tendría ningún valor. Era necesario que él tomara la iniciativa para
Si practicamos el amor hacia otros, esta es una evidencia de que Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado (o ha llegado a su plenitud) en nosotros (4:12). Todo esto se relaciona con el mandamiento de amarnos unos a otros. El amor de Dios se perfecciona en nosotros sólo cuando hay obediencia a sus mandamientos. Vea el comentario sobre 2:3–5.
Se siente seguro por la presencia del Espíritu 4:13 Si uno no conociera la palabra de Dios, correría el riesgo de creer que él pudiera alejarse del creyente. La triste verdad es que muchos cristianos tienen esa duda. Cuando nuestro Señor Jesucristo prometió a sus discípulos que enviaría al Consolador, aclaró: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16). Después agregó en el mismo contexto, que el Espíritu moraría y estaría en ellos. La expresión: “para siempre” indica que su estancia en nosotros es permanente. Es una bendición saber también que nosotros permanecemos en él. El Espíritu mismo atestigua todo eso (4:13). Vea también Romanos 8:16.
¡PENSEMOS! ¿Cuál es la demostración máxima del amor de Dios? ¿Cuáles son los beneficios de su amor mencionados en 4:9–10? ¿Cómo debemos responder? Según el versículo 12, ¿cuál es el resultado de amarnos unos a otros? ¿Cómo podemos estar seguros de que él permanece en nosotros y nosotros en él?
EL TESTIMONIO DEL QUE AMA 4:14–16 Testifica que el Padre ha enviado al Salvador del mundo 4:14 El que permanece en él, testifica que el Padre ha enviado a su Hijo, el Salvador del mundo (4:14). Parece que el propósito de esto no es confirmar la encarnación de Cristo, aunque Juan ya lo había testificado también. La idea es proclamar su obra como Salvador del mundo.
Testifica que Jesús es el Hijo de Dios 4:15 El creyente también testifica que Jesús es el Hijo de Dios (4:15). No hay separación entre Jesús y Cristo. Jesús es su nombre humano, pero no es sólo un ser
humano; es el Hijo de Dios. Juan da testimonio con estas palabras de su deidad y su humanidad, y así confirma su encarnación.
“EL QUE PERMANECE EN AMOR, PERMANECE EN DIOS, Y DIOS EN ÉL” (4:16).
BENEFICIOS DE PERMANECER EN ÉL 4:17–21 Tenemos confianza para el día del juicio 4:17 No habrá un solo gran juicio final para todos los seres humanos. Nuestros pecados ya fueron juzgados en Cristo en la cruz y no debemos tener miedo de comparecer ante el trono blanco (Apocalipsis 20:11–15): “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1). Sin embargo, todos los creyentes deben comparecer ante el tribunal de Cristo (2 Corintios 5:10). El perfeccionamiento de su amor nos inculca seguridad para esperarlo con gozo y para acercarnos a él confiadamente mientras sigamos viviendo en este mundo (4:17).
Echa fuera el temor 4:18 El perfeccionamiento de su amor en nosotros también echa fuera el temor (4:18). El que sigue temiendo, no disfruta del amor de Dios en su plenitud.
Una prueba final 4:20 Hay quienes hablan mucho acerca de su amor para con Dios, y con razón. Al meditar en su gran amor hacia nosotros, ¿cómo no vamos a amarle? Juan pone a prueba esa profesión de amor (4:20) diciendo: “El que no ama a su hermano, a quien ha visto, ¿Cómo va a amar a Dios, a quien no ha visto?” Termina esta sección repitiendo un imperativo ya dado varias veces: “El que ama a Dios, ame también a su hermano” (4:21).
¡PENSEMOS! Juan testifica de dos cosas en 4:14 y 15, ¿cuáles son? ¿Qué beneficios de permanecer en el Señor se encuentran en 4:17 y 18? ¿Cuál es la prueba final que se menciona en 4:20? ¿Cuál es el mandamiento dado en 4:21?