Barreras Primarias Ort 3l4535

Barreras primarias: la piel y las secreciones. La piel y las secreciones son las barreras primarias, es decir, las primeras que encuentran las noxas cuando quieren ingresar en el organismo. La epidermis, formada por varias capas de células, evita la reproducción de los agentes patógenos gracias a su capacidad para descamarse y regenerarse continuamente. Además, estás células están revestidas de queratina, una proteína que les otorga resistencia. Algunas secreciones de la piel, como el sudor y los ácidos grasos- producidos por las glándulas sudoríparas y sebáceas, respectivamente- , impiden el desarrollo de muchos microorganismos. En los orificios corporales que comunican con el exterior, la piel cambia de aspecto y recibe el nombre de mucosa. Las células que la forman secretan una sustancia, el mucus, que puede fijar e inmovilizar los microorganismos, con lo cual impiden que estos penetren en las capas de tejido más profundas. Además, las mucosas que recubren el tubo digestivo cuentan con varias secreciones que actúan como defensas: la saliva, que producen sustancias químicas capaces de destruir la pared celular bacteriana, el jugo gástrico, rico en ácido clorhídrico (HCl), que provoca la destrucción de la mayoría de los microorganismos presentes en los alimentos, y las enzimas de los jugos intestinales, que son capaces de destruir casi todos los microorganismos que alcanzan este órgano. Las bacterias de la flora intestinal, que normalmente se encuentran en nuestro organismo, también nos defienden de los agentes patógenos, impidiendo su desarrollo. Esquema que muestra las barreras primarias.