Como medir un edema perriferico Escrito por Philippa Jones | Traducido por Enrique Alejandro Bolaños Flores
El edema es la acumulación de líquido entre las células y los tejidos debajo de la piel, que causa inflamación. Es común en las piernas y los pies debido al efecto de la gravedad sobre los fluidos atrapados dentro del cuerpo. Al edema en las piernas y los pies se conoce como edema periférico. Es más común en los ancianos, y puede causar la inflamación de las venas varicosas. Puede ser causada por el sobrepeso, estar parado por tiempo prolongado, infecciones y coágulos sanguíneos. El edema periférico puede ser un síntoma de otras enfermedades, tales como del riñón, el corazón o insuficiencia hepática. La medición de edema periférico debe ser realizada por un profesional de la medicina, sin embargo, se pueden realizar algunas pruebas simples en el hogar. Nivel de dificultad: Moderadamente difícil
Instrucciones Necesitarás
1.
Una cinta métrica Un cubo de agua Una pluma Papel
1 Quita la ropa que cubre tus piernas y pies.
2.
2 Revísate los pies y las piernas. Compara una pierna con la otra y busca las diferencias de tamaño. Tú pierna entera puede estar hinchada, sin embargo es posible que observes las áreas que están más hinchadas o están fuera de proporción.
3.
3 Presiona firmemente la pierna o el pie con un dedo y retira.
4.
4 Observa la reacción de tu piel. Esto es una indicación del tipo de edema periférico que puedes tener, y si podría estar relacionado con otras
enfermedades. Si la piel regresa a su lugar de inmediato significa un edema sin fóvea. Si una hendidura permanece por un tiempo, este es un edema con fóvea. Por ejemplo, el edema sin fóvea está asociado con problemas con el sistema linfático. 5.
5 Utiliza una cinta métrica para medir la circunferencia de la pierna. Anota tu circunferencia y repite diariamente durante unos días, utilizando la misma área en tu pierna. El aumento en las mediciones indican inflamación.
6.
6 Mide el volumen del agua que se desplaza en el pie y el tobillo durante el período de una semana. Un método simple de hacer esto es con un cubo de agua y una cinta métrica. Mide la distancia desde el suelo hasta el nivel de agua en el cubo. Anota la medición del nivel de agua.
7.
7 Pon el pie en el cubo, asegúrate de que el tobillo está cubierto por el agua también. Toma otra medición del nivel de agua y anótalo.
8.
8 Repite el paso 7 dos veces al día durante una semana. Puedes necesitar buscar un ayudante para realizar la medición del nivel de agua.
9.
9 Calcula la diferencia entre el nivel del agua antes y después de colocar tu pie en el agua. La diferencia entre las dos mediciones aumentará a medida que aumenta el nivel del agua. Esto indica que la inflamación ha aumentado debido a que tu pie ha desplazado más agua.
10.
10 Lleva tus observaciones y mediciones con un profesional médico y pide consejo sobre la hinchazón de las piernas y los tobillos. Tus lecturas pueden ayudar en el diagnóstico.
Malformaciones del sistema nervioso central Mónica Rascón Risco 9/4/2001
Siringomielia. Hidromielia Ambas lesiones se caracterizan por la existencia de cavidades quísticas intramedulares, de diferente etiología. Están íntimamente relacionadas con las malformaciones de Chiari y una de las teorías más clásicas de su fisiopatología argumenta que es precisamente la dificultad del paso del LCR a la fosa posterior, producido por las malformaciones de Chiari, la que induce al LCR a introducirse en el interior del canal ependimario, produciendo así las cavitaciones intramedulares de diferente tipo.
Hidromielia Se llama así a la dilatación quística del propio canal ependimario intramedular. Usualmente comunica con la circulación del LCR en la fosa posterior o en el raquis. La hidromielia puede producirse por las alteraciones en la circulación del LCR ocasionadas por una malformación de Chiari I o II o bien por aracnoiditis de las cisternas de la fosa posterior.
Siringomielia Cuando la cavidad quística intramedular está separada del conducto ependimario y no está generalmente en comunicación con la circulación del LCR, se llama siringomielia. La hidromielia es pues una siringomielia comunicante. Ambas lesiones pueden tener la misma etiología y también pueden causar la misma sintomatología, muy unida siempre a las malformaciones de Chiari. La localización más frecuente y típica es la médula cervical o cervico-dorsal, aunque a veces la cavidad puede ocupar prácticamente toda la longitud de la médula. La sintomatología más característica consiste en: - Disociación sensorial de "tipo siringomiélico": pérdida de la sensibilidad termoalgésica con preservación de la sensibilidad profunda, con una
distribución que afecta al tórax y ambos superiores. - Afectación motora de ambas manos, con atrofia muscular. - Paresia progresiva espástica de ambos inferiores. - Síntomas de afectación del bulbo raquídeo, en el caso de que la cavidad se extienda hasta el tronco cerebral, que consisten en nistagmus o parálisis de los pares craneales más bajos: glosofaríngeo e hipogloso.
El diagnóstico más correcto se realiza siempre por estudio con RMN y el tratamiento es quirúrgico, consistente en dos tipos de diferentes técnicas quirúrgicas: 1. Craniectomía de la fosa posterior con ampliación de las meninges de la fosa posterior mediante diferentes tipos de plastia de duramadre, para, de esta forma, ampliar el volumen total de la fosa posterior y hacer desaparecer así la malformación de Chiari. 2. Colocación de una derivación de LCR en el interior de la cavidad quística intramedular. Esta derivación puede instalarse en los mismos espacios subaracnoideos del raquis, o bien en la cavidad pleural o peritoneal.