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Dedicado a todos y cada uno de los lectores del blog, que han seguido la historia semana a semana, comentando y dándome nuevas ideas para la trama, introduciéndose en la vida de cada uno de estos personajes que ya no son míos, sino de todos. Un abrazo enorme y disfruten del PDF que hice para ustedes.
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Este libro es de contenido homoerótico, es decir, relación hombre-hombre. Tiene contenido sexual explícito, así que si no te gusta puedes ir cerrando la ventana. Los hechos, nombres y contenido de la historia son de pura ficción y no están relacionados con la vida real. Cualquier cosa similar a la vida real, es plena coincidencia. Sin más que decir… ¡Disfruta!
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PRÓLOGO
Todos conocían de la existencia de Jon Carter, excepto yo. Incluso mi hermana mayor sabía sobre él y no fue capaz de decírmelo sino hasta que yo le pregunté. ¿Qué dice eso sobre ella? Alejándome a mí de tan sublime Dios. Siendo ella la primera en decir que su lindo hermanito de 23 años -sí, ese soy yo- estaba soltero y tan solo. Y aun así, ella no tuvo la bondad de hablarme de Jon-increíblemente-sexy-Carter. El asunto es el siguiente. Una semana atrás, cuando fui a la clínica veterinaria del pueblo a llevar a mí linda perrita San Bernardo a que la operaran para que no tuviera descendencia, lo vi. Alto, grande –y no exagero, debe medir al menos 40 centímetros más que yo- evidentemente fuerte y con un muy sexy sombrero Stetson de color negro cubriendo su cabello castaño claro. Me miró de pies a cabeza y yo, en vez de poner mí mejor pose sexy, me quedé mirándolo como un baboso niño que recibió su primer auto de carreras de juguete. Y bueno, aunque él tenía toda la apariencia de un muy –comestiblelindo juguete nuevo, no lo era. Y fue cuando lo decidí. Él era mi muy pronto a ser novio. SI. Porque yo estaba decidido a ser su novio lo antes posible y si era recto, pues no importa. En ese momento creí tener las capacidades para convertirlo.
en Bustamante Peeeroo... -sí, y es un gran 'pero'-. No todo resulta como uno quiere. Y eso es exactamente lo que sucedió. Cuando salí de mi estupefacción, me di cuenta que su mirada no iba dirigida a mí, sino que a una muy linda perra, quiero decir, chica detrás de mí que llevaba a su poodle -¿quién tiene un poodle en un pueblo ganadero?- al veterinario. Y la chica le devolvía la mirada y una sonrisa muy de puta y eso me enfureció. ¿Se me olvidó mencionar lo impulsivo y posesivo que soy? Caminé directo a Jon -en ese momento no sabía que ese era su nombre-, y lo empujé, pisando "por casualidad" su pie. Esta vez, él sí me miro y yo le sonreí de forma socarrona y desvié la mirada dirigiéndome hasta el doctor Graham, que me miraba divertido desde la puerta de su oficina. Susi, mi perra, me siguió y nos encerramos en su oficina. Y tú te preguntarás ¿quién es el doctor Graham? Bueno, es mi cuñado, el esposo de mi hermana y padre de mi lindo sobrino. Le fruncí el ceño y rodé los ojos haciéndole entender que no quería escuchar su palabrería. Ya sabía lo que me diría y no quería escucharlo. Desde ese día no dejo de pensar en Jon, bueno, debo mencionar, que mi cuñado, André, me habló de él y de su reputación de hombre-de-muchasmujeres-en-una-noche. Aha. Y creíste que con eso mi amor se derrumbaría, ¿no? Pues no, estás equivocado, de la misma forma que mi cuñado y mi hermana, ¡ah!, y que mi sobrino de 13 años. Ese día decidí que mi misión era... Conquistar a Jon Carter.
en Bustamante A como diera lugar. No importa el tiempo que me tomara. Sin importar la forma o el cómo. Simplemente lo conquistaría. Gracias por escucharme, te contaré como sigue mi tarea paso a paso. Siempre tuyo –y de Jon. Liam.
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CAPITULO 1
Jon Carter rodaba su sombrero en su mano mientras caminaba hacia la tienda de repuestos. Había alargado demasiado la tarea de arreglar los dos tractores que tenían en el rancho. Se suponía que ese trabajo lo debería hacer uno de sus empleados, pero todos estaban ocupados reparando vallas, limpiando las camas de los animales, alimentándolos... Él debería estar haciendo su trabajo istrativo, pero lo cierto era que odiaba estar en su oficina y prefería estar trabajando la tierra o haciendo estos trabajos de compras, antes que encerrarse. Iba pensando en las muchas cosas que tenía que hacer cuando una voz muy-lamentablemente-familiar se escuchó a un lado de la tienda. Rápidamente se escondió en un pequeño callejón entre la tienda y la farmacia. Justo a tiempo para ver a pasar a su maldición junto a su sobrino. Liam Herrera. Un nombre que no le agradaba para nada. Nunca supo que ese chico existía hasta un día en la veterinaria Graham, cuando el muy demonio le pisó el pie apropósito y luego le sonrió sin si quiera verse un poco arrepentido. Eso hace un mes y medio. El pequeño infeliz llevaba fastidiándolo desde esa fecha. Haciendo su vida miserable. Cada vez que se encontraban, el chico lo observaba y se lo comía con los ojos y luego, cuando Jon quitaba sus ojos de él para ver a una
en Bustamante linda chica, venía un golpe y una sonrisa del demonio que le invitaba a irse al infierno. Y en ninguna de esas ocasiones recibió una disculpa si quiera. Excepto de Clarisse, la hermana de Liam, madre del niño que acompañaba ahora a Liam, que no paraba de justificarlo y decirle que era un niño inmaduro que no sabía lo que hacía. No conocía la edad del demonio, pero estaba seguro que era mayor de 18, así que eso le hacía un adulto a ojos de sus abogados. Frunció el ceño esperando que Liam saliera de la tienda y así no encontrarse con él. No deseaba esos encuentros que lo dejaban en ridículo y que ya no lo hacían reír, si no que le comenzaban a hacer enojar. Esperó unos buenos 10 minutos, hasta que vio a ambos chicos alejarse. Entonces entró rápidamente a la tienda y compró los repuestos y algunas cosas más. Salió de allí directo a su camioneta y condujo hasta el RC1 que estaba a media hora del pueblo. Gruñó cuando vio a uno de sus empleados esperándolo en la puerta de la casa central, se acarició la sien lentamente, tratando de relajarse. Sabía que algo malo le esperaba al bajar. Tomó el paquete y salió, cerrando la puerta de su camioneta de un portazo. Se acercó a grandes pasos a Paul. ―¿Qué sucede? ―preguntó cuándo estuvo lo suficientemente cerca. ―Una de las vallas de los establos de los caballos estaba totalmente destruida, nos faltan dos potros. ―Maldita sea ―gruñó pasándole el paquete a Paul y corriendo a los establos donde estaba Fire, un pura sangre negro que fue un regalo de su padre cuando cumplió los 18 años. Lo ensilló con la eficacia que le daba 1
RC: Rancho Carter
en Bustamante haber nacido entre caballos y lo montó, galopando lo más rápido que podía hacia el lugar donde tenía a los potros pastando―. ¿Solo son dos? ¿Encontraron algún rastro de lo que les pudo suceder? ―preguntó una vez hubo llegado, bajó de Fire y le dio un dulce mientras acariciaba su cuello―. Descansa chica ―susurró soltándola. Se acercó hasta donde sus hombres trabajaban en reparar el cercado. ―Sí, solo son dos y no, ningún rastro, jefe. Al menos fueron dos y nos los siete potros purasangre, eso si hubiera sido una pérdida ―comentó Santiago, uno de sus más antiguos empleados. ―Demonios, aun cuando sean solo dos es una pérdida. ―Observó el cercado y el suelo, buscando algún rastro que le dijera que pasó. ―Ésta valla fue destruida a propósito, jefe. Alguien usó alicates para cortarla. No quiero confirmarlo, pero creo que alguien robó esos potros. ―Mierda, mierda, mierda... Lo que me faltaba, algún maldito ladrón de caballos ―gruñó―. Quiero esa maldita vaya arreglada antes de que oscurezca. Still, ayúdame a llevar a los caballos a los establos, los dejaremos ahí esta noche. ―Sí, señor. Ambos hombres se montaron en sus caballos y comenzaron a llevar a los potros y yeguas a sus establos. Cuando la tarea terminó, entró a su gran casa por la puerta trasera que lo dejaba entrar directo a la cocina, allí su madre se movía con la gracia de una bailarina clásica. Era ama y señora del lugar y no dejaba que nadie lo dudara. ―Hey, mamá.
en Bustamante Le dio un suave beso en la mejilla y se lavó las manos después de acomodar su sombrero en el colgador. ―Hola cariño, ¿problemas? ―preguntó, sin dejar de hacer lo que hacía. Su madre tenía la destreza de saber todo lo que sucedía en el rancho sin salir de esas paredes―. Oí lo de las cercas, enojándote no solucionarás nada. ―Lo sé, mamá. Es solo... ―gruñó―. ¿Quién demonios querría robarme los caballos? Cuando papá estaba vivo nunca sucedió. ―Si sucedió, que nunca lo supieras es distinto. Además, todavía eras muy pequeño. De todas maneras, es normal que quieran tus potros, son pura sangre de gran costo. Una raza muy demandada... El negocio de las crías es así. ―Jon bufó y bebió un sorbo del agua que su madre le ofreció. ―Lo sé. Solo que ahora tendré que contratar más gente para que vigilen a la manada en la noche y durante el día. Los chicos tienen sus trabajos asignados, no quiero moverlos de ahí. ―Pues contrata, tienes el dinero y el rancho tiene buena reputación. Llegarán de inmediato. ―Lo sé. Pero entrevistar a quienes lleguen tomará tiempo que no tengo. ―Entonces, deja que James haga el trabajo, por algo es el capataz. Deja de pensar tanto y actúa más. En ese momento, los chicos entraron por la cocina colgando sus sombreros y haciendo fila para lavarse las manos, todos besaron la mejilla de Maggi, la madre de Jon. Pasaron a sentarse y comenzaron a hablar de lo que
en Bustamante aún les quedaba por hacer durante el día. La reparación de la valla había sido algo fuera de programa por lo que atrasó las otras tareas. ―Oye jefe, te quería preguntar si puedes acompañar a mi prima al pueblo. ―¿Gina? ―Santiago asintió. ―Dice que quiere comprar comida para sus nuevos caballos y como no sabe mucho acerca de ello... ―La risa de James lo hizo dejar de prestar atención a Santiago para mirarlo a él. ―¿Qué es lo gracioso? ―Nada, me sorprenden las escusas de las mujeres para salir con el tipo que les gusta. ―Jon no hizo más que sonreír de medio lado.
Liam terminó de armar el ramo de flores que estaba preparando. Suspiró. Lo extrañaba mucho. Habían pasado tres días desde que no lo veía y estaba volviéndose loco. Pero estaba seguro que faltaba poco para que Jon lo viera y le dijera cuanto lo amaba. Hace un par de días descubrió que el cumpleaños de Jon estaba muy cerca y luego de pensar mucho en lo que podría regalarle, lo decidió. Pero para eso necesitaba juntar dinero y, por lo tanto, buscó trabajo y en el único lugar donde lo contrataron fue en la florería. Al parecer, nadie quería contratar al hijo loco de Martín Herrera. Sin querer pensar en cosas desagradables, se dedicó por completo a los arreglos florales. Según le habían dicho, lo hacía bastante bien y eso le hizo
en Bustamante sentir orgulloso de sí mismo. No muchas cosas le salían bien, aunque no todas las cosas le gustaban tanto como hacer arreglos florales o arreglar un jardín o un huerto. Estaba terminando su tercer arreglo cuando Jenny, su jefa, apareció por la puerta y le sonrió. Liam le devolvió la mirada. Estaba agradecido de ella por aceptarlo y convertirse en su amiga. ―Hola guapo ―dijo ella pasando hacia el mostrador y besando su mejilla―, ¿qué tal va la mañana? ―Bien, la señora Jara ordenó tres arreglos de petunias y rosas, María dijo que necesitaba un arreglo de flores de siete colores, le comenté que podría ser costoso, pero dijo que no importaba, así que en eso estoy. ¿Qué tal? ―Me parece perfecto, debí contratarte antes Liam ―dijo con una gran sonrisa. Liam se sonrojó levemente y continuó haciendo su trabajo. En eso estaba cuando vio pasar a Jon a través del ventanal de la florería, acompañado de una chica. Liam frunció el ceño y se mordió el labio inferior. No le gustaba ver a Jon con ella, no le gustaba ver la mano de Jon en su espalda y definitivamente no le gustaba como la pequeña tonta le sonreía a su vaquero―. ¿Pasa algo, Liam? ―Liam desvió su atención a su jefa y no le costó decidir qué hacer. ―Vuelvo en un minuto ―avisó antes de salir de la florería hacia donde estaba Jon. Caminaban hacia la pérgola que estaba en la plaza central del pueblo. Respiró profundamente y gruñó cuando Liam le susurró algo que hizo reír a la chica. Corrió hacia ellos y su mirada fue hasta la chica y sin pensarlo, tomó
en Bustamante la manguera que regaba el pasto de los jardines y dirigió el chorro de agua a ellos. Los mojó por completo en las espaldas, ambos soltaron gritos de sorpresa y se giraron tratando de apartarse del agua, pero Liam estaba decidido a hacer que separaran. ―¡¿Qué te pasa enfermo?! ―gritó la chica irritada mientras corría lejos de Liam. Jon le dirigió una mirada llena de ira y acercándose le arrebató la manguera y la dejó en el suelo. ―¡¿Otra vez tú?! ―gritó enfurecido―. ¿Quieres que te vuelva a repetir que quiero que te alejes de mí, niñito? ―Liam se mordió el labio inferior y girándose corrió de vuelta
a la florería. Al menos ellos ya no estaban
juntos―. ¡Santo infierno! ―Escuchó gritar a Jon. Sonrió de medio lado antes de entrar a la tienda donde Jenny lo miraba entre divertida y sorprendida. ―¿Por qué sigues haciendo eso? Vas a lograr que te odie. ―Lo amo y él también me ama, solo no se ha dado cuenta. Y cuando lo haga, me agradecerá que lo alejara de todas esas perras que se le cuelgan del brazo. ―Ella negó divertida y comenzó a trabajar. Liam tomó eso como un "vuelve al trabajo", y así lo hizo.
―¡Dios! Maldito mocoso ―gruñó Jon entrando a su cuarto y quitándose la ropa que estaba empapada por culpa de ese pequeño demonio. Dejó todo en el canasto de ropa sucia y entró al baño para preparar el agua caliente. No podía creer que no se diera cuenta de que Liam estaba cerca, a penas y se dio cuenta cuando ya estaba mojado de pies a cabeza, aunque no
en Bustamante tanto como Gina, una chica que había conocido a través de uno de los trabajadores del rancho. Antes de volver al trabajo, se dio una rápida ducha y se vistió. Bajó las escaleras rápido, su madre lo llamó y le hizo señas para que sentara. ―¿Qué pasó? ¿Por qué llegaste despotricando como loco? ―Jon gruñó y se sentó frente a su madre. ―Ese niño Herrera de nuevo, no sé de donde salió, solo me di cuenta de él cundo lo vi con la manguera tirándonos agua a mí y a Gina en medio del pueblo. Tsk... No sé qué tiene en la cabeza, cada vez que me ve con alguien me ataca. Ni si quiera lo conozco, nunca crucé una palabra con él. Su madre sonrió divertida y bebió delicadamente de su café. —Chico inteligente. Tampoco me agradaba Gina… ni ninguna de las mujeres con las que sales —comentó con un deje de diversión en su voz. Jon rodó los ojos y miró a su madre sin creer que animara las acciones del chico. —Madre, no lo conoces. —A él no, pero a su madre la conocí. Gran mujer debo decir, muy impulsiva y divertida… Una gran amiga y muy apasionada para defender lo suyo. —Hizo una pausa y Jon pudo ver la tristeza en su mirada—. Ella tenía problemas mentales, ¿sabes? Creo que el chico pudo heredarlos o al menos un poco de ello. —Bueno eso cambiaba todos los sentimientos de odio que tenía en ese minuto por el chico. —¿Problemas mentales? ¿Qué tipo de problemas mentales? —Desconocido. Nunca lo supimos. Verás, ella era divertida e inteligente, muy amable, tú papá estuvo enamorado de ella cuando éramos jóvenes, pero ella estaba loca de amor por
Martín. —Sonrió como si
en Bustamante recordara algo divertido—. Con Carla fuimos muy buenas amigas hasta que ella decidió que no podíamos ser amigas mientras tu padre la amara a ella y yo estuviera enamorada de tu padre. Dijo que prefería alejarse, porque presentía que junto a Mark seriamos una gran dupla y tendríamos una hermosa familia y linda vida. Creo que pensaba que si se quitaba de la ecuación tu padre se fijaría en mí. —Y no se equivocó, ¿verdad? —Maggi negó. —Nunca lo hacía, era una bastarda asertiva —dijo con emoción—. Cuando murió no pudimos ir al funeral, te habíamos llevado a la ciudad, porque querías conocer a un superhéroe que amabas, justo ese día había una presentación teatral de eso y nos rogaste ir… —Él tuvo que perderla muy joven… —Sí, solo tenía dos años cuando ella murió, así que comprenderás que no la conoció lo suficiente como para recordarla. —Suspiró—. Bueno, solo te comenté esto para que no odies a ese chico por lo que hace, te aseguro que no es por maldad. —Jon gruñó cuando recordó todas las veces que le gritó enfermo al mocoso y todas las veces que le hizo algo. Pasó sus manos por su cara. ―Si, como sea, pero su historia no justifica que no pueda salir al pueblo y tener un día tranquilo. ―Se puso de pie y se puso el sombrero despidiéndose de su madre―. Nos vemos en la cena, mamá. Maggi observó a su hijo y suspiró. Estaba seguro que lo que hacía Liam Herrera con Jon, era lo mismo que Carla hizo para conquistar a Martín, el padre de Liam. Y estaba completamente segura de que su hijo terminaría
en Bustamante total y locamente enamorado de él. Aunque eso se viera como algo muy difícil en ese momento. Suspiró y caminó hasta su sala de bordar. No había nada que la tranquilizara más que tejer.
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OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER La Manguera ¿Sabes? Hoy vi a Jon. Creo que se enojó… ¿Pero tú no harías lo mismo en mi lugar? Es decir, la manguera estaba allí y ellos allá… En realidad, estaba muy molesto, ella me llamó enfermo y él no me defendió, pero no lo tomo en serio, sé que lo dice porque cree que hago las cosas para molestarlo. Es un tonto, porque aún no se da cuenta de mi amor y que hago lo que hago para protegerlo de todas esas perras que quieren tenerlo en su cama. Es tan difícil ser yo en esta situación. Me gustaría poder hacer algo que mantuviera a Jon con sus ojos solo en mí y en nadie más, pero no sé qué. Por el momento, sigo trabajando duramente para juntar el dinero para el regalo de Jon, me quedan algunos días y creo que tendré que pedirles prestado dinero a mis hermanos, pero no quiero porque ya les debo mucho. Ethan, mi sobrino, dice que él me puede prestar sus ahorros, pero tampoco quiero. No es normal que un niño de 13 años ayude a un hombre de 23, sería un abuso de mi parte. En fin, te contaré más cuando llegue el día. Gracias por escucharme. Siempre tuyo y de Jon. Liam.
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CAPÍTULO 2
―Muy bien, gracias Sam, te avisaré si encuentro algo más. ―Jon colgó el teléfono. Sam era el comisario del pueblo y estaba averiguando el asunto del robo de los potros desde sus tierras. Y al parecer, no solo los suyos fueron robados, en otros ranchos sucedió lo mismo. ―¿Se sabe algo, hijo? ―Nada, mamá. No hay rastros, ni pistas. El o los ladrones, supieron hacer muy bien su trabajo. ―Bueno, tarde o temprano sabrán quienes fueron. ―Difícil, se llevaron a los potros que aún no estaban marcados. A estas alturas seguramente los marcaron como suyos y deben estar ganando dinerales con ellos. ―¿Ya sabes lo que harás en tu cumpleaños? ―Mamá, tengo 30 años, espero que no tengas la esperanza de hacer un cumpleaños con globos y tortas. ―Claro que no. Solo preguntaba. ―Aha... Saldré con los chicos, ya sabes, lo de siempre. ―Bien... Seguro no quieres que te prepare... ―Mamá. ―La interrumpió divertido Jon antes de pasar a su oficina. Tenía muchas cosas que ver. Definitivamente iba a contratar a un contador para que se dedicara a esas cosas y así él se desligaba al menos un poco del trabajo de oficina.
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Liam bufó cuando su auto se detuvo por completo. Desde que salió del pueblo que estaba haciendo ruidos extraños y tenía la esperanza de que al menos anduviera hasta el rancho de su padre. Pero no tuvo la suerte. «Qué novedad», pensó. Rodó los ojos. Se bajó y abrió el capó, pero en realidad solo era por apariencia, porque no sabía nada de coches y ver el cableado allí solo lo confundía. Se apoyó en el auto y miró la carretera. No se veía ningún auto, pero si una casita, así que comenzó a caminar hacia ella. Nunca, en toda su vida viviendo allí, la había notado, por lo que no tenía idea de a quien encontraría. Cuando entró en el terreno, vio un gran camión transportador de caballos. No supo por qué, pero se escondió tras un gran árbol. Vio como los hombres empezaban a descargar varios potros y potrancas, y al parecer de razas purasangre y un par húngaros. Él conocía mucho de caballos, después de todo su padre los entrenaba. Era demasiado evidente que nada bueno sucedía ahí. Y, por supuesto, no tenía que ser inteligente para saber que esos caballos eran robados, la manera en que se manejaba la situación era con demasiado estoicismo. Apuraban a los pequeños caballos y vigilaban por si alguien los descubría. Por lo demás, eran solo potros, no había yeguas que cuidaran de ellos y eso ya verificaba su pensamiento.
en Bustamante Lentamente se fue alejando, esperando que nadie le viera salir, a medida que la distancia era mayor más aceleraba su paso, mirando constantemente hacia atrás, pero cuando creyó que había pasado desapercibido, unos tipos empezaron a gritar órdenes y otros corrían hacia él con rifles apuntándole. Gritó ―no de una forma muy varonil― y corrió con todas sus fuerzas a la carretera. Cuando estuvo allí, tomó la dirección contraria al rancho de su padre pasando de su auto detenido, sabía muy bien que no lograría nada metiéndose dentro, así que continuó corriendo a lo que más daban sus pies. Cuando miró hacia atrás, se dio cuenta de que los hombres estaban demasiado cerca, abrió los ojos excesivamente cuando tropezó con una roca y cayó de bruces a la tierra. Golpeó con su barbilla, manos y rodillas, pero aun así se puso de pie, sabía que si dejaba que lo atraparan sería hombre muerto. ―¡No puedo morir sin haber besado a Jon! ―gritó con todas sus fuerzas mientras corría. Empezaba a perder la esperanza de salvarse cuando vio una gran camioneta acercándose por la carretera. Venía a gran velocidad y levantaba bastante polvo, pero eso no lo detuvo para alzar las manos y gritar como loco. »―¡Aquí! ¡Deténgase, por favor! ¡Por favor! Saltó, sintió un pinchazo de dolor en su rodilla cuando lo hizo, pero de todos modos lo repitió, tratando de llamar la atención del chofer de la camioneta. Miró hacia atrás y tuvo miedo de lo que vio, los hombres estaban ahí, apuntándole, listo para silenciarlo y entonces, la camioneta se detuve
en Bustamante frente a él, alguien tiró de él dentro y justo para escuchar el sonido de las armas dispararse. La camioneta aceleró al máximo y no se atrevió a levantar su cabeza de entre sus manos. Temblaba y tenía miedo. Sus pies, su rodilla, sus manos y hasta su cabeza dolían, pero no se comparaba al miedo que sentía en esos minutos. ―¡Jodida mierda! ―gritó una voz. Liam salió de su conmoción y sus ojos se abrieron con sorpresa, conocía esa voz de memoria. Estaba todas las noches en sus sueños y todos los días en sus pensamientos. «¡Jon!» ―¡Jon! ―Hizo palabras su pensamiento y no supo en qué momento las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas―. ¡Dios, Jon! ―gritó alzándose y mirando a su salvador, su héroe. Sin pensarlo saltó a sus brazos y plantó un besó en sus labios, no le importaba que Jon condujera para salvar sus vidas, solo necesitaba ese beso. No quería morir sin probar los labios de Jon Carter. ―¡¿Qué pien... ―Un giro brusco lo hizo retroceder hasta la puerta del lado del pasajero. Jon gruñó algunas maldiciones y luego tomo una profunda respiración―. Voy a olvidar, por ahora, que jodidamente me besaste niño, allá atrás dejamos a algo mucho más peligroso. ¿En qué demonios te metiste para que te estuvieran disparando? ―¡No hice nada! ―respondió de inmediato de forma defensiva. No le gustaba que le acusaran de cosas que no hacía―. Solo momento y lugar incorrecto ―murmuró―. Gracias por salvarme, creí que moriría sin... ya sabes, besarte. ―Su sonrisa se extendió―. Pero ya lo hice, así que al menos
en Bustamante por ahora, puedo morir si quieren buscarme y asesinarme. ―Jon desvió su mirada del camino y gruñó algo ininteligible para Liam, su mirada incrédula. ―Guarda silencio hasta que lleguemos a mi casa, está más cerca que ir hasta el pueblo. Desde allí llamaré al comisario para comentarle sobre esto. Liam, ansioso por complacer a Jon, asintió y guardó silencio durante el viaje. Estaba ávido, ¡iría a la casa de Jon! Miró su ropa y mordió su labio inferior, se maldijo por ser tan torpe y tropezar mientras corría. Ahora estaba todo sucio y su pantalón roto, incluso sangre salía de la rodilla. Sus manos estaban igual de sucias por la tierra y ni si quiera quiso mirar su cara por el espejo, no quería ver su apariencia. No quería que su futura familia -sí, porque la familia de Jon sería su familia cuando ellos estuvieran juntos-, lo viera en ese estado. Pasó la manga de su camisa por su rostro tratando de limpiarse, justo cuando la camioneta entró en un camino de tierra y se detenía frente a una linda casa típica de ese lugar. Con un porche bastante amplio que tenía una mesa con un par de sillas y una hamaca estilo sillón de madera. Por fuera se veía bastante acogedora e imaginaba que por dentro lo sería aún más. ―Seré feliz viviendo aquí ―murmuró soñador mientras bajaba lentamente de la camioneta. Jon comenzó a caminar hacia la entrada y Liam empezó a seguirlo, pero se detuvo en la entrada, aun no le decían que pasara así que supuso que debía quedarse allí. Miró a su alrededor, era un lugar precioso, amplio y olía a hogar. Cerró los ojos disfrutando de la sensación que le daba estar de pie allí, en la casa, no, en el hogar de Jon, de su amado Jon.
en Bustamante ―Esto es increíble ―susurró―, es sencillamente magnífico. ―¿Liam? La suave voz que escuchó era de mujer, y estuvo a punto de gruñir hasta que abrió los ojos y la vio. Era mucho mayor que Jon, así que inmediatamente desechó la idea de que fuera otra de esas feas pretendientes. Esta mujer era más como la madre de Jon. ―¿Disculpe? ―Eres Liam, ¿verdad? Disculpa los malos modales de mi hijo, te aseguro que no los aprendió de mí, querido ―comentó la mujer bajando los dos escalones del porche y tomando su rostro entre sus delicadas manos―. Mírate, estás hecho un desastre, no puedo creer que mi hijo te haya dejado aquí fuera y no te haya hecho pasar. ¿Te duele algo? ―Oh, no, no es culpa de Jon. Seguramente se le olvidó, o lo dijo y yo no escuché. Soy tan despistado... usted es la madre de Jon, ¿no? ―Lo soy, Liam. Me llamo Maggi ―dijo la señora sonriendo y besando una de sus mejillas―. Y no lo defiendas, conozco a ese hombre desde siempre. Ven, pasa a la casa, limpiaremos tus heridas, comerás algo y me contarás que sucedió. Mi hijo entró despotricando de todo y no entendí nada de lo que sucedió para que terminaras en este estado. No fue él el responsable, ¿verdad? ―¡No! Por supuesto que no, Jon no me haría daño nunca. ―Bien, eso me tranquiliza, entremos y me explicas. Liam asintió sonriendo, Maggi parecía una mujer fantástica. ¿Su madre habría sido de la misma forma? Le hubiera gustado tener una madre como ella, pero supuso que no tendría que desear tenerla cuando él y Jon
en Bustamante estuvieran juntos, ya que automáticamente Maggi se convertiría en su suegra, y tal vez ella, le permitiría llamarla mamá.
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CAPÍTULO 3
Jon maldijo cuando vio a su madre salir y entrar unos minutos después con Liam. No había visto la apariencia del chico, solo lo tomó del brazo y lo tiró a su camioneta cuando vio a los hombres armados apuntándole, ni si quiera sabía que era Liam hasta que ese mocoso le besó. Pero viéndolo ahora, el chico estaba hecho un desastre. Gruñó y desvió la mirada cuando su madre quitó su mirada del chico para mirarlo con el ceño fruncido. ―¿Qué no tienes consideración? Dejas al chico fuera, todo herido y sangrando, ¿eso es lo que te he enseñado Jon? ―Abrió los ojos con sorpresa ante el regaño de su madre e iba a responder, pero Liam saltó antes. ―¡No! No es culpa de Jon, ya le dije, seguramente fue mi culpa, yo no escuché o simplemente... no lo regañe, siento causar problemas, de verdad, solo... Estoy bien, realmente se ve peor de lo que es. ―Jon suspiró y se calmó, primero tenían que ver las lesiones del chico y luego escuchar lo que pasaba o ambas cosas a la vez. ―Siéntate Liam, limpiaré tus heridas y nos contarás que jodida mierda pasó allí. ―No hables así frente a tu madre, Jon. ―Liam frunció el ceño, viéndose muy serio ante sus palabras. Jon le miró algo confundido, nadie le decía que decir y que no, excepto su madre, la miró y ella sonreía divertida mientras servía té helado en un vaso que luego puso frente a Liam. El chico
en Bustamante pareció darse cuenta y bajó la mirada―. Quiero decir, creo que una madre merece respeto y... ―Su voz disminuyó hasta que el chico quedó en silencio. ―Cuéntame qué sucedió, mientras te limpio esto ―dijo para no entrar en detalles. Tomó algodón y lo mojó con un poco de alcohol y comenzó a limpiar la rodilla del chico, era lo que parecía en peor estado. ―Mi auto se detuvo, seguramente una falla mecánica, no lo sé en realidad, porque no sé nada de autos y... ¡Dios! Mi auto, mi hermano me matará si le pasa algo, quedó abandonado y.... ―Estás divagando, Liam. ―Sus palabras detuvieron el parloteo del chico y éste se sonrojó. ―Sí, lo siento. En toda mi vida, nunca vi esa casita en esas tierras, es más, estaba seguro que esas hectáreas estaban abandonadas. Pero entré al terreno buscando ayuda para mi auto, y fue cuando los vi. Un grupo de 5 o 6 hombres, al menos los que vi, quizás eran más, estaban descargando potros. Y no estaban las yeguas así que supe de inmediato que eran robados. ―-Jon alzó la vista de inmediato y lo mismo hizo Maggi, ambos mirándolo sorprendido. ―¿Dices que eran robados? ¿Estás seguro? ―Liam asintió. ―Ya te dije, no estaban las yeguas por ninguna parte. Tú sabes, los recién nacidos deben estar con sus madres, y ahí habían por lo menos unos dos o tres recién nacidos. Y eran húngaros, pura sangres y tal vez un árabe. ―¡Maldición! Debiste decirlo antes. ―Jon se puso de pie y llamó al comisario de inmediato explicándole la situación y que llegara de inmediato. Éste le dijo que iría con algunos hombres a esas tierras y luego pasaría al RC―. ¿Te vieron? ¿Por eso dispararon? ―Liam asintió.
en Bustamante ―Juro que traté de ser cuidadoso, pero me vieron antes de que pudiera escapar, así que corrí cuanto pude, y entonces te vi, es decir, no sabía que eras tú, pero si no hubieras aparecido seguramente estaría muerto y... sin besarte. ―Lo último lo susurró, pero no fue lo suficientemente bajo como para que Jon no lo escuchara. Se consternó porque el chico siguiera diciendo lo mismo acerca de morir sin besarlo. ―Será mejor que vayas al baño y te laves, Liam. Y luego vienes a comer, has pasado por mucho. ―Sí, gracias, señora. Pero no es necesario, yo puedo... ―Maggi le miró de una forma que no itía un no por respuesta. Liam asintió y se dio medio vuelta dispuesto a salir de la cocina, pero se giró a último momento―. Señora... ¿dónde está el baño? ―Maggi sonrió divertida y guió al chico al baño. Jon no pudo evitar sonreír levemente, en cierta manera, el chico parecía... tierno. ―¿Qué estoy pensando? ―susurró para sí mismo dándose un golpe mental. Ese era el chico que le dejaba en ridículo cada vez que iba al pueblo. Lo mejor era mantenerse lo más alejado posible. Salió de la casa para esperar a Sam, quería ir a esa casa y tomar lo que le pertenecía, pero sabía que a esas alturas ya no habría rastro de los potros y los ladrones. Vio a James galopar de vuelta al rancho, seguramente el trabajo con las vayas ya estaba terminado o, había dejado a alguien más a cargo. Pero conocía a sus trabajadores, así que supuso que todo estaba listo en ese lado de sus tierras. Vio a James desmontar y soltar a Start en el corral antes de caminar hacia él. Hizo un gesto de saludo con su sombrero mientras se acercaba.
en Bustamante ―¿Cómo van las cosas? ―Tenemos el lado este y sur de las tierras listas, así que en un par de semanas estaremos listos para empezar a usar ese lado y extendernos. ―Jon asintió satisfecho―. Te ves como la mierda, ¿pasó algo? ―Si, al parecer encontramos a los ladrones. ―Eso pareció sorprender a James que se quitó el sombrero y pasó a sentarse a la hamaca. ―¿Entonces? ¿Recuperaremos a los potros? ―Jon alzó los hombros, no asegurando nada. ―Ni idea, este chico Herrera descubrió a los malditos y lo vieron, casi lo matan en el proceso, pero ya deben estar moviéndose con todos los caballos. ―¿Dónde estaban? ―En esas tierras abandonadas, cerca del KG, ya le avisé al comisario, dijo que algunos de sus hombres irían a revisar el lugar y se encargó de avisarle a los demás rancheros victimas del robo. Así que en cualquier momento llegarán todos para interrogar a Liam. ―¿Está aquí? ―Las cejas de James se elevaron. ―Si no fuera por mí, lo matan. Iba en camino a depositar el dinero al banco cuando lo vi corriendo con hombres apuntándole con rifles, nos dispararon cuando lo tuve en la camioneta, así que lo traje, estábamos más cerca que del pueblo. ―James tenía una expresión preocupada, pero luego de unos minutos sonrió divertido―. ¿Qué es tan gracioso? ―Fue tu oportunidad perfecta para matar al mocoso sin mancharte las manos ―bromeó.
en Bustamante ―Sí, lo pensé segundos antes de tomarlo del brazo, meterlo a la camioneta y arrancar por nuestras vidas. ―Rodó los ojos. Todo el mundo sabía de Liam Herrera y su constante tarea de hacer las salidas de Jon al pueblo un infierno.
Liam terminó de lavarse las manos y el rostro, su rodilla era la que más sufría, pero sus manos y su barbilla solo tenían unas pequeñas abrasiones, nada de qué preocuparse. Se secó el rostro y sonrió, le gustaba estar en ese lugar. Salió del baño y miró a su alrededor, estaba en la sala, era amplia, con un sofá de tres piezas frente a una pantalla led colgada a la pared, había muebles llenos de fotografías y adornos. Se notaba que la casa era enteramente manejada por Maggi, y le gustaba, no cambiaría nada. Era perfecta. Se acercó a uno de los estantes y tomó un marco donde salía un niño vestido de vaquero y un caballo de juguete en su mano y una gran sonrisa, inmediatamente supo que se trataba de Jon, se veía tan dulce de niño. Pasó sus dedos por encima de la fotografía, como si pudiera vivir ese momento. Jon parecía feliz, una felicidad que no estaba en sus ojos ahora. La dejó en su lugar y así continuó mirando la fila de fotos donde estaba la familia, o imaginó al menos, que era la familia de Jon. No sabía quién era quien, excepto Maggi y Jon. Salió de la sala y volvió a la cocina. Allí Maggi tenía servido un plato de comida y jugo.
en Bustamante ―Siéntate, cariño. Esperaremos a que llegue Sam para que le cuentes lo que pasó... ¿No deberías llamar a tu fam... ―Y antes de que Maggi terminara la frase, se escuchó un auto derrapando en la tierra y seguido de eso un portazo y Liam pudo escuchar claramente los gritos de su hermana. Se sonrojó. ―¡No me calmaré hasta ver a Liam! ¡Liam! ¡Liam sal aquí! ―gritó desde el exterior. Liam le dirigió una mirada de disculpa a Maggi. ―Creo que ya se enteraron... Siento el escándalo... ―susurró. No estaba causando una buena impresión. Se mordió el labio inferior mientras se ponía de pie. ―Tranquilízate Clarisse, te dije que tu hermano está bien, no sufrió daños. ―Esa era la voz de su Jon, tratando de calmar a su hermana. Suspiró y salió al exterior, preparado para el abrazo que su hermano corrió a darle cuando lo vio. ―¡Dios, Liam! Me tenías preocupada, el rumor se corrió por todos lados y creí... Dios, creí que... ―Su hermana comenzaba a hiperventilar y, a pesar de sentirse enfadado porque su hermana lo avergonzaba frente a su futura suegra, en ese minuto la amó más que nunca. ―Tranquilízate Liss, estoy bien, mírame ―susurró en su oído―. Vamos, respira, como me enseñaste... Anda, yo soy el hermano menor y tú deberías calmarme a mí, no yo a ti ―bromeó, tratando de hacerla reaccionar. Y funcionó. Su hermana sonrió divertida y besó su mejilla. ―Chico tonto ―susurró. Se alejó un poco y lo miró de pies a cabeza, su mirada deteniéndose en su rodilla por un largo minuto, seguramente
en Bustamante verificando la gravedad de la herida―. Bueno, al parecer si estás bien ―dijo al fin. Liam asintió y le dio una brillante sonrisa. ―Lo estoy, Jon me rescató, si no fuera por él quizás estarías llorando mi muerte ―comentó, recibiendo un golpe a cambio―. ¡Hey! ―No lo digas ni en broma, Liam Herrera. ―Su hermana frunció el ceño. ―Está bien, lo siento... Maggi, la mamá de Jon, me ha cuidado bien, así que tranquila. Estoy sano y salvo. ―Su hermana pareció comenzar a respirar normal y eso le hizo sonreír. Liss se apartó y miró a Jon y luego a Maggi, hizo una ligera reverencia y los volvió a mirar. ―Muchas gracias por cuidar de mi hermano ―dijo, un gesto que hizo sonrojar a Liam. Su hermana siempre lo trataba como si fuera un niño y no quería que Jon lo viera como uno, él se consideraba un adulto, su carnet lo decía. ―Liss, no soy un niño... ―susurró suavemente. Maggi rió por lo bajo. ―Liam, para tu hermana siempre serás su niño, como Jon es el mío. Vamos, entremos todos y tomémonos un café mientras los demás llegan. Querrán muchas explicaciones por parte de Liam. ―¿Quiénes tienen que llegar? ―preguntó Liss mientras entraban a la casa. Pero antes que pudieran entrar otro auto derrapó fuera de la casa de los Carter―. Es Thom ―comentó Liss. ―¿Por qué mi hermano mayor está aquí? ―preguntó Liam sonrojándose aún más, ¿no era suficiente con su hermana, así que también venía su hermano? Solo faltaba que su padre apareciera.
en Bustamante Su hermano bajó del auto y se dirigió hasta Liam, no hizo un escándalo como Liss, solo lo miró, asintió y revolvió su cabello. ―Me alegro que estés bien, hermanito. ―¿Por qué estás aquí? ¿Tan rápido se esparció el rumor? ―Thom asintió e hizo una mueca. ―Sí, vieron a las patrullas salir rápido del pueblo y todos supimos que algo había pasado, no pasó mucho cuando una mujer que estaba en la comisaría en ese momento salió con el chisme y lo agrandó un poco, porque no te veo como colador. ―Bueno, casi lo estuve, pero gracias a Jon eso no sucedió ―comentó mirando a Jon con ojos soñadores. Thom redirigió su mirada a Jon y le miró, como si estuviera comprobándolo. ―Jon ―dijo serio extendiendo su mano, Jon extendió su mano y sacudió la de Thom saludando―. Gracias por ayudar a mi hermano, es un poco despistado. ―¡Hey! Ya he dicho que no fue mi culpa, ¿¡por qué todos me culpan de que intentaran matarme!? ―dijo haciendo un puchero y dándose la vuelta, entrando en la casa enfadado. Siempre todo era su culpa, seguro que si estuviera muerto, también lo culparían de causar su propia muerte. Fue hasta la cocina y salió por la puerta trasera, corriendo lejos de la casa hacia las tierras en la parte posterior de la casa. Siempre asumían, que por haber heredado la enfermedad de su madre, era un tonto y causante de todos los males habidos por haber. Siempre era lo mismo, con su familia, con sus llamados amigos, con la gente que no lo conocía, pero conocía su historia... con sus novios... Las lágrimas comenzaron a caer sin que se diera
en Bustamante cuenta, el dolor y el miedo haciéndose presente al fin, ¡había estado a punto de morir y todos le culpaban por eso! Llegó hasta el río -no sabía que pasaba por las tierras de Jon-. Se sentó a la orilla y miró a los patos nadar, todos en familia. Apoyó su cabeza en sus rodillas y sus manos comenzaron a jugar con el césped, lanzándolo al agua. No podía dejar de llorar y se dio cuenta de que estaba empezando a entrar en shock...
en Bustamante
CAPÍTULO 4
Jon miró a Liam correr al interior de su casa y luego miró a los hermanos del chico, los miró con incredulidad. ¿De verdad habían dicho que lo sucedido le pasó por despistado? ―Siento eso ―dijo suavemente Liss―. Él suele exagerar mucho las... ―¿Exagerar? ¿En serio? ―preguntó aun sin poder creérselo―. Han estado a punto de matarlo. Nos dispararon en la camioneta, ¿y le dicen que exagera? Si yo no hubiera llegado él estaría muerto y ustedes lo tratan como si fuera un tonto que no piensa... ¿De verdad son sus hermanos? ―Negó con desaprobación y entró en la casa. No conocía suficiente a Liam, pero tenía muchas energías y más ganas de vivir que cualquier que él conociera, quizás le hacía pasar malos ratos en el pueblo o donde se encontraran, pero estaba seguro que no lo hacía con maldad. Miró alrededor de la sala y no lo vio, buscó en la cocina, el baño y la biblioteca, subió las escaleras y buscó en todas las habitaciones. No había rastro de Liam. ―Mierda. ―Volvió a salir de la casa―. Liam no está dentro. ―¿Cómo que no está? ―preguntó Liss desconcertada, no estaba seguro si era por el regaño que recibió por parte de Jon o porque su hermano no estaba en la casa―. Él entró.
en Bustamante ―Seguramente salió por la cocina ―comentó Maggi, viéndose realmente preocupada. Ella también desaprobaba la reacción de los hermanos de Liam, pero también sabía que lo hicieron sin mala intención y que no lo culpaban realmente, solo era su manera de preocuparse―. Creo que será mejor que lo busques en la parte trasera, Jon ―dijo mirando a su hijo, quien le devolvió la mirada y asintió. ―También iré ―dijo Thom, pero Maggi negó con la cabeza. ―Ustedes mejor acompáñenme a tomar una taza de café, creo que Liam necesita un poco de tiempo, ha pasado por mucho en muy pocas horas. Y ustedes no son sus personas favoritas en estos momentos. ―Thom y Liss se miraron, viéndose culpables. Thom pasó su mano por su cabello y suspiró. ―Está bien, luego hablaremos con él. ¿Sabe en cuanto tiempo estará por aquí el comisario? ―preguntó a Maggi mientras entraban a la casa. Jon los vio entrar y él se dirigió a la parte trasera de sus tierras. No sabía por qué estaba haciendo esto, pero lo estaba haciendo y tampoco iba a dejar al chico solo por ahí en el estado en que estaba. Todavía no lo veía llorar, o demostrar miedo por lo que sucedió, se veía perfectamente bien y eso no era normal. No, definitivamente no era normal. Con ese pensamiento caminó alrededor del lugar. Buscó en los establos, en la bodega donde estaba el heno y las semillas, y nada. El chico se había ido a otro lugar, cuando se iba acercando al río, casi en el límite de sus tierras, pudo divisar un bulto tras un árbol. Se apresuró y mientras se acercaba confirmó que se trataba de Liam. Aminoró sus pasos hasta que estuvo de pie tras el chico. Se aclaró la garganta y esperó a que Liam le mirara. Pero no obtuvo respuesta.
en Bustamante ―Hey... mocoso... ―Vio los hombros de Liam tensarse y luego un rostro rojo le hizo frente. Liam se puso de pie lentamente, restregando sus ojos, seguramente limpiando las lágrimas. ―Jon... ¿Qué haces aquí? ―preguntó casi en un susurro. ¿Realmente estaba viendo a su amado Jon? ―Bueno... ―¿Qué estaba haciendo allí? Jon no tenía idea, solo hizo lo que sus pies hicieron. No soportó ver tanto dolor en la expresión del menor, aun cuando el chico era su maldición―. Solo me preocupa que no estés en la casa cuando Sam llegue, así que vine por ti. ―Los ojos que habían estado brillando, parecieron apagarse nuevamente, pareciendo desilusionado. ―No era necesario, de todas maneras ya estaba por regresar. ―Liam le entregó su sonrisa más grande, aunque era la más falsa que alguna vez dibujó en su rostro. Por un segundo creyó que Jon se había preocupado por él. Suspiró y se abrazó al gran brazo del vaquero―. Pero no me negaré a que me lleves, ¿sabes? Jon, me gustas y te amo --dijo sonrojándose de forma infantil. ―No digas estupideces, no me conoces. Vamos, regresemos, tus hermanos deben estar preocupados. ―Sí, sobre eso, siento que hayan actuado así. No soy un niño, no me canso de decírselos, pero ellos me siguen tratando como uno. Jon, no creas que soy un niño, juro que no lo soy y lo que pasó... No fue mi culpa, no soy un masoquista o un chico con ansias de suicidio. Yo solo... de verdad, solo fue un accidente y... ―Shh... Lo sé, Liam. Sé que no querías meterte en líos. Es solo que siempre te sucede algo. No creo que tus hermanos pienses que hagas esto a propósito.
en Bustamante ―Pfff, eso no fue lo que dijeron ―comentó rodando los ojos. Jon sonrió divertido y comenzó a caminar un poco más rápido. Sintió varios autos estacionarse en sus tierras así que apresuró el paso. Cuando llegaron no se equivocó al pensar que era Sam y algunos capataces de otros ranchos, seguramente también víctimas de los robos de sus caballos. ―Vamos, entremos por la cocina. ―Liam asintió, pero no se soltó del brazo de Jon. Justo cuando abrieron la puerta, su hermana iba a salir por la cocina. ―Al fin, todos te esperan. ¿Estás bien? ―Liam asintió lentamente y caminaron a la sala. El comisario se puso de pie y fue a saludar a ambos con un apretón de manos. ―Liam, supe lo que pasó, ¿necesitas atención médica? ―No, estoy bien, Maggi y Jon me cuidaron bien. ―Bien, me alegro --dijo sinceramente―. Ellos son Henry Togo, Alex Hernández y Miguel Contreras. ―Sí, los conozco. ―Liam saludó a cada uno con un gesto con su cabeza. ―A ellos también les robaron sus caballos y quieren saber lo que viste. Fui personalmente hacia donde me dijo Jon que había sido el ataque y efectivamente, había rastros de disparos y de que alguien habitó esa casa al menos el último par de días, hay huellas de caballos, específicamente de potros, así que eso nos confirma que los ladrones estaban allí. ―Lo sé, vi lo que hacían, se lo dije a Jon, ellos estaban robando caballos. Aunque no tenía idea que a Jon también le habían robado. ―Miró al gran vaquero sintiéndose culpable y luego a los otros hombres―. Siento
en Bustamante no haber hecho nada más, de verdad no sabía que esos caballos eran de ranchos de por aquí. ―Tranquilízate, Liam. Nadie aquí te culpa, es más, te estamos agradecidos, si no fuera por ti aun no tendríamos nada, ahora al menos tenemos una ligera pista. Dime, ¿reconociste alguno de los rostros que viste? ―Liam pensó por un momento y luego negó. ―Lo siento, no conocía a nadie de los que vi. ―Inmediatamente vio los rostros de decepción en todos quienes estaban allí, pero el que más le remeció fue a expresión de preocupación de Jon. Suspiró―. Pero quizás, puedo decirte algunas cosas que recuerdo de ellos y puedes dibujarlo, así como en las películas. Recuerdo a dos de ellos, los que me dispararon. ―Sam sonrió y revolvió el cabello de Liam. ―Un retrato hablado, eso sería genial, no se me había ocurrido, ¿crees que mañana tendrás sus rostros aun en tu cabeza? Quiero que descanses, pero si se te pueden olvidar, prefiero que vayamos juntos a la comisaría. ―Vayamos ahora, así recuerdo todo como ahora. ―Bien, vamos, te llevo ―dijo Sam tomándolo suavemente del brazo. ―Vamos atrás tuyo, hermanito ―dijo Liss que los seguía junto a Thom. Liam subió al lado del pasajero de la patrulla. Sus hermanos subieron en sus autos, miró a Jon y a Maggi por última vez antes de salir de sus tierras, le sonrió a su amado antes de desaparecer de su vista. ―¿Demoraremos mucho, comisario? ―Dime Sam, y el tiempo depende de ti. Si crees que tienes los rostros claros, entonces no será más de una hora u hora y media. ―Liam asintió y sonrió levemente.
en Bustamante Ese día había sido una oscura, pero lo más sorprendente es que había sido el día donde había cruzado sus primeras palabras con Jon, sin estar discutiendo, claro. ―Sam, ¿alguna vez estuviste enamorado? ―Sam elevó una ceja y sonrió con curiosidad. ―Claro, ¿por qué? ―Estoy enamorado y quiero que me vea, quiero que se dé cuenta de que todo lo que hago, lo hago por amor. ―Liam miró a Sam―. ¿Qué crees que debería hacer? No quiero que me vea como un loco, no quiero que me vea como una molestia, yo... quiero que me ame. ―Sam se sorprendió de escuchar el quiebre en la voz del muchacho Herrera. Se detuvo y estacionó a un lado para poder mirarlo. ―Liam... ¿por qué pensaría que estás loco? Sé que has hecho algunas locuras para llamar la atención de Jon, pero eso no te hace loco. Y si lo eres, eres un loquito estupendo ―comentó tratando de animar a Liam. ―¿Estupendo? ―preguntó sonriendo, con las lágrimas humedeciendo sus ojos. Soltó una suave risa―. Es la primera vez que me llaman estupendo. Gracias Sam. ¿Quieres ser mi amigo? ―Creí que lo éramos en el momento que estreché tu mano. Vamos, tienes retratos que hacer y luego te llevaré personalmente a tu casa para que descanses. ―Liam asintió, feliz de tener un amigo. ―Gracias, Sam.
en Bustamante
OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER Día de Locos Hoy fue un día de locos, creo que no lo creerías si fueras un amigo de carne y hueso. Mi auto falló —por cierto, no tengo idea que será de mi auto, mañana le preguntaré a Sam, luego te diré quién es Sam—, y no se le ocurrió nada más que detenerse cerca de unas hectáreas en donde se estaba realizando un crimen. Bueno, eso suena dramático, ¡pero es un crimen! En realidad, estaban los ladrones de caballos. Me di cuenta de eso, porque mi padre me enseñó bien sobre caballos y sé que los potros no están sin las yeguas hasta cierta edad y esos definitivamente tenían algunos días de nacidos, nada más. En fin, ¿el resultado de eso? Me salieron persiguiendo con escopetas y hubiera muerto si no fuera por mi príncipe, si, Jon. Jon me rescató, cuidó de mí… Me llevó a su casa y ahí estuve hasta que llegó el comisario. El comisario es Sam, mi nuevo amigo. Creo que en algún momento entré en shock, porque hay partes de mi día que no recuerdo. Pero eso es lo que menos importancia tiene en esta historia. ¡Jon me habló! Y lo hizo con amabilidad, ¿lo puedes creer? Cada día lo amo más y sé que hoy conoció algo distinto de mí, no al chico que siempre fastidia a sus bitchsamigas —¿entiendes el concepto? Bitch es igual a perras, perras más amigas, perramigas jajaja—. En conclusión, creo que Jon comenzó a amarme y yo lo amo más. ¿Pero sabes algo? Algo que no me agradó de todo el día fue que uno de los rancheros miraba a Jon con cara de… bueno, sus ojos tenían un brillo extraño.
en Bustamante ¿Será mi imaginación? Ni si quiera recuerdo el nombre, Sam los nombró a todos, pero tenía demasiadas cosas en mi cabeza en esos momento como para prestar atención a algo más que Jon. Hice los retratos que me pidieron y creo que fueron bastante parecidos a los rostros que tengo en mi mente. Espero no tener pesadillas, ya sabes, otra más. Me voy a descansar, mañana debo ir a trabajar, me falta la mitad del dinero para el regalo de Jon. ¡Falta muy poco! Siempre tuyo y de Jon. Liam
en Bustamante
CAPÍTULO 5
Pasaron algunos días desde lo sucedido con los caballos robados. Según lo que Jon había sabido por Sam, no tenían muchas pistas para poder encontrar a los responsables de los robos. Los retratos que Liam había dado fueron enviados a la ciudad para ver si se podía hacer un reconocimiento facial con alguna persona en el sistema, ya que no eran rostros conocidos en el pueblo donde vivían. Aun así, los retratos habían sido pegados por todo el pueblo dando aviso a los demás rancheros sobre los robos, para prevenir que hubiera más. Jon se terminó de arreglar para su gran noche. Era su cumpleaños, oficialmente tenía 31 años y los iba a celebrar con todo lo que pudiera. Amigos, chicas, música y alcohol. ¿Había algo mejor? Bajó las escaleras y buscó a su madre por la casa, encontrándola en su sala de tejer, entró y besó su mejilla. ―Me voy, mamá. No sé a qué hora llegue, así que no me esperes. ―Está bien, ten cuidado y si vas a beber busca a alguien que te traiga o quédate con alguno de los chicos, el camino del pueblo hasta aquí es peligroso. ―Lo sé. Sonrió divertido mientras se ponía su viejo sombrero y se subía a su camioneta.
en Bustamante Media hora después, estaba estacionando fuera del bar. Aseguró su camioneta y entró hasta el lugar donde ya estaban sus amigos, caminó directo a la mesa donde estaban ellos y algunas chicas del pueblo, a algunas las conocía desde la escuela, a otras nunca las había visto. Recibió los abrazos de sus amigos con felicitaciones por su cumpleaños y besos en la boca por parte de las chicas. Una camarera se acercó y le sonrió de forma seductora. ―Ésta va por la casa, guapo. ―Besó su mejilla y le dejó una botella de cerveza, sus amigos aplaudieron y comenzaron a silbar a la mujer. ―Gracias, ¿cómo te llamas? ¿También vienes en el paquete de regalos? ―preguntó Dominic, uno de sus amigos. Ella sonrió y le guiñó un ojo. ―Soy Emilia. Mi turno termina en dos horas, si todavía están aquí, me uniré a ustedes. ―Te estaremos esperando ―dijo Jon guiñándole a un ojo a Emilia.
Liam tomó el regalo desde la parte trasera del auto y caminó al porche de la casa de Maggi y Jon. Su estómago tenía mil maripositas revoloteando, nada explicaba esas cosquillas en su estómago. Porque no eran nervios, ¿por qué iba a estar nervioso por ir a darle un regalo a Jon, el amor de su vida? Suspiró y miró al cielo, estaba nublado y las nubes estaban cargadas, algo le decía que iba a ser una noche con lluvias. Tocó la puerta y por un momento creyó que no había nadie, pero la luz del porche se encendió y solo un minuto después Maggi salió envuelta en su bata. Liam mordió su labio inferior. Quizás venir a las 2 de la mañana no fue
en Bustamante una idea muy cuerda. Pero, ¿cuándo había estado cuerdo? Sonrió a Maggi como disculpa. ―Te saqué de la cama ―dijo como cuestión de hecho. Maggi sonrió e hizo un gesto con la mano como descartándolo. ―No te preocupes, cariño ―dijo suavemente y besando su mejilla―. ¿Qué te trae por aquí a las 2 de la mañana? ―Bueno, yo... Vine a entregarle su regalo a Jon, estaba tan entusiasmado que no podía dormir y entonces quise venir ahora mismo, después de todo ya es 15 de Junio, ¿verdad? Son después de las 00:00 hrs. Y eso significa que ya es el cumpleaños de tu hijo, aunque no quiero despertarlo, si está durmiendo te lo puedo dejar a ti y... ―Detente ahí, Liam ―dijo Maggi divertida, se sorprendía de lo rápido que hablaba este niño―. Jon no está durmiendo, de hecho, no está en casa. Fue a celebrar su cumpleaños al pueblo, al Bar de Moe, quizás puedes ir a dejarle el regalo personalmente. ―Maggi sabía que su hijo podría molestarse por decirle a Liam donde estaba, no sabía de lo que era capaz de hacer Liam si encontraba a su hijo en una situación... poco agradable. Liam se decepcionó al saber que Jon estaba con otras personas celebrando su cumpleaños. Agradeció a Maggi y volvió a su auto. Pensó sus opciones y asintió con la cabeza para sí mismo, iría a ese bar, aunque no tenía idea donde quedaba.
Jon estaba borracho.
en Bustamante Si, sabía que estaba borracho, porque si estuviera en sus cincos sentidos no estaría con dos chicas en el sofá del bar y en esa situación. Estaría en algún motel. Una era la camarera -de la cual no recordaba su nombre- y la otra era Gina. Una besaba su cuello y la otra estaba llegando con su boca a su entrepierna. Sus amigos también tenían algunas chicas en sus piernas, Peter estaba teniendo sexo con una justo en la esquina de la sala privada que Dominic había arrendado para ellos. Eso era un alivio. No creía que pudiera ver a nadie del pueblo a la cara si alguien lo veía teniendo sexo, aun con lo machista que era ese pueblo, no querría que su madre se enterara de sus aventuras sexuales. Y los rumores allí corrían como el viento. ―Oh, mierda ―gimió cuando la camarera abrió sus pantalones y lamió la punta de su polla―. No juegues ―ordenó. Emilia sonrió y justo cuando iba a meter ese gran y delicioso miembro a su boca, sintió que algo frío se derramaba en su cabeza. ―¿¡Qué demonios!? ―Gritó ella. Jon abrió los ojos y gimió. ―No es cierto ―murmuró.
Liam demoró media hora en llegar al pueblo y otros 20 minutos en encontrar el bar, para haber vivido allí toda una vida, se sorprendía de aun no terminar de conocer su pueblo. Tomó el regalo y nuevamente esas maripositas en su estómago se hicieron presentes mientras se acercaba al bar y aún más cuando estuvo
en Bustamante dentro. Arrugó la nariz por el olor, combinación de tabaco, alcohol, orina y hasta vómitos. Un olor nauseabundo, ni si quiera quería saber cómo olía el baño de ese lugar -si es que tenía. ―Vamos Liam, no debe ser difícil encontrar a Jon ―susurró para sí mismo. Buscó con la mirada a Jon, pero no había rastro de él. Suspiró, buscando a alguien que pudiera ayudarle a encontrar a su Jon. Se acercó a la barra y el chico tras ella le sonrió acercándose. ―Oye, un chico como tú en este lugar... ―comentó como saludo. Liam frunció el ceño sin entender, ladeo la cabeza levemente. ―¿A qué te refieres con un chico como yo? ―El chico sonrió y se agachó, sacó una caja de jugo y se la pasó a Liam. ―No creo que vengas a beber, te ves demasiado bueno. ―No soy bueno y soy un hombre, también bebo, solo... que no me gusta mucho. ―Terminó susurrando y bebiéndose su jugo. ―¿A qué vienes, chico lindo? ―Liam recordó por qué estaba ahí y dejó su jugo en la mesa. ―Oh, sí. Vengo a entregar su regalo a Jon ―dijo mostrando el paquete―. Está de cumpleaños, me dijeron que había venido aquí. ―Ya veo, llegas un poco tarde. La celebración empezó hace varias horas. Ve por ese pasillo, dobla a la derecha, la puerta frente del baño. Es una sala privad que arriendan para cumpleaños y esas cosas. Es el único cumpleaños de hoy. ―Muchas gracias ―dijo con una gran sonrisa. Ya un poco más tranquilo, siguió las indicaciones del chico y llego hasta la puerta. Tomó varias respiraciones, no era como si fuera a
en Bustamante encontrarse a una cita a ciegas con Jon, per esperaba entregarle el regalo y recibir un beso en agradecimiento. Se sonrojó ante la idea y con una gran sonrisa abrió la puerta. Sus ojos se abrieron enormemente por la sorpresa ante lo que veía. ¿Eso era a lo que llamaban orgía? Un grupo teniendo sexo, ¿verdad? Interiormente, esperaba que Jon no estuviera entre ellos, y mientras buscaba el rostro familiar su mirada se centró en el sillón, Jon estaba con dos mujeres. Y una de ellas era la chica a la qué mojó en la plaza. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero las contuvo. Jon tenía que estar borracho, drogado... No había manera de que estuviera haciendo ESO. La ira por esas mujeres y esos amigos mala influencia lo abrumó. Dejó caer el regalo y tomó dos botellas de una de las mesas y las volcó en las cabezas de las mujeres, las ganas de tomarlas del pelo y arrastrarlas por el suelo eran enormes, pero ante todo era hombre y tenía respeto por las mujeres... Bueno, respeto por algunas, no todas. ―¿¡Qué demonios!? ―¡Aléjate de él, perra! ―Las alejó tirándolas lejos de Jon. ―¡Otra vez tú! ―Gina se puso de pie y se lanzó contra Liam, pero Liam la esquivó yendo a Jon, tomando su mano. ―Vamos, Jon. Te sacaré de aquí, te salvaré de esta gente. ―¿Salvarme? ―preguntó, no estaba tan borracho como creyó―. ¿De qué hablash, mocosho? ―Esta vez las palabras salieron arrastradas. ―Estás borracho, vamos Jon. Mañana te arrepentirás de esto. ―Deja a Jon tranquilo, es su cumpleaños, y lo está celebrando como un hombre. Con nosotras.
en Bustamante ―Jon, vamos. Te traje un regalo. ―Liam buscó el regalo en el suelo y lo encontró. Fue por él y se lo pasó al más alto―. Es para ti, yo... ―Pero antes de que terminara, Jon había lanzado su regalo lejos, como si fuera una basura. ―Lárgate de aquí, Liam. No te invité a mi cumpleaños. ―Se aclaró la garganta y tomó su vaso de cerveza y la bebió de un sorbo. Tomó a Gina de la muñeca y la acercó a su cuerpo, abrazándola―. Ella es mi invitada especial ―dijo acariciando su nariz en su mejilla. Miró a Liam y frunció el ceño―. Vete. ¿Qué no escuchas? ―Pero Jon... ―susurró Liam con la voz quebrada. Sonrió, pese al dolor que esas acciones provocaban―. Yo... me esforcé mucho por comprarte tu regalo y... ―No me interesan tus historias, yo quiero tenersh sexo con estas mujeres y estás... estás interfiriendo. ¿O es qué quieres ver como las penetro y las hago gritar? ―Liam se cubrió la boca con la sorpresa, negando, sin palabras. Jon enredó sus largos dedos en el cabello de Gina y la acercó a su boca, besándola con pasión, sin importarle que Liam, ni que nadie estuviera ahí. Liam comenzó a retroceder lentamente, no podía creerlo. Una risa le hizo desviar la mirada, uno de los hombres ahí se estaba acariciando mientras lo miraba. ―¿Qué pasa loquito? ¿Jon te rechazó? Si quieres una polla en tu culito, puedo ofrecerme ―dijo con una sonrisa repugnante. Liam ahogó sus sollozos en su mano, tomó el regalo, ahora el papel destruido y lo dejó donde estaba la chaqueta de Jon.
en Bustamante ―Te dejaré el regalo aquí, Jon. Puedes hacer lo que quieras con él ―dijo, aun cuando Jon seguía besando a esa mujer y tenía sus manos tocándola por todos lados. Liam sintió ganas de vomitar. Ese no era el Jon al que amaba, no podía ser que Jon fuera ese tipo de hombres. ―No. Por favor no ―susurraba mientras salía de esa habitación infernal―. Por favor que sea una pesadilla. Jon no es así. ―¡Siii! Más Jon, más duro... aah, sii... ―Los gemidos se escuchaban a través de la puerta, Liam se cubrió los oídos y salió de allí corriendo. En su apuro chocó con alguien, cuando elevó la mirada vio a Sam y no pudo hacer más que abrazarlo. ―¿Liam?... ―Sam estaba sorprendido de encontrar a Liam en ese bar de mala muerte. No era la clase de chico que se emborrachara o se quedara a esas horas lejos de su casa―. ¿Qué haces aquí? ―Yo... Sam, llévame a casa, por favor. No creo que pueda manejar así. Si lo hago voy a chocar y luego morir. Aunque quizás sea lo mejor. ―Comenzó a divagar. Sam lo pensó unos momentos, había tenido mucho trabajo y no llegó al cumpleaños de Jon antes. Lo dudó unos segundos, pero asintió. Evidentemente Liam no se encontraba bien. ―Está bien, espérame aquí, ya vuelvo. Iré a ver a Jon, le explico y... ―Liam de inmediato empezó a negar. ―¿Tú también, Sam? ¡¿También vas a ir ahí y... y tendrás sexo con esas mujeres prostitutas de mierda?! ―Sam abrió los ojos sorprendido, en el poco tiempo en que conocía a Liam realmente, nunca lo escuchó hablar de esa manera.
en Bustamante ―¿Sexo? ¿De qué... ―Antes de terminar la pregunta, supo qué le pasaba a Liam―. Vamos, otro día hablaré con Jon.
en Bustamante
OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER La peor noche Creo que esta fue una de las peores noches que he vivido. Si no fuera por Sam, no estaría escribiéndote y contándote como fue el cumpleaños de Jon. Mi día lo comencé ilusionado, feliz, junté el dinero para el regalo de Jon. Horas extras, trabajos extras y lo logré. Lo envolví yo mismo y lo mantuve en mi auto todo el día, aun cuando no era necesario. Mi idea era entregárselo mañana, bueno, hoy durante el día -ya son las 4:30 de la mañana-. Pero mis ansias me ganaron y fui a su casa a las 2 de la mañana. Fue una idea absurda, lo sé. Pero soy yo. Maggi me dijo dónde estaba y fui allí. Empiezo a creer que si, tal vez si soy un tonto como muchos me llaman, porque si hubiera esperado un poco, no estaría con un corazón roto. Llegué allí y resultó que celebraba su cumpleaños en el bar, en una sala privada. Cuando entré había hombres y mujeres, teniendo sexo, una orgía. Por cierto, nunca vi una orgía, ahora ya sé de qué trata y es repugnante. Se supone que el sexo debería ser íntimo, no algo que compartir con amigos. Que te vean en esa situación… No lo entiendo. En fin, Jon estaba allí, con dos mujeres, yo supe de inmediato que Jon no estaba en sus cinco sentidos, así que me dispuse a ser su héroe, pero nada resulta como uno quiere. Bañé a las chicas con alcohol, las alejé de él y tomé su mano, pero él me alejó. Me dijo que me fuera al infierno… Bueno, no es así, me dijo que me largara
en Bustamante de su cumpleaños, porque yo no estaba invitado, le entregué mi regalo y ni si quiera lo miró. ¿Puedes creerlo? Con todo lo que me costó juntar el dinero… Yo creí que Jon era distinto, creí que era gentil, un caballero, que jamás dañaría a alguien intencionalmente, pero lo hizo. Él sabe lo que siento por él, sabe que lo amo, sabe que todas las locuras que hago son por amor y él me despreció. Él me humilló frente a todos sus amigos y frente a sus perras. ¿Por qué lo hizo? ¿Tan molesto soy? ¿De verdad logré que me odiara como todos me dijeron? Yo solo quería que me viera. Y ahora que lo hizo, fue para restregarme que es recto como una tabla, que me odia y que me pierda de su vida. ¿Es eso lo que debo hacer? Sam me dijo que Jon actuó de esa forma por el alcohol, pero dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. He decidido cambiar. Ya no me comportaré como un niño, quiero que Jon me ame, pero tampoco estoy dispuesto a que me humillen. No quiero rogar más. Él desechó mi amor y ahora le voy a demostrar lo que se perdió. Sam me ayudará, te contaré lo que viene en mi historia. Prometo que Jon será el que me busque ahora. Siempre tuyo… y ya no tan completamente de Jon Liam.
en Bustamante
CAPÍTULO 6
Jon despertó con un terrible dolor de cabeza. Su boca apestaba y tenía calor, lo que hacía que estuviera sudando. Su camisa se pegaba a su cuerpo. Se trató de mover, pero un peso en sus piernas se lo impidió. Miró hacia abajo y gruñó, no podía creer que realmente lo hubiera hecho con las dos mujeres y que además se hubiera dormido con el condón en su polla, sacárselo iba a ser un dolor en el culo. Miró a su alrededor, sus amigos desparramados por toda la habitación y no pudo sonreír divertido. Esa había sido una noche algo extraña. Su mirada se detuvo en un rincón, donde un regalo medio abierto estaba tirado, frunció el ceño, no recordaba haber recibido un regalo alguna vez, excepto de su madre y sabía muy bien que el regalo de su madre le estaría esperando en la casa. Se zafó de las mujeres y se puso de pie, hizo una mueca cuando el condón con semen se hizo notar. Se lo sacó con cuidado, si había algo que un hombre sabía era que el semen seco en esa parte no era bueno. Fue hasta el pequeño baño y se lavó como pudo, ya llegando a su casa se bañaría. Cuando volvió al cuarto algunos de sus amigos ya estaban despertando. ―Hey Jon, feliz cumpleaños ―dijo uno de ellos divertido―. Aunque tu cara no se ve feliz. ―Me duele la cabeza, hombre, y me dormí con el condón puesto ―comentó bostezando. Dominic hizo una mueca.
en Bustamante ―Mierda, eso duele ―dijo sonriendo divertido―. Vamos a desayunar, yo invito, pero no se acostumbren. Los hombres hicieron una mueca mientras se levantaban y arreglaban la ropa, eran seis chicos además de las 8 mujeres que los fueron a acompañar. Sorprendente. De ellas, la única que le preocupaba dejar allí era Gina, así que se encargó de despertarla. ―Dom, ¿quién trajo ese regalo? ―¿Qué regalo? ―Jon apuntó hacia el regalo en el rincón en el suelo y Dominic lo miró, pensando un momento y luego su expresión se tornó con reconocimiento―. Oh, ese regalo. Te lo trajo ese niño, el que te hace escándalos cada vez que te en el pueblo. ―¿Liam? ―Jon frunció el ceño, no recordaba a Liam viniendo a...-- Oh mierda, no me digas que vino aquí... ―Lo hizo y por lo que recuerdo, no fue lindo ―comentó mientras terminaba de arreglarse la camisa―. Lo trataste muy mal Jon, creo que... ―Sus palabras fueron cortadas por el gemido de Gina despertándose, se puso de pie y se abrazó a Jon, besando sus labios. ―Feliz cumpleaños guapo, anoche fue fantástico. Pero Jon no estaba prestando atención, sus ojos estaban centrados en el regalo de Liam, no quería recordar lo que había sucedido, no quería saber que palabras habían salido de sus labios. ―¿Recuerdas si el chico Herrera vino anoche?
en Bustamante ―¿Herrera? ¿El loco? Claro, quería sacarte de aquí. Decía que estabas muy borracho, pero lo pusimos en su lugar así que no te preocupes, no creo que te moleste más, después de todo hiciste que te viera teniendo sexo con nosotras. Sudor frío empezó a correr por la espalda de Jon y no sabía por qué, quizás porque no sabía lo que había sucedido y tenía miedo de haber dañado a un niño que a pesar de todas sus locuras, era inocente. ―Mierda, mierda... ―Jon miró a Dominic que tenía una meca de malestar. ―Lo siento amigo, todos estábamos muy borrachos como para hacer algo, tampoco es como que recuerde lo que sucedió con detalle, solo recuerdo que hubo gritos y que el niño salió llorando de aquí. ―Antes de que Jon pudiera decir nada, alguien tocó la puerta y uno de los chicos del bar entró. ―Hey, ¿pasaron una buena noche? Ya es hora de que salgan, tengo que limpiar el lugar y apesta... y ustedes también ―bromeo sonriendo divertido. ―Sí, muy bien, gracias por todo ―dijo Jon saliendo de su estado de trance. Caminó hasta el regalo y lo tomó, terminando de sacarle el envoltorio abrió sus ojos con sorpresa. Era un Cowboy Costa y Soler café2. ―Mierda, Jon. El chico tuvo que gastar todo sus ahorros. ―Jon pensó lo mismo mientras miraba el sombrero. Era muy lujoso, no era un sombrero
2
en Bustamante que pudiera usar mientras limpiaba los establos o mientras les daba de comer a sus caballos. Su amigo lo tomó de su mano para mirarlo, sus ojos se salían―. Buena mierda este chico, si no lo quieres me lo quedo si me va a dar regalos así. ―Jon golpeó la parte trasera de la cabeza de Dominic. ―No hables así, idiota. ―Amigo, si no vas y te disculpas con el chico, cada vez que veas tu regalo te sentirás como la mierda. ―No es eso lo que me preocupa, sino de donde el chico sacó tanto dinero...
Liam suspiró mientras se recostaba sobre el mostrador de la florería. No podía quitarse de la cabeza lo que sucedió con Jon la noche anterior. La imagen de Jon besando a esas mujeres, los gemidos de ellas cuando Jon las tocaba... Aun cuando no pudo dormir y teniendo el estado de ánimo que tenía, tuvo que ir a trabajar, no podía faltar después de todo el dinero que le debía a Jenny. Había necesitado mucho dinero para los regalos que le dio a Jon, todos le dijeron que no gastara tanto, pero pecó de ingenuo y creyó que Jon estaría feliz, pero ni si quiera miró su regalo. ―¡Aaaahhhhh! ¡Soy un tonto! ―se gritó así mismo golpeando su cabeza. ―¡Hey! ¿Qué haces? ―Liam alzó la mirada y vio a Sam parado en la entrada de la florería con su uniforme de comisario.
en Bustamante ―Pensando en lo tonto que soy por haber gastado tanto dinero en el tonto e idiota e infeliz de Jon. ―Vaya, del amor al odio ¿eh? ―preguntó Sam divertido acercándose. ―No lo odio, eso es lo peor. Yo lo amo... todavía... ―susurró. ―Tranquilízate, seguramente Jon ya se habrá recuperado de la borrachera, habrá visto tu regalo y en cualquier momento vendrá a verte y pedirte disculpas. ―Los ojos de Liam brillaron con esperanza. ―¿Tú crees? Yo lo perdonaría... un error lo comete cualquiera... Él no es tan perfecto como pensé, pero lo sigo amando. ¿Tú qué crees, Sam? ―Yo creo que deberías salir conmigo a comer un helado y así comenzar con nuestro plan ―dijo guiñándole un ojo a Liam. Liam rió divertido, pero negó. ―No puedo, Jenny está ocupada con cuentas y no puedo dejarla sola, mi hora de almuerzo ya terminó. Deberías haber venido antes ―comentó. ―Está bien, entonces ¿te parece si te llevo a cenar? ―Sí, eso sí estará bien, pero tú pagas, porque yo estoy en banca rota. ―Dalo por hecho. Entonces nos vemos en un rato, te paso a buscar. ―Gracias, Sam. Eres un gran amigo. ―Lo soy ―dijo sonriendo. Hizo un gesto con su sombrero y se fue. ―Me pregunto por qué Jon no es así conmigo, tal vez si me acercara a él, pero de otra manera... ―susurró para sí mismo viendo como Sam desaparecía de la calle frente a la florería. Sacudió su cabeza para disipar todos sus pensamientos respecto a Jon, se dijo que tenía que pensar menos en su amado Jon y más en sí mismo, si hubiera pensado así antes de la noche anterior hubiera sabido que era muy mala idea regalarle ese sombrero tan
en Bustamante costoso a Jon. El timbre del teléfono lo sacó de su ensoñación―. Florería Jenny, habla con Liam, ¿en qué puedo ayudarle? ―Hola querido, habla Sonya, te pedí un gran arreglo para un matrimonio, ¿recuerdas? ―Si, por supuesto, ¿quiere agregar algo más? ―Sí, quisiera cambiar las flores, en vez de solo rosas rojos, quiero rosas blancas y una roja por ramo, y en vez de 30 arreglos voy a necesitar 40 y 10 con 5 lirios. --Liam comenzó a anotar los detalles de todo lo nuevo que la señora le dictaba. Era el pedido más grande que tenían en mucho tiempo, estaba contento y a la vez algo preocupado por no poder terminar a tiempo la entrega. ―Perfecto, todo anotado, si quiere agregar, quitar o cambiar algo solo tiene que volver a llamar. ―Gracias querido, que tengas una buena tarde. ―Igual usted ―dijo antes de colgar. Suspiró y miró los arreglos que ya había comenzado, se vio obligado a desarmar todo y empezar de nuevo.
El dolor de cabeza de Jon persistía y no dudaba que seguiría durante lo que restaba del día. Si no fuera así, no sería una reseca, ¿verdad? Luego de desayunar con sus amigos volvió a su casa y directo a su cuarto, en ese momento no tenía cabeza para pensar en lo que había hecho la noche anterior, pero ahora que despertaba sí y lo recordó con solo ver el sombrero costoso que había dejado colgado en la puerta de su cuarto.
en Bustamante Se restregó la cara y miró al techo. Primero debía volver a verse normal, luego comer y finalmente iría a hablar con Liam y le pediría disculpas por lo que sea que hubiera hecho la noche anterior. Aun no recordaba, pero según Dominic fue bastante malo y eso que tampoco recordaba el escenario completo. Se levantó y fue directo al baño, hizo sus deberes y se dio una ducha reparadora, se vistió y se dijo que no se estaba vistiendo con su mejor ropa para ir a pedir disculpas a ese mocoso, aunque supiera muy en el fondo que lo estaba haciendo. Cuando llegó a la cocina, su madre lo esperaba con un almuerzo y un trozo de pastel. ―Buen día hijo, feliz cumpleaños ―dijo antes de abrazarlo con fuerza. ―Gracias, mamá. ―Se sentó y comieron en un silencio cómodo. ―James dijo que te tomaras el día libre, que él podía encargarse del rancho por hoy. ―Sí, me lo dijo ayer, por eso hoy dormí hasta tarde. Me gusta el trabajo aquí, pero es bueno tomarme un día libre de deberes. ―Por cierto, anoche vino Liam, ¿te fue a ver al bar? ―Jon miró a su madre y maldijo. ―¿Tú le dijiste donde estaba? ―Por supuesto, él tenía un regalo para ti y era bastante tarde, me pareció bien decirle donde celebrarías tu cumpleaños. ―Mamá, te agradecería que no vuelvas a hacer eso. Sabes que Liam no me agrada y gracias a ti ese chico no pasó el mejor momento de la historia. ―¿Por qué? ¿Qué le hiciste?
en Bustamante ―Es lo de menos, pero sucedió gracias a ti y tu gran boca. ―No me hablas así, Jon Carter. Soy tu madre. ―Y yo tu hijo, si no invité a Liam fue por algo, tú no tenías por qué decirle donde demonios celebraría mi cumpleaños. Jon tomó su sombrero y salió de la casa directo a su camioneta. Sabía que su madre no tenía la culpa -en su totalidad-, pero no tenía con quien sacar la rabia que tenía. ¿Por qué a Liam se le ocurriría aparecerse en su fiesta?
―¡Ya está! ―exclamó Liam animado poniendo el último toque al último de los 10 ramos de lirios que le habían pedido, Los dejó todos en sus respectivos jarrones, limpiando sus pétalos con suavidad antes de dejarlos bajo la lamparilla de luz solar artificial. ―Quedaron hermosos, tienen un talento innato Liam ―comentó Jenny observando los ramos―. Me gustan, puedes irte. Haré un par de los ramos de rosas que pidieron para mañana y algunos de la señora de la boda, mañana continúas, por hoy has trabajado mucho más de lo normal. ―Es que has estado ocupada, además me has ayudado mucho, tengo que recompensarte de alguna forma. ―No seas idiota, sabes que lo hago porque te tengo mucho cariño, eres un gran chico y no me negaría a echarte una mano si puedo hacerlo. Ahora, te ordeno que busques tus cosas y te vayas. ―Pero... Sam quedó de venir a buscarme para cenar, y para eso aún quedan un par de horas.
en Bustamante ―Entonces ve a dar alguna vuelta, relájate, ve a nadar al lago. No sé, haz algo que te ayude a sacar a ese maldito cerdo de tu cabeza. ―No le digas cerdo a Jon, él solo... ―Jenny rodó los ojos y suspiró. Se acercó a Liam y acunó su rostro entre sus manos, haciendo que mirara sus ojos. ―Mi precioso Liam, cuando te darás cuenta que ese hombre no es para ti, él es un arrogante hijo de puta que cree que puede tratar al mundo como se le plazca. ―¡No es cierto! Estaba borracho, tiene derecho a cometer errores como cualquiera de nosotros. No lo conoces, él no hace daño intencionalmente. ―Liam, cariño, entiende que lo que digo no es para hacerte daño, creo que Jon ha dejado suficientemente claro que no te quiere, además, dicen que los borrachos son quienes dicen las cosas con la mayor sinceridad. ―Sí, eso pensé también ―susurró Liam bajando la mirada―. Pero quiero pensar que Jon se arrepiente... ―Lo hago, me arrepiento ―comentó una voz que hizo que ambos desviaran la mirada a la puerta de entrada de la florería―. Liam... ¿podemos hablar?
en Bustamante
CAPÍTULO 7
―¡Jon! ―exclamó Liam cuando vio a Jon parado ahí, rodando el sombrero en su mano. Jon no creyó que pudiera sentirse mejor, pero solo ver la sonrisa de ese chiquillo le hizo creer que el mundo brillaba. Aun cuando no entendía bien el por qué. Y tampoco era tonto. Estaba seguro que estaba comenzando a sentir una simpatía totalmente distinta por el chico. Hace un par de semanas hubiera querido matar al mocoso por fastidiar sus salidas con las chicas. Pero ahora... ―Liam, ¿crees que estará bien que hables con Jon? Recuerda lo que hizo anoche... ―Jenny, te agradecería que no te metieras ―gruñó Jon, algo anormal en él, que siempre trataba a las mujeres con cortesía. ―No le hables así a Jenny, Jon. Ella es mi amiga y se preocupa por mí, lo que es entendible después de contarle todo lo que dijiste e hiciste anoche ―comentó Liam en voz baja. Aun cuando lo único que quería era saltar a los brazos de Jon, Jenny tenía razón, no podía perdonar a su vaquero tan rápido. Además, si lo hacía su plan con Sam no funcionaría del todo bien. ―Liam, no vengo aquí a rogarte ―comentó Jon poniendo su sombrero de vuelta en su cabeza. Frunciendo el ceño―. Solo me contaron que había hecho algo no del todo correcto contigo anoche, mientras estaba borracho,
en Bustamante así que vine aquí con la intención de disculparme. ―Liam miró a Jon por unos segundos y su cara se volvió roja y sus ojos se llenaron de una ira conocida. Jon dio un paso atrás. ―¿Llamas no del todo correcto a besarte con esas bitchamigas que tienes frente a mí? ¿Restregar en mi cara que tengo pene y no una vagina ni un útero donde puedas meter tu polla? ¡Eres un maldito estúpido Jon! Yo, yo... yo te amaba, yo me preocupaba por ti, ¡pero tú vas y te besas con esas putas y tienes sexo con ellas cuando sabías que yo estaba allí! ¡Tuve que escucharlas gemir cuando tú las penetrabas! ¡Y con dos de ellas, ni más ni menos! ―Liam... –susurró Jenny. ―¡No! No lo digas Jenny, Jon es un imbécil y yo un tonto, como todos dicen, por perseguirlo por todas partes, por gastar todo mi dinero en un puto sombrero y todo por ti, Jon. ―Yo no te pedí que gastaras ese dinero. ―Logró decir Jon aun con el extraño nudo que sentía en la garganta. ―¡Oh, por el amor de Dios! ―gruñó Jenny rodando los ojos exasperada. ―No, no lo hiciste y por lo mismo soy un tonto ―repitió Liam, sus ojos brillosos, una lágrima silenciosa recorriendo su mejilla―. ¿Por qué eres así, Jon? Ni si quiera te inmutas por verme sufriendo, yo... creí que te comenzaba a agradar... ―¡Es suficiente! ―Jenny se puso delante de Liam, interponiéndose entre él y Jon―. Vete, Jon, ya no eres bienvenido aquí, no puedo creer lo frío
en Bustamante que eres, con una disculpa basta y sobra, pero no, tenías que comportarte como un arrogante bastardo. Por lo menos deberías decir gracias por ese sombrero, porque cualquiera de los hombres de por aquí lo quisiera tener. ―Pedí disculpas... ―Miró a Liam por encima de Jenny―. Gracias por tu regalo, Liam. Me gustó mucho, pero no deberías haber gastado tanto por mí. ―¡Aaaahhh! ¡Eres un tonto testarudo! Limítate a darme las gracias y nada más. Jon no supo cuándo ni en qué momento Liam agarró un florero, lo único que vio fue cuando el mocoso elevó el jarró lo que más pudo y le tiró el contenido encima, y no una, sino dos veces. ―¡Liam! ―exclamó Jenny entre divertida y conmocionada. Jon miró a Liam y si las miradas matasen, estaría enterrado mil metros bajo tierra. Jon se miró así mismo, tenía ramas y hojas encima, supuso que el agua había tenido las plantas, pero no solo eso, si no que el agua olía horrendo. ―Esa es agua de dos meses que iba a cambiar justo ahora, pero creo que encontré un mejor uso para ella ―comentó Liam, viéndose satisfecho. ―¿Pasa algo? ―Jon miró hacia la voz tras suyo y se encontró cara a cara con Sam―. ¿Jon? ¿Qué demonios te pasó? Hueles como la mierda ―comentó divertido. ―¿Qué haces aquí, Sam? ―Vino por mí ―dijo Liam sonriendo a Sam. Aunque su sonrisa no pudo verse más falsa. ―¿Por ti? ¿A dónde van? ―Liam miró a Jon curioso.
en Bustamante ―¿Te importa? ―Sam sonrió divertido. ―Mejor ve a casa, Jon. De verdad hueles mal. ―Dale las gracias por eso a tu nuevo amigo. ―Suspiró y se dio media vuelta―. Solo vine a disculparme y a agradecer tu regalo, que estén bien. Permiso. Jon salió de la tienda, humillado, o así era como se sentía, iba a disculparse y terminó con agua podrida en su ropa. Gruñó por lo bajo y se subió a su camioneta para ir directo a su casa y hacer un poco del trabajo de oficina que tanto odiaba. ¿Qué demonios se creía Sam para salir con Liam?
―¿Era necesario el jarrón con agua estancada? ―¡Lo era! Es un tonto, idiota, bastardo... Yo... ―Liam hizo pucheros, sentándose en una silla con los brazos cruzados―. No viste lo que hizo, Sam. Se supone que quería disculparse y llegó aquí todo arrogante y... Cree que soy un chico fácil y que solo poniéndome esos ojitos hermoso que tiene, un par de palabras y yo iba a caer rendido a sus pies... ―Casi lo hiciste ―comentó Jenny tomando el trapeador―. Si no fuera porque yo estaba aquí, hubieras estado lamiendo sus sucias botas. ―Bueno... ―Mordió su labio inferior. ―Vamos a comer, Liam. Allí me cuentas lo que pasó. ―Está bien ―susurró tomando su bolso y caminando fuera de la florería―. Nos vemos mañana Jenny, gracias. ―De nada, pásalo bien.
en Bustamante Ambos entraron a la camioneta de Sam, se abrocharon los cinturones e hicieron el recorrido al restaurante en silencio, Liam mirando las calles, pensando en Jon, en lo que haría para que lo reclamara. ―Ya estamos aquí, ¿estás conmigo? ―preguntó Sam divertido. ―Sí, lo siento ―dijo sonriendo―. Entonces, ¿de verdad tu hermano es dueño de este lugar? ―preguntó Liam mirando alrededor, en una de las conversaciones con Sam, se había enterado que tenía cinco hermanos más, lo que explicaba el por qué entendía la reacción de Liss y Thom para con él. ―Así es, la ventaja es que como buena comida gratis, tengo las mejores mesas y puedo invitar a mis amigos ―dijo guiñando un ojo mientras caminaban a la mesa que seguramente era la preferida de Sam. ―Es un gran lugar, no demasiado lujoso, pero tampoco algo muy simple. ¿Es muy caro? ―Quién sabe, nunca he visto los precios ―comentó con gracia, lo que hizo reír a Liam. Sam le agradaba. Se sentaron en un rincón del gran salón y de inmediato un hombre que irradiaba clase y poder, se acercó a ellos. ―Hey, pequeño Sam, ¿cómo estás? ―¿Pequeño Sam? ―preguntó Liam sin poder evitar soltar una risa divertida―. Oh, no olvidaré eso. ―Sam gruño en broma y se puso de pie, abrazando a su hermano mayor. ―Ya sabes, podrías guardarte la idea de avergonzarme frente a mis amigos, es solo una sugerencia ―dijo palmeando la espalda del hombre mayor. Él soltó una risa y extendió la mano a Liam.
en Bustamante ―Alex Montero, un gusto. ―El gusto es mío, soy Liam Herrera, Sam me ha hablado mucho de todos uste... ―Liam miró a Sam―. ¿Tu apellido es Montero? ¿Cómo es que somos amigos y no sé tú apellido? ―Alex y Sam rieron. ―Detalles ―dijo Sam divertido―. Anda, ve el menú y dime qué quieres comer. ―Pues... ―Miró el menú y no se pudo decidir―. El especial de hoy ―dijo sin saber en realidad lo que era―. Un jugo de naranja y de postre quiero tartaleta de manzana. ―Bien, ¿y tú hermanito? ―Lo de siempre ―Alex asintió y se retiró. ―Ahora, tú me contarás qué sucedió con Jon en la florería. ―Me fue a pedir disculpas, pero luego fue todo arrogante como si casi fuera un sacrificio pedirme disculpas por lo que hizo anoche. Me enfadé y resultó conmigo tirándole el jarrón de agua estancada. En mi defensa, se lo merecía ―comentó mirando el mantel que en ese momento encontró interesante. Sam soltó una risa que hizo que todos los clientes giraran a mirarlo. Sin poder creérselo, se cubrió la boca y negó con la cabeza. ―Querido Dios, eres el tormento de Jon. Pero estoy contento. Jon no se disculparía con cualquiera, y, no es por defenderlo, pero el hombre es un orgulloso, sé que serás quien cambie ese carácter frívolo de Jon, por eso quiero ayudarte. ―Liam se ruborizó y sonrió, asintiendo. ―Gracias por ser mi amigo, Sam. Te daría un regalo, pero gasté mi dinero en ese estúpido y caro sombrero.
en Bustamante ―No necesito regalos, además, esto nos ayudará a los dos. No mucho tiempo después, un hombre trajo su comida y las acomodó en la mesa antes de irse. Comieron entre conversaciones divertidas, y para sorpresa de Liam, pudo olvidar a Jon por algunos momentos, solo hasta que un par de clientes entraron al lugar y cuando miró, no eran ni más ni menos que Maggi, Jon y uno de sus amigos. ―Solo ignóralo, Liam. Tú y yo somos novios desde este momento. ―¿Lo somos? ―preguntó Liam con la boca abierta. ―Lo somos, cariño ―dijo Sam guiñándole un ojo de forma cómplice. Liam lo miró unos minutos y luego recordó la conversación que había tenido con Sam en su auto, luego de que lo rescatara del fatídico cumpleaños de Jon. La noche anterior… ―Es que no puedo creer que él me haya hecho algo así, yo realmente, realmente quería hacerlo feliz. Cuando vi ese sombrero me encantó, el color, la forma, el tamaño, la suavidad... Todo, y pensé en Jon, era perfecto. Vi el precio y creí que jamás podría comprarlo, sé que quizás no es mucha cosa, pero regalarle un lápiz o un reloj, no es para Jon. Él simplemente pertenece al campo, a la tierra, no a una oficina, y él ni si quiera lo miró, lo lanzó al suelo... ―Liam... Jon es un tonto, pero no lo hizo con maldad. Estoy seguro que ni si quiera recordará todo lo que pasó. ―Aun así... esas mujeres...
en Bustamante ―Ellas son lo de menos. ―Sam miró a Liam, sus lágrimas y su triste rostro. Y pensó en sí mismo, en su historia de amor, en su relación que nunca fue más allá que sexo y que no quería eso para Liam. Y sabía que Jon podría enamorarse fácilmente de Liam, solo necesitaba un empujón―. Liam, ¿quieres ser mi novio? ―¿Qué? ―preguntó Liam elevando la mirada sorprendida―. Te acabo de contar mis penas con Jon y ¿tú me pides que sea tu novio? -―-Hey, cálmate ―dijo riendo―. Solo es una broma. Pero deberíamos ser novios y hacer que Jon se ponga celoso. ―¿Crees realmente que sentirá celos? A estas alturas estoy comenzando a perder la esperanza. ―El Liam que conozco no pierde la esperanza. Vamos, tú y yo le abriremos los ojos a Jon. Lo haremos sufrir un poco hasta que ita que siente algo por ti. Presente... Liam dibujó una gran sonrisa, sus ojos brillaron con esperanza. Asintió. ―Lo somos ―dijo poniéndose de pie, si iban a ser novios tenían que demostrarlo, ¿no? Caminó hasta el lado de Sam y se inclinó abrazándolo por el cuello, besó suavemente la comisura de sus labios. Sam realmente se sorprendió, pero no tuvo tiempo de reaccionar, antes de que un gruñido le hiciera mirar por sobre Liam. Era Jon. Sonrió, desde la posición en que estaba Jon, seguramente se veía como si realmente se estuvieran besando. Para hacerlo más real, el comisario posó su mano en la cintura de Liam.
en Bustamante ―¿Crees que esté funcionando? ―susurró Liam a su oído. ―Creo que ese gruñido responde tu pregunta ―respondió Sam de la misma forma. Besó su mejilla―. Ve a sentarte cariño, después de todo soy el comisario, no debo andar mostrando mi relación tan físicamente ―habló Sam en voz alta. Liam rió por lo bajó y asintió. ―Lo siento, me emocioné, dices cosas tan lindas ―dijo el menor haciendo su mejor imitación de hombre enamorado.
―Creo que "Dulce Sabor" tiene un muy buen especial hoy ―comentó Dominic a Jon. Cuando llegó a su casa, echando humo por lo sucedido con Liam, Dominic estaba sentado en la cocina conversando con su madre. Y de alguna forma lo terminaron convenciendo de venir a comer al pueblo. Estacionó la camioneta y luego ayudó a su mamá a bajar. ―Aún no me dicen como lo pasaron anoche, niños ―comentó Maggi mientras entraban al restaurante, por lo que sabía era del hermano de Sam. ―Bueno... ―Empezó Dom, pero Jon le dio una irritada mirada que lo hizo callar. ―Solo bien, madre. Miró alrededor del local buscando alguna mesa disponible cuando sus ojos se posaron en la espalda de alguien conocido. ―¿Ese no es tu loco irador? ―preguntó Dominic. Jon vio como el chico estaba inclinado besando a alguien, o al menos era lo que parecía. Y de alguna parte de su pecho salió un gruñido, frunció el
en Bustamante ceño, ¿Cómo es que ese mocoso se atrevía a besarse con alguien, más cuando solo un par de horas atrás profesaba su amor por él? ―No lo llames loco ―susurró sin apartar la vista de la imagen. Maggi sonrió silenciosamente y se aclaró la garganta. ―Bueno, al parecer Liam se aburrió de perseguirte, hijo. Ya puedes salir tranquilo ―comentó mirando alrededor por una mesa, se fijó en una que estaba a dos mesas de donde estaba Liam con su nuevo amigo―. Vamos, esa mesa parece estar libre. ―Dominic y Jon la siguieron y se sentaron, tanto Maggi como Dom se sentaron de modo que Jon quedara mirando a Liam y a Sam―. ¿Qué vas a pedir, hijo? ―preguntó Maggi fingiendo ver el menú. ―Cualquier cosa, el especial ―dijo con su vista en Liam, que ahora se sentaba en su silla y seguía hablando animadamente con Sam―. Ni si quiera se ha percatado de mi presencia ―comentó en un susurro molesto. ―¿Sigues pensado en Liam? ―preguntó su amigo dándole una sonrisa conocedora―. ¿Será que ahora estás interesado en el niño? ―Claro que no, no seas idiota. ―Su mirada se encontró con la menor, pero el chico ni si quiera hizo un gesto por él. Solo fue hasta el sombrero en su mano. Jon miró su mano como si no supiera que tenía el sombrero que Liam le había regalado. Liam volvió su mirada a Sam y sonrió, como si realmente no lo conociera y jamás hubieran cruzado palabra; como si nunca hubieran discutido, como si Liam jamás le hubiera hecho todos esos escándalos, como si jamás hubiera sucedido lo que pasó la noche de su cumpleaños... Era volver a ser simples desconocidos... Al menos para Liam. «Eso era lo que quería, entonces ¿por qué no se siente correcto?»
en Bustamante
CAPÍTULO 8
―¡Tenía mi sombrero! Jon realmente lo estaba usando ―comentó Liam una vez estuvo fuera del restaurante con Sam. ―Al parecer le gustó, tienes buen gusto ―comentó Sam sonriendo divertido. Le había costado mucho mantener a Liam en su lugar, evitando que fuera a lanzarse a Jon, pero lo había logrado. Liam era un gran chico, Jon se tenía que dar cuenta de lo que estaba perdiendo por su necedad. ―No estaba seguro, es decir, sabía que se le vería bien, pero creí que podría ser demasiado lujoso para él. ―Sonrió, feliz. ―Ahora, recuerda seguir con el plan, amigo. Hoy Jon no dejó de mirarte durante la cena, esto será más fácil de lo que creí. ―¿Tú crees? No quiero que Jon piense que soy un puto, y Maggi estaba allí, realmente estaba allí. Ella me vio, creerá que no quiero a su hijo y entonces, ya no le agradaré... ¿qué haré, Sam? ―Tranquilo, Maggi es una mujer muy inteligente, ella sabe la clase de persona eres, solo a través del recuerdo que tiene de tu madre. ―¿Ella conoció a mi madre? ―Fueron muy buenas amigas. ¿Cómo es que has vivido toda tu vida en este pueblo y no sabías eso? ―Bueno, pasé la mayor parte de mi vida en el rancho, con mi papá y mis hermanos. Salí muy pocas veces cuando venía de compras y ya sabes, por
en Bustamante la enfermedad de mi madre, mis hermanos prefirieron tomar clases en casa, para pasar mayor tiempo con ella y luego, a pesar de que mi madre ya había muerto, yo hice lo mismo. Es por eso que no conozco bien este pueblo, a pesar de que no se compara a la capital, igual es el bastante grande, no es como si salieras y todo el mundo te conociera. ―Sí, puede ser. Pero en mi caso, creo conocer a todo el mundo por aquí. Liam sonrió. ―Pero eso es porque eres el comisario. ―Cierto, tienes un punto ahí. ―Llegaron al auto de Liam―. Vete con cuidado, nos estaremos viendo. ―Gracias por todo, Sam. Liam le dio un gran abrazo antes de subirse a su auto y conducir hasta su casa.
Pasaron dos semanas desde el dichoso cumpleaños de Jon. Y a esas alturas ya se había percatado de que estaba un poco interesado en Liam. Solo un poco. Debía itir que no le gustaba verlo con Sam, y ahora ya se había corrido el rumor de que el comisario estaba de novio con el loco Herrera. Y, aunque le irritaba que lo llamaran así, sabía que se referían a Liam. Liam y Sam. ¿Cómo demonios sucedió eso?
en Bustamante Solo por el enojo golpeó más fuerte el clavo que estaba martillando en el poste de la cerca. Bufó cuando el clavo se dobló, lo quitó y volvió a martillar otro. No se entendía así mismo. Debería estar feliz de que al fin Liam lo dejara tranquilo, pero no, ahí estaba, enfadado porque cada vez que viajaba al pueblo veía la patrulla estacionada fuera de la florería. ―Hey, jefe, creo que esa sería la última parte de la valla que nos falta por reparar --Jon se puso de pie y miró a su trabajador. Paul era un buen trabajador, le agradaba. ―Bien, justo a tiempo ―dijo mirando al cielo―. En cualquier momento se largará una tormenta, así que debemos resguardar a los animales. ―Sí, James ya dio órdenes a algunos de los chicos, de hecho, él me mandó a buscarte. ―Ese hombre es un maldito buen capataz ―comentó quitándose el sombrero y pasándose la mano por la frente para quitarse el sudor frío―. Entonces vamos, Paul, quiero tener todo listo cuanto antes. Hay que revisar que no se moje el cuarto de alfalfa. Si se moja, costará un mundo que esté seca a tiempo. ―Bien, me adelantaré entonces ―comentó Paul girando su caballo en dirección a los establos y se alejó. Jon se aseguró de guardar todas sus herramientas antes de montar a Fire. Mientras cabalgaba de regreso se dedicó a observar la cerca de los corrales, uno nunca sabía cuándo algún animal las rompía y había que estar atentos o podrían ser muy débiles y dejarlos escapar.
en Bustamante Regresó y ayudó a los demás trabajadores con el establo y los animales, aseguró el cuarto de alfalfa y por último ordenó los rios de los caballos. ―Creo que es todo lo que podemos hacer por ahora ―comentó James sacándose los guantes de trabajo y poniéndolos en su bolsillo trasero. Jon asintió. ―Sí, hay que enviar a los chicos a sus casas, no sacan nada con seguir por aquí, la tormenta no nos dejará hacer más. ―Dicen que será una grande ―dijo mirando hacia afuera, al cielo―. Es bueno para los cultivos. ―Solo esperemos que al río no se le ocurra desbordarse. ―No te preocupes, con tu padre arreglamos los bordes del río para estos casos. ―Sí, pero nunca es malo ser precavido. ―Hombre, relájate. No es la primera tormenta que pasa ese río y nunca pasó nada grave. ―Lo sé, lo sé. Ve a tu casa, James. Estoy agradecido de cuanto me has ayudado, así que si quieres tomarte unos días libres, ya sabes que los puedes tomar. ―¿Me estás despidiendo, Jon Carter? ―preguntó, mientras caminaban a la casa grande―. Porque si es así, déjame decirte que es una muy mala forma. ―Jon sonrió y palmeo su hombro. ―No podría hacer esto sin tu ayuda, ¿dónde encontraría un capataz tan bueno?
en Bustamante ―En eso tienes razón, nadie es mejor que James para el trabajo ―comentó su madre, que los esperaba en la cocina―. Y bien, ¿ya terminaron? ―Sí, por hoy. Creo que Jon tendrá tiempo para el trabajo de oficina. ―Sí, eso me recuerda que tengo que contratar a un contador. Simplemente no sirvo para llevar números. Tal vez, también un secretario o ayudante. ¿Qué dicen? ―Ya estoy listo, Maggi, gracias por... ―Jon miro hacia el marco que separa la cocina de la sala y vio parado allí al dueño de sus pensamientos. Liam »―Oh... Buenos días. ―Liam parecía avergonzado. Miró al suelo, pero sin que Jon evitara ver que mordía su labio inferior. ―¿Qué haces aquí? ―preguntó Jon de forma brusca, dándose cuenta de eso cuando su madre golpeó su brazo con un paño de cocina. ―No le hables así, esta es mi casa tanto como la tuya. ―Liam no levantó la vista, sus pies parecían bastante interesantes en ese momento―. Liam vino a ayudarme con la idea del jardín que quiero hacer en esa parte del patio que está desocupada. ¿Recuerdas que te comenté la idea, hijo? ―Sí. Ya lo recuerdo. ―Qué tal, Liam. He escuchado hablar de ti, soy James Vera, el capataz del RC. ―Mucho gusto ―dijo Liam, extendiendo su mano―. Maggi me ha hablado de usted. Me dijo que podría ver mi auto, ¿puede? Hace unos ruidos extraños y la última vez que pasó eso, terminé en la carretera en pleno robo de caballos ―comentó tratando de bromear.
en Bustamante ―Sí, escuché sobre eso. Y déjame decirte que eres una mierda de hombre valiente. No cualquiera enfrenta ese tipo de situaciones tan bien. ―Liam elevó la mirada y sonrió, orgulloso de sí mismo. ―¿Si, verdad? Gracias. ―Vamos a ver ese auto antes de que la tormenta llegue a visitarnos o nada te sacará de aquí. ―Liam asintió. ―Gracias, cariño, por los consejos y las semillas, espero que vengas a verme. ―Claro, Maggi, no hay problema. ―Liam, ¿podemos hablar? ―preguntó Jon antes de si quiera pensar en decirlo. Liam pareció sorprendido por un momento, mordió su labio inferior, nervioso. Asintió. ―Está bien, pero solo porque tu madre me mira con esos ojos... ―Jon miró a su madre, quien miro a otro lado haciéndose la inocente―, y mientras el señor James revise mi auto. ―Está bien. Vamos a mi oficina. ―Liam asintió y miró a James―. Aquí tiene las llaves, no es que sepa mucho de autos así que no creo que le ayude mucho ―comentó divertido. ―Tranquilo, te avisaré cuando tenga un diagnóstico de tu bebé ―bromeó guiñándole un ojo y saliendo por la puerta delantera. Liam siguió a Jon a una oficina bastante acogedora, pero se notaba el poco uso que tenía. Miró alrededor y vio el sombrero allí, cuidadosamente colgado. Su corazón saltó de la emoción.
en Bustamante De inmediato sus ojos se posaron en Jon, interiormente quería saltar a los brazos de Jon, besarlo, impregnarse de su olor, pero las palabras de Jenny y Sam lo mantenían serio e indiferente a Jon. Se repetía así mismo que debía mantener su dignidad. ―¿De qué quieres hablar conmigo? ―Jon se le quedó mirando, serio, pensativo. ―¿Qué pasó con el chico alegre y llamativo, que no dejaba de hacer locuras para llamar mi atención? ―Murió el día en que decidiste mostrarme como de bien te la pasas con tus bitchamigas ―respondió de inmediato. Pero a los segundos se quiso morder la lengua―. Quiero decir, no he cambiado, solo dejé de perseguirte. Eso era lo que querías, ¿no? ―Tienes un punto ―dijo Jon asintiendo―. Mira, Liam, de verdad quiero que me disculpes por lo del cumpleaños. Si te soy sincero, no recuerdo lo que sucedió, estaba muy borracho, pero Dominc y Gina me comentaron acerca de eso. ―Gina, ¿es la chica que te chupaba la polla? o ¿es la chica que te comía la boca? ―preguntó Liam, sin poder evitar que su voz saliera llena de dolor―. No quiero recordar esa noche, para ti quizás fue un excelente cumpleaños, para mí fue la peor noche de todas. ―Jon parecía realmente avergonzado. ―Escucha, sé que me equivoqué, no soy tan bastardo como crees, puedo pedir perdón si tengo que hacerlo, pero tampoco me voy a arrodillar.
en Bustamante ―Es justo, y te perdono ―dijo Liam mirando al techo y luego el sombrero―. ¿Al menos te gustó mi regalo? ―Jon miró el sombrero color café y asintió. ―Mucho, tuvo que ser costoso, me da incluso lástima usarlo para trabajar. ―Eso hizo sonreír a Liam y asintió comprendiendo. ―Más vale que no lo uses para trabajar, no gasté todos mis ahorros para que lo ensucies con tierra ―bromeó. Sin darse de que estaba tenso, Jon se relajó al volver a ver la sonrisa confiada del menor. Inconscientemente suspiró aliviado. ―Lo cuidaré bien. ―Liam asintió, más relajado. No es que realmente perdonara a Jon, o que olvidaría lo sucedido, pero tampoco haría a Jon humillarse... aún. ―Ahora que eso está arreglado... ―Jon se aclaró la garganta―. El otro día te vi con Sam en el restaurante... ustedes... Emm... ¿son muy amigos? ―Liam interiormente sonrió feliz. ―De hecho... es mi novio. Él se ofreció para que yo te olvidara, y como es un hombre muy atractivo, además caballero, agradecido, cariñoso, y le gustan los hombres, pues... ―Se preocupó de recalcar cada palabra, como diciéndole a Jon todo lo que no era―, acepté. Jon apretó los puños y frunció el ceño. ¿Por qué demonios eso le molestaba tanto? ―¿Novio? ¿Es en serio? ―Por supuesto que lo es, yo no miento ―aseguró Liam. «Perdón mamá, te aseguro que es por una causa noble», pensó Liam.
en Bustamante ―Liam, es el comisario, ¿qué pasará con la gente intolerante que no soporte eso? Querrán sacarlo del puesto. ―Pues... ―Liam no pensó en eso, a pesar de que era mentira, no quería que Sam perdiera su trabajo. Se mordió el labio inferior―. Eso es nuestro problema ―dijo sin resolución. Fingió mirar la hora en la pared y alzó la mano despidiéndose―. Me tengo que ir, el señor James tuvo que haber terminado con mi auto. Cuídate, Jon. ―Espera un momento, Liam. Yo, no creo que sea una buena que estés con Sam ―dijo de forma poco razonable incluso para sí mismo―. De hecho, es una pésima idea, yo no soy fácil de olvidar ―dijo sin pensar―, de soy muy difícil, tendrías que buscar a alguien mejor que yo. ―Liam frunció el ceño y se volvió para mirar a Jon. ―¿Hablas en serio? ―Y de repente, toda la rabia contra Jon afloró y, sin si quiera pensar que eso sería una mala idea, se acercó a Jon, apoyó su mano en el hombro contrario y sin darle a Jon tiempo de alejarse, levantó la rodilla y golpeó sin medir su fuerza la entrepierna del ranchero―. ¡Eso es por ser un bastardo egocéntrico! ―gritó, saliendo enfurecido de la oficina. Jon se encorvó ante el dolor, agarrando su dañada entrepierna para amainar un poco el dolor. ―¡Maldito chiquillo! ―maldijo. Su mandíbula apretada y sus labios en una línea tiesa. Lentamente caminó al sofá que tenía en la oficina y se sentó, esperando a que el dolor apaciguara.
en Bustamante Liam llegó a su casa enfurecido, casi haciendo un berrinche. Su familia -hermanos, cuñado, sobrinos y su padre- cenaban tranquilamente cuando él llegó, contándoles todo lo que había pasado. ―¡Es un idiota, un imbécil, un...! ―Ya entendimos, hijo. Lo has dicho un par de veces ―comentó Martín, su padre, riendo por lo bajo―. Ahora siéntate a comer. ―Ethan, su sobrino, se reía a carcajadas. ―Tío, estás tan loco ―dijo entre risas―, pobre hombre, es doloroso que te golpeen ahí, deberías saberlo. ―Por eso lo hice, y no te rías Ethan, no es gracioso en absoluto. ―¡Lo es! ―dijeron su hermana y su sobrino al unísono. ―Creo que Jon se lo merecía, no ha sido de mis personas favoritas últimamente ―comentó André, tan serio como podía ante la situación. Liam lo miro unos segundos antes de decir: ―Oh, no tienes que odiarlo por hacerme sufrir, gracias por ser tan buen cuñado. ―Oh, no lo odio, solo me importuna porque por su culpa has estado más efusivo de lo normal, y eso no me deja descansar ―dijo haciéndole un guiño. Todos rieron cuando Liam hizo pucheros. ―¡Hey! No es cierto. ―¡Lo es! ―dijeron todos a la vez, excepto su padre. ―Basta familia, dejen a mi pobre hijo tranquilo, está sufriendo ―dijo sin mucha seriedad.
en Bustamante ―Eso, estoy sufriendo ―repitió Liam, aunque ya más calmado, se sentó al lado de su hermano y Liss le sirvió la comida―. Gracias. ¿Cómo estuvo tu día, pá? ―Todo bien, André operará a Litu mañana. ―Litu era su yegua preferida, era hermosa, pero días atrás le habían descubierto una pequeña hernia. -―-Oh, ¿estará segura? ―preguntó Liam a su cuñado. Este asintió. ―No es nada grave, lo descubrimos a tiempo, eso es bueno, así que no es nada para preocuparse. ―Qué alivio... Es mi yegua preferida. ―Amas a todos los caballos, Liam ―comentó Thom divertido―. No sé qué harás cuando empecemos a venderlos. ―Liam elevó la mirada asustado. ―¿Vender? ¿A quién venderán? ―Su padre movió la mano, dejándolo pasar. ―A ninguno, solo es una idea, tenemos muy buenas yeguas que sirven para preña, pero tampoco me gusta la idea de venderlas, podríamos arrendarlas. ―Eso sería una muy buena idea ―comentó André antes de beber un sorbo de su jugo―. Será dinero extra para la familia. ―Eso es tan frío, ¿cómo van a usar a mis lindas yeguas como un instrumento? ¿Y si las maltratan? No quiero que sean violadas. ―Yo mismo me ocuparé de cuidarlas, Liam. Sabes que también amo a esos caballos ―dijo André, y Liam asintió, eso lo sabía muy bien. ―Y hablando de caballos ―comentó de pronto Ethan, mirando seriamente a su gran familia, deteniéndose en Martín―. Abuelo, ¿cuándo
en Bustamante tendré el mío? Prometiste que me regalarías un caballo ―dijo haciendo pucheros que lo hacían ser digno sobrino de Liam. Todos miraron a Martín quien sonreía feliz. ―Cuando tus padres me digan que mejoraste tus calificaciones, si haces eso a final de año tendrás tu propio caballo, Ethan. ―¡Pero abuelo! Soy horrible en matemáticas y peor aún en química, me será imposible subir esas calificaciones ―dijo jugando con el mantel. ―No te desanimes, Ethan. Yo era pésimo también es esas asignaturas, pero mi hermano me ayudó bastante ―comentó Liam―. Thom, ¿por qué no le das clases a Ethan? ―No tienes que hacerlo, hermano ―respondió Liss―. Sé que estás ocupado con el rancho. ―Thom negó. ―Estoy ocupado, pero siempre hay tiempo para mi sobrino preferido, y sobre todo si quiere seguir los pasos de su tío y su abuelo como ranchero. ―Es tu único sobrino ―comentó André divertido. ―Sí, y espero que no sea así por mucho tiempo ―comentó de vuelta mirando al matrimonio, quienes se sonrojaron. Todos en la mesa rieron divertidos. ―Ya sabes hermana, creo que tú y tu marido deberían salir de viaje y así cuando vuelvan traer la buena nueva ―bromeó Liam. ―No digas eso en frente de mi hijo, Liam ―respondió Liss, aun sonrojada―. Además, aquí Thom también puede traer niños a la familia. ―No me metas a mí, cariño ―comentó Thom divertido―. Ya sabes, no tengo interés en una familia más que ustedes, prefiero consentir a mis sobrinos que tener hijos propios.
en Bustamante ―Aún tengo fe en que eso cambie, hijo ―comentó Martín riendo―. Ahora, todos terminen de comer, necesito ayuda para mover a los caballos. Asintieron, y luego de comer, todos, excepto Ethan estaban llevando a los caballos a los establos. No mucho tiempo después, la tormenta arreció.
Jon escuchaba la lluvia golpear la ventana, mientras se mantenía sumido en las cuentas y papeles del rancho. Estaba aprovechando el no poder hacer trabajo de campo para ponerse al día con todo lo que significaba trabajo de oficina. No le gustaba, pero debía hacerlo. Se puso de pie para atizar el fuego, cuando un fuerte golpe se escuchó desde fuera, seguido de un relinchar de algunos caballos. ―¡Mierda! ―maldijo mientras corría fuera, escuchó los pasos de su madre arriba y luego bajando las escaleras―. Llama a James, mamá. ¡Parece que los caballos derribaron las puertas! ―gritó poniéndose su abrigo y luego su sombrero. Corrió a través de la lluvia a los establos y maldijo un par de veces más cuando vio que tres de los sementales habían arrasado con las puertas de sus camas y luego con la del establo, escapándose a los pastizales. Entró y revisó a los otros caballos, unos dormían, otros estaban inquietos, pero no agresivos. Aseguró las puertas de cada uno, y luego corrió fuera buscando a los caballos sueltos, era peligroso que anduvieran por ahí. El viento y la lluvia le impedían ver y avanzar demasiado, pero aun así lo hizo. No podía perder a esos caballos por nada.
en Bustamante Fue muy tarde para cuando vio una gran rama de árbol ser lanzada por el viento directo a él. Lo último que sintió fue el golpe contra su pecho, luego él cayendo de espalda y luego un fuerte golpe en su cabeza.
en Bustamante
OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER Es un idiota He pasado muchos días sin escribirte, pero la verdad he estado muy ocupado. Trabajo, familia, Sam y Jon. Justo en ese orden… o quizás no. Maggi me ha estado llamando por teléfono a la florería por dias, hemos conversado mucho y creo que ella sospecha que lo que tengo con Sam es absolutamente falso, pero no me ha dicho nada. ¿No es eso genial? ¡¡Eso significa que tengo una aliada!! Hoy fui a casa de Jon, pero no para verlo a él… al menos no era la prioridad. Maggi quería que la ayudara con su nuevo jardín, parece muy entusiasmada y yo también lo estoy, ella me dijo que yo era la persona adecuada para ayudarla, algo que me hizo sentir orgulloso de mí mismo. En este último par de semanas he estado tratando de ver lo menos posible a Jon, no quiero arruinar el plan que Sam y yo estamos desarrollando y que al parecer está dando sus frutos. Al menos Sam me ha dicho que ¡¡Jon realmente se siente celoso!! Y eso lo comprobé hoy. Por un breve momento Jon fue tan gentil, dulce, pero de un momento a otro fue hostil y un bastardo presuntuoso. No puedo creer que realmente me haya dicho que si quería olvidarlo tenía que ser con alguien mejor que él, como si Sam realmente no estuviera a su altura. Y no es asi. Si, amo a Jon, pero creo que en otro momento y lugar y quizás otro tiempo, yo realmente me hubiera enamorado de Sam, simplemente que ahora no puedo amarlo y él tampoco me ama como más que un amigo, se lo pregunté y riendo divertido me dijo: “¿Estás loco? Por supuesto que no te amo como novio, eres de demasiado alto mantenimiento para mi, prefiero a alguien más simple”. Eso me hizo enojar, pero me hizo sentir aliviado, porque realmente no quiero perder la amistada de Sam.
en Bustamante Creo que he estado un poco equivocado durante este tiempo, yo realmente no conozco a Jon, pero lo amo, de verdad fue amor a primera vista, pero no lo conozco como lo conoce Sam, Maggi y hasta la estúpida de Gina. Realmente quiero llegar a conocerlo, saber que es lo que le gusta, lo que odia, lo que le gusta hacer, lo que le gusta comer… Antes de que dijera lo que dijo, él me pidió disculpas y sentí que fue sincero y realmente vi gestos de celos, sé que eran de celos porque yo soy un experto en eso, ya sabes, siempre estoy poniendome celoso por las personas que pueden estar cerca de Jon. También me dijo que le gustó mi sombrero y hasta dijo que le daba pena usarlo mientras trabajaba por miedo a que se le pudiera ensuciar. ¿No es lindo? Por estos días he estado teniendo una sensación muy extraña, como si algo malo fuera a ocurrir muy pronto, espero que solo sea mi imaginación que siempre está un poco más alerta de lo normal. No quiero tener que pasar por situaciones malas nuevamente, ya es suficiente con todo lo que ha pasado con Jon como para que además se añadiera algo más. Espero las cosas cambien pronto y Jon se de cuenta de que me ama y de que soy la persona ideal para él. Sé que lo hará, más temprano que tarde… o eso espero. Como siempre gracias por escucharme. Siempre tuyo y ya no tan completamente de Jon. Liam.
en Bustamante
CAPÍTULO 9
Sam estaba revisando los papeles que habían enviado desde la comisaría de la ciudad. De los rostros que Liam había recordado, uno de ellos había estado en el sistema informático y eso los acercaba a quienes estaban robando los caballos de los rancheros del pueblo. Bruno Contreras. Era interesante saber que el hijo perdido de Miguel Contreras, uno de los rancheros dueños de los caballos robados, era uno de los responsables de los robos. Ahora debían investigar dónde estaba, quienes eran sus cómplices, por qué lo habían hecho y debía indagar en la posible implicación de Miguel con los robos. Se restregó el rostro con cansancio y suspiró, este caso le estaba quitando mucho tiempo, y no es como si ocurrieran cosas muy interesantes en el pueblo, pero le gustaba así. Le gustaba tener que estar en su oficina escuchando los reclamos de los religiosos por los gays caminando por el pueblo, le gustaba escuchar a vecinos peleando por los metros de vallas que dividían sus tierras, etc. Eso era normal allí, no los robos de caballos. Se puso de pie y ordenó los papeles, metiéndolos en el cajón de su escritorio. Se acercó a la ventana para ver como el agua se acumulaba en las calles. No le quedaba de otra que dormir en la oficina, no podía conducir a su casa con la tormenta como estaba.
en Bustamante Buscó algunas mantas para dormir en su sofá cuando el timbre de su celular sonó. Se extrañó de ver que era desde el rancho de los Carter. ―Diga. ―¿Sam? Hablas con James, el capataz del RC. ―James, ¿qué tal? ―Sam, necesitamos una ambulancia al rancho, Jon tuvo un accidente y no se despierta. ―Los ojos de Sam se abrieron por la sorpresa. ―¿Qué sucedió? ―dijo mientras hacía malabarismos con su celular mientras se ponía la chaqueta. Salió hasta su auto y condujo lentamente hasta Urgencias, mientras James le explicaba lo que había sucedido con su amigo.
Maggi veía a su hijo mientras era atendido por los paramédicos. Cuando James llegó, después de que ella lo llamara por orden de su hijo, venía con dos de los trabajadores del rancho, seguramente también los llamó en el camino. Fueron a buscar a Jon para ayudarlo con los caballos sueltos cuando lo encontraron en el suelo, inconsciente y con un golpe en la cabeza. Lo llevaron hasta la casa y James llamó a Sam para que avisara a la ambulancia, ya que no podían comunicarse. Había pasado más de una hora y Jon aun no despertaba. ―¿Qué le pasa a mi hijo? ¿Por qué no despierta? ―preguntó sin poder evitar
el
miedo
que
sentía.
James
la
tranquilizándola. ―No desesperes, Maggi. Jon estará bien.
abrazó
protectoramente,
en Bustamante ―Pero no despierta. ―Tranquilícese, señora. Es normal luego de un golpe en la cabeza que a la persona le cueste reaccionar. Lo llevaremos a la ciudad y allí el médico lo revisará. ―Yo mismo escoltaré a la ambulancia para ir más rápido, aunque con esta tormenta dudo que haya mucho tránsito hacia la ciudad. ―Nosotros iremos detrás de ustedes ―dijo James―. Maggi, ve por tu abrigo y arregla algunas cosas para Jon, las necesitará en el hospital. ―Ella asintió y subió al cuarto de su hijo. Si no fuera por James y Sam, ni si quiera hubiera pensado en algo tan básico como llevarle ropa a su hijo al hospital.
Sam vio a la ambulancia detenerse frente al hospital. Se habían demorado mucho tiempo debido al temporal, pero Jon estaba estable. Había reaccionado en la ambulancia según le había dicho uno de los chicos que iban con él. Antes de entrar, tomó su teléfono y le marco a Liam, él debía saber lo que estaba pasando o no se lo perdonaría. Unos segundos después, Liam contesto. ―¿Si? ―Hey, Liam, habla Sam. ―¡Sam! ¿Cómo estás? ―Bien. Dime algo, ¿está alguien de tu familia por ahí? ―Si, por supuesto, están todos, ¿por qué? ¿Pasa algo? Te oyes como si fueras a darme una mala noticia.
en Bustamante ―Es una mala noticia, pero antes que todo, no tienes que preocuparte. ―Me estás asustando, Sam. ―Jon tuvo un accidente, lo acaban de ingresar de urgencias al hospital. ―La línea estuvo en silencio unos minutos―. ¿Liam?
Liam guardó silencio unos minutos. ¿Acababa de escuchar bien? ¿Jon había tenido un accidente? ―¿Liam? ―¿Qué sucedió? ¿Por qué Jon está en el hospital? ―Sabía que estaba gritando y que estaba perdiendo el control. Pero... ¡Jon estaba en el hospital! ―Tranquilízate, al parecer los caballos se escaparon del establo en plena tormenta y Jon salió a buscarlos, aún no sé los detalles, pero seguramente el viento y la lluvia le hicieron caer y golpearse con algo en la cabeza y cuando el capataz llegó a ayudarlo lo encontró inconsciente. ―Dios, no permitas que nada le pase a Jon ―susurró aun con el celular en su oído―. ¿Está en la ciudad? Iré para allá ahora, yo... ―No, es peligroso, nos costó mucho llegar con la ambulancia. Prefiero que esperes, te estaré llamando cuando se sepa algo, no quiero preocuparme también por ti, ¿oíste? ―Yo... Sam, necesito ir... ―Liam vio a su hermana aparecer en la sala donde estaba hablando por teléfono, ella vio su rostro y de inmediato supe que algo andaba mal. ―¿Qué pasa, Liam?
en Bustamante ―¿Es tu hermana? Pásale el teléfono. ―Liam hizo lo que Sam le ordenó. ―Es Sam ―susurró cayendo en el sofá y mirando al fuego en la chimenea. «Mi Jon en el hospital», pensó. No podría estar tranquilo hasta poder verlo. Liss tomó el teléfono preocupada por la reacción de Liam. ―Sam, ¿qué le dijiste a Liam para que se pusiera así? ―Liss, Jon está en el hospital, tuvo un accidente, estaré aquí, informándoles, por favor, cuida de Liam, que no venga, no es necesario y menos con esta tormenta. ―Uh, si... ―respondió Clarisse algo sorprendida, pero ahora entendía la reacción de su hermano―. No te preocupes, Sam, gracias por decirnos. Avísanos ante cualquier cosa. ―Sí, nos vemos. ―Liss dejó el celular de Liam en la mesa y se sentó a su lado, abrazándolo. ―No te preocupes, cariño, Jon estará bien. ―Necesito ir a verlo, no me puedo quedar aquí... ¡¿Y si se muere?! ¡¡¡Yo no me he despedido y la última vez que hablamos él creyó que yo estaba de novio con Sam!!! ―Liam se puso de pie repentinamente―. Debo ir a verlo para decirle cuanto lo amo. ―Liss lo observó unos segundos y negó divertida, pese a la situación. ―Liam, Jon estará bien, Sam nos mantendrá informados, no podemos salir con esta tormenta.
en Bustamante Liam se asomó a la ventana y tuvo que itir que su hermana tenía razón. Sería imposible que su pequeño auto avanzara por la carretera de tierra, necesitaría la camioneta de su padre o de su hermano. ―Está bien, no haré ninguna estupidez. Pero mañana iré al hospital a primera hora.
Al otro día… ―¡Sam! ―gritó Liam cuando lo divisó en el mesón de información―. ¡Sam! ¿Cómo está? ¿Murió? ¡Habla de una puta vez! ―Liam, ¿puedes calmarte? Estás en un hospital, vas a lograr que nos echen ―dijo Liss detrás de él―. Sam, siento eso. ¿Hay noticas de Jon? ―Hola, todo sigue igual, al menos sus signos vitales se estabilizaron, pero por alguna razón no despierta. ―Liam mordió su labio inferior. ―¿Podré verlo? ―No creo que Maggi tenga problemas, la habitación de Jon es la 325. Lo más probable es que haya una enfermera revisánd... ―Sam miró a Liam que había salido de su vista--. Está impaciente, ¿no? ―No sabes cuánto ―comento Liss divertida. Liam ni si quiera terminó de escuchar a Sam cuando ya estaba buscando la habitación de Jon. Cuando la encontró, tocó suavemente la puerta y como nadie respondió, simplemente entró. Jon tenía una venda alrededor de su cabeza, tenía una leve erosión en su mejilla, pero por lo demás se veía bien. Estando tan indefenso allí, con los
en Bustamante ojos cerrados, con suero pasando por sus brazos. Su cuerpo estaba en un estado tan pasivo, que cualquier pensaría que estaba muerto, pero su pecho elevándose le indicaba que seguía con vida. Los ojos de Liam se humedecieron y soltó el aliento, aliviado de poder estar al fin con Jon. Se acercó y se sentó en la silla al lado de la cama, posó su mano en el brazo inerte y lo presionó con cuidado. ―Ya estoy aquí, amor. No me moveré de tu lado, aunque luego me rompas el corazón de nuevo, voy a estar aquí, porque nadie cuidará mejor de ti que yo... y que tu mamá, claro ―susurró Liam mirando el rostro inerte de Jon. Tomó la mano de Jon entre las suyas y la beso tiernamente. Miró hacia la puerta y se aclaró la garganta y comenzó a cantar en un susurro. Soy el comienzo de tu pensamiento Soy el final de tu sufrimiento Soy el viento que vuela tu pelo Y soy el sol que caliente tu cuerpo.
Soy la vida que cuida la vida Soy la luz que al mundo ilumina.
Soy tu voz, tu llanto, soy tu risa, soy tú fe Tu amor, la calma que te llena y que tú no ves Yo soy en ti todo lo que se siente.
en Bustamante Soy la luz del día, la alegría, soy tu fe Tu amor, la calma que te llena y que te hace bien Yo soy en ti todo lo que se siente.
Yo soy la nota que suena en tu alma Soy la conciencia de tu ser que avanza. Soy la fuerza de este mundo nuevo Y soy la tierra, tus alas, tu cielo3.
Estaba tan inmerso en su canción, que no se dio cuenta que la puerta de la habitación se abrió y la enfermera seguida de Maggi entraban. ―¿Señor? Solo la familia puede estar aquí ―dijo la enfermera despertándolo de su ensoñación. Liam dio un salto por la sorpresa y se puso de pie, viéndose culpable. ―Yo... ―Es el novio de mi hijo, señorita, tiene todo el derecho de estar aquí ―dijo Maggi de repente, dándole una suave sonrisa al menor. Liam sonrió agradecido. ―Oh... --La enfermera parecía sorprendida, pero asintió de todas maneras―. Bien, le decía a la señora Carter, que anoche el paciente desper... ―Antes de que ella terminara de hablar un movimiento en la cama les hizo a todos desviar su mirada a Jon. Liam abrió los ojos sorprendido. ―Jon... ―Hijo ―susurró a su vez Maggi. 3
Nombre de la canción: Yo soy; Intérprete: Jenny Martínez.
en Bustamante ―Bien, eso es lo que quería decirles, él despertó anoche. Fue algo de un par de minutos, pero abrió los ojos, como ahora. Hola, Jon, ¿cómo te sientes? ―preguntó acercándose a la cama y verificando sus signos vitales―. Tu mamá y tu pareja están aquí, vinieron a verte. ―Liam miró a Maggi con miedo, Jon se enojaría mucho esta vez. No lo perdonaría. ―Jon, puedo explicarlo, lo juro ―dijo de inmediato, antes de que Jon pudiera decir nada. Él lo miró unos minutos, ladeó la cabeza levemente como si no comprendiera. ―¿Quién eres tú? ―preguntó Jon a Liam
Sam dejó el hospital y condujo hasta "La Estrella", el rancho de Miguel Contreras. En cuanto entró a las tierras del hombre, Miguel estuvo fuera de la casa, viendo de quién se trataba. Sam estacionó y se quitó el sombrero. ―Miguel ―dijo sacudiendo su mano. ―Sam, ¿qué te trae por aquí? ―preguntó mirándolo fijamente. Sam estaba totalmente seguro de que se trataba de una mirada de advertencia, intimidadora. ―Necesito tener una palabra contigo, es sobre los robos. ―Miguel lo miró unos segundos en silencio. ―¿Has descubierto algo? ―Sí, es por eso que estoy aquí. ―El ranchero pareció pensarlo unos minutos, miró al rededor, como si esperara que alguien llegara. Sam maldijo, nadie sabía que estaba allí y si algo le pasaba no sabrían cómo y dónde.
en Bustamante ―Pasa y me cuentas eso que descubriste. Ambos entraron a la casa Contreras. Dentro estaba la esposa, Angelina, pero ella solo hizo un gesto en reconocimiento antes de entrar a la cocina. Sam siguió a Miguel a la sala y se sentaron uno frente al otro. ―¿Entonces? ―Miguel, tengo entendido que viste a tu hijo por última vez hace cuatro años, ¿estoy en lo cierto? ―Miguel asintió. Algo que sorprendió a Sam es que ni si quiera se inmutó ante la mención de su hijo desaparecido―. ¿No has sabido absolutamente nada de él en estos años? ―Nada... ¿por qué el interés? ―Bien, porque Liam Herrera vio a tu hijo entro los que intentaron dispararle. Tu hijo tiene antecedentes en la ciudad y por lo tanto estaba en el sistema, el rostro que Liam verbalizó fue reconocido como tu hijo. Lo que explicaría el que supiera cuales eran los ranchos que criaban caballos y además, tuvo muy buen ojo para elegir a lo mejor de cada rancho. ―Miguel pareció pensativo unos momentos y se aclaró la garganta. ―Como te he dicho, no sé nada de él hace años, si está implicado en esto, yo no tengo nada que ver. Fui víctima también. ―Lo sé, pero debía asegurarme. ―Sam se puso de pie―. Si sabes cualquier cosa de tu hijo te agradecería que me des aviso. ―Por supuesto... Por cierto, ¿cómo está Jon? Oí que tuvo un accidente. ―Está estable, no fue nada grave. ―Me alegro.
en Bustamante Sam observó a Miguel y por alguna razón no creyó eso. Se despidió y salió rápidamente de las tierras de Miguel Contreras, algo le decía que el hombre sabía mucho más de lo que decía. Aún tenía muchas cosas que hacer, entre ellas ir a revisar el lugar en dónde Jon había tenido el accidente e ir a hablar con los otros rancheros. No quería enfrentarse a uno de ellos. Dios quiera que ÉL no estuviera solo en su casa o ambos volverían a caer. Decidió ir a la casa de los Carter en primer lugar, eso debía hacerlo mientras aún hubiera luz para ver cualquier cosa que estuviera fuera de lo normal, aunque dudaba que eso fuera algo más que un accidente, debía confirmarlo para el reporte que debía rellenar. Cuando llegó saludó con un gesto de su sombrero a James, que se estaba haciendo cargo mientras Jon se recuperaba. ―Hola, James. ―Comisario ―saludó el capataz. ―Vengo a revisar el lugar donde encontraron a Jon, necesito confirmar el accidente. ―Claro, sígueme. Por cierto, hay algo raro con eso --comentó James mientras lo guiaba hasta donde encontró a su jefe. ―¿Qué es lo raro? ―preguntó Sam mirando el suelo cuando llegaron, James le indicó con un gesto un ancho tronco de árbol. ―Esto es lo único que estaba por aquí, no había nada más que me indicara que Jon pudiera golpearse o algo así y estoy completamente seguro que ni el viento podría levantar esa cosa. ―Sam frunció el ceño, estaba seguro que otra investigación se añadiría a su trabajo.
en Bustamante ―Me estás tratando de decir que alguien pudo hacerlo a propósito ―afirmó Sam, a lo que James asintió sin dudar. ―Sí, es imposible que Jon se cayera por la fuerza del viento. Claro, el viento de anoche fue bastante fuerte, pero Jon no es un pequeño niño que no soportaría la presión. ―Sam asintió estando de acuerdo. En eso James tenía razón. ―Lo que dices es cierto, además, la oscuridad, la lluvia y el viento seguramente le impidieron ver a su atacante, si es que lo hay. ―Comenzó a caminar alrededor, sería imposible encontrar pruebas, el viento y la lluvia borrarían todo tipo de evidencias si es que realmente hubiera un atacante que quisiera a Jon fuera―. ¿Ya arreglaron los establos? ―En eso están los chicos, ¿quieres verlos? ―Sí, creo que esto puede tener que ver con los robos. Quizás los caballos no escaparon solos, si no que alguien quiso llevárselos y no esperaban que Jon saliera. ―James observó a Sam y asintió, eso tenía mucho sentido. ―Vamos. Ambos caminaron hasta los establos, Sam observó cada detalle en las puertas de las camas de los caballos que habían escapado y vio lo que necesitaba para confirmar que lo sucedido no había sido un accidente. Se inclinó y paso sus dedos por las fisuras en una de las puertas del establo. ―¿Esto ha estado aquí siempre? ―preguntó a nadie en particular. ―No, pero asumimos que la madera quedó así luego del golpe de los caballos.
en Bustamante ―Esto no es por eso, porque los golpes de los caballos son desde el interior, es imposible que la puerta quedara así de dañada en esta parte. ¿Dónde encontraron a los caballos? ―Con Still y Santiago los encontramos casi en el límite de la tierra. Cerca del río. ―Sam asintió y luego miró a James que estaba revisando la puerta de otro de los caballos liberados. Le devolvió la mirada a Sam y asintió en entendimiento. ―La verdad sea dicha Sam, tienes razón, esto fue planificado, alguien soltó a los caballos a propósito y seguramente es la misma persona que golpeó a Jon. ―Sí, seguramente no esperaba que Jon saliera en busca de los caballos.
Liam observó a Jon un momento. ―¿Cómo que quién soy yo? Soy Liam, por supuesto ―dijo Liam sin entender el que Jon hiciera esa pregunta. La enfermera nuevamente se le adelantó mientras anotaba los signos vitales en la hoja de registro. ―Este es su novio, y aquí está su madre. Jon los miró a ambos, desviando la mirada de uno al otro. ―¿Mi novio? Por supuesto que ella es mi madre, no tiene por qué decírmelo. ―¿Qué pasa con mi hijo, señorita? ¿Por qué está haciendo esas preguntas? ―Puede que esté desorientado ―comentó ella―. Pero el médico debería confirmarle cualquier cosa, por lo pronto es algo normal ante un
en Bustamante golpe en la cabeza, si esto perdura deberíamos preocuparnos, pero han pasado menos de 24 horas desde el golpe. ―Ella nuevamente se dirigió a Jon―. Señor, ¿puede usted decirme qué le sucedió? ―Jon la observó largo y tendido, parecía que estaba tratando duramente de responder esa pregunta. ―No lo sé ―dijo con voz ronca. ―¿Sabe su nombre? ¿Su edad? ―Jon guardó silencio unos minutos. ―Jon Carter... es una pregunta tonta, ¿cómo podría no saber mi nombre? Y mi edad... creo que 29. ―Liam se cubrió la boca con sus manos, sorprendido. Miró a Maggi, que estaba pálida. Rápidamente se acercó a ella y la guio hasta una silla. ―Maggi... ―susurró. ―Señorita, ¿por qué mi hijo no nos recuerda su edad? ―Llamaré al médico de inmediato, pero por favor no pierdan la calma, ya le expliqué que esto puede ser normal cuando se trata de golpes a la cabeza. ―Sí, pero aun así... ―susurró Liam. ―¿Eres realmente mi novio? ―preguntó Jon a Liam. Liam miró a Maggi, a la enfermera que ahora guardaba sus cosas y no sabía que decir. Pero esa mentira podría confundir aún más a Jon, pero tampoco quería que lo sacaran por no ser familiar... ―Yo... yo... si... claro que soy tu novio ―susurró con una sonrisa temblorosa―, pero eso no es lo importante ahora mismo. ―Se acercó a Jon y tomó su mano―. Lo importante es que descanses y te recuperes. ―Besó suavemente la mejilla de Jon y se sintió como la persona más miserable―. Te
en Bustamante voy a cuidar y tu mamá también. ―Jon asintió cauteloso y se acomodó en la cama. ―¿Van a estar aquí cuando despierte? ―Sí, no te preocupes, aquí estaremos Jon ―susurró suavemente. Él cerró los ojos y no pasó mucho para que su respiración cambiara y le indicara que Jon dormía. Liam miró a Maggi que cubría su rostro con sus manos, no podría imaginar cómo se sentiría en ese momento esa mujer viendo a su fuerte hijo en ese estado. Liam miro a Jon y luego al cielo nublado, a través de la ventana de la habitación. «Perdón, sé que mentirle no está bien, pero realmente quiero estar con él», pensó Liam viendo como su amor dormía plácidamente. No esperaba que la primera vez que estuvieran cerca o en una cama con Jon, fuera en un hospital y en esa situación.
en Bustamante
CAPÍTULO 10
Maggi observaba a su hijo dormir. Estaba tan preocupada por lo que había pasado, que no tenía cabeza para pensar en la mentira que había ideado antes. Sobre Liam siendo novio de Jon. Al menos Jon recordaba su nombre, su edad y parte de su infancia, eso le había dicho el medico un par de horas atrás luego de revisarlo, "lo que indicaba que sólo se trata de una pérdida temporal de memoria, seguramente debido al traumatismo causado esa noche", fueron las palabras textuales del doctor Hunter. Habían sacado a Jon de la habitación y le habían hecho exámenes de todo tipo para saber la gravedad de su lesión e investigar por qué la pérdida de memoria. Los resultados no estarían hasta después de tres días, lo que significaba que tendrían que estar al menos cuatro días más allí. Aunque Maggi no entendía bien todo eso, lo único que quería era que su hijo estuviera bien. Lo conocía lo suficiente como para saber que estar en un hospital lo agotaba y estresaba más que no recordar. Un par de los amigos de Jon habían llegado a saludar y a saber cómo seguía, estaban bastantes sorprendidos y preocupados por las noticias de la pérdida de memoria, pero aceptaron ayudar en cualquier cosa, en caso de que el médico los citara para trabajar con Jon sobre sus recuerdos perdidos, que al parecer se trataba de los últimos dos años. Suspiró y continuó su tejido esperando a que Liam llegara.
en Bustamante En el último par de días el chico había pasado todo su tiempo libre en el hospital, al cuidado de Jon y dándole a Maggi tiempo para ir a su casa y descansar, ya que realmente era algo que necesitaba hacer a su edad. Ese chico realmente era su bendición en ese momento, solo esperaba que cuando Jon supiera que le habían mentido no lo sacara completamente de sus vidas. Aunque conociendo a Jon Carter, sabía que eso era casi imposible, a menos que Liam lograra ganarse su corazón al cien por ciento, algo que, también sabia, no era completamente imposible.
―¡Ya me voy, Jenny! Dejé todos los arreglos listos, con el nombre y dirección para las entregas. Mi celular estará encendido si quieres preguntarme algo. ―Está bien, Liam, ve con cuidado. Dale mis saludos a Maggi y a Jon, avísame si ocurre algo. ―Liam asintió y corrió a su auto y, tratando de no sobrepasar el límite de velocidad, condujo hasta el hospital. Sus pensamientos estaban revueltos. Por un lado, la preocupación por Jon y sus recuerdos lo tenía al límite, no deseaba para nada que él viviera de esa forma toda su vida. Es decir, ¿cómo de malo sería vivir con dos años borrados de tu mente? Lo otro, y no menos importante, era su mentira. Sabía que estaba mal, pero era la única forma de poder seguir acompañando a Jon en el hospital cuando Maggi no estuviera. Le había comentado a Sam sobre eso, y él estaba en desacuerdo total. Pero todos entendían que si le decían a Jon la verdad en ese minuto lo
en Bustamante confundirían aún más, y con todos, solo se refería a Maggi, Sam, Dominic y él mismo. Cuando llegó, caminó dentro, por los pasillos que ya conocía de memoria hacia la habitación de Jon. Tocó suavemente la puerta, atento al "adelante" de Maggi para entrar. Cuando escucho ruidos, abrió suavemente la puerta y vio a la madre de su amor acomodando la ropa de cama de su hijo. ―Buenas tardes, Maggi ―dijo suavemente, miró a Jon que tenía una mirada algo perdida, seguramente acababa de despertar―. Hey, Jon. Te ves mucho mejor que ayer ―dijo sonriendo. Y era la verdad. Se acercó hasta ellos, beso la mejilla de Maggi y la mejilla de Jon. ―¿Cómo estás, querido? ¿Mucho trabajo? ―Sí, mucho, hubieron muchos pedidos, por eso me tardé un poco más hoy. ―¿En qué trabajas? ―preguntó Jon, sonriendo. Liam lo miro unos segundos, mudo. Jon nunca le había sonreído de esa forma, tan sinceramente. ―Yo... uhm... ―Se sentía tonto, pero no tenía palabras. Se aclaró la garganta―. Soy florista, ya sabes, hago arreglos florales, ayudo a la gente con sus jardines, cuido plantas, recomiendo macetas... No es gran cosa, pero me gusta. ―¿Por qué no sería gran cosa? Creo que va con tu personalidad, ¿no crees, mamá? ―preguntó a Maggi. Ella asintió y sonrió.
en Bustamante ―Toda la razón, Liam es un chico alegre, efusivo, que llena de vida a lo que está a su alrededor. ―Ese comentario hizo que Liam se sonrojara, notablemente y mirara sus pies. ―Tantos halagos y harás que suba al cielo, Maggi ―dijo divertido. Elevó la mirada hasta Jon, y ahí estaba de nuevo, esa hermosa sonrisa. Nuevamente se aclaró la garganta―. Y bien, ¿qué ha dicho el medico? ¿Cuándo te podremos sacar de aquí? ―No lo sé, me han hecho exámenes toda la mañana, parece que al menos estaré aquí por una semana más. ―Oh, y eso te tiene contento, ¿verdad? Todo consentido por tu madre, las enfermeras... ―...Mi novio... ―Liam miró a Jon y asintió lentamente, sonrojado. ―Tu novio... ―No me tiene para nada contento, odio estar aquí sin poder salir... quiero montar a Fire, trabajar mis tierras, dormir en mi propia cama. Dime algo, ¿vives conmigo, Liam? ―Liam miró a Maggi en busca de ayuda, mordió su labio inferior. ―No hijo, él vive con su familia, solo llevan un par de meses de novios. ―¿Sólo un par de meses? Creí que mucho más ―comentó Jon. ―Bien, los dejo, necesito una ducha y James me estará esperando abajo ―comentó Maggi. No deseaba seguir mintiéndole a su bebé. Se acercó a Jon y besó su frente--. Nos vemos hijo, no hagas rabiar a las enfermeras ni a Liam, haz caso en todo. ―No tengo 10 años, madre. Eso no se me olvidó ―comentó divertido. Liam soltó una risa por lo bajo.
en Bustamante ―Tuve la esperanza ―bromeó Maggi rodando sus ojos. Besó la mejilla de Liam y la palmeó suavemente―. Nos vemos, hijo. Avísame cualquier cosa. ―No te preocupes, tu hijo no tendrá mejor enfermero. ―Liam sonrió a Maggi mientras ella salía por la puerta de la habitación. Devolvió su mirada hasta Jon. ―Entonces, ¿qué cosa interesante has hecho? ―preguntó Liam. ―Si interesante llamas a estar acostado y ser llevado de un lado a otro en una silla de ruedas durante todo el día, pues déjame decirte que ha sido un día muy, muy interesante ―comentó Jon, sonriendo de medio lado. Lam soltó una carcajada que le hizo cerrar los ojos. Antes de ese día, creía que Jon no tenía sentido del humor, ¡pero lo tenía! Cuando abrió los ojos de nuevo, luego de calmar su risa, los ojos serios y profundos de Jon le miraban con atención. ―¿Qué? ―preguntó algo nervioso a Jon―. ¿Por qué me miras así? ―volvió a preguntar sin dejar de sonreír, aunque su estómago comenzó a revolotear, como si mil mariposas estuvieran ebrias y no supieran por donde salir y lo único que hicieran fuera chocar contra la pared de su abdomen. ―Así, ¿cómo? ―No sé, tan serio... tan... ―Liam tragó, ¿acaso había elevado la temperatura del cuarto? ―Bésame. Liam casi se atragantó con esa solicitud, no, con esa orden de Jon. Y ahí estaba de vuelta, el Jon que conocía, el arrogante bastardo que creía que todo el mundo seguiría sus órdenes y que Liam estaba a punto de cumplir.
en Bustamante ―¿Be-besarte? ¿Por-por qué? ―preguntó tontamente y en un tono que no clasificaría como masculino. ―Eres mi novio, y en este par de días no has ni si quiera rozado tus boca con la mía. ―Liam se sonrojó como nunca antes, ¿qué haría ahora? ―Yo... tú... quiero decir... Nosotros... no... tú has estado aquí y... ―¿Acaso no me quieres besar? ―¡Claro que sí! ―exclamó el menor efusivamente, sin si quiera pensarlo―. Es lo único que he querido hacer desde que te conocí ―susurró para sí mismo. ―Entonces hazlo, bésame, cariño. «¡¡Oh, Dios, me voy a desmayar, Jon Carter me llamó cariño!!!», pensó Liam al borde de un colapso nervioso, mientras asentía y se ponía de pie. Con dos pasos estuvo en el borde de la cama de Jon, sin previo aviso, éste lo tomó por la cintura y fácilmente lo sentó en sus piernas, cubiertas por las sábanas. ―¡Jon! ―exclamó Liam. Miró esos ojos color chocolate y tragó audiblemente. Nunca en su vida había estado más nervioso―. Jon... yo... antes... quería dec... ―Pero sus palabras quedaron en el olvido cuando los labios contrarios se posaron en los propios. Dudó solo un momento antes de alzar sus brazos y enredarlos en el cuello de Jon. Respondiendo al beso con la misma increíble ternura que lo hacía Jon. Era un beso lento, solo entre sus labios, pero que hacía que el corazón de Liam latiera de forma desenfrenada, alocada, sentía como si en cualquier momento pudiera salir de su pecho y llegar hasta Jon.
en Bustamante Hizo lo que siempre quiso, enredar sus dedos en el corto cabello del ranchero, presionando su boca contra él, buscando más. No sabía qué, pero deseaba mucho más de Jon.
Jon se sintió vivo. Desde que despertó en esa cama de hospital, solo había querido dormir y seguir durmiendo. Odiaba estar encerrado entre cuatro paredes y eso mismo era lo que le hacía sentir deprimido. Pero en ese momento, olvidó que habían dos años que se habían borrado de su cabeza, que no estaba seguro de nada, que estaba encerrado, que la comida de hospital era asquerosa... En ese momento eran solo él y Liam. Había querido besarlo desde que entró en la habitación, pero su madre estaba ahí y suponía que Liam no lo había besado antes por respeto a ella, pero ahí había algo más, porque una persona no se ponía así de nervioso por besar a su novio, ¿verdad? Pero eso quedó en el olvido en esos momentos. Ese beso se sentía como el más increíble de su vida... de lo que recordaba. El sabor de menta y café era palpable, el olor a plantas, flores envolvía a Liam y eso solo le hacía querer fundirse en él. ¿Cómo de cursi sonaba? Pero Jon lo sabía en ese instante, Liam indudablemente era el chico que podría estar con él. Y entendía el por qué eran novios, aun cuando no lo recordaba. Liam era perfecto para él. Desde su personalidad hasta la electricidad que había entre sus cuerpos.
en Bustamante Profundizó el beso, pidiendo la entrada a esa boca con su lengua, lo que no se le negó. Liam estaba plenamente sumido en el beso, igual que él mismo. Lentamente se separaron, el respirar les obligó a hacerlo. Liam apoyó su frente en el hombro de Jon y cerró los ojos, obligándose a no llorar. Ambos respiraban con dificultad, esperando que sus respiraciones tomaran su patrón normal. ―Liam... ―No digas nada, ¿si, Jon? Yo... perdón... ―¿Por qué me estás pidiendo perdón? ―Solo... ―Liam fingió una sonrisa―. Creo que estoy muy sensible por tu accidente... ―Se alejó suavemente, tomó el rostro de Jon entre sus manos―. Jon... Pase lo que pase cuando recuperes tu memoria, recuerda que te amo... de verdad, de verdad te amo... Jon no entendía por qué Liam se veía tan destrozado, pero sabía que esas palabras eran sinceras. Sonrió a su novio y beso su frente.
Sam respiró profundamente en el momento que estacionó su auto en el King TR, el rancho de Henry Togo, otro de los rancheros afectados y además, su amor de adolescencia. Aun después de 10 años, seguía teniendo la misma reacción cada vez que lo veía o estaba cerca de algo relacionado a él. No pasó mucho tiempo para que supieran que estaba ahí y una pequeña niña, que a este tiempo debería tener 9 años, saliera corriendo de la casa a recibir al visitante. Ella era igual de hermosa que su padre, su cabello
en Bustamante rubio y con rizos perfectamente formados, que ahora estaban en una coleta alta. Llevaba jeans y una blusa escocesa con colores rojos y azules. Sus ojos azules, ojos inocentes... los ojos por lo que su vida cambió. ―¡Tío Sam! ―gritó ella cuando él salió del auto―. Qué bueno que viniste, debes verme montando a Monta, soy muy rápida, papá dice que podré competir cuando tenga la edad suficiente, y ganar si sigo entrenando así. --Sam sonrió y se inclinó para besar la frente de Rachel. ―Es bueno saberlo, espero que estés cuidando bien de Monta cada vez que terminan de entrenar. ―Lo hago, papá no me deja entrar a casa si no dejo a Monta alimentado, cepillado y cuidado. ―Tu papá te enseña bien, Rich... ¿él está por aquí? Necesito hablar con él sobre algo importante. ―Sí, está en las caballerizas, pasa a verlo allí tío. ―Bien... a propósito, ¿te está yendo bien en la escuela? ―Sí, muy bien, soy la primera en calificaciones Ella le guiñó un ojo, algo que le hizo sonreír mientras caminaba hacia los establos. Pero cuando estuvo en las grandes puertas, sus nervios nuevamente lo comenzaron a traicionar. Se detuvo para tranquilizarse por unos segundos antes de entrar y buscar al alto y grande ranchero con la mirada. ―¿Henry? ¿Estás por aquí? ―De uno de los cubículos hubo un ruido y luego la profunda voz que le hacía estremecer, se escuchó. ―¿Sam? ―preguntó Henry mientras salía del cubículo, aseguraba la puerta y luego se dirigía al comisario―. Qué sorpresa, hombre. ¿Qué haces
en Bustamante por aquí? ―Sam lo observó unos segundos... ¿por qué el hombre tenía que ser tan condenadamente de su tipo? ―Bueno... vengo por lo de los caballos. Creo que ya sé quién es o son, para este caso, los culpables. ―Sam miró alrededor―, pero necesito de tu total discreción. Aún no tengo pruebas... ―Sam, sabes que puedes confiar en mí. Además, este tema me interesa y quiero saber cada cosa que descubras, los ejemplares que me robaron son de primera, iba a venderlos a muy buen precio cuando crecieran. ―Lo sé. ―Sam dudó unos minutos antes de decidir a contar lo que sabía a Henry―. ¿Recuerdas a Liam? ―¿El chico Herrera? Por supuesto, es quien descubrió todo eso y casi matan, ¿no? Además... tu novio, por lo que oí en el pueblo ―comentó mirando directamente a los ojos de Sam. ¿Por qué ese comentario pareció un golpe a su estómago? Sam no lo sabía. Pensó en corregirle, en decirle que era una mentira para ayudar a su amigo, pero entonces recordó a Henry, 10 años atrás, diciéndole que lo había engañado y había tenido una aventura con Susana. La hija del comisario en ese tiempo. Y que no bastándole con eso, la había dejado embarazada. Suspiró y endureció su expresión. ―No veo por qué haces ese comentario, pero sí. Mi novio. Pero ese no es el asunto. Liam hizo un retrato hablado, y la respuesta que me dieron en la ciudad ante el reconocimiento de rostros, es que uno de los ladrones se trataba de Bruno Contreras. ―La ceja de Henry se elevó. ―¿El hijo de Miguel? ¿El que había desaparecido?
en Bustamante ―El mismo. ―Asintió Sam―. Al parecer apareció. Mis sospechas son que él es cómplice con su padre. Fui a hablar con Contreras y no se veía muy sorprendido con que su hijo tuviera algo que ver con el robo equino. ―Pero fue uno de los afectado, ¿por qué robaría sus propios caballos? ―Es muy obvio, si mis sospechas son ciertas, lo hizo para cubrir su participación. Obviamente si le roban los caballos, igual que a ti, Alex y Jon, no se le vería como sospechoso. ―Henry asintió. ―Tienes razón... ―Henry sonrió de esa manera que a Sam descolocaba. Por un momento su mente fue al momento en que se conocieron. Sam desvió la mirada―. Te has convertido en todo un buen comisario, ¿eh? ―Por supuesto, cualquier que ama su trabajo es bueno en ello -contestó con brusquedad. Henry se le quedó mirando―. Bien, me voy, tengo cosas que hacer, solo vine a informarte lo que sé hasta el momento. ―¿No quieres pasar a la casa y ver a Rich? Ella pregunta todo el tiempo por ti. ―Ya la vi, está preciosa ―dijo―. Como dije, tengo cosas que hacer, nos vemos Togo. ―Hizo un gesto de despedida con su sombrero y salió de allí. Aliviado de por fin tener que irse y estar lejos de ese hombre que lo había arruinado para otros por completo.
Liam terminó de peinar a Jon, y sonrió por el rostro relajado de su "novio". ¿No era lindo poder llamarlo así?
en Bustamante ―Listo, terminé. Quedaste todo guapo ―comentó guardando las cosas de aseo y dejando la fuente en el baño―. No tienes que agradecérmelo, sé que soy genial ―dijo sonriendo. Jon sonrió. ―Gracias por esto, pero no era necesario, se supone que hoy ya podré levantarme. No entiendo por qué me tienen en cama, si lo que tengo es amnesia y no tiene nada que ver con que pueda o no levantarme. ―No seas gruñón. El médico dijo que era por el golpe en la cabeza, podías perder el equilibrio y todo eso que dijo y de lo que entendí la mitad. ―Pues el medico no pudo estudiar 7 años solo para decir que debo estar en cama. Puedo perfectamente irme a casa y... ―¿Ya estás haciendo rabiatas, hijo? ―preguntó Maggi mientras entraba a la habitación, besó a ambos chicos en la mejilla―. ¿Cómo está el paciente? ―preguntó a Liam. ―Pues tu hijo está insoportable. No deja de pelear con las enfermeras, no hace caso, parece un niño de 10 años. ―Hey, estoy aquí, ¿no pueden hablar mal de mí cuando duerma? ―preguntó Jon divertido. Liam y Maggi rieron divertidos. ―Toma, te traje el diario, frutas y algunos bocadillos. No te tienen con ningún alimento especial, así que como buena madre que soy te preparé ese estofado de cerdo que tanto amas. ―Eres la mejor, madre ―dijo Jon, su estómago rugió ante el olor del delicioso estofado de su madre. ―Bien, debo irme a la florería, me llaman si pasa algo ―dijo Liam, poniéndose su bolso. Besó la mejilla de Maggi―. Ten paciencias, Maggi ―bromeó, sonriendo divertido. Se acercó a Jon, dispuesto a besar la frente
en Bustamante de Jon, pero el ranchero le tomó de la cintura e hizo que inclinara su rostro para darle un corto, pero intenso beso en los labios. ―Nos vemos, que te vaya bien, cariño. ―Liam quedó un poco aturdido, avergonzado y sorprendido ante el beso. Asintió y ni si quiera quiso mirar a Maggi, estaba seguro que su rostro estaba completamente rojo. ―Adiós ―dijo antes de salir corriendo de la habitación y del hospital. Inconscientemente, mientras manejaba a la florería en el pueblo, lamía sus labios, disfrutando al imaginar que el sabor de su hombre estaba en ellos. La gran y tonta sonrisa no desapareció mientras entraba y saludaba a su jefa. ―Vaya, pareces contento para la situación en que está Jon ―comentó Jenny. Él asintió, con todas las ganas que tenía de contarle a su amiga que había besado a Jon, sabía que eso conllevara a que le contara lo de la amnesia y de su relación. Una relación que era imaginaria para Liam y verdadera para Jon. ―Sí, Jon está mucho mejor, eso me tiene contento --Eso no era mentira, así que no se sintió mal por decirle solo eso a Jenny. ―Oh, me alegro ―dijo Jenny sinceramente―. Bien, esto de aquí es lo que tienes que empezar. Faltan algunos detalles en los de la ceremonia de inauguración del museo, así que ¿podrías hacerlos tú? ―Por supuesto, sé que necesitas ir con tu hijo así que deja que me encargue de todo por aquí ―respondió Liam sin dejar de sonreír. No mucho tiempo después, Jenny se iba y Sam entraba. ―Hola, desaparecido ―saludó el comisario a Liam, que estaba concentrado en un ramo. El menor elevó la vista y sonrió feliz.
en Bustamante ―¡Sam! ―gritó feliz. Dejó las flores esparcidas en la mesa y rodeó el mostrador para abrazar a su amigo―. Qué bueno verte, me tenías abandonado ―dijo haciendo un puchero―. Si no soy el que te llama me olvidas por completo, mal amigo. ―Golpeó suavemente el pecho del mayor. ―No seas así, he estado ocupado. ¿Cómo ha estado Jon? ―Mucho mejor ―respondió Liam volviendo a su trabajo―. Su estado de ánimo es bastante bueno y, aunque no recuerda ciertas cosas, al menos tiene presente de donde es, quienes son sus amigos, qué es lo que hace para ganarse la vida... No sé, el medico dice que es raro que solo haya olvidado el último tiempo, la psicóloga dijo que quizás había vivido algún tío de trauma que quiso borrar de su cabeza. ―¿Un trauma? ―preguntó Sam quitándose el sombrero y mirando a Liam trabajar. ―Sí, tú lo conoces hace más tiempo. ¿Sabes de algo que le haya pasado durante los últimos dos años? ―No, pero tampoco soy el mejor amigo. Creo que eso deberías preguntárselo a Dom. Lo que te puedo decir es que desde hace dos años su genio empeoró. Liam asintió preocupado. ¿Quizás realmente le había pasado algo a Jon? ―Esperemos que no sea nada grave. ―Sama asintió. ―¿Cuándo le dirás la verdad, Liam? Esto se saldrá de las manos y al final terminarás sufriendo mucho más que antes. ―Lo sé, pero... tengo miedo de que me odie. Quiero disfrutar de su amor unos días más y te prometo que le diré la verdad. Lo prometo.
en Bustamante
OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER Cosas raras Han pasado dos semanas desde que Jon tuvo el accidente. Por fin le dieron el alta y ya está en su casa. Poco a poco ha ido recordando ciertas cosas y lo único que quiere es salir a trabajar sus tierras. Por suerte, James se ha encargado de mantenerlo en su cama. Le dijo que no estaba en condiciones de hacerse cargo del rancho en ese momento. Es divertido ver la pelea entre los dos hombres, James parece casi un padre, y me gusta, porque mantiene a Jon a raya. También le ayudé a Jon a buscar a alguien que pudiera hacerse cargo de los números del rancho. Se llama Isaías, es un buen hombre que necesitaba un trabajo con horarios flexibles. Su esposa está embarazada y puede dar a luz en cualquier minuto. Me agrada. Jon también ha tenido que ir a terapias, sus exámenes salieron bien, aunque aún faltan algunos. Esperemos que esto sea solo temporal. He pasado más tiempo en casa de Jon que en la mía, mi familia está preocupada, Jenny también y Sam un poco molesto porque aún no le digo la verdad a Jon. Pero es tan difícil pensar en decirle que realmente no somos una pareja y que más bien el parecía odiarme. Es decir, incluso Maggi está sorprendida de lo diferente que es Jon en estos momentos. ¿A caso la amnesia también cambia tu personalidad? Quién sabe, pero ella está feliz, aunque también preocupada por la situación. Hemos hablado mucho de eso mientras Jon duerme y no sabemos cómo ni cuándo decirle la verdad. Por otro lado, con Maggi hicimos un jardín precioso, ella está feliz de tener algo más en que ocupar su tiempo… Aunque debo contarte un secreto, juro que no estaba espiando a propósito, pero creo que Maggi y James, pues… creo que están juntos!! ¿Puedes creerlo? Fingen muy bien, lo sé porque los vi
en Bustamante besándose, fue algo súper casto, pero ni los mejores amigos se besan en los labios, ¿verdad? En fin, te iré contando como va eso, ahora que lo sé mantendré un ojo en ellos, aunque no le diré nada de nada a Jon, si tiene que saberlo debe ser por su madre. Otro que ha estado un poco extraño ha sido Sam. Sé que he sido muy egoísta con él, siempre está preocupado por mi y yo nunca le he preguntado qué es eso que le molesta tanto. Siempre, desde que lo conozco no hace mucho, he sentido que tiene un dolor muy grande, pero quizás es solo mi imaginación. Una vez comentó que había tenido una relación y que había amado mucho a ese chico, pero que su amor no era correspondido como pensó. ¡Que idiota! Digo, no Sam, sino ese hombre. ¿Cómo alguien no va a amar a Sam? Sam es todo lo que alguien querría en un novio, pero bueno, quizás ese hombre no lo merecía. Creo que empezaré a buscarle un novio, la mejor opción sería hacer un casting, pero sería demasiado obvio y poco discreto. (Risa) SI, lo sé. Es una locura, pero para eso somos los amigos, debemos hacer locuras y hacer felices a nuestros amigos cuando están tristes y yo sé que Sam necesita de mi alegría. El destino quiso unirnos para eso. ¡Lo sé! Por lo mismo te prometo que desde hoy estaré detrás de Sam hasta que me cuente su dolor y además buscarle a su hombre ideal. ¿Crees que lo lograré? Siempre tuyo y nuevamente de Jon… espero por siempre… Liam.
en Bustamante
CAPÍTULO 11
Jon se puso su sombrero y salió de la casa hacia las caballerizas. Al fin, luego de lo que se sintió una eternidad, pudo salir junto a sus trabajadores. Era un alivio respirar aire libre y no el de su cuarto. Estaba por entrar al cubículo de Fire cuando sintió a alguien saltando en su espalda. Sonrió, sabiendo perfectamente quien era. ..Eres un malcriado, Jon. Se supone que recién mañana podrías salir -dijo Liam en su cuello, acomodándose contra el cuerpo de Jon. Sus brazos alrededor de sus hombros y sus piernas rodeando su cintura―. Sabía que si no estabas en tu cuarto, es porque estabas aquí. ―Un día no hace la diferencia, cariño ―comentó divertido. Era una suerte que tuviera el cuerpo para soportar el ataque sorpresa por su espalda―. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar trabajando? ―Claro que hace la diferencia ―dijo Liam, y Jon no tenía que mirar su rostro para saber que estaba haciendo un puchero―. Sí, pero Jenny me dio el día libre, sus hijos se ofrecieron a ayudarla por hoy, así que creí que podríamos pasar el resto del día juntos, mimándonos... Ya sabes, esas cosas de chicas que odias y yo amo ―comentó Liam divertido. Besó el cuello de Jon y luego dejó su espalda para rodearlo y pararse frente a él―. ¿Realmente te sientes bien? ―Sí, cariño ―respondió Jon suavemente. Acariciando la mejilla del menor y luego inclinándose para besar suavemente sus labios―. Me
en Bustamante encantaría pasar el día contigo, pero realmente quiero ir y ver cómo están marchando las cosas en el rancho. ―¿Acaso no confías en James? Anda, quédate conmigo, puedes dejar el rancho para mañana. Vamos a dar una vuelta... ¡Ya sé! Podemos hacer un picnic, cerca del río, vamos a caballo y pasamos el día juntos. Dime que sí, Jon. Por favor ―rogó Liam, tan encantadoramente como pudo. Jon sonrió y suspiró con resignación. ¿Cómo podría resistirse a esa expresión? ―Está bien, haremos lo que quieres, pero mañana me dejarás hacer mi trabajo. ―Trato ―dijo Liam elevando su mano y guiñándole un ojo. Sonrió feliz y se abalanzó hacia Jon, abrazándolo con fuerza―. Me encanta que seas así, tan... no sé. Eres mejor de lo que creí, Jon. Mucho, mucho mejor. ―Lo dices como si antes hubiera sido distinto ―comentó Jon acariciando el cabello de Liam con ternura. ―No sabes cuánto... ―susurró Liam en su pecho―. Bueno, entonces tú prepara a Fire y yo iré por la comida, ¿te parece bien? --Jon asintió, Liam dio media vuelta y corrió a la casa. Suspiró feliz. Jon terminó de mimar a Fire y Liam aún no salía de la casa, estaba a punto de ir a buscarlo cuando lo vio salir radiante de la puerta de la cocina. Se había cambiado de ropa, por unos short de jeans cortos, muy cortos y una playera que era notablemente más grande que él, ya que le quedaba suelta, casi pareciendo un vestido. Jon no pudo evitar soltar una carcajada cuando se dio cuenta que se trataba de una de sus camisetas. ―Cariño, ¿estuviste husmeando mis cajones? ―Liam se sonrojó e hizo un notable puchero.
en Bustamante ―No es así, estaba preparando la comida y la salsa salpicó por todos lados, así que saqué esta de alguna parte. ¿No quieres que la use? ―preguntó cuándo ya estaban frente a frente. ―Úsala cuanto quieras, te ves hermoso ―susurro besándolo suavemente en los labios―. ¿Ya estás listo? ―Liam demoró un poco en procesar las palabras de Jon, pero asintió de todas maneras. Estaba en el cielo. Jon era increíblemente dulce y lo enamoraba más y más cada día--. Entonces, ¿quieres que cabalguemos al río? ―Sip ―contestó Liam simplemente. Jon montó a Fire y luego ayudó a Liam a montar delante y de espaldas a él―. ¿Fire no se cansará si montamos los dos? ―No, ha soportado peso mayor. Además, estará muy consentida pastando en ese sector. ―Liam asintió y se relajó contra el pecho de Jon, disfrutando del viento en su rostro, afirmando con fuerza la canasta. ―Me gusta que demos un paseo juntos, Jon ―comentó de la nada y suspiró, sin darse cuenta de la sonrisa del gran vaquero. Alrededor de 10 minutos después, Liam decidió el lugar adecuado. Se lo comentó a Jon y éste se dirigió hacia donde su novio le decía. Se bajaron y Liam acomodó la manta y la comida en el suelo, mientras el ranchero se encargaba de dejar a Fire libre de montura y sogas. ―Ve, amigo. Luego te llamo ―dijo suavemente Jon a su caballo. Cuando se giró para acercarse a Liam, no pudo evitar sonreír ante la vista. Liam inclinado sobre sus piernas y rodillas ordenando todas las cosas en el mantel acomodado en el césped. Era una escena bastante hogareña. Se preguntaba cómo es que él y Liam se habían conocido.
en Bustamante ―Ya está, ven a sentarte ―dijo Liam recostándose sobre la manta―. Te alimentaré, así no andarás diciendo que tu novio te hace pasar hambre. ―Nunca dije eso ―comentó Jon frunciendo el ceño y recostándose al lado de Liam, pasando su brazo por la delgada cintura y atrayéndolo hacia sí―. ¿Lo dije? ―No que yo sepa ―dijo Liam sonriendo divertido, se acercó y besó la nariz de Jon juguetonamente―. Pero el tú de antes era gruñón, muy enojón y prepotente... A veces... No entendía por qué te amaba -susurro acariciando la mejilla del gran hombre. ―¿De verdad?... Y si era o soy así, ¿por qué me amas? ¿Por qué estás conmigo? ―Es el amor, Jon. El amor hace que seamos masoquistas, pero creo que al final obtuve mi recompensa y ahora te tengo aquí, abrazándome y mirándome con esos ojitos llenos de cariño... ―Liam soltó una suave risa―. Jamás creí que mirarías a mí de esa forma. Casi, solo casi perdí las esperanzas... ―¿Antes de ser novios? ¿A caso no estaba interesado en ti, Liam? ―Liam volvió a suspirar y se acercó, ocultando su rostro en el amplio pecho de Jon. ―No, no me querías ―susurró―. Creo que me odiabas... O quizás yo era demasiado de alto mantenimiento, como dice Sam. ―¿Sam? ―No supo por qué el escuchar el nombre del comisario le hizo gruñir―. ¿Cómo terminamos juntos, entonces? Si dices que te odiaba... Aunque no creo... Eres demasiado encantador para que alguien te odie ―comentó acariciando el brazo de Liam.
en Bustamante ―Yeah, soy encantador. Pero tú no lo creías, al menos nunca me dijiste realmente lo que era para ti. Espero que signifique amor, pero no tengo tanta fe en estos momentos... ―Te escuchas demasiado tenso, cariño ―comentó Jon. Sabía que esa conversación estaba tomando un rumbo poco agradable para ambos, así que decidió cortarlo―. Relájate y aliméntame, o diré que mi novio me deja hambriento. ―Liam soltó una carcajada y se elevó, besando a Jon suavemente, una y otra vez, sin querer alejarse. ―¡Por Dios, te amo, Jon! No sabes cuánto, te amo y cuanto amo que me tengas entre tus brazos ―Liam era impulsivo, ¿había alguien que no lo supiera? Y eso lo llevó a lanzarse sobre Jon. Quedando completamente alineado sobre el gran cuerpo bajo el suyo―. Te amo, te amo, te amo, te amo, Jon --repitió una y otra vez mientras lo besaba. Beso tras palabra, palabra tras beso. Jon sonreía embobado, respondiendo a cada uno de los cortos besos de Liam. ―Está bien, lo entendí ―dijo divertido posando sus manos en la cintura del menor―. Me amas, ahora ¿podemos comer? ―Liam lo miró y sonrió mientras asentía. Se incorporó, y sentó a horcajadas sobre el cuerpo de Jon. Se movió un poco para alcanzar la fuente con las hamburguesas y le entregó una a Jon. Jon, por su parte, trató de acomodarse contra el árbol y así poder comer bien con Liam en sus piernas. ―Aquí tienes, no te vayas a ensuciar, porque las servilletas se me quedaron en la cocina. ―Jon asintió divertido. ―Te das cuenta de que no soy un niño, ¿verdad?
en Bustamante ―Claro que lo sé, si fueras un niño me preocuparía por querer besarte ―respondió Liam divertido. Jon rio y ambos comieron. Jon más que Liam. El momento maravilloso que pasaron juntos no se comparaba a nada. Jon estaba realmente relajado por primera vez desde que salió del hospital, y Liam disfrutó de Jon como jamás creyó posible. Ambos estaba en los brazos del otro, recostados en la manta con todo lo usado guardado en el canasta. Estaban satisfechos, pero no por eso se irían. Tomaron una siesta y Liam despertó cuando suaves toques de labios rozaron su cuello. ―Mmm... Jon... ―susurró girando hacia el cuerpo más grande. Jon sonrió y continuó pasando sus labios por la piel desnuda―. Pervertido... ―dijo Liam cuando abrió un poco sus ojos. Aun frente a esa palabra se acurrucó contra Jon, feliz de disfrutar el momento. --Dame un beso como corresponde... ―dijo elevando el rostro y estirando sus labios. No mucho tiempo después sintió los labios de Jon presionando los suyos. Lo que comenzó como un beso suave y dulce, poco a poco fue subiendo de tono, profundizándose. Con Jon acomodándose sobre Liam y éste último rodeando el cuello del mayor con sus brazos, acercándolo más. El beso se tornaba desesperado, sus lenguas rozándose y volviéndolos locos por más piel. ―Jon... ―jadeo Liam cuando logró separarse un poco para tomar aire―. Jon... ―Repitió. Los labios del ranchero crearon un camino de besos por el cuello de Liam, llegando a su hombro, estirando un poco el cuello de su camisa para ver más piel.
en Bustamante ―Dime una cosa, cariño... ―susurró Jon alejándose un poco para mirar a los ojos de Liam―. Tú y yo... ¿hemos estado juntos? ―La pregunta tomó por sorpresa a Liam quien de los nervios perdió todo el color de su cara. ―Yo... uhm... no... yo... Jon, tengo que... ―Hey, no pasa nada --susurró besando su mejilla―. No tengas vergüenza ―dijo Jon pensando que era eso lo que le pasaba a Liam―. Si no estábamos preparados antes de mi accidente y no lo estamos ahora, no hay problema... ―No... no es eso, Jon, yo... ―Llenó sus pulmones de aire y luego lo soltó, arrepintiéndose de hablar-- ...yo te amo... ―Jon sonrió y beso su frente. ―Lo sé... lo has repetido unas cuantas veces... ―¡Eso es obvio! Nadie que ama debería cansarse de decirlo y el amado no debería cansarse de escucharlo --dijo Liam haciendo un puchero―. ¿Acaso no quieres que te lo diga más? ―Deja de ser tan melodramático, Liam. Me gusta que me lo digas, mucho Acunó el rostro de Liam entre sus manos y lo acerco para besarlo lenta y suavemente, haciendo que Liam perdiera toda intención de decir cualquier cosa. Ambos se entregaron al beso por completo, las manos de Liam aferrándose a la espalda de Jon con fuerza, comenzando un suave vaivén con sus caderas, rozándose contra Jon, haciéndoles a ambos suspirar, se separaron en busca de aire, ahora Jon uniéndose al movimiento de caderas. Sus ojos se encontraron y ambos reflejaban un brillo de lujuria, pero además,
en Bustamante en ambos, el amor, en Liam totalmente expuesto, en Jon algo más oculto, pero estaba ahí y Liam lo vio. Y su corazón saltó de alegría. Atrajo el rostro de Jon más cerca del suyo y lo besó, ambos moviéndose más rápido. Una de las grandes manos de Jon inició una caricia en el muslo de Liam, subiendo delicadamente hasta su cadera, donde levantó la playera para poder tocar piel. Liam se estremeció, pero no se alejó, buscó más y para eso necesitaba la camisa de Jon lejos de ellos.
Gina Manic dejó que su mirada viajara por el pueblo. No veía a Jon en ninguna parte y eso se había estado repitiendo desde hacer tres semanas. No le gustaba no tener idea de él, menos después de ver al loco Herrera tan feliz. Parecía radiante cada vez que salía o entraba de la florería. Y no es que estuviera espiando, claro que no. Solo estaba verificando a su competencia. Porque sabía, aun cuando Jon lo había estado negando, que su actitud contra Liam ya no era tan avasalladora la última vez que lo vio. Cada vez que preguntaba por Jon, su primo se hacía el tonto o cambiaba el tema. Dejándolo pasar con "está trabajando" o "como siempre". Eso no era nada normal. Y no le gustaba en absoluto. Vio al comisario, Sam Montero, caminando a la cafetería con algunos documentos en mano. Se supone que era el novio del Herrera, pero no los había visto juntos de manera romántica, por lo que aún no podía confiarse.
en Bustamante Sam sintió una mirada sobre él, pero cuando buscó tras suyo, no vio a nadie observando, aunque no se confiaría. Algo estaba pasando en su pueblo y no estaba dispuesto a dejar que siguieran pasando cosas raras. Se sentó en la mesa que tenía siempre reservada en la cafetería esperando a que su ayudante llegara. Iban a conversar sobre el caso de los caballos, no es que hubiera nada nuevo, pero su ayudante, Carlos, le recomendó a un hombre de la ciudad, un investigador que al parecer era muy bueno y quizás, podría ver algo nuevo que ellos hubieran pasado por alto. Estaba a punto de llevar el café a su boca cuando por la puerta de la cafetería entro una excepcionalidad de hombre. La mirada de Sam se deslizó por todo el cuerpo sin si quiera pensar en ser demasiado obvio. Alto, muy alto, de piel oscura, anchos hombros, brazos y piernas fuertes, todo eso evidente a través de su gabardina negra, al parecer de cuero, unos pantalones ajustados de color beige, y bajo de la gabardina se podía ver una camisa negra. Su rostro era fuerte, su mirada buscaba alrededor, hasta que se posó en él. Sam quiso salir corriendo en ese mismo instante. Sus pantalones de repente se sintieron muy ajustados y aún más mientras ese hombre se acercaba a él. ―¿Sam Montero? ―preguntó el hombre parándose a un lado de su mesa. Su voz ronca, baja, depredadora. Sam asintió suavemente y se aclaró la garganta. ―Uhm… Sí, soy yo. ―Mientras respondía se dio cuenta que la gente que estaba en la cafetería estaba igual de impactada con el gran hombre.
en Bustamante Decidiendo no hacer el ridículo frente a su gente, volvió de nuevo su vista al hombre―. ¿Y usted es...? ―Logan Armiño. Ángel me llamó. Y en ese momento Sam quiso que el mundo lo tragara. Si tendría que trabajar con este hombre por los siguientes días, moriría de lujuria contenida. ―Logan, ¿eh? Toma asiento, él debe estar por llegar, ¿quieres comer o tomar algo? --El hombre asintió mientras se quitaba la gabardina y la dejaba en la silla. Se sentó, pareciendo demasiado grande para la silla. ―Un café estará bien. ―Bendita la camarera, que decidió aparecer en ese momento y tomar su orden. ―Un café para él, Lissette, y nada para mí por el momento. ―Está bien, comisario, me llamas si quieres otra cosa, permiso. ―Se alejó y dejó a ambos hombres solos nuevamente. ―Entonces, Sam... ¿Por qué no me pones al día con la investigación que tienes mientras esperamos mi café y a Ángel? ―Sam miro a los profundos ojos negros de Logan y asintió. Confirmando que estaba perdido, ese hombre era definitivamente su tipo. Justo en ese momento lo decidió.
La camisa de Jon quedó olvidada en alguna parte alrededor de ellos junto con la playera de Liam. La boca de Jon descendió hasta el cuello de Liam, mordiendo suavemente la piel trigueña entre la cabeza y hombro del florista. Sus caderas meciéndose al unísono. Aunque les ordenaran detenerse, no podrían, no en ese momento.
en Bustamante ―Jon... ―jadeó Liam. No era su primera vez, ya había tenido sexo con un ex-novio, pero este era Jon, su amado y amnésico Jon. Tomó el rostro de Jon alejándolo de su cuello, mirando sus ojos oscuros por la pasión―. Jon, es-escúchame ―susurró con la voz entrecortada, pero antes de que pudiera continuar, los labios de su ranchero estaban otra vez sobre los suyos, besándolo con pasión, quitándole todo sentido y coherencia, haciéndole olvidar su confesión, su mentira, haciéndole olvidar todo. Y Liam se rindió. Después tendría tiempo de arrepentirse y martirizarse, por ahora solo quería disfrutar. ―Deja de pensar tanto, cariño ―susurró Jon antes de morder el lóbulo de su oreja haciendo estremecer a Liam. ―Entendido ―respondió Liam en un susurro. Se miraron a los ojos antes de que Jon, con una de sus manos, soltara la bragueta del short de Liam y dejara que sus dedos rozaran a la erección bajo su ropa interior. Liam jadeó, pero no se quedó tranquilo, deslizó sus manos hasta la cinturilla del pantalón de Jon y también lo soltó. Tragó nervioso, mientras comenzaba a dar una lenta caricia al miembro de Jon, lo sintió crecer aún más en su mano y poco a poco la confianza comenzó a reemplazar sus nervios. Jon no se quedó atrás y no resistió las ganas de comenzar a mover sus caderas, por lo que tomó la mano de Liam de su entrepierna y la sujeto por sobre su cabeza, dejando que ambas erecciones se rozaran. ―¡Dios! ―jadeo Liam que elevo una de sus piernas y rodeó la cintura de su pareja. Correspondió a los movimientos y se entregó. Dejó que sus
en Bustamante gemidos y exclamaciones escaparan, solo esperaba que no hubiera nadie alrededor que los pudiera escuchar o que a ninguno de los trabajadores de Jon se le ocurriera ir a almorzar a ese lugar―. Jon... Jon... ―Ya estoy ahí, cariño ―susurró Jon antes de besarlo y aumentar la velocidad de sus movimientos, un ritmo frenético, sus respiraciones chocando cuando se separaron del beso. ―¡Jon! ―gritó Liam cuando finalmente sintió su orgasmo recorrer todo su cuerpo, explotando entre sus cuerpos. No mucho tiempo después, Jon le siguió esparciendo su semilla, mezclándola con la de Liam.
―Entonces... ¿qué piensas? ―Bueno, es muy obvio... Solo viendo estos papeles, las declaraciones y el retrato hablado del chico, me queda muy claro que Miguel Contreras es el culpable y quizás hasta el organizador de todo esto. ―¿Por qué lo dices? ―preguntó Sam tomando un sorbo de su tercer café. ―Dijiste que este hombre, Bruno, había desaparecido hace unos años y que Miguel nunca se vio demasiado afectado. Pues claramente él sabía dónde estaba su hijo y seguramente lo manipuló para que volviera para hacer esto. ―Estamos de acuerdo entonces en que Miguel está implicado en esto, pero ¿cómo lo demuestro? ―Es fácil, en algún momen...
en Bustamante ―Siento la demora ―dijo de repente Ángel, que se veía agitado―. Me atrasé pasando las fichas al sistema ―dijo viéndose culpable. Sam sonrió. Típico de Ángel. ―Pide algo y te unes a nosotros --El chico asintió y luego de unos minutos volvió a la mesa sentándose al lado de Sam. ―Gracias por venir, Logan ―El moreno asintió y luego miro a Sam. ―Ya puse al día a Logan sobre el caso, ahora mismo me iba a dar una idea para atraparlos. ―Ángel asintió y miró a Logan. ―Estaba diciendo, que en algún momento ellos debía tener o. Va
a
sonar
exagerado
quizás,
pero
necesario.
Debes
interceptar
comunicaciones y tratar de vigilar a Contreras y seguir sus pasos, en algún momento encontrarás algo. ―Eso es ilegal ―dijo Sam, aunque no completamente en desacuerdo con la idea. ―Para ti, no para mí. Soy investigador privado, tengo ese tipo de permisos. ―Sam lo miró unos momentos y asintió. ―¿No tienes cosas que hacer en la ciudad? No me gustaría retenerte. ―Oh, no te preocupes por Logan, comisario. Acaba de terminar con el décimo novio y terminó siendo un sicópata celoso así que vino aquí buscando refugio ―dijo Ángel divertido. Logan solo elevo y le dio una mirada asesina, pero el chico ni si quera se inmuto. Acostumbrado a tratar con su amigo. Sam se sintió eufórico. El gran morenazo era de su bando. Eso era muy bueno, pero no si tenía algo con Ángel. De repente, se sintió celoso y frunció el ceño.
en Bustamante ―Uh... bueno. Si es así... ―¿Te molesta que sea gay? ―preguntó de repente Logan. La pregunta lo tomó por sorpresa. ―¿Estás loco? --dijo Ángel―. El comisario es tan gay como tú. ―Ángel, cierra tu boca, por favor ―dijo Sam exasperado―. No, no me molesta. Solo... --Su teléfono de repente sonó y no pudo evitar sonreír al ver que se trataba de Liam―. Disculpen. ―Se paró y se alejó un poco para contestar. ―¡¡Sam!! Estás invitado a cenar a la casa junto a ese morenazo con el que estabas o estás en la cafetería ―Sam alejó el teléfono de su oreja y lo miró y luego lo volvió a poner ahí. ―¿De qué estás hablando? ―¡¡Te vieron!! Llegué a casa de Jon hace unos minutos y Maggi me comentó que estabas con un gigante en la cafetería. ¿Era una cita? ¿Tu novio? ¿Por qué no me contaste? Debo conocerlo para dar mi opinión... ―Liam, ya basta, hombre. No es lo que piensas, solo es un investigador que me está ayudando. ―Liam quedó en silencio unos minutos. ―Bien, de todas maneras, tráelo a comer a casa de Jon... ―Eso sería... ―Sam suspiró y gruñó, sabía que iba a ceder de todas maneras, ¿para qué fingir que no quería?―. Bien, bien, pero también está Ángel. ―Oh, está bien, no te preocupes, tráelo, él me agrada mucho. Entonces a las 8 aquí, sé puntual que a Maggi no le gusta que la comida se enfrié. Te quiero ―Y la llamada terminó. Sam suspiró y volvió a la mesa.
en Bustamante ―¿Quieren ir a cenar a casa de mi amigo? ―Sam miró a Logan y este le envío una sonrisa conocedora. Estaba sonriendo de medio lado, demasiado sexy para su bienestar. ―¡Genial! ―respondió Ángel. Sonriendo por su lado al sentir la tensión sexual entre su jefe y su amigo. Interesante encuentro entre machos alfa. Sería interesante ver como terminaría eso, ¿no?
en Bustamante
OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER ¿Sexo? ¡Tuve sexo con Jon! ¿Puedes creerlo? Yo, Liam Herrera, tuve sexo con Jon Carter, mi amado Jon. Aún estoy alucinando. Es que fue tan maravilloso, mucho mejor de lo que creí… Si te soy muy, muy sincero, creí que en el momento que tuviera ese tipo de intimidad con Jon recordaría lo que hizo con esas mujeres en su cumpleaños, pero no fue así. Es más, fue todo lo contrario, él borró todo tipo de pensamiento de mi mente, pero ahora me siento aún más culpable. Juro que hice mi mejor intento en evitar que sucediera esto antes de que él supiera la verdad, pero bueno… Entenderás que cuando uno está excitado y con las manos de tu novio AHÍ, no se puede resistir a ese tipo de cosas… Aunque, si, pude resistirme, pero no quise. Es que fue lindo… Hoy cenaremos en casa de Jon junto a Sam y su nuevo novio, aunque él dice que no, yo creo que si… Bueno, no, no lo es, al parecer, pero yo trataré de cambiar eso. Maggi me hizo una descripción bastante gráfica del hombre que estaba con Sam en la cafetería y déjame decirte que se oye caliente. Sí, porque amo a Jon, de verdad, pero eso no quiere decir que no encuentre la belleza en otros hombres, y la descripción de este hombre promete dejar con la boca abierta. Espero que al menos sirva para distraer a Sam, aunque primero me encargaré de entrevistarlo personalmente para saber si está capacitado o no para estar con mi amigo. Bueno, no te puedo seguir contando más, se supone que vine a casa rapidito para cambiarme de ropa y ahora debo ir a casa de Jon para ayudar a Maggi con la cena. Se lo prometí. Quizás hoy consiga dormir con mi amado.
en Bustamante Te pondré al día de lo que suceda en esa cena mañana o cuando venga a casa, tengo planeado pasar todo el fin de semana con él. Deséame suerte. Con amor… Liam.
en Bustamante
CAPÍTULO 12
El día que Liam había planeado con Jon había salido mejor de lo que esperaba. Sus ojos se volvieron soñadores al recordar su momento bajo el gran árbol y cerca del río. Luego de eso, se limpiaron, estuvieron abrazados un par de horas más y luego volvieron a la casa grande donde Maggi los esperaba y le comentó lo de Sam. No pudo evitar llamarlo para saber qué era lo que pasaba con ese hombre, pero al final resultó no ser nada. Liam había ido a su casa a buscar ropa y fue cuando habló con su amigo y le invitó a comer junto a Ángel y el extraño hombre. Estaba terminando de poner las ensaladas en la mesa cuando escucho el ruido de autos estacionando fuera. ―¡Debe ser Sam, yo voy! ―exclamó Liam para nadie y para todos. Jon estaba conversando con su contador, Maggi revisando el postre en la cocina y James aun no llegaba. Salió de la casa y sonrió al ver a su amigo en jeans y camisa, era extraño verlo con ropas casuales cuando siempre andaba con su uniforme café. ―¡Hey! ―gritó lanzándose a los brazos de su amigo―. ¡Te extrañé! ―También yo, por lo visto ahora que tienes al hombre que querías tu amigo ya no sirve, ¿eh? ―Liam golpeó su pecho haciendo pucheros. ―No digas eso, sabes que no es cierto.
en Bustamante ―Lo sé, lo sé. Solo bromeaba ―Sam elevo una ceja cuando vio a Liam buscando alrededor y tratando de ver tras su espalda―. ¿Qué buscas? ―A tu nuevo novio... Bueno, al hombre con el estabas en la cafetería... ―Ese sería yo, ¿no? ―comento un gigante, según Liam, que se acercaba a ellos. ―¡Wow! Eres enorme ―comentó Liam rodeando a Sam y mirando sin reparos al moreno―. Soy Liam, el mejor amigo de Sam y por ende antes de que quieras tener algo con él debo dar mi aceptación --dijo en su mejor tono de chico malo. ―¿Si? ―preguntó Logan divertido y mirando a Sam que se veía realmente avergonzado. ―Lo siento, no le hagas caso ―le dijo a Logan―. Liam, éste es Logan, un detective de la ciudad, nos está ayudando con el caso de los robos. ―Liam miró a Sam y luego a Logan, decepcionado. ―¿Entonces no hay posibilidades de romance? Y ya me estabas agradando ―dijo Liam evidentemente decepcionado. ―Bueno, lo veremos ―dijo Logan guiñándole un ojo. Haciendo sonrojar a Sam y haciendo reír a Liam. ―Me gustas, definitivamente estás aprobado. ―Sam rodó los ojos. ―Hey, Liam, ¿qué tal? ―Liam miró a Ángel y saludo con su mano. ―Bien, me alegro que hayas venido. Pasen, Maggi se volverá loca si la comida se tuviera que enfriar. Oh, Maggi es mi... suegra, quiero decir, la madre de mi novio ―comentó Liam a Logan mientras los guiaba a la casa―. Maggi, los chicos están aquí, pasen a la sala, Sam conoce el camino. Veré si
en Bustamante Maggi necesita ayuda. ―Se desvió a la cocina mientras los otros tres seguían a Sam a la sala. ―Lo siento, Liam es un poco... ―¿Protector? Me parece que es un muy buen amigo si necesita comprobar a tus pretendientes... ―Sam hizo una mueca. ―Sí, bueno, es incómodo.
―No es su novio, solo un detective de la ciudad ―comentó Sam cruzando sus brazos en su pecho y haciendo pucheros―. Es caliente, te doy la razón, además es grande, es perfecto para ser el novio de Sam. ―Bueno, cariño, te aconsejo que no te metas ahí. Nadie sabe lo que pasara con ellos en un futuro. Ven, ayúdame a llevar esto a la mesa y luego acompaña a nuestros invitados, te llamaré cuando todo esté listo. ―Sí, lo sé. ―Tomó la gran fuente de carne y la llevo al comedor y luego se pasó a sentar con los demás hombres―. La cena estará lista en unos minutos. ―¿Y Jon? ―preguntó Sam. ―Está en su oficina hablando con Isaías. Le está poniendo al día con las cuentas del rancho y todo eso. ―¿Le comentaste lo del robo? ―No... Pero creo que ahora se enterará, seguramente Isaías le debe decir las pérdidas que tuvo con el robo de esos potros purasangre. Luego le contaré mi versión de la historia.
en Bustamante ―Sí, TODA la versión de tu historia, y espero que antes de que alguien más se la diga y tu termines por el suelo ―comentó Sam. Era serio y miraba a Liam fijamente. ―Sí, lo sé. No tienes que repetirlo ―dijo Liam haciendo pucheros, luego miro a Logan―. Entonces... ¿cuándo llegaste? ―Hoy mismo, dejé mis cosas en el hospedaje y luego me junté con el comisario. ―Solo dime Sam, no estamos en una entrevista de trabajo ―comentó Sam rodando los ojos.
―Siento decirte esto, Jon. Pero esas pérdidas son debido al robo. ―¿Robo? ¿Qué robo? ―¿Liam no te ha puesto al día? ―preguntó Isaías sorprendido―. Bueno, te robaron un par de potros y eso generó pérdidas. Según los números que me diste, los cuales estaban muy claros, fue bastante, pero nada que no se pudiera cubrir con la venta de alfalfa. ―Gracias Isaías, puedes irte. Ten un buen fin de semana. ¿Puedes llamar a Liam por mí? ―Claro, nos vemos jefe. ―Jon le hizo un gesto con la cabeza y luego miró los papeles. ¿Por qué nadie le había dicho que le habían robado? Suspiró y restregó sus ojos. Elevó la vista hacia la puerta justo cuando Liam entraba. Su expresión le decía exactamente que sabía de lo que Jon quería hablar con él.
en Bustamante ―Hey, guapo ―susurró Liam sentándose frente a él, sus manos retorciéndose en su regazo―. No me odies, ¿sí? Te lo íbamos a decir, pero todo confabuló en nuestra contra. Jon enarco una ceja y asintió, para que Liam continuara. ―Tuviste el accidente, perdiste la memoria, tu tratamiento, el psicólogo, mi trabajo, cuidarte, Maggi preocupada, James a cargo del rancho... Son muchas cosas como para preocupase de un robo que fue hace mucho tiempo. ―Entiendo, pero es importante. Ese robó causo pérdidas. ―Lo sé, pero... lo siento, de verdad no queríamos estresarte aún más. Ya era suficiente con tu... amn... amn... ―Liam suspiró y se concentró para decir la palabra correctamente--, amnesia ―dijo lentamente. ―¿Qué te pasa? ―preguntó Jon extrañado. ―¿Por qué? ―Acabas de tartamudear, Liam. ―Oh, cierto, lo olvidaste. Me cuesta decir palabras difíciles, o entender cosas difíciles. Por eso te decía que no entendía ni la mitad de lo que el medico dijo de tu recuperación... Mi mamá tenía un retraso mental y al parecer yo lo heredé. No es nada demasiado notorio, pero lo tengo. ―¿Por qué no me hablaste de eso? ―Porque no se trataba de mí lo que ha ocurrido durante este tiempo. Ahora, si quieres, puedes preguntarme todo lo que quieras... Bueno, no ahora, tenemos invitados. ―Miró el suelo y luego a Jon―. ¿De verdad no estás enojado?
en Bustamante ―De verdad, lo entiendo. Pero desde ahora te pido que me cuenten las cosas que me afectan y que no recuerdo, es importante. Si pasa o pasó algo grave, quiero enterarme por mi familia, no por extraños... ¿entendido? ―Liam mordió su labio inferior y asintió, sintiéndose culpable. ―Entonceees... ―dijo Liam poniéndose de pie―. Vamos a salir, no podemos dejar a nuestros invitados solos, quiero que conozcas a Logan, es guapísimo, creo que si no me cuidas mejor me sentiré tentado a irme con él ―bromeó. Jon gruñó mientras se ponía de pie, abrazo a Liam y beso suavemente sus labios. ―Te cuidaré para que no te vayas con nadie, vamos... ―Antes de salir besó su mejilla. Cuando entraron a la sala, Maggi y James conversaban con los hombres, pero además estaban sus hermanos, cuñado y sobrino. Liam se extrañó un poco, pero sonrió. ―¿Qué hacen aquí? ―preguntó acercándose y tirando de Jon con su mano. ―¡Tío! La señora Maggi nos invitó a cenar, dijo que habías ayudado, ¿es cierto? ―Claro que sí, ¿por qué preguntas como si fuera algo extraño? ―Porque es extraño, hermanito ―comentó Thom divertido―. ¿Desde cuándo te metes en una cocina? ―Liam hizo pucheros, pero antes de que pudiera defenderse, Jon lo hizo. ―Liam cocina bastante bien, no me extrañaría que cocine en su casa y ustedes no se den cuenta ―dijo frunciendo el ceño. Thom lo miro unos momentos, y luego a Liam, mirándolo reprobatoriamente.
en Bustamante ―No lo tomes en serio, Jon. Por cierto, no creo que recuerdes quienes somos. Soy Clarisse, hermana de Liam. Él es Thom, nuestro hermano, este es Ethan mi hijo y aquel fortachón es mi esposo André. ―Si ―dijo Jon asintiendo―. Liam me ha mostrado fotos y me ha hablado mucho de ustedes. Siento no recordarlos. ―No es problema, hombre. No es que fuera a propósito. ―Bien, es hora de comer ―dijo Maggi poniéndose de pie. Viéndose tan nerviosa como lo estaba Liam. Si a alguien se le llegaba a escapar la verdad, pasaría lo peor. ―Te ayudo, Maggi. ―También yo ―comentó Liam. ―Oh, no te preocupes Liam. Ya me ayudaste con la mesa, por favor pasen a sentarse. Los hombres asintieron y luego de pasar a lavarse las manos fueron a sentarse, Liam acomodándolos en los lugares que Maggi había predestinado. Se sintió extraño sentarse a un costado del dueño de casa, Jon. En su casa ese lugar correspondía a sus hermanos, Thom y Liss. ―Hey, cálmate, te ves nervioso ―susurró Jon en su oído. Liam asintió y trató de sonreír. Jon elevó la vista al detective―. Entonces, ¿eres de la ciudad? ¿Cuánto tiempo piensas quedarte? ―No lo sé, aquí el comisario y Ángel me pidieron ayuda y como estoy de vacaciones, no tengo problemas en ayudarles hasta que esto se cierre. ―Ellos están investigando el robo de los caballos ―comentó Liam. Recordando que Jon ahora no sabía nada de eso―. Tienen algunas buenas pistas. ―Sam asintió.
en Bustamante ―Pero no es algo de lo que pueda hablar por el momento. ¿Cómo te has sentido? ―Mucho mejor, en realidad, nunca estuve muy mal, solo dolores de cabeza y mis piernas se sentían algo débiles, pero nada más. Ahora ya puedo salir a trabajar. ―Eso según tú, porque aún deberías estar en reposo según el médico. ―Ese hombre no sabe nada, solo se preocupa de escribir y mirar. ―Todos en la mesa rieron cuando Liam rodó los ojos. Unos minutos más tarde, Liss y Maggi se sentaban a la mesa y comieron en cómoda tranquilidad.
Gina estacionó su auto a unos metros del RC y caminó el resto del camino. Estaba en la tienda de “todo un poco”, como ellos le decían, cuando escuchó a su primo hablando con otro de los trabajadores del RC. Y se enteró de todo. Liam Herrera le había mentido a Jon aprovechándose de su amnesia. Dijo que era novio de su muy-millonario-Jon. ¿Cómo lo había logrado con tanta gente al rededor? La única opción que se le ocurría es que todos sabían que era una mentira y eran cómplices del loco Herrera. Y eso era bueno, porque cuando ella los desenmascarara a todos, sería la única en la que Jon confiara.
en Bustamante Simplemente maravilloso, loquito, dejaste todo a mi favor, pensó sonriendo de medio lado mientras entraba en las tierras que pronto serían suyas.
Liam frunció el ceño al ver a Gina caminando hacia la casa. Su sobrino le había pedido ir a buscar su videojuego al auto, mientras él comía su postre. Suspiró y amplió sus pasos para evitar que Gina-bitch se acercara mucho a la casa. ―¿Qué estás haciendo aquí? ―preguntó con sus manos en la cintura y tirándole dagas con la mirada. Gina pareció sorprendida de verlo, pero luego sonrió como si fuera la dueña del mundo. ―¿Qué qué hago aquí? Vengo a decirle la verdad a Jon. Decirle que todos ustedes le mintieron y se aprovecharon de su amnesia. ―Liam quedó en shock al escuchar a Gina. ¿Cómo se pudo haber enterado? No, eso no era lo importante, lo importante era que Gina querría llenarle la cabeza a Jon de mentiras... Más bien, dar vuelta la situación por completo. ―¿Te das cuenta la imaginación que tienes? ―preguntó tratando de que su voz sonara firme―. Jon está perfectamente bien, si no te busca más es porque se dio cuenta de que yo soy mucho mejor que tú y de que tú no tienes polla... ―Pero que vulgar eres loquito, si Jon te tocó un pelo es porque no recuerda nada. Cuando recupere su memoria querrá vomitar del asco. Y yo me encargaré de que te odie, cariño.
en Bustamante ―Escúchame, perra. Si Jon me ha besado y ha tenido sexo conmigo no es porque tenga o no recuerdos, es porque le gusto y le excito, eso no es una mentira, ¿o sí? ―Gina hizo una mueca, su confianza quebrándose un poco. ―No digas estupideces, loco. Ahora déjame pasar o hare un escándalo y le gritaré la verdad. ―No lo harás si te saco de aquí primero --dijo Liam, aunque no tenía la intención de golpear a una mujer, de alguna forma debía sacarla de las tierras de Jon. No quería que él se enterara de esa forma. ―¿Y cómo lo harás? ¿Me pegarás, me arrastrarás? Ponme un dedo encima y hago que te encierren en el manicomio, donde deberías estar. ―Él no puede, pero yo sí, querida ―Liam se dio la vuelta y se tranquilizó al ver a su hermana―. Te vas de aquí por las buenas o verás lo que es meterse con la única mujer Herrera. ―Clarisse...
Claro,
¿también
sabes
sobre
esta
mentira
no?
Definitivamente Jon estará muy decepcionado de todos ustedes... ―Gina, Gina, Gina... di algo más en contra de mi familia y no te irás así de arregladita como estás. ―Atrévete, golpéame, no tienes agallas ni par... ―Pero antes de que Gina terminara de hablar, un puño se estrelló en su mejilla, seguido de un tirón a su cabello que la dejó en el suelo. Elevó su vista hacia la mujer Herrera. ―¿Qué decías? Oh, cierto, que no te pegaría... Yo no soy una señorita todo el tiempo, ¿sabes? También puedo ser una perra cuando quiero y sobre todo si es para defender a mi familia. Te lo advierto, sal de aquí y si escucho
en Bustamante que vuelves a tratar a mi hermano de loco no te irás solo con un golpe y unos pelos menos, la próxima vez te dejaré calva. ―Malditos locos, todos ustedes. ―Miró a Liam que sonreía, aunque un poco nervioso también―. Tarde o temprano Jon se enterará y no sabes cómo me reiré en el momento en que sea yo la que esté aquí, como dueña y señora de este lugar. ―Cállate y vete, perra ―respondió Liam temblando. Gina escupió el suelo y salió de allí rápidamente―. Liss... ―Cállate, Liam. Si no es por Ethan, no soy yo la que sale y es Jon ―Liss se acercó a Liam y lo miró fijamente―. Tienes que terminar con esto, si Jon se entera debe ser por ti, y con la verdad. No por Gina, sabes que ella dirá muchas mentiras para dejarte mal. ―Liam miró al suelo y asintió. ―Lo sé, pero tengo tanto miedo. Sabes que lo amo ―dijo Liam con la voz quebrada y las lágrimas comenzando a deslizarse por sus mejillas. Tenía miedo. No quería perder a Jon―. Yo no quiero perderlo, no ahora que lo he tenido... ―Liss abrazó a su hermano, reconfortándolo. ―Cariño, debes hablar con Jon ahora... Cuando uno hace las cosas debe asumir las consecuencias de eso, ya sean buenas o malas. ―Liam rompió en un llanto―. Por favor, Liam. Dile a Jon la verdad... ―Se lo diré... Esta misma... noche ―susurró. ―¿Decirme qué? ―preguntó la voz que tanto amaba Liam desde la puerta de la casa. Las piernas de Liam comenzaron a temblar y le siguió el resto de su cuerpo―. ¿Liam?... ¿Qué te pasa? ―preguntó Jon acercándose preocupado. Liss se alejó de su hermano despacio y besó su frente.
en Bustamante ―Los voy a dejar solos, ¿pueden ir a un lugar más alejado a conversar? Y Jon, no lo odies, ¿sí? ―¿De qué hablas? ―Jon miró a Liss y luego a Liam, que parecía que se iba a derrumbar en cualquier momento. Se acercó a él y Liam de inmediato se envolvió en su cuerpo. ―Liam hablará ahora contigo, ¿verdad? ―Liam asintió hundido en el pecho de Jon, no se podía calmar. Liss entró a la casa con el alma en un hilo. Si por ella fuera estaría con su hermano en cada segundo de esa conversación, pero lamentablemente eso era un lío que el propio Liam debía arreglar. En el camino a la sala, donde todos estaban se encontró con su esposo, que venía saliendo del baño. André la miró y frunció el ceño. ―¿Qué pasa? ―Liam va a hablar con Jon, cariño. Y si Jon actúa como sabemos... Lo odiará de por vida... ―susurró abrazando a su esposo. André suspiró y asintió, de acuerdo con su mujer. Pero lamentablemente su cuñado había buscado esa situación. ―Vamos a la sala para decirles esto... Querrán saber, además todos estamos involucrados también, somos tan culpables como Liam ―comentó guiando a Liss a la sala. La ruidosa conversación de pronto quedo en silencio. Todos con una pregunta en sus rostros. Miró a su mujer que no se veía con muchas ganas de hablar―. Liam va a decirle la verdad a Jon en estos momentos. Hubo diversas reacciones. Sam maldijo y se puso de pie, frustrado.
en Bustamante Maggi se puso nerviosa y de pronto explotó en llanto en los brazos de James. Logan y Ángel miraban alrededor incomodos. No sabían de qué hablaban. Bueno, Ángel sí, pero no conocía la magnitud de la mentira. Thom también maldijo, dispuesto a salir a cuidar de su hermanito, pero Sam lo detuvo, diciéndolo que esto era algo que Liam debía manejar. Ethan no entendía bien, así que solo se sentó a ver una película, aunque preocupado por su tío. Siempre se metía en problemas, pero al parecer esta vez era más grave. Todos se mantuvieron en la sala. Ambos hombres iban a necesitar de su familia cando esa conversación finalizara.
Jon llevó a Liam hasta el granero, donde se sentaron en un tronco frente a Fire. Liam aún estaba llorando, pero mucho más calmado. ―Liam, ¿me quieres decir qué demonios te pasa? ―Liam asintió y tomó una bocanada de aire que luego soltó, para poder tranquilizarse. ―Yo... ―Mordió su labio inferior―. Yo mentí... te mentí, Jon ―susurró ocultando su rostro con sus manos. ―Jon miró a Liam, se veía mucho más que triste. Deprimido seria la palabra... ―Está bien, me mentiste, pero no creo que sea tan grave como para que te pongas así cariño ―dijo arrodillándose frente a él y alejando sus manos de su rostro para poder verlo―. Mírame, Liam. Vamos, cálmate. ―¡No! Es que tú no entiendes Jon. Te mentí, me aproveché de que habías perdido la memoria... ―dijo gritando y poniéndose de pie. Asustando
en Bustamante a los animales. Al darse cuenta, Liam se tranquilizó y miro a Jon aun arrodillado ahora poniéndose de pie―. Yo... ―Liam, habla de una puta vez, me estás poniendo nervioso. Como es eso de que te aprovechaste de mi amnesia... ―Yo... Yo no soy tu novio, nunca fui tu novio... Es más... tú... tú me odiabas, Jon. No me soportabas... ―dijo al fin―. Te mentí porque... porque quería estar cerca de ti y cuidarte... ―Jon observó a Liam, sin poder creer lo que estaba escuchando, negando débilmente. ―¿Me estás diciendo... que... ―Sí, te digo que te mentí, Jon... pero no por maldad, yo... ―Cállate... solo por un jodido momento cállate... ―dijo Jon exaltado. Miró al techo del granero y luego a Liam, esta vez con nuevos ojos. El silencio perduró algunos minutos. Liam conteniendo sus ganas de llorar―. ¿Por qué lo hiciste? ―preguntó en un susurro―. ¿Por qué me mentiste de esa forma, Liam? ―Yo... ya te dije, quería estar contigo... Te amo tanto, Jon, que no pensé. Solo actué por instinto, no me dejarían entrar a verte si no era algún pariente... Yo quería estar contigo ―dijo finalmente derrumbándose y cayendo al suelo, llorando con todas sus fuerzas―. Te amo tanto que no quería estar lejos de ti cuando supe de tu accidente... Maggi... Maggi creyó en ese momento que aún no despertabas, y entonces la enfermera te lo dijo y al final, no te dijimos la verdad porque no queríamos seguir confundiéndote... ―Habló lo más rápido que pudo, para que Jon supiera cada detalle antes de que lo echara de su casa.
en Bustamante ―Mi madre... Claro... todos lo sabían, ¡todos me vieron la cara de idiota! ―gritó Jon golpeando una pared con fuerza. ―No... Yo soy el culpable... No odies a los demás, yo les pedí a todos que se quedaran callados... Yo quise decírtelo tantas veces... ¿Recuerdas? Todas esas ocasiones que intenté hablar contigo, todas esas veces que... ―Vete de aquí, Liam. Juro que si no desapareces en este momento de mi vista soy capaz de golpearte gravemente... ―Jon... ―¡Vete! ―Por favor, Jon, yo lo hice porque te amo... no me odies... ―susurró Liam poniéndose de pie y mirando a su amado Jon―. Te amo, de verdad, verdad, verdad te amo, Jon. ―Si realmente me amaras, tú... ―Pero antes de que pudiera terminar de hablar, sintió un fuerte dolor de cabeza que lo hizo caer de rodillas―. ¡Joder! ―gritó sosteniéndose del suelo con una mano y con la otra sosteniendo su cabeza. ―Jon... ¡Jon! ―Liam se acercó al mayor sin saber que hacer―. ¡Jon! Jon, ¿qué te pasa, Jon?
en Bustamante
CAPÍTULO 13
Liam se paseaba por el pasillo del hospital de un lado a otro. Su cuerpo se estremecía cada vez que recordaba la expresión de Jon cuando supo la verdad, el dolor en sus ojos, la traición... Liam se odió en ese momento como jamás pensó que lo haría. Pero ahora no era momento de pensar en eso, Jon estaba siendo examinado en ese momento. Maggi estaba dentro, y cuando le ofreció entrar, esta vez, con todas las ganas que tenía de estar ahí, dijo que no. No quería volver a mentir, aun cuando eso significara estar o no al lado de su amor. ―Liam, ¿puedes sentarte? Me estás mareando ―comentó Sam desde su asiento. ―N-no puedo, estoy demas-demasiado ner-nervioso... ―tartamudeó. Sam y Thom intercambiaron una mirada preocupada. Al final, fue Thom quien se puso de pie y abrazo a su hermano pequeño. ―Escúchame, Jon va a estar bien, estaremos aquí para ti, pero solo... tranquilízate, poniéndote así no vas a lograr nada. ―¡No me p-puedes pedir que me tranquili-lise! ―gritó Liam alejando a Thom de un empujón--. Si Jon está ahí es por mi, m-mi culpa, yo causé que volviera a estar e-en este ma-maldito hospital... Solo yo... ―-Oh, por Dios, vamos Liam. Sabes que no es así...
en Bustamante ―Sí, lo es ―susurró―. La presión de saber que lo engañé le hizo esto, yo lo sé... Lo sé... ―Las lágrimas no dejaban de deslizarse por sus mejillas, mientras los minutos pasaban. Sam veía a su amigo caminar de un lado a otro y suspiró restregando sus rostro, cuando abrió sus ojos vio un vaso de café frente a él. ―Creo que lo necesitas ―comentó Logan sonriéndole cálidamente. Sam sonrió, agradecido. ―Gracias... Siento que tuvieras que pasar por todo este culebrón... ―Oh, no te preocupes, tengo una hermana escritora que sabrá cómo utilizar la historia de un chico que engaña a un hombre amnésico y se aprovecha de eso para ser su novio... ―bromeó. Sam sonrió, pero no con alegría. ―Liam no lo hizo por maldad, él... realmente ama a Jon, esto solo se le escapó de las manos. ―¿Te gusta? ―preguntó Logan sentándose a su lado. ―¿Quién?... ―Miró a Logan―. ¿Liam? ―Logan asintió―. No, estás loco. Es un gran amigo, creo que me atrevo a decir que mi mejor amigo después de mis hermanos. ―Ya veo... Lo sé, este chico no inspira nada de maldad, solo creo que está un poco trastornado... Supongo que se siente culpable... ―Sí... Ha estado sintiéndose así desde el accidente de Jon, siempre le estuve insistiendo en que debía decir la verdad, pero lo pospuso hasta ahora... ―Entiendo, tampoco es algo muy fácil de itir. ―Sam asintió y solo unos minutos después, Maggi apareció abrazada de James. Liam de
en Bustamante inmediato corrió hasta ella, Thom y Sam también se acercaron, pero quedándose un poco más atrás. ―¿C-cómo es-está? ¿Ya reaccionó? ―Maggi asintió. ―Jon está mejor, cariño ―respondió Maggi acercándose a Liam―. El médico dice que es por el golpe que recibió en la cabeza, dice que los dolores de cabeza son normales. ―Liam asintió, tranquilizándose. ―Gracias a Dios ―susurró Liam mirando hacia arriba―. ¿Él despdespertó? ―Si, por solo unos minutos, pero está durmiendo nuevamente. ¿Quieres pasar? ―Liam negó. ―No tengo... no tengo derecho. Él me odia... ―susurró retorciendo sus manos―. Sólo me conformo c-con saber qu-que está mejor... ―Liam... ―No, Maggi, no qu-quiero que me odie m-más... Llam-llamaré para saber de él. ―Liam miró a su hermano y Thom asintió, entendiendo. ―Vamos a casa, hermanito ―susurró. Liam hizo un movimiento de cabeza para despedirse de todos y caminó hacia la salida del hospital. ―Llamaré más tarde para saber cómo sigue ―dijo Sam a Thom. Éste asintió. ―Nos vemos ―dijo a todos y fue tras su hermano.
Liam entró a su cuarto y se dejó caer en su cama, acurrucándose de manera fetal. Estaba tranquilo sabiendo que Jon estaba bien, pero tenía miedo de haber perdido toda oportunidad con su amor. Supo desde el
en Bustamante primero momento que mentir traería consecuencias de ese nivel, pero no creyó que ese día llegaría así. Ese mismo día había estado con Jon haciendo el amor y todo se había ido al carajo por culpa de Gina... No, de él mismo por mentirle a Jon. Todo el amor del mundo no era excusa para jugar con los recuerdos de alguien. ―Jon... --susurró entre sollozos―. Jon... Perdóname...
Gina lanzó el teléfono sobre la cama y sonrió. Su amiga, que era enfermera, le había informado sobre Jon. Era impresionante lo que se podía descubrir teniendo los amigos correctos y en el lugar correcto. Ahora que Jon sabía la verdad y que nuevamente estaba en el hospital, era su oportunidad de ganar puntos, y con el plan que tenía para el loco Herrera, su camino quedaría completamente despejado.
Maggi acomodó a su hijo mientras lo miraba preocupado. No creyó que la pena que sufrió hace dos años a manos de esa horrible mujer le llevara al extremo de querer olvidar tal hecho. Miró a Jesús clavado en la cruz que estaba colgada en la pared del cuarto de su hijo y le rogó, como todos los días, que esa mujer estuviera tratando bien a su nieto... Porque Dios sabía, que Jon nunca había olvidado a Mónica ni al hijo que ella llevaba en su vientre cuando decidió que no deseaba estar más con un ranchero y que prefería irse con su amante de la ciudad... Él realmente la había amado y ella solo se fue.
en Bustamante Desde ese día, cuando ella desapareció de sus vidas junto a ese niño en su vientre, Jon no confió más en las mujeres y por lo mismo comenzó a tratarlas como objetos que solo servían para satisfacer su lujuria. ¿Alguien podía culparlo por querer olvidar que tenía un hijo del cual no sabía nada y, que por más que intentaron buscarlo, no estaba en ninguna parte? ¿Alguien podía culparlo por ser un mujeriego y no querer tener una verdadera relación? Dos semanas después... ―Mamá, no empecemos de nuevo ¿está bien? Yo estoy mucho mejor, puedo trabajar perfectamente... ―Jon, no le hables así a tu madre que solo está preocupada ―comentó James sonriendo divertido. ―Lo sé, James, pero a veces exagera ―dijo rodando los ojos. La mujer puso los ojos en blanco y siguió acomodando las almohadas tras su hijo. ―Soy tu madre, es mi deber exagerar cuando se trata de mi hijo. ―Bueno, no hay nadie que contradigo eso, ¿verdad? ―Jon rió divertido y estuvo de acuerdo con James. Su mirada se desvió hasta el sombrero que había estado usando durante las últimas semanas y gruñó. No podía creer que Liam hubiera llegado a tal extremo para estar con él. ¿Cómo era posible que una persona tan pura, como era Liam, llegara a esos extremos solo por amor a alguien que no conocía? Era insensato, pero de nuevo, ¿cuándo Liam ha sido sensato? Sonrió al recordar algunas cosas, como la manguera en la plaza, el agua sucia en la florería y... Abrió los ojos sorprendido...
en Bustamante ―¿Jon? Cariño, ¿qué pasa? ¿Por qué tienes esa cara? ¿Te duele algo? ―No ―dijo simplemente―. Solo... Creo que acabo de recordar algunas cosas...
Liam guardó su diario bajo su almohada y se acercó a la ventana de su cuarto para cerrar las cortinas, miró las hojas de los árboles caer por el viento nocturno. Había pasado varios días sin ver a Jon, se había comunicado con Maggi para saber cómo estaban las cosas y le tranquilizó saber que él ya estaba en casa. Estaba por cerrar las cortinas cuando un movimiento cerca del árbol frente a su ventana le llamó la atención y luego, de la nada, apareció un hombre apuntándole con una pistola y sus ojos, sus ojos eran rojos y parecían llenos de odio. ―Qué demonios... ―susurró cerrando la cortina y saliendo de su cuarto―. ¡Papá! ¡Thom! ―gritó desesperado, la presencia de su familia por el pasillo no se hizo esperar. ―¿Liam? ¿Qué es ese escándalo? ―Un... un hombre, había un hombre fuera de mi habitación, ¡me quería matar! --Todos se quedaron mirando entre sí, antes de que Martín, seguido de Thom y de André, tomaran sus escopetas desde el armario al lado de la puerta y salieran de la casa hacia donde había indicado Liam. ―Liam, ¿estás seguro? ―preguntó Liss envolviéndose en una bata y mirando alrededor preocupada. Él asintió con la cabeza.
en Bustamante ―Nunca lo había visto, él... tenía esos ojos... ―susurró. Liss miró a su hermano, pero antes de que pudiera decir algo, su esposo, junto a su hermano y padre entraron―. ¿Y? ¿Lo vieron? ―No había nadie allí ―comentó su padre―. Seguramente se dio cuenta de que nos avisaste y arrancó. ―¿Están seguros? ¿Y si quiere matarme? ―Ve a dormir con Ethan, así nos aseguramos de que si entra, no te encontrará en tu cuarto. ―Liam asintió, aunque no muy conforme con la situación.
―Sí, tenías razón, Logan. Esta hacha es de la casa de Contreras, no debería estar en casa de Jon. ―Es a lo que me refiero, la vi en las fotos del inventario que Ángel obtuvo de la tienda. A ti se te pasó, porque la mayoría de los ranchos de por aquí tienen este tipo de herramientas, pero cuando le pregunté al capataz del RC me dijo que la marca del hacha que usualmente usaban era otra. Si comparamos las listas de inventario, ésta definitivamente es de Martín. ―Sí, maldita sea, si, con esto ya tengo algo para establecer que definitivamente tuvo algo que ver con el ataque a Jon esa noche, porque estoy malditamente seguro que a Jon lo golpearon en la cabeza y no cayó solo por la fuerza del viento. ―Sólo con esto puedes ir y registrar su casa.
en Bustamante ―Lo sé, quiero ir, pero cuando su esposa esté sola, así me aseguro de que Martín no intentará ocultarnos nada... Gracias Logan, creo que con tu ayuda al fin podré encerrar a esos malditos ladrones y asesinos. ―Para eso estoy, ¿no? ―dijo guiñándole un ojo. Sam sonrió y dejó la carpeta en la mesa. Estaba decidido a hacer algo con la tensión sexual que había entre ellos dos. Ya habían pasado dos semanas desde que se conocieron, lo que era suficiente tiempo para coquetear, ahora era la hora de actuar. Se puso de pie y rodeó su escritorio para quedar frente al detective. Se apoyó contra la mesa y lo miró. ―Entonces... tenemos toda una noche para trabajar ¿qué crees que podríamos hacer mientras descansamos? ―Logan sonrió y sin decir una palabra, rodeo la cintura de Sam con su fuerte brazo y lo atrajo a su cuerpo, obligando a Sam a sentarse en su regazo. ―Creo que se me ocurren algunas cosas ―comentó Logan al oído de Sam, a quien le recorrió un escalofrío a través de la espalda por la ronca voz del moreno. ―Cuéntamelas ―dijo en respuesta, dejando que sus brazos rodearan los hombros de Logan. ―Mejor te las muestro. ―Logan no esperó más para saborear los labios del comisario. Desde que lo vio sentado en la mesa de la cafetería había querido llevarlo al primer lugar oscuro que hubiera, pero se contuvo y no desaprovecharía la oportunidad ahora que Sam parecía tan abierto a la idea. Había esperado pacientemente a que Sam diera la señal del "vamos" y ahora, gracias a su paciencia, podía obtener su recompensa.
en Bustamante El beso fue de todo menos suave. La pasión entre ellos estalló como una bomba de tiempo. Sam comenzó a mover sus caderas, rozándose contra el miembro de Logan, que comenzaba a endurecer rápidamente bajo su trasero. Logan se alejó, soltó los primeros dos botones de la camisa de Sam y luego comenzó a mordisquear su cuello. ―¿No deberíamos hacer esto en otra parte? ―comentó entre besos. ―Mmm... No lo creo, nadie mmm... viene a esta hora a la comisaria. Oh sí, sigue así ―jadeó al final. Amaba que se ocuparan de su cuello. Logan comenzó a desabrochar lentamente los botones que quedaban, repartiendo besos en el pecho de Sam cada vez que descubría más piel. Cuando terminó con la camisa, comenzó con el pantalón y justo cuando iba a quitarlo, el teléfono sonó. Ambos se detuvieron y se miraron, sonrieron divertidos. Sam agradeció en ese momento que Logan fuera detective, él entendería que no podía dejar pasar esa llamada. ―Mantén eso en mente ―susurró antes de darle un lento y corto beso a Logan. Se puso de pie y rodeo el escritorio para alcanzar el teléfono―. Montero al habla, ¿qué necesita? ―Soy yo, jefe, vieron a Bruno Contreras camino al rancho de su padre. ―Sam maldijo. ―Gracias, Ángel, dirígete allí, no hagas nada hasta que llegue con refuerzos. ―Entendido. ―Sam cortó y comenzó a ordenar su ropa. ―Bruno Contreras está en el pueblo ―dijo a Logan que ya se estaba arreglando.
en Bustamante ―Maldición, tiene que ser muy imbécil para venir teniendo una orden de arresto. ―Sam estuvo de acuerdo. Cinco minutos después, estaban de camino al rancho de Miguel Contreras, Sam había llamado a algunos de sus hombres para que también se pusieran en camino. Creyó que estarían molestos por llamarlos a mitad de la noche, pero al contrario, todos estaban entusiasmados, hacía tiempo que no tenían acción en el pueblo, algo que le hizo soltar una carcajada. ―¿Puedes ayudarnos? ―preguntó a Logan―. Sé que estás de vacaciones, pero uno nunca sabe cuándo necesitará más ayuda. ―Puedo, mi placa lo puedo usar con o sin vacaciones, pero tú eres el que debe hacer lo feo. ―Logan le guiñó un ojo y Sam asintió. Guardaron silencio durante el tiempo que duró el recorrido.
Liam despertó a mitad de la noche con una sensación extraña. Suavemente dejó la cama que estaba compartiendo con su sobrino y despacio salió del cuarto. Caminó hasta la cocina por un vaso de agua y fue cuando sintió un sonido. Frunció el ceño y se acercó a la ventana, no vio nada extraño, así que se disponía a regresar a dormir cuando el mismo hombre apareció con su rostro pegado a la ventana, esta vez pudo ver claramente esos ojos rojos. Dio un grito silencioso y corrió al cuarto de su padre. ―¡Papá! Papá. Ese hombre... ―Martín despertó y frunció el ceño, estaba un poco confundido. ―¿Liam? ¿Qué pasa?
en Bustamante ―Ese hombre de nuevo, estaba en la cocina, sus ojos, tenía unos ojos rojos llenos de odio... ―Martín frunció el ceño y tomó la escopeta que había dejado al lado de su cama. Caminó a la cocina y no vio nada extraño, abrió la puerta y miró alrededor, al bosque, el suelo y tampoco vio nada extraño. ―No hay nada, hijo... ―Yo lo vi, vine por un vaso de agua y... lo juro, estaba ahí, el mismo hombre que me estaba apuntando por la ventana. ―Si vino, ya escapó ―comentó Martin mirando a su hijo. Su mente volvió a años atrás, cuando Liam era un niño de 5 años y tuvo que estar encerrado por un año en una clínica. Había estado viendo a su madre fallecida en todas partes. En ese tiempo no dormía, no descansaba, no habló con nadie y se alejó por completo de su familia. Ahora tenía miedo que a raíz de lo que pasaba con Carter, volviera a pasarle lo mismo. ―¿Qué pasa si entra a la casa, papá? Yo... ―Ve a dormir, estaré despierto en caso de que se le ocurra aparecer. ―Liam asintió, un poco más tranquilo. Volvió al cuarto de su sobrino, pero no se durmió. No podía.
Sam salió de la camioneta y seguido de Ángel, subieron los escalones al porche de Miguel y tocaron la puerta. Por unos minutos no salió nadie, insistió, creyó que nadie saldría hasta que la puerta se abrió lentamente y salió la esposa de Contreras. Sus ojos se abrieron por la sorpresa al ver el estado de su cara.
en Bustamante ―¡Qué demonios... ―susurró Ángel entrando de inmediato para servir de apoyo, la mujer parecía que iba a desmayarse en cualquier momento. ―Ellos... se fuer-ron... ―dijo en un murmullo―. No dejes... ―Tragó―. No dejes que escapen... comisario... ―Ángel, quédate con ella, le diré a un par de los chicos que se queden contigo para que revisen la casa en busca de evidencia. Llamaré a la ambulancia y daré un aviso sobre estos hombres. ―María, ¿se fueron en el vehículo de Miguel? ―Ella asintió suavemente. Sam se despidió con un gesto con su sombrero y corrió a su camioneta, le explicó a Logan lo que estaba pasando y mediante la radio envió un mensaje a los hombres que esperaban en la carretera, para que dos entraran a la casa y los otros comenzaran a buscar a los hombres. Mientras tanto, Logan llamó a una ambulancia y se comunicó con un par de amigos para que pusieran una orden de búsqueda para Miguel y Bruno Contreras. ―¿Te dijo por dónde se fueron? ―No, ella se veía muy maltratada. No creo que supiera hacia donde iba. ―Se vio la camioneta de matrícula VH 56 78, en el límite norte del pueblo, en este momento nos dirigimos hacia allá. Repito. Se vio la camioneta de matrícula VH 56 78, en el límite norte del pueblo, en estos momentos nos dirigimos hacia allá. ―Maldición. ―Sam golpeó el volante y aceleró―. El maldito sabe lo que hace.
en Bustamante ―Tranquilízate, no lograrás nada poniéndote así, acelera, llamaré a unos cuantos conocidos que podrían retenerlo por un tiempo mientras llegamos. ―Gracias. ―Sam tomó la radio―. A todas las unidades, dirigirse a los límites del pueblo por el lado norte. Repito. Dirigirse a los límites del pueblo por el lado norte. Espero terminar con esto esta noche ―comentó Sam más para sí mismo que para Logan.
―Hijo, ya es muy tarde, ¿por qué no subes a acostarte? ―Mamá, subiré cuando termine de ver esta película, puedes ir a dormir tranquila ―comentó divertido. ―Está bien ―dijo ella rodando sus ojos y subiendo hasta su cuarto. Jon miraba la tv, pero realmente no estaba prestando atención a las imágenes que pasaban por sus ojos. Su mente estaba totalmente en Liam Herrera. Sorprendentemente, ya no sentía enfado por lo que pasó. Si, lo que habían hecho Liam y los demás había estado muy mal, pero tampoco hizo daño a alguien. Si lo ponía en perspectiva, de hecho le ayudó a pasar por el miedo -que no demostró a nadie- por esos recuerdos que se habían mantenido en la oscuridad. Además, reconocía que había estado siendo un bastardo con Liam antes del accidente, lo había tratado mal y el chico no lo merecía, menos después de soportar tantas humillaciones y aun seguir enamorado de él. En ese corto tiempo que se mantuvo sin los recuerdos de los dos últimos años,
en Bustamante había aprendido a conocer a Liam y si era sincero, realmente le había gustado. Y, además, reconocía para sí mismo, que lo extrañaba. Extrañaba tenerlo a su lado.
La camioneta de Sam no había terminado de detenerse cuando éste bajó y corrió por entre los autos, seguido por Logan y algunos de sus hombres. Sonrió cuando vio que los hombres que había estado investigando estaban atrapados. ―No pueden detenernos por más tiempo, esto es ilegal. ―Escuchó la voz de un hombre, supuso que de Bruno, ya que conocía la voz del viejo Miguel y esa no era. ―Ya puedes dejar de despotricar, en este mismo momento quedan detenidos por robo e intento de asesinato. Todo lo que digan podrá ser usado en su contra y bla, bla, bla --dijo Sam sonriendo de medio lado. ―¿Qué crees que estás haciendo, Montero? ―preguntó Miguel con el ceño fruncido―. ¿Por qué me es... ―Te sugiero que no hables, Miguel. Tengo a gente en tu casa, seguro que tu mujer tendrá mucho que decir contra ti ―comentó. Miguel no cambió su expresión, pero Sam pudo notar un leve movimiento, lo que fue muy tarde, porque segundos después tenía una bala entrando en su hombro―. Mierda... ―gruñó, presionando inmediatamente la herida. Logan no tardó en poner las esposas a ambos hombres, que lo miraban con odio. ―¿Estás bien?
en Bustamante ―Sí, no les quites los ojos de encima, puedo encargarme de esto mientras tanto. ―Logan asintió y con ayuda de sus hombres lo metieron a patrullas separadas y los llevaron de vuelta al pueblo, mientras Logan llevó a Sam al hospital para que atendieran su herida―. ¿Por qué demonios hizo esto? Si cree que con esto va a mejorar algo, se equivocó. ―Fue una maniobra desesperada, seguramente creyó que matándote iba a deslizar la atención a otro ángulo. ―Ahora se viene la peor parte, espero que los chicos encontraran algo entre sus cosas, todavía me falta encontrar a los otros hombres que estaban con Bruno durante el robo. Además, quiero saber quién fue el que atacó a Jon en la tormenta. ―Paso a paso, comisario, lo sabrás. Pero ve tranquilo, ya los tienes y no hay forma de que se salven luego de que Miguel te disparara. Sam asintió, pero esto había sido demasiado fácil. No estaría totalmente confiado hasta que tuviera una sentencia sobre los hombros de esos delincuentes.
en Bustamante
OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER Culpable Han pasado dos semanas desde que no veo a Jon. He ido a trabajar y también he intentado no pensar mucho en ello. Sé que soy el único culpable de lo que pasó o mejor dicho, está pasando. Pero me hace mal no estar con Jon, y aunque trate, con todas mis fuerzas, el sigue presente en cada segundo de mi vida. Y entonces, ¿por qué fui tan estúpido al aceptar hacerme pasar por su novio? Al menos me queda la sensación de que los días con Jon fueron hermosos, maravillosos… Espero que a él también le quede esa sensación, aun cuando esté muy por debajo del odio que debe sentir por mí… A pesar de mi pena, estoy feliz por Sam. Parece que la llegada del gran hombretón a su vida le ha hecho muy bien. Lo he visto sonreír más y de las veces que ha aparecido para verme, el cincuenta por ciento Logan ha estado alrededor, lo que me da un buen presentimiento. Espero que esa relación siga y termine en algo sincero y real… Como lo que no sucedió conmigo y Jon… ¿Por qué todo tenía que terminar así? Es tan injusto, todos mis novios -y no es como si fueran muchos, en realidad son 3, si cuento a Jon- me querían solo para meterme en sus camas, y para mi estuvo bien con el primero, con el segundo fue doloroso, pero lo superé y con Jon… Bueno, con Jon no era para nada similar, con Jon era absolutamente diferente, porque él no me persiguió, ni mostró intenciones de querer algo más conmigo, yo estuve tras él como tonto. Cuando perdió la memoria, fue romántico, divertido, excitante… Fue simplemente perfecto y creo que ese Jon, el que borró sus recuerdos, era el verdadero Jon Carter. Creo que después de lo que sea que le haya pasado, Jon se obligó a cambiar.
en Bustamante
CAPÍTULO 14
Liam se deshizo de la última bolsa de basura y entró a la florería. Miró alrededor, satisfecho con lo ordenada que se veía. A Jenny le gustaba mantener la florería de esa forma, aun cuando fuera casi imposible debido a la cantidad de ramas, pétalos y hojas que estaban cayendo siempre al suelo. Alzó sus brazos y se estiró para tratar de romper la tensión en su espalda cuando el teléfono sonó. Extendió su brazo y tomó el teléfono bostezando. ―Florería, habla Liam, ¿puedo ayudarle? ―Liam, querido, que bueno encontrarte, tuve la esperanza. ―Liam frunció el ceño y de inmediato su corazón comenzó a latir fuerte. -―Maggi... ¿pasó algo con Jon? ¿Él está bien? ―preguntó estirándose para tomar su bolso y tomar las llaves en caso de que le dijeran que Jon estaba nuevamente en el hospital. ―Oh... ¿Jon? Él está bien, no te llamo por él ―dijo Maggi tranquilamente. Liam de inmediato se calmó y volvió a dejar sus cosas en la encimera. ―Ya veo... Entonces, ¿necesitas algo? ―Por supuesto, sí, para eso llamaba. Cariño, me preguntaba si podrías venir a verme, necesito algunos consejos con mi jardín y... ―Maggi, yo... no creo que sea, ya sabes, buena idea ―susurró―. Jon podría molestarse y yo, yo no quiero hacerlo enojar aún más.
en Bustamante ―Liam, no te preocupes por Jon, él no está tan molesto como crees, además, él ha recordado algunas cosas y... Oh, James me llama, ¿crees que podrás venir mañana? ―Yo no lo sé, Maggi... ―Liam, cariño, te estaré esperando. ―Y antes de que Liam dijera algo, Maggi ya había cortado. Liam miró el teléfono y suspiró. Tenía miedo de ver a Jon... No quería escuchar palabras llenas de odio y que reemplacen a las lindas palabras que Jon le había dicho cuando estuvieron juntos. Él quería mantener los recuerdos de sus días llenos de amor, no quería recordar a Jon mirarlo con odio.
Sam terminó de llenar la ficha de detención de Miguel Contreras, un ligero malestar en su hombro le recordó que tenía que tomar los analgésicos que le había recetado el médico. Se puso de pie y fue hasta la mesita donde su secretaria le había dejado el jarro con agua. Llenó un vaso y se metió el medicamento a la boca, hizo una mueca ante el sabor amargo, y tomó un sorbo de agua para tragarlo. Acababa de volver a sentarse en su escritorio cuando alguien tocó la puerta. ―Adelante ―dijo mirando los papeles en el escritorio. ―Hey, Sam. ―Ante la voz, Sam elevó de inmediato la mirada y miró a Henry Togo, allí, de pie, como si fuera el dueño del mundo. ―Henry ―saludó, sintiéndose orgulloso de lo firme que sonó su voz―. No esperaba que vinieras.
en Bustamante -―Supe que detuviste a Miguel y su hijo, así que me pasé a ver como estaban las cosas. ¿Puedo sentarme? ―preguntó haciendo un gesto a la silla frente a Sam. El comisario asintió. ―Sí, están en las celdas, estoy terminando de llenar los informes de su interrogatorio. Hay que esperar por el juicio, y tengo esperanza en que eso irá bastante bien. ―Bien, me alegra escuchar eso, ¿dijeron algo sobre lo que hicieron con los caballos? ―Solo que los habían vendido, aunque es seguro que deberán indemnizarte, por robar caballos no es mucho lo que se les castiga con cárcel, pero ellos intentaron matar a Liam y a Jon, y Miguel, el muy estúpido, me disparó, lo que los dejará un tiempo tras las rejas. ―Henry desvió su mirada al hombro herido de Sam. ―¿Fue algo muy grave? ―Para nada, es decir, si, tuvieron que sacar la bala y todo, pero nada que me impida seguir trabajando. ―Eso veo. Sam, yo... ―Si necesitas saber algo más del caso, dilo, si no, pues puedes irte. Tengo muchas cosas que hacer ―dijo Sam cortando todo tipo de otra conversación. Henry lo observó unos segundos antes de asentir y ponerse de pie. ―Bien, gracias, cualquier cosa que pase dímela por favor, quiero estar informado de todo. ―No te preocupes por eso, Ángel te estará poniendo al día. ―Sam se puso de pie y acompaño a Henry hasta la puerta de su oficina. Cuando la
en Bustamante abrió no pudo evitar sonreír al ver a Logan allí, esperando―. Hey... ―dijo, olvidando por un segundo que Henry estaba allí―. ¿Llegaste hace mucho? ―Hey. En realidad no, pero tú secretaria me dijo que estabas ocupado, así que no quise interrumpir. ¿Ya acabaste? ―Sí. Me faltan un par de cosas, pero con esos hombres detenidos, puedo estar más tranquilo y mi trabajo vuelve a ser tan relajado como siempre. ―Vamos, te invito a comer. ―Sam asintió―. Déjame ir por mis cosas y vamos. --Cuando se giró, se sorprendió de ver a Henry todavía de pie en el marco de su oficina y, además, con el ceño fruncido. Se miraron unos segundos antes de que Henry hiciera un gesto con su sombrero y saliera de la comisaria. Sam no notó las manos de Henry en puños, ni tampoco se percató de la mueca que hizo Henry al comprender que ese moreno alto y grande, tenía a Sam para él. Logan no era tonto, y se percató de la tensión que había entre ambos hombres. Decidió preguntarle a Sam más adelante sobre eso, no quería meterse en una historia ya escrita, si había algo que odiaba, eran los dramas. Por el momento, él solo quería pasar un buen rato. ―Ya está, vamos ―dijo Sam mientras cerraba la puerta de su oficina―. Voy a comer Adela, dile a Ángel, cuando llegue, que revise las fichas y si cree que falta algo me lo diga. ―Está bien comisario. ―Logan salió tras Sam y caminaron hasta el pequeño restaurante que estaba cerca de la comisaria. Entraron y tomaron una mesa cerca de la ventana.
en Bustamante ―Entonces, ¿cómo va el caso? ―Ellos no nos quieren decir quiénes fueron sus cómplices, pero sospecho que no son de por aquí ―comentó Sam antes de que la camarera apareciera. Hicieron sus pedidos y luego ella desapareció dejándoles un café a cada uno. ―Creo que hay algo más que el simple robo de caballos, es decir, está bien, robaron y hay mucho dinero en ello, ¿pero de ahí a tratar de matar al chico y a Carter? No lo sé, es extraño ―dijo Logan. ―También lo creía, pero a estas alturas estoy pensando en que solo fue una mala actuación por parte de ellos, simplemente no pensaron en la posibilidad de que alguien les descubriera. ―Logan asintió, estando de acuerdo. ―Y bien, ¿cuál es la historia con el hombre que estaba en tu oficina? ―preguntó Logan de golpe dejando a Sam perplejo. ―¿Uh? ¿La historia? ¿Por qué piensas que hay una historia? ―La tensión entre ustedes era palpable hasta con una aguja. ¿Me quieres contar o es demasiado pronto para meterme en eso? ―No, es algo pasado, muy pasado. Henry, así se llama, fue mi novio cuando tenía 17 años, tuvimos como dos años de relación solo para que terminara cuando él decidió engañarme y dejar embarazada a la que yo creía su mejor amiga. ―Vaya, ¿así de simple? ―Es la historia resumida, comprenderás que eso no terminó bien, pero fue cosa de adolescentes.
en Bustamante ―Adolescentes, ¿eh? Pues parece que siguen siendo adolescentes, porque ambos sienten algo el uno con el otro. ―Sam miró a Logan y negó mientras sonreía con tristeza. ―No te voy a mentir, aun siento cosquillas cuando lo veo y veo en el hombre en el que se ha convertido. Pero el engaño está ahí. Y él, no creo que no me quisiera, solo no me quiso lo suficiente. De todas formas, él tiene a su hija y yo a mi trabajo y, supongo, que en estos momentos tengo algo con un detective de la ciudad. ―¿Crees? Creí que los besos en tú oficina confirman que definitivamente hay algo. ―Bueno, cuando tienes razón, tienes razón detective. ―Sam iba a comenzar a beber de su café cuando una voz que conocía muy bien comenzó a llamarlo. Para luego entrar en la cafetería y correr hasta su mesa. ―¡Sam! Necesito tu ayuda, Sam, por favor... ―rogó Liam. Su expresión era de verdadera desesperación. Sam se puso de pie y tomó a su amigo en sus brazos. ―Liam, ¿qué pasa? ―No lo dejo de ver, Sam. Está en todas partes... ―susurró Liam aferrándose a su amigo. Sam miró a Logan que estaba mirando hacia la calle, en busca de algún peligro. ―Está bien, cálmate, vamos a hablar en otro lugar, ¿sí? ―Liam asintió mirando a todas partes y aferrándose con fuerza a los brazos de Sam. Logan pagó la cuenta y pidió que se lo envolvieran para llevar, mientras Sam llevaba a Liam hasta la comisaria.
en Bustamante Diez minutos después estaban en la oficina de Sam, con Liam bebiendo de un vaso de agua. ―Entonces, Liam, ¿me puedes decir qué te sucede? ¿Qué es eso que ves en todas partes? ―Liam miró a su amigo y luego a Logan, quien entendió y los dejó solos―. ¿Liam? ―Po-por favor, t-tú eres mi am-amigo, no me puedes fallar a-ahora ―susurró entre sollozos―. Confía en mí, ¿sí? ―dijo con una voz desesperada. ―Por supuesto, Liam. Dime cualquier cosa. ―Liam asintió y guardó silencio unos momentos. ―Hace... ha-ce más de una sem-semana que es-estoy viendo... es-toy viendo a un hom-hombre con ojos rojos... M-me persigue... me per-persigue por todas par-partes. Es-estaba en la flo-florería... Te lo juro, Sam... N-no es mi im-imaginación... ―Está bien, Liam. Te creo. Dime, ¿cómo es ese hombre? ―¿El hombre? Pues es... grande, alto, mu-muy alto, tiene barriga, si, tiene una barriga grande, como cervecera... ―Liam suspiró―. Y sus, sus ojos, son rojos, así como la sangre... Si, co-como si est-estuvieran reventados... ―Sam miró a su amigo y asintió. ―¿Dónde lo has visto? ―Mi casa, la florería, en la calle... En-en todas partes... ―susurró, la desesperación en su voz apareció nuevamente―. Por favor, Sammy, ti-tienes que creerme... por favor... ―Te creo, Liam. Dime, ¿alguien más ha visto a este hombre? ―Liam negó duramente y suspiró.
en Bustamante ―Es, es por eso que, que no me creen... Cada maldita vez qu-que le digo a alguien, desaparece. Se esfuma... Sam, no quiero qu-que me encierren... Te juro por-por Jon, que no miento... ―Está bien, Liam. Tranquilízate. Te creo y no te voy a dejar solo, ¿está bien? ―Liam asintió y abrazó a su amigo con fuerza―. ¿Por qué crees que te van a encerrar? ¿Alguien te dijo eso? ―Liam se separó unos centímetros del comisario y negó. ―Pero lo veo en su mirada ―susurró―. Papá cree que terminaré como mamá... Creen que me volveré loco, Sammy... Lo veo, lo veo en los ojos de mi papá, de mis hermanos, de mi cuñado... El único que me sigue viendo igual es Ethan... Y-yo lo creía también, ¿sabes? Pero ese hombre es real, sé que es real, porque cuando lo veo yo cierro los ojos y cuando los abro, sigue ahí... sigue ahí y no me deja en paz. ―Cuando terminó de hablar, Liam empezó nuevamente a sollozar.
―No lo haré, Thom. Me niego a encerrar a mi hijo ―dijo Martin Herrera golpeando con fuerza su sombrero en la mesa ante las palabras de su hijo mayor―. No puedo creer que digas semejante estupidez de tu hermano. Puede que Liam sea diferente por su enfermedad, pero nos ha demostrado que es mucho más hombre que cualquiera de nosotros y mucho más valiente también. ―Papá, no se trata de eso. Quiero a Liam también y es por eso que me preocupa lo que está pasando. Él insiste en que ha visto a un hombre con
en Bustamante ojos rojos que desaparece y aparece de la nada. Es lo mismo que ocurrió cuando era pequeño. ―No compares. En ese tiempo el solo tenía 5 años y su madre había muerto, ahora es un adulto y yo le creo. Es mi hijo, y aunque fuera así, si fuera su imaginación, lo apoyaría con mayor razón y no lo alejaría de mí. Si necesitara ayuda, cosa que no es, seríamos nosotros, su familia quienes estaremos para apoyarlo. ―Nosotros no tenemos las herramientas para ayudarlo. Te lo estoy diciendo por la experiencia que tuvimos con mamá, ella... ―Tu madre luchó hasta el último momento contra su enfermedad, y todo por ustedes, así que no te atrevas a juzgarla. ―Por Dios, padre. No la juzgo, la voy a irar en cada segundo de mi vida, pero no quiero que Liam muera de la misma forma. Quiero ayudar a Liam como debe ser, con profesionales que lo cuiden, que velen por su salud mental. No es como si lo estuviéramos abandonando. ―No, eso ni si quiera es algo que pueda considerar. Liam se queda con nosotros, imaginación o no imaginación. ―Thom miró a su padre y asintió, salió de la casa y maldijo. Él tampoco quería ver a su hermanito encerrado, pero prefería eso a verlo asustado todo el tiempo. Al otro día... Liam bajó de su auto temeroso de encontrarse con Jon. Si estaba ahí, era solo para ayudar a Maggi, no es que quisiera ver a Jon. No. Para nada. Definitivamente no lo quería ver. Pero entonces, ¿por qué no dejaba de
en Bustamante buscarlo con la mirada? Dio un salto cuando escuchó la puerta abrirse y se sintió un poco decepcionado al ver a Maggi, pero también le hacía feliz verla. ―Liam, cariño, que bueno verte ―dijo ella llegando hasta él y envolviéndolo en un abrazo-―. Dime, ¿por qué demonios no me has venido a ver? ―Liam se sonrojó y sonrió. ―Maggi, no te ves linda cuando maldices ―comentó divertido. ―Estoy vieja para querer parecer linda, ahora ven, vamos a ver mi jardín y tendremos una buena conversación tú y yo. ―Liam asintió y la siguió hacia la parte trasera de la casa. ―No estás vieja, Maggi. Creo que te ves muy bien para tu edad, aunque sinceramente no se tu edad ―dijo sin dejar de mirar alrededor. ―Jon está con los muchachos trabajando a una yegua, así que no lo verás por ahora. Si es lo que te preocupa ―comentó ella poniéndose sus guantes. ―Oh... que bien, creo que es mejor así ―susurró un poco decepcionado. Llenó sus pulmones del aire con olor flores y sonrió. Una sonrisa sincera, relajada. No se había sentido así en muchos días-―. Entonces, mi querida Maggi, ¿qué quieres que hagamos? ―Solo lo que salga, quiero que me cuentes, ¿por qué no has llamado? ¿Ya te diste por vencido con mi hijo? ―preguntó ella mientras removía la tierra. Liam se inclinó a su lado y le ayudó. ―Claro que no, lo amo... Pero él me odia por haberle mentido, está enojado con Sam, también, por lo que sé... Además, no quiero que esté con un loco y hacerle responsable de alguien como yo... ―susurro. Maggi se detuvo y sin si quiera dudar golpea la cabeza de Liam.
en Bustamante ―¡No quiero escuchar que te vuelvas a llamar loco, muchacho! No te menosprecies, eres un gran chico, mi hijo sería afortunado si te tuviera a su lado, tú lo sabes mejor que cualquiera de nosotros. ―Maggi suspiró y miró a Liam con cariño―. Tú no eres así, mi niño. ¿Qué te pasa? ―Liam miró a Maggi y no pudo evitar que las lágrimas fluyeran y que toda su historia saliera de sus labios. Cada cosa que había estado sintiendo, cada cosa que había estado pasando. Todo. Abrazó a Maggi con fuerza, y ella lo recibió en sus brazos como solo una madre podría. Liam, por primera vez en días, desde que había visto a ese hombre fuera de su cuarto, se sentía real y verdaderamente seguro. Era sorpréndete lo que podía hacer el cariño de una mujer delgada, en sus sesenta y con una voz suave. Ella lograba que Liam se sintiera mucho más seguro en sus delgados brazos que con un hombre con músculos y arma protegiéndolo. ―Me cansé, Maggi. Me cansé de hacer feliz al mundo y ahora, que los necesito, me creen loco... Yo no estoy loco, no lo estoy... No quiero que me encierren... ―dijo entre sollozos. ―Nadie te va a encerrar en ninguna parte, cariño. Tu padre es un hombre sensato, él jamás te encerraría en algún lugar así, él te ama. ―Yo... yo lo sé, pero sus ojos tienen ese miedo... que yo... ―Shhhh relájate. Ven, pongámonos de pie y vamos a tomar un té de hierba para calmarte, luego, te vas a ir a acostar y vas a dormir todo lo que no has dormido en días, necesitas eso. Ya verás que cuando tengas tus horas de sueño al día, te vas a sentir mucho mejor. ―No... no, no quiero ver a Jon, yo...
en Bustamante ―¿Sucede algo? ―El estremecimiento que sintió Liam al escuchar esa profunda voz le recorrió por toda la columna vertebral, logrando que se pusiera tenso. ―Yo, yo ya me iba ―susurró. ―Oh no, tú no te vas a ninguna parte Liam Herrera, necesitas descansar y no hay lugar mejor que aquí ―exclamó Maggi con una voz que no dejaba lugar a reproche. ―Pero... ―Liam guardó silencio ante la mirada de Maggi. Liam miró a Jon que se veía un poco confundido, pero en absoluto molesto como creyó en un principio, luego volvió a Maggi y asintió. ―Bien, así está mucho mejor. Entremos... hijo, será mejor que no entres a la casa con esas botas llenas de barro y dile a James lo mismo, ustedes no son los que después están en cuatro limpiando el piso. ―Liam sonrió levemente ante esa imagen, pero Jon soltó una carcajada. ―Está bien, mamá. Luego de un rato, Liam estaba en el cuarto de invitados, bajo las colchas y suspirando. El té de hierbas que Maggi le había dado lo había dejado adormilado y poco a poco se estaba quedando dormido. Se acurrucó en posición fetal y dejó que Morfeo lo llevara al país de los sueños. ―¿Qué pasa con Liam? ―Maggi suspiró mientras servía la comida a sus dos hombres. Ahora, tranquilamente podía expresar su verdadera relación con James. Ambos decidieron hablar con Jon el día anterior y su hijo lo tomó mucho mejor de lo que creyó, es más, los sorprendió a ambos diciéndoles que lo sospechaba y que no había un hombre mejor para ella que
en Bustamante no fuera James. Hasta extendió la invitación a James para que viviera con ellos. Eso hizo que su corazón se hinchara de alegría y orgullo. ―Él no lo ha estado pasando bien, hijo. Primero, cree que lo odias... ¿lo odias? ―Jon miro a Maggi y luego a James y negó. ―Claro que no, aún sigo un poco molesto, pero... ―Con nosotros no pareces molesto ―comentó James―, es decir, todos te mentimos por igual, hijo. ―Jon asintió, pero no sabía cómo explicar lo que era diferente con Liam. ―Es... no sé cómo decirles, pero la situación es... distinta. Sé que no lo hizo con mala intención, pero de todas maneras... No debió hacerlo. ―No debimos, y en todo caso, la que inició la mentira fui yo ―dijo Maggi sentándose a la mesa―. Te lo he dicho varias veces, él no quería hacerlo de esa manera. ―Lo sé, lo sé. Hablaré con él ahora cuando despierte. Comieron en silencio hasta que el grito de Liam los puso a todos alerta. Jon de inmediato corrió al cuarto de invitados y entro justo para ver a un hombre salir por la ventana. »―¡James, el portón sur! ―gritó para asegurarse que James se encargara del intruso y él poder ver a Liam. ―No estoy loco, juro que lo vi, estaba ahí ―susurró Liam saliendo de la cama―. Jon, ¿lo viste, verdad? Por favor, dime que no fui mi cabeza... por favor... ―Jon negó y se acercó al alterado Liam. ―Ven aquí, cariño. No estás loco, también lo vi --dijo con la voz más tranquilizadora que pudo obtener de sí mismo―. Liam, ven ―repitió, esta vez como una orden. Liam lo observó unos minutos antes de acercarse―.
en Bustamante Eso es. No estás loco. También vi a ese hombre, ahora, debes tranquilizarte. James ya lo debe tener amarrado en alguna parte. ―Liam asintió, Jon entrelazó sus manos y acarició su mejilla. ―¿Seguro? ¿De verdad lo van a atrapar? ―preguntó en un susurro. Jon jamás había visto a Liam de esa forma, como un cervatillo asustado, ni si quiera cuando casi los matan a disparos. ―Sí, completamente seguro. ―Liam asintió y abrazó a Jon con fuerza. Por fin sabría quién era el hombre que lo estaba atormentando.
en Bustamante
CAPÍTULO 15
Logan estacionó la camioneta frente a la casa de Jon Carter y Sam inmediatamente bajó del vehículo seguido por Ángel. Ambos corrieron al interior de la casa. Al parecer, y según lo que Logan había escuchado, un hombre había intentado hacer daño a Liam. Sam le comentó superficialmente que ese hombre había estado molestando a Liam por algunos días, apareciendo y desapareciendo, volviendo al pobre chico algo asustadizo y dejándolo traumatizado. Y no era para menos, es decir, si nadie veía a ese hombre era natural que lo creyeran loco. Pero al final, resultó no ser tan así. Se bajó del auto, pero rodeó la casa para ver a los caballos, no era de su incumbencia lo que pasara allí dentro, después de todo, él solo era un civil más en ese momento.
―Toma cariño, bébete esto ―dijo Maggi sentándose al lado de Liam en el sofá y entregándole un té de hierbas. ―Espero que no sea lo mismo que me diste antes, Maggi. No quiero quedar inconsciente mientras llega Sammy ―comentó divertido. Maggi sonrió y negó. ―No es lo mismo, ahora bébelo ―ordenó. Él asintió y comenzó a beber del té mientras miraba de reojo hacia la puerta de la oficina de Jon. Allí
en Bustamante estaban él y James con el hombre que había entrado por la ventana del cuarto de invitados para atemorizarlo. Dio un salto cuando escuchó que llamaban a la puerta, Maggi fue a abrir y de inmediato vio a su amigo entrar seguido de Ángel. ―¡Sam! ―No pudo evitar gritar y abrazar a su amigo―. Él vino, Jon lo vio, no estoy loco, ¿ves? Yo decía la verdad. ―Muy bien, avisa a tu familia, ellos querrán saber. ―Sí, vienen en camino, Maggi ya los llamó. ―Perfecto, ¿dónde está el hombre? ―En la oficina de Jon. ―Bien, espera aquí, nos lo llevaremos a la comisaria, ¿ha dicho algo? ―No lo sé, no me han dejado verlo aun ―susurró. Sam asintió, golpeo la puerta y luego entró. Viendo a Jon en su escritorio y James apoyado en la pared frente a la puerta. ―¿Ha dicho algo? ―preguntó luego de hacer un gesto con el sombrero en saludo. ―Nada, pero supongo que contigo aquí, cantará todo. Sobre todo, ¿por qué demonios entró en mi casa? ―Supongo que no sabes, entonces ―dijo Sam como una afirmación. ―¿Saber qué? ―Han estado acosando a Liam desde hace días --dijo acercándose al hombre―. Un hombre de ojos rojos ―comentó mirando los ojos del tipo, que efectivamente eran rojos, por unas lentillas―. Aparece y desaparece solo frente a Liam, le hizo creer a todo el mundo que Liam estaba imaginando cosas. ―Jon gruñó y entendió por qué el chiquillo le había dicho una y otra
en Bustamante vez que no estaba loco―. Así que ahora mismo, me vas a decir quién te ordenó hacer esto, porque no eres de por aquí y no veo mucha razón para que lo hagas, a menos, claro, que tenga que ver con el robo. ―¿De qué robo hablas, idiota? Estoy aquí, porque quise hacerle una broma al loqui... ―Antes de que pudiera terminar de hablar, recibió un puñetazo por parte de Jon. ―Ni si quiera termines esa palabra, ¿escuchaste? ―El hombre miró a Jon con odio y luego a Sam. ―¿Qué no piensa hacer nada, comisario? ¡Él me acaba de golpear! ―Sam lo miró y luego a los presentes en la sala. ―¿Alguien vio algo? ―preguntó Sam con una sonrisa divertida en su rostro. ―Nada ―respondieron tanto James como Ángel al unísono. El hombre gruñó algo incomprensible. ―Me lo llevo, en la comisaria le haré todas las preguntas, ¿podrías llevar a Liam? Necesito que pongan la denuncia. ―Jon asintió. Sam tomó al tipo del codo y lo guió fuera. Liam estaba aún sentado en la sala con Maggi, y ahora con sus hermanos y su padre. Sam se alejó del hombre cuando un muy enojado Martín Herrera se acercó y le dio un golpe seco dejándolo en el suelo. ―Agradece que el comisario está aquí, desgraciado, porque de lo contrario estarías muerto ―gruñó. Miró a Sam quien asintió y puso de pie al hombre antes de sacarlo de la casa, seguido por Ángel. ―Creo que te debemos una gran disculpa, hermanito ―susurró Liss acariciando el cabello de Liam―. Tenías razón.
en Bustamante --Sí, y ustedes pensaron que estaba loco --dijo poniéndose de pie y alejándose de su hermana―. Se supone que son mi familia, son los primeros que tendrían que estar ahí para mí, para decirme que me apoyan ante todo, que no tenga miedo, pero solo... Me miraban con esos ojos... Pensaban que estaba loco, que me pasaría lo que a mamá... ―Miró a sus dos hermanos y a su padre―. Me querían encerrar... ―Maggi cubrió su boca con sus manos. ―¿Iban a hacer eso? Martín Herrera, ¿ibas a encerrar a tu propio hijo? ―Claro que no, mujer. ―Martín miró a su hijo―. Liam, es cierto, fue difícil creerte, pero en ningún momento pensamos en encerrarte en alguna clínica, no pasó por nuestra mente. ―Liam... ―interrumpió Thom―. Discúlpame... Yo sí quise que te internaran, pero papá no estuvo de acuerdo... ―confesó en voz baja―. Solo fui yo... Estaba preocupado, no quería verte terminar como mamá... ―Soy tu hermano ―sollozó Liam―. Se supone que me tienes que ayudar, no deshacerte de mí. ¿Por qué siempre hacen eso? Todos ustedes, me tratan como si fuera un niño, como si en cualquier momento fuera a perder la razón... Me gusta que me cuiden, pero confían más en Ethan que en mí... Y tiene 13 años... ―Hijo, sabes que te amamos. ―Lo sé... Eso es lo más divertido de todo, porque si las personas que me aman no son capaces de confiar en mí, entonces estoy perdido... ―dijo limpiando sus mejillas de las lágrimas―. Cada vez que pase algo conmigo, o en el momento en que realmente me vuelva loco, ustedes... ustedes me van a encerrar en un manicomio, me van a dejar solo, alejándome de todo lo que amo...
en Bustamante ―No, no es así Liam... Nosotros solo... ―Solo quieren ayudarme... ―completó Liam―. Pero no lo hacen, Liss, ustedes solo me ven como un posible loco, no me ven como una persona normal... Y yo soy normal, soy como ustedes, ¿por qué tienen que hacer una diferencia conmigo? ¿Por qué me tienen que hacer esto? No es justo, no es justo que me vean como alguien que va a terminar si o si en un loquero, no es justo que me vean y piensen "pobre Liam", porque yo soy más normal que todos ustedes juntos... Y cuando decidan comprender eso, entonces van a hablar conmigo y me van a decir lo que piensan... ―susurró. Miró a Maggi que lo miraba con comprensión―. Maggi, ¿crees que me puedo quedar aquí un par de días? ―preguntó mirando entre Jon y Maggi. Jon miró a su madre y asintió. ―Por supuesto, cariño, sabes que eres más que bienvenido a quedarte. ―Oh, vamos Liam, no puedes estar hablando en serio ―comentó Thom―. Es decir, si, nos equivocamos, y te pedimos disculpas, quizás no siempre reaccionamos de la manera correcta, pero... ―Thom, deja que tu hermano haga lo que quiera. Él es lo suficientemente mayor para tomar sus decisiones. ―Thom miró a su padre y asintió dubitativo. ―Ese es el problema, Thom. Ustedes nunca me toman en serio... Yo me estaba hundiendo en una depresión y ustedes no estaban haciendo nada, me dejaron ahí, encerrado en mi cuarto, sufriendo por sentirme culpable por lo que le hice a Jon. ¡Ustedes no tenían que dejarme hacer eso! Ustedes debían levantarme a patadas y decirme que sí, que me equivoqué, pero que
en Bustamante era algo que se podía solucionar. Son mi familia, me tienen que sacar de mis depresiones, no dejarme pasar por ellas solo... ―Liam... ―No... Iré a casa por algunas cosas y cuando quiera volver, les avisaré... ―Liam, ahora mismo deberíamos ir a la comisaria, Sam nos iba a esperar para hacer la denuncia ―comentó Jon una vez que el silencio reinó entre la familia Herrera―. ¿Alguno irá con nosotros? ―preguntó a todos en general. ―Iremos, pero en mi camioneta ―contestó Martín. Jon asintió. ―Volveremos en un par de horas, mamá. ―Jon besó la mejilla de Maggi, posó su mano en la parte baja de la espalda de Liam guiándolo hacia su camioneta.
Sam gruñó mientras se dejaba caer en su cama. Con suerte se había sacado los zapatos y camisa antes de derrumbarse. Estaba total y plenamente agotado. El día había empezado prometedor, pero al fin y al cabo, todo se volvió un caos cuando Jackson, antes conocido como el hombre de ojos rojos, decidió acosar a Liam en la casa de Jon. Un movimiento estúpido, si le preguntaban a Sam, pero afortunado para ellos. AL fin la pesadilla de Liam había terminado y eso le aliviaba de sobremanera, aun cuando significaba que debía llevar dos casos y en ambos con Liam y Jon involucrados. Era agotador, estaba pensando seriamente en tomar las vacaciones que había estado posponiendo desde que tomó el cargo de comisario hace tres años.
en Bustamante Alzó la vista hacia la puerta del baño cuando esta se abrió y sonrió a Logan. Ese hombre era sexy como el demonio. Esa piel oscura solo lo hacía aún más atractivo y Sam no podía resistirse a envolver su cuerpo al del detective citadino. ―¿Por
qué
la
sonrisa?
―preguntó
Logan
acercándose
depredadoramente. ―Solo pensaba en tomarme unos días libres ―comentó Sam mirando sin pudor como Logan se quitaba la camisa y la dejaba caer al suelo. ―¿Oh? ―Logan quedo completamente desnudo en la parte superior de su cuerpo y Sam lamió sus labios―. ¿Tendré la oportunidad de disfrutar de esos días libres, comisario? ―No lo sé, detective, depende de lo que averigüe de usted esta noche. --Sam se sentó y atrajo a Logan desde la cintura para ponerlo entre sus piernas y personalmente quitar sus pantalones―. Dios, eres sexy ―jadeó mirando fijamente la protuberancia bajo los bóxer del moreno. ―También lo eres ―respondió Logan enredando su mano en el cabello de Sam y logrando que inclinara su rostro hacia él para encontrar sus labios en un furioso beso. Sam posó su mano en la parte posterior del cuello de Logan para atraerlo más cerca. En ese preciso momento no quería juegos previos, quería que pasaran a la acción de inmediato. Logan empujó a Sam de vuelta a la cama y se extendió sobre él. Sus caderas se comenzaron a mover contra el muslo de Sam, el comisario, por su parte, deslizó sus manos arriba y abajo por los costados del moreno, dejando que sus uñas rasparan suavemente la piel y logrando que Logan se estremeciera.
en Bustamante Los besos continuaron cuando Logan encontró la bragueta de Sam, abriendo el botón de metal que lo mantenía cerrado y deslizando los pantalones de Sam, aprovechando de tocar sus piernas mientras se iban descubriendo. Cuando ambos estuvieron con solo una prenda separando sus partes más íntimas, los movimientos se hicieron frenéticos. La cama comenzaba a sonar, y por un milisegundo, Sam pensó en que debía cambiar esa cama lo antes posible si quería mantener sus noches silenciosas. Pero olvidó por completo la cama cuando sintió a Logan deslizando besos desde su pecho hasta su ombligo. Jadeó y se tensó por unos segundos antes de derrumbarse en la cama, dejando que Logan le hiciera todo lo que quisiera. Logan no se detuvo en su ombligo, si no que bajó sus Calvin Klein de un solo tirón, lamió sus muslos, su ingle y rodeó su miembro con su lengua. ―No juegues, detective ―jadeó, deseoso por tener esa lengua, esa boca alrededor de su miembro. ―Otro día te enseñaré lo que es la paciencia, ahora mismo quiero enterrarme profundamente en ti ―comentó Logan divertido ante lo ansioso que se veía Sam. ―Mierda... si, ¿qué es lo que te detiene? ―contestó Sam revolviéndose en la cama. ―¿Ahora mismo?... Nada ―susurró en respuesta. Alzó las piernas de Sam hasta dejar su entrada expuesta, se inclinó después de dar una mirada a Sam llena de insinuaciones. Pasó su lengua a través de sus mejillas y mordió una antes de llegar a la entrada y entretenerse jugado ahí.
en Bustamante ―¡Oh, diablos, si! ―gimió Sam al sentir esa lengua en su trasero. Instintivamente abrió más su piernas y trató de alzar su trasero para dar a Logan todo el espacio que quisiera. No pudo decir nada cuando Logan empujó su lengua en su entrada, ni si quiera un jadeo salió de él, su respiración estaba atascada y su miembro estaba palpitando―. No... Sí, quiero decir... oh mierda... me correré... ―jadeo al fin entre tanta incoherencia―. Logan... ―El moreno entendió lo que Sam quería decir, así que a regañadientes se alejó y subió hasta tomar la boca de Sam nuevamente en un ardiente beso. Sam deslizó sus manos hasta el trasero del detective y frunció el ceño al encontrar aún su ropa interior allí, así que se la quitó mientras mordisqueaba el labio inferior de su pareja. ―Condones y lubricante ―dijo Logan golpeando suavemente el trasero de Sam para que se girara. Sam indicó la mesa de noche y se acomodó en la cama, poniendo una almohada bajo sus caderas y apoyando su pecho en el colchón. Se estremeció cuando el frío lubricante resbaló entre sus mejillas, pero inmediatamente lo olvidó cuando los dedos de Logan comenzaron a trabajar en él de manera casi profesional. Gimió, jadeó y maldijo por el placer que sentía. Logan comenzó a dar besos en su espalda mientras se ponía el condón y se restregó contra la entrada de Sam antes de penetrarlo lentamente hasta que estuvo totalmente dentro. ―Siii... ―jadeó Sam, respirando profundamente para no correrse. Cuando por fin sintió que podía seguir sin terminar demasiado rápido, movió sus caderas hacia adelante y luego hacia atrás, empalándose así mismo en el eje de Logan―. Por favor...
en Bustamante Logan no le hizo rogar y de inmediato comenzó a moverse, empezó con embestidas cortas y lentas, sus manos estaban firmemente aferradas a las caderas de Sam, y estaba seguro que quedarían marcas, pero eso era lo de menos. A medida que los músculos de Sam se relajaron, Logan aumentó la velocidad de sus movimientos. Ambos jadeaban, sin importarles hacer ruido. Los sonidos piel contra piel y sus respiraciones aceleradas era lo único que se escuchaba en la habitación. ―Logan... ―jadeó Sam estaba casi en el límite. Movió su mano hasta su entrepierna y la comenzó a masajear―. Dios... Logan, me correré... ―susurró contra el colchón―. Oh mi... ―Con un fuerte gemido Sam se corrió en toda la cama y salpicando su pecho, atrás suyo sintió a Logan aumentar sus embestidas y una docena de embestidas después, los sintió tensarse. ―Sam... ―jadeó con una voz gruesa y cargada de pasión. Se dejó caer a un lado de Sam, sujetando el condón, amarrándolo y tirándolo al tacho de basura al lado de la cama de comisario. Ninguno habló mientras bajaban de la bruma sexual. Sam se sintió usado y muy bien follado, como no pasaba hace mucho tiempo.
Liam entró a la casa de Jon y directo a la habitación de invitados. Estaba agotado. Con todo lo que había pasado ni tiempo había tenido para emocionarse por estar en la casa de Jon y de que él no estuviera molesto por
en Bustamante lo que pasó cuando tuvo la amnesia temporal. Así que cuando notó que Jon le seguía se giró y le sonrió. ―Gracias, Jon. Sé que no... No tendrías por qué estar metido en este asunto de... ya sabes, el hombre que pretendía volverme loco ―susurró mirando el suelo. ―Liam, toma una ducha, calentaré la comida y luego hablaremos, ¿está bien? Creo que tenemos muchas cosas con las que ponernos al día. ―Liam asintió y esperó a que Jon saliera para sonreír emocionado. Ese Jon, era el Jon que había estado esperando durante esos meses, el Jon que le hablara con cariño y ternura. Suspiró y se desnudó antes de meterse a la ducha y limpiarse rápidamente. Cuando salió, encontró ropa limpia sobre la cama, se vistió y sintió el inconfundible olor de Jon. Su sonrisa se ensanchó aún más al saber que Jon le había pasado su ropa, aunque le quedaba un poco grande, pero era lo de menos, trató de acomodarla lo mejor posible. Salió del cuarto hasta la cocina, creyó que encontraría a Maggi, pero solo estaba Jon sentado con dos platos en la mesa. Liam se sentó frente a Jon y comenzó a comer, ni si quiera se dio cuenta de que tenía hambre hasta olió esa sopa. ―Dios, esto estaba riquísimo ―dijo cuando terminó de comer luego de unos 10 minutos en silencio―. Gracias, Jon. ―¿Quieres más? ―Liam negó con la cabeza. ―No, gracias estoy lleno. ―Bien, entonces vamos a hablar --comentó Jon tomando ambos platos vacíos y dejándolos en el fregadero.
en Bustamante ―¿Dónde está tu mamá? ―Salió con James, creo que se iba a quedar con él. ―Oh... entonces, tú... uh... ¿lo sabes? ¿Lo de ellos? ―Jon enarcó una ceja. ―¿Lo sabías? ¿Por qué no me lo dijiste? ―No es como si lo supiera desde siempre y Maggi no me lo contó. ―Se defendió Liam―. Yo los vi una vez, besándose y no creí que fuera mi deber decirte... No te mentí, Jon, lo juro ―dijo temiendo que Jon se enojara nuevamente. ―Te creo, cálmate. Ve a la sala, te seguiré cuando termine de limpiar los platos. ―Puedo hacerlo si qui... ―Jon le dirigió una mirada que hizo a Liam girar sobre sus pies e ir hasta la sala. Se sentó en el sofá con las piernas cruzadas sobre él. Minutos después, Jon llegó y se sentó a su lado, hizo un gesto para Liam se pusiera de pie y luego se recostó de lado en el sofá. Luego, hizo otro gesto indicándole a Liam que se acostara junto a él. Liam tragó, sorprendido―. Uh... ¿Jon? ―preguntó temeroso. ―Solo ven y acuéstate, Liam, vamos a conversar, y lo haremos a mí manera ―Liam frunció el ceño y cruzó sus brazos. ―No escuché que me pidieras "por favor", Jon, había olvidado lo mandón que eres ―comentó un poco enfadado. Jon enarcó una ceja y Liam no dudó en hacerle caso. Terminó acostado de espaldas a Jon, con el pecho de Jon contra él y sus manos en su cintura. Jon los cubrió con una manta que ni siquiera había visto, estaban iluminados solo por el fuego de la
en Bustamante chimenea―. Mmm... ¿Jon? ¿Es necesario que conversemos así? Estoy nervioso ―itió. ―Sí, es necesario, es la única forma en la que estarás tranquilo. Juro que una de las cosas que me encantaría cambiar de ti es ese hábito tuyo de moverte todo el tiempo ―comentó. Liam sonrió divertido. ―Eso es porque tú eres un gruñón... ―Liam... -dijo Jon con un tono de advertencia. ―Está bien, está bien, me callo... pero no esperes que sea por mucho tiempo, sabes que yo... ―Liam, cállate y escucha ―dijo Jon en el mismo tono. Esta vez Liam se cubrió la boca con sus manos―. Bien ―comentó sin poder evitar sonreír por la expresión en el rostro del menor―. Sé que lo que pasó no fue completamente tu culpa, mi madre tuvo mucho que ver... ―¡No! No te enfades con ella, ella solo... ―protestó Liam intentando darse la vuelta, pero Jon lo detuvo. ―Liam, no hables y escúchame... por favor ―repitió. Liam asintió y volvió a su lugar―. Como decía, sé que mi madre tuvo mucho que ver y que ninguno lo hizo con la intención de causarme algún tipo daño o cualquier cosa similar lo que no quiere decir que haya estado bien, pero lo entiendo y estás completamente perdonado. ―Liam abrió los ojos con sorpresa y esta vez Jon no le impidió que volteara para que quedaran frente a frente. ―¿Lo-lo dices en s-serio? ―preguntó Liam sin poder creérselo―. ¿De ver-verdad no me odias? ―De verdad Liam, no te odio ―susurro acariciando su mejilla―. Pero no quiero que vuelvan a hacer algo similar, ¿entendido?
en Bustamante ―Lo juro, lo prometo, por todo lo sagrado del mundo, por mi amor por ti que sabes es enorme, lo juro por... ―empezó a decir Liam apresuradamente. ―Está bien, te creo ―dijo Jon divertido―. Ahora, quiero saber qué paso con Sam, ¿siguen juntos? ―¿Juntos? ―preguntó Liam sin entender, pero luego recordó―. Oh cierto... pues, verás... Eso fue una mentirita, pero juro que es muy blanca, casi transparente, porque en realidad Sam y yo fingimos ser novios para que te pusieras celoso... ―Lo supuse ―contestó Jon sin dejar de sonreír―. Pero déjame decirte, que lo lograste, sentí celos... ―Liam miró a Jon con la boca abierta, luego puso su mano en la frente contraria y después en la suya. ―Jon... ¿Estás enfermo? ―¿Por qué estaría enfermo, Liam? ―preguntó rodando los ojos. ―Jon... Tú no eras así... tu parecías odiarme... ―Nunca te odie, solo... Un chico llega con locuras y pone mi mundo de cabeza. Me hace bromas frente al pueblo, me persigue todo el tiempo, y trata que me enamore de él cuando se supone que soy hetero, ¿cómo querías que reaccionara? ―Liam lo pensó unos minutos. ―Oh, bueno, si lo pones así... ―comentó divertido―. Pero no fue tan así... ―Jon lo miró con incredulidad--. Está bien, sí, pero no me gustaba verte con esas mujeres menos con esa Gina, cara de perro... No, los perros no tienes la culpa de que ella sea tan perra, pero... entiendes... ―Entiendo ―comentó Jon soltando una carcajada―. Pero no puedes reaccionar así todo el tiempo.
en Bustamante ―¿Quién lo dice? ―Yo lo digo... Así que por favor, contrólate. ―Si no quieres que reacciones así entonces simplemente no andes con esas mujeres, tú eres el culpable por ser el hombre de mi vida así que debes hacerte responsable y alejar a todas esas bitches que quieren meterse en tus pantalones. ―Liam, está lleno de mujeres en todo el mundo, es normal que... ―No, no es normal digo, si, es normal, pero no es normal que ellas te persigan todo el tiempo, tú... eres mío... Aunque no lo quieras ser por el momento ―susurró―. Y si es necesario tatuaré mi nombre en todo tu cuerpo, incluso ahí. ―Jon hizo una mueca al imaginarse eso. ―Ok, entendí, pero no te preocupes, mis ojos no serán para nadie más. Me di cuenta de que tus... formas de enamorarme dieron resultado ―comentó acariciando su mejilla y luego sus labios―. Me gusta estar contigo, me preocupo por ti y además te he extrañado mucho, incluso todas tus locuras. --Liam abrió los ojos y la boca con sorpresa su respiración quedo atascada. ―J-Jon... ¿po-podrías repe-repetir es-eso? ―Liam... te amo. ―Oh mi dios...
en Bustamante
OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER Enamorado ¡¡¡¡Jon me lo dijo!!!! Dijo que me amaba, ¿puedes creerlo? O sea, a mí, Liam Herrera, él me ama y fue… fue hermoso!… No, no fue como lo esperaba, con rosas, chocolates y un baile lento, pero fue… fue a la manera de Jon, es un bruto, es decir, no me puede decir “Te amo, Liam”, con esa voz gruesa y sexy y no prepararme… Pero me lo dijo, eso es lo importante… Estoy tan feliz y tan avergonzado, porque cuando me lo dije yo me puse a llorar! Lloré como loco, él me dijo que estaba bien, que todo había explotado en mi cabeza al fin, pero no creo que fuera así, es decir, si, sentí angustia, pero de la angustia bonita… He pasado por tantas cosas que escuchar a Jon decir que me amaba me hizo tan feliz, que… no sé, solo no sé lo que me pasó, pero bueno, eso no es lo importante, lo importante es que desde ahora me dedicaré a hacer a mi hombre feliz, sí, porque a pesar de todo, finalmente lo tengo, es mío, solo para mí, para nadie más… ¡¡¡ÉL ME AMA!!! Bueno, aunque para llegar a eso pasaron algunas cosas antes, el hombre de ojos rojos, que ahora sé se llama Jackson, vino hasta la casa de Jon a buscarme aún no sé por qué lo hizo, pero Sam me comentó que seguramente quería volver loco de verdad, haciéndome creer que solo yo lo veían y nadie, pero gracias al cielo, Jon estaba ahí y lo vio y gracias a James y algunos trabajadores de Jon, lo agarraron y lo mantuvieron encerrados hasta que Sammy llego, él fue todo un justiciero, tenía esa postura de “Yo vengo a salvar el mundo”, fue tan gracioso ahora que lo pienso, pero bueno, es Sammy, por algo es comisario, ¿no? Así que si todo empieza a mejorar, ya no veo a ese hombre, Jon me ama, Sammy está con Logan y se nota mucho lo cambiado que está, tiene un aire nuevo, como que necesitaba a alguien… También le puse los puntos sobre las “i” a mi familia, les dije todo lo que pensaba, creo que los hice sentir mal, pero ese era el fin, sé que finalmente
en Bustamante llegaría este día donde ellos se tenían que dar cuenta que soy un adulto y no un niño, espero no haberlos molestado para siempre. En fin, eso sería todo por hoy. Gracias por escucharme siempre. Siempre tuyo y nuevamente de Jon… y espero que esta vez para siempre. ¡¡¡¡Liam, más que feliz que nunca!!!!
en Bustamante
CAPÍTULO 16
―Lo dijiste... ―susurró Liam, sin poder creer lo que acababa de escuchar―. ¡¡Por Dios!! Jon, acabas de decirme que me amas... ―dijo mientras se ponía de pie y comenzaba a caminar por toda la sala―. ¿Cómo puedes decirme una cosa así de esta forma? Se supone que debería ser... no sé... tú... digo... ¡¡¡Jon di algo!!! ―Jon sonrió y se sentó, golpeó el sofá suavemente para que Liam se sentara a su lado―. ¡¡No comiences con tus señas, Jon Carter!! Yo... ―Miró a Jon y corrió a sentarse, pero no a su lado si no en su regazo―. ¿Lo dices en serio? ¿De verdad... tú me amas? ―Jon miró el rostro de Liam y elevó su mano para acariciar su mejilla, Liam buscó la caricia. ―Sí, Liam, te amo... ¿Crees que te mentiría? ―Liam elevó sus hombros y miro el pecho de Jon. ―No lo sé... podrías tenerme lástima y... ―Liam, te he tratado mal, te he insultado, te alejé muchas veces... ¿por qué ahora debería sentir lástima? Pude haber sido un bastardo contigo, pero nunca te mentí, ¿o sí? ―Pues no... pero... ¿Sabes? Es difícil creer que al fin me ames... Porque yo te amo, fue amor a primera vista, y perdí las esperanzas de que me amaras después de lo que te hice... Yo sé que hice mal y que me equivoqué, pero nunca quise hacerte daño, yo... no creí que esto llegaría tan lejos...
en Bustamante ―Liam, sé todo eso, te lo dije... Te equivocaste, sí, pero no hiciste daño a nadie, deberías dejar eso atrás y responderme. ―Liam elevó la mirada nuevamente a Jon y lo miró con duda. ―¿Responder a qué? ―Liam, te acabo de decir que te amo, ¿qué crees que viene ahora? ―Uh... ¿ahora?... No entiendo... ¿qué viene ahora? ―Ahora viene la parte donde tú me dices que me amas y que vas a estar conmigo... Ser mi novio... ―Liam abrió la boca con sorpresa, sus ojos se llenaron de lágrimas. Y lloró. Lloró por todo lo que había pasado, por todo lo que luchó por escuchar esas simples palabras, por todo lo que tuvo que pasar para poder llegar a ese momento. Se aferró a Jon con fuerza, dejando que todo el dolor saliera de su pecho. ―Tú... tú m-me am-amas... ―Sollozó―. Me amas... finalmente... mme amas Jon... Al otro día... Sam se dejó caer en la silla frente a Jackson Stuart y lo miró fijamente. ―Entonces, ¿me vas a decir por qué acosabas a Liam Herrera? ―Mi respuesta es la misma, comisario. No tengo nada que decir. ―Bien, entonces me encargaré de añadir algunos cargos, como confabulación, poca cooperación, de encubrir a quien planeo esto... Entonces, si sumamos estos cargos y algunos más, serían unos 15 años...
en Bustamante ―¿15 años? ¿Estás loco? Eso es demasiado para una simple acusación de acoso... ―Sí, pero eso no lo saben los jueces. Añadiré eso y más si no me dices quien te mando a hacerle daño a Liam. ―Tsk... Malditos policías... ―susurro Jackson―. Está bien, pero si te digo, me debes prometer que tendré libertad condicional... ―No es algo que dependa de mí, tu abogado es el que tiene que interceder, pero quizás pueda decir algo a tu favor que ayude a tu causa. ―La señorita Gina fue quien me contrató. ―Sam enarco una ceja. ―¿Gina? ¿Gina Manic? ―Jackson asintió―. ¿Dijo por qué? ―No, solo dijo que lo quería fuera del camino. ―Sam se puso de pie y salió de la sala hacia su oficina donde marco el número de Jon, donde sabía que estaba Liam. ―¿Diga? ―Jon, soy Sam. ¿Está Liam? ―Sam, sí, pero él está durmiendo, tuvo una noche algo agotadora. ―¿Sucedió algo? ―Nada malo, demasiada tensión emocional, supongo. ¿Quieres que le dé algún recado? ―Sí, ya sabemos quién quiso dañar a Liam y trastornarlo. Fue Gina. --Al otro lado de la línea hubo unos minutos de silencio. ―¿Gina Manic? ―La misma, tu ex al parecer pensó que Liam era un obstáculo para llegar a ti y se le ocurrió la brillante idea de volver loco a Liam y que lo encierren, algo bastante maléfico, si me preguntas.
en Bustamante ―Maldición, ¿qué tenía en la cabeza cuando tuve algo con ella? ―No me preguntes a mí, amigo, queda en tu conciencia ―bromeó. Jon asintió, aun cuando Sam no lo veía―. Jon... No lo hagas sufrir... ―Jon tardó un momento en percibir a qué se refería Sam, pero cuando lo hizo frunció el ceño y luego recordó que Sam había estado para Liam cuando él lo trató como lepra. ―No te puedo prometer nada, pero intentaré no hacerlo... ―Yo lo cuidaré, ¿sabes? Si sé que juegas con él o le haces daño, yo mismo me encargaré de hacértelo pagar. ―Jon tuvo que sonreír frente a eso. ―Entendido. ―Bien... Nos vemos. ―Gracias, Sam. ―Jon miro hacia la puerta de su cuarto y dejó que Liam descansara. Después de estallar frente a todo, Liam se había dormido en sus brazos y no quería despertarlo. ―¿Quién era, hijo? ―Sam. Mamá, ¿podrías cuidar de Liam? Tengo algo que hacer ―comentó tomando el sombrero que su Liam le había regalado y acomodándolo en su cabeza―. Dile que volveré en una hora o menos. ―Maggi asintió extrañada mientras veía a su hijo subir a su camioneta y conducir en dirección al pueblo. Jon estacionó su auto frente a la casa de Gina, preguntó por ella a sus padres, pero le dijeron que ella no estaba ahí y le dijeron que estaba en la cafetería. Mejor para él. Condujo y en diez minutos estacionó frente a la cafetería y busco a Gina con la mirada cuando entró. Ella de inmediato se
en Bustamante puso de pie y se dirigió hasta él cuando lo vio su sonrisa que antes encontraba atractiva, ahora le parecía repugnante. ―¡Jon! ¡Qué bueno verte recuperado! Te iba a ir a ver, ya sabes, pero ese mocoso Herrera, ese que te mintió no me dejó acercarme... Qué bueno que lo hayas descubierto, porque realmente estaba... ―Gina, cállate. Vine a buscarte para decirte una sola cosa. Aléjate de mí y de Liam. Yo estoy enamorado de él, y no voy a permitir que si quiera intentes hacerle daño, ¿te quedó claro? ―Todos en la cafetería se les quedaron viendo, porque Jon no tenía ninguna intención en ser discreto, quería que todos supieran la clase de mujer que era Gina Manic―. Quiero que todos sepan aquí... ―comentó mirando a cada mesa―, que esta mujer, contrató a un hombre para acosar a Liam Herrera, para que el chico se volviera loco. ―¿Q-qué estás diciendo, querido? ―preguntó Gina mirando a su alrededor, nerviosa―. ¿Eso te dijo el loquito? No le creas, es un mentiroso... ―No le vuelvas a llamar así, él está más cuerdo que cualquiera de nosotros. Escúchame bien, si no te golpeo ahora es porque soy un caballero, pero creo que Liss Herrera estará muy feliz de... ―Pero antes de que terminara de hablar, la mencionada entro a la cafetería y posó sus ojos en Gina. ―Ahí estás, perra repugnante ―gruñó―. Aléjate de ella, Jon Carter no respondo por lo que te pase ―advirtió antes de abalanzarse contra Gina, tomándola del pelo con una mano y dándole un puñetazo con la otra―. Te lo dije, infeliz, te dije que le hacías daño a mi familia te iría muy mal.
en Bustamante ―¡Aah! ¡Suéltame, ayuda, sáquenme a esta loca de encima!! ―Gina trataba de defenderse, pero Liss estaba como loca sobre ella. Jon estaba sorprendido al principio, igual que la gente alrededor. La cafetería se había convertido en un ring de lucha, y Liss iba ganando por paliza. ―¡Lis! ―gritó alguien entrando y Jon se dio cuenta de que se trataba de André, su esposo, seguido por Liam y Sam―. ¡Mujer, aléjate de ella! ―dijo entre divertido y serio. El veterinario se acercó hasta la zona de peligro y rodeó a la única mujer Herrera desde los hombros, alejándola de Gina. ―¡Suéltame, André! Nadie se mete con mi hermanito y se las lleva como si nada. ―Jon miró a Sam que se estaba haciendo el desentendido por unos minutos y luego a Liam que se veía realmente sorprendido mientras observaba el comportamiento de su hermana. Cuando sus miradas se encontraron, Jon abrió sus brazos y Liam no dudó en meterse en ellos. ―Mi hermana estaba conmigo cuando Sam me contó lo que hizo Gina, ella se volvió loca y tomó el auto de André y condujo hasta acá ―comento rápidamente. ―¡Estás igual de loca que tu hermano! ―gritó Gina―. ¡Todos ustedes son unos locos! ―André miró a Gina con el ceño fruncido y, por un momento, Jon pensó que soltaría a su esposa para que terminara con Gina. Sam por fin decidió intervenir y paseó hacia adelante de la multitud. ―Está bien, Liss. Te di tu tiempo, debes dejar que me la lleve. ―¿¡Qué!? ¡Ella fue la que me ataco, comisario, ella debería ir presa, no yo!
en Bustamante ―Ella no fue la que contrató a alguien para acosar a Liam Herrera. Así que te tengo que llevar a la comisaria para interrogarte. La gente alrededor comenzó a volver a lo suyo ignorando totalmente a Gina. Liam se sorprendió al escuchar que la gente del pueblo los defendía, alentando a Sam a que se llevara a la "loca de patio" de Gina Manic. ―¡Esto es un atentado contra mis derechos, todo porque eres amigo de ese...! ―Una palabra más ―dijo Jon a Gina― y créeme que la demanda que pondré contra ti no será simplemente por acoso. ―Liam abrió los ojos en sorpresa al escuchar como Jon lo defendía―. Ya bastante daño has hecho, Gina, así que termina con esto. ―Pero Jon... te amo, lo único que quería era alejarte de ese monstruo que tienes al lado, ¿no te das cuenta cómo te engaña y manipula? Yo te amo, él solo... ―¡Deja de mentir, perra! ―grito Liam―. Tú eres la mentirosa y manipuladora, tú fuiste la que fue a casa de Jon a amenazarme, tú fuiste la que me humilló una y otra vez, te aprovechaste de que yo soy un caballero y no te iba a golpear pero mi hermana hizo el trabajo por mí... Mírate, vete en un espejo y ve lo patética que te ves... Jon es mío, mío, mío, mío. Él me ama a mí, por lo que yo soy, no por tratar de agradarle... ―Gina iba a decir algo más pero Sam la sacó tirando de su brazo. Liam abrazó a Jon con fuerza―. Gracias, Jon. ―Alzó la mirada a su hermana, y sonrió por cómo estaba su ropa y su cabello―. Gracias, Liss, no tenías que hacerlo.
en Bustamante ―Claro que debía, eres mi hermano, y aunque te moleste que te trate como mi hermano menor, te tendrás que aguantar, quizás no eres un niño, pero siempre serás a quien yo tenga que proteger. ―Liam sonrió y asintió, alejándose de su pareja y abrazando a su hermana. ―Está bien, pero lo único que pido es que me tomen en serio, Liss. ―Lo haremos. ―Gracias. ―Se alejó y miró a Jon. ―Vamos a casa. ―Sí, tengo algunas cosas que preguntarte ―susurró Liam caminando con Jon hacia la salida, aferrando sus manos a su brazo con fuerza. ―Está bien, pero primero iremos por algunas de tus cosas a tu casa, no querrás andar con mi ropa todo el tiempo... ―¿Quién dice que no? ―preguntó Liam frunciendo el ceño. Jon observó a Liam y sonrió divertido. ―Supongo que nadie. Entonces, vamos a mi casa a descansar de todo esto. ―¿Crees que por fin podremos estar tranquilos sin que nadie haga algo o sin que traten de matarnos por algunos caballos robados? Por cierto ¿en qué terminó eso? Al final no supe si los hombres esos habían declarado o no. ―Aún está en procesos por las evidencias y cosas que ninguno de los dos entiende. Eso se los dejo a Sam y a mi abogado, confío en que sabrán qué hacer. ―Bueno, sí, yo no tengo nada que ver con eso, ¿crees que deba seguir preocupándome?
en Bustamante ―Seguramente te llamaran a declarar en el juicio, pero no mucho más. ―Liam asintió subiéndose a la camioneta de Jon. Se mantuvieron en un cómodo silencio hasta que iban por la mitad del camino―. Muy bien, ¿en qué estás pensando? ―¿Eeeh? ¿Por qué? ―Has estado en silencio demasiado rato ―dijo Jon como si fuera lo más normal del mundo. ―Liam sonrió divertido y asintió. ―Bueno, quería preguntarte algo, pero no sé si estará bien y... ―Liam, ¿desde cuándo te contienes tanto? ―Liam quedo mudo unos minutos y luego soltó una carcajada. ―Bueno, entonces, quiero saber qué es ese trauma que querías olvidar. El médico dijo que tu amnesia era una de tipo temporal, donde la persona hace un filtro de recuerdo y olvida lo que le causó daño o algo así, al menos eso es lo que entendí, entonces, ya sabes, quisiera saber qué es eso que te lastimó. Jon guardó silencio por lo que pareció una eternidad. Liam estaba comenzando a mover sus manos y piernas con impaciencia, su cabeza daba vueltas en todas las formas en que pudiera arreglar su metedura de patas cuando escuchó las primeras palabras de Jon. ―Creo que mereces saberlo si vamos a comenzar algo pero prefiero que lo hablemos cuando lleguemos a mi casa. ―Liam asintió. ―Por supuesto, sí, como tu prefieras, ya sabes, no es como si te estuviera obligando, solo si quieres decírmelo, te escucharé. Por cierto, ¿sabes dónde dejé mi diario? Se me perdió, estaba en tu casa, pero ahora...
en Bustamante ―Creo que lo guardé en uno de mis cajones, me dijiste que era muy especial así que no me pareció bien que estuviera en el suelo. ―Gracias, Jon, por no burlarte. Todos se han burlado de mí cuando se enteran que escribo un diario y yo simplemente... Es una forma de desahogarme, no puedo contar todo lo que pasa por mi cabeza a una sola persona, y créeme, pasa mucho por mi cabeza, volvería locos a mis amigos, entonces, por sugerencia de mi papá, decidí escribir un diario, ¿sabías que mi mamá tenía uno? Pues, papá me contó que... ―-Liam siguió hablando y Jon continuaba escuchando, sonriendo o asintiendo si hacía falta para demostrar que realmente ponía atención a lo que el menor decía. Cuando llegaron a casa de Jon, Maggi los esperaba junto a James para comer. Liam bajó rápido de la camioneta y abrazó a la pareja. ―¡Ya somos una familia en toda la reglas! ―dijo emocionado, saltando sin dejar de abrazarlos―. Maggi, tu hijo dijo que me amaba, al fin se le pasó lo bastardo ―susurró al oído de su amiga y confidente, y ahora suegra. Maggi rió divertida y abrazó a Liam. ―Entonces, ¿cómo les fue? ―Bien, supongo, Jon me defendió frente a todo el pueblo ¿puedes creerlo? Yo no creí que... ―Está bien, está bien, basta. Tú y yo tenemos una conversación pendiente. Vamos a mi cuarto. James, ¿necesitan mi ayuda? ―No, hijo, todo está bien, dos de los chicos están con Bailey, ese potro sí que sabe cómo hacernos pasar un mal momento. Deberías ir a verlo más tarde, ya revisaron las cercas y todo está perfecto, los pastizales listos, los establos los están limpiando.
en Bustamante ―Gracias, iré más tarde. Vamos, Liam. Liam asintió y ambos fueron hasta el cuarto de Jon, Liam se lanzó de un salto a la cama logrando que rebotara una y otra vez, Jon rió por lo bajo mientras se sacaba las botas para luego lanzarlas bajo la cama. Liam frunció el ceño. ―Jon, vamos a tener que arreglar tu orden. ―¿Si? ¿Por qué? Mamá siempre ordena mi cuarto, así que... ―Jon Carter, ya no eres un niño, tú te preocuparás de tu habitación, no hagas que salga la bestia que tengo dentro. ―¿Bestia? ―preguntó Jon sonriendo de forma depredadora mientras se subía a la cama y comenzaba a gatear hacia Liam, hasta posicionarse sobre él. ―Sí, uh, bueno... yo, quiero decir, debes ser más... ordenado. Liam miró a Jon fijamente antes de que sus labios fueran apresados en un beso suave y delicado. Jon se alejó y se acomodó al lado de Liam acercándolo a su cuerpo con uno de sus brazos, logrando que Liam quedara acomodado con su cabeza en el pecho del vaquero, escuchando las pulsaciones de su corazón. Ambos guardaron silencio por unos minutos antes de que Jon decidiera hablar. ―Tengo un hijo... o hija. Liam no supo que decir en esos momento. Estaba seguro que había escuchado a Jon decir que tenía un hijo o hija. Elevó la vista al rostro siempre impasible de Jon, qué ahora estaba dibujando una mueca. Sus ojos brillaban, Liam creyó ver angustia y decidió no hacer nada, solo seguir escuchando. Entrelazó su mano a la de su pareja para indicarle que seguía allí.
en Bustamante ―Tuve esta relación con una mujer que se llama Mónica. Fue una relación bastante larga, de casi cinco años. Vivía aquí, creí que éramos felices, al menos yo lo era. Un año, ella hizo un viaje a la ciudad, estuvo allí casi tres meses. Cuando volvió estaba extraña, pero rápidamente todo volvió a la normalidad, al años siguiente hizo el mismo viaje a la ciudad, duró un mes, creo, mucho menos, pero cuando llegó me dio la noticia. Ella estaba embarazada, pero no tenía la intención de quedarse mi lado porque había conocido a un hombre en la ciudad con el que tenía una relación desde su viaje anterior dijo que no quería ser la mujer de un simple ranchero y que prefería estar con un hombre de ciudad, con cultura, modales y que le pudiera dar todo lo que ella quisiera. Intenté por todos los medios que se quedara, pero se fue de todas formas, la busqué y busqué a mi hijo por todos lados, no sé en realidad si es un niño o niña, pero sé que si nació tendría casi dos años... Mónica supo muy bien como esconderse, porque no he podido encontrarle en ninguna parte. Liam soltó la respiración que estaba conteniendo, abrazó a Jon con fuerza. No podía siquiera imaginar el dolor que estaría sintiendo su novio por saber que su hijo está en el mundo, pero no saber dónde. ―Ella... ¿nunca te dijo algún lugar o algo que te pudiera decir donde está? ―Dijo que había estado en un hotel en Albuquerque, pero la busqué allí y a los alrededores, pero nadie sabe nada de ella, quizás ni si quiera estuvo ahí. ―Bueno, no te rindas, ¿sí? Vamos a encontrar a tu hijo. ―¿Vamos?
en Bustamante ―Sí, soy tu novio, por supuesto que te ayudaré con eso. Estoy completamente decidido ―dijo antes de elevarse un poco e inclinarse para robar uno de sus exquisitos besos a Jon. Una semana después... ―-¿Y? ―preguntó Liam a Logan cuando llegó a la cafetería―. ¿Encontraste algo? ―Logan miró a Sam y luego a Liam y sonrió. ―Creo que sí, mi amigo siguió el rastro de esta mujer y créeme, esto no va a ser bueno. Tengo la dirección de Mónica y sí efectivamente tiene un hijo, varón de 1 año 11 meses. Liam, pero creo que ella le mintió a Jon sobre por qué se fue. ―No me importa ella, me importa el niño. Me lo tendrás que decir todo en el camino. Nos vamos Logan... y Sam, si quieres ir. ―¿Piensas ir ahora? ―preguntó Sam divertido. ―Claro que sí, quiero saber todo sobre el niño, sobre cómo ha vivido y si es posible, traerlo, para que esté con Jon, al menos para que lo conozca. ―Mmm. ¿Liam? ¿Jon sabe sobre esto? ―Claro que no, no quería ilusionarlo, pero lo sabrá... Cuando vuelva. Mientras le diré que tengo que acompañarte a un viaje importante ―susurro abrazando a su amigo y a Logan―. Vamos, vamos, no hay tiempo que perder. Logan rió divertido. ―Bueno, ya que tu amigo es tan insistente iré con él, ¿crees que puedes ir con nosotros?
en Bustamante ―Hablaré en la comisaría, iré por un par de cosas, tú lleva a Liam al rancho por sus cosas y luego donde Jon para que hable con él, nos encontraremos en el límite del pueblo en dos horas. ―Hecho.
Liam corrió al interior de la casa y metió algo de ropa, dinero y su diario en un bolso. Fue en busca de su padre y se despidió rápidamente, sin explicar nada. Luego, Logan lo llevó hasta la casa de Liam, donde lo encontró limpiando el cubículo de Fire. ―Jon, me tengo que ir. ―Jon alzó la mirada y frunció el ceño. ―¿Dónde te vas? ―Sam tiene un problema y me pidió que lo acompañara a la ciudad, voy con Logan, él me está esperando fuera, sabes que es mi amigo, lo quiero y me ayudó mucho, por lo tanto es mi deber ayudarlo ahora, así que no te opongas, ni te enojes, juro que no haré nada malo. Te amo. ―Jon miró a Liam y sonrió mientras asentía. ―No me enojaré cariño, pero pareces exaltado. ¿Es algo muy serio? ―Sí, muy, muy, muy serio, no te imaginas cuánto. Te amo, Jon, mucho. ―También te amo, Liam. ―Liam asintió y se acercó para besar a Jon. Fue un beso largo y lento. ―Yo trataré de volver lo antes posible y te llamaré todos los días, te amo Jon, mucho, demasiado, mucho. ―Le dio otro par de besos y corrió fuera del establo. Se subió a la camioneta de Logan y comenzaron su viaje.
en Bustamante Liam cerró los ojos y unió sus manos―. Por favor, Señor, que todo salga bien ―susurró en una plegaria al cielo.
en Bustamante
OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER Un hijo Jon tiene un hijo. Sí, lo tiene y yo me enteré hace una semana. Al principio me sentí mal, porque yo nunca podría darle un hijo a Jon, y sé, por cómo me contó su historia, que él realmente quiero tener a su hijo consigo. Pero entonces, estaba yo pensando en cómo ayudarlo cuando Logan apareció en mi mente. Lo é y me reuní en casa de Sam con él, le conté lo que pasaba y de inmediato me dijo que haría lo que pudiera. Finalmente, mediante un amigo de él, supimos dónde está Mónica. Estoy muy feliz y emocionada no me importa lo que tenga que hacer, estoy dispuesto a que ese niño esté con Jon, quizás no podré lograr que se quede con él para siempre, pero al menos quiero lograr que tenga visitas durante el mes o algo así. Quiero que Jon esté completamente feliz y nunca lo estará si no tiene a su hijo. Según lo que Maggi me dijo Jon nunca paro de buscar a su hijo pero últimamente ya no le quedaban esperanzas. Ahora sé porque Jon se comportaba como tal. Es decir, trataba a las mujeres como objetos de deseo, porque tuvo una decepción horrible con una, además estaba amargado y todo eso pero adivina, llegué yo y su mundo cambió y ahora volvió a ser quien era antes de que pasara todo eso con Mónica y su hijo. O al menos eso me dijo mi suegrita, y Maggi no me mentiría ella me quiere mucho y me dijo, también, que yo era de lejos lo mejor que le había pasado a su hijo, y déjame decirte que estoy de acuerdo jajaja. El viaje ha sido agotador, llevamos dos días sobre esta gran camioneta y lo único lindo que he visto son las miradas de afecto que hay entre estos dos hombres. Sam me dijo que solo estaban pasando un buen rato juntos, pero ¡por Dios si eso es pasar un buen rato, no quiero saber cómo será cuando sean novios!
en Bustamante
CAPÍTULO 17
Liam soltó un largo suspiró cuando bajó de la camioneta de Sam. Alzó la vista para mirar las estrellas. Por fin, luego de tres días viajando, habían llegado hasta el pueblo de San Felipe, un lugar que estaba a algunos kilómetros de Albuquerque. En realidad, el lugar era bastante pequeño y desolado, los caminos eran de tierra, las casas, las pocas que se veían, estaban ampliamente separadas, el viento arrastraba la tierra y se veía como la escena de una verdadera película del viejo oeste. ―Mmm, ¿Logan? ―preguntó cuándo el hombre se bajó de la camioneta―. ¿Estás seguro que es aquí? ―Logan sacó un gran mapa que habían comprado en el camino y lo extendió en el capó de la camioneta, buscando su ubicación. Cuando iban entrando al camino de tierra se dieron cuenta que sus celulares estaban sin señal para cualquier cosa, así que se aseguraron comprando un mapa a la antigua. Google Maps no era tan efectivo en ese tipo de lugares. ―Pues sí, es aquí. ―Este lugar se ve... solitario ―comentó Liam caminando un par de pasos para mirar un poco más―. No creo que aquí viva ella con el niño... ―¡Hey, intrusos! ¿Qué quieren aquí? ―Los tres se giraron hacia la voz que les gritaba. Liam se escondió tras Sam y Logan cuando un viejito les apuntaba con una escopeta.
en Bustamante ―¡Se parece a los viejos loco de las películas del medio oeste! ―susurro al oído de Sam quien no pudo evitar sonreír divertido. ―Tranquilo, caballero, venimos en busca de alguien, ¿quizás puede ayudarnos? ―preguntó Sam en su tono menos amenazante―. Soy comisario del pueblo Middle. El hombre pareció considerarlos por un largo momento y luego abrió los ojos sorprendido, bajando su escopeta de inmediato. A Liam le pareció algo extraño, porque de repente el viejito parecía más cuerdo que cualquier otra persona. ―¿Middle dijiste? ―preguntó acercándose. Sam asintió. ―Así es. Verá, buscamos a una mujer y a un niño, según lo que sabemos, llegaron hasta aquí hace dos años. ―¿Dos año? ―gruñó el hombre―. ¿Qué quieren de ellos? ―Liam abrió los ojos con sorpresa y salió desde detrás de Sam y tomó las manos del hombre de cabello cano entre las suyas. ―¿Entonces los conoce? ¿Sabe de quién hablamos? Verá, ese niño es hijo de mi novio, y él lo ha estado buscando todo este tiempo, esa horrible mujer se alejó de Jon llevándose al niño y no permitió que él lo conociera, ni nada. Yo quiero cumplir ese deseo de Jon... No queremos quitárselo, se lo juro por lo que quiera, solo quiero que lo conozca, que ese niño conozca quien es su padre... Por favor, se lo ruego, señor, haré cualquier cosa, le daré lo que quiera, solo ayúdenos... por favor... ―Liam... ―susurro Sam. El hombre viejo suspiró y sonrió. Sam y Logan se miraron sin comprender nada.
en Bustamante ―Eres una buena persona, chico. Pueden seguirme, les contaré una historia. ―Liam asintió de inmediato y siguió al hombre. Logan y Sam fueron más precavido y se quedaron un poco más atrás. Liam no paraba de hablar y hablar sobre el rancho, Jon, la florería, su familia, sus amigos... Era como si quisiera ganarse la confianza del padre de una novia... o novio, en este caso. ―¡Oh! Aún no me ha dicho su nombre. ―Soy Ismael. ―Mucho gusto, señor Ismael, soy Liam. Mis amigos son Sam, el de cara de niño, y Logan, el fortachón moreno con cara de ser peligroso, pero en realidad es un oso de peluche ―susurró la última frase, pero era lo suficientemente fuerte como para que Logan y Sam escucharan. ―Eso suele pasar con los hombres grandes ―susurró Ismael. Caminaron por unos minutos más hasta que llegaron a una casa bastante destartalada, al menos esa era la imagen que daba por fuera. Le faltaban tablas al recubierto exterior, una luz parpadeaba, el color estaba gastado. Él los hizo pasar, y su sorpresa fue mayor al ver que la casa por dentro era cálida, igual de destartalada por fuera, pero muy cálida y hogareña. Liam se sintió a gusto de inmediato. ―Tomen asiento. ¿Quieren algo de comer? Como verán, no es mucho lo que puedo ofrecerles... ―No se preocupe, estamos bien ―dijo Logan. Ambos, Liam y Sam, estuvieron de acuerdo.
en Bustamante ―Entonces, ¿nos dirá como encontrar a Mónica y al niño? ―Ismael miró a Liam fijamente y luego se hundió en el sofá, se veía derrumbado―. ¿Le pasa algo? ¿Quiere que llamemos a una ambulancia? ―preguntó Liam alarmado. ―No, no, no. No es eso... Solo... Escuchen y luego decidirán qué hacer. Esta mujer llamada Mónica, que ahora sé que se llama así, efectivamente estuvo aquí, pero se fue... ―Liam sintió todas sus esperanzas desaparecer, la emoción y la fe que sintió hasta ese momento se habían esfumado―. Ella solo vino, dio a luz y desapareció, dijo que no tenía intención de criar a un monstruo ―dijo el hombre con pesar. ―¿Un monstruo? ―preguntó Sam―. ¿A qué se refiere? Pero antes de que Ismael pudiera responder, un llanto de niño, desde uno de los cuartos, los silenció a todos. Liam se puso de pie y corrió hasta donde se escuchaba el llanto desesperado. Sin dudarlo, entró hasta el cuarto y no pudo evitar el grito de asombro que salió de sus labios cuando se acercó hasta el niño en la cama. Era la viva imagen de Jon. Sus ojos, su cabello, hasta su nariz. ―¡Mi Dios! ―susurró Liam. Se sentó a la cama y sonrió al pequeño antes de tomarlo en sus brazos, sin contener las lágrimas de emoción al sostener al hijo de Jon. Porque estaba seguro de que así era. Ese niño, era el hijo de Jon Carter. ―Ya está, mi amor, todo está bien... ―Ta-ta... ―sollozaba el niño. Liam imaginó que se trataba de Ismael―. Tataaa...
en Bustamante ―Shhh... Ya, ya ―susurró con la voz quebrada, acariciando su cabello, su espalda. Y fue cuando se dio cuenta. Abrazó al niño con fuerza, lloró de emoción, lloro por el pesar de que pudiera pasarle eso a un niño así, lloró por la rabia de que esa mujer no quisiera criar a ese rayito de luz solo por...
En cuanto Liam se puso de pie, Sam se dispuso a seguirlo, pero Logan lo detuvo, Ismael guardó silencio hasta que el niño dejó de llorar. ―Vaya, el chiquillo se calló ―susurró. ―Liam sabe de niños ―susurro Sam volviéndose a sentar―. Qué nos iba a decir. ―Esa mala mujer... Ella llego al pueblo borracha un día, gritando que el animal en su vientre iba a salir. Sarita, una mujer que ha encargado de muchos partos, la ayudó a dar a luz. Cuando Sarita fue a lavar al chiquillo esa mujer había desaparecido... ―Otro silencio prolongado que comenzó a poner nervioso a Sam―. Verán, Andy... él nació sin sus piernitas... ―dijo finalmente el hombre, Ismael no pudo evitar que lágrimas se derramaran por sus mejillas. ―No puede ser... ―susurró Sam horrorizado. No porque el niño no tuviera piernas, sino por la maldad de Mónica para abandonar a su hijo por algo así. Y entonces, recordó que Liam estaba allí, con el niño. Se puso de pie nuevamente y corrió hasta el cuarto, esperaba cualquier cosa, pero menos lo que vio. El horror que había estado sintiendo segundos antes, fue reemplazado por la ternura de esa escena.
en Bustamante Liam tenía a Andy acunado entre sus brazos, ambos acostados, Liam susurrando lo que supuso una canción mientras el pequeño niño dormía plácidamente. Y también se dio cuenta de otra cosa fundamente: No había duda alguna de que ese niño era hijo de Jon. Era igual. Lo único que tendrían que mejorar es el peso, el niño parecía demasiado delgado para la edad que tenía. ―Entonces... ya conociste a Andy ―dijo en una voz suave para no despertar al pequeño niño. Liam elevó la vista y asintió. ―¿Se llama Andy? Es un lindo nombre. Él... ―Sí, Ismael nos lo dijo. Pero no te preocupes, Jon no lo rechazará por algo así. ―Lo sé, eso no me preocupa... Sam, míralo, se supone que tiene dos años, está tan delgado, parece enfermo y... Dios, Sam, esto es tan injusto. ―Sollozó―. ¿Por qué un niño está en estas condiciones? No se puede, no se debe hacer esto... No se puede abandonar a un angelito por esto, se debe ayudarlo, apoyarlo... Ella es su madre, cómo tuvo el corazón para dejarlo solo, a merced del mundo... ―Ella no es su madre y evidentemente no tiene corazón... Liam, ahora este niño no estará más solo, lo encontraste, tiene un padre, te tiene a ti, tendrá muchos tíos para consentirlo... Él no estará solo más... ―¿Si, verdad? ―susurró Liam. Besó la frente de Andy y se puso de pie, sin soltar al niño―. Vamos a hablar con Ismael, quiero llevarme a Andy a un hospital, que lo revisen completo, a Ismael también, estoy seguro de que él hizo lo que pudo y se ve igual o peor que Andy... Sam, ¿qué haremos? ¿Cómo le digo a Jon que su hijo...?
en Bustamante ―Vamos por parte. Lo primero es hablar con Ismael sobre llevarlo a él y a mi nuevo sobrino al hospital más cercano, no creo que por aquí haya alguno, así que tendremos que conducir hasta Albuquerque. ―Liam asintió, contento de que Sam hubiera ido con ellos. Si estuviera solo, en ese momento no sabría qué hacer. Envolvió al niño en una manta que tomó de la cama y caminaron a la sala, donde Logan conversaba con Ismael. ―Ismael, yo... quiero hacerme cargo de Andy, sé que usted lo ha cuidado todo este tiempo y estoy muy agradecido. ―Miró a Sam y luego de nuevo a Ismael―. Si usted quiere y me permite, quisiera llevar a Andy conmigo, a un hospital. ―Yo no esperaría nada más ―susurró Ismael―. Quiero mucho a ese niño, pero no tengo lo necesario para cuidarlo. Estaré feliz de saber que él será feliz y estará en mejores condiciones. ―Ismael... ―susurró Liam―. Quiero que usted venga con nosotros, Andy lo quiere, no creo que se acostumbre a otro lugar sin usted, además, también quiero que se revise. Así que me gustaría que reunieran sus cosas y fuéramos al hospital de Albuquerque... por favor. Ismael miró a Liam, Sam y Logan con duda, no entendía porque esos hombres querrían llevarlo también. ―No me gustaría ser una carga, me gusta trabajar. ―Oh, por eso no se preocupe. El padre de Andy tiene un rancho, seguramente habrá trabajo para usted, y podemos conseguirle su lugar propio para que no se vea obligado a compartir con todos los demás, pero venga, usted sabe mucho más sobre Andy que nosotros.
en Bustamante
Al otro día... Finalmente la noche anterior habían viajado hasta el hospital, para decepción de Liam, Andy durmió durante todo el camino, pero supuso que eso estaba bien, los niños necesitaban dormir mucho. Cuando llegaron al hospital, los atendieron de inmediato, hicieron pasar a Liam y a Ismael, ya que él sabía todo lo que se debía saber sobre el niño. Respondió a todas las preguntas con facilidad y Liam memorizó todas y cada cosa que debía saber, preguntó a Ismael de todo, si hablaba, si jugaba y con qué... Luego de eso, Ismael también pasó a ser revisado. ―Bien,
el
niño
está
con
desnutrición
y
deshidratación,
afortunadamente no tiene ningún tipo de enfermedad, pero eso no quiere decir que esté bien. Lo mantendremos aquí durante un par de días, entiendo por la situación que ha pasado el niño y solo por eso no llamamos a la policía ―advirtió el médico a Liam―. Cuando don Ismael habló conmigo, noté los mismo signos que en Andy, así que entiendo que él no era capaz de cuidar del niño como corresponde, pero es su abuelo y así está registrado, de lo contrario, los policías les hubieran quitado al niño por las condiciones en las que está. ―¡Pero él hizo lo que pudo, doctor! No es una mala persona y cuando le dije que viniéramos, él ni si quiera lo dudó. ―Lo sé, es por eso que no llamé a la policía. Por otro lado, entiendo que el padre del niño no sabe que vino hasta aquí. ―Liam asintió, le había comentado al médico cuando llegaron―. Bien, se le necesita, tiene que firmar documentos, estar presente.
en Bustamante ―Pero yo puedo hacer todo eso, Jon es mi novio. ―Lamentablemente, usted no tiene poder sobe el niño, es más, ni si quiera debería dejar que lo vea, pero se nota que se preocupa por él, por eso di la orden de que lo dejaran hacerse cargo, pero para cosas legales, el padre o responsable del niño debe estar presente, y aunque don Ismael está aquí, preferiría que fuera el padre. Liam asintió. ―Llamaré a Jon ahora mismo, estará aquí en dos o tres días, el viaje desde Middle es algo largo.
―Jon, tienes una llamada de Liam. ―Jon miró a su madre que se había acercado hasta los establos donde él montaba los fajos de alfalfa en el cobertizo. ―Voy ―dijo tirando dos fajos más, antes de trotar hasta la casa y tomar el teléfono―. Hey, ¿por qué no llamaste al celular? ―Lo hice, pero no contestabas, seguro se te olvidó en alguna parte de nuevo ―contestó Liam. Jon no pudo evitar sonreír mientras tocaba con sus manos sus pantalones, percatándose de que efectivamente, el celular no estaba. ―¿Cómo va todo con Sam? ―Bueno... justo para eso te llamaba, Jon. Verás, sucedió algo... ―dijo Liam con voz dubitativa. Jon frunció el ceño y acerco una silla para sentarse. Algo le decía que lo que Liam le diría no sería algo bueno. ―Habla, Liam.
en Bustamante ―Jon, yo te mentí, pero antes de que pienses cualquier cosa, fue por una buena razón. ―Jon iba a comenzar a decir algo, pero Liam se le adelantó―. Escúchame, porfis. ―Está bien, pero espero que sea una maldita buena razón, o esto termina. ―Sintió a Liam jadear al otro lado de la línea. ―No, no, no, por favor no termines conmigo. ―Liam... ―Sí, está bien, yo salí a buscar a tu hijo. Sí, porque es hijo, hombre, un niñito. Lo encontré, Jon. Tienes un hermoso hijo de casi 2 años, en realidad, tiene 1 año con 11 meses, estará de cumpleaños en un par de semanas. ¿No es eso genial? ¡Pasaras el segundo cumpleaños con tu hijo! Y la mejor parte, es igual a ti, tiene tu cabello, tu rostro, hasta el pequeño lunar que tienes en la nariz. Es hermoso, una cosita maravillosa que te va a enamorar en cuanto lo veas... Se llama Andy. Jon escuchó todo lo que Liam decía, pero no podía procesar las ideas. Quedó sin palabras y con la mente en blanco en cuanto escuchó que Liam había encontrado a su hijo. Su hijo. Hombre. Casi dos años. Mismo pelo, mismo rostro... ¿tenía un lunar en la nariz? Andy. ―¿Jon? ¿Jon, sigues ahí? ―Ssi... Liam... ¿encontraste a mi hijo? ¿Cuándo? ¿Por qué no me dijiste nada?
en Bustamante ―Bueno... ahora te lo estoy diciendo ―susurró Liam con voz culposa―. Necesitamos que vengas, eres el padre y tienes que hacerte cargo de unos documentos. ―¿Qué documentos? ―Estamos en el hospital. No es nada grave o de vida o muerte ―Se apresuró a aclarar Liam, tranquilizando a Jon que estaba a punto de salirse de su piel―. Pero es importante. Estamos en el hospital de Albuquerque. ―Albuquerque, ¿estuvo ahí todo el tiempo? ―Sí, pero no aquí mismo, si no que en un pueblo que queda como a un día de viaje de aquí. Pero eso te lo cuento otro día, puedes venir, por favor, no quiero que Andy este más tiempo del necesario en este lugar. ―Iré ahora mismo, te llamaré cuando esté cerca. ―Está bien, te amo. ―Te amo también... y gracias, Liam. De verdad, gracias. ―Oyó a Liam suspirar. ―No lo agradezcas, seremos una familia, espero que esta maravilla que tengo a mi lado sea tan hijo mío como tuyo en algún momento. ―Ya lo es, estoy seguro. ―¿Jon? ―¿Si? ―Pase lo que pase, ámalo, él es un ángel. ―Lo amo desde que supe que Mónica estaba embarazada. ―Bien, no lo olvides. Te amo ―dijo Liam antes de colgar.
en Bustamante Jon se puso de pie de inmediato y corrió a su cuarto, metió ropa, sus tarjetas y su celular, que estaba sobre la cama, a un bolso, tomó su chaqueta y corrió hacia su camioneta, lanzando todo al asiento trasero. ―¿Jon? ¿Qué pasa, hijo? ―Liam encontró a mi hijo, James, lo encontró ―dijo mientras se metía a la camioneta y la encendía―. Llamaré en cuanto sepa cualquier cosa, están en el hospital de Albuquerque... Dile a mamá que es oficialmente abuela y tú eres abuelo, también, James. James no tuvo tiempo de decir nada, Jon arrancó la camioneta y condujo al límite de velocidad hacia Albuquerque mientras pensaba en las palabras de Liam. Su hijo, su hijo estaba a solo dos días de distancia, menos si conducía sobre el límite de velocidad durante la noche. Sus ojos se empañaron, tomó el celular y le marcó a su mejor amigo, Dominic, puso en altavoz. ―Amigo, tanto tiempo, ¿qué pasa? ―Liam encontró a mi hijo, es hombre, Dominc. Se llama Andy. ―Qué... ¿Liam hizo qué? ¿Tu hijo? ―Sí, están en el hospital de Albuquerque, paso por ti en 10 minutos, necesito que alguien conduzca conmigo o juro que tendré un accidente. ―Si, por supuesto, estaré listo, solo mantente vivo hasta que llegues a mi casa. ―Jon colgó.
―¿Qué dijo Jon? ―preguntó Logan pasándole un vaso de café a Liam.
en Bustamante ―Viene en camino, estaba algo sorprendido, espero que maneje con cuidado. ―No creo que quiera matarse antes de conocer a su hijo, tendrá cuidado. ―Liam miró a Logan y asintió, tomando un sorbo de la amarga sustancia que siempre odió, pero que ahora necesitaba. ―¿Qué dijo el médico? ―Lo tiene con suero, estoy esperando que terminen de revisarlo. Ya despertó, Ismael fue con él para tranquilizarlo, así que la enfermera me pidió que me quedara aquí afuera... Quiero entrar ―susurró. ―Ismael acaba de salir, quizás ahora puedes entrar. ―Liam giró y se encontró con la sonrisa de Ismael. ―Liam... me dieron permiso para que entres. ―Liam asintió entusiasmado, le devolvió el café a Logan y siguió al hombre viejo. Sentía que su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento. Cuando entraron al cuarto que Andy compartía con dos niños más, a Liam casi se le partió el pecho. Andy miraba hacia la puerta con sus ojitos llenos de lágrimas, miedo se reflejaba en ellos. Liam no dudó cuando se acercó y tomó al niño en sus brazos nuevamente, teniendo cuidado con las vías de suero en su bracito. ―Hola, cariño ―susurró besando su frente―. No tengas miedo, estaré contigo en cada minuto. ―El niño lo miró y sonrió mientras pasaba su manita por su mejilla, como conociéndolo―. Soy Liam, te hice dormir anoche, ¿sabes? Y sí, sé que quizás no entiendes, pero no importa, porque yo suelo hablar de todas formas. ―Iam... Ta-ta ―dijo el niño con una sonrisa.
en Bustamante ―Sí, soy Liam, y allá está tu tata y papá vendrá en cualquier momento. Y te amará, mucho. Muchísimo.
en Bustamante
CAPÍTULO 18
―Buenos días, bebé ―dijo Liam acariciando la mejilla de Andy―. ¿Qué tal amaneciste, eh? Apuesto a que muy bien, te ves mucho mejor, mi amor --susurró antes de besar su frente. Durante el último par de días, Andy había mejorado increíblemente, lo estaban alimentando cada dos horas y la vía de suero ya se la habían quitado. Ismael dio la autorización para que Liam se pudiera encargar de darle la comida y pasar con él cada minuto de su estadía allí, ya que el viejo hombre estaba en otro lado del hospital siendo atendido de la misma forma. Jon por fin llegaría ese día por la noche. Habían estado hablando por sus celulares durante ese par de días, manteniéndolo al tanto de cómo estaba Andy, no le mandó imágenes, porque quería que la primera imagen que tuviera de su hijo fuera en persona, pero sí le había estado mostrando fotos de Jon a Andy. Peinó al niño, lo alimentó, le cepilló los dientes, aunque aún no los tenía todos, pero los que tenía debían verse limpios y le cambió la ropita. Sam había llegado el día anterior con tres conjuntos nuevos para Andy y Liam no podía estar más feliz. ―Te ves precioso, mi amor ―dijo cerrando los botones de su nueva mini camisa estilo vaquero―. Eres igual de lindo que tu papá. ―¿Papá, Iam, tata?
en Bustamante ―Sí, papá llegará hoy, y tú tata está recuperándose, porque estaba muy enfermo, pero ahora va a estar bien y estará con nosotros, ¿sabes? Tienes una enorme familia, Andy, muchos tíos y tías que te querrán consentir, y seguro que mi sobrino te amará y seguro que querrá que le digas tío, pero no tienes que hacerlo, él será como tu primo, porque si te voy a cuidar serás como mi hijo y como él es mi sobrino, entonces serán primos... ―Liam dio varios besos al rostro del niño, sonriendo--. Espero que tu papá no me eche de su lado, porque eso significaría apartarme de ti y ya no quiero mantenerme ni un minuto lejos. Eres mi pequeño angelito, ¿sabes? Un muy hermoso, adorable y comestible angelito ―dijo antes de hacer pedorras en su guatita. Andy reía y trataba de tirar del cabello de Liam para alejarlo. ―¡Iam! ―decía entre risas. ―Awww amo que digas mi nombre, Andy.
Jon tomó una profunda respiración antes de salir de la camioneta. ―¿Por fin estás listo? ―Dominc rodó los ojos ante el temblor en las manos de su amigo. Habían estado estacionados fuera del hospital hace más de tres horas y Jon, nervioso, no había querido bajar en todo ese tiempo. Indeciso, murmurando cosas como que su hijo no lo querría, o que tal vez estaba muy enfermo, o quizás estaban en el hospital equivocado. Una estupidez, porque era el único hospital con el nombre Albuquerque. ―Sí, llamaré a Liam y le avisaré. ―Bueno, ya era hora. ―Jon gruñó y miró a su amigo de mala manera.
en Bustamante ―No todos los días te encuentras con tu hijo de casi dos años. Ponte en mi lugar y veremos qué tan calmado estarás. ―Bien, bien, no pelees conmigo, llama a tu novio y dile que estás acá. ―¿Jon? Al fin llegaste, hombre. ―Jon miró hacia la voz familiar y dio un movimiento de cabeza a Sam y al detective que lo acompañaba. ―Hey, Sam. ¿Así que eres cómplice de Liam? ―¿Cómplice? --preguntó Sam divertido―. Claro que lo fui, todo malechor necesita un cómplice ―dijo divertido guiñándole un ojo―. Hola, Dom. ―Hey, comisario. ―¿Sabe Liam que ya estás aquí? ―No, justo ahora lo iba a llamar. ―Vamos, no lo llames y le daremos la sorpresa. En estos momentos debe estar alimentando a Andy ―dijo mientras miraba su reloj de muñeca. ―¿Cómo ha estado? ―Bien, no lo he visto mucho, porque Liam no se separa ni un segundo de él, pero está bien, ya nos llama por nuestros nombres. ―Sam sonrió―. Déjame decirte que tienes un hijo muy inteligente. ―Jon sonrió, sintiéndose orgulloso, tanto de Liam como de su hijo. ―Eso es bueno, así que ahora ve a conocer a tu hijo ―dijo Dom palmeando su espalda. Jon asintió y entró, siguiendo a Sam, Logan se quedó detrás conversando con Dominic. ―Es un niño hermoso, Jon, y cuando lo veas no tendrás duda de que es tu hijo. Creo que deberías de aprovechar de hacerte la prueba de ADN aquí
en Bustamante mismo e inscribir al niño con tu apellido, así no habrá problemas legales si es que Mónica llegara a aparecer. ―Sí, pero eso quiero tratarlo en otro momento, ahora mismo, mi prioridad, es conocer a Andy. ―Muy bien, entonces... ―Sam se acercó hasta el escritorio y cruzó un par de palabras con la secretaria, asintió y volvió hasta Jon―. No puedo entrar contigo, porque Liam ya está ahí, pero no es difícil llegar, entra por esa puerta, sigue derecho por el pasillo hasta la habitación 150, de inmediato verás a Liam cuando te asomes, Andy está en la tercera cama a tu derecha, pero Liam puede que lo tenga en brazo y se esté paseando. No se pueden estar quietos --comentó rodando los ojos. Jon sonrió y asintió. ―Gracias, Sam. Nos vemos en un rato. Jon se dirigió hasta las puertas dobles que le indicó Sam y las cruzó más lento de lo que debería, preparándose mentalmente para este encuentro, pero no tuvo el tiempo necesario, porque cuando elevó la vista vio a Liam, o su espalda, en realidad, caminando por el pasillo con un niño que tenía la cabecita apoyada en su hombro y al parecer dormía. Sus piernas se paralizaron, quedaron pegadas al suelo mientras miraba a Liam caminar lentamente hasta casi el final del pasillo y luego entrar a una de las habitaciones, sin percatarse de que Jon estaba allí. Sus ojos se humedecieron sin poder evitarlo, ni si quiera había visto bien a su hijo, pero el solo hecho de saber que estaba a segundos de verlo, su corazón se hinchaba y las lágrimas emanaban solas.
en Bustamante ―Señor, ¿está bien? ―Jon miró a la enfermera que le hablaba y asintió―. Oh... ¡Usted es el padre de Andy! Liam tenía razón, son iguales, ¿Liam ya lo vio? ―Jon negó―. Por Dios, él se llevará una sorpresa, ha estado todo el tiempo hablando de usted y de cuanto lo ama y de cuánto tiempo ha estado buscando a Andy. Por favor, acompáñeme, con gusto lo llevaré a su cuarto. Jon suspiró y asintió, obligando a sus piernas moverse. Siguió a la mujer con una radiante sonrisa hasta el cuarto al que había visto entrar a Liam. ―Liam, mira quien está aquí ―dijo ella en un susurro.
Liam acaba de acomodar a su pequeño dormido cundo elevó la vista hacia Naty, la enfermera a cargo de Andy, dispuesto a preguntar quién y fue cuando vio a Jon, parado bajo el marco de la puerta, mirándolo. Sonrió y no le importó nada más, solo avanzo hasta él y lo abrazó por el cuello, besando su mejilla y luego depositando un suave beso en sus labios. ―Te extrañé ―susurró feliz. Los nervios y la angustia de Jon fue calmada en cuanto sintió los brazos de Liam a su alrededor, lo abrazó con ternura, enterrando sus dedos en el cabello rubio ceniza y beso su frente. ―También yo, cariño. ―Liam sonrió y se alejó suavemente, miró a Jon y entrelazo sus manos. ―Ven, te presentaré a tu hijo, lo vas a amar ―dijo guiándolo los pocos pasos que había entre ellos y la cama de Andy, Jon le siguió por inercia hasta
en Bustamante que estaban a la orilla de la cama del niño durmiendo. Jon no pudo evitar sonreír al ver el real parecido entre él y el niño―. ¿Es hermoso, verdad? ―Sí, lo es. ―Tócalo, Jon, no te hará nada ―comentó Liam divertido―. Además, está durmiendo y no creo que despierte pronto, acaba de comer. Jon acercó su mano hasta el rostro de Andy y acarició la suave piel, emocionado hasta las lágrimas de por fin tener a su hijo con él. Liam se aclaró la garganta y cuando lo miró, había una mirada preocupada en sus ojos. ―¿Qué pasa? ―Jon... ―susurró Liam―. Al parecer Mónica no se cuidó durante su embarazo. Ismael, el abuelo de Andy, el hombre que cuidó de él durante este tiempo, me contó que ella había llegado un día al pueblo borracha, creo que quizás hasta drogada, dio a luz y luego desapareció, dejando a Andy allí, desamparado. ―Jon gruñó, enfadado. No entendía, si Mónica no quería a su hijo por qué no se lo había llevado a él―. Jon, Andy... ―suspiró―, él nació sin sus piernas... Jon abrió los ojos con sorpresa, intentó que alguna palabra saliera de su boca, pero nada salía, de cualquier cosa que esperaba le dijera, eso no estaba ni si quiera en su imaginación. ―Te lo digo para que no te lleves esa sorpresa, sé que lo amarás de todas maneras, ¿verdad? ―Por supuesto ―dijo de inmediato Jon―. No deberías ni si quiera preguntarlo.
en Bustamante ―Lo siento, solo lo estaba confirmando ―dijo Liam sonriendo con alegría y evidente alivio. Jon asintió y nuevamente su mirada se desvió hasta Andy, se inclinó depositando un beso en la frente del más chiquito. ―Mi madre estará feliz de tener un mini yo en nuestra casa. ―Sí, ¿verdad? Lo mismo pensé, y él es tan alegre, Jon. Ríe por todo, y es muy inteligente, ya conoce mi nombre y el de Sam, oh, y el de la enfermera también, y hasta de los niños que lo acompañan en el cuarto, son sus amiguitos. Mira, te los presento, él es Fred y Alice, su mamá... ―Liam empezó a presentarle a todas las personas que estaban en el cuarto y que ni si quiera había notado hasta ese momento. Saludó a las madres con un gesto de cabeza, los niños dormían igual que Andy. ―¿Qué dicen los médicos sobre Andy? ¿Cuándo nos lo podemos llevar? ―Bueno, él ha mejorado mucho, ya no está tan delgado y ni deshidratado, creo que podremos sacarlo de aquí mañana o pasado, aunque... Ven, vamos a hablar afuera. ―Jon hizo una mueca, no quería dejar a su hijo solo. Liam soltó una risita por lo bajo―. Estaremos ahí, mi amor, no lo perderemos de vista. ―Jon estuvo de acuerdo con reticencia. ―Entonces... ―Liam rió divertido ante la impaciencia de Jon. «¿No es adorable?», pensó. ―Andy estaba con un viejito llamado Ismael, él trató de hacer lo que pudo para cuidar de Andy, el pueblo donde vivieron es... Pobre es una palabra muy grande, aunque lleno de cariño por lo que entiendo, la gente realmente se cuida allí, pero bueno, ese no es el tema, Ismael no tiene problemas en cederte todo el poder legal sobre Andy, pero sería más fácil y
en Bustamante rápido si primero te haces las pruebas de ADN para confirmar que eres el padre de Andy y así no tenemos que estar preguntando a Ismael por cada cosa que queramos hacer. ―Jon asintió, estando de acuerdo. ―Tengo un novio inteligente, por lo que veo ―comentó haciendo que Liam se sonroje como nunca lo había visto antes. ―Bueno, otra coso, digo cosa, invité a Ismael al rancho para que trabajara contigo en alguna cosa. No quería que se separara de Andy, él lo quiere mucho, entonces... ―Hey, está bien ―dijo Jon acariciando la mejilla de Liam―. Ya encontraremos algo para que haga, le conseguiremos una habitación o le haremos una casa en alguna parte de mis tierras, él cuidó a mi hijo cuando no era su obligación así que es lo mínimo que puedo hacer. ―Bien, genial, sabía que dirías eso. ―Liam abrazó a Jon con fuerza, haciendo que el mayor trastabillara―. Así que ahora, yo me quedaré con Andy, tú tienes que ir a hacerte todos los exámenes necesarios para confirmar que eres el padre de Andy. ―¿Me estás dando órdenes? ―preguntó Jon enarcando una ceja. ―Acostúmbrate, vaquero ―dijo Liam guiñando un ojo y sin dejar de sonreír divertido y travieso. Luego de eso, Jon fue hasta la secretaria para preguntarle donde podría hacerse la prueba de ADN, la mujer, sorprendentemente y supuso que gracias a Liam, sabía toda la historia, así que ella misma lo guió hasta los laboratorios que estaban anexados al edificio del hospital.
en Bustamante Una hora después, estaba caminando de regreso hasta el cuarto de su hijo y el aire se le quedó atascado cuando lo vio despierto y en los brazos de Liam. ―¡Hey! Volviste, te estábamos esperando, ¿verdad, Andy? ―Los ojos del pequeño se dirigieron a Jon y sonreía, su hijo le estaba sonriendo―. ¿Quién es él, Andy? ―preguntó Liam suavemente, el niño dudó unos momentos, como si tratara de recordar algo. ―Papá... ―dijo de repente y Jon no pudo seguir ocultando sus lágrimas, las que se deslizaron libremente por sus mejillas. Se acercó hasta Liam y tomó al niño de sus brazos a los suyo, abrazándolo con cariño. ―¿Cómo...? ―Le he estado enseñando tu foto desde que lo conocí ―susurró Liam mostrando la imagen en su celular―. Te dije que era inteligente, él aprendió de inmediato a llamarte papá. ―Gracias, Liam... de verdad, no sabes cómo te agradezco todo esto... Dios, soy una mierda sentimental, pero... ―Shh... Jon, nada de palabras feas delante de tu hijo ―reprendió suavemente Liam y Jon asintió. ―Entendido ―dijo divertido y emocionado. Sintiendo a su hijo jugar con el borde de su camisa, tratando de sacarle el sombrero―. Vamos a buscar los mejores especialistas para que él camine, no me importa si tengo que usar todo mi dinero, pero él siempre será un niño como todos los demás. ―Te ayudaré en cada paso, a los dos. ―Lo sé, cariño. Ven aquí. ―Liam se puso de pie y abrazó a Jon y a Andy.
en Bustamante Liam se sentía feliz. Sentía que tenía a su propia familia. ¿No era eso un sueño? Una semana después... ―¿Dónde está? Quiero verlo, Sam, quiero conocer a mi nieto ―dijo Maggi tomando el brazo de Sam y moviéndolo de un lado a otro. Sam rió divertido. ―Calma, Maggi. Ellos se detuvieron a comprar un par de cosas, deberían estar aquí en un par de minutos. Luego de que Jon llegara al hospital y conociera a Andy, las cosas pasaron rápidamente. Gracias al carisma de Liam y de la situación en general respecto a Andy, los exámenes de ADN se los dieron tres días después, acreditando que Jon efectivamente era el padre del pequeño. Luego de eso, Jon conoció a Ismael y luego de hablar a solas unos minutos estuvieron de acuerdo en volver al rancho, Liam se preocupó de que le dieran todas las recetas nutricionales tanto para Andy como para Ismael, aunque ambos ya estaban mucho mejor aún necesitaban ganar peso, sobre todo Ismael que estaba en sus huesos. Mientras tanto, Sam y Logan compraron todo lo necesario para el pequeño, ropa, juguetes, alimento, incluso una silla de rueda, la mayoría financiado por Jon, pero Sam de todas maneras compró algunos regalos para el niño. Y ahora, al fin estaban de vuelta, y Maggi no podía más con las ganas de conocer a su nieto.
en Bustamante ―Bien, eso es perfecto, ve adentro, necesito que me ayudes con un par de cosas. ¡Dios, qué emoción! ―gritó entusiasmada volviendo a la casa. Sam la siguió adentro llevando algunos de los paquetes y seguido por Logan. Se encontró con una agradable sorpresa cuando entró a la casa y vio a la familia de Liam, los trabajadores y algunos amigos del pueblo en la casa, un gran cartel que decía "Bienvenido Andy" estaba colgado en medio de la sala para que fuera visto en cuanto entraran. ―Wow, los chicos se llevaran una sorpresa. ―Todo fue pensado por Ethan ―comentó Liss orgullosa de su hijo. ―Bueno, es sobrino de Liam y tu hijo, ¿no? No se podía esperar menos. ―Tienes toda la razón, comisario. ―Sam miró a Martín Herrera y asintió. Ethan iba de un lado a otro, como un encargado ocupándose de los detalles de su fiesta. ―¿Dónde dejo esto? ―Mientras hay que dejarlo en el cuarto de Jon, no sé qué cuarto le prepararemos a mi nieto. ―Ambos fueron hasta el cuarto y dejaron todo en el cuarto, en dos viajes ya tenían la mayoría de las cosas dentro. ―Gracias por ayudar a Liam con esto ―comentó Sam abrazando a Logan cuando estuvieron relativamente solos. ―No hay problema, no fue difícil. ―Pero has estado en todo este viaje, aguantando malas camas de hotel, recorriendo tiendas, comiendo mala comida y café asquerosos de máquina...
en Bustamante ―Créeme que no es tan malo, ser detective en la ciudad te acostumbra a todo eso. ―Bueno, sí, pero se supone que estas son tus vacaciones. ―Y muy buenas vacaciones, debo decir. ―Logan miro a ambos lados antes de besar con frenesí a Sam. ―Mmm... No puedes besarme así y esperar que no quiera llevarte a una superficie plana ―jadeó Sam. ―Más tarde, Jon, Liam y Andy acaban de llegar. ―Es una cita. ―Le dio un último beso antes de unirse a todos en la sala.
Liam sacó a Andy de su nueva silla de auto y lo tomó en brazos. Esperó a que Jon rodeara el auto para ambos dirigirse a la casa, le extrañó que nadie saliera a recibirlos, pero imaginó que no los habían escuchado aún. ―¿Crees que tu mamá esté en la casa? ―Definitivamente, no querría perderse a su nieto llegando a casa al fin. ―Jon abrió la puerta para ellos y cuando entraron un gran "SORPRESA" los recibió. ―¡Oh! ¡¡Están todos aquí!! ―gritó Liam dando saltitos con el niño en brazos―. Mira, Andy, todos quienes vinieron a saludarte. ―Maggi se acercó llorando hasta ellos, besó a Jon, a Liam y luego a Andy. ―Dios, es precioso, es igual a mi Jon cuando bebé... Déjame tenerlo en mis brazos ―pidió a lo que Liam definitivamente no se negó, llenaron a Andy de besos y abrazos, diciendo lo lindo que era, y aunque creyó que el
en Bustamante niño se podría asustar, por el contrario, parecía feliz de ser el cetro de atención. ―Vaya, así que ese chiquillo realmente tiene una gran familia ―comentó Ismael a su lado. Liam asintió. ―Sí, todos aquí lo cuidarán siempre, se lo aseguro, y ahora, usted también es parte de todo esto ―dijo Jon. ―Gracias ―Ismael se veía realmente emocionado. ―Usted cuidó de mi hijo durante dos años, es lo mínimo que puedo hacer. Además, Andy no querrá separarse de su abuelo. ―Totalmente de acuerdo, ven, vamos a que conozcas a la familia ―dijo Liam tomando la mano de Ismael y guiándolo al centro de toda la gente. Jon vio como todos se turnaban para tomar en brazos a Andy. Se alegraba de haber hablado con su madre respecto a las piernas de su hijo, ella ni si quiera le dio importancia, solo insultó a Mónica, pero de ahí en más, no mencionó el hecho y al parecer, allí nadie le importaba lo que su hijo tuviera, era uno más de ellos, tendría muchos tíos y tías para consentirlo y seguramente muchas niñeras si quisiera una, pero lo dudaba. Estaba seguro de que Liam no dejaría que nadie más que él se encargara de Andy y él no podía contradecir a su novio. ¿Verdad? ―¡Jon, ven aquí, no me quieren devolver a Andy! Jon sonrió ante los pucheros en el rostro de Liam, se acercó a él y lo beso suavemente. ―Todo el mundo, devuélvanme a mi hijo por favor, aquí mi novio es muy celoso con los dos.
en Bustamante Todos rieron divertidos mientras el niño volvía a ellos pasando de brazos en brazos. Liam lo tomó en brazos y Jon abrazó a sus dos tesoros. ¿Podía ser alguien más feliz?
en Bustamante
EPÍLOGO
—Estoy completamente agotado —dijo Liam dejándose caer en la cama de Jon—. ¿Cómo es posible que una fiesta de bienvenida, que ni si quiera organicé yo, sea tan agotadora? —Eso es porque te tomaste la fiesta como propia y corriste por todos lados para ayudar, por más que mi mamá y Liss te dijeran que te sentaras. —Bueno, no podía quedarme sentado, después de todo era la fiesta de bienvenida de Andy… —Liam se puso de pie, se acercó a Jon, que estaba de espaldas a él terminando de desabotonar su camisa. —Sí, y por lo mismo deberías haberte quedado conmigo y Andy mientras los demás nos servían. —Liam rió por lo bajo, abrazó a Jon por la espalda y beso su espalda desnuda. —Eso es tan egoísta, Jon. Ya verás, para el cumpleaños de Andy correrás como nunca, va a ser divertido verte. —Realmente quieres verme humillado, ¿eh? —comentó Jon sonriendo de medio lado y girándose para estar frente al más bajo. —Por supuesto —contestó Liam sonriendo travieso. Se paró en puntas y le dio un corto beso—. Mmm… ¿Jon? —Dime. —Me vendré a vivir contigo y con Andy. —¿No tengo opinión al respecto? —preguntó Jon enarcando una ceja, Liam negó riendo.
en Bustamante —No, tú mamá me lo pidió. Como tú trabajas todo el día puedo ayudar a tu mamá a cuidar de Andy… Eso no quiere decir que vaya a dejar de trabajar, seguiré en la florería, solo que por menos horitas. —Bueno, me parece bien, por más que quiero pasar todo el día con mi hijo, no puedo descuidar el rancho, me ayudarás mucho así. Además, es beneficioso para mí que mi novio esté aquí. —¿Si? —Por supuesto. Tendré desayuno a la cama todos los días. —Liam golpeó su brazo. ―No lo tendrás, me iré a trabajar temprano, a veces. Pero te exijo que el día domingo no trabajes y lo pases con nosotros. —Bien, me parece bien. Otra cosa, ¿dónde dormirás? —Liam rodó los ojos. —Jon, ¿tuviste otro golpe en la cabeza? Es obvio que contigo, de ninguna manera dormiré en una habitación de invitados teniéndote en el cuarto de al lado. Ahora, podemos fingir que duermo ahí, pero en la mañana amaneceré a tu lado, así que deberías dejar el espacio. —Liam se cruzó de brazos, esperando a que Jon desafiara sus palabras. Jon, por su parte, soltó una carcajada y atrajo a Liam por la cintura, besando su mejilla y luego sus labios. —Solo bromeaba, por supuesto que dormirás conmigo, además, la habitación de invitados la acomodaremos para Andy. —Hablando de eso —comentó Liam abrazando a Jon por el cuello—. Debemos arreglar la casa para Andy, poner rampas, ampliar el baño y poner de esos fierros para afirmarse en la ducha… Esta casa debe ser lo más segura
en Bustamante y estar lo más preparada para tu hijo, tenemos que fomentar su independencia. —Sí, había pensado en ello, pero gracias por tenerlo presente. —Jon besó la frente de Liam—. También quiero que él se mueva sin ayuda o con la menos ayuda posible, pero eso lo conversaremos mañana en familia. —¿Seré parte de esa reunión? —Si te digo que no, ¿qué harías? —Golpearte y estar allí de todas formas —contestó Liam dando un salto y enredando sus piernas en la cintura de Jon, de modo que Jon tuvo que tomarlo para que ninguno de los dos cayera. —Bien, entonces no preguntes, cariño —dijo divertido. Jon besó el cuello de Liam una y otra vez. —Mmm, ¿Jon? ¿De verdad Andy estará bien con tu mamá? —Sí, ella quería pasar la noche con su nieto, cuidarlo y dejarnos descansar. Ella tiene mucha más experiencia con niños que tú y yo juntos. —Bien… —Se comenzaron a besar de nuevo—. ¿Jon? —Dime… —Te amo, mucho, mucho, demasiado y también quiero ser parte de la vida de Andy, quiero que también sea mi hijo, que me llame papá o papi o… como sea que quiera llamarme y no ser simplemente el novio de su padre… —Jon miró los ojos húmedos de Liam y lo dejó en la cama, sentándose a su lado. —¿Por qué me dices eso? —No sé, no me has dicho nada sobre eso y… Creí que si no te lo decía, no sé, me quedaría con la duda de si estás de acuerdo o no… Quizás no me
en Bustamante quieres para acompañarte en este… proceso, se podría decir, que estás empezando, y yo, de verdad, verdad, quiero acompañarte. A ti y a Andy, pero si tú no quieres, mejor dímelo ahora para evitar encariñarme mucho y sufrir después. —Liam, si te digo que no ahora sería muy tarde. Tú estás tan o más involucrado que yo en este proceso. —Jon acarició su mejilla—. No te puedo prometer que lo que tenemos sea para siempre, pero te puedo prometer que nunca te alejaría de Andy a propósito, él te conoce, ya te ama, no podría alejarlo de ti ni a ti de él, sería muy cruel de mi parte y no es como si yo quisiera hacerles daño. Liam asintió sonriendo y se lanzó sobre Jon, logrando que quedara acostado sobre la cama con Liam encima. —Gracias… te amo, te amo, te amo, te amo, te amoooo… —dijo una y otra vez mientras daba cortos besos en sus labios. —Bien, entendía. Ahora, vamos a darnos una ducha. —¿Jun-juntos? —preguntó Liam ahogado. —Por supuesto, eres mi novio, es normal. —Pero, tú y yo… nosotros… nunca, ya sabes… me da vergüenza… Digo, sé que soy lindo y hasta sexy, pero… comparado contigo soy tan… —Hermoso. —Terminó Jon por él—. Eres hermoso, ¿desde cuándo dudas tanto de ti mismo? No eres el Liam que me mojó con una manguera en plena plaza, el que me lanzo agua estancada en la florearía, el que llegó a mi cumpleaños con un hermoso regalo… —Y al cual humillaste en esa misma fiesta… —susurró Liam bajando la mirada. Jon suspiró y besó su frente.
en Bustamante —Lo siento, sé que me comporté como una idiota, ¿algún día lo podrás olvidar? —Quien sabe, pero está en el pasado, te amo. —Y yo a ti. Jon tomó el rostro de Liam entre sus manos y lo acercó, fundiéndose en un lento y sensual beso, logrando que Liam olvidara todos sus temores, sus inseguridades y que solo quisiera estar con Jon, no importaba como, solo quería estar a su lado. —Vamos por esa primera ducha juntos. Liam asintió y fue guiado por Jon hasta el baño. Ambos se desnudaron y Liam entró rápidamente, estaba avergonzado, pero ¿alguien podría culparlo? Es decir, el hombre más hermoso, sexy, bello y varonil del mundo era su novio y además, estaba invitándolo a tomar una ducha juntos y estaba completamente seguro de que esa ducha no terminaría con ellos dos simplemente restregando sus espaldas. Jon se terminó de desnudar rápidamente y preparó el agua antes de meterse bajo ella. El vapor comenzaba a invadir el cuarto de baño y Liam se comenzó a acalorar. Se desnudó lentamente, sus manos tiritaban de lo nervioso que estaba, para hacer tiempo dobló cuidadosamente su ropa y luego de diez minutos decidió entrar junto a Jon. —Pareciera que estuvieras entrando al juicio final —comentó Jon extendiendo su brazo y envolviéndolo alrededor de la cintura de Liam, presionando sus cuerpos uno contra el otro. Inclinó su rostro y rozó su nariz en la mejilla y cuello del más bajo. Liam se estremeció por el contraste entre
en Bustamante su cuerpo seco contra el cuerpo húmedo de Jon, pero no pensó mucho en ello, o más bien, no tenía tiempo para pensar en ello. Elevó sus brazos y los enredó tras el cuello de su novio y aceptó el beso que Jon le dio, mientras sus cuerpos se rozaban entre sí. Liam se dejó llevar por la increíble sensación de amor y erotismo que le recorría mientras se besaban, su espalda se presionó contra la fría pared, pero a penas lo notó, estaba demasiado consciente de Jon moviéndose contra él. Abrió la boca para tomar aire y Jon aprovechó para chupar su lengua y luego morder su labio inferior. Liam no supo por qué, pero esa acción lo dejó en un muy alto estado de excitación. —Jon… —gimió cuando sintió la mano de ranchero recorrer su erección con lentitud y firmeza. —Eres demasiado sexy para mi bien —susurró Jon con voz ronca—. ¿Dime por qué no hicimos esto antes? —Porque eras un bastardo —jadeó Liam, mientras iniciaba un suave movimiento con sus caderas contra la mano de su novio—. Por favor, Jon… Jon besó y mordió el cuello de Liam, soltó su erección y descendió hasta sus testículos, masajeando y apretando con suavidad para no dañarlo, aun no se conocían en ese aspecto, así que era momento de aprender, aunque los gemidos de Liam le decían que iba muy bien encaminado. —Gírate, tus manos contra la pared. —Liam asintió y se giró con reticencia—. Inclínate un poco… eso es… —gimió Jon. El agua comenzaba a molestarlos, así que Jon cerró la llave y luego miró la grandiosa imagen que mostraba Liam. Sus manos apoyándose en la pared, su trasero hacia afuera y las piernas ligeramente abiertas.
en Bustamante Apretó la base de su propia erección para evitar correrse. Era la primera vez que haría algo como esto -tener sexo con un hombre-, pero había investigado y estaba dispuesto a darle el mejor momento de su vida a Liam. Jon se arrodilló tras Liam y abrió las mejillas de su culo, dejando expuesta su entrada, que se contraía una y otra vez, algo que solo lograba que Jon perdiera poco control que tenía, apretó y soltó una y otra vez, escuchando los gemidos de su novio hasta que tuvo el valor suficiente para inclinarse y pasar su lengua por la entrada rosa. —¡Oh, mierda! Jon… No tienes que hacerlo, Dios sí, eso es increíble, Jon, de verdad… Oh, oh, sí, si… Jon estaba encantado de escuchar los balbuceos de Liam, así que continuó pasando su lengua a lo largo del anillo de músculos hasta que lo sintió aflojar poco a poco, llevó una de sus manos hasta la erección de Liam y lo empezó a bombear al ritmo de las penetraciones que comenzaba a dar con su lengua. —Jon… Jon… No, por favor, no te detengas… Si, si, si, si… Mierda… Oh… Casi por inercia, Liam extendió más sus muslos mientras su amante trabajaba más profundo en su cuerpo de lo que jamás imaginó. ¡Y solo con su lengua! Sus manos formaron un puño contra la pared mientras respiraba de manera rápida y superficial, tratando de llevar aire a sus pulmones. Sus piernas se sentían como chicle, no creía poder mantenerse en pie mucho más. —Jon… Jon, cama… por favor…
en Bustamante Jon sonrió ante la desesperación que escuchó en la voz de su hombre, así que se puso de pie y tomó a Liam en sus brazos, obligándolo a que cerrar sus piernas alrededor de su cintura y se afirmara de sus hombros. Aprovechando que sus manos estaban en su trasero, masajeó su entrada con uno de sus dedos, estimulando la entrada, preparándola para lo que venía. Con cuidado salió de la ducha, ambos estaban mojados así que las posibilidades de que Jon resbalara eran altas, para satisfacción de ambos, cayeron en la cama en un lío de extremidades, sin importarles que mojaran las sábanas o que no tuvieran donde dormir si el colchón se humedecía. Se besaron con pasión, moviéndose con frenesí, y fue cuando Liam sintió el primer dedo traspasar su entrada. Se paralizó durante un momento, esperando quizás sentirse incómodo, pero nada le molestó demasiado, así que acunó el rostro de Jon entre sus manos y lo besó, moviéndose para indicarle que estaba bien que siguiera preparándolo. Sintió el dedo desaparecer y luego algo frío cayendo en su raja que le hizo estremecer, su conciencia volvió por unos segundos para decirle que se trataba de lubricante, pero luego olvidó todo cuando dos dedos se introdujeron a su interior. Inmediatamente relajó su entrada y no costó mucho para que ambos dedos estuvieran moviéndose un poco más rápido, descontrolando a Liam. —Mi… oh, Jon… por favor, no te detengas o juro que te castro… —Jon soltó una pequeña risa, mientras metía un tercer dedo. Esta vez dilató el esfínter con más cuidado y más lento, logrando que las paredes se abrieran alrededor de sus tres dedos. —Liam… ¿crees estar listo?
en Bustamante —Tú eres el que sabe… oh, mierda, si… el tamaño de tu polla… oh, no te detengas… pero creo que estoy muy listo para tomarte… —Jon asintió y besó a su novio antes de quitar sus dedos. Se puso el condón, casi corriéndose en el acto, y luego se acomodó frente a su novio. —Ya sabes… si quieres que me detenga… —Hazlo ya, Jon Carter, o juro que no podrás usar más esa barra que tienes entre las piernas… —Jon sonrió, recordaría el modo agresivo sexual de su novio por siempre. —Está bien, ábrete un poco más… Eso es, cariño, te amo… —Y yo a ti también te amo, Jon, mucho. —Lo sé —contestó antes de penetrar a Liam. Empezó metiendo el glande y esperó a que los músculos se ajustaran a su alrededor, luego se introdujo otro para de centímetros y así sucesivamente hasta que estuvo completamente enterrado en su novio. —Mierda, eres estrecho, cariño… —No te muevas aún… —susurró Liam con la voz entrecortada. Tomó aire varias veces, relajándose todo lo que podía, enfocándose en la mirada llena de amor de su Jon. —Si quieres… —Ya puedes moverte. —Se apresuró a decir Liam. Jon buscó los ojos de su novio, buscando dolor, miedo, pero lo único que vio fue el amor que Liam sentía por él. Comenzó con movimientos largos y demorados, experimentado diferentes movimientos, en busca del que le daría mayor placer a Liam. —Oh mierda, síiiii… —gimió Liam.
en Bustamante «Bingo». Sus movimientos aumentaron hasta el punto en que la habitación solo se escuchaba el chocar de piel contra piel, los gemidos de ambos y la cama moviéndose. Entre el agua de la ducha y su sudor, sus cuerpos estaba empapados y las sábanas no mucho mejor, pero nada importaba, solo ellos haciendo el amor por primera vez. —Jon… —Liam… Liam se aferró al costado de la cama y se entregó por completo a los movimientos, gritando, maldiciendo, gimiendo… Sabía que al día siguiente estaría avergonzado, pero ¿a quién le importaba eso en ese momento? Además, estaban completamente solos en la casa, Maggi se había llevado a Andy a casa de James para darles privacidad y para que pudieran descansar. Liam no sabía cuánto tiempo estuvieron moviéndose uno contra el otro, solo sabía que esa presión conocida se comenzaba a construir y la velocidad de los movimientos de ambos aumentó, saliéndose completamente de control y su orgasmo lo atravesó en cuanto Jon envolvió su erección con su mano y dio dos jalones. —Jon, Jon… —gimió corriendo entre ambos una y otra vez, parecía que no acabaría nunca y Jon lo veía con fascinación, olvidándose de su necesidad al ver la hermosa escena orgásmica de Liam, pero corriendo con fuerza cuando las paredes de Liam se contrajeron, Logró apoyar sus codos contra el colchón antes de caer por completo sobre su novio. Se miraron detenidamente y luego se besaron con lentitud. Liam miró a Jon y sonrió, felicidad se reflejaba en sus húmedos ojos.
en Bustamante —Conquisté a Jon Carter. —Lo hiciste, cariño, lo hiciste —confirmó Jon inclinándose para besarlo nuevamente.
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OPERACIÓN: CONQUISTANDO A JON CARTER Misión Finalizada. Finalmente y después de todo este tiempo, Jon Carter es mío. Todo pasó muy rápido, ¿verdad? Aún recuerdo como si fuera ayer cuando conocí a mi Jon, él se veía tan hermoso, pero andaba con esa perra que ahora está en el olvido. Gracias por acompañarme en todo este camino, aunque creo que aún me queda mucho por escribir, ya sabes, tengo un hijo, un novio, una suegra, un suegro (es James, ya sabes, ahora que está formalmente con Maggi, significa que es mi suegro), un padre, dos hermanos, un sobrino y muchos amigos de los que preocuparme, sí que no creo que mi historia termine aquí. Me conozco, y sé que con lo mal de la cabeza que estoy, y lo digo en el buen sentido, nada será tranquilo en mi vida ni en la de Jon. Me encargaré de eso, después de todo, si mi vida fuera tranquila y sin locuras, definitivamente no sería Liam Herrera, ¿verdad? Estoy feliz y estoy seguro que nada falta en mi vida… Aunque quizás le pida a Jon un toro, sí, porque anoche vi ese programa donde montaban un toro y parece realmente divertido, ¿qué crees que me diga? Jajaja. Bueno, me tengo que ir, tengo un hijo al que enseñar a montar a caballo. Siempre tuyo, de Jon y de Andy… Liam, el que Conquistó a Jon Carter. =)
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Vaya, no puedo creer que esté escribiendo las palabras finales de esta historia. Es difícil. ¿Qué puedo decir? Amo a estos personajes, amé cada escena, cada día escribiendo sobre ellos. Sé que la historia no es la mejor del mundo ni nada por el estilo, pero creo que está bastante bien para ser la primera historia que publico de esta manera, mis otros trabajos son todos fanfics que están en cuadernos y que escribo desde los 12 años y que son una vergüenza para leer hoy en día jaja. Trabajos que siempre leyeron mis amigas, hace muy poco me animé a publicar mis fanfics yaoi en una página y bueno, hace algunos meses me decidí por publicar esta maravillosa historia para lectores de todas partes que son ustedes. Muchas gracias por el ánimo que me dieron desde el primer día, por las recomendaciones que hicieron sobre mi blog, por todos los comentarios bonitos a mi historia… Creo que puedo decir que finalizo mi primera novela con mucho éxito. Un abrazo enorme y nos vemos en los próximos proyectos. ¡¡¡¡Gracias!!!!
Jen Bustamante.
en Bustamante
Jen Bustamante es una chica alegre, divertida, risueña, perfeccionista y muy enojona. No la molestes si no ha comida su chocolate del día, ¡¡podría comerte!! Ella estudia Enfermería, y está en su segundo año de la carrera. Ama bailar, intenta cantar, y sus más fervientes adicciones son un buen libro, chocolate y escribir. Ha escrito varios fan fics en cuadernos y mientras asistía a sus últimos años de escuela. Su inspiración era no prestar atención a su profesora jaja, y, por supuesto, sus amigas que la presionaban para que siguiera escribiendo.
Puedes encontrarla en su blog: http://uguale-amore.blogspot.com/
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Twitter: @jeny_btm