El Hombre Y El Sexo 406p4r

EL HOMBRE Y EL SEXO TEMA DE ENCUENTRO DE VARONES

SEXUALIDAD (Definición de diccionario no bíblico, Larousse Enciclopédico): Conjunto de caracteres internos o externos que presentan los individuos y que son determinados por su sexo. Conjunto de fenómenos relativos al instinto sexual y a su satisfacción. Conjunto de manifestaciones que abarcan el placer ligado al funcionamiento del aparato genital y los placeres ligados al ejercicio de una función vital, acompañados del apoyo de un placer inmediatamente sexual. SEXO: Condición orgánica que distingue el macho de la hembra en los individuos. SEXUALIDAD (Diccionario Bíblico Ilustrado, Nelson) Don de Dios (Gn 1.27; 2.18–25) que participa de la bondad y perfección de todo cuanto el Señor creó originalmente (Gn 1.27 cf. Gn 1.31). El israelita aceptaba la naturalidad y la legitimidad de la sexualidad con tal franqueza que no tenía reparo en hablar de ella abiertamente, sin eufemismos y mencionando cada cosa por su nombre (cf. Gn 9.22s; Éx 20.26; 28.42; Lv 18.6; Dt 25.11; Is 3.17; Hab 2.15; para las partes genitales y Gn 18.11; 31.35; Lv 15.19–24; 18.19; 20.18, para la menstruación: «la costumbre de las mujeres»). La sexualidad se tenía en alta estima en Israel por dos razones: 1. Por el empleo que la Escritura hace del → MATRIMONIO como símbolo del trato espiritual de Dios (Esposo) y su pueblo Israel (esposa) (Is 54.5s y sobre todo Os 1–3). 2. Por la estrecha colaboración con Dios que implica el que haya señalado la sexualidad para la propagación de la vida (Gn 3.16, 20; 4.1; Os 4.10). La imagen de la Iglesia como «esposa» y de Cristo como «esposo» en el Nuevo Testamento (Ef 5.22– 32; Ap 19.7; 21.2, 9; 22.17) sigue la línea del Antiguo Testamento, confirmándola. Asimismo, el Nuevo Testamento reconoce la excelencia de la sexualidad (1 Co 7.3ss; 1 Ts 4.4 y 1 Ti 5.14), su naturaleza y los deberes que entraña. La literatura sapiencial alaba el recto uso de la sexualidad en el matrimonio y exalta sus ventajas. El lenguaje inspirado suele ser claramente erótico en estos textos (Pr 5.18–20; Cnt 4.5, 12, 15; 6.4; 7). De igual sentir son los profetas (Ez 24.16, en donde la mujer del profeta constituía «el deleite de sus ojos»; Mal 2.15), que en esto siguen el ejemplo patriarcal (Gn 26.8). La Biblia, pues, no condena lo erótico sino las perversiones a que puede ser arrastrada la sexualidad como consecuencia del pecado. Dios mismo se encarga de proteger la sexualidad al limitar el ámbito donde puede hallar su cauce legítimo: el matrimonio. Así el Antiguo Testamento condena severamente: 1. El → ADULTERIO (Gn 38.24; Dt 22.21–24; Lv 18.6–18). 2. La → PROSTITUCIÓN (Dt 23.17s; Pr 5). 3. La → SODOMÍA (Dt 23.17; 1 R 15.12). 4. La bestialidad (Éx 22.19; Lv 18.23; Dt 27.21). El Nuevo Testamento interioriza este concepto y condena la → CONCUPISCENCIA, el deseo desordenado o salido de cauce legítimo (Mt 5.28; Ro 1.24–32; 1 Co 6.13–20; Gl 5.19; 1 Jn 2.16–17). En resumen, la Biblia alaba el recto uso de la sexualidad, pero condena la pretensión de relaciones sexuales en condiciones pecaminosas que rebajan, degradan y esclavizan (Pr 5.9; 6.26; 23.27s; 29.3) al consumir energías tanto síquicas y espirituales como físicas que Dios ha confiado al hombre para alcanzar su plenitud humana. (→ CANTARES, en especial.). SEXO PURO (Ed Young): describe la relación sexual como su Diseñador quiso que fuera: merecedora de iración, absolutamente correcta, no manoseada por un uso impropio y sin mancha alguna proveniente de pecado y el egoísmo.

El hombre necesita redescubrir la relación sexual pura. En nuestra era, en nuestra época, nos hemos convertido en una cultura que es más activa sexualmente, pero cada vez menos satisfecha. Tenemos una libertad sexual sin precedentes, junto con una desilusión sexual sin precedentes. ¿A dónde podemos recurrir cuando nuestra vida sexual no nos produce mas que angustia y desilusión? Necesitamos recurrir a la fuente eterna de la sabiduría: a Dios. ¿Porqué? Porque Dios comprende los deseos sexuales de los hombres y de las mujeres, porque es su Creador. Esto significa que Dios es el Creador del sexo. El Señor a través de las escrituras nos habla de temas sexuales: matrimonio, tentación, deseo, satisfacción, etc. A través de Dios (y únicamente por medio de El) podemos adquirir una comprensión del sexo como un don glorioso, que el Creador desea que sea expresado y gozado en forma completa, en una relación sellada por un pacto (Matrimonio). Dios nos ofrece el mejor plan para la salud y satisfacción sexual: Jesucristo dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). I.- ¿POR QUÉ DIOS CREO EL SEXO? 1.- Dios nos dio el sexo con el propósito de procrear. La relación sexual es el medio por el que concebimos hijos. Es un acto creativo y generador de vida. “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra....” (Génesis 1:27-28) 2.- Dios creó el sexo con el propósito de obtener placer. El placer sexual fue un factor intencional del diseño divino, no fue un subproducto. El quiso que el acto sexual fuera una experiencia poderosamente placentera: “¡Qué hermosa eres, y cuán suave, Oh amor deleitoso! Tu estatura es semejante a la palmera, Y tus pechos a los racimos. Yo dije: Subiré a la palmera, Asiré sus ramas. Deja que tus pechos sean como racimos de vid, Y el olor de tu boca como de manzanas, Y tu paladar como el buen vino, Que se entra a mi amado suavemente, Y hace hablar los labios de los viejos. Yo soy de mi amado, Y conmigo tiene su contentamiento. Ven, oh amado mío, salgamos al campo, Moremos en las aldeas. Levantémonos de mañana a las viñas; Veamos si brotan las vides, si están en cierne, Si han florecido los granados; Allí te daré mis amores.”

(Cantares 7:6-12)

II.- ASPECTOS FUNDAMENTALES SOBRE LA SEXUALIDAD. 1.- El sexo fue idea de Dios. Dios sabía que el hombre necesitaba compañía en forma de otro ser, e hizo dos seres sexualmente diferentes: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” (Génesis 2:18). “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”. (Génesis 2:21-22) 2.- La sexualidad humana es única. No somos animales, hemos sido creados a imagen de Dios. Nuestra sexualidad es mas compleja y multifacética que la necesidad que tienen los animales de aparearse. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1:26-27) 3.- El sexo involucra todos los aspectos de nuestro ser. El sexo involucra a todo el ser: físico, psicológico, emocional y el espiritual. La sexualidad no es un asunto puramente genital. La sexualidad auténtica es el diseño que Dios escogió para expresar su imagen en dos partes: hombre y mujer (Génesis 1:27). Lo genital es solo una parte de la sexualidad; todo énfasis desproporcionado que adultere la función la función de lo genital en la sexualidad, toda supresión que no reconozca que el hombre y la mujer son iguales en valor, diferentes en su creación y complementarios en su función y todo desenfreno de la sexualidad distorsiona la imagen de Dios visible en nosotros. 4.- la sexualidad tiene límites. a) Dios dice NO a las relaciones sexuales fuera del matrimonio y antes del matrimonio. (adulterio y fornicación). “No cometerás adulterio”

(Éxodo 20:14, Lv. 20:10; Mateo 5:27; Mateo 19:18; Marcos 10:19; Lucas 18:20; Romanos 13:9, Santiago 2:11). “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca” (1 Corintios 6:18) “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4) b) Dios dice NO a las relaciones sexuales con un miembro de nuestra familia cercana. Eso es Incesto. “Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová. La desnudez de tu padre, o la desnudez de tu madre, no descubrirás; tu madre es, no descubrirás su desnudez. La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirás; es la desnudez de tu padre. La desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o nacida fuera, su desnudez no descubrirás. La desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no descubrirás, porque es la desnudez tuya. La desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, tu hermana es; su desnudez no descubrirás. La desnudez de la hermana de tu padre no descubrirás; es parienta de tu padre. La

desnudez de la hermana de tu madre no descubrirás, porque parienta de tu madre es. La desnudez del hermano de tu padre no descubrirás; no llegarás a su mujer; es mujer del hermano de tu padre. La desnudez de tu nuera no descubrirás; mujer es de tu hijo, no descubrirás su desnudez. La desnudez de la mujer de tu hermano no descubrirás; es la desnudez de tu hermano. La desnudez de la mujer y de su hija no descubrirás; no tomarás la hija de su hijo, ni la hija de su hija, para descubrir su desnudez; son parientas, es maldad. No tomarás mujer juntamente con su hermana, para hacerla su rival, descubriendo su desnudez delante de ella en su vida.” (Levítico 18:6-18) c) Dios le dice NO a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo (homosexualidad y lesbianismo). “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones” (1 Corintios 6:9) “No haya ramera entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel” (Deut. 23:17) “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.” (Romanos 1:26-27) d) Dios dice NO a las relaciones sexuales con animales, o sea la bestialidad. “Cualquiera que tuviere cópula con bestia, ha de ser muerto, y mataréis a la bestia. 16Y si una mujer se llegare a algún animal para ayuntarse con él, a la mujer y al animal matarás; morirán indefectiblemente; su sangre será sobre ellos” (Levítico 20:15-16; 18:23; Deuteronomio 27:21) e) Dios dice NO al acto sexual doloroso, forzado, violento. Esto es maltrato y no forma parte de su deseo. “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad”. (1 Corintios 13:4-6) “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.” (Filipenses 2:3-4) Las siguientes preguntas han sido diseñadas para discernir por si mismo lo que debe formar parte de sus encuentros amorosos: ¿Esta actividad en particular aumenta nuestra unidad e intimidad? ¿Esta actividad ha sido acordada entre los dos y es mutuamente placentera? ¿Esta práctica es la que querríamos que nuestros hijos realizaran algún día, cuando se casen? ¿Podemos gozar esto con una conciencia limpia ante Dios? ¿Esta práctica es segura, desde el punto de vista médico, emocional y físico? f) Dios dice NO a cualquier fantasía sexual respecto a cualquier persona que no sea esposa o esposo. Esto es lujuria.

“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” (Mateo 5:27-28) Aquí la pornografía ocupa un lugar muy importante. La pornografía se define como cualquier material que es predominantemente “explícito sexualmente y que busca principalmente la excitación erótica” La pornografía es una expresión de la LUJURIA, la lujuria es el apetito desmesurado de los placeres sexuales. Es la forma de idolatría más intolerante y destructiva del hombre. La pornografía apela a uno de los instintos más poderosos del género masculino, el impulso sexual. Cuando el hombre se permite observar imágenes orientadas a actos sexuales, esto lo domina a tal grado que el, aun sabiendo que hace mal, no tiene la fuerza de voluntad de corregir su mirada, y aun mas busca experimentar lo que esta observando. Las hormonas masculinas se enardecen, lanzando a su victima a una lascivia incontrolable e insaciable. ¿Que ocurre con el que se entrega a la lujuria? En primer lugar pierde la paz, ya que sabe que esta defraudando a su esposa y a sus hijos. Por cierto tiene que esconderse para practicar este hábito. Sabe también que es una ofensa contra Dios. Huye de si mismo y de su Creador. Su adicción lo aleja de la Biblia y ya no puede acercarse a Dios en oración. Su adicción va en aumento con el paso de cada día. Lo que comenzó siendo solo un vistazo de una mujer desnuda en una revista se convierte rápidamente en una exploración insaciable que lo hace perseguir ese vicio hasta perder el dominio propio. La lujuria es un pecado destructivo que domina y controla la mente y la vida hasta hacer de sus victimas hombres débiles, lánguidos, enfermizos y abatidos, tal como al hombre que es descrito en Proverbios 7 “como va el buey al degolladero” “Al punto se marchó tras ella, Como va el buey al degolladero, Y como el necio a las prisiones para ser castigado; Como el ave que se apresura a la red, Y no sabe que es contra su vida, Hasta que la saeta traspasa su corazón.”

(Proverbios 7:22-23)

Al llegar a este punto el hombre ha dejado de someterse al señorío de Jesucristo para someterse a un tirano, un déspota, un opresor, que ha llega a ser su ídolo. La lujuria sin freno conlleva a cometer mas pecados: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” (Santiago 1:13-15) La exposición continua a la pornografía produce los siguientes efectos en las personas: - cambio a una actitud negativa en su relación con las mujeres. - mayor deseo de búsqueda de materiales pornográficos mas fuertes, violentos, desviados, etc. - disminución significativa en la satisfacción con su pareja. - se incrementa la práctica del sexo mecánico, sin el componente emocional. - desensibilización hacia la violencia sexual en general. - inclinación al uso de fuerza en el acto sexual. - fornicación y adulterio. - mas incidencia en practicas sexuales desviadas (homosexualismo, sadomasoquismo, orgías, etc.).

-violencia sexual (se ha demostrado que a mayor circulación de material pornográfico, los niveles de violencia sexual se incrementan). III.- QUE HACER PARA TENER UNA VIDA SEXUAL SANA. 1.- Espere la tentación. Cuando llega, no se asuste ni se sorprenda. No cometa el error de pensar que está por encima de la tentación. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.”

(1 Corintios 10:12)

2.- No tenga temor de la tentación La palabra de Dios nos promete que nunca seremos tentados mas allá de lo que podamos resistir. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10:13) Para quienes son de Jesucristo, hay un poder a su disposición mucho mayor que la tentación del pecado. 4

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.” (1 Juan 4:4) La oración continua, nos puede evitar muchas situaciones difíciles. (Mateo 6:13; 26:41; Lucas 22:40). 3.- Proteja sus pensamientos. El órgano sexual más importante se encuentra en nuestra cabeza. La mente es el primer campo de batalla de la tentación. Es allí donde debemos tomar control de nuestros pensamientos: “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (1 Corintios 10:5) No somos responsables por lo que nos viene a la mente, pero si somos responsables por lo que permitimos que permanezca allí: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.”

(Proverbios 23:7)

No solo elimine solamente los malos pensamientos, sino sustitúyalos con pensamientos buenos y sagrados. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8) 4.- Deje que el amor de Dios lo controle. La Biblia nos dice que si realmente amamos a Dios, cumpliremos sus mandamientos.(Juan 14:15) Nuestra obediencia a Dios es un reflejo directo de nuestro amor a El.

“pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 6El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”(1 Juan 2:5-6) 5.- Sea sabio en el temor de Dios. Dios toma en cuenta no solo nuestros actos, sino la intención del corazón. No debemos pecar deliberadamente. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre.” (Salmo 111.10) 6.- No dude del juicio de Dios. El nos hará responsables de nuestras: -actitudes -sentimientos -pensamientos -motivaciones “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27) 7.- Identifíquese con la causa de Dios. De a conocer que es hombre de una sola mujer. Y si se es soltero, que está dispuesto a conservarse célibe. 8.- Sea responsable ante el pueblo de Dios. Es estar dispuesto a explicar nuestras acciones, revelar nuestras intenciones y a responder por nuestros errores. Es frecuente que justifiquemos nuestros coqueteos con racionalizaciones lógicas, y aun hasta espirituales. La confesión ante el Señor o una persona espiritualmente madura nos ayuda a limpiar nuestra mente. 9.- Sea conciente del engaño de satanás. “todo el mundo lo hace” , “es bueno para la relación” , “la culpa la tiene el otro cónyuge” , “una aventura amorosa, no es mas que un juego, es pasajero” , “ojos que no ven, corazón que no siente”, “si hubo una aventura amorosa, se acabó el matrimonio” , etc. 10.- Monitoree su pulso espiritual. Todos aquellos que caen en inmoralidad sexual pueden señalar interrupciones en sus prácticas de meditación, adoración, oración y la saludable auto examinaciòn que tales disciplinas encierran. El fallar en ellas abre puertas al pecado. 11.- Sea conciente de las señales sutiles de atracción sexual. Una relación puede ser sexual mucho antes que se convierta en erótica. Porque no toque a una mujer, o porque no imagine encuentros eróticos, no significa que no se esté involucrando sexualmente con una mujer. Lo erótico no es el comienzo, sino la culminación del atractivo sexual. Auto examínese y revise sus motivaciones e intenciones en sus relaciones con personas del sexo opuesto. 12.- Oblíguese a ganar la batalla. Estamos en guerra –una guerra mas fiera y estratégica que las de Napoleón, Alejandro el Magno o la Segunda guerra mundial- debemos darnos cuenta que nadie se prepara para una batalla de la que no es conciente, y nadie gana una batalla para la que no se prepara.

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;” (Efesios 6:8-18) IV.- DESARROLLE SU MATRIMONIO DE ACUERDO AL DISEÑO DE DIOS. Dios escogió para expresar Su imagen en dos partes: hombre y mujer: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1:27) La unión de un hombre y una mujer en un pacto matrimonial, es la unión de dos personas con igual valor, diferentes en su creación y complementarios en su función. Cuando le quitamos su valor a la mujer, o reducimos a solo genitalismo la relación entre un hombre y una mujer; nos salimos del plan de Dios de ser una unidad: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:24). Aquí es importante considerar las enseñanzas bíblicas: a) La mujer es coheredera y participante de la gracia de Dios, es decir, los dos están en sus planes, con igual significado y valor. Este concepto se expresa en Génesis 1 y 2 y también en el Nuevo Testamento en pasajes como 1 Pedro 3:7 : “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” Aquí es importante señalar que el hombre que no valora a su mujer como igual a el en posición delante de Dios sus oraciones no son contestadas. b) La tendencia del hombre a dominar y a usar a la mujer, y no valorarla y amarla como ayuda idónea y complemento en el plan de Dios es resultado de la caída (Génesis 2-3). También es resultado de la caída que el deseo de la mujer sea de su esposo –así como el miedo a perderlo- , de tal forma que por dejar de lado su individualidad, anula y reduce su capacidad de ser ayuda idónea y complemento. Ella termina siendo lo que el desea, o peor aun, lo que nadie desea, y no desarrolla lo que Dios determinó para ella como mujer según su diseño. El resultado trágico de esta perversión del diseño de Dios es que ella no puede llenar profundamente al hombre. El descubre que ella no responde ni llena su alma. Y ella al sentirse usada y anulada, no vive su sexualidad en una forma plena y gozosa. Esto conlleva a su vez que se lleven vidas “separadas”, aparentemente juntos, pero en diferentes mundos; las vidas “separadas” son el primer paso para tener una relación adultera con “alguien que me entienda a mi y a mi mundo” c) El hombre es el que debe tomar la iniciativa de unirse a su esposa, ver Génesis 2:24 “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Este versículo se repite cuatro veces mas en la Biblia (Mateo 19:5, Marcos 10:7-8, 1

Corintios 6:16 y Efesios 5:31) y expresa el concepto básico de Dios, de cómo debe funcionar el matrimonio. El concepto expresado claramente en el hebreo es que el hombre debe unir (adherir) su vida, (no su cuerpo) a la de la mujer. En el presente, una vez que el hombre ha conquistado a la mujer, para el resto de la vida, espera que ella lo siga y lo ayude a lograr sus metas, aunque esto implique anular las de ellas. Muchos de los problemas en el área sexual surgen por el sentimiento que las mujeres tienen de que sus esposos solo tienen interés en ellas por el servicio que les dan (hacer comida, lavar, planchar, etc.) y por el sexo-genital que puedan proporcionar, y no por lo que ellas son, experimentan o necesitan. La mayoría de las mujeres desean intimidad cuando perciben que el hombre está unido a ellas de manera integral. Ser una sola carne es la expresión física de la realidad de dos vidas ya integradas, y no de una persona “siguiendo” a la otra. d) El placer y el gozo sexual como resultado de una relación integra de amor es un don de Dios que debe ser plenamente disfrutado por ambos cónyuges (Cantar de los Cantares y 1 Corintios 7). La preocupación del hombre centrada en su propio placer es pecaminosa y pervierte el diseño de Dios. Esta falta generalmente es el resultado del egoísmo, la ignorancia o la carencia de amor. e) El libro de los Cantares demuestra que la belleza, el amor profundo y el placer deben ser experimentados y disfrutados en pareja. Dios hizo a ambos –hombre y mujer- con una tremenda capacidad de amor y de experimentar placer, a fin de que ambos lo disfruten con gratitud a Dios. El placer no es un invento del Diablo, su perversión si. Tanto el hombre como la mujer necesitan intencionalmente aprender con su cónyuge a dar y recibir placer. V.- BIBLIOGRAFIA - Biblia de Estudio Arco Iris. Versión Reina Valera 1960. Ed. Broan & Colman Publishers. - Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español. Francisco Lacueva. Editorial Clie. 1984. - Diccionario Bíblico Ilustrado Nelson. Compubiblia Caribe. - Diccionario Larousse Enciclopédico Universal. Multimedia - Sexo Puro. Ed Young. Casa Bautista de Publicaciones. 1999. - Entendamos y vivamos la sexualidad. Randall Wittig. Revista Apuntes Pastorales. Volumen XIX. Nùmero 4. 2004. - La pornografía y el cristiano. Fernando Mora. Ministerio Zapatos Nuevos. 1999. http:/www.zapatosnuevos.com - Sexualidad. Fernando Mora. Ministerio zapatos Nuevos. 1999.