EL VALOR DEL OPTIMISMO [Colocar imagen optimismo 1] El optimismo al igual que la esperanza significa tener una fuerte expectativa de que, en general las cosas irán bien a pesar de los contratiempos y de las frustraciones. Como valor ético, es la idea del ser humano de siempre tener lo mejor y conseguirlo de igual manera, a pesar de lo difícil de algunas situaciones, siempre encontrar el lado bueno y obtener los mejores resultados. Desde el punto de vista de la inteligencia emocional, el optimismo es una actitud que impide caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades. La noción de optimismo se opone al concepto filosófico de pesimismo. Las personas no se decantan única y exclusivamente por una corriente, sino que puede encontrarse ambas en un único individuo. La historia del término optimismo surge del latín "optimum": "lo mejor". El término fue usado por primera vez para referirse a la doctrina sostenida por el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz en su obra “Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal” (Ámsterdam, 1710), según la cual el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos posibles. [Colocar imagen de lo imposible solo tarda un poco mas]
- Una persona optimista, se caracteriza por poseer ciertas cualidades que hacen a este valor, tales como el entusiasmo, el dinamismo, el emprendimiento ante determinadas circunstancias y por sobre todas las cosas, siempre vive de los hechos, es decir con los pies bien en el suelo. - Este valor nos permite confiar en nuestras capacidades y posibilidades, enfrentando con perseverancia y estado anímico muy positivo ante cualquier dificultad que se nos presente en el camino. Nos ayuda, a descubrir lo bueno de las personas que nos rodean y a aceptar todo tipo de favores que nos ofrezcan de corazón. - El optimismo, nos permite encontrar soluciones, ventajas y posibilidades ante los inconvenientes surgidos. La diferencia de su valor opuesto, el pesimismo, es que la primera nos insiste en apreciar todas las cosas, lograr que nuestras actitudes cambien. - Sin embargo, cabe aclarar que no siempre la consecuencia lógica del optimismo es el éxito. Sino que a veces podemos equivocarnos y lograr los resultados esperados. Esto nos da a entender que el optimismo es una actitud de recomenzar permanentemente sobre nuestras acciones, decisiones, hechos y vivencias; para ver en que fallamos y comprenderlos para en un futuro inmediato, superarnos y lograr los objetivos tan deseados. - Las personas que poseen este valor, no se creen los conocedores de los recursos necesarios para triunfar ante cualquier circunstancia, sino que saben buscar ayuda como una alternativa para mejorar, o en el mejor de los casos alcanzar sus objetivos propuestos. Esto no desacredita nuestro esfuerzo personal, sino que nos hace más sinceros en nuestras iniciativas.
- El optimista refuerza y alimenta su perseverancia. Es una persona que se detiene a pensar en todas las posibilidades, luego las piensa y toma la que considera pertinente para esa ocasión. Esto evita que nos engañemos ante una falsa realidad que nos asegura una vida más fácil y placentera. - En todas las instancias de nuestra vida deben ser optimistas. Por ejemplo, ante las demás personas podemos lograr una mejor relación, ya que nos predispondremos ante ellos de una manera positiva. Reconoceremos en el momento adecuado el aliento que el otro necesite, la motivación o solamente la presencia que el necesite. - Cada persona tiene algo bueno, cualidades, aptitudes y por ende defectos. En estos últimos podemos ayudarlos a superarlos o hacerles ver en que se equivocan. El optimismo, es el valor justo que nos ayuda a reconocerlos. Por eso dejemos ayudar, no nos encerremos en nosotros mismos después de los fracasos. - Entonces nos preguntamos, ¿Cómo hacemos para alcanzar esa actitud optimista? Y la respuesta es simple: “solamente hace falta disposición entusiasta y positiva”. Por ello, siempre analiza las situaciones desde esta perspectiva y veras que las cosas pueden llegar a solucionarse más rápido de lo que esperabas. -Nunca critiques o te quejes de alguna persona, sino que esfuérzate y sugiérele opciones y soluciones, que muchas veces el enceguecido no la ve. Si so honesto y justo, descubrirás en esa persona cualidades y capacidades que no creías de su existencia. -En cambio, si es a ti el que no te salen las cosas, sincérate contigo mismo y pide ayuda en otras personas, logrando así una posible solución de manera más rápida. De igual manera, analiza las decisiones, pues muchas veces la ligereza no lleva al camino de la imprudencia y no al del optimismo. [IMAGEN DE CHICA OPTIMISTA] - La persona optimista posee cualidades que le permiten confiar en sus capacidades y posibilidades, enfrentando con perseverancia y en estado muy positivo ante cualquier dificultad que se les presente en el camino. La persona optimista encuentra soluciones donde muchos creen no poder encontrarlas. Ser optimista es soñar en grande con lo posible, apoyado en fundamentos creíbles y posibles. - El optimista refuerza y alimenta su perseverancia. Es una persona que se detiene a pensar en todas las posibilidades, luego las piensa y toma la que considera pertinente para esa ocasión. Esto evita que nos engañemos ante una falsa realidad que nos asegura una vida más fácil y placentera. El optimista no es un ilusorio, es una persona que actúa con firmeza y con mucha seguridad, aunque la obra emprendida sea completamente difícil de realizar.
REGLAS PARA CULTIVAR EL OPTIMISMO *No te dejas llevar por ideas prometedoras, procuras pensar y considerar detenidamente todas las posibilidades antes de tomar decisiones. *Conservas la confianza en ti mismo. *Haz un diario balance de tus bienes no de tus males. *Filtra las malas noticias y aléjate de los quejumbrosos. *Aprende a ver sólo los titulares de tanta noticia negativa. *Enriquece tu alma con lecturas de ánimos y motivación. *Escucha música relajante y mediata a diario unos 20 minutos. *Haz memoria de tus logros y disfruta el presente
UNA MUJER OPTIMISTA - Una mujer se despertó una mañana, se vio al espejo y notó que tenía solamente tres cabellos en su cabeza. Hmmm- pensó, creo que hoy me voy a hacer una trenza. Así lo hizo y pasó un día maravilloso. -El siguiente día se despertó, se vio al espejo y notó que tenía solamente dos cabellos en su cabeza. Hmmm- dijo, creo que hoy me peinaré de raya en medio. Así lo hizo y pasó un día grandioso. -El siguiente día, cuando despertó, se vió al espejo y notó que solamente le quedaba un cabello en su cabeza. Bueno- se dijo, ahora me haré una cola de caballo. Así lo hizo, y tuvo un día muy, muy divertido. -A la mañana siguiente, cuando despertó, corrió al espejo y enseguida notó que no le quedaba un solo cabello en la cabeza. ¡Qué bien!, exclamó. ¡Hoy no me tendré que peinar! [Imagen de morena optimista]
HISTORIA DE MIKI Miki era un chico alegre, optimista y simpático. Nadie recordaba haberle visto enfadar, y daba igual lo que le dijeran, parecía incapaz de insultar a nadie. Hasta sus maestros se iraban de su buena disposición para todo, y era tan extraño que incluso se corrió el rumor de que era debido a un secreto especial; y bastó que fuera secreto para que nadie pensara en otra cosa. Tanto preguntaban al pobre Miki, que una tarde invitó a merendar a don José Antonio, su profesor favorito. Al terminar, le animó a ver su habitación, y al abrir la puerta, el maestro quedó como paralizado, al tiempo que una gran sonrisa se dibujaba en su rostro. ¡La enorme pared del fondo era un único collage de miles de colores y formas que inundaba toda la habitación!. Era el decorado más bonito que había visto nunca. Algunos en el cole creen que yo nunca pienso mal de nadie -comenzó a explicar Miki-, ni que nada me molesta o que nunca quiera insultar a nadie, pero es mentira. A mí me pasa como a todo el mundo. Y antes me enfadaba mucho más que ningún niño. Sin embargo, hace años con ayuda de mis padres comencé un pequeño collage especial: en él podía utilizar todo tipo de materiales y colores, siempre que con cada pequeña pieza pudiera añadir algún mal pensamiento o acción que hubiera sabido contener.
Era verdad. El maestro se acordó y en cada una de las pequeñas piezas se podía leer en letras finísimas "tonto", "bruto", "pesado", "aburrido" y otras mil cosas negativas. Así que comencé a convertir todos mis malos momentos en una oportunidad de ampliar mi collage. Ahora estoy tan entusiasmado con él, que cada vez que alguien me provoca un enfado no dejo de alegrarme por tener una nueva pieza para mi dibujo. De muchas cosas más hablaron aquel día, pero lo que el buen maestro no olvidó nunca fue cómo un simple niño le había mostrado que el secreto de un carácter alegre y optimista está en convertir los malos momentos en una oportunidad de sonreir. Sin decírselo a nadie, aquel mismo día comenzó su propio collage, y tanto recomendó aquel secreto a sus alumnos, que años después llamaron a aquel barrio de la ciudad, "El barrio de los artistas" porque cada casa contenía las magníficas obras de arte de aquellos niños optimistas.
[Imagen de collage]
PRACTIQUEMOS VALORES: OPTIMISMO .. el texto de la copia..
OPTIMISTAS Y PESIMISTAS: UNA TÉCNICA PARA PENSAR Ante la misma situación optimista y pesimista actúan distinto. Los pesimistas eligen el aspecto negativo, los optimistas el positivo. En una crisis los pesimistas ven la amenaza y los optimistas la oportunidad. Si la botella está por la mitad unos opinan que está medio llena, los otros que está medio vacía. Optimistas y pesimistas: ¿que conviene ser? Henry Ford dijo “Siempre tenemos razón, cuando pensamos que nos irá bien o mal”. Pensar en una dirección aumenta su viabilidad, el que cree en algo lo hace más posible. Es que la mente posee una capacidad auto sugestiva que transforma en acto lo que decide aceptar. A veces optimistas y pesimistas se equivocan. El iluso, por ejemplo, construye castillos en el aire. El optimista, en cambio, tiene los ojos en el cielo pero los pies en la tierra. En los cursos de entrenamiento intelectual se educa la mente para aprovechar las actitudes primarias combinando el role playing (ponerse en el lugar del otro) con los sombreros para pensar. El “Yo” queda protegido porque remiten al papel interpretado. El ego sale de vacaciones sin reprimir al pensador. Es una técnica que dirige la atención hacia zonas no visitadas modificando la dinámica del cerebro en el pasaje de la intención a la acción.
Optimistas y pesimistas: la importancia del método. El sombrero blanco. El actor busca los hechos objetivos y se pregunta: ¿qué tengo?, ¿lo puedo verificar? No busca encajar los datos, asume la neutralidad. El sombrero rojo. Se legitima la expresión de la emoción sin tener que justificarla: me huele mal ¿no me pregunten por qué? Aflora la intuición sin ocultar el sentimiento. El sombrero negro. El intérprete es pesimista. Actúa como el abogado del diablo. Critica lo que está mal sin temor a destruir, porque esa es su función.
El sombrero amarillo. Es el sombrero del optimismo. En oposición al negro, busca el lado positivo para lograr que las cosas ocurran. Aplica mejor las viejas ideas, es constructivo. El sombrero verde. Es la esperanza, la prima hermana del optimismo, busca promover la novedad generando el movimiento. El sombrero azul. Coordina, dirige, afina y escucha valorando los aportes que sintetiza en función de la prioridad. Define la agenda: ¿cómo encaja esto en la estrategia global?
Técnicas optimistas y pesimistas. Actitud, reflexión y acción. Estimulando opciones se evita el automatismo del sistema perceptivo. Si el sombrero negro pesimista señala un peligro se lo enfrenta, se acepta la amenaza pero con una solución. Como es más fácil destruir que crear, si se trata una idea nueva conviene usar el sombrero amarillo. Para comprender es mejor usar el sombrero blanco que provee información y el rojo que aporta la emoción. Para analizar las causas el blanco, para evaluar el negro; para generar el verde, para decidir o planear, el rojo y el blanco, para dirigir el azul. En la vida práctica; Al optimista se lo ve como ingenuo y el ceño tosco del pesimista aparenta sabiduría. El pesimismo brota de la duda, de la desconfianza, es como la certeza que se cierra a la experiencia, evitando el cotejo con lo real. Mientras que el pesimismo es fácil, el optimismo demanda un esfuerzo de la voluntad. La alegría no tiene autoridad de la tristeza que goza de un gran respeto. Cuando se asocia a un pensamiento la tristeza se convierte en pesimismo. Hay que resistir al pesimismo en esta época en que tiene tan buenas razones. La victoria es el arte de continuar cuando otros se detienen. Churchill dijo: “un optimista ve una oportunidad en cada calamidad y el pesimista una calamidad en cada oportunidad”. La mejor guía es el pensamiento positivo. Para Platón “el comienzo es la parte más importante del trabajo”. Optimistas y pesimistas, el entusiasmo. Hay personas que amanecen con una energía incontenible, otras apenas pueden levantarse. Esa virtud misteriosa es como el poder transformador del viento, invisible pero efectivo y ante el cual hasta las hierbas se inclinan. El entusiasta despliega libremente su energía porque su fe mueve las montañas. Es proactivo no se ata a los sucesos. Como la profecía que se autorrealiza, logra lo que anhela porque cree. Su libertad es plena, y la potencia no se la da el intelecto, ni el objetivo intencional, sino la fuente de la cual se nutre. Y el optimismo como el entusiasmo se contagia.
Diferencia entre pesimismo y optimismo [imagen de optimismo pesimismo vaso] La principal diferencia que existe entre una actitud optimista y su contraparte el pesimismo radica en el enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. En realidad, el debate entre pesimistas y optimistas no ha variado apenas desde nuestros primeros antepasados. Unos han visto la botella medio llena y otros han preferido fijarse en que estaba medio vacía, y no hay ninguna conclusión precisa sobre quiénes llevaban la razón.
Sin embargo no cabe duda de que el concepto del pesimista como «optimista bien informado» u «optimista con experiencia» ha triunfado claramente [Imagen de pesimismo optimismo informado]
FRASES CELEBRES SOBRE EL VALOR DEL OPTIMISMO ● El optimista cree en los demás y el pesimista sólo cree en sí mismo. Gilbert Keith Chesterton
● Desde el diluvio, todas las guerras se han librado a gritos de optimismo. Louis Ferdinand Céline ●El optimista dice: 'Déjame hacerlo a mi'. El pesimista dice: 'Ese no es mi trabajo' Autor desconocido ●Lo bueno de ser optimistas es que, cuando las cosas no salen bien, uno está seguro de que mejorarán. Hughes
●Optimista es el que os mira a los ojos, pesimista, el que os mira a los pies. Gilbert Keith Chesterton ●El pesimismo conduce a la debilidad, el optimismo al poder WILLIAM JAMES
BIBLIOGRAFIA -