Hipnosis Antonio Capafons (2001)
índice
PARTE I: ASPECTOS GENERALES DE LA HIPNOSIS
Capítulo I. ¿Por qué hipnosis?:eficacia y eficiencia .................
II
Capítulo 2. ¿Qué es y qué no es la hipnosis? ..........................
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Capítulo 3. Los procesos hipnóticos y su utilidad en Psicología clínica ..............................................
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Capítulo 4. Aplicaciones de la hipnosis....................................
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4.1. Caso clínico: hipnosis para reducir el miedo a volar en avión ....................................................................
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PARTE II: PROTOCOLO DE APLICACIÓN Capítulo 5. Objetivos ............................................................... 5.1. Diseño del plan de intervención cogmtivo-comportamental ................................................................... 5.2. Establecimiento del mpport cómo presentar la hip nosis al ..........................................................
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Hipnosis 5.3. Evaluación de las respuestas que el da a las sugestiones hipnóticas .............................................. 5.4. Seleccionar los procesos hipnóticos que deseen ac tivarse........................................................................
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Capítulo 6. Aplicación de la hipnosis .......................................
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6.1. Métodos de inducción .............................................. 6. í. í. £/ método de auto-hipnosis rápida .................. 6.1.2. Un método beterohipnótico por fijación de la mirada y relajación .......................................... 6.1.3. Un método activo-alerta polivalente ................ 6.2. Tipos de sugestiones hipnóticas ...............................
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Capítulo 7. Dificultades con la hipnosis y cómo superarlas.....
I 13
Capítulo 8. Miedo a volar en avión: cómo usar la hipnosis junto a la exposición ............................................
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Clave de respuestas ...................................................................
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Lecturas recomendadas y bibliografía .......................................
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a?
Parte I Aspectos generales de la hipnosis
¿Por qué hipnosis?: eficacia y eficiencia
La hipnosis ha sido y es un campo de investigación vastísimo, con una tradición centenaria. Sin embargo, es un área de conocimientos habitualmente descuidada en la formación del psicólogo clínico y del profesional de la Medicina. En este capítulo repasaremos varios de los aspectos fundamentales que enmarcan la hipnosis dentro de la Psicología clínica como una estrategia de intervención de la que no puede olvidarse el profesional sin conculcar uno de los derechos básicos de la persona que solicita ayuda psicológica: el derecho a la información. Actualmente ya no se duda de que los tratamientos psicológicos que se ofertan a una persona que solicita ayuda psicológica deben haber mostrado empíricamente su eficacia. Existen desde hace años criterios de eficacia, criterios que recientemente han sido actualizados por diferentes autores y por la American Psychological Asso-ciation. Descripción clara del procedimiento (uso de un manual estructurado), replicación de resultados por grupos de investigación independientes, uso de controles (placebo incluido) y reiterados estudios de N = 1 son la base de tales criterios. Eficacia hace referencia, en última instancia, a que se dé el cambio en los comportamientos seleccionados (o que éstos se mantengan). El monto de cambio es el determinante, dentro de la posibilidad de atribuir ese monto de cambio a la acción del programa de intervención terapéutica. La hipnosis está siendo usada para incrementar la eficacia de los tratamientos médicos y psicológicos desde hace décadas. Sin
Parte I: Aspeaos generales de la hipnosis
embargo, hasta muy recientemente no se han investigado sistemáticamente sus efectos a la hora de incrementar la eficacia de los tratamientos en los que se la incluye. El número 2 del volumen 48 de 2000 del International Journal of Clinical and Experimental Hypnosis, probablemente la mejor revista del mundo sobre el tema, aborda monográficamente la validación de la hipnosis como una intervención clínica. Si bien depende del tipo de problema al que nos refiramos, la hipnosis parece haber alcanzado el status de intervención probablemente eficaz. No obstante, eficaz significa aquí que la hipnosis ayuda a incrementar la eficacia de otros tratamientos a los que se le añade como adjunto. Ésta es la misión actual de la hipnosis: incrementar la eficacia de tratamientos que ya en sí mismos son eficaces. Las distintas revisiones meta-analíticas y cualitativas auguran un buen papel a la hipnosis en esta dimensión. Siendo lo anterior valioso en sí mismo, y suficiente para incluir a la hipnosis en el repertorio de técnicas a aprender y utilizar por el psicólogo clínico, existe otra razón menos investigada, pero ampliamente comentada por los psicoterapeutas, especialmente por aquellos que utilizan la hipnosis despierta: la eficiencia. Un tratamiento será eficiente si el costo de aplicación es menor que el de otros tratamientos igual de eficaces y si es más diseminable. Generalmente se considera que una intervención es menos costosa si requiere de un menor número de sesiones, que éstas puedan ser en grupo y que la formación del terapeuta requiera de menor esfuerzo social. Por diseminable se entiende que los clientes o las personas que solicitan ayuda psicoterapéutica pidan al profesional un tipo de aproximación, o que no rechacen la que se les propone. Estos criterios son fundamentales para el desarrollo de la actividad del psicólogo clínico. Sin embargo, existe otro criterio más: el agrado por la intervención. Es sabido por cualquier profesional de la Psicología clínica que el esfuerzo que se solicita a la persona cuando acude a consulta es considerable. Especialmente cuando debe realizar tareas que en sí mismas son aversivas y que requieren de un gran auto-control (dejar de comer cosas que nos gustan, dejar de fumar, exposiciones in vivo de alto valor ansiogénico, someterse a intervenciones dolorosas, etc.). En este sentido, los aspectos del perfil que debe mostrar un tratamiento eficiente serían la reducción de la aversión, la limitación del esfuerzo requerido por el cambio -o mantenimiento- del comportamiento a niveles muy reducidos salvo casos en los que el desarrollo de tolerancia a la
Capítulo I: ¿Por qué hipnosis?: eficacia y eficiencia
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aversión sea el objetivo terapéutico- y el agrado y disfrute por la intervención. Por lo tanto, una persona que va a recibir una intervención clínica psicológica tendría derecho a que tal intervención mostrara dos características deseables: eficacia y eficiencia. La hipnosis parece que ayuda a incrementar la eficacia pero, sobre todo, puede transformar tratamientos personalmente costosos en algo más aceptable y llevadero para el de nuestros servicios como psicólogos clínicos. Las razones fundamentales para el uso clínico de la hipnosis serán, pues, el incremento de la eficiencia y de la eficacia de los tratamientos que se aplican a una persona (médicos o psicológicos). Finalmente, existe otra razón para usar la hipnosis en psicoterapia, especialmente la cognitivo-comportamental: la hipnosis es una herramienta ampliamente diseminada. Es difícil que alguien en nuestro contexto cultural occidental no sepa que existe la hipnosis. Así mismo, es muy solicitada (tanto como rechazada) y practicada por personas con poca o nula formación tanto en hipnosis como en Psicología o Medicina. Esta constatación determina que los conceptos diseminados sobre ella suelan ser erróneos, cuando no rigurosamente falsos. Y si algún riesgo tiene la hipnosis, es la ignorancia de quien la aplica y la desinformación de quien la recibe. Por lo tanto, bien sea para satisfacer una demanda justificada de la hipnosis, bien para negar una solicitud desinformada e inherentemente iatrogénica de su uso, el psicólogo clínico debe conocer qué es la hipnosis científica, cuáles son sus aportaciones y cuáles sus riesgos. Más aún, es más que aconsejable que el psicólogo clínico sepa cómo usar la sugestión hipnótica, ya que, en términos generales, estaría fomentando la eficacia y eficiencia de sus intervenciones, sobre todo las cognitivocomportamentales.
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Porte /: Aspectos generales de la hipnosis
Preguntas de autoevaluación
1. La investigación sobre la eficacia de la hipnosis indica que ha alcanza do el status de técnica: a) b) c) d) e)
Sin apoyo sobre su eficacia. Probablemente eficaz. Eficaz y específica. latrogénica. Inerte.
n □ □ □ □
2. Los aspectos básicos de los criterios para considerar que una técni ca tiene apoyo empírico sobre su eficacia son: a) Que se describa claramente la técnica usada, que se repliquen
b) c) d) e)
los resultados por grupos independientes, uso de controles y reiterados estudios de N = I. Que exista amplia experiencia clínica sobre su uso. Que existan numerosos estudios de caso, tengan o no línea de base. Que hayan sido bien evaluados por el consumer's report. Que no presenten riesgos ni efectos colaterales.
D D D □ □
3. Cuando se dice que un procedimiento es eficiente, se está indicando que es un procedimiento: a) Muy eficaz. b) Que se investiga tal cual se practica por los clínicos. c) Que es menos costoso y más agradable que otro igual de eficaz. d) Que es usado por los profesionales aunque no sea eficaz. ej Que es solicitado por los s, aunque no sea eficaz.
D D □ D D
4. La hipnosis es una técnica: a) Nada diseminada. b) Muy utilizada por los profesionales de la Psicología y la Me dicina. c) Sobre la que los s tienen información correcta y precisa. d) Muy diseminada y sobre la que se tienen muchas creencias erróneas o falsas. e) Que se creó y se utilizó desde hace sólo unas pocas décadas.
□ D D □ D
¿Qué es y qué no es la hipnosis?
Como ocurre con casi cualquier concepto en Psicología, es difícil encontrar una definición unívoca y umversalmente aceptada de la hipnosis. Generalmente se suele definir como un estado de trance en el que se incrementan las respuestas a las sugestiones (hipnóticas). Sin embargo, conviene notar que esta definición confunde el hecho (o fenómeno) que se pretende definir con una hipótesis: el que la hipnosis sea un estado de trance (o estado de atención focalizada) es una hipótesis del funcionamiento de la hipnosis, hipótesis que actualmente tiene más evidencia disconfirmatoria que confirmatoria. Incluso los investigadores que aceptan el concepto de trance como demostrado, no lo consideran explicativo, sino un concepto descriptivo. Otros autores consideran que la hipnosis es el estado de trance y que hipnotismo son las técnicas de inducción y el modo de usar la hipnosis. Finalmente, un conjunto de investigadores prefieren definir la hipnosis desde un punto de vista operativo, considerándola como un contexto social en el que se usa un ritual de inducción que define (rotula o etiqueta) la situación como "hipnosis" y en el que se sugieren al individuo cambios en percepciones, cogniciones, experiencia, etc. Conviene resaltar que esta última concepción no confunde la hipótesis que explicaría el funcionamiento de las sugestiones hipnóticas con el hecho o fenómeno de la hipnosis. Precisamente el aceptar una posición de trance o estado especial de conciencia contra una posición de no
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Parte I: Aspectos generales de la hipnosis
trance o no estado ha sido, y sigue siendo, una disputa que ha llevado a discusiones encarnizadas que han creado un cisma aún hoy no superado en la comunidad de investigadores en el campo. Las teorías que se manejan en cada posición son también muy diferentes (aunque compartan ciertos aspectos, como la importancia de las creencias y del rol que asume la persona hipnotizada) y han generado un volumen impresionante de investigación. En las posturas próximas al concepto de trance suelen utilizarse mucho las teorías disociativas y se asume que cuando alguien está hipnotizado se ha dado un cambio cualitativo en su funcionamiento psicológico (y biológico), cambio que se etiqueta como disociación. Existen varias teorías disociativas cuyo punto común, en definitiva, es la pérdida de capacidad de control por parte del yo sobre ciertos sistemas psicológicos y biológicos (perceptivo, motor, etc.), si bien esa pérdida de control se da porque la persona decide voluntariamente disociarse. Esta concepción intenta explicar así el automatismo, la sensación de involuntariedad (o de no volición) y la aparente carencia de esfuerzo que experimenta la persona hipnotizada cuando cumple con las sugestiones hipnóticas. Las concepciones de no estado o no trance, denominadas en general como socio-cognitivas o cognitivo-comportamentales, no aceptan explicaciones que implican discontinuidad de los comportamientos hipnóticos respecto de los no hipnóticos. En general estas posturas van a resaltar conceptos como expectativas, imaginación, atribuciones, rol socialmente sancionado, etc., rechazando conceptos como disociación o inconsciente. Debido a la complejidad de las definiciones de la hipnosis, y a que ubicarse en una posición u otra presenta connotaciones de todo tipo (incluso en la forma de usar la hipnosis en la práctica clínica), la división 30 (Clinical Hypnosis) de la American Psychological Association (APA) propuso una definición consensuada, actualmente aceptada por las principales asociaciones de hipnosis de todo el mundo. Esta definición (APA, 1993) indica que la hipnosis es un procedimiento en el que un especialista sugiere a una persona que experimente cambios en sus sensaciones, percepciones, pensamientos o conducta. Así mismo, esta definición constata que, generalmente, el contexto hipnótico suele establecerse usando un método o procedimiento de inducción que puede adoptar formas muy diferentes, aunque las más frecuentes son las que incluyen sugestiones de calma,
Capítulo 2: ¿Qué es y qué no es la hipnosis?
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relajación y bienestar, así como instrucciones de pensar o imaginar experiencias agradables. A continuación se centra en las reacciones del hipnotizado para describir lo que es la hipnosis, resaltando la gran variabilidad existente en las respuestas que se dan durante la hipnosis. Así, ciertas personas dicen experimentar un estado alterado de conciencia, mientras que otras indican que su experiencia es como un estado normal de atención focalizada, en el que se han sentido muy calmadas y relajadas. En general, continúa la APA, la mayor parte de la gente dice que la experiencia con la hipnosis es muy agradable. Finalmente, la postura de la APA se concreta en cuatro puntos más: a) Algunas personas responden mucho a las sugestiones hip nóticas y otras no. En ocasiones son los miedos y falsas con cepciones de la hipnosis lo que impide que las personas experimenten lo que se sugiere en hipnosis. Así pues, la APA especifica que las personas hipnotizadas no pierden el con trol, son conscientes de quiénes son y dónde están y recuer dan generalmente lo que ocurrió durante la hipnosis, a menos que se le sugiera que lo olviden. La hipnosis no obli ga a nadie a experimentar las sugestiones, sino que única mente lo facilita. b) La hipnosis no es una forma de terapia, como la terapia de conducta o el psicoanálisis, sino un procedimiento que puede facilitar la terapia psicológica. Por lo tanto, la hip nosis clínica debe ser usada por profesionales formados y con credenciales que avalen su capacidad como profesio nales de la salud. Por supuesto, estos profesionales deben haber recibido también entrenamiento específico en el uso clínico de la hipnosis. Por lo tanto, este entrenamiento no es suficiente, siendo necesario ser un profesional de la Psi cología clínica o de la Medicina para poder usar la hipno sis clínica. c) Las aplicaciones de la hipnosis son amplísimas, tanto en Psi cología como en Medicina, pero debe tenerse precaución en su utilización, ya que no tiene por qué ser útil para todos los problemas y pacientes o clientes. A lo que se añade que la decisión de usar la hipnosis (como un adjunto) debe
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Parte I: Aspeaos generales de la hipnosis
hacerse consultando con un profesional de la salud que haya sido formado en hipnosis clínica. d) Finalmente, la APA comenta las múltiples vertientes de la hipnosis en investigación, encaminadas a incrementar el conocimiento de la propia hipnosis, así como de su aplicación en el tratamiento de problemas psicológicos y médicos o para conocer su impacto en la memoria, percepción, fisiología, etc. Así, según esta definición, la hipnosis es un conjunto de procedimientos que generan un contexto donde se facilita el cumplimiento de las sugestiones en ciertas personas. Además, la hipnosis no es un estado alterado de conciencia, ni un tipo de terapia, ni útil para todos los problemas ni personas. Por lo tanto, no debería hablarse de hipnoterapia ni de hipnoterapeuta, sino de profesional de la salud, con formación añadida y específica en hipnosis clínica. De este modo, la APA indica implícitamente que la hipnosis no es un tipo de espectáculo, ni puede ser usada para aquellas actividades para las cuales no se ha recibido formación previa fuera del ámbito de la hipnosis. Es decir, no se
debería usar la hipnosis para la reducción de una depresión si la capacitación profesional del "terapeuta" no lo permite, aunque haya recibido formación específica en hipnosis (por ejemplo, hipnosis para la reducción del dolor, en el caso de profesionales de la Odontología o Anestesiología). Las personas que se auto-rotulan como hipnoterapeutas, sin haber recibido formación específica en Psicología clínica, Psiquiatría, etc., se denominan "hipnoterapeutas legos", quienes, además, suelen mostrar una ínfima formación científica en hipnosis y transmiten, junto con ciertos individuos del cine, la literatura y medios de comunicación, la mayoría de los conceptos y falsas creencias que existen sobre ésta. Dichos mitos y falsas creencias son, además, los responsables de la iatrogenia que puede observarse en la utilización inadecuada de la hipnosis clínica. En el cuadro 2.1 figuran los principales mitos que existen sobre la hipnosis. Estos mitos deben ser aclarados al antes de proponer un plan de intervención que incluya la hipnosis, y especialmente en el caso de que sea el propio individuo que solicita ayuda el que pide la hipnosis (salvo casos excepcionales, estas personas presentan los mitos más peligrosos sobre la hipnosis, a los que luego nos referiremos).
Capítulo 2: ¿Qué es y qué no es la hipnosis?
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Cuadro 2.1. Mitos sobre la hipnosis Mito í La hipnosis no pertenece al campo de la psicología científica. Quienes la practican suelen ser charlatanes, curanderos u hombres del espectáculo. Las personas que mejoran con ella son crédulas, ignorantes /"dependientes". Mito 2 La hipnosis puede dejar a la persona "enganchada" en un trance, de forma que, al no poder "salir del estado hipnótico", quedan'a mermada en su volición o devendría en un demente. Mito 3 La hipnosis puede explicitar o agravar psicopatologías "latentes" de la persona. Incluso puede desarrollar alteraciones psíquicas en los individuos sanos. Los individuos con problemas psicopatológicos pueden empeorar con la hipnosis. Mito 4 La hipnosis provoca un "estado" similar al del sueño, en el que la persona muestra unas características especiales. Si no se alcanzan tales características, la persona no está hipnotizada. Sólo se puede estar en esa situación especial si se ha recibido un método de inducción hipnótica. Mito 5 La hipnosis elimina y anula el control voluntario de la persona. Ésta deviene en un autómata en manos del hipnotizador, por lo que puede cometer actos delictivos, antisociales, inmorales o que le llevan al ridículo social. Mito 6 La hipnosis provoca reacciones inusuales, excepcionales y cuasi mágicas en las personas. Mito 7 La hipnosis es una terapia (hipnoterapia) sumamente útil, rápida y eficaz, que no exige ningún esfuerzo por parte del cliente para cambiar de comportamiento. Sólo las personas muy susceptibles, sin embargo, pueden beneficiarse de ella. Adaptado de "Hipnosis clínica: una visión cognitivo-comportamental", por A. Capafons, 1998a, Pope/es del Psicólogo, 69,71 -88.
De tales mitos conviene saber sus contraargumentos y las razones que refutan su validez. Se recomienda la lectura del trabajo original para tener una visión más amplia de tales argumentos. Por razones de espacio, aquí sólo comentaremos brevemente algunos de ellos. Respecto del mito uno, es adecuado indicarle al paciente que autores importantísimos de la Psicología científica trabajaron y trabajan con la hipnosis (Williams James, Wundt, Hull, Eysenck, Golds-tein, Ellis, etc.) y que de las personas que mejoran con la hipnosis o que responden a las sugestiones se sabe muy poco, excepto que
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Parte 1: Aspectos genera/es de la hipnosis
no tienen por qué mostrar ninguna patología, que pueden tener buenas capacidades imaginativas, que suelen mostrar una actitud positiva hacia la hipnosis y que su nivel intelectual es variadísimo. No se sabe mucho más. Lo importante en este caso es resaltar la "normalidad" de las personas que pueden responder a las sugestiones hipnóticas. De hecho, son pocos los autores que consideran que una alta capacidad para responder a las sugestiones hipnóticas supone algún tipo de vulnerabilidad, e incluso estos pocos casos asumen tal vulnerabilidad cuando convergen muchos más factores de riesgo. Sobre el mito dos, es importante resaltar al cliente que el concepto de trance es descriptivo, que muchos investigadores han mostrado que depende más de lo que la persona crea que es la hipnosis y que sólo un 1% aproximadamente no recuerda nada de lo que ocurrió en hipnosis. Es interesante resaltar que nadie queda enganchado en algo que no existe (trance) y que las investigaciones son claras al no poder ofrecer un marcador inequívoco de trance o estado hipnótico. Más aún, las investigaciones resaltan la no pérdida de volición y control por parte de la persona hipnotizada. Al contrario, la hipnosis se usa esencialmente para el incremento del autocontrol. En cuanto al mito tres, conviene enfatizar que las investigaciones recientes apuntan a que la hipnosis es útil precisamente donde se pensaba que podría dañar más (trastornos de indentidades múltiples) y que parece ser una estrategia eficaz y eficiente como adjunto para casi cualquier tipo de trastorno psicológico. En esa misma dirección, no se conoce ningún caso en el que se haya podido probar que las personas sanas puedan desarrollar patologías por la hipnosis. Ahora bien, aquí es conveniente que el psicólogo tenga información sobre ciertos problemas que pueden generar las falsas creencias sobre la capacidad de la hipnosis para incrementar la memoria de las personas o para fomentar una regresión de edad o a vidas pasadas. Nos referimos a la creación de falsos recuerdos a través del uso de la hipnosis y de las preguntas tendenciosas. Se sabe que si la persona cree (como creen muchos hipnotizadores legos) que la hipnosis es la puerta al inconsciente humano, y que éste almacena de por vida de manera fiel y exacta, como un ordenador, la información que recibe, es muy probable que pue-[da tabular en hipnosis. Es decir, imágenes y pensamientos que son fantasías, serán tomados como recuerdos fieles de lo que haya suce-
Capítulo 2: ¿Qué es y qué no es la hipnosis?
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dido. Según las creencias del (abducciones extraterrestres, vidas pasadas) y del hipnotizador (además de las dos anteriores, podemos añadir la de que el cliente fue objeto en su infancia de abusos sexuales), la persona hipnotizada podrá desarrollar "recuerdos" que no se ajustan a la realidad, pero que serán tomados como prueba evidente de que ocurrió lo que realmente se ha imaginado y nada más. Esto será así especialmente con personas altamente sugestionables, y cuando el hipnotizador guíe con sus preguntas a la persona para que "encuentre" el tipo de recuerdo que se anda buscando (haber sido abducido, una vida pasada o un abuso sexual en la infancia). No es lo mismo preguntar al cliente "qué ves a tu alrededor" que preguntarle "quién está junto a ti". En definitiva, la creencia en la hipermnesia y la fidelidad de la memoria inconsciente es uno de los mitos más iatrogénicos que se encuentran en el terreno de la hipnosis, ya que puede consolidar delirios o crear una situación familiar nefasta para la persona que "descubre" que algún pariente ha abusado sexualmente de ella. Respecto del mito cuatro, es muy importante resaltar que la hipnosis no implica ninguna clase de sueño y que la apariencia hipnótica habitual (relajación, ojos cerrados, etc.), no es sino una forma más de usar la sugestión hipnótica. Existen otras clases de inducciones hipnóticas y manejo de las sugestiones, en las que se sugieren reacciones que poco o nada tienen que ver con la apariencia tradicional de pasividad, aletargamiento, etc. Tales formas de hipnosis (hipnosis alerta, activo-alerta y despierta) serán explicadas en otro apartado, por lo que no nos extenderemos aquí. No obstante, es importante que el sepa que el aspecto tradicional de la persona hipnotizada es sólo un azar histórico por el que una persona se durmió, tras esperar sentir efectos debidos al magnetismo animal propuesto por Mesmer. Al no sentir nada, el individuo en cuestión cayó dormido, probablemente debido al aburrimiento. Las personas que le observaban pensaron entonces que los efectos del magnetismo eran los de generar un sonambulismo artificial. Poco después, al magnetismo animal se le denominó de forma inadecuada somnambulismo artificial y, finalmente, hipnosis. Desde entonces (hace más de cien años) ya no se ha conseguido cambiar el nombre (salvo en el caso de la sofrología, neologismo que intenta ocultar que los procedimientos que se usan no son sino una forma decimonónica de la hipnosis). En el caso de que el terapeuta crea oportuno usar las variantes de hipnosis
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Porte I: Aspectos generales de la hipnosis
activo-alerta o de hipnosis despierta, es especialmente importante eliminar este mito. En lo tocante al mito cinco, muy frecuente entre el público, se debe ser rotundo e insistir en que, a pesar de los medios de comunicación, la hipnosis no es un medio eficaz para anular la voluntad de nadie, por lo que difícilmente se puede obligar a alguien a que cometa actos que no desea. No existe ningún dato comprobado de que alguien haya obrado en la realidad contra su voluntad debido a la hipnosis. Más bien el control social que, por definición, detenta un psicólogo clínico, médico, confesor, director espiritual, gurú, etc., parece ser el responsable de que algunas personas actúen de modo contrario a sus intereses. La hipnosis suele ser, afortunadamente, un camino equivocado para el control de la voluntad ajena, ya que, entre otras razones, la mayoría de la gente está atenta a cualquier desviación por parte del hipnotizador, debido a la amplia difusión que los medios de comunicación dan a supuestos crímenes cometidos bajo la influencia de sugestiones hipnóticas. En definitiva, la persona hipnotizada no pierde el control por estarlo. Si alguien lo perdiera, sería porque lo pierde también fuera de hipnosis. Y quizá la hipnosis misma pueda ser una herramienta coadyuvante para reducir ese problema de "descontrol". Sobre el mito seis, conviene aclarar contundentemente que bajo hipnosis sólo ocurren las cosas que ocurren también fuera de hipnosis. Es decir, las sugestiones hipnóticas no provocan reacciones ni competencias que la persona no posea ya en su repertorio. De hecho, todas las sugestiones hipnóticas pueden ser replicadas sin necesidad de inducir la hipnosis. Podríamos concluir que la hipnosis es una (no la única) estrategia útil para que la persona descubra cuáles son sus verdaderas potencialidades y para fomentar un elevado control sobre las propias reacciones, ya que pueden activarse o inhibirse a voluntad y con bastante eficiencia. En este sentido, la hipnosis es una forma de autocontrol. Sin embargo, la hipnosis no creara ningún estado especial en el que el ser humano haga cosas o se comporte de una manera que no podría fuera de hipnosis. En este sentido, el mito siete también es altamente perjudicial, precisamente para las personas que con más ahínco solicitan la hipnosis clínica. En estos casos es importante reducir expectativas poco realistas sobre los efectos terapéuticos de la hipnosis. Es importante enfatizar que la hipnosis no es una terapia y que no
Capítulo 2: ¿Qué es y qué no es la hipnosis?
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produce milagros. El que en algunos casos se observen reacciones y resultados excepcionales sólo indica que las personas que han reaccionado de tal modo son en sí mismas excepcionales, no la hipnosis. A lo largo de lo anteriormente expuesto, hemos intentado clarificar qué es y qué no es la hipnosis. El objetivo es que el terapeuta conozca los elementos esenciales para informar al cliente. En última instancia se trata de que el conozca mejor aquello que se le propone o que él mismo solicita. De la creación de expectativas adecuadas y una actitud positiva hacia la hipnosis, dependerá, en buena medida, el resultado de la intervención que realicemos con hipnosis. Por ello conviene clarificar todo ello ya en las primeras sesiones, para realizar, en las posteriores, ejercicios concretos que aún consoliden más las creencias ajustadas a la realidad científica de la hipnosis.
Preguntas de autoevaluaáón
1. Actualmente, la mayoría de los autores consideran que el trance es un concepto: a) Explicativo de la hipnosis
D
ti) Que define la hipnosis. c) Descriptivo de lo que a veces experimenta la persona hip notizada. d) Olvidado, en desuso.
D
e) Proveniente de las teorías congnitivo-comportamentales so bre la hipnosis.
□ ü D
2. La mayoría de las teorías contemporáneas sobre hipnosis comparten los conceptos de: a) Trance. ti) Disociación.
'
D D
c) Predisposición biológica a la hipnotizabilidad.
□
d) Creencias sobre la hipnosis y rol de hipnotizado. e) Hipnotismo (técnicas para usar las sugestiones e inducir la hipnosis) e hipnosis (estado de trance).
ü D
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Parte I: Aspectos generales de la hipnosis
3. Según la definición de la American Psychological Association sobre hipnosis, ésta es eficaz: a) Dependiendo del tipo de problemas y de clientes. D ti) Para cualquier tipo de problema y cliente, siempre que el tera peuta sea un experto. □ c) Cuando se utiliza como única estrategia, pues de otro modo (como adjunto), sólo es eficiente. d) Cuando se utiliza por hipnoterapeutas legos, que son los más cualificados para aplicar la hipnosis en Psicología y Medicina.
D D
4. Los resultados de distintas investigaciones han demostrado que las personas hipnotizadas recuerdan: a) Siempre cosas que son ciertas, pues la hipnosis genera hipermnesia, ya que es una puerta al inconsciente, donde queda fiel mente registrado todo lo que se experimenta. D ti) Cosas que son ciertas y cosas que no lo son, ya que lo que la persona espera recordar, y las preguntas tendenciosas del hipnotizador pueden potenciar la creación de falsos recuerdos. □ c) La pregunta está mal formulada, pues las personas hipnotiza das no recuerdan nada, ya que olvidan todo lo que ocurrió en hipnosis. d) Siempre cosas falsas, ya que la hipnosis genera distorsiones de memoria. e) Depende de la buena memoria del hipnotizado para que recuerde mejor o peón
D D D
5. Para que podamos considerar que una persona está hipnotizada, ésta debe mostrar: a) Relajación y aletargamiento, los ojos cerrados.
□
b) Amnesia total de lo ocurrido bajo hipnosis. c) Cambios bruscos en la frecuencia cardíaca (deceleración) y mayor cantidad de ondas cerebrales alfa. d) Que no puede controlar su comportamiento, ya que está bajo el control del hipnotizador e) Realmente no debe mostrar nada en particular, ya que no se han establecido aún indicadores unívocos y fiables de que la persona está hipnotizada.
ü D D
□
Los procesos hipnóticos y su utilidad en Psicología clínica
Habitualmente, cuando se aplica un método de inducción hipnótico el fin que se persigue es favorecer que las sugestiones tengan un mayor efecto: se asume que cuando se hipnotiza a una persona, ésta responderá con mayor intensidad a las sugestiones. La investigación indica que el incremento de las respuestas a las sugestiones atribuible a la inducción de la hipnosis no es demasiado espectacular (no más de un 10%), aunque se ha defendido que las sugestiones más difíciles se dan con mayor frecuencia en hipnosis que en estado "de vigilia". Por lo tanto, no es necesario aplicar un método de inducción para que la persona responda a las sugestiones, si bien es cierto que, cuando se aplica tal método, generalmente se hace para que la persona incremente su respuesta a tales sugestiones. La diferencia entre sugestiones e instrucciones es que las primeras transmiten la idea de que la persona no debe hacer prácticamente nada para experimentar las reacciones, ya que ocurrirán por sí mismas (actos no volitivos o, como veremos, automáticos) sin que la persona deba esforzarse. Además, las sugestiones se dan generalmente de forma breve, monótona y reiterativa, incluso pidiendo a la persona que las escuche y que luego las olvide, ya que esta actitud de no esfuerzo favorecerá el cumplimiento de las sugestiones. Siendo ello así en general (en otro apartado se desglosarán los tipos de sugestiones más habituales), parece obvio que al inducir la hipnosis se pretende activar respuestas a ciertas sugestiones.
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Parte I: Aspectos generales de la hipnosis
Una excepción a lo anterior es la hipnosis "neutra" (aplicación de un método de inducción hipnótica sin acompañarlo de otras sugestiones), ya en este caso se suele investigar el efecto del supuesto "estado hipnótico" sobre ciertas variables biológicas o para conocer mejor la fenomenología de tal "estado". Por lo tanto, cabe preguntarse cuáles son las sugestiones que suelen darse en hipnosis. En principio, tal y como hemos indicado, en hipnosis sólo ocurrirá lo que la persona pueda hacer sin hipnosis. Ahora bien, recordemos, sucederá con un menor esfuerzo subjetivo, e incluso bajo condiciones en las que habitualmente no ocurriría. Por lo tanto, las reacciones hipnóticas lo son en la medida en que ocurran como "consecuencia" de haber recibido una sugestión hipnótica. Y tales sugestiones y reacciones hipnóticas son la base para programar una intervención en la que se incluye la hipnosis como un adjunto, por lo que su conocimiento es importante, cuando no imprescindible, si se pretende utilizar hipnosis de forma sustantiva. Tres son los tipos de sugestiones (y las reacciones que provocan) hipnóticas (cuadro 3.1). Antes de comentarlas conviene no olvidar que toda clasificación es arbitraria y que la que presentamos aquí está basada en convenciones acumuladas durante más de 150 años de tradición. Por ello, tanto la clasificación como la nomenclatura pueden revisarse y modificarse. Ahora bien, generalmente éstas son las palabras y terminología habitual entre los expertos y practicantes de la hipnosis. El primer conjunto de reacciones hipnóticas son las denominadas ideomotoras. En el cuadro 3.1 se denominan motoras para evitar en lo posible incluir una hipótesis en el nombre de una clasificación. El término "ideo" que se añade a motor indica que se asume que los actos motores son provocados en hipnosis por una idea prominente. Tal teoría, a la sazón muy arcaica, se evita si hablamos sólo de sugestiones (y sus reacciones asociadas) motoras. Cuando a una persona se le sugiere que su brazo ser! muy ligero y que levitará, o que, por el contrario, sentirá su pierna muy activa y que se moverá rítmicamente, se está intentando provocar reacciones motoras. En ocasiones lo que se pretende es la supresión o inhibición de un movimiento. En este caso se suele hablar de inhibición corporal (la persona no puede moverse) o parálisis, incluso de cata-lepsia: se puede sugerir que los ojos están cerrados, y que no podrán abrirse, o bien que un brazo está muy pesado, tanto que no podrá levantarse. La terminología en hipnosis (siempre muy espectacu-
Capítulo 3: Los procesos hipnóticos y su utilidad en Psicología clínica
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Cuadro 3.1. Reacciones hipnóticas 1. Motoras (ideomotoras). Implican un movimiento o su ausencia: catalepsia (rígida), flexibilidad cérea, movimien tos rítmicos (rotativos, ascendentes y descendentes, etc.) 2. Sensorio-fisiológicos (ideosensonales) Implican cambios en sensaciones y en variables biológicas' -
Sensaciones propioceptivas (pesadez, flotación...). Perceptivo-sensonales (calor, frío, tacto ) Analgesia y anestesia Cambios en la tasa cardíaca. Salivación Vasoconstricción o vasodilatación.
3. Cognitivo-perceptivas (cognitivas) Implican cambios en los procesos cognitivos, así como en la percepción visual y auditiva (aunque no exclusivamente). -
Alucinaciones: positivas-negativas. Amnesia: espontánea-sugenda; total-parcial; de fuente. Hipermnesia Distorsión del tiempo: aceleración-ralentización Regresión de edad. Proyección temporal Lógica del trance observador oculto, alucinaciones en "reales", etc. Disociación (fenómeno, no proceso). Sueño hipnótico Escritura automática Interpretación de automatismo.
lar y "psicopatologiforme") no debe tomarse textualmente. A pesar de que existen ciertos indicios de que las áreas cerebrales que se activan en las parálisis sugeridas son similares a las que se activan en ciertos pacientes histéricos, no debe olvidarse que la persona hipnotizada no sólo no pierde el control sobre sus movimientos, sino que es ella misma quien está generando tal reacción. De modo que los términos parálisis y catalepsia (no digamos la catalepsia rígida, que implica ausencia de movimiento y rigidez en los ) deben ser excluidos de una práctica clínica sensata y no iatro-
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génica. Sería más adecuado hablar y transmitir al cliente el término "inhibición". Pensemos que para ciertas distonías puede ser importante la inhibición de ciertos movimientos, o que para un niño hiperactivo el controlar sus movimientos es uno de los objetivos fundamentales de la intervención El segundo tipo de reacciones se suelen denominar "ideosensoriales". No obstante, las denominamos aquí "sensoriofisiológicas", ya que suelen sugerirse reacciones de ambas clases (sensoriales y fisiológicas) a la vez, cuando no es casi imposible diferenciarlas (Capafons y Amigó, 1993). Por ejemplo, cuando se sugiere la disminución de dolor, reacción tanto perceptiva como fisiológica. Las reacciones sensorio-fisiológicas son muy amplias, tal y como puede apreciarse en el cuadro 3.1, con una importante repercusión en Medicina y Psicología de la Salud. Provocar una vasodilatación sugestiva es importante, por ejemplo, para problemas hipertensivos, cefaleas tensionales o problemas circulatorios. Sugerir vasoconstricción es útil para intervenciones donde se esperan pérdidas abundantes de sangre (cirugía en el pie, por ejemplo), e incluso para la hemofilia. La analgesia y anestesias hipnóticas son reacciones sugestivas hipnóticas que se han trabajado desde hace un siglo y suelen ser a las que más se apela para demostrar los efectos excepcionales de la hipnosis. La evidencia indica que ciertas personas consiguen reducciones importantes de dolor, cuando no una anestesia completa. Pero también es cierto que porcentualmente son muy pocas personas las que lo consiguen, y no para todo tipo de dolor. Más aún, las personas que consiguen anestesiar zonas de su cuerpo también pueden hacerlo sin hipnosis. Ello no resta importancia ni mérito a la hipnosis, ya que a través de sus métodos se consiguen reducciones importantes y un mejor control del dolor (de hecho, la hipnosis es un tratamiento "bien establecido" para controlar el dolor). Finalmente, las sugestiones cognitivas constituyen un conjunto de reacciones también muy heterogéneas y a veces difíciles de diferenciar de las sensorio-fisiológicas. Como puede verse en el cuadro 3.1, se ha optado por denominarlas "cognitivo-per-ceptivas", ya que dentro de este grupo de reacciones se intenta provocar alteraciones en la percepción, pensamiento, memoria, etcétera.
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Probablemente, las reacciones cognitivo-perceptivas sean las que más polémica generan acerca de su contenido sustantivo. Por ejemplo, a finales del siglo pasado se asumía que sólo se había hipnotizado a alguien si se daba una amnesia espontánea. Actualmente esto se ha descartado, entre otras cosas, porque la mayoría de las personas no experimenta esta amnesia espontánea (como se ha indicado, no más del 1% olvida lo que ocurrió en hipnosis sin que se le sugiera) y porque no se sabe con exactitud qué significa estar hipnotizado debido a la carencia de indicadores objetivos del "estado" de hipnosis. Así pues, ¿qué hay de realidad en las reacciones cognitivo-perceptivas? Hasta la fecha, la evidencia acumulada indica mayoritariamente que no se puede hablar de amnesia sugerida (sea de fuente -cuando se olvida la fuente de cierta información-o selectiva -cuando se olvida sólo una parte y no todo-) ni de alucinación, ya que las personas ven aunque digan que no ven (alucinación negativa), o imaginan vividamente, en vez de alucinar algo que no existe (alucinación positiva). Así mismo, los hipnotizados recuerdan realmente lo que se asume que se olvidó por una sugestión, o si lo olvidaron, recuperan muy rápidamente la información. En relación al tema de la memoria, la evidencia es casi unánime en mostrar que las personas hipnotizadas no recuerdan más cosas ni aprenden más deprisa que cuando no están hipnotizadas, ni tampoco sus recuerdos son más precisos. Por el contrario, se sabe que el número de falsos recuerdos bajo hipnosis es superior que en el estado de "vigilia" (convención para indicar que la persona no está en hipnosis) y que interactúa con el interrogatorio tendencioso, situación que provoca el máximo de falsos recuerdos. Respecto de la regresión de edad, proceso muy relacionado con la hipermnesia, cabe decir otro tanto: las personas no regresan a ningún estadio evolutivo anterior, como demuestran los estudios en los que se han comparado letras y formas de comportarse de los supuestos regresados con dibujos que ellos mismo realizaron cuando eran niños de la edad regresada, o cuando se ha comparado su comportamiento con el testimonio no sesgado de sus progenitores. Más aún, el pase de pruebas psicológicas ha mostrado que las personas regresadas hipnóticamente, no presentan los mismos modos de procesar la información que los niños de edades similares a la regresada. Respecto de las regresiones a vidas pasadas, las revisiones que consideran esta hipótesis indican que los datos en que se sustenta
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son anecdóticos, poco controlados e interpretables mucho más parsimoniosamente desde hipótesis cognitivo-comportamentales de la hipnosis (teoría del rol, auto-engaño y de expectativas de respuestas). La lógica del trance, o mayor tolerancia a la incongruencia informativa cuando se está en hipnosis, también es un fenómeno que ha mostrado ser un artefacto experimental, o simplemente no ser superior a cuando la persona está en vigilia. En el primer caso, destaca el concepto de observador oculto. Ese concepto se sustenta en la conocidísima teoría neodisociativa (Hilgard, 1991) de la hipnosis, según la cual, la hipnosis provoca una disociación cognitiva, de modo que el yo ejecutivo de la persona quedaría escindido en dos, y separados por una barrera amnésica: es decir, una parte del yo (la hipnotizada) no reconocería a otra parte del yo (la no hipnotizada y que, por lo tanto, mantiene un control ejecutivo sobre el resto de los otros sistemas psicológicos subordinados). La forma operativa de proceder para provocar este "fenómeno" es hipnotizar a la persona y decirle que cuando se toque una parte de su cuerpo determinada (su mano derecha, por ejemplo), se expresará la persona hipnotizada, ocurriendo lo contrario cuando se toque otra zona preestablecida (mano izquierda, se expresará la persona no hipnotizada). Así, se puede decir a una persona que siente dolor que no sentirá tal dolor cuando se le hipnotice, si bien una parte de ella si sentirá dolor (la no hipnotizada) y se podrá expresar según las claves descritas más arriba. Una vez en hipnosis, se activarán las claves (tocar una u otra mano) para que los "yoes" de la persona hipnotizada puedan expresarse. Este "fenómeno" ha servido y sirve de base para varias teorías sobre el inconsciente, los trastornos de indentidades múltiples o la percepción de no volición de los comportamientos hipnóticos por parte de la persona hipnotizada. Sin embargo, ha mostrado ser un artefacto experimental, dependiente de las instrucciones experimentales. Es decir, el observado oculto es otro fenómeno sugestivo más. Cuando se ha indicado que los yoes pueden ser varios (no dos, el hipnotizado y el oculto -no hipnotizado-) y que el oculto puede ser uno que está aún más hipnotizado (o yo oculto ignorante, como se le ha llegado a denominar), las personas responden a estas instrucciones generando "yoes" múltiples o ignorantes (Spanos, 1996). Esta información es demoledora para las teorías que se basan en el observador oculto. No obstante, es muy útil para poder abor-
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dar el tratamiento del dolor o de los trastornos de identidad múltiple, entre otros, ya que nos indica que la sugestión permite poder crear los procesos y fenómenos que nos interesen en cada momento o paso de nuestra intervención clínica. Es decir, el adoptar un rol determinado e implicarse en él hasta el extremo de actuar como si la reacción sugerida fuera real (teoría de autoengaño) es útilísimo en las intervenciones psicológicas, especialmente en las cog-nitivo-comportamentales o en la terapia de los constructos personales. Otro tipo de lógica del trance es el de la tolerancia a información contradictoria: se puede ilustrar con el paradigma de simulador-real, creado para intentar encontrar criterios que permitan decidir si una persona está o no hipnotizada. El modo de proceder es simple y claro: se hipnotiza a un conjunto amplio de personas y se les aplica una escala psicométrica de susceptibilidad a la hipnosis. Posteriormente se selecciona a aquellos individuos que han alcanzado puntuaciones altísimas (virtuosos de la hipnosis) y a aquellos que han obtenido las calificaciones más bajas (bajos). A estos últimos se les oferta una cantidad económica que podrán obtener si permiten que un hipnotizador experto, ciego a las condiciones experimentales, les hipnotice, y si consiguen convencerle de que están hipnotizados (recuérdese que estamos hablando de personas no hipnotizables). Por lo tanto, se les pide que mientan a la hora de responder a las sugestiones hipnóticas, por lo que a estos participantes se les denomina "simuladores". Al conjunto de virtuosos se les pide que hagan lo que hacen bajo hipnosis (ya que son muy hipnotizables) y se les garantiza la cantidad económica por participar. A este tipo de participante se les llama "reales". A continuación ambos grupos de personas son hipnotizados y se les pide que alucinen un objeto que está en la sala, y si responden que ven ese objeto en otra parte, se les pregunta que cómo es posible que vean un objeto en dos sitios distintos. Los "reales" indican que eso es lo que ven, y no se asombran de su reacción (toleran la incongruencia), mientras que los simuladores niegan el objeto real, para dar mayor credibilidad a su "mentira" (ya que no han alucinado). Siguiendo con el paradigma anterior, se puede pedir a los participantes que alucinen negativamente (que no vean algo que sí está presente). Por ejemplo, que no ven una silla, detrás de la cual se ha colocado un objeto que queda oculto por la silla y que el participante conoce que está allí. Una vez la persona dice que no ve
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la silla, se le pide que coja el objeto que está detrás de la silla. Los resultados indican que los simuladores no evitan la silla, chocando con ella para coger el objeto, mientras que los reales rodean la silla, para evitar chocar con ella. A la pregunta de por qué rodean la silla si no la ven, los reales indican que sí que la ven, pero que es cómo si no la vieran. Esta tolerancia a la incongruencia es también una manifestación de la lógica del trance. Al margen de si estas diferencias son sustantivas y perfilan la esencia de la hipnosis (lo que no parece ser cierto, ya que las instrucciones experimentales no son las mismas para los simuladores y los reales), lo que importa es recordar que la hipnosis permite esta tolerancia a la incongruencia, siempre que no olvidemos que no es superior (como se indicó más atrás) a la que se encuentra en estado de "vigilia". Por ejemplo, y como se verá detenidamente en otro apartado, el asistir a la proyección de una película y experimentar emociones intensas por ella implica incluso una mayor tolerancia a la incongruencia que la descrita hasta ahora: sufrimos y disfrutamos sabiendo que es falso todo lo que está ocurriendo. Finalmente, sobre las otras reacciones parece oportuno realizar los siguientes comentarios: a) La distorsión del tiempo (que pase más deprisa o más des pacio de lo que presumiblemente debería transcurrir) es un proceso habitual en la vida cotidiana, cuando nos aburri mos o nos divertimos, y que es tremendamente útil para ayudar a enfrentarse a cierto tipo de problemas en los que interesa alterar la percepción de tiempo. Por ejemplo, pe ríodos de dolor que transcurran aceleradamente o momen tos en los que se saborea una comida de alto valor calóri co, y raramente consumida, en la pauta de alimentación establecida para una persona que debe reducir grasa cor poral. b) El sueño hipnótico es empleado con frecuencia por autores psicoanalistas y no hace referencia a que la persona esté en una clase particular de sueño, sino que se le pide al cliente hipnotizado que sueñe algo que posteriormente será inter pretado. Pocos son quienes consiguen soñar, ciertamente, salvo que hayan caído dormidos en un sueño regular debi do al cansancio, insomnio, narcolepsia, apnea del sueño u otros trastornos.
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c) Por disociación se entiende aquí, no el proceso que inten ta explicar la percepción de no volición de las sugestiones hipnóticas, sino una reacción habitual y no muy difícil de conseguir a través de una sugestión hipnótica. Por ejemplo, una persona puede disociar de su cuerpo una parte de él para tolerar mejor un episodio doloroso (el dedo donde se está interviniendo, por ejemplo, o parte de los dientes...). O la persona puede disociarse del entorno para poder con trolar mejor su atención (concentrarse) y estudiar, dormir o escuchar lo que desea. Es este sentido no se hablaría de disociación como un proceso (y menos patológico), sino como una reacción sugestiva de valor adaptativo. d) Finalmente, la escritura automática también es usada espe cialmente en el campo del psicoanálisis (y en la parapsico logía), si bien hay indicadores claros de que los automatis mos de este estilo (como la señalización digital de la hipnosis ericksoniana, en la cual se pregunta a la mente inconscien te, que responde a través de una clave que representan los dedos) responden más a expectativas de la persona sobre lo que debe ocurrir que a la actividad intencional del incons ciente (¡o de los espíritus!). Sin embargo, no sería pruden te descartar estas reacciones mixtas (cognitivas y motoras), ya que pueden ser útiles como técnicas de distanciamiento: preguntarle por la solución (presumiblemente dolorosa para la persona) a un problema matrimonial puede activar un fuerte contracontrol, ansiedad, incluso determinar aban dono de la intervención. Si se pregunta a la mente o al cere bro para que él escriba la posible solución de forma auto mática puede reducir la implicación del paciente y favorecer el análisis de la alternativa. Por lo tanto, la escritura auto mática o la señalización digital pueden ser útiles también desde una vertiente cognitivo-comportamental para la géne sis de alternativas dentro de las técnicas de solución de pro blemas. Y en realidad son útiles, como casi todas las reac ciones descritas, debido a la interpretación de automatismo que se produce en la persona: las reacciones ocurren, acae cen, sin mediar, aparentemente, más preocupación, esfuer zo o actividad que la de permitir que las cosas ocurran y abrir la mente a la sugestión. Se sabe que esto no es así de sencillo pero, ciertamente, la forma de verbalizar y presen-
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tar las sugestiones hipnóticas está encaminada a generar esta interpretación y percepción de no volición. Y es precisamente esta percepción y experiencia de automatismo lo más genuino y aprovechable de la hipnosis para las intervenciones clínicas. Por lo tanto, es conveniente que el psicólogo clínico conozca las reacciones que se pueden provocar a través de la sugestión y que esté informado de lo que significan los nombres, rótulos y etiquetas que se han otorgado a tales reacciones, debido a la tradición o azares históricos. De este conocimiento, podrá seleccionar aquellas sugestiones que permitan teñir su intervención del tono hipnótico que transforme el tratamiento que va aplicar en una herramienta más eficaz y más eficiente. De hecho, el campo de la hipnosis está repleto de neologismos y rótulos o denominaciones, a veces de difícil comprensión para el no experto en el campo. En las siguientes líneas se exponen algunos de estos rótulos, con su significado, con la intención de facilitar la lectura de éste y otros textos sobre hipnosis. Comenzaremos esta terminología hipnótica comentado lo que significan susceptibilidad hipnótica, hipnotizabilidad, sensibilidad hipnótica y sugestionabílidad hipnótica: son términos que técnicamente no son sinónimos, aunque generalmente en los textos clínicos se suelen usar como tales. Susceptibilidad no hace referencia a que una persona tenga un pésimo humor o a que responda agresivamente a comentarios neutrales, sino que, al igual que el resto de las palabras indicadas, denota el número y dificultad de las sugestiones que supera la persona, así como el tiempo en realizarlas. Cuantas más sugestiones haga una persona, cuanto más difíciles sean y cuanto menos tiempo tarde en superarlas, más susceptible, hipnotizable, sensible, etc., será a la hipnosis. Ya se ha indicado que asociadas a estas palabras están las de virtuosos (o altos), y bajos según las personas sean muy o poco hipnotizables. La mayoría de las personas son "medios", ya que la hipnotizabilidad imaginativa (como se está dando en llamar actualmente también a la susceptibilidad a la hipnosis) se distribuye normalmente entre la población. Otra palabra frecuente en hipnosis es sugestión. Una primera acepción es sinónimo de sugerencia, o instrucción hipnótica. Son instrucciones para experimentar reacciones de forma no volitiva o
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automática. Si son sugestiones dentro de una escala psicométrica de evaluación de la susceptibilidad a la hipnosis (sugestiones estándar), se las denomina "sugestiones de prueba". A veces se lee en textos antiguos o en textos escritos por hipnotizadores legos (que se suelen auto-calificar como hipnoterapeutas) la expresión "orden hipnótica". Salvo casos muy excepcionales, esta expresión no debe utilizarse nunca, ya que incrementa enormemente el rechazo por la hipnosis, además de no reflejar en absoluto lo que intenta transmitirse en las sugestiones hipnóticas desde la segunda mitad de este siglo: el sentimiento de colaboración e implicación de la persona en el proceso hipnótico y terapéutico. Existen distintos tipos de sugestiones, si bien en este apartado sólo se desglosan tres categorías: la primera de ellas indica si la sugestión se cumple dentro o fuera del contexto hipnótico. Una instrucción o sugestión hipnótica será recibida y realizada dentro del contexto hipnótico. Una sugestión posthipnótica será recibida dentro del contexto hipnótico, pero se realizará fuera de tal contexto. Ejemplo del primer caso, es cuando se le dice al cliente: "puedes oír una música en tu mente, una música maravillosa, y cuanto más claramente la escuchas, más y más deja de dolerte tu pie. Escucha la música y observa cómo tu pie te molesta cada vez menos y menos, menos y menos...". Si el paciente es capaz de oír la música y de notar alivio en su pie dolorido, ha recibido y realizado las sugestiones dentro del contexto hipnótico, por lo que son sugestiones hipnóticas. Ejemplo del segundo caso es cuando se le dice al : "dentro de un momento, cuando salgas de hipnosis, cada vez que sientas dolor en tu pie, podrás escuchar la música que has oído hace un momento. Y cuando la oigas, notarás el mismo alivio que has sentido mientras estabas hipnotizado. Cada vez que en tu mente oigas la música que ahora has escuchado, tu pie dejara de molestarte tal y como ahora lo está haciendo. Para escuchar la música sólo tendrás que decirte la palabra 'música'...". Esta sugestión se da dentro del contexto hipnótico, pero la persona la realizará fuera de ese contexto, cuando termine la hipnosis. Por ello, es una sugestión posthipnótica. Las sugestiones posthipnóticas pueden incluir contenidos muy diferentes. Por ello son a veces sencillas de cumplir, como las señales de reinducción rápida de la hipnosis (la persona oye un chasquido de dedos y vuelve a estar hipnotizada en unos segundos). Pero en otras ocasiones las sugestiones posthipnóticas
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son muy difíciles, como las de amnesia o las terapéuticas clásicas ("cuando salgas de hipnosis, olvidarás todo lo que ha pasado..." o "cuando salgas de hipnosis, desaparecerá en ti para siempre el deseo de fumar; cada vez que veas un cigarrillo, te sentirás totalmente indiferente hacia él..."). Las sugestiones terapéuticas más deseadas por pacientes y terapeutas (sugestiones posthipnóticas similares a "a partir de hoy y para el resto de tu vida, salir a la calle será algo atractivo, divertido y natural para ti..." -en el caso de un agorafóbico-, o "cada vez que alguien te provoque, te sentirás seguro, y bajo control..., actuando de forma asertiva, sin agresividad..." -en el caso de una persona violenta-) son las sugestiones más difíciles de realizar por parte de los pacientes (se estima que las cumplen 1 de cada 10.000). No obstante, sean sugestiones posthipnóticas sencillas o difíciles, no ocurren fuera del control del cliente. Siempre dependen de la interpretación, colaboración y retroali-mentación que el cliente haga de ellas. Las investigaciones son convergentes en encontrar resultados como el siguiente: se le dice a una persona hipnotizada que cada vez que oiga la palabra "papel" fuera de hipnosis, notará que parpadea (movimiento parpebral). Una vez deshipnotizada, a la persona se le dice la palabra "papel" y la persona (si es susceptible a la hipnosis) parpadea, sin aparente esfuerzo, o ni siquiera tener conciencia de ello. Tras esta constatación se le indica que ha terminado la sesión. Una vez fuera de la sala, y creando una situación aparentemente no relacionada con la hipnosis, se le dice a la persona: "por favor, no se vaya sin firmar el papel que autoriza la inclusión de sus datos en el ordenador". Típicamente, las personas no parpadean, mientras que vuelven a hacerlo cuando de nuevo se relaciona la situación de prueba con la situación hipnótica (se le da la sugestión como "comprobación" de que sigue funcionando). Por lo tanto, las instrucciones posthipnóticas suponen la implicación activa de la persona que las realiza, si bien con el tiempo los efectos suelen decaer, salvo en casos donde se establezca todo un plan de acción que los refuerce y mantenga. Ése es precisamente el objetivo de las terapias psicológicas. La segunda dimensión a la que nos referíamos es la de sugestión "despierta". Cuando se habla de sugestión despierta no se está indicando que la hipnótica se da cuando la persona está dormida, o en un sueño hipnótico. Esta expresión se gestó cuando aún se creía que la hipnosis implicaba un estado de sueño nervioso, artificial, patológico, etc., y, como casi todas las tradiciones, se sigue
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manteniendo el concepto de sugestión "despierta", que denota que la persona recibe sugestiones y las cumple sin estar hipnotizada. La sugestión despierta no es lo mismo que hipnosis despierta (si bien funcionan de forma similar), ya que en este último caso sí hay un ritual de inducción, mientras que en la sugestión despierta no lo hay. Más adelante se comentarán con mayor profundidad los métodos y aplicaciones de la hipnosis despierta. De momento conviene especificar que la sugestión despierta correlaciona muy alto con la sugestión hipnótica, siempre que ambas se relacionen a la persona (es decir, que sepa que la misma sugestión se dará dentro y fuera de hipnosis). Otras formas de sugestión no hipnótica como la sugestión interrogativa o la sugestión placebo muestran correlaciones muy bajas con hipnotizabilidad. En tercer lugar, se habla de sugestiones o ejercicios de desafío (reto), cuando se insta a la persona a que se resista a la sugestión que le da el hipnotizador, siendo este intento de resistencia la clave para que se cumpla la sugestión. Por ejemplo, cuando se le dice a la persona: "dentro de un momento olvidarás tu nombre. Entonces te preguntaré cómo te llamas, y cuanto más intentes recordarlo, más y más lo olvidarás. Intenta recordar cómo te llamas, inténtalo [el individuo lo intenta pero no consigue recordarlo]" o "tu brazo estará cada vez más y más rígido, muy rígido, como si fuera una barra de acero. Cuanto más intentes doblarlo, más y más rígido devendrá, y no podrás doblarlo. Intenta doblar el brazo [la persona no lo consigue]". Normalmente los ejercicios de reto se han utilizado en el espectáculo y como prueba de que la hipnosis provoca un estado especial de conciencia en el que el hipnotizado no tiene más remedio que cumplir con las instrucciones (órdenes) del hipnotizador. Por lo tanto, son ejercicios que conviene realizar dentro de un contexto muy determinado y planificado, del que se hablará más adelante. Y, sobre todo, es importantísimo que el cliente y el terapeuta sepan que los ejercicios de reto exigen siempre la colaboración de la persona hipnotizada, salvo en los casos en los que se usan trucos y paradojas para despistar al hipnotizado. Por ejemplo, no es lo mismo sujetar un brazo por la muñeca mientras se dice a la persona que su brazo es como una barra de acero (puesto que su brazo normalmente se doblará por el codo), que sujetar el brazo por debajo del codo, en el tramo que va desde éste hasta la axila, ya que, en este caso, el brazo adoptará un tacto rígido de forma natu-
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ral. Si en ese preciso instante se dice a la persona que su brazo está rígido, y si la persona colabora (es decir, no pone en tela de juicio la razón de tal rigidez y la atribuye a la hipnosis), intentará cumplir con la sugestión del terapeuta (el brazo permanece rígido). Y mientras el brazo esté rígido, obviamente no podrá doblarlo, salvo que incumpla la instrucción y lo afloje primero. Por lo tanto, si el hipnotizador consigue que la persona crea que el brazo esta rígido por la sugestión, y que mantenga la rigidez mientras intenta doblarlo, será muy difícil que la persona no realice el ejercicio de reto. Cuestión bien diferente es que se le enseñen al cliente esos trucos para que él mismo pueda activar ciertas reacciones (los trucos devendrían en instigadores de respuesta), y luego, sin necesidad de la instigación, pueda activar ciertas reacciones sólo a través de la sugestión. Conviene recordar aquí que los estímulos incondi-cionados del paradigma pavloviano pueden tomarse como instigadores de respuesta y que los estímulos condicionados activan una respuesta similar a los incondicionados, pero en su ausencia (como la sugestión). No puede afirmarse que las sugestiones funcionen por los mismos procesos que el aprendizaje clásico, pero sí parecen seguir pautas similares a los principios generales del aprendizaje (expectativas y procesos cognitivos incluidos) que rigen otros comportamientos. En definitiva, las sugestiones de reto no implican pérdida de control alguna, pero sí pueden ser reutilizados como una forma de entrenamiento en auto-control. Finalmente, tal y como se ha indicado, sugestión significa también el proceso básico de la hipnosis, y no conviene confundir este proceso general con las instrucciones que da el hipnotizador, o las reacciones que provocan en la persona, que también son denominadas sugestiones. Otra expresión habitual en el campo de la hipnosis es profundidad de la hipnosis: se asume que si la persona hipnotizada realiza sugestiones muy difíciles es porque está en una hipnosis muy profunda. De nuevo nos encontramos con una expresión heredada de concepciones obsoletas, aunque muy queridas y usadas aún por un buen número de terapeutas. El concepto de profundidad se refiere al sueño hipnótico, al trance. Sin embargo, ambos conceptos deben tomarse tal y como la investigación actual indica: el primero como un concepto carente de toda validez científica y el segundo como un concepto descriptivo de ciertas experiencias que pueden, o no, darse en hipnosis. De hecho, desde una vertiente cog-
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nitivo-comportamental, el trance es el resultado de sugeñr que se entrará en un trance (de definir incorrectamente a la hipnosis como un trance) y no la causa de la hipnosis. Todavía más, apelar al trance es algo que no sólo no se ajusta a la evidencia empírica, sino que puede perjudicar la aceptación de la hipnosis de muchas personas que solicitan ayuda, pues lo interpretan como algo esotérico o de consecuencias peligrosas. Por lo tanto, hablar en términos de profundidad de la hipnosis sólo puede entenderse desde una perspectiva parsimoniosa, cuando el terapeuta pretende transmitir metafóricamente al cliente el nivel de dificultad de las sugestiones que está consiguiendo realizar. No obstante, más adelante se expondrá otra terminología más adecuada para esta función y que se adapta más a las evidencias encontradas, además de provocar una menor alerta negativa en el paciente. Otras expresiones habituales en el campo de la hipnosis son homoacción y heteroacción. El primer caso es la vertiente hipnótica de sobreaprendizaje. Es decir, cuanto más se practique una sugestión, menos tiempo tardará en realizarse (y mejor será la ejecución). En el segundo caso nos estamos refiriendo a la transferencia: cuanto más se practique una sugestión fácil, menos se tardará y mejor será la ejecución de una sugestión difícil. Estos términos pueden usarse en el proceso de intervención para animar a los s a que practiquen en casa las tareas y actividades que se han aprendido en la consulta. Por ejemplo, podemos indicar a un paciente que, gracias a los procesos de homoacción y de heteroacción, cuanto más practique la auto-hipnosis, mejor le funcionarán las sugestiones, y que cuanto más sugestiones se dé, mejor le funcionarán en contextos difíciles. Con ello justificamos que la práctica fuera de consulta es esencial, con todos los mensajes implícitos que, de este modo, transmitimos acerca del auto-control, colaboración, esfuerzo, motivación etc., necesarios para el cambio terapéutico. Las expresiones metáfora y fantasía dirigida a un objetivo son
también muy frecuentes. Una metáfora suele adoptar la forma de un cuento (parábola, alegorías, etc.) a través del cual se intenta transmitir de forma didáctica un significado complejo. Las metáforas apelan a la imaginación de la persona y tratan de fomentar la comprensión por parte del cliente de mensajes importantes sobre la vida, la auto-aceptación, etc. Por ejemplo, el cuento del patito feo es una buena metáfora para ejemplificar la auto-aceptación.
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Generalmente las metáforas se han utilizado en contexto de hipnosis ericksoniana, bajo el supuesto de que con ellas se accede más fácilmente a una comunicación con el inconsciente de la persona, disminuyendo así las resistencias y fomentando una visión creativa del cambio de comportamiento. No obstante, como se expondrá más adelante, las metáforas pueden usarse desde otras vertientes con ligeras modificaciones funcionales. Como una forma distinta de metáfora, nos encontramos con la fantasía dirigida a un objetivo: son imágenes que ayudan a la persona a cumplir con las sugestiones (ése es el objetivo), es decir, a experimentar ciertas reacciones generalmente voluntarias como algo no volitivo o automático. Un ejemplo de imaginación dirigida a un objetivo para generar una reacción de analgesia puede ser: "imagina que tienes un guante especial en tu mano derecha. Este guante esta congelado y puede calmar el dolor cuando se pasa por encima de las zonas doloridas. Imagina que pasas el guante por encima de tu tripa, e imagina que tu tripa se va enfriando y que el dolor empieza a decaer. Imagina que puedes ver un termómetro con un fluido de color rojo. A medida que va bajando la temperatura, a medida que el termómetro se acerca al 0, por el efecto del guante que sigues pasando por la zona dolorida, el dolor va bajando y bajando, bajando y bajando". En este caso el objetivo obvio es tolerar mejor y reducir el dolor (ésa es la sugestión a cumplir), y las instrucciones de imaginar son el medio por el cual se intenta alcanzar ese objetivo. Hace un par de décadas se asumía que la imaginación era la clave de las respuestas hipnóticas, y que sin ella era muy difícil cumplir y experimentar las sugestiones. No obstante, actualmente sabemos que sólo un porcentaje muy pequeño (alrededor del 3%), necesita usar la imaginación para experimentar reacciones hipnóticas. Son las personas denominadas "pronas a la fantasía". Sin embargo, la gran mayoría de personas medias y altas en susceptibilidad, no necesitan de la imaginación, salvo como medio para activar las expectativas de repuesta. Es fácil convencer a alguien de que usando la imaginación podrá experimentar ciertas reacciones, pues de hecho es así. Pero no debe perderse de vista que sin la imaginación también se pueden activar las sugestiones, incluso usando imágenes contrarias a lo que se pretende experimentar. Por ello la expectativa de respuesta ha mostrado ser uno de los factores que determinan con mayor fuerza el que se experimente una sugestión de
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forma automática o no volitiva. Una expectativa de respuesta es la creencia y esperanza firme de que ocurrirá una respuesta propia. Es como la profecía auto-cumplida, pero, en este caso, auto-referida. La investigación actual está mostrando que las expectativas de respuesta no son epifenómenos, y que predicen un porcentaje alto de la varianza de las respuestas hipnóticas. Por lo tanto, crear expectativas de respuesta será una de las funciones más importantes del terapeuta cuando aplique la hipnosis en el programa de intervención. Finalmente, y sin pretender agotar toda la nomenclatura típica del ámbito de la hipnosis, el recuerdo sensorial hace referencia al proceso por el cual una persona puede reproducir emociones, sensaciones, reacciones biológicas, etc., tras escuchar una sugestión o cuando se expone a un estímulo (entiéndase estímulo en un sentido muy amplio) que quedó asociado al estímulo que generó la reacción en el pasado. El recuerdo sensorial se usa como base para entender cómo pueden activarse reacciones sugestivas dentro y fuera del contexto hipnótico. Por ello, es una expresión que puede usarse como alternativa al concepto de trance o estado alterado de conciencia, lo que permite dar explicaciones sobre la hipnosis que fomenten mucho más su relación conceptual con el autocontrol.
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Parte I: Aspeaos generales de la hipnosis
Preguntas de autoevaluaáón
I. Elija la alternativa correcta: a) La hipnosis incrementa alrededor de un 10% las respuestas a las sugestiones, en relación a la sugestión despierta. ti) La hipnosis reduce alrededor de un 10% las respuestas a sugestiones en relación a la sugestión despierta. c) No se encuentran diferencias entre hipnosis y sugestión des pierta a la hora de activar respuestas a las sugestiones d) Sugestión placebo, sugestión interrogativa y sugestión des pierta correlacionan alto con susceptibilidad hipnótica, pero activan mucho menos las respuestas a las sugestiones e) La hipnosis es la única forma de activar las respuestas a las sugestiones.
D las □ ü
□ □
2 La hipnosis neutra es aquella en la que1 a) Sólo se sugieren respuestas no emocionales (respuestas sin valor hedónico) D ti) El trance es ligero, por lo que no se neutralizan las contrasugestiones del cliente □ c) Es aquella en la que sólo se induce la hipnosis sin dar suges tiones concretas a realizar D di) El cliente debe adoptar un papel neutro, esperando, sin inter ferir que las cosas ocurran □ e) Sirve para evitar reacciones latrogénicas, al no usarse suges tiones aversivas D 3. La homoacción y la heteroacción son conceptos hipnóticos que indican a) Homoacción1 respuestas hipnóticas propias del género mas culino, heteroacción respuestas hipnóticas propias del géne ro femenino □ ti) Homoacción transferencia; heteroacción sobreaprendizaje □ c) Homoacción: sugestiones diferentes, pero con el mismo sig nificado inconsciente; heteroacción: sugestiones parecidas, pero con diferentes significados inconscientes. □ di) Homoacción1 sobreaprendizaje; heteroacción: transferencia. ü
Capítulo 3: Los procesos hipnóticos y su utilidad en Psicología clínica
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e) Homoacción. sugestiones similares con funciones diferentes; heteroacción sugestiones diferentes, con funciones similares.
□
4. Una sugestión que implica una respuesta en la cual la persona cuan to más intenta recordar, menos puede, se conoce como una suges tión:
5.
a) Ideosensonal
G
b) c) d) e)
□ D □ D
Fantasía dirigida a un objetivo. Metafórica Basada en la amnesia sensorial. De reto.
El observador oculto es a) Un investigador que observa con una cámara oculta lo que hacen las personas hipnotizadas. b) Un diseño experimental en el que un colaborador hace creer a los hipnotizados que alguien les observa desde otra sala c) Un fenómeno por el cual la persona hipnotizada cree que su inconsciente observará todo lo que haga y lo registrará fiel mente d) Una alucinación hipnóticamente creada, por la cual la perso na hipnotizada cree ser observada por alguien que se escon de Es una recreación de delirios paranoides. e) Una sugestión hipnótica por la cual se "genera" una disocia ción en el yo de la persona. Un yo está hipnotizado y el otro yo (el oculto) no lo está, y sigue manteniendo el control sobre los subsistemas subordinados.
□ □
D
□
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Aplicaciones la hipnosis
4 de
Es difícil encontrar un área de la Psicología y de la Medicina donde la hipnosis no se haya aplicado, bien como adjunto, bien como único elemento, si es que ello es posible. Cuando se utiliza hipnosis por relajación, es obvio que las sugestiones hipnóticas son una forma excelente de inducir estados profundos de relajación. A pesar de ciertas críticas vertidas en algunos textos clásicos de relajación, la investigación es bastante contundente al respecto: la hipnosis (y la auto-hipnosis) genera estados de relajación muy profundos. De hecho, el entrenamiento autógeno de Schultz es una variante de las técnicas de hipnosis de la época. Pero las aplicaciones de la hipnosis no pueden reducirse al ámbito de la relajación. Las formas habituales de utilizar la hipnosis se asemejan enormemente a las técnicas com-portamentales y cognitivo-comportamentales de imaginación: la desensibilización sistemática, el condicionamiento encubierto, la práctica (imaginativa) guiada, el ensayo imaginado, las imágenes racionales emotivas, las técnicas de inoculación de estrés para manejar el dolor, y un largo etcétera, formalmente se asemejan asombrosamente a los modos de proceder en hipnosis. De hecho, algunos autores que han deseado satisfacer la demanda de hipnosis a sus clientes han utilizados los procedimientos mencionados, presentándolos (rotulándolos) como hipnosis. No obstante, la hipnosis por relajación es sólo una parte de la variadísima gama de posibilidades que nos presenta este campo. La
Parte I: Aspectos generales de la hipnosis
hipnosis activo-alerta y la hipnosis despierta permiten la aplicación de la sugestión hipnótica en momentos y para fines mucho más amplios que los que permite una hipnosis por relajación, en la que el aletargamiento y mantener los ojos cerrados son características omnipresentes. Por ejemplo, con hipnosis alerta se ha trabajado para incrementar la atención de los controladores de vuelo y pilotos de avión, así como para mejorar la lectura en niños hiperactívos o incrementar el rendimiento académico de universitarios. El uso de la hipnosis despierta permite auto-hipnotizarse en lugares públicos, manteniendo las tareas habituales de la persona en esas situaciones (conducir, hablar, caminar, etc.). Si se observa (cuadro 4.1) el índice de uno de los libros más completos sobre aplicaciones de la hipnosis (Hammond, 1990), podrá apreciarse el vastísimo campo en el que se han utilizado las sugestiones hipnóticas. Si además consideramos que la hipnosis es realmente útil cuando se usa como un adjunto, no es difícil entender que donde pueda aplicarse la Psicología, podrá aplicarse también la hipnosis. Otra cuestión diferente es la eficacia de la hipnosis en las distintas áreas en las que se ha aplicado. Pocos son las estudios bien controlados que puedan servir como apoyo empírico a tales aplicaciones. Por ejemplo, la aplicación a niños sólo tiene cierto sustento en los casos de la enuresis, aversión relacionada con la quimioterapia y dolor agudo provocado por procedimientos médicos invasivos. El resto de problemas infantiles no ha sido investigado adecuadamente. Ello no quiere decir (y hágase extensivo al resto de aplicaciones que se comentan) que la investigación haya mostrado que la hipnosis es ineficaz, sino que no se ha realizado la suficiente investigación controlada que apoye suficientemente su eficacia. En el caso del dolor, por el contrario, el status de la hipnosis, como se ha indicado, es el de tratamiento bien establecido para generar analgesia. Si se considera la hipnosis como adjunto a los tratamientos cognitivo-comportamentales, las investigaciones muestran datos prometedores en caso de la ansiedad, reducción de peso, tabaquismo (donde la hipnosis ha mostrado ser un tratamiento posiblemente eficaz), depresión, trastornos de identidades múltiples, bulimia y trastornos obsesivo-compulsivos.
Capítulo 4: Aplicaciones de la hipnosis
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Cuadro 4.1. Aplicaciones de la hipnosis • Manejo del dolor • Hipnoanestesia y preparación para la cirugía. • Fortalecimiento del ego: incremento de la estima, auto-efi cacia y confianza. • Ansiedad, fobias y alteraciones dentales. • Hipnosis y pacientes de cáncer • Hipnosis en problemas médicos. - Problemas dermatológicos. - Quemaduras y urgencias. - Sanación, condiciones psicosomáticas y enfermedades autoinmunes. - Condiciones neurológicas y oftalmológicas. - Alteraciones del sueño. - Miscelánea de las aplicaciones médicas: quejas físicas, retención urinaria crónica, postoperatorio de la reten ción urinaria, hipocondría, asma, alergias estacionales, tinitus, dificultad en tragar pildoras, alivio del hipo. • Obstetricia y ginecología. • Alteraciones emocionales y psiquiátricas. • Disfunciones sexuales y problemas de relación. • Obesidad y alteraciones alimentarias. • Tabaquismo, adicciones y alteraciones de hábito. • Concentración, rendimiento académico y rendimiento atlético. • Niños: dolor enuresis, chuparse el dedo, problemas de con ducta, síndrome deTourette, asma, dislexia, tartamudez, insomnio, fobia escolar • Regresión de edad y abreacción, progresión de edad, entre namiento en distorsión del tiempo. Adaptado de Handbook ofhypnotic suggestions and metaphors, por D. C.
Hammond, 1990, Nueva York: WW. Norton.
Otro tanto cabe decir respecto de las aplicaciones de la hipnosis en Medicina. Existen evidencias importantes de eficacia en casos de preparación a la cirugía, asma, problemas dermatológicos, colon irritable, hemofilia, náuseas y vómitos postquimioterapia y en obstetricia. No obstante, no se sabe exactamente cuál es el rol de la hipnosis y cuál el de los tratamientos a los que se adjun-
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Parte 1: Aspectos generales de la hipnosis
ta. Ese es uno de los problemas esenciales en la hipnosis, sobre todo teniendo en cuenta la heterogeneidad de tratamientos que se incluyen dentro del rótulo "hipnosis". La carencia de manuales que especifiquen el contenido de la intervención (excepto en el caso del dolor) dificulta la investigación, así como extraer conclusiones sobre la hipnosis en general. En definitiva, aún queda mucho que investigar respecto de la eficacia, si bien los prolegómenos señalan un futuro prometedor, sobre todo en el caso de las intervenciones cognitivo-comportamentales. Finalmente, en el caso de la hipnosis es importante establecer no sólo el área de aplicación que puede resultar beneficiada, sino el tipo de cliente. Es obvio que el nivel de susceptibilidad a la hipnosis del paciente puede determinar el resultado terapéutico. Eso puede ser así en el caso de que se use la hipnosis como única estrategia y en los casos de verrugas, asma y dolor, especialmente. Cuando la hipnosis se utiliza adecuadamente (es decir, como adjunto), el nivel de susceptibilidad no parece ser tan importante (aunque una mínima capacidad para responder a las sugestiones parece necesaria). En general, podríamos afirmar que el requisito para aplicar un tratamiento basado en la hipnosis es que el cliente muestre una buena actitud hacia la hipnosis (como se indicó anteriormente), que pueda responder mínimamente a las sugestiones que se han seleccionado, y que muestre expectativas elevadas de éxito. No obstante, si el nivel de susceptibilidad a la hipnosis es bajo, aún podemos decidir usar la hipnosis si sometemos al paciente a un entrenamiento en el incremento de la susceptibilidad hipnótica. Dependiendo del cliente, sus circunstancias y del tipo de problema que presente, quizá merezca la pena utilizar algunas sesiones para aumentar la susceptibilidad a la hipnosis. Más adelante se expondrán algunas líneas genéricas de cómo se efectúan dichos entrenamientos. 4.1. Caso clínico: hipnosis para reducir el miedo a volar en avión A lo largo del texto se ejemplificarán parte de los procedimientos a través de la exposición de un caso clínico real. En este apartado, se presenta el problema y el tipo de cliente, para desarrollar más adelante el tratamiento aplicado.
Capítulo 4: Aplicaciones de la hipnosis
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B. P. E., mujer de 38 años, solicitó ayuda para reducir un miedo intenso a volar en avión. Esta paciente fue remitida por una antigua paciente con problemas de tabaquismo y mostraba un interés alto en recibir un tratamiento con hipnosis, así como una confianza acusada en la calidad del terapeuta y en la eficacia y carencia de riesgos de la hipnosis. La cliente manifestó ya en la primera toma de o que necesitaba mejorar de su fobia rápidamente, pues necesitaba volar urgentemente a una ciudad transoceánica, en un viaje de placer que le había propuesto su marido, con quien tenía problemas matrimoniales. Por lo tanto, siendo el viaje un motivo para el reencuentro entre los cónyuges, necesitaba estar en las mejores condiciones para disfrutar del mismo y de la estancia. La anamnesis mostró que la paciente había sido tratada psiquiátricamente por depresión dos años antes y había sufrido un "ataque" de ansiedad hacía un año. Físicamente presentaba un dolor de espalda persistente que le obligaba a tomar paracetamol y miorrelajantes. No obstante, excepto por unos niveles ligeramente elevados de colesterol y una cierta propensión a las lipotimias debido a su hipotensión, su estado de salud era bastante aceptable. Algunos familiares habían recibido tratamiento psiquiátrico (ansio-líticos y electrochoque), si bien desconocía los diagnósticos. Como se ha indicado, la cliente estaba casada, aunque durante un período de tiempo se separó de su marido, lo que le generó un considerable estrés. Tenía dos hijos con los que mantenía una relación adecuada y trabajaba como graduado social. Tras cumplimentar varios cuestionarios, se observó que la paciente manifestaba miedos intensos a los ascensores, a oír el ruido de los aviones, a las tormentas, insectos, escenas de violencia, dolor, muerte y eventos relacionados (cadáveres, enfermedades, hospitales, etc.), al fracaso y a la crítica social. Su miedo cursaba con intensas alteraciones fisiológicas, como fuerte tensión muscular, sudación, cambios en la frecuencia cardíaca, sofocos, temblores, náuseas, nudo en el estómago, debilidad, mareo, aceleración de la respiración e insomnio. Las fuentes más importantes de estrés eran su marido y el trabajo, además del viaje previsto en avión. Sus modos de afrontamiento consistían en leer, pasear, tomar baños de agua caliente o hablar con alguien. En general, sus estrategias de auto-control eran adecuadas, excepto para temas relacionados con catástrofes, toma de decisiones vitales y alteraciones
fisiológicas.
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Parte I: Aspectos generales de la hipnosis
La historia de su fobia refleja claramente un proceso de incubación de la ansiedad. Su primer vuelo en avión 15 años antes fue una experiencia divertida, a pesar de que el vuelo fue nocturno y con tormenta. Unos años después, voló de nuevo en avión y sintió el estómago ligeramente "encogido", si bien no le prestó importancia ya que, en general, disfrutó del vuelo. Después de esta experiencia, volvió a volar varias veces, sin mostrar problema alguno. Fue en un viaje a un país árabe cuando al aterrizar creyó que no había pista (ya que estaba cubierta por la arena). Este pensamiento desencadenó un miedo considerable, aunque no se mantuvo en otros vuelos. Finalmente, el miedo pareció consolidarse debido al comportamiento de un pasajero de un vuelo en el que se encontraba la paciente, quien en el aterrizaje comenzó a golpearse la pierna con fuerza, exclamando: "¡Le falta pista, le falta pista!". A partir de esa experiencia, según la paciente, el miedo no desapareció, sino que siguió incrementándose paulatinamente hasta impedirle realizar viajes con este medio de transporte. Antes de volar, la cliente pensaba en que el avión se estrellaría, viniéndole a la mente imágenes de cadáveres provocados por un accidente, de sí misma mientras el avión caía sin control, y lo relacionaba con la violencia a la que tanto odiaba y temía. Estos pensamientos le venían especialmente cuando preparaba la maleta y se acercaba el momento del vuelo. Durante el vuelo, la atención de la paciente se centraba en los ruidos del motor, las caras del personal de abordo por si ocurría algo, y se imaginaba a sus hijos huérfanos tras un accidente en el que morían ella y su marido. A veces se tranquilizaba con pensamientos mágicos como "los niños no pueden morir tan pronto, no sería justo para ellos. Así que, como hay niños en el avión, no tendremos un accidente". Sus reacciones eran las de mantener silencio, no moverse, notar el corazón latiendo muy deprisa, manos sudadas, frío intenso, pérdida del apetito, sentir que va a estallar, y el deseo intenso de escapar del avión. Su forma de afrontar esta situación era la de intentar leer y mantener una conversación, pero no conseguía concentrarse, por lo que era totalmente ineficaz. Después de volar se sentía aliviada pero frustrada por el mal rato que había pasado. Sus miedos se reafirmaban cada vez que se enteraba de que había ocurrido algún accidente aéreo.
Capítulo 4: Aplicaciones de la hipnosis
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La reacción de sus familiares ante su miedo a volar y demás problemas eran de comprensión, excepto su marido, que mostraba un franco rechazo por ella cuando manifestaba las reacciones mencionadas. Finalmente, sus objetivos terapéuticos fueron sentirse contenta dentro del avión, estar relajada y tranquila, poder pensar cosas agradables, poder leer, poder mirar por la ventanilla, mantener una conversación, poder moverse libremente por el avión, y sentirse como si fuera en tren o en autobús. Una vez perfilado el miedo de la cliente, y conociendo sus intereses y principales formas de afrontamiento, se procedió a diseñar el plan de acción, plan que se desarrollará en los siguientes apartados.
Preguntas de autoevaluación
1. La investigación ha demostrado que la hipnosis: a) Es una forma tan eficaz como otros métodos habituales para inducir niveles profundos de relajación. b) Es superior a otros métodos habituales para inducir niveles profundos de relajación. c) No es útil para provocar una relajación profunda. d) Necesariamente provoca relajación profunda en los clientes. e) Genera una relajación física, pero no mental.
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2. En general, las revisiones sobre la eficacia de la hipnosis indican que: a) Es un procedimiento mu/ ineficaz, salvo para los trastornos de personalidad. b) Se han realizado pocos estudios bien controlados sobre su eficacia, excepto en el caso del tratamiento del dolor c) Es especialmente útil cuando se usa como único elemento de práctica guiada. d) Su iatrogenia en el tratamiento de problemas infantiles des aconseja su uso. e) Es muy eficaz para reducir tics y hábitos nerviosos.
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Parte I: Aspectos generales de la hipnosis
3. Las investigaciones sobre predictores de éxito terapéutico en los tratamientos que incluyen la hipnosis como adjunto indican que: a) El mejor predictor de éxito es el nivel de susceptibilidad hip nótica del paciente. tí) No existen predictores consistentes de éxito terapéutico. c) Los mejores predictores de éxito terapéutico son la viveza de las imágenes y la absorción en ellas. d) Las actitudes positivas hacia la hipnosis y las expectativas son los mejores predictores de éxito terapéutico. e) El mejor predictor de éxito terapéutico es la capacidad de disociación del cliente.
□ □ □ □ □
4. Las áreas donde se ha aplicado la hipnosis son: a) Muy reducidas, escasamente al tratamiento de fobias y del dolor
D
tí) Muy reducidas, escasamente al tratamiento de las verrugas, asma y dolor □ c) Muy reducidas, escasamente al tratamiento de la depresión, fobias y dolor D d) Muy reducidas, escasamente al tratamiento del tabaquismo, dolor crónico y ansiedad. □ ej Muy amplias, prácticamente todas las áreas donde se aplican la Psicología y la Medicina. □
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Parte II Protocolo de aplicación
Objetivos
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Una vez el terapeuta conoce los datos más relevantes sobre su cliente (tipo de problema para el que solicita ayuda, perfil del problema, circunstancias y problemas adyacentes, estrategias de afrontamiento naturales, reacción de su entorno, objetivos y razones para el cambio, etc.), ya se puede iniciar un plan de intervención. El primer paso, tras el establecimiento de la relación terapéutica y demás prolegómenos comunes a las psicoterapias, es delinear los procedimientos que pueden utilizarse sin la hipnosis. Solamente a partir de esta estrategia no hipnótica podemos añadir o adjuntar los procesos hipnóticos que nos parezcan oportunos y que el pueda realizar. Además, ello ayudará al psicólogo clínico a delimitar los fines y objetivos que se intentan alcanzar con la hipnosis. En el caso de la paciente que se ha relatado, el objetivo prioritario es que pudiera viajar en avión experimentando el menor temor posible. El resto de objetivos estaba sujeto a los propios intereses de la cliente, quien sólo había solicitado ayuda para este problema y había manifestado su interés por disfrutar del vuelo en avión. Así pues, por orden de importancia, los objetivos secundarios fueron: disfrutar del viaje en avión, mejorar el auto-control de las respuestas fisiológicas en su vida cotidiana y ampliar las estrategias de afrontamiento ante situaciones de estrés provocadas por su relación con el marido y el trabajo. No se abordaron objetivos más amplios, ya que el tiempo disponible era poco (15 días) y la usuaria no deseaba abordar otros problemas con detenimiento.
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Parte II: Protocolo de aplicación
5.1. Diseño del plan de acción cognitivo-comportamental Visto el perfil del problema, era obvio que el plan de intervención debía incluir información sobre la seguridad en los aviones, técnicas para cambio de imágenes y pensamientos (autoinstrucciones incluidas), técnicas para reducir la activación, ensayo imaginado y práctica guiada (ya que la exposición in vivo en el caso de la fobia a viajar en transporte aéreo es complicada y cara, y en este caso imposible) y técnicas de entrenamiento en relajación aplicada. En definitiva, se trataba de incrementar sus competencias para el auto-control, de modo que la paciente fuera quien se auto-aplicara los procedimientos en las situaciones donde los necesitara, favoreciendo así la autonomía en el proceso de cambio. Es evidente que todas estas posibilidades pueden adaptarse a un uso hipnótico, por que lo que se procedió a la creación del rapport con la cliente. 5.2. Establecimiento del rapport: cómo presentar la hipnosis al Establecer el rapport implica crear una relación de confianza e interés entre el terapeuta y el . Obviamente el rapport (la relación terapéutica en un sentido más amplio) se genera desde el primer o telefónico con el cliente. Sin embargo, al añadir la hipnosis a las estrategias de intervención, suele darse un cambio cualitativo en el cliente, ya que, como se ha indicado, difícilmente se es neutral ante tal palabra. Por ello debe reafirmarse el rapport definitivamente, para ajustar las creencias y actitudes hacia la hipnosis (y el terapeuta) de modo que no se esperen o se teman resultados no realistas (sean positivos o negativos). Por lo tanto, antes de comenzar con ningún ejercicio hipnótico, se comentarán los mitos mencionados en apartados anteriores con la persona que pide ayuda, uno por uno, dando la información pertinente que permita entender mejor la no adecuación de mantener cualquiera de ellos. La experiencia indica que las dudas de los clientes no se despejan con simples comentarios o argumentos sólidos. Por ejemplo, una pregunta habitual cuando se le dice al que bajo hipnosis no se pierde el control, es: "¿y por qué en la televisión la gen-
Capítulo 5: Objetivos
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te hipnotizada no se puede mover o hace cosas estúpidas?". La respuesta es compleja, pero debe darse en términos sencillos y contundentes, aproximadamente del siguiente modo: "cuando alguien va a un plato de televisión en el que hay un espectáculo con hipnosis, está esperando que pasen ciertas cosas. Si además sale como voluntario, esta deseando que ocurran, por motivos que nos pueden parecer nimios, pero que para algunas personas son importantes: salir en la televisión, poder hacer el tonto en público, ganar apuestas, curiosidades esotéricas, etc. El caso es que, cuando alguien se presta como voluntario, espera y desea que algo ocurra. Además, el hipnotizador ha seleccionado previamente a los participantes, buscando aquellos que son más sugestionables, crédulos y colaboradores. Y le indico que suelen ser crédulos, porque los hipnotizadores aplican ciertos trucos para hacer creer a los posibles voluntarios que tienen poderes especiales. Una vez tienen a los voluntarios, que, además de deseosos de hacer algo hipnótico, suelen estar desorientados por las propias características del plato (focos, público, cámaras, personal del plato mismo, etc.), el hipnotizador aplica varios trucos más para convencer definitivamente a los voluntarios de que la hipnosis es algo excepcional. Si lo consigue, y en esas situaciones es fácil que lo haga, el voluntario actúa según esperaba y deseaba. Una vez ha 'experimentado1 las sugestiones, o bien dice que ha perdido el control porque es la única forma de justificarse ante el público, o bien se convence a sí mismo de que lo ha hecho todo de forma involuntaria, para no sentirse ridículo delante de las cámaras. Al fin y al cabo, ya ha salido en TV. Pero si realmente pudiéramos presionarle y exigirle que dijera la verdad, podríamos observar, como se observa en la investigación, que la mayoría de las personas reconocerían que no han perdido el control, salvo aquellos que se han creído a pies juntillas los trucos del hipnotizador. Si quiere podemos hacer un truco para que me entienda mejor". Muchos clientes dicen que sí, y conviene explicarles algún truco como el que se ha descrito del brazo rígido. En general, se pueden enseñar algunos trucos que se basan en instrucciones contradictorias o paradójicas. Suelen ilustrar bien las trampas de los hipnotizadores y son inocuos y divertidos. Por ejemplo, le podemos indicar al paciente que ponga las piernas y los pies rígidos y que sin aflojarlos intente caminar para que observe que le es imposible. En este caso se le indica que la sugestión funciona cuando la
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Parte II: Protocolo de aplicación
persona experimenta la rigidez en las piernas, pero que la incapacidad para andar no es una pérdida de control, sino una falta de análisis: el voluntario no se da cuenta de que debe aflojar primero los músculos para poder caminar. También se le puede pedir que junte las muñecas con las manos separadas, extendiendo los brazos delante de sí, manteniéndolos semiflexionados. En esa posición, se le pide al cliente que apriete con fuerza las muñecas, la una contra la otra, durante un minuto aproximadamente. Súbitamente se le pide que deje de hacer fuerza y que separe ligeramente las manos, para enseguida decirle con tono de voz contundente: "¡Tus manos se juntan! ¡Nota cómo se juntan las manos!". El cliente se sorprende, porque realmente las manos se juntan. En ese momento el terapeuta explica que el truco radica en acumular energía en los músculos del brazo, que son quienes juntan las manos de una forma aparentemente involuntaria. A continuación el terapeuta puede añadir: "Estos trucos se usan para engañar a la gente. Pero aquí no vamos a hacer espectáculo, ya que no es ésa mi profesión ni es ése tu interés. Así que yo mismo te explicaré ciertos trucos para que tú los puedas aplicar para experimentar ciertas reacciones que nos pueden ser útiles más adelante. De hecho los trucos se llaman técnicamente instigadores, que, como veremos, nos pueden ayudar muchísimo a activar tu mente, tu cerebro, y conseguir que funcionen como queremos que funcionen. Por ejemplo, ahora vas a observar una reacción que se basa en un truco, pero que nos puede ayudar a entender a cómo eliminar un pensamiento que nos molesta y que no podemos quitarnos de encima: 'por favor, no pienses en un elefante rosa'". Esta instrucción paradójica muy utilizada por los terapeutas ericksonianos provoca sorpresa en los clientes. El terapeuta puede añadir: "Como ves, es imposible que no pienses en ello, ya que para no pensar tienes que hacerlo primero. Bien, pues sabemos que ciertos fenómenos de la vida cotidiana que, al igual que la hipnosis, se basan en la sugestión, están regidos por la ley del efecto inverso. Esta ley dice así: cuanto más intentes reducir un comportamiento involuntario a través de esfuerzo voluntario, más lo incrementarás. O cuanto más intentes incrementar un comportamiento involuntario a través del esfuerzo voluntario, más lo reducirás. En términos prácticos, cuanto más intentes dormir voluntariamente si experimentas insomnio, más insomnio tendrás. O cuanto menos quieras pensar en algo desagradable que
Capítulo 5: Objetivos
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asalta tu mente, más lo pensarás. Es como intentar acordarse de algo que se tiene en la punta de la lengua. En todos estos casos, el truco consiste en hacer lo contrario de lo que se suele hacer: intentar no dormir, intentar pensar más en lo desagradable o intentar no recordar. Mas adelante, como te he dicho, hablaremos de más 'trucos' que nos pueden ser sumamente útiles. Pero, desde luego, ten por seguro que siempre sabrás por mí cuáles son los trucos y para qué sirven. Recuerda que estoy aquí para ayudarte, no para engañarte". Realmente lo importante en este momento es que el cliente entienda que el terapeuta conoce el campo en profundidad, que va a aplicar unos procedimientos que han mostrado ser útiles y que va a ser diáfano en cuanto a los procedimientos hipnóticos y sus usos. No obstante, es habitual que todavía queden dudas, recelos o, simplemente, reparos en aceptar que la hipnosis no entraña riesgos (salvo un muy mal uso por parte del terapeuta, tal y como hemos indicado). Por ello, es importante que el cliente experimente por sí mismo ciertas reacciones que le ayuden a entender lo que puede esperar de la hipnosis. Según la orientación teórica de cada terapeuta, las explicaciones que dará sobre tales ejercicios mencionarán conceptos como trance, disociación, alteración de conciencia, o no. Desde una vertiente cognitivo-comportamental, tales conceptos no se ajustan a la ingente cantidad de resultados experimentales acumulados. Más aún, se asume que tales conceptos suelen asustar a las personas (cuando no a los mismos terapeutas), y dificultan la aceptación de que la hipnosis no es peligrosa, o de que los estados de conciencia diferentes (o alterados) no lo son tanto. Incluso, aunque estos estados de conciencia, como indican algunos autores de vertiente tranceática, sean similares a los que denominamos cotidianamente como ensoñación, concentración, absorción, etc. (lo cual aún está por demostrar), sigue siendo difícil entender otros modos de usar la hipnosis que no sea la hipnosis por focalización de la atención, concentración y ojos cerrados. Por lo tanto, a continuación se relata un modo cognitivo-comportamental de presentar la hipnosis a un cliente a través de un ejercicio con el péndulo de Chevreul. Este ejercicio puede tener distintas explicaciones. La que se indica a continuación destaca ciertos conceptos que ayudan a enfatizar la continuidad del comportamiento hipnótico con el no hipnótico y así enfatizar el concepto de autocontrol.
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Parte II: Protocolo de aplicación
Así pues, a través de esta presentación se procura transmitir las siguientes ideas: a) Las respuestas a las sugestiones son actos del , por lo que no dependen de ningún poder del terapeuta. Éste solamente es una ayuda. b) Tales actos son automáticos, pero voluntarios, puesto que depende del cliente el que se inicien o se bloqueen. c) Lo que ocurra durante la hipnosis depende en buena medi da de que el cliente ponga en marcha ciertos recursos. Los recursos que se ponen en marcha son similares a otros muchos actos de la vida cotidiana. d) La hipnosis implica reacciones de la vida cotidiana, que se activan o desactivan a voluntad en un momento concreto. e) Desde este punto de vista, la hipnosis es una forma de auto control, si bien requiere de menos esfuerzo consciente por parte de la persona para regular ciertos comportamientos. f) Estar hipnotizado no implica alcanzar un trance o estado alterado de conciencia, sino tener la mente preparada para poner en marcha los recursos que también en la vida coti diana nos llevan a activar respuestas que percibimos como automáticas. Tales puntos se basan, como se ha indicado, en la investigación experimental sobre la hipnosis desde una perspectiva cognitivocomportamental, en la que las respuestas a la sugestión hipnótica son intencionales, pero también automáticas. Automatismo significa menor esfuerzo volitivo y un menor consumo de los recursos atencionales. En ningún caso significa que la persona no emita nada de esfuerzo o no consuma ningún recurso atencional. En última instancia, la persona evocará una respuesta ante un contexto que generalmente no elicitaría tal respuesta. En este sentido, lo que ocurra bajo hipnosis será una respuesta controlada, pero automática. Finalmente, la presentación que se describe más abajo se basa también en las teorías de expectativa de respuesta, dramatúrgica, así como en el concepto de autoengaño y atribución errónea, y conducta dirigida a un objetivo y regulada por normas. Para realizar la presentación cognitivo-comportamental, se proporciona al un reloj de cadena o algo que pueda funcionar
Capítulo 5: Objetivos
como un péndulo. El terapeuta indica que va a realizar un ejercicio, explicándole (y modelando) en qué consiste: con el brazo dominante estirado hacia delante se sujeta el péndulo. En ese momento se pide al reloj que realice movimientos circulares u oscilaciones en distintas direcciones. Cuando el terapeuta ha realizado el ejercicio, le pide al cliente que haga lo mismo más o menos de la siguiente forma: Terapeuta (T): Ahora extiende el brazo, dejando el péndulo quieto. Muy bien. Pídele al reloj que haga algo, como trazar círculos u oscilar de izquierda a derecha, o de delante a atrás. Pídele lo que quieras, menos que suba hacia el techo. A mí nunca me ha funcionado eso, y si ocurriera, me daría un buen susto. ¿Qué le vas a pedir? [el cliente responde y el péndulo se mueve]. ¡Aja, estupendo! Veo que eres hábil para esto. ¿Por qué crees que se ha movido el reloj? Cliente (C): No sé, se ha movido él solo. ¡Es increíble! Pero quizá haya sido yo y no me he dado cuenta. T: Sí, es divertido. Hazlo otra vez, pero ahora observa detenidamente tu mano [el reloj se mueve]. ¿Observas algo? C: Creo notar movimientos muy pequeños en mi mano ¡Pero no lo hago adrede! T: ¡Exacto! ¿Sabes lo que es este péndulo...? C: ¡Claro!: un péndulo. T: De acuerdo, es obvio. Pero en este caso funciona como un amplificador, de modo que los movimientos casi imperceptibles de tu mano se amplifican al final del péndulo, y por eso observas los movimientos. Si acortamos mucho la cadena que lo sujeta [el terapeuta coge el péndulo casi por su base], no se movería prácticamente nada, aunque le pidiéramos que lo hiciera [el terapeuta lo demuestra]. Pues la hipnosis es, en parte, esto. Cuando oigas mi voz al darte sugestiones (o tu propia voz cuando te las des a ti mismo), tu cerebro enviará "ordenes" a los órganos implicados en las respuestas que experimentarás y harás cosas para conseguir experimentar esas respuestas. Pero generalmente serán tan sutiles que no te darás cuenta y las experimentarás como si ocurrieran por sí mismas, como que te acaecen. ¿De acuerdo? Pero recuerda que siempre eres tú el que pone en marcha las cosas que te ocurran. También eres el que las detiene. Vamos a hacer otro ejercicio. Estira el brazo y pide al reloj que se mueva en una dirección
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concreta [el reloj se mueve]. Ahora piensa en que lo que haces es realmente una estupidez, un juego sin sentido, que estás haciendo el ridículo... o simplemente piensa en lo que tienes que hacer urgentemente en casa o en el trabajo [el reloj suele detenerse]... ¿Observas lo que ocurre? Sin darte cuenta dejas de mover la mano y el reloj se detiene. A esto le llamamos interferencia. Generalmente la palabra interferencia tiene connotaciones negativas: una interferencia no nos deja ver la televisión, o nos impide usar el teléfono móvil. Si alguien interfiere, es que nos obstaculiza la consecución de un objetivo. Pero para mí, en este caso, una interferencia es algo positivo: me demuestra que eres una persona activa y que controla en todo momento lo que ocurre en hipnosis. Si algo te disgusta o no te parece oportuno, puedes interferirlo y detenerlo. Cuando alguien está hipnotizado no pierde el control. Las reacciones que experimenta son automáticas (tú le pediste al reloj que se moviera, no a tu mano que moviera el reloj; sin embargo, el cerebro entendió la instrucción y por sí mismo activó los movimientos de la mano), pero voluntarias, ya que tú mimo iniciaste la respuesta y la detuviste (estuviste de acuerdo en pedirle algo al reloj, y éste se detuvo en cuanto pensaste que era una estupidez, o dejó de interesarte). Como ves, esto funciona como otras cosas que hacemos habitualmente. Por ejemplo, el mero hecho de hablar es voluntario, pues yo puedo parar cuando lo desee [el terapeuta calla unos segundos], pero no tengo que buscar las palabras para hablar: brotan sin pensar en ellas. En este sentido, hablar es automático. Si tuviera que hablarle en otro idioma que no es tan familiar para mí, tendría que pensar muchas de las palabras; sería algo voluntario, pero no automático. La hipnosis es algo parecido a cuando hablamos en nuestro idioma: experimentarás reacciones voluntarias, pero automáticas. ¿Comprendes lo que le te quiero decir? C: Sí, creo que sí: es como andar, que es voluntario pero automático a la vez ¿No? T: ¡Exacto! Pero permíteme que hagamos un ejercicio más: estira el brazo y pídele al reloj que se mueva; pero pídeselo como si dependiera tu vida de ello, con impaciencia, exigencia ¡Pídeselo ya! [el cliente lo hace, pero el reloj no se mueve]. Fíjate: ésta es otra forma de interferencia. Si pretendes experimentar algo y estás muy pendiente, exigiendo con impaciencia que ocurra, es muy probable que no ocurra. ¿Recuerdas lo que te comenté sobre la ley del
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efecto inverso? Si esperas demasiado de la hipnosis, creyendo que no has de hacer nada y que todo ocurre sin ningún tipo esfuerzo, es muy probable que no experimentes nada. Como te dije antes, es como cuando queremos acordarnos de algo que tenemos en la punta de la lengua: cuanto más queremos recordar, más en blanco se nos queda la mente ¿Te ha ocurrido antes algo parecido? C: Sí, muchas veces. Creo que voy entendiendo lo que significa estar hipnotizado. T: ¡Estupendo! Hace un momento te he dicho que la interferencia es algo positivo para mí. No obstante, existen algunas interferencias que serían inadecuadas. ¿Sabes cuáles son? C: No. No sé a qué te refieres. T: Me refiero a que mantuvieses silencio y no me comunicases el que, por la razón que sea, no estuvieras a gusto o de acuerdo con algunas sugestiones, o con las cosas que hagamos para ir superando el problema que quieres solucionar. Y no es positivo porque implicaría que se ha interrumpido nuestra comunicación. En tal caso ambos estaríamos perdiendo el tiempo. ¿Entiendes lo que te quiero decir? C: Sí, creo que sí. T: Pero todavía quiero preguntarte algo más: si deseases interferir con las sugestiones o la terapia ¿Cómo crees que lo harías? C: Pues no sé, no creo que lo haga. T: Probablemente no, pero haz un esfuerzo e intenta imaginar qué harías. C: Creo que pensar en otra cosa, no seguir las instrucciones o no aportar ninguna idea para buscar soluciones. T: Entiendo. Te voy a pedir un favor: si descubres que estás haciendo algo de lo que me acabas de decir, dímelo enseguida. De lo contrario se rompería la comunicación, perderías la confianza en mí y no podría ayudarte. Como te he comentado hace un momento, sólo estaríamos perdiendo el tiempo. ¿De acuerdo? C: De acuerdo, lo intentaré. T: Bien, ahora quiero explicarte algo más. Sé que ya has comprendido lo que puedes esperar de la hipnosis, pero aún quisiera que nos pusiéramos de acuerdo en algo más. Te aseguro que todo el tiempo que invertimos en esta conversación lo ahorraremos después, al no haber malos entendidos. Comenzaré por preguntarte si has visto alguna película de terror. C: Sí.
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T: ¿Te generan estas películas miedo? ¿Qué notas? C: Sí me dan miedo. Noto tensión, miedo... T: ¿Sientes algo de taquicardia, sudor en las manos, sensación de peligro? C: Sí, incluso, a veces, aunque me guste la película, dejo de mirar las escenas más terroríficas. T: Correcto. Ahora trata de pensar que yo soy un extraterrestre y que te observo mientras miras la película. ¿Crees que pensaría que te asustas de algo que sabes que es irreal, una fantasía, una mentira? ¿No te parece que pensaría que eres poco inteligente? C: Mirado así [risas], pues sí, es cierto. T: Pero realmente no es así. El cine es un arte. Tú sabes que existe un director, actores, cámaras, un guionista, etc. Y que todo es como un cuento ¿Cierto? C: Sí, por supuesto [risas]. T: En otras palabras, tú, voluntariamente, tratas de no pensar en que todo es una fantasía y te implicas en la historia que te están contando. De forma no consciente "olvidas" que existe todo un equipo que ha rodado la película y que en la pantalla sólo observas el efecto de unas luces reflejando fotogramas. En el fondo es un gran esfuerzo, ya que debes "olvidar" algo que es obvio. C: En efecto, pero no me supone esfuerzo, salvo que la película esté muy mal hecha. T: Correcto. El caso es que, cuando miras una película que te interesa, experimentas reacciones intensas y automáticas, aunque enriquecedoras para ti. A pesar de que sabes que todo es falso, te dejas llevar por lo que te propone el director de la película y te acaecen emociones intensas. Incluso muestras comportamientos como sobresalto, taparte los ojos, llorar, etc. ¿Es así? C: En general, sí. T: Pues, en el fondo, la hipnosis funciona de forma parecida: en ocasiones yo seré el director de la película (las sugestiones hipnóticas) y en otras tú mismo (con la auto-hipnosis). Yo te propondré que experimentes ciertas cosas, de las que sabrás que no son verdad (como que no puedes levantar tu brazo, o que olvidas algo). Pero que si dejas que las cosas ocurran (como en el cine), ocurrirán. Esas reacciones pueden ser a veces muy intensas, pero siempre estarán bajo tu control. De hecho, ¿qué haces tú u otras personas cuando no desean ver ciertas secuencias de una película de terror?
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C: Miro hacia otro lado, o me voy de la butaca, a veces me tapo la cara y veo entre mis dedos. Hay gente que hace lo mismo que yo. A veces pienso que todo es mentira y me distancio del argumento. T: Eso es. ¿No te parece que esos comportamientos son como interferencias? C: Pues ahora que lo dices, sí. T: Ir al cine es un acto voluntario, como "olvidar" que todo es fantasía y el permanecer atento a la pantalla. Las reacciones que experimentas son automáticas, como el miedo, la alegría o la pena que te generan las imágenes. Pero todas esas reacciones están bajo tu control. Sólo tienes que evitar ir al cine o dejar de atender a lo que el director te propone. Incluso puedes abandonar la sala. Pues bien, la hipnosis es como un cuento, una película. Lo que ocurre en hipnosis es voluntario y automático a la vez: tú puedes no iniciar los procesos para experimentar ciertas reacciones o puedes interferirlo. Depende de ti. Si te gusta el guión que te propongo, podrás experimentar sensaciones y reacciones intensas, enrique-cedoras y que te ayudarán a solucionar el problema que me has planteado. Si decides que la historia no es de tu interés, simplemente no la escuches, pero no olvides decírmelo ¿De acuerdo? C: Sí. No había pensado nunca que la hipnosis funcionara de esta forma. Creo que ahora entiendo por qué, sin perder el control, puedo sentir que hago cosas como si no las hiciera yo voluntariamente. T: Correcto, si lo deseas, podemos comenzar con unos ejercicios que nos darán información sobre tu nivel actual para responder a las sugestiones hipnóticas. C: De acuerdo, estoy deseando experimentar lo que es estar hipnotizado. Como puede observarse, la presentación de la hipnosis que se ha relatado liga la hipnosis a la vida cotidiana. Así mismo, desmitifica las creencias de que las personas susceptibles son ignorantes, estúpidas o enfermas mentales; o que la hipnosis es peligrosa para el hipnotizado, o que provoca un estado alterado de conciencia diferente a los que se experimentan a lo largo del día, en el cual podría quedar atrapada la persona. Más aún, esta presentación con-ceptualiza a la hipnosis como una forma de auto-control, lo que, generalmente, dificulta la dependencia del paciente hacia el tera-
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peuta o que la persona siga teniendo miedo de perder el control. En este sentido, es mucho más probable que el cliente desee continuar con el proceso de evaluación de la susceptibilidad hipnótica, sin demasiadas reticencias, y con creencias y expectativas más adecuadas sobre la hipnosis. Por lo tanto, el siguiente paso es hacer una evaluación de la susceptibilidad hipnótica del , de modo que podamos obtener información valiosa sobre sus actitudes, colaboración y habilidades del cliente. 5.3. Evaluación de las respuestas que el da a las sugestiones hipnóticas La evaluación de la susceptibilidad hipnótica en la práctica clínica aplicada es un tema controvertido. Algunos autores piensan que la aplicación de escalas psicométricas a tal fin debe incluirse como una parte más de la evaluación general del cliente. Otros opinan que tal evaluación es poco útil, pues la susceptibilidad hipnótica puede modificarse, y el proporcionar experiencias de fracaso (muy probables con las escalas habituales) al inicio de la terapia no parece lo más aconsejable. En general, parece conveniente que la evaluación inicial se realice fuera del contexto hipnótico y como una forma de evaluar la colaboración y confianza del cliente en el terapeuta y en la propia hipnosis. Realmente la actividad del terapeuta debe dirigirse sistemáticamente a confirmar al cliente que no existen tales riesgos y que es altamente probable que pueda responder con éxito a las sugestiones. Por lo tanto, lo que realmente se evalúa en esos momentos del proceso terapéutico es la actitud hacia la hipnosis y el terapeuta. Ya se ha comentado que la investigación indica que mejorar las expectativas y actitudes hacia la hipnosis es, probablemente, la clave para incrementar la eficacia de las terapias basadas en su uso. Los ejercicios de evaluación que se relatan más adelante se realizan sin inducción previa hipnótica (Capafons y Amigó, 1993), ya que existe una alta correlación entre sugestión hipnótica y sugestión "despierta" (alrededor del 64% de la varianza) y porque es útil para que el cliente vaya familiarizándose con la hipnosis despierta. Además, cualquier fracaso puede atribuirse a la falta de entrenamiento o a que se realizan fuera de hipnosis.
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El primer ejercicio de evaluación puede ser el balanceo postural, sugerido con sugestiones directas y repetitivas. El debe estar con los ojos cerrados, los pies juntos y el cuerpo relajado. A continuación se le dice con voz monótona, firme, pero agradable: "Céntrate en mi voz y escucha con atención: nota cómo te balanceas, te balanceas, te balanceas... cada vez más y más... más y más... eso es... abre los ojos y deja de balancearte". Si tras escuchar la sugestión del terapeuta, el cliente se balancea ligeramente, es que no está interfiriendo o bloqueando sus reacciones, ya que ese movimiento es el esperable sin intervención alguna de la sugestión. La posición descrita es, pues, importante, ya que provoca balanceo por sí misma. Si el cliente balancea ostensiblemente, asumiremos que está colaborando y experimentando el efecto de la sugestión. Si el cliente no balancea, es altamente probable que esté resistiéndose. En este caso, podemos preguntarle qué le sucede, si tiene algún miedo, reticencia; si no cree que la sugestión pueda funcionar. Para ello, le indicaremos que todas las personas se balancean ligeramente en ese ejercicio, salvo que lo bloqueen. Aclarados los problemas, se realiza el ejercicio de nuevo. Si no balancea, dejaremos la evaluación y revisaremos a fondo nuestra relación terapéutica con el cliente. Si definitivamente la persona no es capaz de balancearse lo más mínimo, cejaremos en el intento de aplicar hipnosis y aplicaremos nuestra intervención sin las sugestiones hipnóticas. Si, por el contrario, la persona es capaz de balancearse ostensiblemente, pasaremos a realizar el segundo ejercicio: la caída hacia atrás. En este ejercicio se puede apreciar aún más la confianza que el ha depositado en el terapeuta, pues será él quien sujetará al paciente para evitar que caiga al suelo. Así pues, se pide al paciente que se coloque en la misma posición del ejercicio anterior. Pero antes de dar las sugestiones de caída, haremos algunos ejercicios para que pueda comprobar que el terapeuta va a ayudarle y que el propio cliente tendrá la información necesaria para controlar en todo momento lo que pueda ocurrir. Para ello, el terapeuta puede decir más o menos lo siguiente: "Ahora me voy a colocar detrás de ti. Y para que no te quede ninguna duda de que puedo sujetarte y evitar que caigas al suelo, ahora te pido que te dejes caer hacia atrás voluntaria e intencionalmente [el cliente se deja caer y comprueba que el terapeuta puede con él. En caso de que las envergaduras de
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los cuerpos sean muy desfavorables al terapeuta, éste deberá buscar sustento apoyándose en una pared, incluso solicitando ayuda a otro terapeuta que sí pueda sujetar al cliente]. A continuación se pide al que se coloque de nuevo en posición, y que por la voz del terapeuta intente localizar dónde se coloca. Se le puede decir lo siguiente: "Ahora quiero que compruebes que en todo momento vas a saber dónde estoy y que desde ese lugar puedo sujetarte sin problemas [el terapeuta se coloca detrás y a una distancia considerable del cliente]. Dime, ¿Estoy delante o detrás? ¿Cerca o lejos para poder sujetarte? (El cliente contesta, generalmente sonriendo.) ¡Estupendo! ¿Y ahora? [El terapeuta va cambiando de posición: detrás más cerca, al lado, delante cerca, más lejos, etc.)". De esta forma, el cliente está comprobando que el terapeuta procura por todos los medios transmitirle su voluntad de no engaño, su proximidad como profesional que intenta ayudarle y una cierta jocosidad para desdramatizar los problemas que aquejan a la persona. Posteriormente, el cliente adopta una vez más la postura y el terapeuta le dice con un tono de voz similar al del ejercicio anterior: "Dentro de un momento tocaré tus hombros ligeramente. Cuando lo haga, notarás que pierdes el equilibrio, como si algo tirara de ti hacia atrás, y caerás. Recuerda que yo estaré ahí para sujetarte. No interfieras, y deja que las cosas ocurran y ocurrirán [el terapeuta toca los hombros del cliente]. Nota el desequilibrio, y observa cómo caes, caes, caes... hacia atrás, caes hacia atrás... atrás [el cliente cae sin más, el terapeuta lo sujeta y le ayuda a colocarse en posición erecta y estable]. ¡Muy bien! Abre los ojos y dime qué has notado [el cliente responde, generalmente sorprendido y satisfecho]". Como el paciente ha caído hacia atrás, concluiremos que está colaborando y confía. Si además indica que sintió el desequilibrio, asumiremos que experimentó la reacción subjetiva sugerida. En ocasiones, el cliente ni siquiera se balancea en este segundo ejercicio. Al realizarse la caída hacia atrás en la misma posición que el balanceo postural, si el no se balancea nada, pensaremos que no confía lo suficiente en la hipnosis o en el terapeuta, ya que la caída hacia atrás entraña un mayor abandono por parte del cliente en manos del terapeuta (más aún cuando antes el cliente sí balanceó).
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Por otro lado, no es infrecuente que el cliente muestre un marcado desequilibrio, ante el cual coloca una pierna hacia atrás para evitar la caída. Ello se interpreta como que el cliente sí ha experimentado la sugestión pero la ha interferido. En ambos casos, de nuevo estamos observando la colaboración y la actitud hacia el terapeuta y la hipnosis. Si el paciente no se balancea nada o evita la caída debemos preguntar y evaluar los motivos de su desconfianza. Aclaradas las dudas, al igual que se hizo en el ejercicio del balanceo postural, se repite una vez más la sugestión de caída hacia atrás. Si todo va bien (el cliente cae confiadamente), se prosigue con la evaluación. En caso contrario, de nuevo se revisa la relación terapéutica para solucionar las interferencias. Si ello no es posible, se sale del proceso hipnótico como en el ejercicio anterior. Sin embargo, antes de abandonar este proceso, conviene realizar estos ejercicios apelando directamente a la imaginación. Ciertos pacientes manifiestan una preferencia/necesidad de usar imágenes para notar las reacciones sugeridas. Por ello, podemos realizar un ejercicio que incluya a los dos descritos en el que se sugieran las reacciones a través de una metáfora. Así pues, se pide al paciente que imagine que el terapeuta tiene un imán muy poderoso en la mano y que le pasa ese imán alrededor de la cabeza, que deviene, a su vez, imantada. Así, en un momento dado, el terapeuta indica que el imán se desplaza hacia la izquierda atrayendo al paciente hacia ese lado, luego a la derecha, hacia adelante, hacia atrás (movimientos del balanceo postural). Finalmente, el imán tira del paciente tan fuerte hacia atrás que el pierde el equilibrio y cae (sujetándolo el terapeuta, naturalmente, tal y como hemos indicado). Si observamos mejores respuestas cuando aplicamos la metáfora del imán, asumiremos que ese paciente funciona mejor con imaginación, por lo que deberemos tenerla en cuenta a la hora de dar las sugestiones. A continuación, se realizará un ejercicio en el que, a través de un truco (Weitzehoffer, 1989), evaluaremos un mayor grado de la confianza del . A éste se le pide que enrolle los ojos, tratando de mirar algo que está encima de su cabeza, pero sin levantarla. Es decir, se le dice al cliente que intente imaginarse que una línea imaginaria divide horizontalmente sus ojos en dos partes. El debe de tratar de subir el iris por encima de esa línea imaginaria (en eso consiste el enrollamiento ocular). Cuando lo ha conseguido, se le pide lo
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siguiente: "Ahora, escúchame atentamente: sin bajar los ojos, cierra los párpados. Es esa posición, manteniendo los ojos arriba, intenta abrir los ojos y observarás que no podrás [estamos aplicando un ejercicio de reto]. Cuanto más intentes abrirlos, más difícil será. [Con tono de voz firme, pero amable.] ¡Inténtalo y observarás cómo no puedes!". Si el no los abre, le pediremos rápidamente (para evitar algias oculares) que baje los ojos y que abra los párpados. A continuación le preguntaremos cómo se siente. Generalmente la respuesta es de tranquilidad y sorpresa. Aun así, y especialmente si no es ése el caso y el cliente se siente atemorizado por la supuesta pérdida de control, le explicaremos que hemos usado un truco como el del brazo (es prácticamente imposible abrir los párpados teniendo los ojos en esa posición. Todo lo más se observa el blanco del ojo, salvo en algunos clientes excepcionales que sí pueden abrir los ojos en esas circunstancias). Seguidamente, se le valorará positivamente la confianza que ha depositado en el terapeuta al realizar todos los movimientos que se han solicitado y seguir las instrucciones sin interferirías. Si, por el contrario, abre los ojos, no se explica aún el truco, y se le pregunta por sus reticencias, evaluándose si entendió bien las instrucciones. Si no fuera ése el caso, se explican detenidamente los pasos y se repiten. Si la razón para abrir los ojos fue el miedo, se vuelve a detener la evaluación de la susceptibilidad a la hipnosis y se comentan las posibles causas de la desconfianza. Si se superan estas dificultades, se repite el ejercicio, para explicar finalmente que fue un truco, y se recuerda al paciente que los trucos siempre se explicarán, y que se usarán en el tratamiento para mejorar las respuestas a las sugestiones, convirtiéndolos en instigadores de las respuestas sugeridas. A veces, es difícil para el paciente el enrollar los ojos y mantenerlos así mientras cierra los párpados. Para ello, podemos pedirle que haga como si intentase mirar algún punto de la pared que esté detrás de él y hacia arriba, lo que le obligaría a enrollar los ojos para poder ver el punto. A continuación, le pedimos que, sin desenrollar los ojos, baje los párpados, tratando de imaginar que su cráneo es transparente y que puede mirar a través de él. Una vez el cliente consigue realizar bien el ejercicio, se le indica que todo lo que ha hecho se aprovechará en las siguientes sesiones, y se pasa al tercero y último de los ejercicios de evaluación:
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el apretón de manos. Éste es un ejercicio motor de reto que exige más habilidad hipnótica que el anterior, ya que el cliente necesita experimentar una sugestión, mientras que en el anterior sólo necesita colocar los ojos en una posición determinada. Así se dice al cliente: "Trenza los dedos de tus manos entre sí y ponías en posición de oración o súplica, doblando los brazos por los codos y llevándolos ligeramente hacia delante. Ahora cierra los ojos si lo deseas, o mira fijamente a los míos, para poder concentrarte mejor. Dentro de un momento te sugeriré que tus manos están muy, muy pegadas, tanto que intentarás separarlas y no podrás. De hecho, cuanto más intentes separarlas, más y más se pegarán. Escúchame con atención, tus manos se están pegando... se pegan y se pegan, están completamente pegadas, selladas y pegadas, la una contra la otra. Intenta separarlas y observarás que no puedes hacerlo;... no puedes hacerlo, porque cuanto más intentas separar las manos, más y más se pegan, más y más se pegan... [con voz firme, pero amable] ¡Inténtalo y observarás cómo no puedes separar las manos!". Si el cliente no puede separar las manos, se le dice rápidamente que ya puede hacerlo y que las separe. Generalmente el paciente no suele mostrar sobresalto, aunque sí sorpresa. Sea éste el caso y especialmente si se asustase, se le explica el mecanismo por el que ha funcionado el ejercicio (no aflojar los dedos mientras se intenta separar las manos por la parte superior donde los dedos se entrelazan) y se le indica que la probabilidad de que responda bien a las sugestiones terapéuticas es muy elevada, pues ha activado la respuesta de tensión en las manos y no la ha interferido. De hecho, es importante dar esta explicación, pues la correlación de estos ejercicios motores de sugestión primaria con hipnotizabilidad es muy elevada, aunque esto dependa de las explicaciones que se den a los participantes. Pero si el paciente fracasa, se le pregunta si experimentó la tensión en los dedos y que sus manos se pegaban. Si es así, se le pregunta por las razones que le llevaron a separar las manos, razones que suelen estar centradas en la creencia de la pérdida de control voluntario. Si eso es lo que teme el paciente, se le explica cuál es el truco, así como que lo importante es experimentar la tensión y no interferir con ella, repitiéndose el ejercicio. Si el cliente puede experimentar la tensión en las manos y en los dedos, y no interfiere, el ejercicio de reto será superado fácilmente. Si la razón fue que el paciente no experimentó ninguna reacción, se realiza el ejercicio usando la imaginación, describiendo un
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pegamento o cola especial que une firmemente las manos, e incluso se realiza un conteo ascendente para que note paulatinamente la reacción ("Voy a contar de 1 hasta 5. A medida que me acerque a 5, observarás que tus manos se pegan más y más. Cuando llegue a 5 intentarás separarlas y no podrás"). Si todo falla, se le indica que, al fin y al cabo está fuera de hipnosis y que, con un poco de práctica y algunos ejercicios correctores, podrá realizarlo bajo hipnosis. Es difícil que en este momento de la evaluación el cliente muestre interferencias a estos ejercicios y las oculte. Generalmente, el cliente nos podrá decir que no acaba de creer en el ejercicio, pues sabe que puede separar las manos cuando lo desee. En este caso, se le recuerda la presentación cognitivo-comportamental, y que, efectivamente, podrá separar las manos, salvo que no interfiera: en este caso, no podrá separarlas. Si el cliente no interfiere y deja que su cerebro, su mente, funcione, mientras note que las manos están rígidas y pegadas, no podrá separarlas. Por lo tanto, la evaluación de la susceptibilidad hipnótica que se ha descrito, es poco estandarizada, pero aporta mucha información sobre las actitudes y colaboración del paciente hacia la terapia. Asimismo, permite al terapeuta transmitir mensajes esenciales para una buena relación terapéutica, como que las respuestas a las sugestiones dependen más de la confianza que el paciente tenga en el terapeuta y la hipnosis que de un rasgo del paciente; que el responder a las sugestiones puede aprenderse y que no debe considerarse un fracaso el no responder a algunas de ellas: siempre se pueden usar trucos o instigadores que permitan activar las respuestas deseadas para luego evocarlas ante las sugestiones. Finalmente, se vuelve a sugerir que la hipnosis es una forma de auto-control, y que no responder a ella sólo plantea el problema de cómo aprender más auto-control. Por lo tanto, el terapeuta transmite al paciente que siempre hay una vía de solución a los problemas que puedan surgir y que depende de él, en buena medida, el encontrar la solución. Ello incrementará las expectativas de respuesta y la implicación en el tratamiento, proporcionando un fuerte sentido de control personal. Todo lo anterior redundará en un más que probable incremento en las repuestas a las sugestiones, tal como indica la investigación actual. Por lo tanto, la forma de evaluación relatada fomenta el desarrollo de un buen rapporí y una consistente relación terapéutica, bases de buena parte de las intervenciones clínicas, con o sin hipnosis. En este sentido, el uso de la hipnosis ayuda al terapeuta a lograr objetivos
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tantes del tratamiento que dificultan el abandono y potencian la perseverancia del cliente en el intento de cambio de comportamiento. 5.4. Seleccionar los procesos hipnóticos que deseen activarse Una vez se tiene información que indica una alta probabilidad de poder responder a las sugestiones hipnóticas mínimamente, seleccionamos las principales reacciones que pretendemos activar con las sugestiones. En general, se necesitan dos tipos de sugestiones: unas de mayor cualidad estándar, y que cumplen las funciones de comprobar que la persona ya está hipnotizada, así como que la persona posee un mayor control sobre sus reacciones de lo que sospechaba antes de acudir a la terapia. Por ejemplo, antes de comenzar a dar sugestiones entroncadas con el problema particular del cliente, se pueden dar sugestiones que nos indiquen hasta qué punto la persona esta receptiva, con su mente activa y preparada para evocar a través de la sugestión ciertas respuestas. Así se puede sugerir una levitación de la mano, una inmovilidad corporal, disociación de partes del cuerpo, amnesia selectiva, etc. Un segundo tipo de sugestión incluye las que están substantivamente relacionadas con el problema del paciente que se está tratando. Por ejemplo, en el caso de que la hipnosis se vaya a usar para mejorar la tolerancia al dolor, podemos necesitar de la distorsión del tiempo (ralentización y aceleración) para acortar (subjetivamente) los momentos de intenso dolor y alargar los períodos de no dolor. También podemos necesitar sugestiones de analgesia, de relajación, de cambio de temperatura y de disociación de un miembro. Incluso pueden requerirse reacciones "alucinatorias", como cambiar el dolor de lugar y llevarlo a donde moleste menos (de la cabeza a la oreja, por ejemplo) o escuchar una música analgésica, tal y como ya se ha comentado. Para ello, debemos recordar y analizar todas las posibles reacciones sugestivas que se han comentado en el capítulo 3, e ir seleccionado y adaptando las que nos parezcan adecuadas para el problema y el cliente. Éste no es un proceso predeterminado. Depende en muy buena medida de la creatividad del terapeuta y de su conocimiento del campo de la hipnosis clínica. Exponer todas las posibles sugestiones que se han diseñado para las distintas
aplicacio-
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nes relatadas en el capítulo 4 ocuparía varios volúmenes enciclopédicos. Por ello, parece más adecuado ilustrar algunos usos a través de un ejemplo, como es el caso de la paciente con miedo a volar en avión. Recuérdese que la cliente a la que nos referimos se activaba y tensaba mucho cuando se sentía ansiosa. Es obvio que una de las sugestiones específicas debía ser la de relajación, así como establecer una clave para lograr esa relajación cuando la necesitase. Más aún, se seleccionaron sugestiones de calma, paz, bienestar, indiferencia y alegría que se activarían como formas de auto-refuerzo por ir superando el miedo al avión, y como respuestas incompatibles con la ansiedad. En esta misma dirección, las técnicas de control de pensamiento e imágenes catastrofistas se plasmaron en auto-sugestiones de reto. Tales sugestiones fueron similares a las siguientes: "Cuanto más ocurra lo que temo [se adaptaba a las situaciones ansiogénicas que se describirán en el siguiente apartado], menos imágenes y pensamientos horribles tendré. Cuanto más intente pensar e imaginar lo que temo, menos podré". Lógicamente, el reto se trataba de confirmar intentando centrarse en las imágenes y pensamientos catastrofistas para comprobar cómo desaparecían. Así mismo, se dieron sugestiones de fortalecimiento del yo, para fomentar las expectativas de auto-eficacia. Para ello se apeló a una metáfora que se relatará en el siguiente apartado y en la cual la persona se da una clave para comprobar que puede controlar su miedo y confusión. De hecho, todas las sugestiones se basan en la idea central del entrenamiento en el manejo de la ansiedad. En esta aproximación (Suinn, 1993), los síntomas de ansiedad se interpretan como estímulos dis-criminativos para activar la relajación, que deviene (y se presenta al cliente) como un recurso o estrategia general de afrontamiento. En este sentido, la cliente aprendió un método de auto-hipnosis que le permitía auto-sugestionarse bajo cualquier circunstancia. El disponer de ese método ayudó a incrementar las expectativas de auto-eficacia y a hacer más creíbles las sugestiones del fortalecimiento del yo como: "Soy capaz de hacerlo, dispongo de la fuerza interior suficiente para superar esto y mucho más. Me siento fuerte, segura, capaz. Cuanto más se compliquen las cosas, más y más segura me sentiré; más y más bajo control mantendré mis reacciones". Desde esta perspectiva, las auto-instrucciones y demás estrategias de control de pensamiento adoptaban una topografía de
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sugestiones (en las que la verbalización conlleva que las reacciones son más automáticas y que consumen menos esfuerzo que las auto-instrucciones habituales). Finalmente, se dispuso de sugestiones de distorsión del tiempo para que éste pasase muy rápidamente en los momentos de miedo intenso. Un ejemplo de este tipo de sugestiones de distorsión del tiempo, más sugestiones que intentan adaptar la lógica del entrenamiento en relajación aplicada e inoculación de estrés, más una sugestión de "amnesia", sería la siguiente autosugestión: "Es posible que en algún momento sienta miedo. Es normal, todo el mundo se descontrola en algunos momentos. Si el miedo me supera, el tiempo pasará muy, muy rápidamente. Cada vez que tenga miedo por culpa del avión, el tiempo pasará muy rápidamente... las horas serán como minutos... los minutos segundos... Y en cuanto me recupere, cuanto más taquicardia o sudor note, más y más intentaré relajarme como aprendí en la consulta... cuanto más observe mis reacciones de miedo, más y más intentaré controlarlo... y más y más me olvidaré de lo que me preocupa". Otro tipo de sugestiones se centraron en la proyección al futuro. Las sugestiones centran la atención del cliente para que experimente como si fuera real una situación futura. Por ejemplo, en la consulta, la cliente puede imaginarse a sí misma feliz y tranquila en el avión, haciendo los ejercicios de auto-hipnosis para relajarse, leyendo y charlando tranquilamente, o verse caminando y disfrutando de la ciudad que desea visitar, sin agobiarse por la vuelta en el avión, etc. Este mismo ejercicio puede realizarse no sólo en imaginación a partir de la práctica guiada, sino con los ojos abiertos, como en un juego de roles, donde la cliente "alucina" a través de la hipnosis que está en al avión. Es fácil suponer que la sugestión debe incluir frases como: "Ahora estás en el avión..., fíjate bien, si dejas que las cosas ocurran, te sentirás exactamente igual a 'como si' estuvieras realmente en el avión... podrás ver las butacas, la gente, los letreros indicadores, las ventanillas, etc., permite a tu mente que actúe, y observa que te sientes como si realmente estuvieras en el avión... Tú sabes que no es real, pero recuerda lo que comentamos del reloj y el cine... si dejas que tu mente actúe y no interfieres, te sentirás en el avión y actuarás como si realmente estuvieras en él". De lo anterior puede observarse que las sugestiones seleccionadas para este caso eran fundamentalmente sensoriofisio-
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lógicas y cognitivo-perceptivas. No obstante, para que este tipo de sugestiones funcione con una mayor probabilidad, es conveniente que el cliente practique otras que le vayan convenciendo de las capacidades para el auto-control que tiene. Ésta es la función fundamental de las sugestiones estándares, tal y como se ha indicado. Estas sugestiones se dan en hipnosis y se introducen como una forma de evaluar más respuestas hipnóticas, y como modos de ir activando el cerebro, de hacer más receptiva y eficaz la mente del cliente. La lógica final será la de "Si has conseguido realizar esta sugestión, ¿por qué no podrás realizar otras? Recuerda que a través de los principios de homo y heteroacción [se explican si no se había hecho antes] cuanto más practiques unas sugestiones más fácilmente lograrás realizar otras similares o más difíciles". Para este cometido son adecuadas las sugestiones típicas de las escalas de evaluación de la susceptibilidad a la hipnosis: levitación de la mano, caída del brazo, aproximación de las manos, alucinaciones visuales y auditivas etc., si bien podemos diseñar nosotros mismos las que nos parezcan más oportunas a nuestro estilo y a las necesidades y estilo del . Por ejemplo, al cliente se le puede dar una sugestión por la cual una parte de su cuerpo está muy, muy ligera, para sugerirle, a continuación, que cuanto más ligera esté esa parte, más y más pesada estará la otra. Los clientes se suelen sorprender al experimentar tales reacciones y comienzan a desarrollar expectativas de respuestas y de eficacia personal considerables. Finalmente, existe otro tipo de sugestiones que ayudan a concebir la hipnosis como una estrategia general de afrontamiento y de auto-control. Estas estrategias, también más o menos estándar, se exponen en el apartado siguiente, ya que se ligan a los métodos de inducción de la hipnosis, especialmente al modelo de intervención que se describe en este texto.
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Capítulo 5: Objetivos
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Preguntas de autoevaluación
I. Cuando se diseña un plan de intervención en el que se incluye la hipnosis, lo primero es: a) Programar el tratamiento tal y como se haría sin hipnosis, y posteriormente seleccionar los procesos hipnóticos que se deseen añadir □ ti) Seleccionar los procesos hipnóticos que se desean activar y, posteriormente, elegir las técnicas no hipnóticas que se podrían añadir □ c) Comprobar que la persona alcanza fácilmente estados de disociación que le permitan entrar rápidamente en un pro fundo trance □ d) Hipnotizar a la persona para saber si es susceptible o no D e) Crear un contexto en el cual el terapeuta haga creer a la per sona que gracias a sus poderes (del terapeuta) podrá eliminar con mayor facilidad los problemas que aquejan al cliente. □ 2. La experiencia indica que: a) No conviene explicar trucos al cliente, pues dejará de creer en el poder de la hipnosis □ ti) Explicar trucos al cliente es inadecuado, pues desconfiara del terapeuta al pensar que la hipnosis es un puro truco D c) No hay que usar trucos con los clientes, ya que son inútiles en la intervención clínica □ d) Es difícil que un paciente mejore si no se le da una visión de la hipnosis basada en el concepto de trance, ya que otros con ceptos asustan o desencantan a los clientes D e) Es conveniente usar y explicar los trucos a los pacientes, sobre todo porque pueden usarse como instigadores de las res puestas sugestivas a experimentar CU 3 Alguno de los objetivos de la presentación cognitivo-comportamental de la hipnosis es o) Hacer ver al paciente que bajo hipnosis las cosas ocurren de forma involuntaria. D
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Parte II: Protocolo de aplicación
b) Que el paciente comprenda que lo que ocurre en hipnosis es similar a lo que ocurre en la vida cotidiana, y que la hipno sis ayuda a incrementar el auto-control. c) Que el cliente comprenda que la hipnosis implica un cambio cualitativo respecto de la vida cotidiana: los comportamien tos hipnóticos se rigen por principios diferentes y sólo el tera peuta sabe cómo utilizarlos. d) Que el paciente asuma que debe comunicarse fluidamente con el terapeuta para que, si pierde el control, pueda ayudarle inmediatamente. e) Que el se convenza de que sus actos automáticos dependen de su capacidad para interferir, ya que la interfe rencia siempre es positiva.
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4. Algunas de las dimensiones que se evalúan con las pruebas clínicas cognitivo-comportamentales de susceptibilidad hipnótica son: a) Capacidad disociativa no patogénica del cliente. b) Debilidad neuronal e ideativa del , para las que está contraindicada la hipnosis. c) Susceptibilidad secundaria o cognitivo-desiderativa. d) La colaboración y confianza del cliente en el terapeuta y la hipnosis. e) El efecto iatrogénico de las sugestiones directas.
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5. Con la evaluación clínica cognítivo-comportamental de la hipnosis se transmite al cliente: a) Que las sugestiones acaecen y que el cliente debe esperar pasivamente a que ocurran. b) Que hay ejercicios difíciles en los que se fracasará, por lo que hay que evitarlos en la intervención clínica. c) Que las sugestiones dependen en buena medida de su con fianza y colaboración con el terapeuta, y que puede apren derse a cómo experimentarlas. d) Que el terapeuta es el responsable del tratamiento y que la hipnosis ayudará a que las resistencias hacia el terapeuta dis minuyan, al ser un directo al inconsciente. e) Que el terapeuta tiene capacidades especiales que le permi ten controlar la voluntad del cliente para que abandone los malos hábitos y cree unos mejores en su lugar
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Aplicación de la hipnosis
Una vez se han seleccionado las principales sugestiones estándar y específicas que se pretenden aplicar, el terapeuta debe seleccionar el tipo de método de inducción que desea utilizar. Esta decisión depende esencialmente de las necesidades del cliente, pero también de las preferencias del terapeuta. Es recomendable familiarizarse con métodos activo-alerta y de hipnosis despierta, ya que son muy útiles y eficientes en todos aquellos casos donde la persona necesite estar activa, despejada o con los ojos abiertos. No obstante, la mayoría de los terapeutas utilizan métodos por relajación, ya que son los más conocidos por los clientes y son fáciles y cómodos de aplicar por los terapeutas. Más aún, a pesar de que se pierde velocidad en el intercambio de información entre cliente y terapeuta, los terapeutas se sienten más seguros al dar las sugestiones, pues son más fáciles de istrar mientras el cliente está muy relajado y sin mirar al terapeuta. Por ello, se relatan a continuación varios tipos de métodos de inducción para, posteriormente, comentar varias formas de dar sugestiones hipnóticas. 6.1. Métodos de inducción Antes de inducir la hipnosis, y mientras la persona está sentada cómodamente en un sillón, se le debe avisar de los fenómenos esperables durante la inducción hipnótica. Si es una induc-
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Parte II: Protocolo de aplicación
ción por relajación, las reacciones son como las de la relajación: mareo (agradable), hormigueo, somnolencia, pesadez, sensación de flotación, etc. En este tipo de inducción, si la persona es diabética, se le pide que haga lo que deba para evitar una caída brusca de su nivel de glucosa. Si la persona es hipotensa, se le recuerda que la relajación es hipotensora, y que si nota algo similar a la lipotimia, debe avisar al terapeuta rápidamente. Es frecuente que se establezcan señales para que el terapeuta sepa que el cliente desea abandonar urgentemente el contexto hipnótico. Por ejemplo, levantando una mano reiteradamente (además de decirlo ver-balmente). Si los métodos son por activación, también conviene explicar qué es lo que cabe esperar de ellos, para que no se confundan las instrucciones de activación con instrucciones ansiogénicas. Más adelante se especifican formas concretas de abordar este problema. Así mismo, es conveniente que se indique cómo reducir los pensamientos e imágenes interferentes y que dificultan que el paciente se concentre. Una forma sencilla de hacerlo es simplemente no tratar de combatirlos. Simplemente se deben dejar pasar, incluso centrarse en ellos e intentar incrementarlos para provocar el efecto paradójico descrito ya en otro apartado. Todas estas precauciones pretenden fomentar que la primera experiencia con la hipnosis sea agradable y con sensación de seguridad. Se sabe que las personas que son hipnotizadas relatan que la experiencia es muy agradable (especialmente las que experimentan la hipnosis por relajación). También es conocido que tras la primera experiencia con la hipnosis las creencias de la persona sobre ella son mucho más realistas. Por todo ello, aunque generalmente la primera experiencia hipnótica en consulta se realiza a través de una hetero-hipnosis por relajación, parece conveniente comenzar con una auto-hipnosis. La razón es simple: si el cliente se auto-hipnotiza (aunque sea siguiendo instrucciones y sugestiones del terapeuta), la situación se rotula y define como algo controlable por el . Es él quien activará o eliminará el contexto hipnótico. La experiencia indica claramente que, si se inician estos momentos del proceso terapéutico con una auto-hipnosis, es más probable que el paciente se implique mucho más en las sugestiones. En caso de fracaso, además, todavía queda el recurso de las sugestiones del terapeuta,
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que puede reforzar y fomentar el proceso hipnótico. Por ello, se expone a continuación un método de auto-hipnosis agradable y eficaz para promover respuestas sugestivas y que permite ya desde el comienzo trabajar con hipnosis por relajación y con hipnosis despierta. 6.1.1. El método de auto-hipnosis rápida
El método de auto-hipnosis rápida consta de tres pasos muy estructurados (Capafons, 1998a, b). Todos ellos, especialmente los dos primeros, están diseñados para que instiguen sensaciones de relajación, pesadez e inmovilidad corporal. Todos los movimientos que se realizan se explicitan como formas de conseguir estas reacciones, de forma que el cliente no sólo no "dude" de que se deben a "trucos", sino que, por el contrario, sepa de forma clara y contundente que los ejercicios están pensados como "trucos" para fomentar tales reacciones. Con este planteamiento, tal y como ya se ha indicado, se busca la colaboración del cliente, de modo que con su actitud fomente la evocación de las sensaciones y se eviten las pugnas frecuentes entre hipnotizador e hipnotizado acerca de la "veracidad" de las reacciones. Así, el terapeuta deberá indicar que todos los ejercicios buscan reacciones naturales y que, por lo tanto, son nuestros aliados para conseguir que funcionen las sugestiones terapéuticas. La forma de enseñar y preparar al cliente adopta la lógica del moldeamiento y encadenamiento dentro del análisis funcional de conducta aplicado (incluidos el modelado e instrucciones verbales, además de la instigación). Es decir, se entrenan los pasos por separado y luego se encadenan, asumiendo que los reforzadores son tanto sociales (los que da el terapeuta), propioceptivos (el éxito en lograr las reacciones y sensaciones como resultado de istrar las sugestiones terapéuticas) y auto-refuerzos (el sentimiento de eficacia del paciente). Finalmente, todo el procedimiento se asemeja a un proceso de desvanecimiento y de generalización de estímulos. En este caso, lo que se desvanece son las instrucciones del terapeuta, los ejercicios instigadores y las reacciones de pesadez, si bien pueden seguir usándose los dos últimos elementos como medida de mantenimiento del hábito y para fomentar el sobreaprendizaje.
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Previo al aprendizaje de los pasos de la auto-hipnosis rápida, debe explicarse al cliente la lógica del método. Para ello se le dice más o menos lo siguiente: "Existen varias formas de inducir la hipnosis de forma muy rápida, en cuestión de segundos. Nosotros utilizaremos dos de ellas. Las he elegido porque son muy potentes y, además, porque pueden utilizarse de modo que pasen desapercibidas en tu vida cotidiana. Me refiero al apretón de manos y a la caída hacia atrás. Cuando evalué tu susceptibilidad a la hipnosis, realizamos un ejercicio en el que te sugerí que caerías hacia atrás, y otro en el que tuviste que trenzar las manos y notar una sensación de inmovilidad (no poder separarlas) ¿Lo recuerdas? Bien, pues estos dos ejercicios se pueden reconvertir en métodos rápidos de inducción hipnótica. Y eso es lo que haremos a continuación, sólo que en formato de auto-hipnosis. No te preocupes, pues los ejercicios que vamos a hacer están pensados para que no debas caerte al suelo ni hacerte daño. Tampoco hará falta que te sujete nadie ni notarás tus manos pegadas. Lo importante es sólo tener la sensación de caída, aunque no caigas realmente en ningún sitio, y de presión en las manos". Explicado lo anterior, y tras preguntar al cliente si tiene alguna cuestión preliminar que preguntar, se pasa a enseñar los pasos de la técnica. A) Apretón de manos El terapeuta junta las manos, sin trenzar los dedos, sino uniendo la una a la otra, y sin realizar presión alguna. "Ello es útil [se le dice al paciente] para evitar hacerme daño en el caso de que lleve anillos o sortijas. También es conveniente para personas con problemas artríticos, reuma, etc." Sujetándose una mano contra la otra, coloca los brazos en alto, en posición de oración (como en el ejercicio de evaluación), flexionando ligeramente los brazos por los codos. A continuación, el terapeuta inspira aire profundamente y, mientras lo exhala lentamente, aprieta ligeramente las manos. En este momento dice al paciente: "Fíjese. Es muy importante apretar sólo un poco mientras suelta el aire muy lentamente. No es adecuado ni soltar el aire con brusquedad, ni apretar demasiado. No se trata de tensar mucho. Sólo lo suficiente como para notar más adelante sensación de pesadez en los bra-
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zos. Al fatigarlos ahora en este ejercicio, nos será más fácil después notarlos pesados y hacer un ejercicio de inmovilidad del brazo. La respiración lenta nos ayudará a notar pesadez general y sensación de relajación. Recuerde que todo lo que nos pueda ayudar a experimentar las sugestiones, hemos de utilizarlo. Aquí no hay ni trampa ni cartón. Hemos de ayudarnos de todo lo posible. Ahora repetiré el ejercicio dos veces más, sin aflojar las manos en cada nueva inspiración. Por el contrario, mantendré las manos tensas mientras inspiro, para seguir tensándolas mientras exhalo (el terapeuta ejecuta los pasos, para dejar caer los brazos bruscamente sobre las piernas al terminar de soltar el aire por tercera vez). Como ves, cuando he terminado de exhalar y de tensar por tercera vez, he soltado los brazos bruscamente sobre mis piernas. Esto es muy importante, pues ayuda a que me relaje y a que experimente ciertas reacciones que luego me serán muy útiles (pesadez, hormigueo, etc.). Ahora debes realizar tú mismo este ejercicio. Recuerda, no se trata de que aprietes mucho, sino de notar las manos cada vez más tensas a medida que repites la inspiración y la exhalación (el cliente lo realiza, mientras el terapeuta le corrige y ayuda las veces que sean necesarias)". Conviene aclarar detenidamente al paciente que en cada exhalación debe apretar ligeramente más las manos, llegando a la tercera exhalación con un nivel de tensión moderado y suficiente como para notar pesadez en las manos y en los brazos, al dejarlos caer bruscamente sobre las piernas. No se trata, pues, de tensar mucho las manos cada vez que se libera el aire, sino de aumentar suavemente y de forma creciente la fuerza con la que las manos se unen. Por otro lado, algunas personas exhalan el aire con demasiada brusquedad o velocidad. Si el cliente tiene dificultad en exhalar lentamente, se le pide que imagine una vela colocada a 25 cm de distancia de su boca. Al soltar el aire, la llama debería moverse, pero no apagarse. Ésa sería la intensidad de la exhalación. Si el cliente no lo imagina o no suelta el aire con lentitud, el terapeuta puede colocar una llama real (un mechero es útil en estos casos), de modo que el paciente aprenda a no apagarla, sino sólo a moverla. Una vez conseguido esto, se continúa con el siguiente ejercicio, reforzando verbalmente el logro del paciente: "Muy bien, está consiguiendo aprender muy deprisa. Es una buena señal. Es muy probable que tenga éxito con este método. Ahora pasaremos al siguiente paso, la caída hacia atrás".
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Parte II: Protocolo de aplicación
B) Caída hacia atrás
El terapeuta comienza modelando el ejercicio, como en el paso anterior, diciendo más o menos lo siguiente: "Ahora me reclino en el sillón para adoptar una postura cómoda. Es la postura que resultará cuando me deje caer hacia atrás. Por lo tanto, es muy importante que me quede en una posición cómoda ¿De acuerdo? A continuación me inclino hacia delante, separando mi espalda unos 20 cm del respaldo, y me dejo caer bruscamente, como cuando cambio de posición al estar sentado hacia delante y quiero ponerme más cómodo [el terapeuta hace dos o tres veces el movimiento, dejándose caer hacia atrás]. Cuando hago esto, noto una cierta sensación de relajación muscular (al estar más cómodo) y de inmovilidad momentánea. Esta inmovilidad ligera es una reacción natural, presente en muchos animales cuando cambian bruscamente a una posición en la que están más indefensos. Esta reacción no es 'hipnótica', sino una respuesta biológica, que nos ayudará a fomentar una reacción posterior, muy importante para conseguir activar nuestra mente y lograr auto-hipnotizarnos, algo que sólo los humanos podemos conseguir. Ahora repite tú mismo este ejercicio. Verás que no es difícil ni molesto, pero debes adquirir práctica para quedar en una posición cómoda, y para poder hacerlo de forma disimulada, sin que nadie note nada [el cliente lo repite varias veces, como en el ejercicio de apretón de manos]. Muy bien, ahora vamos a unir ambos pasos. Después te daré algunas sugestiones para notar reacciones de pesadez y de inmovilidad corporal. Sabes que si no interfieres podrás notar las reacciones que te propondré. También sabes que si no son de tu agrado puedes interrumpirlas en cualquier momento y sin dificultad, por lo que te ruego que colabores todo lo posible". C) Encadenamiento de los dos pasos El terapeuta modela también este ejercicio, separándose del respaldo 20 cm, uniendo sus manos e inspirando aire. Al soltar el aire, aprieta ligeramente las manos y exhala el aire lentamente. A continuación lo repite dos veces más, sin aflojar las manos en cada nueva inspiración, tal y como hemos indicado. Cuando ya ha terminado de apretar en la última exhalación, deja caer las manos
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bruscamente sobre sus piernas y el tronco sobre el respaldo, también de forma brusca, explicando lo que hace. A continuación, pide al cliente que haga lo mismo, ayudándole y corrigiéndole de forma amable y "motivadora", especificando las reacciones que se provocan, aproximadamente de la siguiente forma: "Como podrás observar, las manos están más pesadas, realmente todo tu cuerpo está más pesado, y te notas bastante relajado. Bien, esto nos permite fomentar las reacciones del siguiente paso". Algunas personas se relajan realmente mucho en este paso, ante lo cual, el terapeuta debe mostrar sorpresa y resaltar el buen pronóstico que implica esta reacción. Si el cliente indica que no nota nada de lo descrito, debemos sospechar que está interfiriendo, ya que los ejercicios están diseñados para que casi todo el mundo note pesadez y relajación, según la investigación indica. Por lo tanto, si el paciente dice no poder notar pesadez, el terapeuta debe interrumpir la sesión y averiguar cuál es el problema (puede ser que los pasos se estén realizando incorrectamente o que exista temor a la hipnosis, incredulidad ante lo que observa, temor a hacerse daño, o desencanto por creer que el método no es suficientemente potente o "esotérico"). Hasta que tales dudas o temores queden eliminados, no debe pasarse al siguiente paso. En otros pocos casos, las personas experimentan sensación de ligereza en brazos y manos. A ellas se les dirá que aún tenemos otros métodos que se basan más en la sensación de ligereza, métodos que se mostrarán en otro momento. No obstante, como es importante disponer de varios métodos de auto-hipnosis (y especialmente necesitaremos de la auto-hipnosis rápida si queremos trabajar con hipnosis despierta), destinamos unos minutos a corregir las sensaciones, tal y como se indican en el capítulo 7. Finalmente, una vez el cliente domina la secuencia descrita, el terapeuta prosigue con el siguiente paso: la inmovilidad corporal. D) Inmovilidad corporal "Ahora [indica el terapeuta] repetirás esta secuencia que acabas de aprender, y cuando hayas 'caído hacia atrás', yo te sugeriré ciertas reacciones en las cuales notarás las manos cada vez más y más pegadas a las piernas. Cuando te sea muy difícil poder separar las manos de las piernas o estés tan relajado y pesado que te
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genere demasiada pereza intentar separarlas, ya habrás activado lo suficiente tu mente, tu cerebro, como para provocar reacciones extraordinarias, enriquecedoras y útiles para tu problema. Recuerda que en cualquier momento puedes interrumpir tales reacciones. Pero lo que importa aquí es que puedas usarlas para poder auto-istrarte las sugestiones terapéuticas con suma eficacia, y en cualquier momento y lugar que desees ¿De acuerdo?". Una vez el cliente ha realizado, de nuevo, el apretón de manos y la caída hacia atrás, el terapeuta inicia las sugestiones: "Ahora, cierra los ojos sólo si lo deseas, pues no hace falta cerrarlos para estar hipnotizado. Céntrate en tus manos. Una de ellas, o ambas, estarán cada vez más y más pesadas, pegadas a las piernas... [en tono lento y pausado] más y más pesadas, pegadas, pesadas y pegadas, como si fueran sólidas a las piernas. Para ello, si lo crees oportuno, puedes ayudarte de imágenes como que una cuerda suave ata sus manos a las piernas, o que un pegamento o cemento muy poderoso une tus piernas a las manos, o que un objeto muy pesado impide que puedas levantar las manos. Si notas esas reacciones, observarás dentro de un momento que te será muy difícil levantar las manos, muy, muy difícil..., tanto que intentarás hacerlo y no podrás. Sabes que, si lo deseas, puedes levantar las manos en cualquier momento. Pero si permites que tu mente actúe, que tu cerebro se active lo suficiente, observarás que no puedes despegar las manos de las piernas. Más aún, cuanto más y más lo intentes, más difícil te será levantarlas, incluso más y más se pegarán a las piernas. Inténtalo y observarás lo difícil que es separar las manos de las piernas [el cliente lo intenta y no 'puede']. Muy bien, estupendo, veo que has conseguido controlar tu mente, de modo que ésta sigue tus instrucciones. Ahora, céntrate en las manos. Cada vez estarán más y más ligeras, recobrando su tacto habitual... eso es, ahora ya podrías separarlas. Cada vez están más y más ligeras... eso es. Ahora contaré hasta tres. Cuando lleguemos al tres ya estarás 'fuera' de auto-hipnosis, abrirás los ojos (si el paciente los cerró) y te encontrarás despejado, activo, con ganas de trabajar sobre tu problema, tranquilo y relajado. Muy bien, uno..., dos... y tres. ¿Cómo te encuentras?". En ocasiones, algunos pacientes muestran pesadez y somnolencia a pesar de haber acabado con la situación "hipnótica", especialmente si son pacientes hipotensos (presión arterial baja), tal y como ya se ha indicado. En este caso, se les pide que no se asus-
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ten, pues es una reacción relativamente frecuente y normal. Más bien, se atribuyen esas reacciones a la buena capacidad de la persona para manejar con éxito el método. A continuación, simplemente se les pide que cierren los ojos y vuelvan a contar hasta tres. Si presentan aún dificultad, se realizan ejercicios de imaginación en los que el paciente debe correr para coger un autobús o tren, o para beber un trago de agua cuando está sediento en un día de verano, etc. Una vez terminado este ejercicio motor de reto, se realiza una breve entrevista para comprobar las reacciones que se han provocado, cómo las ha experimentado el cliente (intensidad y si han sido agradables), qué imaginó, si lo hizo, etc. Con esta información se adaptarán los ejercicios a las características y preferencias del paciente en las sucesivas sesiones. Téngase en cuenta que es fundamental que el ejercicio de reto se haya logrado, al menos parcialmente, pues al sorprender al paciente, deviene en una "prueba" contundente de que se ha estado hipnotizado. Si no lo logramos, debemos analizar por qué y realizar ejercicios correctores, tal y como ya se ha indicado. Por otra parte, se señalará al cliente que lo importante es que practique todos los días el método tres veces seguidas, tres veces al día (por la mañana, al mediodía y por la noche) durante una semana al menos, hasta que consiga realizarlo con velocidad y con los ojos abiertos. Además, se le aconseja que lo practique en varios lugares diferentes, siguiendo con las pautas habituales sobre generalización de estímulos. Posteriormente, se instruye al cliente para que provoque una reacción que le sirva como "señal" para poner en marcha sus habilidades sugestivas, introduciéndole, si no se hizo ya antes, en el concepto de recuerdo sensorial (Kroger y Fezler, 1976) más o menos, del siguiente modo: "Cuando ya domines los pasos que has aprendido, podrás auto-hipnotizarte en público de forma aún más disimulada y rápida, pues no tendrás que apretar las manos ni caer hacia atrás. Sólo debes centrarse en uno de tus brazos (el de la mano que más se inmovilice de las dos), y empezar a notar cómo deviene cada vez más pesado y pegado a tu cuerpo. En esos momentos estarás activando tu recuerdo sensorial: es decir, tu capacidad para reproducir emociones, sensaciones, sentimientos, comportamientos, etc., que experimentaste en un momento de tu vida y que han quedado almacenados en tu cerebro (piensa que cuando oyes determinadas canciones que asociaste a algo,
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tras mucho tiempo de no haberlas oído, te sobrevienen recuerdos que creías olvidados, así como emociones y sensaciones que se asociaron a ellos). Sin embargo, la memoria no es una grabadora. Nuestros recuerdos son interpretaciones selectivas y, al menos, simplificadas de la realidad. Pero la memoria tiene un valor adaptativo importante. Si conseguimos disciplinarla, nos ayudará a reconocer fuentes de peligro o de seguridad. Nos ayuda a mantener las habilidades que nos han servido para mejorar nuestra situación, o que necesitamos para comunicarnos con nuestro entorno. Por lo tanto, la memoria, aun no siendo una grabación fiel y exacta de lo que nos ocurre, sí puede mantener aspectos relevantes y necesarios de nuestras reacciones o de eventos del entorno que nos permiten seguir recordando, por ejemplo, cuál es nuestro nombre, el idioma con el que nos comunicamos, los números de teléfono más familiares para nosotros, etc. Pero, a veces, nuestro almacenamiento de la información se realiza de forma involuntaria, sin que tengamos especial interés en conservar ciertas imágenes, emociones o sentimientos. Esto suele ocurrir cuando asociamos, por ejemplo, ciertos olores o canciones, tal como te he explicado, a determinadas reacciones nuestras (emociones de ternura, amor, etc.). A pesar del tiempo transcurrido, cuando oímos u olemos ciertos estímulos, evocamos de forma automática las reacciones que asociamos a ellos. Estas reacciones no son una copia exacta de lo que experimentamos, pero sí muy parecida y, sobre todo, valiosa. Si las reacciones activadas o evocadas son desagradables, tenderemos a evitar tales estímulos, mientras que si son satisfactorias, no evitaremos tales eventos, sino que, probablemente, intentaremos mantenerlos. Para aprovecharnos de nuestro recuerdo sensorial, debemos disciplinar y entrenar nuestra mente para que pueda evocar, activar o reproducir (aunque no sea de manera exacta) aquellas reacciones que nos interesan en un momento dado (conductas, imágenes, sensaciones, emociones, etc.) y que experimentamos tiempo atrás. Por ello, no hará falta que repitas todos los pasos que te he enseñado. Únicamente debes centrarte en el brazo. Si permites que el recuerdo sensorial funcione, podrás reproducir las sensaciones que creaste en los ejercicios anteriores y tu brazo devendrá pesado e inmóvil. Tú sabes que puedes interrumpir estas sensaciones en cualquier momento. Lo que nos importa es que, cuando te sea muy costoso moverlo, ya habrás activado tu mente lo suficiente para poder empezar a darte sugestio-
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nes. Podrás mantener los ojos abiertos, e incluso mantener una conversación, mientras te relajas o te activas, te anestesias, etc., según lo que necesites ¿Comprendes lo que te quiero decir?". La investigación experimental sobre la eficacia de estas instrucciones, las experiencias clínicas y los estudios piloto que se están realizando indican que esta reacción la consiguen prácticamente todas las personas, por lo que, si el individuo fracasa, hemos de averiguar las razones de tal fracaso y aplicar los ejercicios correctores oportunos. Cuando hayamos logrado la inmovilidad del brazo, se pueden realizar varios ejercicios estándar para que el se convenza de que realmente está "auto-hipnotizado". Usando este último eslabón (la disociación del brazo), estamos usando ya la hipnosis despierta. Este tipo de hipnosis carece de inducción hipnótica tradicional (relajación), mientras la persona se siente activada, con los ojos abiertos, manteniendo una posición corporal "natural" y una conversación fluida, con todas las ventajas que ello supone para la generalización a la vida cotidiana de los avances conseguidos en terapia. Una forma de hipnosis despierta que se expondrá más adelante es la terapia de auto-regulación emocional (Amigó, 1992; Capafons, 1999). Sin embargo, los métodos más habituales de auto-hipnosis, en general de hipnosis, son los métodos por relajación. Estos métodos no son tan flexibles y polivalentes como el de autohipnosis rápida, pero es aconsejable que el cliente los conozca para prevenir el aburrimiento que genera el usar siempre el mismo método y para que amplíe sus recursos de afrontamiento. Uno de los métodos más conocidos y usados es el de inducción de perfil hipnótico por enrollamiento ocular de Spiegel y Spiegel (1978). Este método consta de tres pasos. El número de orden de cada paso indica el número de acciones a realizar en él. En el primer paso sólo hay que hacer una cosa: se pide al cliente que enrolle los ojos tal y como lo hizo en el ejercicio tres de la evaluación de la susceptibilidad hipnótica. En el segundo paso, se pide al cliente que haga dos cosas: sin bajar los ojos, debe bajar los párpados (como en el ejercicio de evaluación) e inspirar profundamente. En el tercer paso, el deberá realizar tres acciones: soltar el aire con brusquedad, bajar los ojos e intentar experimentar flotación. Si lo consigue, provocará una reacción considerable de relajación y la persona ya se habrá autohipnotizado.
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Para facilitar la sensación de ingravidez se pueden relatar imágenes como que la persona es un astronauta flotando en el espacio o que está volando en un parapente o que flota en una colchoneta plácidamente, etc. Una vez que suponemos que la persona está hipnotizada, se le sugiere que su brazo es cada vez más y más ligero para provocar una levitación de la mano. Podemos acompañar nuestras sugestiones con imágenes como que un chorro de agua potente, como las mangueras de los bomberos, empuja la mano hacia arriba; o que unas poleas levantan la mano a través de unas cuerdas suaves y agradables, tal y como se relatan más adelante (epígrafe 6.1.2). En fin, podemos sugerir cualquier cosa que ayude al paciente a levitar la mano. Aquí, según los autores del método, debe experimentarse flotación de nuevo (si bien la práctica indica que no es necesario). Cuando lo ha conseguido, la persona ya está auto-hipnotizada y puede darse las sugestiones que se hayan seleccionado. Algunos clientes creen haber levantado la mano, aunque no lo han hecho realmente (alucinación de levitación). Si ése es el caso, se le hará saber al cliente, indicando que lo importante es notar la sensación de ligereza y de subida, aunque esta última no se haya producido realmente. Para terminar con esta auto-hipnosis, el paciente sólo debe abrir los ojos y mirar su mano, que caerá en ese instante. Si es necesario, como con la anterior auto-hipnosis, se cuenta hasta tres y se usa la imaginación para activar a la persona. Cuando el paciente domina el procedimiento, se cambian algunos de los movimientos para hacerlo más disimulado y así poder practicarlo en situaciones públicas. Para ello, la persona debe tener los párpados cerrados y subir los ojos en esa posición. Luego toma aire, y se realizan los mismos pasos descritos más arriba. Finalmente, la mano debe subir lentamente para acercarse a la frente como si se tratara de apoyar la cabeza sobre ella. La investigación realizada indica que este método presenta algunas dificultades a los clientes. Algunos se quejan de que les molesta tener que enrollar los ojos (algo que se detecta ya en el ejercicio de evaluación). Otros son incapaces de experimentar la levitación y muchos necesitan usar la imaginación. Sin embargo, la dificultad más importante es el poder utilizarlo disimuladamente en situaciones públicas y sin interferir con las actividades cotidianas. En este sentido, estos ejercicios de autohipnosis sue-
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len ser más un complemento de la auto-hipnosis rápida que su sustituto, salvo en aquellos pacientes que muestren una clara preferencia por ellos (aunque la investigación indica que la autohipnosis rápida es percibida como más agradable que este método de enrollamiento ocular). 6.1.2. Un método heterohipnótico por fijación de la mirada y relajación
Los métodos de inducción por relajación suelen presentar varias características comunes: a) Fatiga ocular. Se pide al cliente que mire a un punto fijo (o que haga algún ejercicio que le canse los párpados, como abrirlos y cerrarlos velozmente) y que no cierre definitiva mente los ojos hasta que lo indique el terapeuta. b) Conteo. Bien hacia atrás o bien hacia delante. Junto a este conteo se da la sugestión de que el cliente estará más rela jado e hipnotizado a medida que avancen los números (o retrocedan). c) Repaso mental de las zonas más importantes del cuerpo. Este repaso se acompaña de sugestiones de relajación de cada parte a la que se presta atención. d) Caída y profundización. Generalmente se sugiere al pacien te que está cayendo en una hipnosis profunda y se dan sugestiones que indican descenso, abandono, dejarse lle var, etc. Teniendo en cuenta estos aspectos básicos, el terapeuta puede diseñar sus propios métodos en función de sus preferencias y de las del cliente. No obstante, hay que tener cuidado con métodos de inducción como el de inducción doble de la programación neurolingüística (en el que se utilizan dos terapeutas para inducir la hipnosis), ya que contrariamente a los que se defendían, no se muestra superior a los métodos tradicionales por relajación y sí que provoca más abandono y confusión entre los clientes. Una vez aclaradas las dudas que el cliente pudiera aún mostrar, se le pide que busque un punto en la pared o en el techo (o se le da un objeto en el que pueda centrar la atención, o se
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coloca un punto de luz a la altura de sus ojos, etc.) y se le dice más o menos lo siguiente: "Ahora, concéntrate en el punto. Observa su aspecto, forma y rugosidades (si las tiene). Dentro de un momento, notarás los ojos cansados. Te voy a pedir que no los cierres hasta que yo te lo indique. Cuando yo te lo pida, cerrarás los ojos. En ese momento ya estarás en hipnosis 'ligera', es decir, ya habremos comenzado con el proceso de activar tu cerebro para que funcione eficazmente. Ahora observa cómo se cansan los ojos. Cada vez los notas más y más pesados..., pesados..., muy pesados y cansados... Cada vez te cuesta más y más tener los ojos abiertos... Cada vez apetece más el cerrarlos..., eso es..., nota cómo se cierran los ojos, pero no bajes los párpados todavía... [cuando hay signos evidentes de fatiga]. Ahora cierra los ojos (si el cliente no lo hace, interrumpimos la sesión, pues está interfiriendo con el proceso) y céntrate en mi voz; escúchame con atención..., puedes escucharme y concentrarte en lo que te digo. Sigue mis instrucciones y observarás cómo puedes realizar unos ejercicios divertidos, interesantes y enriquecedores para ti. Muy bien, relaja tus manos y brazos, eso es..., los hombros..., relaja la cabeza y la cara..., cada vez más y más relajados..., relaja el pecho, eso es..., el vientre..., las nalgas..., muy bien..., las piernas y los pies..., cada vez estás más y más pesado..., relajado..., somnoliento..., hipnotizado..., hipnotizado..., muy bien..., estupendo... Ahora contaré de 20 a 0. A medida que me acerque al 0, te notarás más y más pesado, relajado, hipnotizado..., muy pesado, relajado e hipnotizado... [lentamente] 20,19,18, relajado..., pesado..., hipnotizado..., 17, 16,15,14,13, cada vez más y más hipnotizado, somnoliento, adormecido... hipnotizado, 12,11,10,9, 8, profundamente hipnotizado y somnoliento..., 7, 6, 5,4, pesado y relajado, muy relajado... 3, 2,1 y 0. Ahora trata de imaginar lo que te vaya sugiriendo. Estás flotando tumbado en una colchoneta encima del mar calmado de una tarde de verano. Estás muy pesado pero flotando, pesado y flotando. Ahora caes suavemente al agua, pero estás dentro de una burbuja de aire. Comienzas a descender lentamente hacia el fondo del mar..., es muy agradable..., vas cayendo y cayendo..., muy despacio caes y caes..., puedes observar cómo suben las burbujas de aire hacia la superficie, mientras tu sigues bajando y bajando..., la superficie cada vez está más lejos..., a medida que caes, estás más hipnotizado, relajado, y tu mente está activa y receptiva, activa y receptiva..., sigues cayendo mientras observas
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cómo algunas algas y peces quedan por encima de ti, a medida que desciendes, desciendes..., eso es. Ahora estás muy, muy hipnotizado, relajado. Tu mente está muy receptiva. Sabes que ahora funciona a gran velocidad y ante cualquier solicitud que le hagas. Sabes que bajo hipnosis podemos conseguir reacciones increíbles para ti, muy divertidas y enriquecedoras". Una vez hemos terminado con la inducción preguntamos a la persona si desea seguir con los ejercicios, quien puede mover una mano para indicar su consentimiento. Si su respuesta es negativa, terminaremos con la situación hipnótica y entrevistaremos al cliente para averiguar las razones que le impiden continuar con la hipnosis. Si, por el contrario, consiente en realizar los ejercicios, proseguiremos con los que tuviéramos previstos para esa sesión, comenzando con los más fáciles (motores) para terminar con los más complicados (perceptivo-cognitivos y de reto). Por ejemplo, podemos realizar una levitación del brazo, diciendo aproximadamente lo siguiente: "Céntrate en tu brazo dominante, y observarás que, si dejas que las cosas ocurran como lo has hecho hasta ahora, lo notarás cada vez más y más ligero, liviano, como una pluma..., eso es, observa cómo tiende a ascender, a levitar..., sólo deja que las cosas ocurran, y ocurrirán... [el brazo comienza a ascender], muy bien, sube y sube, cada vez más y más, eso es, sin fatiga ni cansancio, sólo sube ligero, como si lo impulsara un enorme chorro de aire... (en el caso de necesitar apoyo con imaginación: tu brazo está como hueco..., relleno de un gas muy ligero, gas helio, o como el que hace que los globos de los niños se eleven..., o quizá unas poleas sujetan tu muñeca, estiran de ella hacia arriba, subiendo tu brazo cada vez más y más..., eso es..., observa cómo sube...)". Es conveniente establecer una señal de reinducción rápida para ahorrar tiempo en la siguiente hipnosis. Como se ha comentado en capítulos anteriores, éste es un tipo de sugestión posthipnótica fácil de realizar. Normalmente se le dice a la persona lo que sigue: "Ahora escúchame con atención: cada vez que ponga mis manos sobre cualquiera de tus hombros (o chasquee mis dedos -o cualquier otra señal que parezca oportuna-), y siempre que lo desees, volverás a estar tan hipnotizado como lo estás ahora [se repite varias veces la instrucción]". Finalizados los ejercicios, daremos las instrucciones para abandonar la relación hipnótica, más o menos como lo hicimos con la auto-hipnosis rápida: "Ahora contaré hasta 3. A medida que nos
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acerquemos al 3, estarás menos hipnotizado, somnoliento y pesado. Cuando alcancemos el tres, te sentirás tranquilo, relajado, pero activo, y motivado; con ganas de hacer cosas, despejado y activado. Muy bien, 1, más activo y despejado; 2, relajado y motivado..., despejado, saliendo de hipnosis; 3, estás totalmente despejado y activado, fuera de hipnosis..., ya puedes abrir los ojos ¿Cómo te encuentras?". En ocasiones, tal y como puede ocurrir con la auto-hipnosis rápida, la persona muestra todavía signos de estar muy relajada y dice tener dificultades para "salir" de hipnosis. A veces son tan agradables para el paciente las sensaciones que ha experimentado que se resiste a abandonar la relajación "hipnótica". Si éste es el caso, se le deja un minuto más y luego se repite el proceso anterior. En el caso de que la persona no desee estar más tiempo "relajado", sino que desea "deshacerse" de la pesadez o somnolencia que pudiera experimentar todavía, se repite el conteo para deshipnotizar, dando instrucciones de activación biológica a través de las imágenes ya mencionadas, como que la persona tiene sed y debe correr para beber agua o se da un chapuzón en agua muy fría, etc. Esta reacción de extrema pesadez y dificultad para salir de la relajación (hipnótica o no) es frecuente, recuérdese, en personas hipo-tensas. En ocasiones la persona puede quedar dormida. Si es ése el caso, se le deja reposar durante un período de tiempo y luego se le despierta sin sobresaltos (salvo que lo haga ella por sí misma). Se le explica entonces que esa reacción es habitual en personas con exceso de trabajo e insomnes (salvo trastornos específicos que conviene descartar, como el síndrome de apnea del sueño o narcolep-sia), por lo que se le recomienda que use la hipnosis para descansar más profundamente. En el momento en que la persona ya se sienta "fuera de hipnosis", debemos realizar una entrevista en la que evaluemos los aspectos siguientes: que sensaciones pudo experimentar, qué imágenes le ayudaron a experimentarlas, que imágenes generó por sí mismo, qué sugestiones le funcionaron y cuáles no, qué ejercicios le resultaron agradables y cuáles molestos, y una valoración de su ¡ experiencia subjetiva sobre la hipnosis. Es decir, debemos preguntarle al sujeto si se sintió "hipnotizado" y a partir de qué experiencias decidió si lo estuvo o no (esto mismo es aplicable a la auto-hipnosis).
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En la siguiente sesión pondremos en marcha la señal de reinducción rápida y, si funciona correctamente, se realizarán varios ejercicios estándar para confirmar que la persona responde a las sugestiones y así poder empezar a trabajar con las sugestiones específicas. 6.1.3. Un método activo-alerta polivalente El modelo de intervención terapéutica a través de la hipnosis que se está describiendo se basa en la creación de unas actitudes positivas hacia ella, así como en el fomento de la responsabilidad e implicación del cliente en el proceso de cambio. Todo ello, aunque dependiendo del cliente y su problemática, pivota en torno a la auto-hipnosis. De este modo, el cliente deberá realizar una serie de ejercicios para adquirir la habilidad de auto-hipnotizarse casi bajo cualquier circunstancia (ésa es la función de la auto-hipnosis rápida), lo que le capacitará para ser el agente principal y responsable del tratamiento psicológico que recibe. No obstante, el terapeuta puede (y debe) ayudar a que el cliente active eficaz y eficientemente sus recursos. Para ello se puede hipnotizar a la persona con la intención de reforzar la eficacia de las auto-sugestiones que se da el cliente a través de la auto-hipnosis, tal como se ha indicado. Lógicamente, el terapeuta puede usar los métodos por relajación (y lo hará siempre que el cliente así lo necesite). No obstante, ya se ha indicado que la hipnosis por relajación y focalización de la atención es sólo una parte de las posibles formas de aplicar y entender la hipnosis. En numerosas ocasiones es necesario que la persona se sienta activada más que relajada, sobre todo si deseamos que transfiera más fácilmente lo practicado en consulta a su vida cotidiana. Éstas y otras razones impulsaron a ciertos investigadores a diseñar métodos por activación, denominados activo-alerta. En otros casos, se mantiene la relajación, pero las instrucciones de inducción no son de caída y concentración, sino de expansión (por ejemplo," tu mente se abre, se expande, puede ver las cosas con claridad, ampliando su perspectiva, como cuando se despega en un avión, viendo cada vez más y más cosas..., tu mente está cada vez más atenta, abierta, alerta, mientras tú estás cada vez más y más relajado...").
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En este sentido, también se pueden usar métodos de hipnosis despierta, que animen a la persona a mantener los ojos abiertos, una apariencia normal de persona activada, incluso manteniendo una amena conversación con el terapeuta (tal y como se hace con la auto-hipnosis rápida). Uno de los objetivos de la hipnosis por activación, especialmente si es hipnosis despierta, es reforzar los avances que el cliente logra. Por ello, las sugestiones que el terapeuta da incluyen aquellas que indican que el método de autohipnosis rápida será eficaz para permitir la activación de los recursos del cliente, que las reacciones que se pretendan evocar, realmente se evocarán, etc. Es decir, el terapeuta no marca la pauta de lo que ocurrirá, sino que reafirma que el cliente será eficaz para modular, regular y provocar el cambio terapéutico. En otras palabras, generalmente la auto-hipnosis rápida es el eje en torno al cual girará la heterohipnosis, especialmente la hipnosis por activación o la hipnosis despierta. Existen diversos métodos de hipnosis alerta (Barabasz y Barabasz, 1996; Vingoe, 1968; Wark, 1996). En general, tales métodos suelen incluir el cerrar de ojos y relajación, como se ha comentado (ver cuadro 6.1).
Cuadro 6.1. Diferencias entre los distintos tipos de hipnosis Ritual de
Relajación Sugestiones Activación
Ojos
Método
inducción
alerta
física
abiertos
Focalización-atención
Sí
Sí
NO
NO
NO
Alerta
Sí
SÍ
SÍ
NO
NO*
NO
NO
Sí
Sí
NO*
Vigilia/alerta**
SÍ
NO
SÍ
SÍ
SÍ
Auto-hipnosis rápida**
SÍ
S Í* * *
SÍ
NO
SÍ
NO
NO
NO
NO
Sí
Activo/alerta
Sugestión despierta
* A veces se sugiere abrir los ojos, pero se mantiene la mirada fija y perdida. ** Métodos de inducir hipnosis despierta. Son polivalentes a ia hora de activar-relajar *** Sólo en la versión larga
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Bányai fue quien creó un método alerta que no incluía sugestiones de relajación, sino que, por el contrario, se sugería a la persona actividad. De hecho, este método exige que la persona pedalee en una bicicleta ergonómica o que camine a buen paso en una sala para que su cuerpo se active y se tense. Una vez hipnotizada (y generalmente con los ojos cerrados) se dan las sugestiones de prueba. Por ello se denominó "hipnosis activoalerta" (Bányai, Zse-ni y Túri, 1993), probablemente el más investigado y conocido de todos los métodos de este tipo. Sin embargo, como es fácil de suponer, este método plantea una serie de problemas en la práctica clínica. Entre ellas cabe destacar la necesidad de disponer de una bicicleta ergonómica o de una sala grande donde los pacientes puedan caminar para activarse, y el ejercicio físico que requiere, ya que puede ser incompatible con aquellos pacientes que sufran problemas cardiovasculares, o con las preferencias de ciertos pacientes a los que no les gusta realizar ejercicio (sobre todo si implica sudar). Es por ello que se diseñó un método activo-alerta que, además de activar a la persona, la prepara para experimentar la hipnosis despierta (método vigiliaalerta, también conocido como mano-alerta [Capafons, 1998b]). En este sentido, es un método polivalente. Este método de inducción exige que el cliente realice sólo un ejercicio físico suave (mover la mano), enfatiza el mantener los ojos abiertos, activación general, incluso caminar mientras se permanece "hipnotizado". Es un método heterohipnótico entroncado con la hipnosis despierta y en el que se evitan las dificultades mencionadas del método de Bányai. De hecho, investigaciones realizadas con este método muestran un incremento del agrado de los participantes por la hipnosis, e incluso de las respuestas a las sugestiones de prueba. En última instancia, el método es preferido al activo-alerta de Bányai. Para hipnotizar al cliente con el método vigilia-alerta, se realizan primero unos breves ejercicios diseñados por Alarcón (Carde-ña, Alarcón, Capafons y Bayot, 1998). La intención de estos ejercicios es, como ya se ha indicado, que el cliente pueda comprender las reacciones que experimentará y así evitar reacciones de ansiedad o estrés. Por ejemplo, se pide al cliente, ya sentado cómodamente en un sillón, que recuerde alguna ocasión en la que esperaba alguna sorpresa agradable y cómo se le agitaba la respiración y se le aceleraba el corazón, siendo todo ello emocionante y divertido. O bien se le dice que recuerde algún paseo refrescante en el que a medida que
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caminaba se sentía más ligero y lleno de energía, disfrutando de una conversación divertida, etc. Posteriormente, cuando se ha comprobado que el cliente entiende que la experiencia será agradable y no estresogénica, se le pide que haga más o menos lo siguiente: "Ahora céntrate en tu mano derecha. Comienza a moverla de arriba abajo por la muñeca, mientras mantienes apoyado tu brazo en el repo-sabrazos. Eso es, mueve la mano sin deternerla en ningún momento... Pronto notarás que el movimiento es más y más automático, la mano se moverá sola, como si tú no la impulsaras..., tus músculos no se fatigarán, sino que, al contrario, se activarán más y más..., eso es, observa cómo el movimiento es cada vez más automático, como si la mano tuviera vida propia..., cada vez se activa más y más, más y más, y notas tu brazo también agradablemente tenso y activado..., tu corazón debe bombear más sangre para mover los músculos..., observa cómo tu corazón comienza a latir más deprisa..., como cuando estamos impacientes o ligeramente emocionados..., tu corazón late un poco más deprisa, y tu respiración comienza a agitarse, cada vez más y más. Estás respirando más deprisa, pero con ritmo..., es una respiración rápida, agradablemente rápida..., y te vas notando cada vez más y más hipnotizado, activado e hipnotizado, con tu mente funcionando cada vez más y más deprisa, expandiéndose..., ahora puedes parar la mano, mientras la respiración sigue rápida, agitada..., y devienes cada vez más y más hipnotizado..., muy hipnotizado. Todo tu cuerpo se activa cada vez más y más..., la sangre que proviene de tu mano se irradia por todas las venas y arterias de tu cuerpo, transportando una sensación de energía, expansión, activación, como cuando estás alerta esperando algún acontecimiento, un acontecimiento agradable..., y te sientes más hipnotizado todavía. Las piernas están más activas, tienden a moverse, tu tronco y cabeza también están más y más activos, con deseos de moverse..., ahora notas la necesidad de levantarte del sillón y caminar, tranquilo y sin prisas hasta la puerta de la habitación (la persona se levanta y camina). A medida que caminas te sientes más hipnotizado, alerta, con tu cerebro muy activado y receptivo..., tu mente está preparada, activada, muy, muy expandida, despejada..., cada vez más y más despejada y expandida..., tu mente está hipnotizada y preparada para poder trabajar deprisa y con eficacia". Si la persona no se levanta, se le da más tiempo para que note esa reacción. Si no desea caminar, se le pregunta si sintió la necesidad de hacerlo. En caso afirmativo, le indicamos que eso
es lo
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realmente importante y se prosigue con los ejercicios. Si el cliente dice que no notó nada, se averigua el porqué, se deshipnotiza a la persona, tal como se indica en las líneas de abajo y se realizan ejercicios correctores. Acabada esta inducción, se realizan algunos ejercicios como el descrito en el punto anterior de levitación del brazo, u otros que nos puedan interesar, para "demostrar" a la persona lo que su mente es capaz de realizar cuando se la activa convenientemente. A diferencia de los métodos de relajación, tales ejercicios se realizan con los ojos abiertos, con la persona caminando (si lo desea) y manteniendo una conversación normal y fluida. Es decir, se pueden realizar los ejercicios en hipnosis despierta. Finalizados los ejercicios, se "deshipnotiza" a la persona, más o menos del siguiente modo: "Ahora céntrate en mi voz, eso es..., tu corazón empieza a latir más despacio, tu respiración es más y más lenta..., a medida que tu corazón y tu respiración se ralentizan, vas sintiéndote menos hipnotizado, físicamente menos activado y mentalmente menos expandido. Dentro de un momento contaré hasta [o de 3 a 0, según nuestras preferencias]. Cuando lleguemos a 3, estarás fuera de hipnosis, te sentirás tranquilo, con los músculos relajados, tu mente activa..., te notarás con ganas de hacer cosas, pero sereno y relajado. 1, menos activado muscularmente y con la respiración ralentizándose; 2, saliendo de hipnosis, con tu mente activa pero menos expandida...; 3, ya estás fuera de hipnosis, pero activo y relajado a la vez, con ganas de hacer cosas. Eso es, muy bien ¿Cómo te encuentras?". Igual que con el método por relajación anterior, tras acabar con la sesión de inducción debemos realizar una entrevista, con el objeto de obtener la información sobre los puntos que ya hemos especificado. Con esta información podemos ajustar nuestras sugestiones a las preferencias del paciente para las siguientes sesiones. En este método podemos utilizar también una señal de reinducción rápida de hipnosis. Finalmente, tanto los métodos de inducción por relajación como los de activación provocan el mismo grado de respuesta a las sugestiones hipnóticas, por lo que el uso de uno u otro tipo dependerá de las necesidades y preferencias del cliente. En ocasiones es tremendamente útil aplicar ambos tipos de métodos para utilizar la sugestión diferencialmente, según los aspectos a tratar del problema del paciente.
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Recordemos que, en el modelo de intervención que se relata, generalmente las sugestiones terapéuticas se encaminan a reforzar la eficacia del cliente y de la auto-hipnosis rápida para promover cambio terapéutico. En otras ocasiones, no obstante, los clientes muestran un interés marcado en recibir del terapeuta las sugestiones. En este caso, se respeta su preferencia, para gradualmente delegar de nuevo el "control" en el propio cliente. 6.2. Tipos de sugestiones hipnóticas
Ya se ha comentado que existen varios ejes clasificatorios para ubicar y clasificar las sugestiones hipnóticas. A continuación se exponen tres más. A) Sugestiones directas contra indirectas
Las sugestiones directas son aquellas en las que el terapeuta solicita claramente a la persona que experimente algo. Es decir, el cliente sabe con certeza qué es lo que el terapeuta le pide que haga, ya que éste usa su autoridad para inducirle a experimentar algo. Las ilustraciones de sugestiones que se han expuesto hasta ahora son ejemplos de sugestiones directas (que en ocasiones son reiterativas y monótonas, cuando se repiten varias veces seguidas). Las sugestiones indirectas son aquellas en las que no se pide tan claramente al cliente que experimente tal o cual reacción. Son más ambiguas, menos coercitivas, y se supone que permiten que el cliente manifieste sus potenciales y experiencias únicas, sorteando su análisis crítico consciente (Erickson y Rossi, 1979). Por ejemplo, para sugerir indirectamente que las manos del cliente se acercan la una hacia la otra, se puede decir lo siguiente: "Me pregunto si estarás experimentando alguna sensación en las manos, como unas ligeras sacudidas inconscientes. Quizá tu mente consciente no presta atención a las sensaciones, ya que tu mente inconsciente realiza los ajustes necesarios para que experimentes algo. Antes o después tus manos se tocarán. No sé cuál de las dos tocará a la otra primero, si la derecha o la izquierda. No sé si se tocarán ahora o después. Lo que sí se es que disfrutarás con ello. Todo el mundo tiene la experiencia de notar el cosquilleo que hace una mosca
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posada en la mano o de una hormiga caminando por ella. Rascarse para eliminar esa sensación es muy agradable. Cuanto mayor sea la sensación de que algo te corre por las manos, mayor será el placer de rascarse.Tú mismo te puedes preguntar si las manos se moverán rápida o lentamente. Tu mente consciente no sabe si tu mente inconsciente moverá antes la mano derecha o la izquierda, o si se juntarán en el centro ¿Qué ocurrirá primero? ¿El sentimiento de satisfacción de que las manos se toquen o el placer de averiguar qué mano se moverá antes? El cosquilleo de las moscas puede ser muy molesto, y en un momento puede aumentar rápidamente, o, a veces, lo hace lentamente. Tu mente consciente no necesita darse cuenta del deseo de que las manos se junten hasta que la mente inconsciente ya lo haya hecho. O tu inconsciente puede conocer tus deseos, mientras el consciente hace la respuesta'7 (la voz del terapeuta debe enfatizar las palabras en cursiva [adaptado de Erick-son y Rossi, 1979]). B) Sugestiones autoritarias contra permisivas Generalmente, se asume que las sugestiones directas suelen ser autoritarias, mientras que las indirectas son permisivas. Sin embargo, siendo las sugestiones indirectas por definición permisivas, no todas las permisivas son indirectas, como no todas las directas son autoritarias. Por ejemplo, si le decimos al cliente: "Tus ojos se pegan, se pegan cada vez más y más, más y más, ¡Nota cómo se pegan! Están tan pegados tus párpados, que no podrás separarlos ¡Intenta separarlos y no podrás!" (cursivas con tono de voz duro y elevado), estamos usando sugestiones directas y autoritarias que, generalmente, son poco o nada recomendables para la mayoría de las personas que acuden a consulta, si bien hay evidencia de que para ciertas sugestiones de reto funcionan mejor, cuando se ha convencido al cliente de que la hipnosis es un trance en el que el terapeuta tiene el control sobre el paciente. Sin embargo, podemos usar una sugestión directa y permisiva como la siguiente: "Dentro de un momento notarás cómo tus ojos se van cerrando y tus párpados se pegan..., se pegan. Deja que las cosas ocurran y ocurrirán. Si lo deseas, puedes experimentar que tus párpados se pegan y se pegan, cada vez más y mas, más y más. Se pegan tanto que dentro de un momento intentarás abrirlos, y
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observarás que no puedes, o que te resulta realmente difícil abrirlos. Si permites que tu mente funcione, observarás que cuanto más intentes abrir los ojos, más y más te costará. Para ayudarte a experimentar esta reacción contaré hasta 5. A medida que me acerque a 5, notarás tus párpados más y más pegados. 1, se pegan..., 2, están ya muy pegados..., 3, te costaría mucho separarlos..., 4, están ya completamente pegados, sellados, 5, intenta separarlos y observa que no puedes..., incluso cuanto más lo intentas más y más se pegan... \Eso es, muy bien\ Ahora contaré de 4 a 0. A medida que me acerque a 0, notarás que los párpados se van liberando, y que puedes abrirlos sin esfuerzo..., 4, se van liberando, 3, más despegados, 2, ya podrías abrirlos, 1, los párpados están completamente despegados, 0, abre los ojos, por favor ¿Qué tall" (se enfatizan las palabras en cursiva). Como puede observarse, las sugestiones son directas, pues se dice al cliente exactamente lo que se espera que experimente. Sin embargo, la actitud del terapeuta no es autoritaria o imperativa, ya que más bien solicita colaboración del paciente y le presta ayuda para que se cumpla la sugestión. Frases como "si permites que las cosas ocurran" o "si deseas que..." y similares, otorgan el control de lo que ocurre a la persona que está siendo hipnotizada. Frases como "muy bien", "estupendo", "¿cómo estás? etc., transmiten la sensación al paciente de que el terapeuta sólo esta dando instrucciones y que el mérito de llevarlas a cabo es del propio cliente. De este modo es muy difícil que la persona muestre resistencias debidas a miedos o rechazos hacia el terapeuta. Finalmente, podemos hablar de sugestiones fundamentalmente permisivas, que estarían en un punto intermedio entre las directas y las indirectas. Por ejemplo, para generar pesadez e inmovilidad de la mano, podemos decir lo siguiente: "Tu mano puede que acabe por estar pegada a la pierna, puede que levite y flote, o puede que no experimente nada. Puede que levite rápidamente, o puede que suba lentamente. O quizá puede que experimente una pesadez agradable que te genere mucha pereza cuando intentes separar la mano de la pierna. Quizá la mano decida por ella misma qué reacción prefiere, si separarse o quedarse inmóvil y agradablemente relajada" (se enfatizan las palabras que están en cursiva). La investigación indica claramente que las sugestiones directas y las indirectas funcionan prácticamente igual a la hora de promover las respuestas a las sugestiones, con una ligera ventaja para
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las directas, contrariamente a lo que opinan autores ericksonianos. Incluso parece que las directas generan un mayor sentimiento de no volición y automatismo, mientras que, en ocasiones, las sugestiones indirectas han generado desconfianza y recelo en algunas personas que se han sentido manipuladas. Estos resultados son contrarios frontalmente a las hipótesis ericksonianas y no deben olvidarse a la hora de planificar el modo de dar las sugestiones terapéuticas. En general, a la hora de aplicar las sugestiones hipnóticas usaremos ambos tipos de sugestiones, con una clara preponderancia de las directas y permisivas, evitando sistemáticamente las directas y autoritarias. Sólo en casos excepcionales (esencialmente con personas poco colaboradoras) parece aconsejable explorar el uso de las sugestiones indirectas como única estrategia. C) Imágenes y metáforas Otro modo de usar las sugestiones hipnóticas se asemeja mucho a la práctica guiada y, en general, al uso de la imaginación en los tratamientos cognitivo-comportamentales: tales modos son las metáforas y la narración de cuentos. En principio, el objetivo de la narración es facilitar al cliente la comprensión de contenidos complejos. El mensaje se entiende mejor por el medio que se utiliza. Se asume que la comprensión de ese mensaje fomentará un cambio de actitud y la aceptación de nuevas formas de entender la realidad. Las terapias ericksonianas, y otras derivadas de ellas, utilizan profusamente las metáforas (Hawkins, 1998). Existe investigación que indica el éxito de estos acercamientos a la hora de facilitar el aprendizaje de conceptos y promover cambio de actitud. No obstante, las metáforas, fuera del contexto ericksoniano, pueden considerarse, también como modos de fomentar distintas reacciones de afronta-miento ante situaciones difíciles. De hecho, el entrenamiento en relajación aplicada usó imágenes e historias no conectadas directamente con la problemática del cliente para mejorar sus reacciones ante el estrés (Suinn). Por lo tanto, las metáforas, dentro del contexto hipnótico, son elementos multifuncionales, pues nos permiten ayudar al cambio de actitud, a la formación de nuevos conceptos y a la creación de nuevas habilidades para enfrentarse a situaciones difíciles. Ésa es la razón por la que se creó, desde una perspectiva cognitivocomportamental no ericksoniana, una metáfora didáctica que cum-
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pliera con tales funciones. Esta metáfora se narra una vez la persona conoce la auto-hipnosis y antes de aplicar las sugestiones terapéuticas. Es decir, una vez la persona ya sabe cómo autohipnotizarse, y antes de comenzar con el programa de intervención como tal, se le pedirá al cliente que se auto-hipnotice para que el terapeuta le pueda narrar una historia que ayudará a ambos a comunicarse mejor, a clarificar ciertos conceptos sobre la hipnosis y la intervención psicológica, así como a evaluar otros modos de responder a las sugestiones por parte del . Para ello, se dice al cliente más o menos lo siguiente: "Ahora te voy a pedir que te auto-hipnotices. Cuando lo hayas logrado, te voy a relatar una historia que te ayudará a comprender mejor cuál es la función de la hipnosis, y te ayudará también a reducir tus temores respecto a ella y el problema para el que me has pedido ayuda. Por favor, pon en marcha los pasos que hemos practicado y cuando notes la inmovilidad del brazo, indícamelo moviendo ligeramente el pie derecho [el paciente se auto-hipnotiza]. ¡Muy bien! Ahora imagínate que estás conduciendo un vehículo todo terreno por la jungla sudamericana. Circulas por una pista forestal, entre árboles gigantescos, cerca de un río ecuatorial. Te diriges a un pueblo donde te esperan tus compañeros de expedición. En automóvil no dista más de una hora, pero caminando te llevaría casi cinco. De repente, tu automóvil se detiene. Bajas sorprendido y compruebas que se acabó la gasolina. El sol está en el ocaso y anochecerá en poco tiempo. Esto te asusta, pues no tienes víveres ni agua. Tampoco puedes hacer fuego. La jungla está llena de insectos peligrosos, de alimañas letales, y no tienes nada con qué defenderte de ellas. Buscas en el portamaletas gasolina, pero observas desesperado que no hay ningún bidón. Intentas poner en marcha el todo terreno, pero su motor sigue enmudecido. Notas el nerviosismo [se describen las reacciones de ansiedad del paciente]. Estás cada vez más y más preocupado. Sabes que puede ser muy peligroso intentar caminar hasta el pueblo, y decididamente mortal permanecer cerca del vehículo. Tenso y desorientado, buscas desesperadamente algo que te pueda sacar del atolladero. De repente, encuentras un machete enorme. Esto te asusta. El machete es un arma afilada y, aparentemente, peligrosa. Pero no tienes otra opción. Nervioso, coges el machete. Te da miedo, pero sabes que es lo único que tienes para salvar tu vida. Tratas de pensar qué es lo que puedes hacer. El miedo y la inseguridad te impiden razonar con claridad. Sin embargo, te das cuenta de que el río está cerca de la pista
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forestal donde te encuentras. Recuerdas que el pueblo está al otro lado del río. Si consiguieras cruzarlo, estarías pronto en lugar seguro. Entonces, te decides a intentarlo. Comienzas a caminar en dirección al río, cortando lianas, arbustos y maleza que te impiden el paso, usando con fuerza el machete. El cansancio es cada vez mayor. La mano y el brazo con los que usas el machete se fatigan más y comienzan a dolerte. Los pies y las piernas parecen desfallecer. Estás cada vez más y más cansado, tienes sed y hambre, pero sigues desbrozando la jungla sin desaliento. Súbitamente, de entre los árboles, salta una serpiente gigantesca con las fauces abiertas. Te asustas muchísimo y la esquivas con dificultad. Sabes que la serpiente pretende devorarte. Se acerca velozmente. Tanto que puedes oler su aliento fétido. Pero, en ese momento, la decapitas con un golpe certero del machete. Un tremendo asco te invade al ver la cabeza seccionada y separada del cuerpo, aún en movimiento, y la sangre que mana de él. Sin embargo, no desfalleces. Sabes que tienes el machete para poder seguir luchando por alcanzar tu objetivo. Con decisión, sigues avanzando hacia el río, abriéndote paso a través de la jungla. Por fin alcanzas la orilla, pero observas con sorpresa y desaliento que el río es enorme y turbulento. Recuerdas, además, que está lleno de pirañas que no tardarían más de unos minutos en devorarte. La ansiedad, el miedo, la desorientación y el desaliento te invaden de nuevo. Estás muy cansado y la noche comienza a caer. Sin embargo, recuerdas que el machete sigue en tu poder. Prestamente, comienzas a talar algunos árboles pequeños y lianas. Con ellos, a pesar del dolor de tus manos y la fatiga que te inunda, construyes una balsa. Con ella podrás vadear el río sin peligro y arribar al puerto del pueblo donde te esperan y en el que estarás a salvo. Construida la balsa, y provisto de una percha, te adentras en el río. Las turbulencias son enormes, y la balsa inestable. Esto te asusta de nuevo, pero sabes que estás cerca de tu objetivo. Puedes ver las luces del pueblo, incluso oír algunas voces lejanas. Piensas en el recibimiento cuando consigas llegar a puerto. Te sentirás satisfecho de ti mismo, seguro de tu fortaleza y capacidad. Tus compañeros, asombrados, te acogerán con iración. Y, sobre todo, habrás logrado resolver tu problema con tu propio esfuerzo y valentía. Perchas y perchas con fuerza, a pesar de las aguas rápidas del río y los salientes de las rocas que pueden destrozar la balsa. Finalmente, llegas al puerto. Varias personas te están esperando con exclamaciones de asombro y iración. Te sientes satisfecho, contento, seguro de ti mismo. Ya no tienes temor.
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Has conseguido alcanzar tu objetivo a través de tu esfuerzo, perseverancia y de tu razonamiento, que te han permitido sobreponerte a la desesperanza, al miedo, a la confusión. Sabes que con el machete has podido desenmarañar y eliminar los obstáculos que te acercaban a su objetivo. Has podido desprenderte de los ataques de tus enemigos interiores (el miedo, la inseguridad...). Te has podido deshacer de lo que te impedía acercarte a tu meta, a tu objetivo. Sin embargo, también sabes que esto no ha sido suficiente. No basta desprenderse y eliminar los obstáculos con decisión y firmeza. Has tenido que arriesgarte: crear y construir algo nuevo para poder alcanzar tu meta. Has construido la balsa, una nueva forma de desplazarse. Y todo ello lo has conseguido gracias a la ayuda del machete. Un instrumento que infunde temor, pero que cuando se le conoce y se usa con decisión puede constituirse en un instrumento inestimable para avanzar en el sentido que nos hemos propuesto. Ello es como la vida. Tenemos que luchar, esforzarnos y perseverar para lograr lo que nos proponemos (reducir nuestros miedos, mejorar ciertos hábitos, etc.), eliminando obstáculos y barreras, pero creando nuevas formas de vida, de relación; abriendo nuevas posibilidades, arriesgándonos a cambiar de vida, o la forma en que la enfocamos. El machete es como la hipnosis. Parece peligroso y nos asusta. Pero si lo utilizamos con astucia, inteligencia, valentía y destreza deviene en un instrumento que nos ayuda enormemente a conseguir nuestras metas y objetivos. El machete es la auto-hipnosis. Puedes manejarlo a voluntad, cuando lo desees. Pero recuerda, es la ayuda para superar tus problemas. Sin tu afán, constancia, esfuerzo, valentía y creatividad no es útil absolutamente para nada. Recuérdalo bien: cada vez que aparezca el desaliento, el temor, la confusión, puedes decirte la palabra "machete" y centrarte en la disociación de brazo. En ese momento podrás controlar la ansiedad, dándote las sugestiones terapéutica, y, de este modo, buscar las mejores soluciones para resolver el problema que se te haya planteado. Ahora cuenta hasta tres y deshipnotízate ¿Cómo te encuentras?". Como en cada hipnosis, se realiza en este momento una pequeña entrevista para averiguar qué pudo imaginar, cómo lo experimentó, lo que el paciente mismo elaboró independientemente del terapeuta, etc., para conocer los estilos del paciente y adaptar la forma de dar las sugestiones en las sucesivas sesiones. Finalmente, se comenta la intención del relato acerca del rol de la hipnosis y de la actitud del paciente hacia la intervención comportamental que reci-
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birá a partir de ella. En definitiva, se trata de motivar al paciente al uso de la auto-hipnosis, promoviendo una actitud de actividad y esfuerzo dentro del contexto terapéutico. Al mismo tiempo, se le ilustra sobre el tipo de ayuda que cabe esperar de la hipnosis, que es precisamente hacer más fácil soportar el esfuerzo provocado por el intento de cambio, incluso el reducirlo. Por lo tanto, se trata de aminorar el nivel requerido de auto-control, en el sentido estricto del término (esfuerzo, sacrificio), mejorando el nivel de automanejo y auto-regulación del . Como puede verse, la intención de la metáfora que proponemos es múltiple: por un lado, intenta ayudar a entender el significado de la hipnosis y la auto-hipnosis, en el sentido de que parecen peligrosas, pero, por el contrario, son beneficiosas. Por otro lado, procura facilitar la creencia de que la hipnosis es sólo un medio para que el esfuerzo del paciente sea menor y más eficaz, pero sin eliminarlo. Así se rompe con el mito de que la hipnosis lo consigue todo sin que el paciente tenga que esforzarse e involucrarse activamente en solucionar su problema. Al mismo tiempo, a través de la metáfora se realiza una exposición en imaginación que intenta motivar a la persona a otro tipo de exposiciones in vivo, con significado real para el paciente. En ese sentido, supone una ayuda para experimentar reacciones intensas que convenzan al paciente de que la hipnosis es una herramienta que le habilita para controlar mejor su mente a través de los ejercicios y sugestiones. De hecho, el cliente ha activado y desactivado en auto-hipnosis emociones (miedo, seguridad en sí mismo), sensaciones (sudor, cansancio, dolor muscular) y percepciones (la visualización de la jungla, serpiente, río, etc.) que pueden experimentarse como muy reales. Finalmente, la metáfora fomenta una concepción de la hipnosis menos esotérica, más científica y natural, basada en procesos habituales y muy conocidos para las personas, lo que ayuda al paciente a entender la no discontinuidad entre los comportamientos hipnóticos y los "normales". Investigaciones recientes han mostrado que esta metáfora didáctica promueve el cambio de actitud (en dirección positiva) sobre la hipnosis y no genera rechazos. Por el contrario, es aceptada y evaluada como divertida por ambos sexos (Capafons, Alar-cón y Hemmings, 1999). Todas estas funciones de la metáfora colaboran a hacer más probable la adherencia al tratamiento por parte del cliente, lo que
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Parte II: Protocolo de aplicación
concuerda con la utilización de la hipnosis como adjunto a los tratamientos psicológicos, más que como una terapia en sí misma (hip-noterapia). Finalmente, las sugestiones, sean del tipo que sean, deben verbalizarse con un tono de voz apropiado a cada mensaje: enfatizar las palabras clave, hablar con ritmo, estableciendo pausas adecuadas e imprimiendo una velocidad adecuada a cada cliente, modular el tono de voz según el momento del mensaje, mostrar seguridad y fluidez en lo que se dice, acompañado de una adecuada expresión y lenguaje no verbal, son aspectos que determinan en numerosas ocasiones el éxito o no de una sugestión. En general, a pesar de que las sugestiones ericksonianas pueden ser muy largas, las sugestiones deben ser cortas o fraccionarse en frases cortas. Su contenido debe manifestarse en positivo. Por ejemplo, es preferible decir: "es diferente" en lugar de "no es lo mismo"; "estás contento" a "no estás triste"; "el tabaco es indiferente para ti" a "ya no te apetece el tabaco"; "permanecerá quieto el [miembro que se desee]" a "no se moverá [el miembro mencionado]". También es oportuno implicar cuantos más sentidos mejor para sentir las reacciones: si le pedimos al cliente que se imagine que está en un jardín, le relataremos los colores que puede ver, los sonidos que puede escuchar, los olores de las flores, plantas, etc. A veces es muy difícil evitar la palabra "no". Por ejemplo, sugerir amnesias, suele implicar un reto en el cual se dice: "Intentarás recordar las imágenes que te agobian pero no podrás. Inténtalo y observarás cómo no puedes". No obstante, se puede reverbalizar esta frase diciendo lo siguiente: "Cuanto más intentes recordar las imágenes que te agobian, más y más se alejarán de tu mente, y menos podrás recordarlas; cuanto más lo intentes, más lo olvidarás". Con las alucinaciones negativas ocurre algo similar: "Dentro de un momento, a medida que te vayas fijando en tu cara, observarás que en el espejo no se reflejan tus gafas... cuando mires tu cara en el espejo, no verás tus gafas". Sin embargo, podemos ver-balizar lo siguiente. "Dentro de un momento, cuanto mires tu cara en el espejo, observarás que falta algo..., observarás que faltan tus gafas..., cuando mires tu cara en el espejo, podrás verlo todo excepto tus gafas". Por otro lado, las sugestiones posthipnóticas funcionarán más fácilmente si se verbalizan con un límite de tiempo corto y deter-
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minado: "Dentro de un momento, cuando salgas de hipnosis, y durante la próxima media hora, observarás que desaparecen la fatiga y el cansancio..., y te notarás despejado y activo..., durante media hora, te notarás despejado y activo...". Poco a poco se puede ampliar el período, hasta que la propia actividad del cliente (y el programa cognitivo-comportamental que se aplica) vayan consolidando el cambio. Con las auto-sugestiones del propio , a través de la auto-hipnosis, las sugestiones posthipnóticas se retroalimentan y la duración del efecto puede ampliarse ostensiblemente. Finalmente, teniendo en cuenta que lo anterior también se aplica a las auto-sugestiones, conviene explicar al tales principios, incluyendo aquellos que rigen también las autoinstrucciones: a) Las auto-sugestiones deben ser creíbles para el : es diferente decir: "A partir de hoy disfrutaré enormemente de la espeleología [en el caso de un claustrofobia)]", a decir: "A medida que vaya enfrentándome a las situaciones que temo, éstas dejarán de molestarme. Cuanto más me enfren te a mi problema, más y más lo controlaré y menos esfuer zo me supondrá" (lo cual es casi perogrullesco, pero difícil de aceptar por buena parte de los clientes). b) Deben diseñarse varias auto-sugestiones para lograr un efecto determinado, de modo que el cliente disponga de varias verbalizaciones, y no se aburra o se habitúe a una de ellas. A la larga, la sugestión perderá efecto. c) Las auto-sugestiones deben verbalizarse con fuerza, segu ridad y contundencia. Incluso a veces es oportuno aplicár selas con un tono que denote una intensa implicación emo cional. Por lo tanto, deben evitarse verbalizaciones mecánica y anodinamente repetidas. A pesar todas estas consideraciones, cabe esperar dificultades a la hora de activar las sugestiones y de integrarlas en el proceso terapéutico, para lo que conviene estar preparado.
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Parte II: Protocolo de aplicación
Preguntas de autoevaluación I Los métodos de inducción hipnótica deben incluir necesariamente: a) Fijación de la mirada y restricción de la atención para favo recer la fatiga ocular b) Instrucciones de relajación y conteo para fomentar la aten ción y el trance c) Sugestiones de caída o descenso para profundizar en el tran ce hipnótico. d) Sugestiones de somnolencia y pasividad para evitar las contrasugestiones
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e) Aquellos ejercicios y sugestiones que mejor se adapten al clien te, el terapeuta y el problema que se trate, pues la gama de posibilidades es muy amplia (alerta, activos, vigilia, relajación) D 2. Normalmente, cuando se indique la hipnosis por primera vez para una aplicación clínica, se establece1 a) Una sugestión de amnesia parcial, para que la persona olvide los momentos desagradables que toda hipnosis implica b) Una sugestión de levrtación de la mano, confirmatoria de trance c) Una sugestión posthipnótica de remducción rápida d) Una sugestión de reto sensorio-fisiológica para comprobar la flexibilidad psicobiológica del cliente.
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e) Una sugestión alerta-restnctiva para sorprender al cliente.
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3. En general, parece conveniente explicar los trucos en la auto -hipnosis rápida, indicando cuál es su función como instigadores pues 1 a) La pregunta está mal formulada, no conviene explicar los tru cos cuando se utiliza la auto-hipnosis rápida. b) Ayu d a a q u e el cli ent e a nali ce y dis c uta c on el t era p e ut a la veracidad de las reacciones hipnóticas que experimenta. c) F omenta una reacción d e pasividad para qu e el deje que las cosas ocurran. d) Se transmite información subliminal al inconsciente, de modo que la persona es más prona a seguir instrucciones. e) Se dificultan las discusiones entre el cliente y terapeuta sobre la "veracidad" de las reacciones hipnóticas.
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Capítulo 6: Aplicación de la hipnosis
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4 En ocasiones, las personas hipnotizadas se duermen debido al cansancio acumulado, estrés o ciertos trastornos. Si ello ocurriera, parece importante1 a) Despertar enseguida a la persona, por si se queda atrapada en un sueño hipnótico b) Despertar rápidamente a la persona, pues pierde el tiempo en la sesión c) Dejarla dormir para que descanse e indicarle posteriormen te que utilice la hipnosis para mejorar la calidad de su sueño o remitirla a un especialista en trastornos del sueño d) Dejarla dormir para evitar un shock disociativo. ej Dejarla dormir para que luego pueda recordar sus sueños y así poder interpretarlos durante el tratamiento
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5. En general, las sugestiones deben verbalizarse1 a) A través de frases cortas, formuladas en positivo y de forma permisiva, con un período de funcionamiento establecido y con implicación emocional b) De forma indirecta, ya que ha mostrado ser más potente para promover las respuestas a las sugestiones, c) Con frases largas y metafóricas, ya que se accede mejor al inconsciente y éste permite experimentar más vividamente la sugestión d) De forma directa e imperativa, pues esas sugestiones han mos trado ser muy potentes. e) Con poca implicación emocional, más bien mecánicamente, para que el cliente experimente un efecto paradójico.
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6 ¿Qué tipo de sugestión es la siguiente?:"Dentro de un momento notarás cómo tu brazo es muy pesado y cae sobre el reposabrazos. Deja que las cosas ocurran y ocurrirán Si lo deseas, puedes experimentar que tu brazo cae y cae, cada vez más y mas, más y más Pesa tanto que te es imposible mantenerlo estirado delante de ti. Si permites que tu mente funcione, observarás que cuanto más intentes mantenerlo levantado, más y más te costará. Para ayudarte a experimentar esta reacción contaré hasta 5 A medida que me acerque a 5, notarás el brazo más y más pesado 1, 2, muy pesado.., 3,4, su peso es insoportable.., 5, cae. no puedes mantenerlo en el aire.., incluso cuanto más lo intentas más y más cae sobre el reposabrazos... ¡Eso es, muy bien1 Ahora
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Parte II: Protocolo de aplicación
contaré de 4 a 0. A medida que me acerque a 0, notarás que el brazo recobra su tacto habitual y que puedes levantarlo sin esfuerzo. , 4, 3, más liviano, 2, ya podrías levantarlo.., I, el brazo recobre su peso habitual, 0, abre los ojos, por favor ¿Qué tal?". a) Indirecta
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ti) Indirecta e imperativa.
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c) Directa e imperativa. d) Permisiva e indirecta. e) Directa y permisiva.
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Dificultades con la hipnosis y cómo superarlas
Las más frecuentes son las relacionadas con el rechazo (o extrema credulidad) hacia la hipnosis. Es importante clarificar los mitos, tal y como se indicó en el capítulo 2. Si las creencias erróneas son muy fuertes y están muy arraigadas, puede ser complicado eliminarlas. Por lo tanto, en estos casos se debe valorar la oportunidad o no de perder varias sesiones en refutar las creencias falsas sobre la hipnosis. En ocasiones, ése es el objetivo de la terapia (recuérdese el síndrome de los falsos recuerdos), pero, generalmente, es preferible dejar la hipnosis a un lado y utilizar otros procedimientos basados en la imaginación o la propia sugestión (práctica guiada, terapia de auto-regulación emocional, etc.) si es que se consideran oportunos (como puede ser cuando se intenta tratar el dolor). Otro conjunto de dificultades son los fracasos en experimentar las sugestiones que se proponen. Descartadas las interferencias producidas por los miedos, es frecuente que la persona crea que no es capaz de realizar tal o cual sugestión. En este caso se debe insistir en que esa incredulidad es en sí misma una interferencia y que confíe en sus posibilidades, indicándole que, en caso de fracaso, se ha averiguado algo más sobre las habilidades del paciente, pero no se han acabado todas las posibilidades. Es decir, se argumenta al cliente que un fracaso es sólo un indicador de qué sugestiones funcionan y cuáles no. En absoluto un fracaso es un elemento definitivo para considerar que la persona no está hipnotizada o que otras sugestiones terapéuticas no funcionarán, o que no se pue-
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Parte II: Protocolo de aplicación
de hacer nada para conseguir experimentar la sugestión. Un fracaso es sólo un momento dentro del proceso en la terapia del que se aprende mucho y que se puede corregir. A veces no es la incredulidad la que determina el fracaso, sino la excesiva impaciencia en experimentar la sugestión, las prisas, los deseos desmesurados o la creencia de que la persona no tiene que hacer nada, sino esperar pasivamente a que las cosas ocurran. La presentación cognitivo-comportamental relatada en el apartado 5.2 ayuda a disminuir estas interferencias. No obstante, puntualmente pueden aparecer, y el terapeuta debe hacer notar al cliente que su colaboración es necesaria, pero que esta colaboración debe basarse en un esfuerzo calmado y sosegado por experimentar las sugestiones, recordando de nuevo la ley del efecto inverso. En general, ante un fracaso (el cliente puede recordar lo que se le sugirió que olvidara, o sus manos no se aproximan, o no observa reducción de su dolor), el terapeuta debe reaccionar con seguridad, aplomo y tranquilidad (sin olvidar expresarlo tanto verbal-mente como no verbalmente). Es importante en ese momento preguntar por lo que el cliente está experimentando, y aprovecharlo para reconducir la sugestión, o corregir los posibles defectos. Si estamos aplicando hipnosis por relajación, es más difícil la comunicación con el cliente, pero le podemos decir que podrá hablar fluidamente, y que el mero hecho de hablar le mantendrá hipnotizado y relajado. Si trabajamos con hipnosis activo-alerta también se puede solucionar la posible dificultad en hablar del mismo modo, mientras que con hipnosis despierta, la dificultad la tiene el terapeuta, pues el cliente le estará mirando y esperando una respuesta satisfactoria inmediata. Las respuestas de los clientes cuando se les dice "Dime qué estas experimentando, qué piensas o qué imaginas" son muy variadas. En ocasiones dicen que la palabra que se usa no les gusta o no les convence; (cliente): "No quiero sentir relajación... no me llena esa palabra"; (terapeuta): "¿Serenidad mejor?"; (cliente): "¡Sí! ¡Perfecto!". En otras ocasiones no se ven exactamente en la situación que el terapeuta le relata; (cliente): "Lo siento, pero no puedo sentir que estoy en el lado derecho del avión, no me cuadra"; (terapeuta): "¿Qué tal el izquierdo?, obsérvese en el lado izquierdo del avión"; (cliente): "Ahora sí. No sé por qué, pero ahora sí que viven-cio que estoy en el avión".
Capítulo 7: Dificultades con la hipnosis y cómo superarlas
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Una razón habitual radica en el descuido del terapeuta a la hora de evaluar las preferencias del . El terapeuta puede suponer que estar tumbado encima de una colchoneta, flotando en un mar tranquilo que acaricia la orilla de una playa, en una tarde de verano hacia el ocaso, es una experiencia agradable para el cliente, y tal suposición puede llevarle a un fracaso estrepitoso. Por ejemplo, una cliente tras oír el relato de la playa, comenzó a llorar desconsoladamente: su marido había muerto de infarto en una playa, un verano antes. Aunque la investigación indica que las personas muy susceptibles no prestan atención a las imágenes que propone el terapeuta que no les ayudan, creando unas propias, deben extremarse las precauciones y preguntar antes al cliente por el tipo de sucesos que pueden molestarle. Otro tanto ocurre con la velocidad que se imprime a las sugestiones. Algunos clientes son muy lentos, y necesitan elaborar despacio la sugestión. Si no se observa reacción tras una sugestión, no hay que dar por supuesto que se ha fracasado, sino que, insistimos, hay que preguntar qué es lo que está ocurriendo. El paciente puede decir simplemente que necesita más tiempo. Cuando se trabaja con hipnosis despierta esto es más sencillo, ya que el paciente mantiene una conversación fluida con el terapeuta. Sin embargo, tal como se ha indicado, con hipnosis tradicionales por relajación, tales conversaciones ralentizan el proceso y son más difíciles de mantener. Otro tipo de dificultades son los efectos paradójicos a la relajación. Si utilizamos hipnosis por relajación nos encontraremos con los mismos problemas que con otros métodos de relajación: algunos pacientes notan palpitaciones, inquietud y sensaciones de ahogo. A veces es sólo el temor a la nueva experiencia, pero, en ocasiones, sus causas no están tan definidas. Una fácil solución, en el caso de la hipnosis (siempre que no se necesite de la relajación como estrategia terapéutica), es cambiar a métodos activo-alerta o a hipnosis despierta. Estos métodos dificultan los efectos paradójicos, pero debe tenerse cuidado con los activo-alerta (y su vertiente en hipnosis despierta) a la hora de aplicarlos, ya que se debe explicar detenidamente qué es lo que se pretende y qué reacciones cabe esperar de ellos. Hacer ejercicios preparatorios, como se expone en el apartado 6.1, es una forma eficaz de prevenir tales efectos no deseados. Finalmente, uno de los problemas más frecuentes con la hipnosis es que la persona carezca de la habilidad necesaria para
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Parte II: Protocolo de aplicación
ponder a una sugestión o conjunto de sugestiones en particular (frecuente sobre todo en personas bajas o medio-bajas en susceptibilidad hacia la hipnosis). Este problema tiene solución, ya que, aunque la susceptibilidad a la hipnosis se muestra altamente estable en el tiempo, es cierto también que existen métodos bien investigados para incrementarla. Nos referimos a los métodos compor-tamentales por instigación de Sach y Anderson (1968) y al programa de entrenamiento en habilidades de Carleton de Gorassini y Spa-nos (1999). En el primer caso, la forma de proceder ante un fracaso es la de instigar la respuesta que se pretende activar a través de la sugestión. Posteriormente se pide a la persona que intente reproducir esa sensación, fijándose en cualquier avance por mínimo que sea, reforzándolo y apoyándolo con cualquier recurso que sea útil para el paciente. Si bien no es genuino de esta aproximación, sí es muy útil apelar al recuerdo sensorial para que el cliente entienda que uno de los recursos que pueden apoyar sus avances en reproducir las sensaciones instigadas es la asociación entre respuestas y ciertas claves que las activen. Así, la forma concreta de proceder sería la siguiente: Paso 1. Se instiga la respuesta que posteriormente se pretende experimentar a través de la sugestión. Para ello se usa cualquier estímulo que la active, ejercicio o "truco" de los que hemos comentado. A continuación se pide a la persona que observe la respuesta detenidamente, para que sepa exactamente qué es lo que debe sentir después. Ejemplo: se pretende que la persona levite la mano. Para ello activamos ¿[fenómeno Kohnstamm, sujetando fuertemente el brazo de la persona, mientras se le pide que intente levantarlo. Cuando lo ha hecho durante unos 30 segundos, se suelta súbitamente el brazo, que subirá rápidamente, salvo que la persona lo detenga. Si es ése el caso, se explica que no debe interferir con el movimiento, y se repite de nuevo el ejercicio para que la persona observe y experimente cómo el brazo sube de forma totalmente automática. Paso 2. Se vuelve a instigar la respuesta y se pide a la persona que la memorice bien, y que la asocie a una clave que puede ser una palabra (propia o del terapeuta), imagen, gesto, o todo a la vez. Se le dice a la persona que la intención de la asociación es la de activar la respuesta a través de tal clave, lo que ya sería una suges-
Capítulo 7: Dificultades con la hipnosis y cómo superarlas
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tión. Una vez la persona indica que ya lo tiene, se elimina completamente cualquier resto de la respuesta instigada. Siguiendo con el ejemplo anterior, se activa de nuevo el fenómeno Kohnstamm, y cuando el brazo sube se le pide a la persona que lo asocie a la clave (por ejemplo, a las palabras ligero, pluma, sube, etc., o a una imagen de un globo subiendo, o que se saca la mano por la ventanilla de un coche circulando a alta velocidad y el viento la empuja hacia arriba, etc.). Paso 3. Se pide a la persona que reproduzca la respuesta, activando la clave a la que la asoció, y que sin interferir, dejando que las cosas ocurran, reproduzca la reacción anterior. Para reproducir la levitación, la persona debería pensar en la imagen o decirse la palabra o frase a la que asoció el movimiento ascendente de su brazo. Paso 4. Se refuerza cualquier reacción que la persona experimente (aunque sea, como a veces ocurre, la de presión sobre el brazo, ya que, en efecto, sintió tal presión antes de que se liberara completamente, puesto que el terapeuta le presionó el brazo para que no subiera), y se anima a repetir la experiencia varias veces. Habi-tualmente, con uno dos intentos, la mayoría de gente que no experimentaba ligereza ni levitaba la mano o el brazo puede levitarlos cuando se le da la sugestión. El programa de entrenamiento de Carleton se basa más en el uso de la imaginación. Aclaradas las dudas de la persona, se le indica que experimentar una sugestión es una cuestión de colaboración, y se le anima a que activamente construya la experiencia sugestiva, involucrándose en una situación en la que debe creer como si fuera verdad: la persona debe ser parte de esa situación que ha creado. A continuación, se le explica la táctica para activar una sugestión en concreto. En el caso de levitación de la mano, se pide al cliente que imagine que su brazo es un globo que sube, y que realmente suba el brazo como si su brazo fuera un globo lleno de helio. Si se absorbe la persona en ese pensamiento, experimentará el acto voluntario de subir el brazo como si fuera automático. A continuación, se pasa un vídeo en el que un terapeuta da la sugestión de levitación de la mano, describiendo la imagen en la que se apoyará el cliente, quien muestra una levitación de la mano. En el vídeo, terapeuta y cliente discuten los pormenores de la experiencia de levitación, reforzando el terapeuta al cliente, mientras éste mués-
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Parte II: Protocolo de aplicación
tra satisfacción e indica que responder a la sugestión a través de imágenes es como aprender a resolver otro tipo de problemas que exigen habilidades (nadar, matemáticas, etc.). Posteriormente, se indica al cliente que toda sugestión tiene una parte mental y otra física. La parte física la tiene que realizar el cliente, nadie lo hará por él, pero la experimentará como algo que ocurre por sí solo si se centra e involucra en una imagen mental que es consistente con el acto físico que se requiere. El involucrarse e imaginar detenidamente lo necesario para que el brazo levite implica que las verbalizaciones encubiertas de la persona durante la imaginación deben ser consistentes con lo imaginado (la mano está ligera mientras se imagina que el brazo es como un globo de helio). Así, la imagen refuerza el acto físico de subir el brazo y el acto físico refuerza la imagen de ligereza. Finalmente se da la sugestión de levitación y el terapeuta refuerza cualquier intento y avance del cliente por experimentar la levitación de la mano. Existen variaciones breves de este procedimiento que se basan fundamentalmente en el uso de la imaginación también muy eficaces. En general, el terapeuta debe disponer de muchas y variadas imágenes que puedan apoyar cada tipo de sugestión, y ver-balizarlas al estilo de las instrucciones de "pensar en" (think with) e instrucciones "motivacionales hacia la tarea" de T. X. Barber (Barber y Calverley, 1963). Las instrucciones motivacionales hacia la tarea indican a la persona que su capacidad para responder a las sugestiones se basa completamente en su "deseo" de intentar imaginar y visualizar las cosas que se piden al cliente que imagine. Las instrucciones de "pensar en" se basan en tres aspectos fundamentales: 1. Se dice a las personas que pueden evitar experimentar una sugestión diciéndose cosas negativas (no puedo experimentar lo que se sugiere) o esperando pasivamente a que ocurra. 2. Se asegura al que puede experimentar la sugestión si se permite pensar e imaginar en los temas de la sugestión. 3. El terapeuta modela lo que debe hacerse, verbalizando en voz alta las cosas que imagina y piensa para experimentar la reacción sugerida. Por lo tanto, el programa de Carleton se basa esencialmente en las instrucciones motivacionales y de "pensar en". Aunque se sabe que la imaginación no es necesaria (salvo para un pequeño grupo de personas) a la hora de activar una sugestión, es cierto
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que la mayoría de las personas la consideran como un medio eficaz de lograrlo. Desde esta perspectiva, el usar instrucciones de imaginar y "pensar en", ayuda a generar expectativas de respuesta, ya que la persona creerá con mayor fuerza que la respuesta sugerida ocurrirá. Las formas indicadas de mejorar las respuestas a las sugestiones que se han expuesto pueden utilizarse en conjunto. Así la persona aprende a instigar reacciones, a imaginar y apoyar con su pensamiento lo que se hace, y sobre todo entiende que la experiencia hipnótica no es algo que dependa del terapeuta, sino de él mismo y de su interés en notar las reacciones que se sugieren. Todo ello ayuda a corregir y evitar fracasos a la hora de experimentar las sugestiones y autosugestiones hipnóticas. En otro orden de cosas, es cierto que algunos clientes muestran un rechazo casi insuperable hacia la hipnosis y/o presentan niveles de sugestibilidad iniciales extremadamente bajos. En estos casos, no tenemos por qué rehusar la sugestión como un adjunto a la intervención psicológica. Amigó (1992) propuso un conjunto de procedimientos para usar la sugestión sin rotularla como hipnosis, a los que denominó "terapia de autoregulación". De ellos, el más investigado es la terapia de autoregulación emocional. Basándose en las ideas de Wells (1924), en el concepto de recuerdo sensorial ya mencionado de Kroger y Fezler (1976), en el paradigma de trabajo para el incremento de la susceptibilidad a la hipnosis de Sach y Anderson y en las ideas básicas de psicología del marketing, Amigó creó la técnica citada. La situación no es rotulada, en este caso, como hipnosis. Por el contrario, se apela al recuerdo sensorial como el mecanismo responsable de la puesta en marcha de las sugestiones. Así, la labor del terapeuta es ayudar al cliente a aprender cómo controlar el recuerdo sensorial: a través de varios ejercicios, el cliente aprende a asociar reacciones a ciertas claves (auto o heterogeneradas), para luego reproducirlas en ausencia de esas claves. El objetivo último de estos ejercicios es activar el cerebro para que pueda reproducir las respuestas que se sugieren, sin necesidad de establecer nuevas asociaciones. Sólo en caso de fracaso, se recurrirá a instigadores, como se apuntó anteriormente, que activen la respuesta, para luego desvanecerlos y sustituirlos por las auto o hétero-suges-tiones. En concreto, la terapia de auto-regulación emocional consta de tres fases.
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A) Persuasiva -instigativa
En esta primera fase se explica al cliente el concepto de recuerdo sensorial, poniéndole ejemplos de la vida cotidiana. Cuando el cliente ha comprendido a qué proceso nos referimos, se le propone realizar ejercicios que le permitan controlar y desarrollar el recuerdo sensorial. En este momento se le explica el concepto de interferencia: al igual que en la presentación cog-nitivo-comportamental de la hipnosis descrita, se hace ver al paciente que el distanciamiento, incredulidad, impaciencia o la falta de motivación pueden interferir con el proceso de reproducción. Una vez entendido esto por el cliente, se le presentan varios estímulos que instigan las respuestas que debe asociar a claves. Posteriormente se eliminan los instigadores y la persona debe evocar tales respuestas sólo activando las claves (tal y como se comentó en el apartado anterior). Por ejemplo, se pide al cliente que introduzca una mano en un balde con agua fría. Las reacciones que provoca serán de frío, entumecimiento, hormigueo, etc. Una vez las ha observado detenidamente, se pide que vuelva a introducir la mano en el balde y que asocie las reacciones a una clave auto-generada. A continuación la persona debe poner en marcha la clave seleccionada y observar las reacciones que se activan. Generalmente las personas se sorprenden tras comprobar comportamentalmente que, efectivamente, pueden reproducir sensaciones y conductas. En este momento se le indica que está aprendiendo a controlar voluntariamente respuestas automáticas (rigidez de la mano, frialdad, etc.), lo que le llevará a poder reproducir voluntariamente emociones, sentimientos, reacciones biológicas, etc., cuando las necesite. Este esquema de instigaciónasociación-reproducción se lleva a cabo con tres ejercicios más (pesadez del brazo, olor y sabor, para lo que se usan un libro encima de la mano con el brazo estirado, cenizas de tabaco y zumo de limón, respectivamente). Esta primera fase puede destinarse también a evaluar la capacidad de la persona para reproducir sensaciones, de modo que los ejercicios indicados configurarán, junto a una serie de preguntas y observaciones del terapeuta, la escala de autoregulación emocional. Una vez el paciente ya puede reproducir varias sensaciones, se prosigue con la segunda fase.
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B) Desvanecimiento y pregeneralización El segundo paso es el de reproducir reacciones sin necesitar estímulos físicos. Las personas establecen asociaciones con otros objetos que al principio tienen una relación topográfica con la respuesta original (por ejemplo, pueden reproducir rigidez tocando un lápiz y después sólo con mirarlo). Así, los índices físicos se van desvaneciendo y son reemplazados paulatinamente por estímulos simbólicos. De este modo los s aprenden que pueden reproducir las respuestas experimentadas previamente con sólo activar las claves con las que fueron asociadas. No todos los clientes avanzan con la misma velocidad (lo cual es también aplicable a la hipnosis), por lo que debe usarse refuerzo diferencial de cada logro, retroalimenta-ción y auto-observación detenida de los avances y éxitos. Los fracasos se reatribuyen a la falta de práctica, instigándose cada reacción que se pretende alcanzar si fuera necesario (tal como se comentó previamente para corregir errores con la hipnosis). Así el siguiente paso deviene obvio. C) Generalización Los clientes ya han experimentado que pueden reproducir sensaciones y respuestas en general que previamente fueron elicitadas por estímulos reales sin necesidad de exponerse a esos estímulos. Más aún, experimentaron cómo pueden generar nuevas asociaciones con objetos que son muy diferentes de los estímulos reales y que pueden activar reacciones apelando simplemente a las claves elegidas (generalmente las sugestiones propuestas por el terapeuta). Por lo tanto, el puede entender, ya que las palabras son estímulos que funcionan como claves para activar el recuerdo sensorial. Lo más importante es dejar simplemente que las cosas ocurran. En otras palabras, el cliente puede recibir o darse sugestiones sabiendo que las palabras activarán el recuerdo sensorial (siempre que no lo interfiera) de las reacciones sugeridas, al igual que las señales tangibles o simbólicas lo hicieron en la fase anterior. Una vez se ha alcanzado esta tercera fase, se pueden usar sugestiones directas, mientras que el cliente se encuentra activo, con los ojos abiertos, etc. (hipnosis despierta). De este modo, junto con el
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Parte II: Protocolo de aplicación
conocimiento adquirido sobre cómo activar y desactivar el recuerdo sensorial, el cliente alcanza una elevada sensación de control sobre sus comportamientos. Por lo tanto, el terapeuta comprueba inmediatamente si las sugestiones funcionan y las adapta a las características y preferencias del cliente. El fracaso se reatribuye fácilmente como una cuestión de encontrar la clave y el instigador adecuados para el concreto que nos ocupa. Es cuestión de práctica y creatividad. Finalmente, una vez el cliente ya ha aprendido cómo responder a las sugestiones, no hace falta repetir las tres fases para sentirse activado y preparado: en las siguientes sesiones sólo debe concentrarse en una de las reacciones que sean fáciles de reproducir. Una vez evocada la respuesta seleccionada, el terapeuta indica al cliente que su cerebro está preparado y activo para poner en marcha otras respuestas, es decir, las respuestas que el terapeuta o él mismo sugieran. La investigación (Capafons, 1999) indica que la terapia de autoregulación emocional promueve respuestas a las sugestiones como la hipnosis por relajación. Así mismo, sus aplicaciones como adjunto a intervenciones cognitivo-comportamentales son muy variadas y prometedoras: se ha usado con éxito en el tratamiento del tabaquismo, obesidad, dismenorrea primaria, adicción a ciertas sustancias y fobia a volar. De tales investigaciones, al igual que ocurre con los métodos de hipnosis despierta descritos en las páginas anteriores, se desprende que la terapia de auto-regulación emocional se percibe como un procedimiento agradable y ameno. Las observaciones clínicas suelen ser convergentes: las personas muestran generalización de respuesta. Es decir, tras observar cómo pueden activar sus reacciones (por ejemplo, sensación de saciedad ante una comida que no conviene ingerir) para solucionar el problema que les llevó a solicitar los servicios del terapeuta, tienden a usar las mismas estrategias para otros problemas de su vida cotidiana (falta de concentración, ansiedad, etc.).
Capítulo 7: Dificultades con la hipnosis y cómo superarlas
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Preguntas de autoevaluaáón 1. Dentro de un contexto cognitivo-comportamental, un fracaso en experimentar una sugestión se interpreta como que: a) Sólo hay que buscar otras formas de aprender a experimen □
tarla. tí) La persona no está suficientemente hipnotizada y el trance es profundo. c) El paciente no podrá experimentar otras sugestiones más difí ciles o de ese estilo, por lo que habrá que evitarlas en la apli cación clínica de la hipnosis. d) La persona necesariamente está interfiriendo conscientemente con la sugestión. e) El cliente carece de los mitos oportunos para ser lo suficien temente crédulo para experimentar la sugestión.
no □
D □ □
2. Las instrucciones de "pensar en" y las instrucciones motivacionales son la base de: a) Los métodos ericksonianos permisivo-indirectos.
G
tí) c) d) e)
D D □ □
El programa de entrenamiento en habilidades de Carleton. La terapia de auto-regulación emocional. El entrenamiento en instigación de Sach y Anderson La inducción doble de la programación neurolingüística.
3. Una forma de corregir fracasos en experimentar sugestiones es la de instigar la respuesta a experimentar, asociarla a una clave y activar esa clave para reproducir la respuesta. Generalmente estos ejercicios se aplican explicando el concepto de: a) tí) c) d) e)
Trance o estado alterado de conciencia. Disociación cognitiva. Recuerdo sensorial. Inconsciente y activación cortical izquierda. Sonambulismo artificial.
D D □ □ □
4. El procedimiento sugestivo que se basa en el recuerdo sensorial, y que se presenta como un entrenamiento en el control de tal recuer do, es:
fililí .. ¡
124 a) b) c) d) e)
Parte II: Protocolo de aplicación La sofrología. El entrenamiento en el manejo de la ansiedad. La hipnosis activo-alerta. La terapia de auto-regulación emocional. La inducción doble (con dos terapeutas).
D
□ D D D
Miedo a volar en avión: cómo usar la hipnosis junto a la exposición
8
En apartados anteriores se han expuesto las principales características de una paciente con problemas para viajar en avión, así como los principales tipos de fenómenos sugestivos que se pretendían activar. A continuación se relata sesión por sesión el modo concreto de proceder en la aplicación de la hipnosis. Tras la primera sesión de evaluación, se citó a la paciente cinco días después. En esta segunda sesión se comentaron los resultados de los cuestionarios y se procedió a clarificar las creencias erróneas sobre el avión. En el caso de esta cliente el pensamiento problemático de base era confundir posible con probable (McMu-Uin y Giles, 1981). Así pues, se le explicó que era totalmente cierto que el avión puede caer (de hecho, caen esporádicamente), y que poder significa en este caso que existe la posibilidad. Como existe la posibilidad de matarse en la bañera o bajando unas escaleras o simplemente comiendo fruta. Se le preguntó qué otras formas de morir accidentalmente eran posibles para que ella misma confirmara que estas posibilidades (autobús, tren) no implicaban altas probabilidades. Lo altamente probable se define por la ratio entre intentos y resultados. Desde esta perspectiva, es sencillo comprender que durante un año son cientos de miles los vuelos que circulan por el espacio aéreo mundial, mientras que los accidentes son mínimos. Finalmente se presentó la siguiente idea. Terapeuta: La muerte es el hecho humano más probable. Es tan probable que, ciertamente, es algo seguro. Como decía Miguel
26
Parte II: Protocolo de aplicación
Hernández: "De la muerte nadie ha de hacerme dudar...". Realmente es cierto que existe la posibilidad de morir en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia. Ahora mismo, esperemos que no, puedo morir. Es cierto. Vaya o no en avión, esté o no ante una situación peligrosa. Ante este hecho, se tienen dos alternativas: una, evitar todo tipo de situaciones que entrañen posibles riesgos, estar pendiente de cualquier alteración biológica de nuestro cuerpo. ¿Cómo crees que nos afectaría adoptar esta actitud? Cliente: Pues encerrándonos en casa para siempre, no haciendo nada divertido, volviéndonos hipocondríacos, etc. ¿no? Terapeuta: ¡Exacto! La segunda, aceptar el hecho de que la muerte esta ahí, demorarla todo lo que esté en nuestras posibilidades procurando tener sentido común y, mientras tanto, disfrutar cada momento como si fuera el último en nuestra vida ¿Cómo crees que actuaría una persona con esta actitud? Cliente: No sé exactamente, pero supongo que valorando que se vive, evitando riesgos inútiles, pero procurando aferrarse a lo positivo de la vida. Terapeuta: Algunas personas que han estado cerca de la muerte, dicen haber experimentado el "cambio de orilla". Al ver tan cerca la muerte, deciden no perder el tiempo en miedos inútiles, enfados estúpidos o en alcanzar metas que no les enriquezcan. ¿Crees que viajar en avión es realmente una actividad altamente peligrosa, o carente de sentido? Cliente: No, pero aún así creo que me pondré muy nerviosa. He intentado pensar como me dices, pero no puedo. Aunque nunca lo había enfocado en términos de probabilidad, ni tampoco había pensado que, incluso aunque fuera cierto que puedo morir ahora, eso debe ser un acicate para disfrutar más de la vida. Me gusta esa idea. Terapeuta: ¡Estupendo! La hipnosis te puede ayudar a que esa idea, ese pensamiento adecuado, pueda servirte para superar tu miedo al avión. ¿Quieres intentarlo? Cliente: ¡Claro!, por eso estoy aquí. A partir de ese momento en el que se procuró una reestructuración cognitiva rápida, se presentó la hipnosis tal como se ha indicado en los apartados anteriores. La cliente pudo mover el reloj fácilmente, mostrando sorpresa y satisfacción (no mover nada el péndulo hubiera sido indicador de interferencias y una muy baja susceptibilidad a la hipnosis). A continuación se le enseñó la auto-
Capítulo 8: Miedo a volar en avión: cómo usar la hipnosis...
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hipnosis rápida y se le pidió que la practicara en casa durante el resto del día. Se citó a la paciente para el día siguiente. En la tercera sesión, la cliente dijo haber practicado la autohipnosis dos veces antes de dormir, y por la mañana, después de salir de casa. Mostró sorpresa, pues había dormido muy bien, algo poco frecuente en ella (comienzo de generalización de respuestas: se usa auto-hipnosis rápida para mejorar la calidad del sueño). Tras valorar muy positivamente esta actitud, se le relató la metáfora didáctica expuesta en otro apartado. A continuación se entrevistó a la cliente para conocer sus reacciones a las imágenes y a los mensajes sobre la hipnosis. La usuaria comentó que había experimentado las siguientes reacciones: mucho miedo por no poder pensar y estar sola; rabia por el descuido de la gasolina; la serpiente le había repelido ostensiblemente; cansancio físico al avanzar por la jungla; dudas sobre su capacidad para cruzar el río y de poder pensar en una solución nueva; creyó que la balsa era una buena idea; no se sintió contenta por superar las dificultades, ni le resultaron muy potentes las sugestiones de fortalecimiento del ego, ni las de alegría. Textualmente, la paciente se dijo que era una "gilipollas" por meterse en esa situación, y se contó en parte una historia paralela en la que miraba al cielo a ver si le enviaba ayuda. La explicación sobre las funciones de la hipnosis la entendió perfectamente. Por lo tanto, el terapeuta extrajo varias conclusiones: 1. La cliente visualiza bien, y las imágenes pueden generar reacciones negativas. 2. La colaboración es elevada. 3. Se deben trabajar más las sugestiones que incluyan seguridad, alegría y bienestar, ya que se quieren incluir dentro de las reacciones a experimentar en el avión. Acabada la explicación de la metáfora, se citó a la cliente para una semana más tarde, pidiéndole que practicase la auto-hipnosis todo lo posible. Asimismo, se le solicitó que trajera una lista de las situaciones que disparaban su miedo a volar en avión y cómo se sentía antes, durante y después de volar en avión (esto último se ha expuesto en el capítulo 4). En la cuarta sesión, la cliente indica que, tras dos años de dolores de espalda, ya no le duele, que puede bailar (aunque su marido no quiera, lo cual le impedía hacerlo), que siente que se está concentrando y que puede salir de las situaciones difíciles. Además relata que ahora puede trabajar mucho sin molestias en la espalda y que las palpitaciones han desaparecido. Cree que su cuerpo funciona bien, "con fluidez". La mente la nota muy activada, como si
su cabeza fue-
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Parte II: Protocolo de aplicación
ra a su aire. No chilla a sus hijos desde la última sesión. Cree que está tomando conciencia definitivamente de algo sobre sí misma: su marido es muy estresante para ella, e ilustra este estrés diciendo que el marido se rió de ella cuando practicó la auto-hipnosis en la cama, antes de dormir. Sin embargo, cree que la auto-hipnosis la está ayudando ostensiblemente: pudo controlar su agobio en una discoteca donde fue a bailar, y en el autobús para relajarse muscularmente. Cuando piensa en el avión y se altera, intenta contrarrestarlo pensando que tiene ya un arma para combatir tal temor (la auto-hipnosis). Finalmente relata algo que le llamó la atención: tras practicar la auto-hipnosis en el coche (recuérdese que estamos aplicando hipnosis despierta), lloró y se desahogó completamente. No lloró de rabia, indica, sólo lloró y se sintió muy a gusto. Esta reacción la interpretó como que estaba avanzando en su control personal. Tras felicitar efusivamente a la usuaria por su actitud tan activa y emprendedora en el tratamiento, se le propuso trabajar ya con sugestiones concretas. Para ello la cliente se auto-hipnotizó, y cuando indicó que se sentía dispuesta se aplicaron una serie de sugestiones confirmatorias de reto, para que comprobara el control que sobre sus reacciones estaba alcanzando. Las sugestiones fueron: una sugestión de catalepsia ocular (no poder abrir los ojos), una de alucinación de sed, seguida de otra de temperatura (frío en la garganta), inhibición verbal (no poder hablar) y, finalmente, otra de catalepsia rígida del brazo (no poder doblar el brazo). Recuérdese que el contexto en que se usa la hipnosis, los ejercicios de reto se ligan a la presentación cognitivo-comportamental. El cliente sabe que puede romper el efecto de la sugestión, por lo que cumplir con el reto no es caer bajo el control del terapeuta, sino sólo dejar que el cerebro funcione para que genere la reacción hasta que la persona la interfiera. Activar y desactivar esas reacciones son la prueba del alto grado de control mental que el paciente está alcanzando. Una vez la cliente comprobó con las sugestiones anteriores que su mente funcionaba eficientemente y con rapidez (que estaba autohipnotizada), se prosiguió con el segundo tipo de sugestiones: sugestiones para el control de las emociones. Estas sugestiones (directas y permisivas) comienzan por generar estados de bienestar y satisfacción. Poco a poco se lleva al cliente a distintas emociones relacionadas topográficamente, para luego ir desvaneciéndolas y transformándolas en su opuesto, terminando siempre con una emoción positiva. Así, se pasa de satisfacción a alegría y risa. Posteriormente
Capítulo 8: Miedo a volar en avión: cómo usar la hipnosis...
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se sugieren emociones de ternura, cariño y deseo. A continuación se sugiere serenidad, seguridad, indiferencia y distancia. El siguiente grupo de sugestiones son de tono aversivo: ansiedad, inseguridad, confusión, asco y náuseas. De nuevo se sugiere indiferencia, seguridad y calma, para volver a las emociones positivas, con las que se acaba la serie de sugestiones emocionales. El objetivo es que el paciente descubra que puede generar y modificar a bastante velocidad distintos estados de ánimo y emocionales. Ciertamente esto se hace en un contexto de seguridad (en la consulta del terapeuta y sin ningún estímulo desencadenante real). La idea es entrenar al cliente en las habilidades básicas, para paulatinamente, a través de aproximaciones sucesivas, introducir estímulos relacionados con el problema del paciente, antes los cuales éste puede evocar las emociones adecuadas usando la hipnosis. La paciente mostró bastante facilidad para activar sus emociones y experimentarlas muy vividamente. La que más le costó evocar fue la de deseo. No obstante, ella misma se imaginó que viajaba con su marido por el país que iba a visitar, viendo el paisaje y sintiéndose cariñosa con él. La palabra "ilusión" fue la que eligió para activar el deseo de ir de viaje. A continuación se revisaron las situaciones que elicitaban su miedo a volar. La ordenación resultante fue la siguiente (miedo ascendente): 1. Avión cerrado en pista. 2. Leer en inglés: Uve vest under your seat (chaleco salvavidas debajo de su asiento). 3. La azafata dando instrucciones y explicando las normas internacionales de aviación civil. 4. Luz en el techo indicativa de no fumar y cinturones abro chados. 5. Notar la aceleración en la pista. 6. Oír cómo se repliega el tren de aterrizaje. 7. El avión toma altura y se inclina para coger el rumbo. 8. Turbulencias. La paciente indicaba que oír el tren de aterrizaje le provocaba temor sólo en el despegue, ya que en el aterrizaje le confirmaba que estaba fuera de peligro.
130
Parte II: Protocolo de aplicación
En vista de que las situaciones se circunscribían esencialmente al contexto estimular del avión y de forma lineal, se decidió aplicar un entrenamiento en relajación aplicada, con práctica guiada y reatribución del significado de los signos de ansiedad. Si la persona pierde el miedo al viaje como tal, es esperable una generalización de estímulos previos y posteriores a esa situación, como así ocurrió. Tal y como indica Suinn, los signos de ansiedad son estímulos discriminativos de respuestas de escape y evitación. Cuando se utiliza la relajación desde una perspectiva de afrontamiento, los signos de ansiedad son reetiquetados como estímulos discriminativos de activación de las respuestas de afrontamiento. Desde esta perspectiva se entrena al paciente para que desarrolle una habilidad para el auto-control e incremente su competencia aprendida. En el caso que se está exponiendo, la forma de inducir la relajación (y otras emociones relacionadas, como calma, indiferencia, alegría, bienestar, etc.) era la auto-hipnosis rápida. Por lo tanto, los signos de ansiedad devenían en estímulos discriminativos para activar la auto-hipnosis rápida. Ello era posible porque se usaba desde una perspectiva de hipnosis despierta: la cliente podría auto-hipnotizarse caminado, hablando, etc. Cuando se le propuso esta forma de intervención, la paciente la aceptó enseguida, ya que en el fondo era como repetir la metáfora didáctica, pero introduciendo estímulos relacionados con su miedo (la metáfora ya había funcionado como una forma de exposición en imaginación y de desarrollo de las habilidades necesarias para soportarla y potenciarla). Por lo tanto, se pidió a la cliente que practicara en casa la auto-hipnosis, pues al día siguiente se iba a proceder con el entrenamiento en afrontamiento. Posteriormente se le aplicó una inducción heterohipnótica a través del método vigilia-alerta. La única sugestión que se aplicó fue que la auto-hipnosis sería potente para hipnotizarla, y que cuanto más practicara el método y más sugestiones se diera a sí misma, mejor le funcionarían y más efectos observaría. La idea de esta sugestión, como se ha indicado anteriormente, es la de reforzar las expectativas de eficacia de la persona y fomentar su independencia de las sugestiones del terapeuta. De esta forma se espera, de forma paradójica, que la persona pueda desvanecer las instrucciones del terapeuta y generalizar más fácilmente los resultados a su vida cotidiana.
Capítulo 8: Miedo a volar en avión: cómo usar la hipnosis...
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La paciente mostró satisfacción por la heterohipnosis, y sintió que las sugestiones le ayudarían a tener más éxito con la autohipnosis rápida. Se la citó para el día siguiente. En la quinta sesión, la paciente indicó que seguía durmiendo profundamente (algo infrecuente antes de la intervención) y notaba que su cuerpo le responde, lo que le hace sentir muy bien. Tras felicitarla por los avances, se le recuerda la intención de la práctica guiada, comparándola de nuevo con la metáfora didáctica: su miedo a volar en avión es la jungla y conseguir volar y disfrutar del avión y del viaje con su marido es el objetivo (como llegar al puerto en la metáfora). La auto-hipnosis rápida es el machete que le permite poner en marcha distintas soluciones (las emociones positivas entrenadas el día antes). Entendido lo anterior, se le fue relatando una secuencia de imágenes en las que iba viendo los distintos elementos fobogénicos: para cada uno se activaban las emociones de ansiedad, miedo e inseguridad, con sus correspondientes signos fisiológicos (taquicardia, palpitaciones y sudoración) y cognitivos (pensar en el accidente, sus hijos huérfanos, etc.), para recordarle inmediatamente que tenía la palabra clave (machete). Entonces se le recordó que esta palabra le permitía un control intenso de las emociones y se le sugirieron las de seguridad, indiferencia, distancia, calma, satisfacción y alegría. Una vez conseguía la paciente experimentar las emociones positivas manteniendo la imagen fobogénica, se pasaba a relatar la siguiente. Acabados todos los elementos ansiogéni-cos, se sugirió una proyección al futuro para que la persona viviera el éxito de ir en avión disfrutando del viaje mientras leía y charlaba tranquilamente con su marido, mientras de vez en cuando miraba por la ventanilla. A continuación se sugería que podía visitar el país, con ilusión, y sin pensar en lo horrible que sería el viaje de vuelta, ya que había superado su miedo al avión. Acabada la práctica guiada, se entrevistó a la paciente, quien indicó que le había costado experimentar miedo, y que una vez activado, le había costado reducirlo. Las sugestiones de sentir paz, ternura e indiferencia le fueron más útiles y las experimentó con fuerza. Para experimentar mejor la relajación, la paciente se había centrado en pensamientos como "mi cuerpo no está enfermo, no me va a dar un infarto a pesar de la taquicardia", y se daba instrucciones para relajarse recordando la práctica en casa y lo útil que le era para otras cosas también. Finalmente añadió que le había
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Parte II: Protocolo de aplicación
costado sentir ansiedad porque los signos del avión que le generaban temor ya los había percibido con gran indiferencia antes de que se le sugiriera (quizá como efecto de la metáfora didáctica). Como la persona partía de viaje antes de poder mantener otra sesión, se dedicó un parte de esta sesión a la prevención de recaídas. Así, se le explicó que es normal sentirse desbordado a veces por un miedo que se creía superado y que ello no quería decir que había vuelto a desarrollar la fobia. También se le dijo que a veces, las reacciones fisiológicas que provocaba el mismo viaje podían ser confundidas puntualmente con signos de ansiedad. Por último se le aseguró que incluso algunos viajes con muy malas condiciones climatológicas alteran y asustan a personas experimentadas. Todo lo anterior, se le razonó, indica sólo que esporádicamente podemos sentir miedos que no se cronifican. Todo depende de cómo lo interpretemos. Si se interpreta como una oportunidad para volver a practicar la auto-hipnosis y mejorar el auto-control, es muy difícil que el miedo vuelva a cronificarse. Para ilustrar todo ello se pidió a la cliente que se auto-hipnotizara, y se le relató una secuencia en la que, debido a las turbulencias, sentía una gran ansiedad y miedo. Se recordó que podría utilizar la auto-hipnosis, y que con ella podía conseguir que su mente experimentara esa situación como algo que pasa muy rápido (distorsión del tiempo, aceleración temporal), por lo que pasaría muy pronto. Más aún, podría usar la auto-hipnosis para controlarse y relajarse como lo había hecho en la consulta. Acabado el ensayo imaginado, la paciente indicó que se había dado cuenta definitivamente de que con la auto-hipnosis tenía un "arma" versátil, que le ayudaría a afrontar las situaciones nuevas que pudieran asustarla. Tras reforzar esta creencia, se le pidió que una vez terminado el viaje comunicara cuál había sido el resultado. Un mes más tarde la cliente informó de que el viaje había sido un éxito. Según sus palabras: "Cuando llegué al aeropuerto pensé que la auto-hipnosis no me funcionaría. Entonces disocié el brazo y traté de oír tu voz dándome sugestiones. Enseguida te oí claramente ["alucinación" positiva auditiva] y las sugestiones me funcionaron perfectamente. Ha sido un viaje sin miedo, divertido. Me he sentido muy segura con la auto-hipnosis". Dos años después, un breve o reafirmó estas ganancias, así como el mantenimiento de la mejora en su calidad de vida que se había provocado como consecuencia de la práctica con autohipnosis rápida (generalización de respuestas).
Capítulo 8: Miedo a volar en avión: cómo usar la hipnosis...
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Preguntas de autoevaluaáón
1. Una vez la persona está hipnotizada, se sugieren distintas emociones para que: a) La persona descubra que puede generar y modificar a bas tante velocidad distintos estados de ánimo y emocionales. □ ti) Se provoque una abreacción catártica. c) Se profundice en el estado de trance, al provocar una regre sión funcionalmente adecuada. d) Se active el ello, y entre en conflicto con el super ego. Así se puede encontrar material reprimido más fácilmente. e) Sea más sencilla una comunicación con el cerebro afectivo no racional de la persona.
ü □ □ D
2. Una de las conclusiones que se puede extraer de la aplicación de la auto-hipnosis rápida junto con exposición en imaginación es que: a) No provoca generalización de respuestas. ti) Sí provoca generalización de respuestas. c) Activa muchas resistencias y contracontrol. d) Los cambios terapéuticos son poco perdurables. e) Los cambios terapéuticos se producen muy lentamente.
□ d □ D D
3. Parece que el hecho de relatar la metáfora didáctica: a) No ayuda a entender el sentido de la exposición en imagi nación. □ ti) Genera más respuestas de escape y de evitación cuando se realiza la exposición en imaginación. □ c) Provoca efectos de sensibilización ante estímulos fobogénicos. □ d) Dificulta la evocación de respuestas de relajación. □ e) Ayuda a entender el sentido de la exposición en imaginación y facilita la práctica guiada. D 4. Al utilizar la hipnosis en las intervenciones clínicas: a) No se acompaña de las estrategias de prevención de recaí das, los efectos son siempre duraderos. □ b) Sise acompaña de las estrategias de prevención de recaídas. □ c) Es importante no plantear posibles recaídas para que la per sona no se sugestione y recaiga. D
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Parte II: Protocolo de aplicación
d) No deben usarse estrategias de reestructuración cognitiva, pues no añaden nada al efecto de la hipnosis. e) Las sugestiones terapéuticas deben darse a través de la heterohipnosis, ya que la auto-hipnosis es sólo un apoyo a la heterohipnosis.
□
D
Clave de respuestas
Capítulo I
Capítulo 2 a
1, Pregunta: D 2, Pregunta: M 3, Pregunta: D 4 - Pregunta: D
M D D D
D D M D
D O D 5?
O D D D
Capítulo 3
b
1, Pregunta: D D 2, Pregunta: D D 3, Pregunta: S? D 4-Pregunta: D S¿T 5 - Pregunta: D D
c
d
e
H' D D D D
D B* D D D
D D D D M
D D D D
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D D D M
Capítulo 4 a b
I. Pregunta- M 2-Pregunta D 3, Pregunta D 4-Pregunta- D 5 - Pregunta: D
D D D D D
c
d
D D B* D D M D D D D
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D D D 5? E'
I, Pregunta:^ 2-Pregunta. D 3.- Pregunta: D 4-Pregunta: D
D E' D D
136
Hipnosis
■ Capítulo 5
Capítulo 6
a
b c
d
e
c
d
1, Pregunta:» D D D D
I, Pregunta- 0
0 0
0»
2, Pregunta: D D D D » 3.- Pregunta: D 5f D D D
2-Pregunta: 3, Pregunta4.- Pregunta: 5, Pregunta:
D D D D
D D D D
4, Pregunta: D D 5, Pregunta: D D
ab
D » D »D D
D D D E'
6.- Pregunta: 0
Capítulo 7
i-J¿
a b
c
d
e
» D » D
0 0
e
D » D D
0»
Capítulo 8
a
b
c
d
e
I.-Pregunta:» D
D
D
D
I-Pregunta:»
2.- Pregunta: D & 3.- Pregunta: D D
D D M D
D D
4, Pregunta: D D
D
D
2.- Pregunta: D » D D D 3, Pregunta: D D D D » 4 - Pregunta: D » D D D
W
D D D D
Lecturas recomendadas y bibliografía
Lecturas recomendadas Anales de Psicología (1999). Psicología e hipnosis [monográfico], 15,1. Uno de los pocos volúmenes en castellano que trata el tema de la hipnosis desde una perspectiva científica que da una visión seria y general del estado del campo en la actualidad. Barber,T. X. (1988). Los procedimientos hipnosugestivos como catalizadores de las psicoterapias. En S. J. Lynn y J. P. Garske (Eds.), Psicoterapias contemporáneas. Modelos y Métodos (cap. 10). Bilbao: D. D. B. Imprescindible para entender las aplicaciones cognitivo-comportamentales de la hipnosis. Bayot, A. I., Capafons, A. y Amigó, S. (1995). Tratamiento del hábito de fumar. Tabaco y terapia de auto-regulación: un programa estructurado para dejar de fumar. Valencia: Promolibro. Proporciona un tratamiento estructurado que aporta sugestiones y procedimientos aplicables con hipnosis despierta, sea con o sin la terapia de auto-regulación emocional. Brown, D. P. y Fromm, E. (1987). Hypnosis and behavioral medicine. Hilsdale, NJ: Erlbaum. Manual clásico de aplicaciones de la hipnosis a la medicina. Algo desfasado en la actualización, pero lleno de esquemas y ejemplos para tratar distintos trastornos.
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Hipnosis
Brown, D. Scheflin, A. W. y Hammond, D. C. (1998). Memory, trauma & the law. Nueva York: W. W. Norton. Libro esencial para entender la relación entre hipnosis, memoria y aplicaciones forenses y clínicas de los recuerdos recuperados bajo hipnosis. Casas, C. y Capafons, A. (1996). Tratamiento del sobrepeso y exceso de grasa. Terapia de auto-regulación emocional para la reducción de la grasa corporal: un programa estructurado. Valencia: Promolibro Proporciona un tratamiento estructurado que aporta sugestiones y procedimientos aplicables con hipnosis despierta, sea con o sin la terapia de auto-regulación emocional. Clarke, J. C. y Jackson, J. A. (1983). Hypnosis and behavior therapy. Nueva York: Springer Publisher CO. Volumen práctico y aplicado. Algo anticuado en la teoría, pero muy oportuno para el aprendizaje de técnicas hipno-comportamentales para reducir la ansiedad. Hilgard, E. R. y Hilgard, J. R. (1975/90). La hipnosis en el alivio del dolor. México D. E: Fondo de Cultura Económica. Libro clásico y sugerente para aprender técnicas de control del dolor. Imprescindible en la biblioteca. Lynn, S. J. Kirsch, I. y Rhue, J. W. (Eds.) (1996). Casebook of Clinical Hypnosis. Washington D. C: American Psychological Association. Libro muy aplicado, en el que se exponen estudios de caso pormenorizadamente, sin descuidar las bases teóricas de cada aproximación descrita. Muy útil para la práctica clínica. Lynn S. J. y Rhue J. W. (Eds.) (1991). Theories of hypnosis. Current models and perspectives. Nueva York: The Guildford Press. Probablemente el mejor y más completo libro sobre las bases teóricas y experimentales de la hipnosis. De imprescindible lectura. Orne, M. T. (1962/67). La conducta antisocial y la hipnosis. En G. H. Estabrooks (Eds.), Problemas actuales de la hipnosis (pp. 125-170). México: Fondo de Cultura Económica. Capítulo imprescindible a la hora de entender la relación entre hipnosis y conducta antisocial desde una perspectiva desmitificadora.
Lecturas recomendadas y bibliógrafo
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Pérez-Álvarez, M. (1996). Tratamientos psicológicos (Cap. 5: la hipnosis). Madrid: Editorial Universitas. Capítulo que proporciona una visión lúcida e inteligente de la hipnosis, desde la teoría dramatúrgica. Yapko, M. D. (1999). Lo esencial de la hipnosis. Barcelona: Paidós. Libro aplicado y sencillo de leer, si bien algunos conceptos teóricos y formas de proceder quedan algo anticuados.
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Hipnosis
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Lecturas recomendadas y bibliografía
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