Amós Capítulo 8
Amós profetiza la caída de Israel — Habrá hambre de oír la palabra de Jehová. 1 Así me ha mostrado Jehová el Señor: Y he aquí, un canastillo de fruta de verano. 2 Y dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Un canastillo de fruta de verano. Y me dijo Jehová: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; ya no lo toleraré más. 3 Y los cantores del templo aullarán en aquel día, dice Jehová el Señor; muchos serán los cuerpos muertos; en cualquier lugar serán echados en silencio. 4 Oíd esto, los que pisoteáis a los menesterosos y arruináis a los pobres de la tierra, 5 diciendo: ¿Cuándo pasará la luna nueva, para que vendamos el trigo, y el día de reposo, para que abramos los alfolíes del trigo, y achiquemos la medida, y subamos el precio y falseemos con engaño la balanza; 6 para que compremos a los pobres por dinero y a los necesitados por un par de sandalias, y vendamos los desechos del trigo? 7 Jehová ha jurado por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de ninguna de sus obras. 8 ¿No se estremecerá la tierra por esto? ¿Y no llorará todo habitante de ella? Y subirá toda ella como un río, y se desbordará y menguará como el río de Egipto. 9 Y acaecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía y cubriré la tierra de tinieblas en pleno día. 10 Y cambiaré vuestras fiestas en duelo y todos vuestros cantares en lamentaciones; y haré poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en llanto por el hijo único, y su final será como día amargo. 11 He aquí, vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. 12 E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente andarán buscando la palabra de Jehová y no la hallarán. 13 En aquel día las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed. 14 Los que juran por el pecado de Samaria y dicen: ¡Viva tu dios, oh Dan! y: ¡Viva el camino de Beerseba! caerán y nunca más se levantarán.
“HAMBRE DE OÍR LA PALABRA DE DIOS HOY.”
Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes naciones: ministros e Iglesias, hermanos reunidos alabando a Dios y recibiendo la Palabra del Señor hoy domingo, día importante en medio del cristianismo. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos hable directamente a nuestra alma y nos alimente nuestra alma y todo nuestro ser con Su Palabra. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén. Para esta ocasión leemos Amós, capítulo 8, verso 11 al 12, donde nos dice de la siguiente manera: “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed.” Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: “HAMBRE DE OÍR LA PALABRA DE DIOS HOY.” Esta profecía nos habla de hambre espiritual y sed espiritual. Por lo tanto, así como nosotros alimentamos nuestro cuerpo con alimento literal, tenemos que alimentar nuestra alma con alimento espiritual; y el alimento espiritual para el alma es la Palabra de Dios. Por lo cual, así como usted tiene que encontrar el alimento para el cuerpo y comerlo, usted necesita encontrar, buscar y encontrar alimento espiritual para el alma, que es la Palabra de Dios correspondiente al tiempo en que usted está viviendo. En palabras más claras: la Palabra de Dios, el Mensaje de Dios para el tiempo que a usted le ha tocado vivir. Si usted viviera en el tiempo de Noé, usted tenía que buscar ese Pan espiritual, la Palabra de Dios, el Mensaje que Dios colocó en la boca de Noé para el pueblo; ése era el alimento espiritual para el alma de los seres humanos del Día de Noé. Y ahora, la Escritura nos dice que “no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios,” así nos dice Dios por medio del profeta Moisés en Deuteronomio, capítulo 8, verso 3: “Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” Así como para que viva nuestro cuerpo físico le damos alimento físico, para que viva nuestra alma tenemos que darle un alimento espiritual, que es la Palabra de Dios para el tiempo en que la persona está viviendo, o sea, el Mensaje de Dios para el tiempo en que vive la persona.
Encontramos también, cuando el diablo tentó a Jesús en el capítulo 4, verso 3 al 4, cuando el diablo le dice: “Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan.” Cristo le dice: “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” O sea, lo que sale de la boca de Dios es la Palabra de Dios. Respondió Jesús y dijo... Dice: “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Esa es la Palabra que toda persona necesita comer espiritualmente, su alma, comer esa Palabra para que viva eternamente en el Reino de Dios; es la vida espiritual, la vida del alma en el Reino de Dios; y por consiguiente, usted tiene que alimentar su alma, así como alimenta su cuerpo. Está prometido o profetizado por Amós, capítulo 8, verso 11 al 12, que “vendrá hambre sobre la Tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios.” El ser humano, al ser creado a imagen y semejanza de Dios: Así como Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, el ser humano es alma, espíritu y cuerpo. El alma es lo que la persona es en realidad; el espíritu es el cuerpo espiritual o espíritu que tiene cada persona, el cual es un cuerpo parecido al cuerpo físico pero de otra dimensión; y el cuerpo físico que ya usted se ha visto y en el espejo ve su rostro. Encontramos que, tanto el cuerpo, el espíritu y el alma, necesitan ser alimentados: el cuerpo con comida física, el espíritu con enseñanza humana y enseñanza espiritual también; y el alma, alimentada con la Palabra de Dios para que el alma tenga vida eterna. “El que oye mi Palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” San Juan, capítulo 5, verso 24, nos dice Cristo. Y ahora, siendo que se requiere el pan para el alma, en el maná que le fue dado al pueblo hebreo fue tipificado el pan espiritual para el alma, que le sería dado al ser humano; por eso es que dice en Deuteronomio, capítulo 8, verso 3, que le dio maná del Cielo, maná, alimento para el cuerpo, y le mostró que no solamente de pan físico vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Es más importante el alimento para el alma que el alimento para el cuerpo; en el maná estaba tipificado el alimento para el espíritu, para el alma; o sea, que en el maná estaba tipificado Cristo. Por eso Cristo dijo en San Juan, capítulo 6, versos 47 en adelante, dice: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.” Y en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40, dice: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.” Todo lo que le ha dado el Padre, Cristo dice: “Para que de todo lo que me diere no pierda yo nada.” Son las ovejas que el Padre le dio para que les dé vida eterna, para que no se pierdan esas ovejas, esas
personas, sino que los resucite en el Día Postrero. O sea, los resucitará si han muerto físicamente, si están vivos los transformará; y todos serán a imagen y semejanza de Dios, como Cristo: con cuerpo físico glorificado y espíritu teofánico angelical. “Y esta es la voluntad…” Dice: “...sino que lo resucite en el día postrero.” El Día Postrero delante de Dios, por cuanto para los seres humanos mil años para Dios es un día, y un día delante de Dios para los seres humanos son mil años; un día milenial para los seres humanos es un día delante de Dios, y en los días de la semana encontramos que están representados los siete días delante de Dios, siete días que para los seres humanos son siete milenios. Encontramos, desde Adán hasta Jesús, que se vivieron cuatro días delante de Dios, cuatro milenios, y Cristo nació finalizando el *cuarto milenio, o para comenzar el quinto milenio, unos tres a diez años antes de comenzar el quinto milenio. Y cuando comienza el quinto milenio comenzaron los días postreros delante de Dios, que para los seres humanos son los milenios postreros: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio; por esa causa encontramos que el apóstol Pablo nos dice en Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días (vean: en estos postreros días) nos ha hablado por el Hijo.” Ya el apóstol Pablo dice que aquellos días en que Dios estaba manifestándose a través de Jesús y hablando a través de Jesús... porque Jesús decía: “Yo no hablo nada de mí mismo, el Padre que mora en mí, Él hace las obras.” Por lo tanto, Él hablaba la Palabra del Padre, era Dios hablando por medio de Su Espíritu a través de Jesús. Y dice Dios: “...en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” Y ahora, desde los días de Jesús comenzaron los días postreros delante de Dios, que son los milenios postreros para la raza humana: quinto milenio, allá en los días de Jesús; cuando tenía de tres a diez años de edad comenzó el quinto milenio y ahí comenzaron los días postreros delante de Dios, que son los milenios postreros para la raza humana, los tres milenios postreros: quinto, sexto y séptimo. “Porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día,” Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y también el Salmo 90, verso 4. Por eso es que se ha estado predicando desde los días de Jesucristo, que estamos viviendo en los días postreros; por lo tanto, los predicadores que han dicho en tiempos pasados: “Estamos en los días postreros,” estaban correctos; el mismo San Pablo dijo que estaban en los días postreros, y estaba correcto también; y San Pedro también lo dijo. Ahora, decir que estamos en el Día Postrero, solamente se puede decir desde que comenzó el séptimo milenio de Adán hacia acá, que viene a ser el tercer milenio de Cristo hacia acá. Conforme al calendario
gregoriano ya han transcurrido dos mil años de la Dispensación de la Gracia, que son dos días delante de Dios. Los dos primeros días postreros, que son el quinto milenio y sexto milenio, ya han transcurrido conforme al calendario gregoriano, y ya hemos entrado al Día Postrero delante de Dios, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, y ya llevamos trece años dentro del séptimo milenio conforme al calendario gregoriano. Pero si sacamos los números conforme al calendario hebreo o calendario judío, que tiene trescientos sesenta días al año, entonces ya estamos más avanzados dentro del Día Postrero, o sea, dentro del séptimo milenio; y para el séptimo milenio, que es el Día Postrero, es que Cristo ha prometido resucitar a los creyentes en Él que han muerto, y a los vivos transformarlos. Por lo tanto, la promesa de la resurrección para los dos días postreros anteriores, era una promesa que no iba a ser cumplida en ninguno de esos dos días delante de Dios, anteriores; no iba a ser cumplida en el quinto milenio ni en el sexto milenio, excepto la resurrección de Cristo y los santos del Antiguo Testamento que resucitaron con Él cuando Cristo resucitó de entre los muertos; esos eran los que estaban bajo el Pacto del Antiguo Testamento. Pero los que están bajo el Pacto del Nuevo Testamento la promesa es que los que han muerto serán resucitados en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá. Y ahora, continuamos aquí en San Juan, capítulo 6, verso 40: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” Para los creyentes en Cristo, que ven a Cristo como el Salvador, el Redentor, el que con Su muerte en la Cruz del Calvario efectuó la Redención nuestra, el cual con Su muerte efectuó la Expiación de nuestros pecados, el cual llevó a cabo la Obra de Expiación la cual fue reflejada en la Fiesta de la Expiación del día diez del mes séptimo de cada año, en medio del pueblo hebreo, de Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29... Por eso es que cuando Cristo en la última cena estuvo con Sus discípulos comiendo, tomando la última cena con ellos, en el capítulo 26, versos 26 en adelante, dice [San Mateo]: “Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” En el pan tipificó el cuerpo que estaba dando en Sacrificio de Expiación, y en el vino representó, tipificó Su Sangre, que era derramada para la remisión de los pecados de las personas. Él también en San Juan, capítulo 6, hablando de Su cuerpo, dice, capítulo 6, verso 48 en adelante: “Yo soy el pan de vida.”
O sea, que el maná que recibió el pueblo hebreo cada día, tipificaba el Pan de vida eterna para el alma de la persona, así como el maná era el pan para el cuerpo de las personas, para darles vida física, mantenerlos vivos; pero el Pan de vida eterna, que es Cristo, es para darnos vida eterna en nuestra alma, vida espiritual en Su Reino, para tenernos vivos, con vida eterna, en Su Reino. “Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera (o sea, viva eternamente). Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.” Para vivir eternamente necesitamos a Cristo, que es el Pan de vida eterna; y el que come de ese Pan, vivirá eternamente. Por cuanto es un Pan espiritual, Cristo, algunas personas se preguntan lo mismo que los judíos preguntaron aquí: “Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” No es comernos literalmente Su carne, es por la fe y con la fe que está en el alma, creer de todo corazón en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, reconociendo que Su muerte en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, para obtener el perdón de nuestros pecados, ser limpios con Su Sangre, de todo pecado, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo; y obtener así la vida eterna, nacer en el Reino de Cristo a una nueva vida: a la vida eterna, y así estar seguros con Cristo en Su Reino eterno. “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.” O sea, el que no coma la carne del Hijo del Hombre y beba Su Sangre, no tiene vida eterna dentro, allá en el alma. El que cree en Cristo tiene vida eterna; porque por la fe, al creer en Cristo, estamos comiendo Su carne y bebiendo Su Sangre, y Él nos da la vida que está en la Sangre, que es Su Espíritu Santo, y así nos imparte vida eterna. “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.” Dictaba conferencias, predicaba en las sinagogas; era invitado a predicar y les predicaba, Él no tenía barreras.
Y ahora, en todo ese mensaje que les predicó encontramos que fue un tema en que hubo un poco de controversia de parte de los que lo escucharon, en contra del Mensaje de Jesús. Es que la verdad no se puede ajustar al gusto de las personas, son las personas que tienen que ajustar su forma de pensar y de creer a la Palabra verdadera. La verdad no se compromete con nadie, la verdad es la verdad la crean o no la crean, la verdad es la verdad estén de acuerdo o no estén de acuerdo con ella. Por lo tanto, Jesucristo predicaba la verdad creyeran o no creyeran, por eso Él decía: “Y Yo hombre que hablo la verdad, vosotros no creéis,” por ahí por San Juan, capítulo 8, Él habla acerca de esto. Es importante buscar la verdad y no dejar nunca la verdad. La verdad para el tiempo en que uno vive es la Palabra de Dios para el tiempo en que uno vive; y por lo tanto, ese es el alimento para el alma de la persona que vive en la Tierra, y esa Palabra es Cristo en forma de Palabra, en forma de mensaje. Ahora veamos, cuando terminó la predicación y termina el culto de la sinagoga, vean lo que sucedió: “Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? (Están criticando el Mensaje de Jesús, Sus propios discípulos). Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él (no estaban de acuerdo con el Mensaje de Jesús, que era la revelación divina para el pueblo en ese tiempo). Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Pedro tenía esa revelación). Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? (O sea, que volvió con algo duro, señalando que uno de ellos, de los doce, era el que lo entregaría, porque si era un diablo, un diablo no puede hacer nunca nada bueno). Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.” Por eso en medio del cristianismo nadie debe de escandalizarse si aparecen algunos diablos como Judas Iscariote; si con Jesús estaba, y eran doce nada más, cuánto más en grupos más grandes.
Siempre, cualquier persona que esté representada en Judas Iscariote, va a hacer en la misma forma que hizo Judas Iscariote: va a aparentar ser parte de los creyentes, va a aparentar ser un hombre espiritual, pero estará siempre buscando una falla; y aunque no la encuentre, va a decir que encontró una o más fallas para hacer lo que hizo Judas Iscariote: entregar a Cristo, la Palabra, al escarnio y a muchas otras cosas para que destruyan la Palabra de cada edad en la que estén viviendo cada uno de esos Judas Iscariotes. Pero recuerden, Judas se suicidó cuando se dio cuenta del error que había cometido, pero él no tuvo oportunidad de regresar, había cruzado la línea entre juicio y misericordia, había vendido al Maestro. Toda persona que venda al Maestro, a Cristo, la Palabra, le pasará en la misma forma. La Escritura dice que Judas fue y se ahorcó y se fue a su lugar, o sea, al infierno, que es el lugar de donde había venido, y fue el instrumento del diablo en el cual el diablo se encarnó para hacer aquella obra de entregar a Cristo. O sea, que Judas Iscariote fue el anticristo de esos días, y el anticristo del Día Postrero está representado en Judas Iscariote, pero eso lo vamos a dejar quietecito para otra ocasión. Ahora, lo importante para el creyente es lo que dice Cristo en San Juan, capítulo 7, versos 37 al 39: “En el último y gran día de la fiesta...” O sea, de la Fiesta de los Tabernáculos, porque aquí nos dice que era el día de esa Fiesta de los Tabernáculos. Dice: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.” Jesús fue glorificado, y el Día de Pentecostés vino el Espíritu Santo sobre todos los creyentes: ciento veinte, que estaban en el aposento alto en aquellos días. Era un tiempo muy importante el Día de Pentecostés, el cual estaba reflejado en la fiesta del día cincuenta, desde... Contando desde el día que se ofrecía la gavilla mecida delante de Dios hasta contar cincuenta días, y el día cincuenta era el Día de Pentecostés, porque Pentecostés es cincuenta. Y ahora, para recibir la otra porción que falta, que será la adopción física, la redención del cuerpo, será en un Año Cincuenta, Año de Pentecostés. El Año de Pentecostés representa el tiempo en que va a ocurrir la redención del cuerpo, la resurrección de los muertos creyentes en Cristo, y la transformación de los que estén vivos en el Día Postrero. Por lo tanto, es un tiempo muy importante el que estamos viviendo en la actualidad; y todos los creyentes en Cristo de todos los grupos religiosos anhelan la Segunda Venida de Cristo, anhelan la resurrección de los muertos creyentes en Cristo y anhelan la transformación de los que estén vivos en la Tierra, de los que están vivos en la Tierra; porque son promesas divinas para todos los creyentes en Cristo. Y por consiguiente, anhelan oír la Palabra de Dios relacionada a todo el Programa Divino
correspondiente a este tiempo final, correspondiente al Día Postrero; y eso será el alimento espiritual para el alma de todos los creyentes en Cristo. Ese es el alimento por el cual la humanidad, los creyentes en Cristo, tienen hambre y sed: hambre y sed de oír la Palabra del Señor, la Palabra del Señor para este tiempo final, para obtener la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y esa Palabra, por la cual tienen hambre los creyentes en Cristo, es la Palabra de Cristo, la Voz de Cristo, que está prometida que será hablada por el Espíritu Santo en el Día Postrero; y eso será la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final hablándole a Su Iglesia, hablándole al cristianismo y hablando para toda la humanidad. A través de las etapas de la Iglesia hubo alimento espiritual a través de la trayectoria de la Iglesia, en la cual el Espíritu Santo estuvo hablando por medio de los diferentes mensajeros que Él envió; porque siempre ha tenido un mensajero a través del cual hablar. “Porque no hará nada el Señor, sin que antes revele sus secretos a Sus siervos, Sus profetas.” Amós, capítulo 3, verso 7. Por lo tanto, habrá un territorio y un pueblo que estará escuchando la Palabra del Señor para este tiempo final; y por consiguiente, estarán escuchando la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, el Mensaje Final de Dios, el Mensaje que nos preparará para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; habrá un pueblo que estará comiendo ese alimento espiritual, la Palabra del Señor para este tiempo final, para el Día Postrero. Todos los muertos escucharán la Voz del Hijo del Hombre y se levantarán, resucitarán para vida eterna. Todos los creyentes en Cristo, de edades pasadas y los que estén vivos, serán transformados para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Por lo tanto, es importante saber que habrá en un territorio y en una nueva etapa de la Iglesia, alimento espiritual para el alma; porque no solamente de pan físico vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Y sale de la boca de Dios, siempre, a través de las diferentes etapas, desde Adán hacia acá, sale de la boca de Dios, que son los instrumentos de Dios, los mensajeros de Dios, los profetas de Dios; esos son la boca de Dios. Del corazón de Dios al corazón de un hombre, y del corazón de un hombre al pueblo; ese es el orden divino, es un alimento para el alma, para el corazón de cada ser humano. No solamente de pan vivirá el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios; hambre de oír la Palabra de Dios, oír la Palabra de Dios para hoy, para nuestro tiempo, oír la Palabra de Dios para el Día Postrero, lo cual será la Voz de Cristo, el Ángel fuerte que desciende del Cielo clamando como cuando ruge un león, y siete truenos emitiendo sus voces. Esa es la Voz de Cristo como León, para darnos el alimento espiritual para el alma luego que termine el tiempo de la Dispensación de la Gracia, y luego que termine el tiempo del Mensaje correspondiente a las diferentes Edades de la Iglesia; luego viene el Mensaje de Gran Voz de Trompeta, el Mensaje del Ángel Fuerte que desciende de Cielo. Y eso será el alimento espiritual para el alma de todos los creyentes, para darles la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Hay hambre y sed en la Tierra, de oír la Palabra de Dios, el Mensaje Final de Dios, como hubo una sequía en el tiempo del profeta Elías, la cual él anunció por mandato divino en Primera de Reyes,
capítulo 17, verso 1 en adelante. Y por el capítulo 18, versos *41 al *46, luego él anunció la lluvia cuando le fue dicho que vendría una grande lluvia sobre la Tierra. Elías había dicho en el capítulo 17, verso 1 en adelante: “No habrá lluvia, ni aún rocío, sino por mi Palabra.” Así también será en este tiempo final: No habrá lluvia espiritual, no habrá agua y por consiguiente tampoco alimento espiritual, sino por la Palabra de Elías. Elías está prometido en Malaquías, capítulo 4: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.” Por lo tanto, habrá Palabra de Dios, habrá una gran lluvia que traerá un gran avivamiento para el alma de los seres humanos; y les dará vida. Esa lluvia será una lluvia espiritual que traerá vida para los creyentes en Cristo, traerá un avivamiento; y materializará Cristo todas las promesas que Él ha hecho para el Día Postrero. Y muchos de los que estamos vivos tendremos el privilegio (como van las cosas) de ver la Segunda Venida de Cristo y los santos que vendrán con Él del Paraíso siendo resucitados en cuerpos glorificados, eternos, inmortales, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Y los que estemos vivos y los veamos, la promesa es que seremos transformados. Y yo estoy esperando mi transformación, yo estoy esperando ese momento glorioso prometido en la Palabra de Dios. Yo anhelo mi transformación, por lo tanto, anhelo y espero la Segunda Venida de Cristo con los santos resucitados, como ha sido prometido; para que nosotros los que vivimos seamos transformados y llevados con Él a la Cena de las Bodas del Cordero. ¿En qué tiempo estamos viviendo? Estamos viviendo en el tiempo en que hay hambre y sed de oír la Palabra de Dios, la Palabra del Señor para este tiempo final, el Mensaje que corresponde a este tiempo final. Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos, y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone, y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y lo bautice con Espíritu Santo y Fuego cuando haya sido bautizado en agua en el Nombre del Señor. Para lo cual puede pasar al frente y oraremos por usted. Los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo por los que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Por lo tanto, pueden pasar al frente donde se encuentran en otras naciones para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que están viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Dios tiene mucho pueblo en Puerto Rico, en el Caribe, todo el Caribe y en toda la América Latina; y los está llamando en este tiempo final para completar Su Iglesia y así terminar Su Obra de Intercesión en el Cielo, salir del Trono del Padre, tomar el Título de Propiedad, el Libro sellado con siete sellos, abrirlo en el Cielo y hacer Su Obra de Reclamo.
Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador, para que también queden incluidos en la oración que estaremos haciendo por todos los que estarán viniendo en diferentes naciones, a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Con nuestras manos levantadas al Cielo y nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos, estén listos: Padre celestial, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti con todas estas personas que han estado recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador en esta ocasión. Te ruego los recibas en Tu Reino y les des vida eterna por medio de Jesucristo. Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén. Y repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos: Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón. Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el Nombre único en el cual podemos ser salvos, creo en Ti como el Mesías prometido, como el Salvador del mundo, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Tu fe nació en mi corazón al escuchar la predicación de Tu Evangelio. Doy testimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino. Haz realidad la salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario. Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén. Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO ME LIMPIÓ DE TODO PECADO! ¡LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO ME LIMPIÓ DE TODO PECADO! ¡LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO ME LIMPIÓ DE TODO PECADO! AMÉN. Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador; por lo cual me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor,” pues Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16); y la pregunta vuestra es: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. El mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista para cumplir toda justicia, y Él mismo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Por lo tanto, es un mandamiento del Señor Jesucristo. El agua en el bautismo no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado. Pero el bautismo en agua y en el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura
y resurrección, porque estábamos en Él y con Él eternamente, por lo cual nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan sencillo como eso es el simbolismo del bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo eternamente en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Dejo al ministro aquí, reverendo José Benjamín Pérez, y en cada país al ministro correspondiente para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Dejo a cada ministro en cada país y aquí dejo al ministro, reverendo José Benjamín Pérez, para continuar; y nos veremos el próximo domingo, Dios mediante, en la forma que sea, esperando estar aquí; pero si no estoy, entonces por el satélite. Siempre estaré con ustedes y con el Mensaje para ustedes todo el tiempo. Que Dios les bendiga, les guarde, y les use grandemente en Su Reino en este tiempo final; y el domingo ya ha sido prometido que les van a mostrar algún video más de todo lo que está siendo llevado a cabo. Así que los domingos es un día muy importante para alabar a Dios, para oír Su Palabra, para recibir las bendiciones, y para ver lo que está pasando en el Programa Divino. Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. “HAMBRE DE OÍR LA PALABRA DE DIOS HOY.”
¡UN HAMBRE DE LA PALABRA! por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles La Tarde del Día del Señor, 3 de Febrero, 2013 “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed” (Amós 8:11-13). Amós vino de Tecoa, una pequeña aldea cerca del Mar Muerto. Él vino del desierto del reino sureño de Judá. Pero Dios lo envió lejos hacia el norte,
hacia el Reino de Israel, que se había separado de Judá. Su rey, Jeroboam I, había creado un falso lugar de adoración en Bet-el. Amasias fue el sacerdote de ese lugar idólatra de adoración. Amós dijo que el juicio de Dios estaba por caer sobre Judá. Su predicación ardiente hizo que el falso sacerdote Amasias lo reprendiera. El Dr. Charles L. Feinberg dijo: Tal proclamación directa de la voluntad y el propósito de Dios es siempre desagradable para el hombre impío y no regenerado. Y así fue en los días de Amós. La Palabra de Dios no quedó sin respuesta. Amasias, que era el sumo sacerdote del becerro de oro en Bet-el, acusó al profeta ante el [rey] Jeroboam...el impío Amasias inicia con la acusación sin fundamento de traición y concluye con la palabra alarmante que la revolución o la sedición puede ser consecuencia de las palabras del profeta...Amasias distorsionó las palabras de Amós por lo que parecían ser un ataque personal contra el rey...Ahora Amasias...le aconseja al profeta a huir a su país de Judá...que no profetizara más en Bet-el...porque la ciudad fue la sede de la religión del reino así como una de la residencias del rey (traducción de Charles L. Feinberg, Th.D., Ph.D., The Minor Prophets, Moody Press, 1982 edición, pp. 113, 114). Amós le contestó al impío sacerdote, y le dijo: “No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel. Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú dices: No profetices contra Israel, ni hables contra la casa de Isaac. Por tanto, así ha dicho Jehová: Tu mujer será ramera en medio de la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será repartida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra” (Amós 7:14-17). En aquellos días, esa profecía parecía increíble. La nación estaba en la cima de la prosperidad y la fuerza. Pero Amós pronunció la Palabra de Jehová. Él predicó que cuatro juicios vendrían de Dios. El primer juicio de Dios sobre Israel fue que ellos irían a esclavitud en el exilio.
“Os haré, pues, transportar más allá de Damasco, ha dicho Jehová, cuyo nombre es Dios de los ejércitos” (Amós 5:27). El segundo juicio sobre Israel fue que Israel sería asolado. “Los lugares altos de Isaac serán destruidos, y los santuarios de Israel serán asolados, y me levantaré con espada sobre la casa de Jeroboam” (Amós 7:9). El tercer juicio de Dios fue que habría cuerpos muertos en todo lugar. “Y los cantores del templo gemirán en aquel día, dice Jehová el Señor; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar los echarán fuera en silencio” (Amos 8:3). Habría cuerpos muertos en todo lugar. Los pocos que quedaban echarían los cadáveres fuera de la ciudad en aterrador silencio. Pero el cuarto juicio de Dios fue muy diferente a los otros. “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed” (Amós 8:11-13). ¡Piensa en ello! Al final de las advertencias de la esclavitud, desolación y muerte – el clímax del juicio de Dios sería un hambre de oír la palabra de Jehová. Pero, en un sentido muy real, ¡ese realmente es el peor juicio de todos! La esclavitud, la desolación y la muerte pueden ser soportadas. Pero la pérdida de la Palabra de Dios quita toda esperanza. El Pastor Richard Wurmbrand (1909-2001) pasó catorce años en una prisión comunista. Fue torturado y lo perdió todo – todo, eso es, ¡excepto la Palabra de Jehová! ¡Y la Palabra de Jehová lo mantuvo por todo ese dolor y la tortura! Wang Mingdao (1909-1991) pasó veinte años en una prisión comunista en China. Cuando un entrevistador le preguntó qué había sido lo más importante para él durante su tiempo en prisión, dijo Wang, “la Palabra”. Estos hombres tenían las palabras de la Biblia en sus corazones, y los consoló a través de muchos años de prisión por su fe. No hay mayor castigo para un individuo o para una nación, que Dios lo juzgue enviando hambre “de oír la palabra de Jehová” (Amós 8:11). Ese es el juicio dado en el texto.
“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán” (Amós 8:11-12). Así hemos visto los antecedentes del texto, y una pequeña explicación del mismo. Pero hay dos temas que voy a tocar con respecto a el.
I. Primero, la doctrina que aprendemos del texto. Dios dijo: “Enviaré hambre a la tierra...de oír la palabra de Jehová”. No sería por casualidad. Dios dijo: “Enviaré”. No debemos pensar que esta hambre de la Palabra se refiere a la lectura de la Biblia solamente. Obviamente tenían el Torah, los primeros cinco libros de Moisés. No lo tenían en sus casas, porque fue escrito a mano en pergaminos. Pero podrían escuchar su lectura en el día de adoración. Esta hambre era hambre de predicación, hambre de contundente predicación profética. El Dr. Feinberg dijo: Dios, en Su infinito amor por Israel envió sus mensajes a través de sus siervos para llamarle de vuelta en el camino de Su elección y Su conformidad de Su voluntad para con ella. Pero estos profetas....fueron rechazados; sus mensajes eran despreciados, y se les dijo que [dejaran de predicar]. Ahora el Señor le dice [a Judá] que, puesto que había despreciado Su Palabra a través de los profetas cuando había sido traída a ella, ella conocería el [fin] de toda comunicación profética. La Palabra del Señor, será retirada de ella (Feinberg, ibid., p. 118). Cuando la gente no quiere oír la predicación llena del Espíritu Santo, Dios la retira – como castigo judicial. Hay varios ejemplos de esto en la Biblia. El Rey Saúl rechazó las palabras proféticas de Samuel, y Jehová no le respondió (I Samuel 28:6). En el libro de Ezequiel leemos: “Destrucción viene; y buscarán la paz, y no la habrá. Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y habrá rumor sobre rumor; y buscarán respuesta del profeta, mas la ley se
alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo” (Ezequiel 7:25-26). Miqueas 3:6, 7 dijo que Dios iba a juzgar a Judá deteniendo a los profetas de predicar. El Dr. Feinberg dijo que Dios trajo el fin a la predicación profética como un “castigo divino por esta oposición a la verdad” (ibid.). El impío sacerdote Amasias dijo a Amós: “No profetices más en Betel, porque es santuario del rey, y capital del reino” (Amos 7:13). Y, así, Dios juzgó a Israel mandando un hambre “de oír la palabra de Jehová” (Amós 8:11). En el Nuevo Testamento, el Señor Jesucristo lloró sobre la ciudad de Jerusalén, diciendo: “¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta...Y Jesús salió del templo y se iba” (Mateo 23:37, 38; 24:1). En otro momento, después de que Jesús sanó al endemoniado de Gadara, “toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos” (Mateo 8:34). Él se fue. Y nunca volvió de nuevo. Ellos lo rechazaron, y Él los dejó permanentemente en sus pecados. En el Libro de los Hechos “Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo” (Hechos 18:5). “Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles” (Hechos 18:6). En el último capítulo de II Crónicas leemos: “Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo, y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio. Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni decrépito; todos los entregó en sus manos” (II Crónicas 36:15-17). Así vemos en la Biblia que Dios a menudo elimina la fuerte predicación profética como un juicio cuando es rechazada. Es un castigo judicial de Dios. Esa es la doctrina que aprendemos de nuestro texto.
II. Segundo, la aplicación del texto. “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed” (Amós 8:11-13). El Dr. Keith M. Bailey, Secretario Interior de la Alianza Cristiana y Misionera, dijo: Creo que A. W. Tozer era un profeta. Él podía ver más allá que la mayoría de los hombres de su generación. Él fue capaz de discernir y analizar lo que fue decayendo la iglesia en su corazón. En el sentido profético, fue valiente al hablar a esa verdad con ungida capacidad y poder (traducción de Dr. Keith M. Bailey en el prefacio de I Call It Heresy! por Dr. A. W. Tozer, Christian Publications, 1974 edición, p. 6). El Dr. Tozer dijo: El diablo no va a causar ningún problema a un predicador que está muerto de miedo de su congregación y preocupado por su trabajo al grado que él predica durante treinta minutos y el resumen de lo que dice es “Sé bueno y te sentirás mejor”. ¡Puedes ser tan bueno como desees y todavía ir al infierno si no has puesto tu confianza en Jesucristo! El diablo no va a perder su tiempo en causar algún problema para el predicador, cuyo único mensaje es: “¡Se bueno!” (traducción de A. W. Tozer, D.D., “Who Put Jesus on the Cross?” en The Best of A. W. Tozer, compilado por Warren W. Wiersbe, Baker Book House, 1986 edición, pp. 230, 231). De nuevo, el Dr. Tozer dijo: Cualquier hombre con dones del púlpito puede seguir adelante con la congregación promedio si él sólo los “alimenta” y los deja en paz. Dales mucho
de la verdad objetiva y no insinúes que están equivocados, y estarán contentos. Por otro lado, el hombre que predica la verdad y la aplica a la vida de sus oyentes sentirá los clavos y las espinas. Llevará una vida dura, pero gloriosa. Que Dios levante tales profetas. La iglesia los necesita mucho (ibid., p. 142). Leonard Ravenhill fue amigo del Dr. Tozer. De hecho, el Dr. Tozer escribió la introducción al gran libro de Ravenhill, ¿Por Qué Se Demora El Avivamiento? [Why Revival Tarries] En su libro América Es demasiado Joven Para Morir [America is Too Young to Die], Ravenhill dijo: Hay hambre de gran predicación, hambre de predicación que agita la conciencia, hambre de predicación que rompe el corazón, hambre de predicación que desgarra el alma, hambre de la predicación que nuestros padres conocían que mantenía a los hombres despiertos toda la noche para que no cayeran en el infierno. Repito: “Hay un hambre de la palabra de Jehová.” Hay un hambre de fuerte predicación del evangelio (traducción de Leonard Ravenhill, America is Too Young to Die, Bethany Fellowship, 1979, p. 80). Creo que el Dr. Tozer y Leonard Ravenhill estaban correctos. “Hay un hambre de la predicación que nuestros padres conocían que mantenía a los hombres despiertos toda la noche para que no cayeran en el infierno”. Sí, hay un hambre de ese tipo de predicación hoy en día, aún en iglesias muy conservadoras. Pero eso es lo que necesitas escuchar si no eres convertido. Los hombres que están conmigo detrás de este púlpito, hombres como el Dr. Chan, Dr. Cagan, Sr. Griffith, Sr. Lee, Sr. Prudhomme, Sr. Song, y Sr. Mencia, son hombres que han pagado el precio por hablar la verdad, la dura verdad, la verdad del juicio de Dios sobre el pecado, la verdad de que debes nacer de nuevo, de que debes ser convertido – o irás al Infierno. Eso no se oye a menudo en la actualidad. ¡Pero es la verdad! El Señor Jesucristo dijo: “Irán éstos al castigo eterno…al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:46, 41). Tenemos que decirte la verdad. Hemos sido llamados, como el profeta Amós, para decirte la verdad. No debemos retener la verdad. ¡Estamos obligados por Dios a decirte la verdad! ¡Estamos obligados por el Espíritu
Santo a decirte la verdad! ¡Somos forzados por el Señor Jesucristo a declarar tu condición perdida ante los ojos de un Dios tres veces santo! ¡Estás perdido! ¡Estás perdido! ¡Estás perdido! Cristo dijo que estás condenado al “fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41). Deja que otros se rían. Que se burlen de nuestra predicación. Que rechacen lo que decimos, como el malvado sacerdote Amasias rechazó las advertencias del profeta Amós. Estamos obligados a decir lo que el profeta dijo a ese hombre pecador: “Tú morirás en tierra inmunda, y [tú] serás llevado cautivo lejos de tu tierra (Amós 7:17). Más pronto de lo que piensas te llegará la muerte. ¡Y allá irá tu alma, cayendo de cabeza en el fuego eterno! Deja que los demás se burlen y rían, y nos calumnien, como el falso sacerdote le hizo a Amós. Pero no podemos detener la Palabra del Señor. ¡La Palabra del Señor! ¡La Palabra del Señor! La Palabra del Señor que dijo que “irán éstos al castigo eterno...al fuego eterno.” Esa es la Palabra de Jehová – ¡el Señor Jesucristo! ¡Oh, considera Su Palabra! ¡Oh, escucha Su Palabra! ¡Oh, presta atención a Su Palabra! ¡Oh, teme Su Palabra! Oh, huye a Jesucristo. ¡Sólo Él puede salvarte! ¡Sólo Él puede purgar tu pecado por Su preciosa Sangre! ¡Sólo Él puede vestirte con Su justicia! Sólo Él puede hacerte apto para el Cielo – ¡y sólo Él puede salvarte de las llamas eternas! Voy a cantar una canción. Si he hablado a tu conciencia, deja tu asiento y ve a la parte de atrás de este auditorio mientras la canto. El Dr. Cagan te llevará a un lugar tranquilo donde podamos hablar contigo acerca de la salvación y la limpieza del pecado por medio de la Sangre del Salvador. Hay un precioso manantial De sangre de Emanuel; Al sumergirse el pecador, Sus manchas pierde él; Sus manchas pierde él, Sus manchas pierde él; Al sumergirse el pecador, Sus manchas pierde él. (Traducción libre de “There Is a Fountain” por William Cowper, 1731-1800). Dr. Chan, por favor guíenos en oración. (FIN DEL SERMÓN)
Puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”. You may email Dr. Hymers at
[email protected], (Click Here) – or you may write to him at P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Or phone him at (818)3520452.
La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Amós 7:1017. El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith: “Saved By the Blood” (por S. J. Henderson, 1902).
EL BOSQUEJO DE ¡UN HAMBRE DE LA PALABRA! por Dr. R. L. Hymers, Jr. “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed” (Amós 8:11-13). (Amós 7:14-17; 5:27; 7:9; 8:3) I. Primero, la doctrina que aprendemos del texto, I Samuel 28:6; Ezequiel 7:25-26; Miqueas 3:6, 7; Amós 7:13; Mateo 23:37, 38; Mateo 24:1; 8:34; Hechos 18:5, 6; II Crónicas 36:15-17. II. Segundo, la aplicación del texto, Mateo 25:46, 41; Amós 7:17.
Algunas Razones Por las Cuales Dios Envía Hambre “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová” (Amós 8:11)
Dios promete enviar una gran hambruna y lo dice muy claramente, “enviare”, Dios sabe todas las cosas, alguna vez te has preguntado, ¿Por qué Dios nos envía esta hambruna a la tierra? Mis amigos Dios conoce todas las cosas, él sabe que La Biblia está siendo remplaza por muchas teorías humanas. El conoce que muchos líderes religiosos, personas que han sido llamados para predicar la Palabra de Dios están poniendo mucho énfasis en las emociones, en las teorías humanas, incluso también hay quienes están remplazando las enseñanzas de la Palabra de Dios por el entretenimiento… tales ministerios están deshonrando al creador… mira lo que dice la Palabra de Dios… “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:1-4) mis amigos si en verdad deseas ser leal al reino de Dios en este mundo, has de la Palabra de Dios la guía de tu vida, el centro de tu ministerio. Deja de poner tanto énfasis a las emociones… he servido de misionero varias veces y me impresiona lo que dicen muchas personas después de conocer lo que la Palabra de Dios dice, muchos dicen… “Alexander es verdad, la Biblia dice que esto es verdad, pero yo no siento en mi corazón que esto es verdad”… otros dicen, “Alexander sí, me he dado cuenta de que esto es verdad, la Biblia dice que es verdad, pero voy a esperar que Dios me muestre la verdad”. Mira lo que dice la Biblia. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17) mis amigos las Palabras que están en la Biblia son la voz de Dios hablándote, llamándote, necesitas dar un fuerte énfasis en el estudio de las Palabras de Dios en tu ministerio… mira lo que dice la Biblia. “Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4) la Palabra de Dios debe ser el centro de tu ministerio… deja de poner tanto énfasis en las emociones humanas en tu ministerio… recuerda que Dios enviara hambre de oír la Palabra de Dios, simplemente porque sus líderes, las personas que el escogió para alimentar sus ovejas, se han apartado de sus Palabras, han remplazados las enseñanzas de la Palabra de Dios por tradiciones humanas, han remplazado las enseñanzas de la Palabra de Dios por las emociones humanas… y están creando una nueva de generación de cristianos que prefieren un culto de adoración centrado en las emociones, y una gran ausencia de las enseñanzas de las Palabras de Dios y aparentan ser felices…
Centra tu ministerio en las enseñanzas de la Palabra de Dios…
Mira lo que dice la Biblia. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. (Juan 5:8,9) mis amigos Jesús le dice a este hombre, “Levántate, toma tu lecho, y anda”, y la biblia dice que este hombre “tomó su lecho, y anduvo”. Te das cuenta lo que Dios te está diciendo… ¿Realmente lo comprendes? Este hombre dice la biblia “Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo” (Juan 5:5) la Biblia dice que el tenia treinta y ocho años que estaba enfermo, el podría argumentar… “Señor tú me dices que tome mi lecho y camine”… “pero yo no siento nada”… “tengo treinta y ocho años que mi cuerpo no se mueve”… “y tú me dices toma tu lecho y camina”… ¿Comprendes el mensaje que Dios tiene para ti? Deja de centrarte en las emociones. Deja de decir, tengo que sentir esto para poder creer en lo que Dios me dice en su Palabra… “no siento el gozo que quiero sentir, entonces esto no puede ser un mensaje de Dios”, muchos líderes cristianos están enseñando a sus a esperar una confirmación de la que Dios dice en su Palabra. Jesús le dijo a este hombre “toma tu lecho y camina” y el anduvo”… mis amigos deja de ensenarles a las personas que tienen que esperar una confirmación de lo que Dios dice… mis amigos si Dios te dice algo… es tu deber obedecerle y no argumentar, y no buscar pretextos humanos… este hombre no busco pretextos, este hombre no espero una confirmación como muchos están enseñando desde el pulpito… este hombre obedeció la orden de Jesús, obedeció las Palabra de Dios, y el milagro se produjo… tienes que tener fe en las Palabras de Dios… actúa sin esperar nada.. Obedécele y veras grandes cosas en tu vida y ministerio… Dios te bendiga grandemente… te lo desea sinceramente tu amigo Alexander…
¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. (Jeremías 23:1) Hambre y sed de la Palabra de Dios Matinal Para Adultos 2015 Para el: 11 Febrero
«Ciertamente vienen días, dice Jehová, el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. […] y no la hallarán».(Amós 8: 11-12) En los grandes desiertos, el agua y los alimentos son muy escasos o inexistentes. Agotadas las reservas, de no encontrar un oasis donde avituallarse se puede llegar a un punto sin retorno, es decir, no sobrevivir. Amós, hombre de campo, conocedor de este peligro en los desiertos que rodean a Palestina, ilustró con esa imagen la situación de Israel. El contexto en el que el profeta Amós pronuncia estas palabras es un tiempo en el que el pueblo de Israel, debido a su pertinaz desobediencia, había perdido la posibilidad de reconciliarse con su Dios escuchando y obedeciendo su Palabra. El punto sin retorno, la dramática situación en la que queriendo volver a oír la Palabra de Dios, ya no sería posible. A esto llama el profeta “hambre y sed de oír la palabra de Jehová”; hambre y sed irremediables, imposibles de satisfacer, angustiosas, mortales espiritualmente. Ahora bien, no es que Dios se aleje de los pecadores, más bien, son ellos quienes, exhibiendo una actitud obstinada, insisten en seguir por el camino de la desobediencia. El alcance escatológico de las palabras de Amós parece evidente. Hoy, el pueblo de Dios, que se prepara para las escenas finales de la historia de este mundo, debiera sentir “hambre y sed de oír la Palabra del Señor”. Elena White advierte lo siguiente: «Están por sobrecogernos tiempos que probarán las almas de los hombres; los que son débiles en la fe no resistirán la prueba de aquellos días de peligro. Las grandes verdades de la revelación deben ser estudiadas cuidadosamente, porque todos necesitaremos un conocimiento inteligente de la Palabra de Dios. El estudio de la Biblia y la comunión diaria con Jesús nos darán nociones bien definidas de responsabilidad personal y fuerza para resistir el día de prueba y tentación. Aquel cuya vida esté unida con Cristo por vínculos ocultos será guardado por el poder de Dios mediante la fe que salva» (Testimonios para la iglesia, tomo 5, pág 253). Pero hay un Dios en los cielos… cuando tenemos hambre y sed de la Palabra divina. Hoy es el momento para que seamos saciados a través de un estudio sensato de las Escrituras. El tiempo que hoy perdemos en actividades irrelevantes mañana nos hará falta para estudiar la Biblia. Recuerda que llegará un día en que muchos buscarán el consejo divino y entonces será demasiado tarde.
Hambre por oír La Palabra de Dios 19 de octubre, 2010 Muy queridos hermanos, Hace años el Señor me avisó del hambre que venía. Me dijo: “Prepara graneros para el tiempo de hambre que viene”. Me mandó que preparase graneros durante los años de abundancia, pues vendrían años de escasez.
GRANEROS Dios, dio a José la visión de la preparación de graneros para asegurar la supervivencia del remanente escogido por Dios. José preparó estos graneros durante los tiempos de prosperidad para tener provisión durante los años de vacas flacas. Dios eligió a José para salvar la pequeña nación de Israel, y Dios mismo ha constituido los ministerios en la Iglesia, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, para edificar y SALVAR a Su pueblo, la Iglesia. Obviamente, estos graneros no se refiere a graneros de trigo, sino que se refiere a hombres y mujeres FIELES y capaces de RETENER la palabra como han sido enseñados y lo suficientemente MADUROS en carácter para no traer desgracia sobre el nombre de Cristo. Personas que guardan la doctrina apostólica, el evangelio puro, la leche espiritual no adulterada. Personas que serán fieles a la visión y a la doctrina del gobierno de la Iglesia, quienes no se permiten ser minados por falsas doctrinas e ideas de hombres.
HAMBRE POR OÍR LA PALABRA DE DIOS Ahora estamos viendo el cumplimiento de esta revelación. Además de una crisis económico mundial, lo que más dolor me produce es la crisis de hambre por oír La Palabra de Dios. Pocos son los hombres de Dios, los graneros, que han almacenado en sus corazones las palabras de vida para dar de comer al pueblo de Dios. El profeta Amós profetizó: “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán BUSCANDO PALABRA de JEHOVÁ, y no la hallarán.” (Amos 8:11-12) Por un lado, la crisis es que mucho de lo que se oye de los púlpitos es como paja y chuchearías, en vez de trigo y comida sólida. Las ovejas necesitan comer REVELACIÓN de Dios, el Rhema, una palabra a tiempo de boca de los profetas que afirman, “¡Así dice el Señor!” Por otro lado, la crisis espiritual que nos achaca es la falta de fe. En cuanto al pueblo de Israel en el desierto la Biblia dice que la palabra NO LES APROVECHÓ, por no ir acompañada de FE en los que la oyeron. La incredulidad que viene a consecuencia de las dudas que permitimos, fermenta la esencia nutritiva de La Palabra. Cristo es el verbo hecho carne y CREYENDO su palabra comemos su carne y así recibimos su vida. Jesús dijo: “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es VERDADERA COMIDA, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.” (Juan 6:53-56)
GUARDANDO Y APRECIANDO LA PALABRA DE DIOS Bienaventurados los que almacenaron las palabras de Dios en sus mentes y sus corazones durante los años de avivamiento. Otros no se aprovecharon de lo que Dios había derramado, despreciaron el maná y volvieron a Egipto. Los que APRECIAN la revelación que Dios da y la GUARDAN en sus corazones, SOBREVIVIRÁN al hambre que viene y que ya está vigente actualmente. Los que aman a Cristo aman su Palabra, la guardan y no permiten que el ladrón les robe. Aunque hoy día en España hay más que profesan predicar El Evangelio que hace cuarenta años, hay muchos que están mal nutridos y anémicos. Su fe flaquea, su ánimo está por los suelos, y el fuego se está apagando. ¡Granero! ¡Guarda el buen depósito que has recibido por la fe! Mantente de pie a pesar de los vientos contrarios que vienen. Habrá hambre por oír la Palabra de Dios. Muchos ya andan buscando, vagando de un concierto a otro, de un retiro a otro, y regresan con el corazón aún vacío. Compra la verdad y no la vendas, pues la verdad ha sido tirada por tierra y la mentira se ha sentado en el trono. Manteniendo la fe y una buena conciencia podemos resistir los días malos y no naufragar en la tormenta. ¡Abróchense los cinturones que ya vienen turbulencias! Vuestro compañero en la fe, Daniel
El hambre (Page 1) 08/12/2012 by José R. Hernández Como todos ustedes seguramente se han dado cuenta, en las ultimas predicas yo he repetido numerosas veces la necesidad de servir a Dios según nuestro llamado. Y algo que también les he repetido es que tenemos que servir a Dios sin tan siquiera considerar lo que se pueda pensar o decir de nosotros; en otras palabras, servir a Dios de todo corazón y en todo instante. Ahora la pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué predicar estos mensajes que quizás algunos encuentren un poco fuerte? La razón principal por la que les he traído unos mensajes fuertes es porque la Palabra de Dios sin adulterar está siendo predicada muy poco. La gran realidad es que lo que más se escucha hoy en día son mensajes diseñados para agradar los oídos del hombre, es decir, atraer a las personas a las congregaciones con mensajes llenos de promesas de prosperidad financiera, y que promueven la avaricia y codicia. Lo triste de todo es que esto es algo que sucede con tanta frecuencia que también ha afectado a un buen grupo de personas que genuinamente desean servir a Dios de todo corazón. En otras palabras, ha causado que muchos se alejen de la iglesia debido a que piensan que todos los lugares son iguales, cuando en realidad este no es el caso. Ya que yo sé que existe un incontable número de pastores fieles a Dios que predican la Palabra de Dios sin adulterar; sin embargo, las malas acciones de muchos han causado que muchos sufran de hambre y sed por la Palabra de Dios. Así que este será nuestro tema en el día de hoy. Pasemos ahora a las escrituras que nos revelaran en mensaje que Dios tiene para Su pueblo hoy. Amos 8:11-13 – He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. 12E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. 13En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed.
Como acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento del mensaje que Dios tiene para nosotros en el día de hoy, nos será necesario hacer un breve repaso de historia. Lo primero que debemos hacer es conocer un poco mejor a este hombre llamado Amos. Amos fue un simple pastor, quien fue llamado por Dios para que fuese Su profeta alrededor del año 750 a.C. Esto es algo que queda bien resumido en Amos 1:1 cuando leemos: “Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en días de Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto…” Cuando continuamos examinando el libro de Amos, no es difícil discernir que su misión era de llamar al pueblo de Dios al arrepentimiento, y de advertirles acerca de la ira venidera de Dios si ellos no cambiaban su manera de ser. Esto es algo que queda bien resumido en Amos 2:5-6 cuando leemos: “…Prenderé, por tanto, fuego en Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén. 6 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos…” Lo más triste de todo es que a pesar de las advertencias, ellos no se arrepintieron. El resultado final fue que ellos cayeron cautivos bajo el imperio de Asiria, y parte de la profecía de Amos fue cumplida. En otras palabras, ellos sufrieron gran hambre y sed por la Palabra de Dios, algo que no pudieron saciar durante esta cautividad. Así que manteniendo estos detalles en mente, continuemos ahora con nuestro estudio de hoy. Aunque esta profecía ya fue cumplida, yo pienso que es una que también se aplica a nuestra era moderna. Ahora bien, con esto que les acabo de decir no estoy diciendo ni implicando que hoy en día no se puede encontrar la Palabra de Dios sin adulterar; como les dije al inicio, existen numeroso pastores que predican la verdad de Dios. Pero lo que si les estoy diciendo es que existe escasez de ella. Fíjense bien como nos dice la Palabra cuando leemos: “…He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová…” Para que entiendan bien lo que les estoy diciendo debemos fijarnos bien de cerca en una palabra; debemos fijarnos en la palabra: “hambre”. Cuando estudiamos la historia encontramos que cuando se habla del “hambre”, generalmente se refiere a la escasez de comida, y no a la falta absoluta de ella. En otras palabras, existe comida pero que no es fácil de encontrar, y esto mismo es lo que yo pienso que está sucediendo hoy en día. Como todos sabemos solo existe una verdad; solo existe un Salvador, pero esta verdad y Salvador no son nada fácil de encontrar. ¿Por qué digo esto? Digo esto porque con cada día que pasa, las religiones y falsos cultos continúan creciendo en nuestra sociedad. Con solo abrir nuestros ojos a lo que sucede a nuestro alrededor no es difícil encontrar que los poderes de las tinieblas continúan abarcando más y más territorio con cada día que pasa. ¿Por qué está sucediendo esto? Existen dos razones principales por la que esto sucede. Número uno; existen muchos en el mundo que tienen hambre y sed de la verdad, pero la triste realidad es que están buscando saciarse en lugares incorrectos (adivinación, santería, hechicería, religiones, etc.) Número dos; una buena porción de nuestra sociedad se encuentra cautiva por los poderes de las tinieblas. ¿Por qué es esto? Esto es mayormente debido a que una buena porción de los creyentes comprometen su fe con frecuencia; en otras palabras, las personas no pueden ver el evangelio de Jesucristo reflejado en nosotros en todo momento. Es como nos dice la Palabra de Dios en 2 Corintios 4:3-4 cuando leemos: “….Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios…” Dile a la persona que tienes a tu lado: existe escasez de la verdad de Dios.
Como les acabo de explicar, una buena porción de las personas (incluyendo a los creyentes) se encuentran cautivas por los poderes de las tinieblas. ¿Por qué sucede esto? Yo diría que la razón principal es porque a todos estamos en busca de la solución fácil; en otras palabras, estamos buscando resolver nuestros problemas o dificultades instantáneamente (vivimos en una sociedad instantánea: fotos, café, té, etc.) Y este deseo de lo instantáneo es el que conduce a que muchos abandonen los caminos de Dios para ir tras promesas falsas. En otras palabras es como encontramos en 2 Pedro 2:1-3 cuando leemos: “…Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme…” Y estos falsos maestros y profetas son usados por los poderes de las tinieblas para confundir, y cubrir la verdad de Dios con mentiras. Es por esta razón que hoy en día nosotros somos más aceptados por el mundo, cuando decimos que practicamos cualquier otra cosa que no sea el cristianismo.
El hambre (Page 2) 08/12/2012 by José R. Hernández El mundo está lleno de personas (tanto dentro como fuera del cuerpo de Cristo) que sienten un gran vacío dentro de ellos. En otras palabras, hambrientos y sedientos de la verdad. Existe un hambre grande en este mundo, y no es porque no existe la Palabra de Dios, sino más bien es porque en muchas ocasiones es difícil de encontrar. Con solo mirar a nuestro alrededor nos daremos cuenta que la profecía de Amos está empezando a cumplirse en nuestros días. La sociedad moderna está buscando la verdad más que nunca en la historia. Digo esto porque las estadísticas indican que los libros religiosos son los que más se venden, especialmente cuando ofrecen una resolución de inmediato. Esto sucede porque muchos desean encontrar soluciones alternativas a sus dificultades o preocupaciones. Todos en el mundo aparentan estar buscando la verdad, pero a la misma vez, existe una gran intolerancia a la verdad bíblica. Pero la realidad de todo es que solo existe una alternativa, y su nombre es Jesús. Es por eso que en Juan 14:6 encontramos que el Señor nos dice: “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí…” Dile a la persona que tienes a tu lado: solo existe una solución. Quiero que nos fijemos bien en que el Señor NO nos dice que existen alternativas. Y cuando creemos y confiamos en esto fielmente; es decir, conducimos una vida según la voluntad de Dios y Su Palabra, entonces esto conduce a muchos a que nos llamen personas intolerantes; personas de mente cerrada. Y les confieso en este mismo instante que yo soy de mente cerrada, que yo soy intolerante. Hermanos, si la solución a un problema o dificultad no está basada en la Palabra de Dios, entonces no la quiero saber. Todos nosotros tenemos que saber que no existe un problema o circunstancia que nuestro Señor no pueda resolver, tenemos que saber que existe solo una verdad. Todo lo demás no es más nada que los poderes de las tinieblas tratando de apoderarse de lo que no les pertenece. Nosotros fuimos escogidos, bendecidos y santificados por la sangre del cordero. No existe otra solución, no existe otra alternativa. La Palabra nos dice: “...E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán…”
El mundo está errante desde el norte hasta el oeste. El mundo está buscando la verdad, el mundo está sediento y hambriento, existe un gran hambre de la verdad pero no es porque no puede ser encontrada. La Biblia hoy en día es publicada en todos los idiomas del mundo; hace un tiempo atrás leí que indicaba que la Biblia es el libro más publicado y vendido en la historia de la imprenta. Pero lo que le sucede a muchos es que cuando leen la Palabra, o no la entienden, o determinan que es intolerante de muchas cosas. Pero recordemos que nosotros estamos llamados ser diferentes. Estamos llamados a ser intolerantes de las cosas que desagradan a Dios. El pueblo de Dios tiene que testificar de Su poder; nosotros no podemos permanecer en silencio; nosotros no podemos dejarnos intimidar por los poderes de las tinieblas. Como fieles creyentes tenemos que testificar la verdad de Dios en todo momento. Continuando leemos: “…En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed…” Ahora hablemos brevemente acerca de los jóvenes. Con cada día que pasa los jóvenes en este mundo empeoran. Los jóvenes se encuentran sedientos y hambrientos de algo, pero no saben de qué; en otras palabras existe un vacío dentro de ellos. Lo que sucede entonces es su búsqueda de llenarlo se tropiezan con las drogas, y el alcohol, y en esto ellos encuentras algo instantáneo que les proporciona una manera de escapar sus preocupaciones. También se tropiezan con los deseos infructuosos de la carne, y la fornicación, y en esto ellos encuentran algo que proporciona un placer temporal; algo que quizás le ayude a manejar las presiones sociales. Pero la realidad es que ninguna de estas soluciones instantáneas son la respuesta al vacío que sienten; en otras palabras, al hambre y sed. Los jóvenes tienen un hambre y sed insaciable, pero no están recibiendo el verdadero alimento, y el agua del manantial de agua viva. Ustedes no se pueden imaginar en cuantas situaciones yo he visto como jóvenes (tanto hembras como varones), cometen delitos mayores y no porque necesitan el dinero para comer y calzar, sino para ser socialmente aceptados y para mantener sus adicciones. Y por ellos, y por todos aquellos que andan sedientos y hambrientos en este mundo tenemos que hacernos responsable. Hermanos, el pueblo de Dios puede acabar con el hambre que existe en el mundo. No existe razón por alguna por la que exista alguien a nuestro alrededor que este hambriento. Nosotros tenemos el alimento que ellos tanto buscan; nosotros tenemos el agua que puede quitar esa sed insaciable. Nosotros tenemos la solución en nuestras manos, su nombre es Jesús. Ahora deseo que reflexionemos por un momento; vamos a usar nuestra imaginación. Imaginemos que en unos minutos estaremos ante la presencia de Dios. Imaginémonos que llegamos ante Su presencia y que nos pregunte: ¿qué hiciste con el tiempo que te di? ¿Qué hiciste para cumplir con lo que yo te encargue? Esto es algo en lo que todos debemos pensar, porque si nuestra respuesta es, NADA, no creo que esto le agrade mucho a Dios. Digo esto porque esto sería semejante a que en nuestro trabajo llegue el jefe y nos pregunte: ¿qué estás haciendo sentado ahí? Y que le respondamos: nada. Estoy seguro que esa respuesta no le agradaría mucho al jefe y que no la toleraría. Es más, me atrevo a decir que lo más seguro es que nos despida del trabajo. Para concluir. No hay que ser un erudito o gran teólogo para ver que las profecías se están cumpliendo una por una; lo único que tenemos que hacer es abrir los ojos. Estamos viendo que existe un hambre y sed insaciable por la verdad, pero la verdad no está siendo llevada como debe ser.
Nosotros tenemos el poder en nuestras manos para acabar con esta hambre y sed que existe en el mundo de hoy. Pero antes de que podamos empezar a eliminar esta hambre, primero tenemos que apreciar el poder de Dios. Porque solo por el poder de Dios somos santificados; el poder de Dios nos preserva, y el poder de Dios nos entrega la salvación. Hermanos no existe nada en el mundo que se pueda comparar con el poder de Dios. Los poderes de las tinieblas lo imitan, pero no existe nada que lo pueda igualar. Existe un hambre en el mundo por la verdad, pero no es por falta de la verdad, sino por falta de personas que enseñen la verdad. Recordemos siempre que en el mundo pueden existir muchas imitaciones, pero la verdad de todo es que solo hay una verdad y su nombre es Jesús. Ahora la pregunta que queda es: ¿qué harás tú con el tiempo que Dios te ha dado?