CODICE DURAN Por: Electa
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Tonatiuh Guüérez
; I Códice
conocido aunque inapropiadamente como por una serie de magníficos pictogramas que ilustran la obra escrita por fray Diego Durán en el siglo XVI, más un Apéndice compuesto por otro grupo de dibujos cuyos originales están en la colección Aubin Goupil de la Biblioteca Nacional de París. El conjunto que ilustra la obra de Durán está dividido en tres partes correspondientes a los tres tratados escritos por el ilustre dominico . La primera abarc a 321áminas con 36 pictogramas que pertenecen a su "Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme" (1581), la última y más importante de sus obras. Registra la salida de los mexicanos de la mítica Aztlán, los principales sucesos de la peregrinación de las tribus natruatlacas (caps. 1 al 5) hasta su llegada a Chapultepec, la genealogía de los Señores de México Tenochtitlán, la fundación de esta ciudad y (caps. 6 al 68) la parte más larga y nutrida de datos donde describe con vívidos colores la historia de los reyes de México, sus conquistas y esplendor, hasta llegar a Moctezuma, y por fin la venida, invasión y conquista de la ciudad imperial por los españoles (caps . 69 al 77) hasta el viaje de Cortés a las Hibueras y muerte de Cuauhtémoc. A pesar de estar colocada en primer lugar, es esta la última obra escrita por Durán y su título excede al contenido que se limita a la nación mexicana y apenas en forma tangencial se habla de las islas y otras tierras. Quizás, tenía la intención de hacer otros tratados que llenaran el ámbito del título, o si los hizo nunca llegaron hasta nosotros. Pero es obüo que su interés princrpal fue trazar una historia de los pueblos
-también Atlas- Durán está constituido
antiguos cenüada en la actiüdad y obra de la ciudad de Tenochütlián, base del mexicanismo que se habría de constituir más tarde y que tiene en Durán sus primeros y fuertes brotes.
pictografías que forman el Códice contiene 11 láminas con 34 pinturas que versan sobre deidades, templos, ritos, saerificios, fiestas, ceremonias religiosas y juegos públicos. Corresporlden a etr tratado "Ritos, fiestas y cerefironias de los Antiguos Mexicanos" ( t 570), 1o primero que escribió y un verdadero tesoro para el conocirniento mitolégico, ritual y aún sobre todo-, social de la vida del México Antiguo: sus principales-ydioses, los cultos y ceremonias,la cuenta de los días, messs y años y el modo de celebrar las fiestas. Constituye una de las más interesantes informaciones que existen sobre esta rnateria, eomplernentando y aclarando mucho de lo que sobre el mismro mos dejé Sahagún, pues además nos proporciona datos sobre la región texcocana y no sotramente de Tlatelolco y Tenochtitlán que som las que abarea el anteriormente mencionado cronista. La tercera parte detr Códice consta de 6 láminas con 22 figuras Eue se refieren al "Canendario Antiguo" (1579) y son un complemento del tratado anterior. En la relación del Calendario tiene el defecto, natunal en la época por las diferencias con el sistema europeo de medir etr tiennpo, de involucrar al Tonalamatl o calendario ritual con el calendario civil. Este defecto no es exclusivo de Durán y podemos decir que eR su caso está cCImpensado con la riqueza de su exposición sobre cada signo detr Tonalanatl con referencia a la suerte del hombre. Una cuarta parte la constituye el mencionado Apéndice de Aubin, fon:rado por 16 pictografías que ilusffan el ritual de las principales fiestas que los mexicanos celebraban a sus dioses en el Templo Mayor de la ciudad de Tenochtitlán, cabeza de su imperio y centro de su civilización y grandez,a,. A esta parte se le conoce también como Códice Ixtlixóchitl o Códice lVÍariano Fernández Echeverria y Veytia, por ser quien lo mandó copiar del original. tr-a segunda parte de las
Este extraordinario caudal de ilustraciones de fines del siglo XVI conserva la técnica europeizada, acusando la intención de interpretar el estilo de la cultura indígena adaptándolo al gusto europeo, en un estilo renacentista tardío.
Fray Diego Durán "Entre los escritores españoles del siglo XVf que dieron su atención a las cosas mexicanas, es difícil hallar alguno tan importante como el dominico fray Diego Durán". Con estas palabras se expresa del ilustre cronista de la antiguedad mexicana el padre Angel María Garibay, en la presentación' de la segunda edición de la obra de Durán que él se encargó de llevar a cabo. Aunque nacido en Sevilla (alrededor de 1537), Durán llegó muy pequeño, de unos 5 años con su familia a establecerse en Texcoco, lugar en donde, según su propia expresión, "mudó de dientes", conviviendo y compenetrándose estrechamente con la población indígena y convirtiéndose en un auténtico mexicano, si no por nacimiento sí por asimilación. A los 18 años toma el hábito de fraile de Santo Domitrgo, orden en la que peffnaneció hasta su muerte en 1587 u 88, alrededor de los 50 años de edad. Profundo conocedor del idioma náhuatl fue uno de los más fervientes propagadores del Evangelio en su época, al mismo tiempo que diligente y apasionado investigador y conservador de tradiciones y tesoros históricos, como códices y manuscritos. Es su celo evangélico lo que 1o mueve a llevar a cabo su obra investigadora, para que aquellos avocados a la tarea de enseñar la verdadera doctrina, conozcan cara a cara la mentalidad que tienen que
vencer en su más sutil detalle y así puedan combatirla y borrar de la memoria todas las supersticiones y lós falsos dioses para enseñarles a conocer al Dios único y verdadero. " " ' Y aunque sea así que la memoria de Huitzilopochtli y de Tezcatlipoca y de Quetzalcoatl y de los demás innumerables dioses que esta nación adoraba esté ya olvidada, y aquel sacrificarse a los dioses y aquel matar de hombrés y ofrecer de .u..ifi.ios y aquet comer carne humana, sospecho con vehemente sospecha que debe de haber quedado un olorcillo de alguna superstición en ulguno, que tienen afinidad con idolatrías y que no faltan el día de hoy algunos viejos y los ha habido dom atiza.doi.s agoreros doctos en su vieja ley que han enseñado y enseñan a los mozos que agora se crian, enseñándoles la cuanta de los días, de los año. y lut ceremonias y ritos antiguos, los fabulosos y engañosos milagros y mandatos que los dioses ten ían. La cual sospecha me puso no poco ánimo a emprender de salir con este tratado sólo movido por el celo de dar aviso y tumure a los ministros para que sus trabajos no sean en vano y de ningún efecto como en al.,eunas partes lo han sido: por lo cual Oábfan los ministros y obreros de esta extraordinaria obra de la conversión de estos naturales de procurar saberlos y bien entender si pretenden hacer algún efecto ), t-ruto con su doctrina pues nos va en ello más de la vida del alma o la perdición de ambos de maestro y discípulo..." (Epístola al Calendario Antiguo). Las fuentes informativas de Durán fueron de dos clases, igual_ mente importantes para lograr el conjunto de su extraordinariu ób.u, Códices y manuscritos la frimera y la invaluable información oral la
se_9unda.
El núcleo básico de su obra es la misteriosa Crónica primera o crónica original , a la que Barlow llamó crónica X, la cual siguen
igualmente l"rorrmoc, Acosta y el llamado Códice Ramítez, que e§ un resíduo de la obra del padre Tovar. Todos llevan el mismo orden de temas e impresiona ta iimilitud de los datos. No oculta Durán la procedencia dé esta información, mencionando con frecuencia esta misteriosa primera crónica que parece fue escrita en lengua náhuatl
por un indio docto que registró en ella todo lo que conocía sobre ^CO¿i..s desaparecidoi y 10 que registraba su memoria, poco después de la Conquiita. Durán, aunque ajustándose a los datos tradicionales los amplifica e incorpora cuanto aquel autor anónimo había omitido con loJ datos logradoi en el resto de documentos hallados y de informaciones de primera mano, insertando aún poemas y sagas que logran un conjunto urrur 6 veces mayor que su núcleo original. Reúne pinturas, lee reláciones, ya hechas por los vencidos o por los vencedores, efl lengua náhuatl ó en español, teniendo a Ia vista versiones diferentes y haciendo mención de todas, aunque en ocasiones nos dice no estar de acuerdo con ellas, con verdadera imparcialidad y acuciosidad de científico. Hablando de los Códices que desgraciadamente desaparecieron nos dice: "Tenían escritos en estas pinturas sus leyes y ordenanzas, sus padrones, etc. Todo con mucho orden y concierto. De lo cual había .*.él"ntísimos historiadores que, con estas pinturas componían historias amplísimas de sus antepasados. Los cuales no poca luz nos hubieran dado, si el ignorante celo no nos las hubiera destruido. Porque algunos ignorantes que, creyendo ser ídolos las hicieron quemar, siendo historiur dignas de memoria y de no estar sepultadas en el olvido como están, p.r". que para el ministerio en que andamos del aprovechamiento de las ánimás fremedio de los naturales nos dejaron sin luz".
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En estas palabras se encuentra todo el reconocimiento del gran valor de los viejos códices, la amargura de saberlos irremediablemente perdidos y todo el amor a lo que era la base de una verdadera historia de este su país de adopción. Garibay nos dice que si esto lo hubiera escrito un indio podríamos pensar que hablaba con el dolor y resentimiento de la derrota, pero 1o escribe un español en el que ya se trasluce un sentimiento de verdadero nacionalismo mexicano. Pero la parte más interesante de la información la recaba Durián de los indios ancianos con los cuales se vincula estrechamente y con los supervivientes que intervinieron en la Conquista, para la etapa referente a ella. Principalmente debió serle útil el trato con el viejo conquistador. Fray Francisco de Aguilar, eue vino con Cortés de Cuba y que después de tantos avatares en que la vida lo envolvió decidió entrar en la orden de los dominicos, siendo contemporáneo de Durán en el convento de Santo Domingo. Pasados los 80 años de edad, redactó una "Breve Relación de la Conquista" que el arzobispo de México envió a España y que se guarda en manuscrito en El Escorial. Podemos imaginarlos discutiendo largamente sobre los episodios de aquella singular gesta, entre los claustros del convento. Es el ya mencionado mexicanismo de Durán lo que constituye la gran valía de su obra. Es español por razay formación familiar y siente la cultura de Occidente, tan matizada de semitismos en |a España de su época, pero vive y convive con los indios vencidos de Texcoco desde su primera infancia y se compenetra tanto sentimentalmente con ellos que le ganan el alma. De ambos veneros deduce su manera de ser y de pensar. En significativas palabras nos da a conocer el plan, intento y devoción con que se aplica a su obra: "Lo cual, aunqul mi ingenio no me favorczca más que a otro, la esperanzade salir con ello
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lo que suele vencer otras mayores dificultades- me la ha hecho fácil el deseo de salir con mi interés y la voluntad y ganas de poner en memoria las cosas de la Patria me inclinan. Y aunque con tan poco aparejo y tan mal apercibido, me atrevo a emprender una cosa tan pasada y olvidada". es
José Fernando Ramírezconsidera que este es o'el fruto más granado del nacionalismo mexicano, efl su cuna y ya tan brioso", y que el más
justo juicio que sobre la obra de Durán puede hacerse es que ..."es una historia radicalmente mexicana, con fisonomía española". Sahagún y Durán son los autores que pudiéramos llamar primarios de la vieja información sobre la cultura mexicana anterior a Cortés, pero mientras Sahagún nos ofrece recuperar de aquel pasado todo aquello que es comparable con lo que tenemos de Troya, Grecia o Roma lo manifiesta-, entregándose por 60 largos años a -según formar la enciclopedia más completa sobre las cosas de la Nueva España, Durán tiene el anhelo =
pasado ya muerto, sino que entra en el poffnenor minucioso en usos ,v costumbres, incluso domésticas, gue por lo general se consideran impropias a la gravedad que debe revestir el quehacer histórico, participando más bien del interés que suelen tener las memorias. Reivindica la cultura mexicana ante los ojos de los europeos, dando una visión panorámica de la vieja vida del Anáhuac. Sus páginas destilan nacionalismo, expuesto con o'amor de mexicano antiguo" como dice Angel
María Garibay ninguno como él nos da en su Historia la idea más cabal y perfecta del influjo que el sentido religioso, aunque severamente extraviado, ejercía en la istración pública y en el carácter individual, y cómo por él un puñado de miserables proscritos, asentados en estrechos islotes medio anegados y rodeados de poderosos enemigos, se levantó hasta constituir el más regular y poderoso imperio del Nuevo \'fundo. Estima y pondera la vieja cultura diciendo que si los mexicanos en sus ritos e idolatrías mostraban ceguedad y engaño diabólico, etr cambio en las cosas de gobierno y policía, sujección y reverencia, srandeza y autoridad, ánimo y fuerzas, no halló "quién los sobrepujase )' en querer señalarse en todo para que su memoria durase para siempre". Garibay hace notar en la obra de Durán un tinte doble: la maraviliosa transculturación del pasado indiano, tomado de fuentes escritas o pictográficas, & las cuales constantemente hace referencia, y la imaginación creadora que ayuda a revestir de matices fantásticos la realidad que saca de sus fuentes . " .. .Quien lee los capítulos finales de su Hrstoria cree estar leyendo algunos de aquellos libros de caballería, por esos tiempos tan en auge en España... Se podrá decir que con Durán nace la novela histórica en México... Y no es que invente, sino que sobredora con luces imaginativas la brillante realidad que propone. Todo en esta Historia es de atractivo para la imaginativa ficción. Pero
bajo todo ello subyace el texto , la pintura , la relación hablada que recibe y creyendo hacer Historia como es su voluntad, hace poerlu. Esto aumenta en lugar de menguar, el valor de este libro. Tenemos un ejemplo de lo que va a ser la literatura netamente mexicana. Durán es el primer literato mexicano, aún sobre Cortés y Bern al Díaz" Como el manuscrito de fray Francisco de Aguilar, este valioso conjunto de tratados acerca de la antiguedad mexióana fue enviado a España y no fue sino hasta 3 siglos después que, habiendo sabido de su existencia José Fernando Ram írez, solicitó su copia y en el año ,Je .
1867 salió la edición del primer tomo, estando a la sazón en el gobierno el régimen imperial de Maximiliano de Habsburgo , y& tambaleanre. Su caída, y la salida de Ram írez al extranjero impidió que se diera
término a la obra por él comenzada. El manuscrito de Durán quedó depositado entre otros valiosos documentos en una de las bodegas del Colegio de Minería. El señor Orozco y Berra procedió a su rescate r vino por fin la edición del segundo tomo, dirigido por D. Gumersindo Mendoza conservador del museo y auspiciado por los ministros D. Protasio Tagle y D. Ignacio Mariscal, y publicada por Alfredo Chavero en el año de 1880. Contaba con una magníficareproducción del material pictográfico que forma el Códice así como el Apéndice recopilado por Ramírez en París, el cual desgraciadamente no pennitió la eiplica.ión de las láminas que había ofrecido y en su defecto tenemos la no menos valiosa dada por D. Alfredo Chavero. La colección encontrada en parís por José Fernando Ramírez y qtre enriquece aún más esta publicación estaba en poder de M. Aubin gracias a la amistad que tenía en "rt. México con los frailes franciscanos, los cuales en su ignoran cia,, fueron convencidos de ceder a este ilustre francés muchos de los tesoros que albergaba su magnífica biblioteca.
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La obra de Durán fue de nuevo mandad a a la prensa por el padre Angel María Garibay tomándola del ológrafo original queie .onserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, aunque en una edición de menor
tamaño, que no cuenta con la belleza de las reproducciones del Códice como la primera. Después de aquellas primeras crónicas, como las de Sahagún y Durán, Mendieta, Motolinía, Tezozomoc, el mismo Cortés, los códices franciscanos y el llamado Ramírez, el Borgiano, el Vaticano, el Telleriano Remensis o el Mendocino, cuyas noticias son genuinos, y puede decirse que las recibimos de la rnisma boca de lós hombres de la civilización que acabó con la Conquista, los que siguieron comenzaron a copiar los testimonios anteriores y a escribir a partir de noticias ya de segunda mano sus nuevas obras. El descubrimiénto a fines del siglo pasado de las dos grandes piedras que se encontraron en la plazamayor, el trabajo de investigación en ruinas de Yucatán, Palenque y Mitla, así como la publicación de la monumental obra de Lord Kingstorough que reunió todos los códices dispersos en Europa, alentó u un cambio radical en el estudio de la Historia antigua de nuestro país: la vuelta a las raíces y el uso de las fuentes originales para logrario. Es con este espíritu que D. José Fernando Ramírez se esforzé por rescatar del olvido la importantísima obra de fray Diego Durán, uno de los pilares para el conocimiento integral de la historia antigua de los mexicanos. Fuentes:
Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, escrita por Fray Diego Durán. Edición p.ublicadaporJosé F. Ramírez, t-omo I,ImprentadeJ. M. Andrade y F. Escalante, México, lg67 . Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme,"..riiu por Fray Diego Durán. Tomo II, Imprenta de Ignacio Escalante, México, lgg0. Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, escrita por Fray Diego Durán. Edición preparada por Angel María Ca.iuay K. , Vols. I y II, Editorial pomia, S. A. , México, 1967 .
16
ILUSTRACIONES PRIMERA BPOCA
"Demostración de las cuevas donde estaban los mexicanos antes de conquistar estas tieITAS.,,
"Descienden de los chichimecos, que es una generación valerosa, de que después se precian, como nosotros (dice Durán refiriéndose a los españoles) de los godos, y los romanos de los
troyanos".
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"De dónde se sospecha que son los indios de estas Indias e Islas y Tierra del Mar Océano,,. (Las siete míticas cuevas de Chimomoztoc). 20
"De cómo estos naturales indios salieron
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las siete cuevas donde habitaban para venir esta tierra".
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"De cómo los de Cuitláhuac se rebelaron contra los mexicanos en tiernpo del rey htzcoatl y de cómo fueron vencidos". 15"
"De la elección del quinto rey de México llamado Huehue Motecuhzoma, primero de este nombre, y del concierto y confederación que tuvo con el rey de Tezcuco, Nezahualcóyotl,,.
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"De la elección del rey Axayacatzin y de las cosas sucedidas en su tiempo".
33"
"De la brava batalla que hubo entre los mexicanos de Tlatelulco y los de Tenochtitlián".
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"De cómo se asentaron las dos piedras y cómo sacrificaron a los matlatzincas en la fiesta y estreno de ellas". 3g"
"De las largas y prolijas exequias que hicieron los mexicanos a los que murieron en la guerra, en especial a los principales".
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"De cómo se empezó la solemnidad y sacrificio, y de cómo mandó Auitzotl se hallasen a ella todos los hombres y mujeres y viejos y viejas de la comarca, para que quedase perpetua memoria de ella". 46"
"De cómo los mexicanos dieron guerra a los de Tecuantepec y a los de Izuatlán, Miauatlán y Amaxtlán, provincia muy famosa, y de cómo los vencieron".
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49" 'oDe cómo
el agua entró en México y del gran
recibimiento que se le hizo y de cómo se anegó México y huyó la gente de la ciudad". 50"
"De cómo vino nueva a México de que los de la provincia de Xoconochco, Xolotla y mazatecas maltrataron a los de Tecuantepec, porque
se habían rendido a México, y de la guerra que los mexicanos les dieron".
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2" A. "Del gran ídolo de los mexicanos llamado Huitzilopochtli y de los ritos y ceremonias con que le honraban". 20 C. Los mancebos que vivían recogidos en los templos, viviendo en castidad y pobrezay obedien-
cia, pidiendo limosna para las ofrendas del dios.
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sacerdotes del templo de Tezcatlipoca incensando el altar y practicando el autosacrificio de sangrarse con una puya de maízque luego clavaban en una pelota. 60
"Del ídolo ramado euetzalcoatr, dios de los
cholultecas, de ellos muy reverenciado y temi_ do, fue padre de los tolteóas, y de loffiunot.r, porque anunció su venida,,. 70
"De la relación der ídoro llamado camaxtle,
dios que fue de los de Huexotzinco y de Tlaxcala". go
De las festividades al dios Tlaloc relacionadas con eI ¿írbol llamado Tota al cual sacrificaban una niña.
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g" "De la gran fiesta que llamaban Tlacaxipeualiztli, que quiere decir "Desollamiento de hombres", efl la cual solemnizaban un ídolo llamado Totec y Xipe". Sacrificio gladiatorio en las festividades de dicho dios. 10"
"De la fiesta que al sol se hacía debajo de este nombre: Nahuolin". 11"
"Que trata de los hechos de los caballeros del sol, y de cómo los grandes los honraban a ellos y a los demás que señalaban".
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13" (c) Los sacerdotes que cuidan el fuego sagrado en el templo de la diosa Cihuacoatl. 14" (sin número en la lámina) "De la diosa Chicomecoatl, llamada por otro nombre Chalchiuhcihuatl, que quiere decir "Mujer de piedra preciosa" y, por otro nombre, Xil,onen". 15"
Sacrificios y simulacros de combate en honor de la diosa Toci "Madre de los dioses". 17"
"De la relación de la diosa que llaman Xuchiquetzal".
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Sacrificios y simulacros de combate en honor de la diosa Toci "Madre de los dioses". 17"
"De Ia relación de la diosa que llaman Xuchiqvetzal".
10.
"Décimo mes del año, celebraban la fiesta grande de los muertos, y juntamente la fiesta solemnísima de1 Xocotl Huetzi, fiesta de los tepanecas. 11.
"El undécimo mes del año, llamábase el primer día Ochpaniztli, gue quiere decir "Día de barrer", er el cual celebraban la gran fiesta de Toci; que era la madre de los dioses y cotazÓn de la tierra.
t2. "Duodécimo mes. Celebrábase en su primer día la fiesta de Pachtontli, que quiere decir "Mal ojuelo". El cual día celebraban juntamente la fiesta solemne del advenimiento de Huitzilopochtli". 13.
"El treceno mes celebraban la fiesta del Huey Pachtli, "El gran mal de ojo", donde se celebraba la fiesta de los cerros, er especial la del volcán y la sierra nevada". 14.
"El mes catorceno
celebraban la solemnidad del dios de la caza,que se llamaba Camaxtle". 15.
"El mes quinceno celebraban el Panquetzaliztli- "Ensalzamiento de banderas".
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Fig.
1:
Representa aI dios Tonacatecuhtli, pintado con et utti sagrado de los sacerdotes y de los dioses; sus adornos son astros y tiene detrás del tocado el abanico del dios de los muertos; en }a mano derecha empuña en alto un ojo ixi con una estrella sobre el disco del mismo sol que nos
da el cipactli, la luz de arriba. En la izquierda tiene una mazorca, porque é1 alimenta y da sustento a los hombres.
Fig. 2: se refiere al sacrificio gladiatorio, que es la representación de la lucha de Tezcatlipoca y de la Quetzalcoatl, de la luna y de la estrella tarde. La figura que está atada a la piedra
cuauhxicalli, es la imagen de Tezcatlipoca, la luna. Rostro y vestido son de color blanco; debajo del ojo se ve dibujada una media luna; tiene por tocado el iztliy las navajas del sacrificio; y mientras en una mano empuña la macuáhuitl pafa la lucha, en }a otra sostiene el estandarte y el espejo de Tezcatlipoca . La otra figura representa a Quetzalcoatl. Lleva la máscara sagrada; en la cabezael penacho de plumas de quetzal; viste piel de tigre. Tiene en una mano su macuáhuitl para la lucha y en la otra un cimalli, en el cual se ve el símbol0 de la estrella de Ia mañana.
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Esta lámina es una representación de las fiestas del dios Huitzilopochtli, primera y gran deidad
de los mexica. Se ve al dios sobre una caña de maíz con hojas y mazorcas que le sirven de trono, de que él alimentaba a -símbolo los mexis¿nss-, conducido por dos sacerdotes: uno de ellos tiene una manta color de cielo con una orla de estrellas; el otro una manta con líneas ondulantes, significado del agua. El dios lleva un cetro en la mano para expresar su supremacía sobre los otros dioses y sin duda por eso trae como adorno el penacho símbolo
del sol. Adórnale como casco una cabeza de colibrí y un penacho de riquísimas plumas. Un sacerdote va al frente de la procesión tañendo un instrumento a manera de caracol.
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Fig.
13:
En esta lámina empuña Tezcatlipoca dos flechas, su chimalli y un estandarte en el que se ve la media luna, mientras en la derecha tiene, en ademán de amenaza, el arma curva que varias veces se le pone en figura de culebra.
Fig. t4: En la parte inferior de esta lámina tiene Tezcatlipoca la media luna al cuello y cuatro flechas; el chimalli y el pantli empuñados. En ambas figuras los chimalli tienen nueve conchas de algodón, símbolo de los nueve señores que acompañan a la noche.
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