UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE ENFERMERÍA Integrantes Equipo 3 Abascal Mazahua Pamela Isamar Marques Bernabé María Fernanda Serrano Castro María Liliana
Experiencia Educativa Alteraciones de salud del niño y el adolescente
Docente LE Abigail Cantellán Pérez
Tema Epilepsia Parálisis Cerebral
EPILEPSIA La palabra epilepsia proviene de la palabra griega epilepsia, que significa ser agarrado, atacado o atrapado. Durante mucho tiempo se creyó que la epilepsia era una enfermedad infecciosa, causada por toxinas que atacaban al cuerpo desde afuera. Los primeros indicios sobre la epilepsia datan del año 460 a.C. por Hipócrates, que la consideraba como un proceso orgánico del cerebro. No sería hasta el siglo XIX cuando el neurólogo J. H. Jackson reelaboró la definición de epilepsia, definiéndola como “una descarga súbita, rápida y excesiva de las células cerebrales”.
DATOS EPIDEMIOLOGICOS La epilepsia se considera el evento paroxístico más frecuente en la infancia y ocupa el segundo lugar entre las enfermedades neurológicas, precedida solamente por el retraso mental. Según los criterios de la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE), la prevalencia de esta oscila entre 4 y 10 por cada 1 000 habitantes y la incidencia entre 20 y 70 por cada 100 000 habitantes por año.
ETIOLOGÍA La epilepsia puede aparecer a causa de una lesión o una cicatriz cerebral, en muchos casos producida durante el nacimiento o inmediatamente después de nacer. Otro tipo de epilepsia se denomina idiopática (de origen desconocido) y no tiene ninguna señal cerebral y que, por tanto, no puede conocer la causa de sus ataques epilépticos. A pesar de ello, es posible que esté provocada por algún tumor o malformación cerebrales, por otras enfermedades como la meningitis y la encefalitis, etcétera.
EPILEPSIA La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica y se caracteriza por convulsiones recurrentes. Estas convulsiones son episodios breves de movimientos involuntarios que pueden afectar a una parte del cuerpo (convulsiones parciales) o a su totalidad (convulsiones generalizadas) y a veces se acompañan de pérdida de la consciencia y del control de los esfínteres.
Se define a la epilepsia como una condición que cursa con crisis recurrentes, de esto se desprende que en el cerebro de los pacientes epilépticos sea posible encontrar alteraciones fisiopatológicas permanentes. Estos cambios pueden representar el origen de las crisis o bien ser una consecuencia de las mismas, la combinación de estos fenómenos y su imbricación no son mutuamente excluyentes; Pudiendo condicionar las convulsiones cambios que a su vez, favorezcan la aparición de nuevos episodios.
CRISIS CONVULSIVA Representa un evento de inicio brusco, generalmente auto limitado, caracterizado por una actividad muscular excesiva, pudiendo ser clónica (contracción muscular intermitente y rítmica), tónica (contracción muscular sostenida) o mioclónica (contracción arrítmica de un grupo muscular).
CRISIS EPILÉPTICA. Representa los síntomas (sensoriales, motores, autonómicos o psíquicos) derivados de la activación excesiva de un grupo de neuronas cerebrales, que se presentan de forma repetida y crónica, con correspondencia electroencefalografía.
ESTADO EPILÉPTICO. El término se utiliza para describir cualquier tipo de crisis continuas lo suficientemente prolongadas que pueden producir daño neuronal. La Liga Internacional contra la Epilepsia define al Estado Epiléptico como "una crisis que no muestra datos de recuperación de lo que duraría una crisis habitual, ó crisis recurrentes sin recuperación del alerta durante el periodo interictal, o recuperación de la función basal normal del sistema nervioso” Desde el punto de vista operativo se acepta una duración mayor de 5 minutos como suficiente para iniciar el tratamiento.
CRISIS FEBRIL. Se puede identificar cuando un niño de 6 meses a 6 años de edad tiene como única causa de las crisis un trastorno genético que le hace susceptible de manifestar crisis convulsivas exclusivamente cuando se tiene hipertermia, mientras que las crisis desencadenadas por fiebre, el paciente
frecuentemente tiene una causa bien establecida de epilepsia, incluso ha tenido crisis sin fiebre y la hipertermia es solo otro factor precipitante de las crisis. Los criterios para identificar crisis febriles “simples” incluyen: inicio entre los 3 meses y 5 años de edad, no tienen antecedente familiar de epilepsia, no tienen patología neurológica definida ni datos de neuro‐infección, no haber presentado una crisis previa en estado a febril, tienen una duración menor de cinco minutos y no presentan déficit neurológico postictal. Una crisis febril compleja es aquella que el inicio es parcial, su duración es mayor a 15 minutos, con un periodo posictal prolongado, con más de 1 crisis en 24 horas ó más de una por episodio febril, y a la exploración física muestra algún déficit neurológico, en menores de 6 meses o en mayores de 5 años. De acuerdo a su etiología las epilepsias se puede clasificar en: 1. Genéticas (antes llamada idiopáticas) 2. Estructurales/metabólicas (antes llamada sintomáticas) 3. Desconocidas (antes llamada criptogénicas), aunque el origen puede ser genético, o consecuencia de una entidad diferente que todavía no ha sido reconocida
PREVENCIÓN La epilepsia idiopática no es prevenible, pero se pueden aplicar medidas preventivas frente a las causas conocidas de epilepsia secundaria.
La prevención de los traumatismos craneales es la forma más eficaz de evitar la epilepsia postraumática. La atención perinatal adecuada puede reducir los nuevos casos de epilepsia causados por lesiones durante el parto. El uso de medicamentos y otros métodos para bajar la temperatura corporal de un niño afiebrado puede reducir las probabilidades de convulsiones febriles. Las infecciones del sistema nervioso central son causas frecuentes de epilepsia en las zonas tropicales, donde se concentran muchos países de ingresos bajos y medianos. La eliminación de los parásitos en esos entornos y la educación sobre cómo evitar las infecciones pueden ser formas eficaces de reducir la epilepsia en el mundo, por ejemplo los casos debidos a la neurocisticercosis.
CAUSAS La epilepsia no es contagiosa. El tipo más frecuente de epilepsia, que afecta a 6 de cada 10 personas, es la epilepsia idiopática, es decir, la que no tiene una causa identificable. La epilepsia con causas conocidas se denomina epilepsia secundaria o sintomática. Dichas causas pueden consistir en:
Daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales (por ejemplo, asfixia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer); Malformaciones congénitas o alteraciones genéticas con malformaciones cerebrales asociadas; Un traumatismo craneoencefálico grave; Un accidente cerebrovascular que limita la llegada del oxígeno al cerebro; Infecciones cerebrales como las meningitis y encefalitis o la neurocisticercosis; Algunos síndromes genéticos; Los tumores cerebrales.
SIGNOS Y SÍNTOMAS Las características de los ataques son variables y dependen de la zona del cerebro en la que empieza el trastorno, así como de su propagación. Pueden producirse síntomas transitorios, como ausencias o pérdidas de conocimiento, y trastornos del movimiento, de los sentidos (en particular la visión, la audición y el gusto), del humor o de otras funciones cognitivas. Las personas con convulsiones tienden a padecer más problemas físicos (tales como fracturas y hematomas derivados de traumatismos relacionados con las convulsiones) y mayores tasas de trastornos psicosociales, incluidas la ansiedad y la depresión. Del mismo modo, el riesgo de muerte prematura en las personas epilépticas en tres veces mayor que el de la población general, y las tasas más altas se registran en los países de ingresos bajos y medianos y en las zonas rurales más que en las urbanas. En esos países, una gran parte de las causas de defunción relacionadas con la epilepsia se pueden prevenir, por ejemplo, caídas, ahogamientos, quemaduras y convulsiones prolongadas. Crisis epiléptica.
Las crisis epilépticas pueden ser Parciales (cuando los síntomas iniciales representan la activación de un grupo de neuronas circunscrito a parte de una hemisferio cerebral) y pueden tener síntomas: motores o sensoriales localizados a parte de un hemicuerpo, autonómicos o psíquicos (ilusiones, alucinaciones, pensamiento forzado, etc.). Las crisis Generalizadas representan los síntomas derivados de la activación de grupos de neuronas extendidas en ambos hemisferios cerebrales; se clasifican como convulsivas (tónicas, clónicas, tónico‐clónicas y mioclónicas) y no convulsivas (ausencias y atónicas). Es de destacar que solo una minoría de casos con epilepsia tiene convulsiones (contracción muscular repetida e involuntaria), puesto que las crisis parciales son las dominantes en adultos y niños. La división de la enfermedad epiléptica en cuatro grandes grupos
Crisis focales o parciales Crisis- clónico- generalizadas (TCG) Crisis mioclónicas Crisis de ausencia
La incidencia de crisis mioclónicas, más comunes en el primer año de vida, disminuye rápidamente después. La incidencia de epilepsia con crisis TCG en pacientes menores de un año disminuye gradualmente niños de 10-14 años, donde se mantiene hasta que aumenta en personas mayores 65 años
Clasificación de las Epilepsias y los Síndromes Epilépticos. 1989. Comisión en Clasificación y Terminología de la Liga Internacional contra la Epilepsia Esta Clasificación hace dos divisiones. La primera separa las epilepsias con crisis generalizadas (epilepsias generalizadas) de las epilepsias con crisis parciales (epilepsias parciales, focales o localizadas). La otra separa las epilepsias de acuerdo a la etiología (sintomáticas o epilepsias “secundarias”) de aquellas que son idiopáticas (primarias) y aquellas que son criptogénicas. El término idiopático deriva del griego “idios”, por el mismo, propio o personal. Las epilepsias o síndromes idiopáticos se describen como “no precedidos u ocasionados por otros”. No hay una causa subyacente que la predisposición genética. Las epilepsias idiopáticas son definidos como edad‐dependientes, con características clínicas y electroencefalografías propias, y presumiblemente de etiología genética. Las epilepsias y síndromes sintomáticos son considerados como consecuencia de una alteración conocida o sospechada del sistema nervioso central.
El término criptogénico se refiere a epilepsias de causa oculta o no demostrada. Las epilepsias criptogenicas son presumiblemente sintomáticas, pero la etiología no se conoce. Las epilepsias criptogenicas son también edad‐dependientes pero frecuentemente no tiene características electroclinicas definidas. Tipos Las convulsiones epilépticas a veces se clasifican según sus características. Las convulsiones parciales simples se inician con descargas eléctricas en un área pequeña del cerebro y estas descargas permanecen limitadas a esa zona. Según la parte afectada del cerebro, la persona experimenta sensaciones anormales, movimientos o aberraciones psíquicas. Por ejemplo, si la descarga eléctrica se produce en la parte del cerebro que controla los movimientos musculares del brazo derecho, éste puede presentar espasticidad muscular intensa y contracciones. Si ocurre en lo más profundo del lóbulo anterior (la parte del cerebro que percibe los olores), la persona puede sentir un olor placentero o desagradable muy intenso. La persona con una aberración psíquica puede experimentar, por ejemplo, un sentimiento de «déjà vu», por el que un entorno desconocido le parece inexplicablemente familiar.
En las convulsiones jacksonianas, los síntomas se inician en una parte aislada del cuerpo, como la mano o el pie, y luego ascienden por la extremidad al mismo tiempo que la actividad eléctrica se extiende por el cerebro. Las convulsiones parciales complejas (psicomotoras) se inician con un período de uno o dos minutos durante el cual la persona pierde o con su entorno. La persona puede tambalearse, realizar movimientos involuntarios y torpes de brazos y piernas, emitir sonidos ininteligibles, no entender lo que los demás expresan y puede resistirse a que le presten ayuda. El estado confusional dura unos minutos y se sigue de una recuperación total.
Las crisis convulsivas (gran mal o convulsiones tónico-clónicas) se inician en general con una descarga eléctrica anormal en una pequeña área del cerebro. La descarga se extiende rápidamente a las partes adyacentes del cerebro y causan la disfunción de toda el área. En la epilepsia primaria generalizada, las descargas anormales recaen sobre un área amplia del cerebro y causan una disfunción extensa desde el principio. En cualquier caso, las convulsiones son la respuesta del organismo a las descargas anormales. Durante estas crisis convulsivas la persona experimenta una pérdida temporal de consciencia, espasticidad muscular
intensa y contracciones en todo el cuerpo, giros forzados de la cabeza hacia un lado, rechinar de dientes (bruxismo) e incontinencia urinaria. Después, puede tener cefalea, confusión temporal y fatigabilidad extrema. Habitualmente la persona no recuerda lo sucedido durante la crisis. El pequeño mal (crisis de ausencia) suele iniciarse en la infancia antes de los 5 años de edad. No produce convulsiones ni los demás síntomas dramáticos del gran mal. En cambio, la persona tiene episodios de mirada perdida, pequeñas contracciones de los párpados o contracciones de los músculos faciales que duran de 10 a 30 segundos. La persona está inconsciente, pero no cae al suelo, no se produce colapso ni presenta movimientos espásticos. La crisis mioclónica se inicia con una sacudida brusca que provoca una caída inmediata del paciente que la sufre. Sólo dura unos pocos segundos. Es parecida a la crisis atónica, en la que la caída se produce por pérdida del tono muscular y de conciencia. Diagnóstico
MÉTODOS PRINCIPALES DE DIAGNÓSTICO DE LA EPILEPSIA:
Historia personal y médica del paciente. El médico la realiza obteniendo toda la información posible que pueda darle el afectado (características de los ataques epilépticos, qué le pasa momentos antes de que comience el ataque, etc.). Además añade otra, más científica, sobre la evolución de la persona (cómo le va el tratamiento, otras pruebas realizadas y sus resultados, etc.). Electroencefalograma. Se hace con una máquina que proporciona, dibujando unas líneas ondulantes, las señales eléctricas que llegan desde las células del cerebro. Con el electroencefalograma, el médico descubre si hay circunstancias cerebrales especiales que expliquen por qué se producen los ataques epilépticos. Para poder conseguir esta imagen del cerebro, se suele recurrir a la hiperventilación o la estimulación luminosa intermitente. No obstante, el electroencefalograma no siempre muestra que haya indicios de epilepsia, porque a veces los cambios eléctricos se producen en zonas muy profundas del cerebro; en otras ocasiones, en el momento de hacer el electroencefalograma no se está produciendo ningún cambio. Tomografía computarizada. Consiste en otra máquina que hace una serie de fotografías de los diferentes niveles del cerebro, con las que se puede
ver si existe en él algún bulto, cicatriz, marca o cualquier otra condición que pueda estar causando los ataques. En el caso de los menores de 6 meses de edad, con su primera crisis febril, realizar estudio de punción lumbar. Evaluar la necesidad de una punción lumbar en el caso de crisis febriles repetidas o exploración neurológica anormal en presencia de una crisis febril simple.
TX Un 70% de los niños y adultos diagnosticados recientemente de epilepsia pueden tratarse con éxito (es decir, tener sus convulsiones completamente controladas) con fármacos anti convulsionantes. Además, después de 2 a 5 años de tratamiento eficaz y una vez desaparecidas las convulsiones, los medicamentos se pueden retirar a un 70% de los niños y un 60% de los adultos, sin riesgo de ulterior recaída.
Para el abordaje de este tipo de crisis es necesario: Identificar el tipo de crisis epiléptica. Realizar estudios séricos básicos para identificar causas desencadenantes: Glucosa, Calcio, Magnesio, Sodio y Cloro.
o
factores
Identificar factores desencadenantes comunes: supresión del medicamento antiepiléptico, desvelo, fiebre asociada a infecciones, etc. En caso de crisis parciales o crisis parciales secundariamente generalizados se podrá iniciar un fármaco tradicional: Fenitoína 3‐7 mg/Kg/día de mantenimiento (dosis del adulto 300‐400 mg/día), Fenobarbital 3‐7 mg/kg/día (dosis del adulto 200‐300 mg/día), Carbamacepina 8‐15 mg (dosis del adulto 600‐1200 mg/día) o Valproato de sodio o magnesio 30‐60 mg/kg/día (adultos de 1200 a 3000 mg/día). Todos los casos con crisis parciales deben considerarse candidatos a estudios de imagen cerebral (TAC o IRM). Los pacientes con crisis generalizadas tónicas, clónicas o tónico‐clónicas pueden recibir: Fenitoína 3‐7 mg/Kg/día de mantenimiento (dosis del adulto 300‐400 mg/día), Fenobarbital 3‐7 mg/kg/día (dosis del adulto 200‐300 mg/día) o Valproato de sodio o magnesio 30‐60 mg/kg/día (adultos de 1200 a 3000 mg/día). Evitar el inicio de Carbamacepina.
Los pacientes con ausencias deben recibir Valproato de sodio o magnesio 30‐60 mg/kg/día (adultos de 1200 a 3000 mg/día). Solo en caso de intolerancia o idiosincrasia se propondrá utilizar Etosuccimida 10‐15 mg/kg/día (no disponible en México). No deben considerarse candidatos a realizar estudios de imagen cerebral y se debe de evitar el uso de fenitoína y carbamacepina, ante la posibilidad de desarrollar mayor número de crisis ante la istración de estos medicamentos. Los pacientes con crisis atónicas deben considerarse como pacientes potenciales resistentes a fármacos y deben ser enviados urgentemente a evaluación neurológica. Se podrá iniciar manejo con Valproato de sodio o magnesio 30‐60 mg/kg/día (adultos de 1200 a 3000 mg/día). Los pacientes con crisis mioclónicas deben considerarse como pacientes que requieren de evaluación urgente por neurología. Se podrá iniciar manejo con Valproato de sodio o magnesio 30‐ 60 mg/kg/día (adultos de 1200 a 3000 mg/día) o Fenobarbital 3‐7 mg/kg/día (dosis del adulto 200‐ 300 mg/día). En el caso de neonatos, deben descartarse errores innatos del metabolismo (evitando el uso de valproato hasta determinar la causa) o lesiones/malformaciones del sistema nervioso como causales Pronostico Los fármacos que existen en la actualidad únicamente permiten evitar que se den las crisis que se sufren durante un ataque epiléptico, pero no hay remedio para la desaparición total del elemento que esté causando la epilepsia,
CUIDADOS DE ENFERMERIA EN EL NIÑO EPILEPTICO 1. Colocar al niño en decúbito lateral para evitar riesgo de aspiración de saliva o vómitos. 2. Aspirar secreciones. 3. istrar oxigeno. 4. Aflojar la ropa, sobre todo la de alrededor del cuello. 5. No istrar comida ni bebida hasta la total recuperación de la conciencia. 6. Quitar o separar los objetos duros, que se encuentren en la cama o cuna. 7. Utilizar un depresor de lengua almohadillado. 8. Almohadillar los laterales de la cama o cuna.
9. Despejar el entorno del niño en caso de que no se encuentre encamado. 10. No sujetar al niño de forma que se le impida el movimiento, solo evitar que se golpee. El plan de acción o intervención de enfermería en la fase aguda y post aguda de la crisis convulsiva en el niño debe contemplar las siguientes medidas:
Colocar al paciente sobre plano duro y resistente para evitar traumatismos. Retirar toda ropa ajustada del paciente que interfiera en la dinámica respiratoria para evitar asfixia y garantizar los cuidados adecuados. Observar y anotar las características de la crisis: tipo, tiempo de duración, lado de inicio, compromiso de conciencia, relajación de esfínteres. Asegurar el ABC del paciente: mantener la vía área permeable; colocar cánula oro traqueal para evitar caída de la lengua en la fase tónica inicial; realizar aspiración de secreciones nasofaríngeas si es necesario; valorar colocación de sonda nasogástrica. istrar oxígeno por mascarilla mientras el patrón respiratorio del paciente le permita una saturación de oxígeno adecuada; si no es suficiente, ventilar al paciente con ambú-válvula-máscara mientras se prepara el material de intubación para ayudar al médico a efectuar el procedimiento en caso de que el paciente no presente respiración espontánea. Canalizar vía venosa periférica con trocar de grueso calibre en superiores e inferiores para la istración de los medicamentos anticonvulsivantes. Proteger al paciente de lesiones: instalar barreras laterales para evitar caídas. Colocar al paciente en posición lateral de seguridad (decúbito lateral) para facilitar la expulsión de secreciones y evitar bronco aspiraciones y asfixia. Vigilancia hemodinámica estricta con monitorización constante de los signos vitales y realización de electrocardiograma para la premeditación y la posmedicación. Vigilar el volumen de líquido que se istra. Si existe alteración del nivel de conciencia y en correspondencia con la patología asociada se debe instaurar fluido terapia con solución salina a un ritmo de infusión de 21 gotas por minuto. Valorar la colocación de sonda vesical para el control de la diuresis. Llevar hoja de balance hidromineral para medir los ingresos y egresos del paciente diariamente. Aplicar medidas antitérmicas y medicación antipirética si se constata fiebre mantenida.
Reevaluar al paciente con un examen físico exhaustivo para determinar posibles lesiones durante la crisis u otras alteraciones que no se detectaron con anterioridad: revisar vía aérea, conciencia, pupilas, lengua y buscar signos de traumatismo en cuero cabelludo, rigidez de la nuca, abombamiento de la fontanela, fiebre. Brindar atención a la esfera emocional de los familiares.
PARALISIS CEREBRAL INFANTIL Durante el período madurativo del sistema nervioso central pueden presentarse determinadas influencias que provoquen daños en el mismo ya sea en las etapas en que el niño se está formando en el vientre de su madre, en el momento de nacer o después. Cuando esto ocurre específicamente en el cerebro, pueden aparecer trastornos motores, psíquicos, conductuales, auditivos, ópticos o del lenguaje, pudiendo llegar a constituirse en un grupo de síndromes que originan retardo en el desarrollo psicomotor entre los que se encuentra la parálisis cerebral. Es un término usado para describir un grupo de incapacidades motoras producidas por un daño en el cerebro del niño que pueden ocurrir en el período prenatal, perinatal o postnatal. Las causas se clasifican de acuerdo a la etapa en que ha ocurrido el daño a ese cerebro que se está formando, creciendo y desarrollando. Se clasificarán como causas prenatales, perinatales o posnatales.
CAUSAS PRENATALES: 1- Anoxia prenatal. (Circulares al cuello, patologías placentarias o del cordón). 2- Hemorragia cerebral prenatal. 3- Infección prenatal. (Toxoplasmosis, rubéola, etc.). 4- Factor Rh (incompatibilidad madre-feto). 5- Exposición a radiaciones. 6- Ingestión de drogas o tóxicos durante el embarazo. 7- Desnutrición materna (anemia). 8- Amenaza de aborto. 9- Tomar medicamentos contraindicados por el médico. 10- Madre añosa o demasiado joven.
CAUSAS PERINATALES. Son las más conocidas y de mayor incidencia, afecta al 90 % de los casos.
1- Prematuridad. 2- Bajo peso al nacer. 3- Hipoxia perinatal. 4- Trauma físico directo durante el parto. 5- Mal uso y aplicación de instrumentos (fórceps). 6- Placenta previa o desprendimiento. 7- Parto prolongado y/o difícil. 8- Presentación pelviana con retención de cabeza. 9- Asfixia por circulares al cuello (anoxia). 10-Cianosis al nacer. 11-Broncoaspiración.
CAUSAS POSNATALES 1- Traumatismos craneales. 2- Infecciones (meningitis, meningoencefalitis, etc.). 3- Intoxicaciones (plomo, arsénico). 4- Accidentes vasculares. 5- Epilepsia. 6- Fiebres altas con convulsiones. 7- Accidentes por descargas eléctricas. 8- Encefalopatía por anoxia.
CLASIFICACION CLINICA:
a- Parálisis cerebral espástica: Cuando hay afectación de la corteza motora o vías subcorticales intracerebrales, principalmente vía piramidal (es la forma clínica más frecuente de parálisis cerebral). Su principal
característica es la hipertonía, que puede ser tanto espasticidad como rigidez. Se reconoce mediante una resistencia continua o plástica a un estiramiento pasivo en toda la extensión del movimiento. b- Parálisis cerebral disquinética o distónica: Cuando hay afectación del sistema extra piramidal (núcleos de la base y sus conexiones: caudado, putamen, pálido y subtalámico). Se caracteriza por alteración del tono muscular con fluctuaciones y cambios bruscos del mismo, aparición de movimientos involuntarios y persistencia muy manifiesta de reflejos arcaicos. Los movimientos son de distintos tipos: corea, atetosis, temblor, balismo, y distonías.
c- Parálisis cerebral atáxica: Se distinguen tres formas clínicas bien diferenciadas que tienen en común la existencia de una afectación cerebelosa con hipotonía, incoordinación del movimiento y trastornos del equilibrio en distintos grados. En función del predominio de uno u otro síntoma y la asociación o no con signos de afectación a otros niveles del sistema nervioso, se clasifican en diplejía espástica, ataxia simple y síndrome del desequilibrio. d- Parálisis cerebral mixta: Se hallan combinaciones de diversos trastornos motores y extra piramidales con distintos tipos de alteraciones del tono y combinaciones de diplejía o hemiplejías espásticas, sobre todo atetósicos. Las formas mixtas son muy frecuentes.
CLASIFICACIÓN TOPOGRÁFICA EN FUNCIÓN DE LA EXTENSIÓN DEL DAÑO CEREBRAL. El sufijo plagia significa ausencia de movimiento, cuando hay algún tipo de movilidad se utiliza el sufijo paresia (cuadriparesias, tetraparesias, hemiparesias y monoparesias). a- Cuadriplejía: Están afectados los cuatro . b- Tetraplejía: Afectación global incluyendo tronco y las cuatro extremidades, con un predominio de afectación en superiores. c- Triplejía: Afectación de las extremidades inferiores y una superior. d- Diplejía: Afectación de las cuatro extremidades con predominio en extremidades inferiores.
e- Hemiplejía: Está tomado un solo lado del cuerpo (hemicuerpo), y dentro de este el más afectado es el miembro superior. f- Doble hemiplejía: Cuando existe una afectación de las cuatro extremidades, pero mucho más evidente en un hemicuerpo, comportándose funcionalmente como una hemiparesia. g- Paraplejía: Son muy poco frecuentes, se afectan solo los inferiores. h- Monoplejía: Se afecta un solo miembro (brazo o pierna), estos casos son poco comunes.
SIGNOS Y SINTOMAS: Los síntomas pueden:
Ser muy leves o muy graves
Comprometer sólo un lado del cuerpo o ambos lados
Ser más pronunciados ya sea en los brazos o las piernas o comprometer brazos y piernas Los síntomas por lo regular se observan antes de que un niño cumpla dos años de edad y, algunas veces, empiezan incluso a los 3 meses. Los padres pueden notar que su hijo está retrasado en su capacidad para alcanzar algo y en las fases de desarrollo como sentarse, girar, gatear o caminar. Hay varios tipos diferentes de parálisis cerebral y algunas personas tienen una mezcla de síntomas. Los síntomas de la parálisis cerebral espástica, el tipo más común, abarcan:
Músculos que están muy tensos y no se estiran. Incluso se pueden tensionar aun más con el tiempo.
Marcha (caminar) anormal: brazos metidos hacia los costados, rodillas cruzadas o tocándose, piernas que hacen movimientos de "tijeras" y caminar sobre los dedos.
Articulaciones rígidas y que no se abren por completo (llamado contractura articular).
Debilidad muscular o pérdida del movimiento en un grupo de músculos (parálisis).
Los síntomas pueden afectar un brazo o la pierna, un lado del cuerpo, ambas piernas o ambos brazos y piernas. Los siguientes síntomas pueden ocurrir en otros tipos de parálisis cerebral:
Movimientos anormales (torsiones, tirones o contorsiones) de las manos, los pies, los brazos o las piernas estando despierto, lo cual empeora durante períodos de estrés
Temblores Marcha inestable
Pérdida de la coordinación
Músculos flojos, especialmente en reposo, y articulaciones que se mueven demasiado alrededor Otros síntomas cerebrales y del sistema nervioso:
Son comunes la disminución de la inteligencia o las dificultades de aprendizaje, pero la inteligencia puede ser normal
Problemas del habla (disartria)
Problemas de audición o visión
Convulsiones Dolor, sobre todo en adultos (puede ser difícil de manejar)
Síntomas digestivos y de la alimentación:
Dificultad para succionar o alimentarse en los bebés, o masticar y tragar en niños mayores y adultos
Problemas para deglutir (en todas las edades)
Vómitos o estreñimiento Otros síntomas:
Aumento del babeo
Crecimiento más lento de lo normal
Respiración irregular Incontinencia urinaria
DIAGNOSTICO:
ECOGRAFIA CRANEAL
TAC
RESONANCIA MAGNETICA
TRATAMIENTO: Los medicamentos orales como el diazepam, baclofén, dantrolene sódico, y tizanidina generalmente se usan como la primera línea de tratamiento para relajar los músculos rígidos, contraídos o hiperactivos. Estos medicamentos son fáciles de usar, excepto que las dosificaciones suficientemente altas como para que sean eficaces a menudo tienen efectos secundarios, entre ellos somnolencia, malestar estomacal, alta presión arterial y posible daño hepático con el uso prolongado. Los medicamentos orales son muy adecuados para los niños que solamente necesitan una reducción leve del tono muscular o que tienen espasticidad generalizada.
Bibliografía http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs999/es/ http://www.dmedicina.com/enfermedades/neurologicas/epilepsia.html https://books.google.com.mx/books?id=JZuMMM34JcC&printsec=frontcover&dq=epilepsia&hl=es419&sa=X&ved=0CCwQ6AEwA2oVChMI7Iuti7XSyAIVR4oNCh3gLwFw#v=onepa ge&q=epilepsia&f=false http://www.himfg.edu.mx/descargas/documentos/planeacion/guiasclinicasHIM/Crisi sConvulsivasyEpilepsia.pdf http://www.medwave.cl/link.cgi/Medwave/Enfermeria/4309