Diego Allen-Perkins Avendaño
III. 3. Antropología dualista o tripartita Breves orientaciones generales para el estudio de los contenidos
III. 3. Antropología dualista o tripartita Conceptos clave: niveles del ser humano, modelo, monismo materialista, monismo espiritualista, dualismo, modelo tripartito, espíritu psicosomatizado (cuerpo – alma – espíritu). Como ustedes ya han estudiado en el primer bimestre, una de las preguntas fundamentales que tratan de responderse desde el ámbito antropológico es la de “¿quién es el hombre?”. Esta pregunta, aparentemente “sencilla” o de respuesta poco menos que inmediata, reviste una complejidad que es necesario resaltar de nuevo. La cuestión de “quién es el hombre” y, por lo tanto, de cuáles son los niveles que componen al ser humano, tal y como indica el libro de texto, constituye un problema clásico en la disciplina antropológica. Como ustedes conocen por el estudio de los contenidos del primes bimestre, un modelo debe explicar de forma integral quién es el ser humano, interpretando la realidad en la que éste se encuentra y dando respuesta a los interrogantes más íntimos que se le presenten. Por lo tanto, toda respuesta que se dé a la pregunta anterior estará referida o referenciada a un determinado modelo, de ahí el interés en que ustedes conozcan las principales aproximaciones realizadas y el modelo antropológico de Fernando Rielo. De acuerdo a las principales teorías filosóficas que han buscado respuesta a este interrogante 1, el pensamiento filosófico y antropológico ha tendido a englobarse dentro de tres marcos conceptuales, clasificados en función de los niveles que componen al ser humano y su realidad, así como de la relación y formas de comunicación que se establecen entre los diferentes niveles definidos en cada modelo.
1 Pueden consultarlas en el libro de texto: I. Pinceladas históricas: las diversas concepciones antropológicas (pp. 9 – 40).
Así, se distinguen:
Monismo: o Materialista. o Espiritualista. Dualismo. Modelo tripartito.
Cada uno de estos niveles presenta una serie de características que es necesario que ustedes conozcan y profundicen, así como varios autores representativos. Estos autores, por motivos de claridad expositiva, se recogen en esta orientación de cara a que profundicen en ellos si tienen un mayor interés.
Monismo: Dentro de la tradición filosófica, el monismo (del griego monos, “único”) corresponde a aquellas posturas filosóficas que defienden que el universo o la realidad está constituido por una causa o sustancia primera, es decir, que todas las cosas son uno. De esta forma, el monismo se opone al dualismo y al pluralismo al negar la multiplicidad de niveles; empleándose como intento de eliminar la dicotomía existente entre el cuerpo y la mente. Dentro de las diferentes concepciones de monismo, las que se estudian en los contenidos evaluables son dos: el monismo materialista y el monismo espiritualista. Monismo materialista Según el monismo materialista, todo en el universo y la realidad, incluso los fenómenos mentales, se reducen a la categoría única de la materia. Si este hecho lo aplicamos al estudio de los niveles que componen al ser humano, tal y como indica el libro de texto, la inteligencia no sería más que el resultado de una evolución biológica y la espiritualidad una manifestación de la inteligencia: todos los procesos podrían ser reducidos a manifestaciones físico-químicas, es decir, interacciones del cerebro y el cuerpo. De esta forma, el monismo materialista niega la distinción entre alma y cuerpo. Autores destacados: Demócrito, Epicuro, David Hume, Julien Offray de La Mettrie, Karl Marx.
Monismo espiritualista Según esta aproximación antropológica, la materia es considerada como una manifestación de la mente. Así, el monismo espiritualista reduce el cuerpo a las condiciones de la mente o, en todo caso, a un proceso mental. Algunos autores incluso niegan que el cuerpo exista (en términos de “error” de la mente), siendo para otros autores el alma la única personalidad existente. En este modelo, el ser humano no sería más que una mente que se percibe y que percibe al otro. Autores destacados: George Berkeley, Georg Wilhelm Friedrich Hegel.
Dualismo: El dualismo corresponde a la doctrina filosófica que afirma la existencia de dos principios por cuya acción podemos explicar la realidad y transformación del universo y sus fenómenos. Estos dos principios generalmente toman la forma de oposiciones binarias, tales como el bien frente al mal, o la materia frente al alma o el espíritu. En el ámbito filosófico las primeras formas de dualismo se presentan en pensadores como Pitágoras y su aproximación matemática de la realidad; en Aristóteles y su concepción del alma como forma inseparable del cuerpo, la cual no puede subsistir sin él; y, muy especialmente, en la filosofía de Platón y su separación entre el mundo sensible (temporal y corruptible, con un alma que se encuentra en una “prisión” carnal) y el de las ideas (eterno e inmutable). El principal problema que presenta el dualismo, independientemente de los principios que se tomen, es determinar cómo se produce la comunicación entre los niveles de realidad considerados: cómo sustancias diferentes pueden comunicarse entre ellas. Algunas teorías, tales como la psicología cognitiva, consideran que la mente “gobierna” el cerebro y que no hay teoría física que explique la conciencia. Autores destacados: Aristóteles, Platón, René Descartes.
Modelo tripartito: Dentro de los modelos que distinguen tres niveles en el ser humano, les remito a la información proporcionada en el libro de texto. En todo caso, ustedes ya conocen la distinción que establece San Agustín entre la ratio superior y la ratio inferior, concibiendo a la primera como una racionalidad abierta a la trascendencia, no únicamente entendida como capacidad de raciocinio en el ser humano. Importante: algunos autores presentan los diferentes niveles de realidad bien como sustancias aisladas o pobremente interrelacionadas; mientras que otros, como Fernando Rielo, destacan la unidad entre niveles y su relación y apertura entre sí y con un Sujeto Absoluto . De esta forma, el autor se aparta de una visión tripartita, al concebir a la persona no como una suma de elementos sino como una unidad. Esta unidad es posible porque la persona humana es definida por la divina presencia constitutiva del Sujeto Absoluto en su espíritu creado, y éste asume las funciones del alma y el cuerpo verificando dicha unidad íntima de todos estos niveles de la persona.