Introduccion A Los Sacramentos 33505d

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INTRODUCCION A LOS

SACRAMENTOS

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VIVIR NUESTRA FE EN LOS SACRAMENTOS (Introducción a los Sacramentos)

INDICE (Estas hojas son un resumen, con unas modificaciones, de libro de h. REY*MERMET, CREER, vivir la fe en los Sacramentos.) Finalidades del curso. P.1

1. LOS SACRAMENTOS EN GENENERAL pp. 2-12 A-1 Significado de la palabra “Sacramento” A-2 Las Alianzas entre Dios y el hombre. A-3 Cristo, Sacramento fundamental del amor de Dios A-4 La Iglesia, Sacramento de la unión con Jesús A-5 Los Sacramentos, signos del Misterio Pascual. A-6 ¿Hay que pasar por los ritos sacramentales…? A-7 ¿Se necesita fe para participar en los Sacramentos? A-8 Palabra de Dios y Ritos. A-9 ¿Los Sacramentos, fueron instituidos por Cristo? A-10 Unas normas del derecho Canónico. 2. EL BAUTISMO pp. 13-22 2-1 Evolución del rito del Bautismo. 2-2 Significado de la palabra “Bautismo”. 2-3 El Bautismo en el proyecto de Dios. 2-4 Nuevo nacimiento….a la vida divina. 2-5 Bautismo de sangre, de deseo, de agua 2-6 Bautismo de agua: entrada en la Iglesia 2-7 Significado del agua en el Bautismo. 2-8 El Bautismo de Juan Bautista 2-9 El Bautismo en el Espíritu 2-10 El Bautismo en el agua y en el Espíritu. 2-11 Bautismo, reflejo de toda la historia de la Salvación: Signo de muerte que hace vivir.

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2-12 Unas normas del Derecho Canónico 3 LA CONFIRMACION. Pp. 23-29 3-1 Significado de la palabra “Confirmación 3-2 Historia de este Sacramento 3-3 Relación Bautismo-Confirmación 3-4 ¿Quién es el Espíritu Santo? 3-5 Los símbolos de la Confirmación 3-6 Significado del Bautismo y de la Confirmación 3-7 Efectos de la confirmación en la comunidad. 3-8 Unas normas del Derecho Canónico 4 4-1 4-2 4-3 4-4

LAS ETAPAS DE LA INICICION CRISTIANA pp. 31-32 Bautismo- Confirmación – Eucaristía ¿Confirmación antes de la primera comunión? ¿Bautizar a todos los que se presentan? ¿Qué pasa si un niño muere sin bautizar?

5 LA EUCARISTIA: SUS SIMBOLOS pp. 32-36 5-1 La comida, la acción de gracias, el sacrificio: el pan y el vi: el banquete: una comida compartida. 6 LA EUCARISTIA: BROCHE DE ORO DE LA HISTORIA DE LA SALVACION pp. 37-41 6-1 La Eucaristía: Sacramento de la creación, de la lianza, de la Pascua. Memorial de toda la historia de la salvación 7 7-1 7-2 7-3 7-4 7-5

LA EUCARISTIA: SU INSTITUCION POR JESUS pp. 42-47 El Matrimonio de Dios con la humanidad Jesús a la mesa con los doce Apóstoles La Eucaristía exige el amor al prójimo Ofrecerse a sí mismo La presencia real de Jesús en la Eucaristía

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LA EUCARISTIA: SU CELEBRACION pp. 48-51 Los Celebrantes de la Eucaristía La historia de la Celebración Eucarística. La Reforma Litúrgica del Concilio Vaticano II Celebrar con fe y con nuestro corazón

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LA EUCARISTIA: SACRAMENTO DE LA RESURRECCION pp. 52-56 La Eucaristía del día de la Resurrección La Iglesia es “Comunión”: obligación de reunirse. ¿Es obligatoria la Misa Dominical? La Palabra de DIOS en la Eucaristía Unas normas del Derecho Canónico.

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EL SACERDOCIO CRISTIANO pp. 57-60 Jesucristo el único Sacerdote Triple mediación de Cristo-Sacerdote. Sacerdocio común de los bautizados Vocación sacerdotal y mediadora de todos los bautizados.

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SACRAMENTO DEL ORDEN pp. 61-70 ¿Qué es un Sacerdote? Sacerdotes “ordenados”: ¿por qué? Cristo llama y consagra a los primeros sacerdotes… El orden de los Obispos. El orden de los Sacerdotes El orden de los Diáconos. Unas normas del Derecho Canónico

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EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION PP. 71-76 El pecado del hombre y la misericordia de Dios Lo que Dios ha instituido ¿Cómo ejercer el poder de absolver los pecados? La “Penitencia” en el curso de la historia

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LA RECONCILIACION: SU CELEBRACION El nuevo “Ritual” de la penitencia. La reconciliación individual. La Celebración Comunitaria Confesión y Absolución colectivas.

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LA UNCION DE LOS ENFERMOS PP. 82-87 Las Unciones con aceite Jesús cura el mal espiritual y corporal. ¿Cómo los Discípulos celebraban este Sacramento? La Unción de los enfermos en el curso de la historia

pp. 77-81

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EL MATRIMONIO pp. 88-95 Lo que dice la historia Los fines del matrimonio. El matrimonio Imagen de Dios Trinidad. Comprometerse de por vida. La razón de la indisolubilidad del Matrimonio Unas normas del Derecho Canónico.

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CELIBATO Y VIDA CONSAGRADA pp. 96-100 ¿Es normal el Celibato? Celibato: una Alianza como la de Dios con la humanidad. La historia del celibato cristiano La vida consagrada

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LOS ULTIMOS SACRAMENTOS pp. 101-105 Vivir la propia muerte La marcha sacramental de nuestro viaje: de la muerte (Bautismo) a la vida El Santo Viatico. Con su muerte Jesús cambio el sentido de la muerte

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¡ANIMO! VIVIR NUESTRA FE EN LOS SACRAMENTOS (INTRODUCCION A LOS SACRAMENTOS)

¿CUAL ES LA FINALIDAD DE ESTE CURSO? Demasiado a menudo consideramos los sacramentos como otra de las numerosas cosas que la vida nos impone: hay que sacar la tarjeta de identidad, hay que matricularse, hay que pagar los impuestos….hay que bautizar los niños, hay que confesarse, hay que comulgar… También, demasiado a menudo consideramos los sacramentos como “medicinas” que nos preservan de los grandes males que son el demonio, los malos espíritus y el infierno: hay que bautizar a los niños para evitar que los malos espíritus se adueñen de ellos, hay que confesarse para evitar el infierno, hay que casarse por la Iglesia para que Dios (y el sacerdote) no se enojen…. Otra vez encontramos aquí las ideas de “obligación” y “miedo” Si son sentimientos de “obligación” y de “miedo” los que predominan ¡pobres de nosotros! Tenemos a nuestra disposición un gran tesoro y no lo estamos disfrutando En este curso trataremos de descubrir el verdadero sentido de los sacramentos. Veremos que son manifestaciones del amor tremendo que Dios no cesa de regalarnos. “Eres de gran precio, eres valioso y yo te amo, nos dice Dios (Is. 43, 4. Como una de las manifestaciones de su amor, Dios nos da sus Sacramentos. Vistos de esta manera, los Sacramentos dejan de ser obligaciones y se convierten en “amor que hace amar”. (Para comprender lo que significa, ¡amor que hace amar!, piensen en un novio que descubre el amor fantástico que su novia le regala. Al sentirse súper amado, el novio se siente inclinado a amar a su vez, a “vender todo lo que tiene para conseguirse esta perla fina”, como la persona de la parábola (Mt. 13, 45-46). Ojala este curso tenga el mismo efecto en nosotros

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SACRAMENTOS

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¿QUE SON LOS SACRAMENTOS PARA LA GENTE?  Que cada uno escriba en un papel, las principales ideas que la gente de su pueblo tiene acerca de los Sacramentos  Después haremos una lista de estas ideas.  Estos datos nos ayudaran a comparar lo que piensa la gente con lo que nos dicen Cristo y su Iglesia

Capitulo 1:

LOS SACRAMENTOS EN GENERAL

NOTA: Como lo indica el dibujo, este primer capítulo es algo difícil. Difícil porque abarca muchas cosas. Difícil también porque contiene algunas partes que resultarán muy densas para los que no han estudiado los cursos de Historia de la Salvación y de Introducción a la fe. Seminarista Es un capitulo que hay que estudiar por pequeñas etapas, parte por parte En la primera parte (A), veremos cómo la Iglesia ha adaptado la palabra “sacramento” y qué sentido ha dado a esta palabra. Al final de esta primera parte, describiremos los Sacramentos como signos o símbolos del amor de Dios por los hombres. La parte (B) nos dará ejemplos de este amor de Dios por los hombres en el Antiguo Testamento EN EL C, hablaremos de Jesús, el gesto de amor más grande que Dios realizó por el hombre En el (D), hablaremos de la Iglesia, signo del amor de Dios y signo de la unión del hombre con Dios y los hermanos. En el (E), veremos cómo los sacramentos nos hacen entrar en el Misterio Pascual de Jesús y nos permiten vivir la Nueva Alianza. Además, trataremos en esta parte de contestar algunas preguntas importantes: ¿hay que pasar por los sacramentos para vivir de Jesucristo? ¿Se

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necesita fe para participar en los sacramentos? ¿Cuál es el papel de la Palabra de Dios y de los ritos en los sacramentos? ¿Los sacramentos fueron instituidos por Cristo? Finalmente, en (F), veremos brevemente unas normas del Derecho Canónico, sobre los sacramentos en general ¡ANIMO! A) ¿QUE SIGNIFICA LA PALABRA “SACRAMENTO”? Viene la palabra latina “sacramentum”.

En el mundo romano pagano “sacramentum” se usaba sobre todo para señalar dos realidades: • Cuando los romanos entablaban proceso uno contra el otro, se dirigían al templo pagano para depositar ambos una fianza ante los dioses, como garantía de buena fe, y ahí juraban decir toda la verdad. Esta fianza y este juramento eran llamados “sacramentum”, porque se les consideraba como sagrados, relacionados con los dioses. (“sacramentum”) viene de hacer sacrum, que significa sagrado, consagrado a la divinidad.) • También se usaba “sacramentum” para expresar la jura (juramento) de bandera por parte de los soldados. Se consideraba este juramento como sagrado porque tenía como testigos a los dioses. Lo que es importante notar aquí, es que la palabra “sacramentum”, señalaba, en el mundo romano pagano, unas realidades relacionadas con los dioses. La Iglesia adoptó esta palabra para designar todas las realidades interiores y exteriores relacionadas con Dios: La Encarnación, la redención, las palabras de la escritura, los ritos de iniciación cristiana, hechos, acontecimientos, gestos, ritos, símbolos, etc. Relacionados con Dios San Agustín decía: un sacramento es un signo de una cosa sagrada. Podemos decir, que hasta el siglo 12, la palabra “sacramento” fue usada en la Iglesia para designar los “signos de Dios”, es decir, todo lo que evoca a Dios Naturalmente, había en este tiempo un montón de sacramentos puesto que todo es de alguna manera “sacramento”, decir, signo de Dios, el mundo, la Iglesia, la escritura, el hermano, etc. San Agustín logró hacer una lista de 304 sacramentos, pero si se hubiera esforzado más, ¡¡¡¡hubiera podido encontrar muchos más!!! Pero a partir del siglo 12, La Iglesia se puso a reservar la palabra “sacramento” a 7 signos sagrados mayores instituidos por Cristo para significar y producir la gracia

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Y el Concilio de Trento (1545) declara los sacramentos de la nueva ley son siete, ni mas ni menos. He aquí las palabras de este Concilio.:”Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley no fueron instituidos todos por Jesucristo Nuestro Señor, o que son mas o menos de siete, a saber: bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia, extremaunción, orden y matrimonio….sea anatema”. Sin embargo, este anatema no pareció asustar a los Padres del Concilio Vaticano II, dijeron que la iglesia es sacramento, y lo repitieron 9 veces, a pesar de que la Iglesia no se encuentra en la lista de los sacramentos del Concilio de Trento. Y, actualmente, los teólogos hablan de Cristo como sacramento originario, de la Iglesia como sacramento raíz, de lo pobres como sacramento de Cristo, etc. Para no perdernos en tantos detalles, digamos por ahora que los sacramentos son: Signos de la presencia y de la acción de Dios en el mundo, signos del amor de Dios por nosotros, o los signos de la Alianza que Dios vive con nosotros en Jesucristo. Veamos lo que quiere decir todo esto PRIMERO, PONGAMONOS DE ACUERDO SOBRE EL SIGNIFICADO DE UNAS PALABRAS Gesto: = Movimiento o acto expresivo Rito: = Un conjunto gestos que obedecen a ciertas reglas. Signo: = Algo que evoca de una manera evidente la idea de otra cosa (por ej. El humo del fuego.) Símbolo = Algo que evoca otra cosa en virtud de una convención o de un acuerdo, (por ej. La bandera con azul y blanco con cinco estrellas, es símbolo de Honduras, no porque la relación entre este pedazo de tela y Honduras, sea evidente, sino porque hay un acuerdo internacional que lo determina). AHORA, TOMEMOS EL EJEMPLO DE DOS NOVIOS PARA COMPRENDER LO QUE ES SACRAMENTO. Los Gestos, Ritos, Signos y Símbolos de amor de los novios son imágenes de los sacramentos. Por ej. Tito y Filomena son dos novios que se aman mucho. No pueden dejar de manifestarse su amor con gestos y ritos: se dicen palabras cariñosas, se abrazan, se cogen de la mano, se regalan anillos… .Estos gestos o ritos son SIGNOS Y SIMBOLOS de su amor puesto que evocan su amor. (Hay que notar que cada cultura tiene gestos y ritos propios que expresan el amor…) Estos gestos y ritos son:

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Significativos: Significan algo: demuestran a los novios y a los demás que se aman. Para que sean significativos, deben decir algo a la gente hoy, seria torpe hacer gestos o ritos que no dicen nada a la gente de hoy, hay que tener este principio bien presente en la Pastoral de los Sacramentos. Para que los gesto y los ritos digan algo, van acompañados usualmente de palabras que les dan sentido (Buscar ejemplos.) Eficaces Ayudan a suscitar, mantener y aumentar el amor. Son como la leña que ayuda mantener y alimentar el fuego Este ejemplo de los novios nos ayuda a comprender lo que son los sacramentos Los sacramentos = gestos o ritos significativos y eficaces del amor de Dios por nosotros *ESTOS GESTOS O RITOS DE AMOR (ALIANZA DE AMOR) SON NECESARIAS COMO EL COMER

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Tomemos el ejemplo del niño…necesita que se le de leche y comida, pero necesita además que estos servicios vayan acompañados de besos y de palabras tiernas, de signos de amor, de “sacramentos” de amor, sin ellos, desmejora. El niño o cualquier hombre, tiene como primera necesidad, la de ser amado, de amar, de estrechar lazos, en otras palabras, tiene como primera necesidad la de “hacer alianzas de amor”. La salvación humana del hombre está ligada a sus alianzas: alianzas de amor del niño y de sus padres, alianza de amor del hombre y de la mujer, alianza de amor de los de una comunidad, etc. *EL HOMBRE SIENTE TAMBIEN LA NECESIDAD DE UNA ALIANZA CON DIOS Por que el hombre es hijo de Dios, su corazón siente la necesidad de amar a Dios y de ser amado por él. Pero entre nosotros y Dios hay una barrera que no podemos superar con nuestras propias fuerzas: Dios es amor perfecto y nuestros egoísmos nos alejan de él. La comunión del hombre con Dios no es posible si Dios no toma la iniciativa amorosa de acercarse a nosotros. Pero tenemos la suerte de tener a un Dios que se preocupa por nosotros a pesar de nuestras infidelidades. Es un “Dios con nosotros”, un Dios que hace una alianza de amor (un pacto de amor) con nosotros. Veamos como Dios se acerca al hombre, primero en el A.T. (letra B), y después por Jesús (letra C)

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B). LAS ALIANZAS (PACTOS DE AMOR) ENTRE DIOS Y EL HOMBRE ANTES DE CRISTO. Toda alianza es como la fusión de dos ríos: se unen para tener vida común. *ENTRE DIOS Y NOSOTROS, LA ALIANZA FUNDAMENTAL ES LA CREACION Dios nos arrancó de la nada, al crearnos, Dios hubiera podido decidir darnos las cualidades del zacate o de la vaca, pero quiso que fuéramos algo muy especial y decidió:”Hagamos al ser humano a nuestra imagen” Gen 1, 26. El hecho de que Dios nos creó a su imagen es ya un signo evidente de su amor por nosotros. Pero hay más, Dios decidió poner toda la creación a nuestro servicio (Gn. 1, 28-29), y eso es otro signo de su amor. Estos signos de amor, son iniciativas totalmente gratuitas de Dios. Pero buscan provocar en nosotros una respuesta de amor. El resultado de todo este proceso es una alianza (un pacto) de amor entre Dios y el hombre: Dios se compromete a dar al hombre todo lo que necesita, y el hombre tiene que comprometerse a seguir los caminos de Dios. Leer (Gn. 1, 28-30 y 2, 15-17) *LA ALIANZA ENTRE DIOS Y TODA LA CREACION EN TIEMPOS DE NOE. Los primeros hombres no cumplieron con su compromiso y se apartaron de Dios. Los 11 primeros capítulos del Génesis nos narran esta infidelidad. (Ver curso de “Historia de la Salvación”, p, 12. Pero Dios ama demasiado al hombre para abandonarlo. No anula la primera alianza de creación, por el contrario, la reanuda en tiempos de Noé. Es una alianza perpetua entre Dios y toda la creación (leer G, 9, 1-17). *LA ALIANZA CON ABRAHAM. Porque lo ama con locura, Dios quiere acercarse más al hombre, caminar con él, habitar con él. De entre todos los hombres, Dios escoge a uno, Abraham, y se hace su amigo, de Abraham descenderá un pueblo, a quien Dios hará su pueblo, y este pueblo recibirá de Dios la Revelación, la guardará, para después pasarla a la Iglesia y al mundo. Dios promete a Abraham una descendencia numerosa, una tierra, protección y bendiciones, en cambio, el pueblo de Dios tiene que seguir los caminos de Dios. La Alianza de amor queda sellada en la sangre de un sacrificio (es el rito solemne de

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las alianzas en la cultura de ese tiempo). Una práctica de ese pueblo es asumida como signo concreto de la Alianza de La Circuncisión En esta Alianza con Abraham, como en Precedentes, notamos que Dios toma la iniciativa de acercarse al hombre y busca provocar en él una respuesta de amor. ¨LA ALIANZA EN ELSINAI Los descendientes de Abraham se han convertido en multitud. Pero son esclavos de Egipto. Dios libera a su pueblo y lo lleva al desierto del Sinaí. A lo largo de este éxodo, vemos una serie de “sacramentos”, de signos del amor de Dios: la cena pascual, el paso del mar, la nube, el maná, el agua de la roca, la serpiente de bronce,….y esa gran Alianza del Sinaí... Dios se compromete con su pueblo: “Si de veras escuchan mi voz y guardan mi alianza, ustedes serán mi propiedad personal entre todos los pueblos….serán para mi un reino de sacerdotes” (éxodo. 19, 5-6) Y el pueblo se compromete a su vez: “Haremos todo lo que Yahveh ha mandado” (EX. 19, 8). Para sellar esta alianza, se inmolan novillos. La A lianza en el Sinaí con la solemnidad de los ritos y de sus promesas mutuas, nos hace pensar en un matrimonio, y en realidad, es un verdadero matrimonio. “Me casaré con tigo para siempre” dice Dios por boca del profeta Oseas (2, 21), “Seré para ustedes Dios, y ustedes serán para mi un pueblo” (Lev. 26, 12). Los profetas –Isaías, Oseas, Jeremías, Ezequiel- presentarán esta alianza, sin cesar violada por un pueblo adúltero pero siempre renovada por el amor loco de Dios, como una historia trágica de amor. No detallaremos aquí todos los episodios de esta historia de amor entre Dios y el hombre que dura a lo largo de todo el A.T., ya que lo estudiamos en el curso “Historia de la Salvación”, basta reconocer la idea central que se repite como un refrán a lo largo del A. T.”: Dios quiere que su pueblo forme con él una unión íntima. *ESTE MATRIMONIO ENTRE DIOS Y EL HOMBRE FUE CONCEBIDO POR DIOS ANTES DE LA CREACION. Un amor verdadero no puede quedar encerrado en sí mismo: busca comunicarse. Amar es darse, puesto que Dios (La Santísima Trinidad) es amor, busca darse.

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Es así que Dios hizo desde toda la eternidad (puesto que su amor es eterno), un proyecto que consistía en compartir su amor con otros. No había creado al hombre todavía, pero pensaba en él, como los padres piensan en su hijo antes de su nacimiento de este. Y lo que Dios proyectó comunicar al futuro hombre, es lo mejor de sí mismo, es decir, su amor perfecto, su gracia, (gracia= don de sí mismo de Dios al hombre). Dios proyectó hacernos “participes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1. 4). Y el medio que Dios eligió para darse así mismo a los hombres, fue la encarnación de su Hijo. “Dios nos bendijo en Cristo, con toda clase de bendiciones espirituales, porque nos ha escogido en El antes de la creación del mundo”, (EF. 1, 3-4). En otras palabras mucho antes de crear al hombre, Dios decidió hacerse hombre para dar a los futuros hombres la posibilidad de participar de la naturaleza divina y de formar con Dios una unión íntima. Este proyecto de amor concebido desde la eternidad en el corazón de Dios, se realiza a través de una larga historia de amor, como acabamos de ver, esta historia comienza con la creación, sigue con una serie de alianzas en las que Dios toma a su pueblo por la mano (Is. 42, 6) y le hace franquear varias etapas de purificación, para conducirle a dar al mundo su flor – María y su fruto: Jesús. Todas estas etapas del A.T. fueron el camino hacia la realización plena del proyecto de Dios: la Unión de Dios con toda la humanidad en el Hijo de Dios hecho hombre.

Moisés rocía el pueblo Con la sangre de novillos Sacrificados y Dios: “Esta es La sangre de la Alianza que Que el Señor ha hecho Con ustedes”.

C) CRISTO, SACRAMENTO FUNDAMENTAL DEL AMOR DE DIOS POR NOSOTROS.

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Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo nacido de mujer…Así llegamos a ser hijos de adoptivos de Dios” (Gal. 4, 4). “Tanto amó Dios al mundo que dio a su único Hijo para que tenga vida eterna…Porque Dios no mandó a su Hijo para a juzgar el mundo, sino para que el mundo se salve por El” (Jn. 3, 13-17). Al hombre que, a lo largo de toda la historia del Antiguo Testamento, se ha mostrado infiel, Dios regala lo mejor de sí mismo, su propio Hijo. Dios sigue manifestándose como aquel que busca al hombre. Es el samaritano que se arrodilla junto al herido, el Buen Pastor que busca al extraviado. Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, es el máximo don, el máximo signo de amor, que Dios podía hacer al hombre. Tratemos de captar lo que significa para nosotros la Encarnación de Jesús. (Para completar lo que sigue, ver el curso “Introducción a la Fe”) Jesús es verdadero Dios, pero también verdadero hombre como nosotros. Dios Padre hace el don de sí mismo a su Hijo, no solo a su Hijo-Dios, sino también a su Hijo-Hombre. Como consecuencia, la naturaleza humana de Jesús (su humanidad) es elevada a la dignidad divina. Y eso tiene consecuencias tremendas para nosotros. Jesús “viene a reunir los hijos dispersos de Dios” (Jn. 11, 52), a congregarlos en un solo cuerpo, en su propio cuerpo divinizado. “Atraeré a todos a mí”, dijo la víspera de su muerte (Jn. 12,32). Si nos dejamos atraer por Jesús, si formamos un solo cuerpo con El, compartiremos todo lo que Cristo es y tiene. Gracias a esta unión con Jesús, somos injertados en Dios. Gracias a esta unión con Jesús somos “partícipes de la naturaleza divina” (2Pedro, 1-4), somos hijos adoptivos de Dios por medio de Jesucristo (Ef. 1, 5). Gracias a esta unión con Jesús, resucitaremos con El y lo acompañaremos en el cielo (Ef. 2, 46) Es una realidad nada menos que fabulosa. Este don de su Hijo que Dios-Padre nos hace, nos permite realizar el viejo sueño del hombre: participar de la dignidad divina, vencer la muerte y gozar con Dios eternamente. Jesús es pues el signo más grande del amor de Dios por nosotros. Y es un signo eficaz puesto que nos comunica el amor de Dios y nos une a Dios.

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Cuando Jesús se reúne con su Padre después de su muerte, nos lleva con El. Cuando Jesús es glorificado por su Padre, hace posible nuestra propia glorificación. Jesús es realmente el signo eficaz del amor de Dios por nosotros. Es el SACRAMENTO de Dios, el sacramento fundamental, fuente de todos los demás sacramentos. El MISTERIO DEL “PASO DE JESUS HACIA EL PADRE, Y DE TODOS LOS HOMBRES CON EL Y GRACIAS A EL, ES EL MISTERIO PASCUAL”. (“Pascual” quiere decir “paso” de Dios hacia nosotros, paso de Cristo hacia el Padre llevando a los hombres con El. Profundizaremos este misterio pascual más adelante, letra E TODOS LOS SACRAMENTOS NO SON OTRA COSA QUE EL MISTERIO PASCUAL (EL PASO HACIA EL PADRE) QUE SE REALIZA EN LA VIDA DE LOS HOMBRES, GRACIAS A JESUCRISTO. *TODOS LOS ACTOS DE JESUS SON SACRAMENTOS… Las palabras y los comportamientos de Jesús, son signos del amor de Dios por los hombres, en ellos se revela la presencia y la ternura de Dios. Es lo que Jesús trató de hacer entender a Felipe que quería ver al Padre: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn.14, 8-11, leer 1Jn. 1, 1-3). Las palabras y los comportamientos de Jesús tienen todas las características de los sacramentos:  Son signos sensibles, constatables, que dicen algo a la gente (son significativos:  Poseen una fuerza divina y producen lo que significan (son eficaces):  Significan y producen el amor perfecto de Dios, su salvación, su divinidad (su gracia). Todos los gestos de Jesús se dirigen, en definitiva, a comunicarnos el amor y la vida de Dios, a hacer vivir eternamente en unión íntima con Dios:”Yo soy la resurrección y la vida” (Jn. 11, 25). ESTOS GESTOS DE JESUS NO SE ACABARON CON SU DESPEDIDA DE ESTA TIERRA: “YO ESTOY CON USTEDES TODOS LOS DIAS…” JESUS SACRAMENTO DE LA UNION CON DIOS, SIGUE HACIENDO SUS GESTOS DE SALVACION A TRAVEZ DE LOS SACRAMENTOS DE SU IGLESIA. D) LA IGLESIA, SACRAMENTO DE LA UNION CON JESUS, SACRAMENTO DE SALVACION. •DIOS QUIERE QUE TODOS LOS PUEBLOS SE SALVEN* (1Tim. 2, 4).

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Cristo se encarnó, vivió, murió y resucito por todos:”Atraeré a todos a mí” (Jn. 12, 32). Tal es el misterio de salvación, el misterio pascual, es decir, el paso de Dios hacia todos los hombres, y el paso de Cristo hacia el Padre llevando consigo a todos los que están unidos a El. *ISRAEL, PUEBLO DE DIOS, SACRAMENTO DE SALVACION UNIVERSAL. Dios eligió al pueblo de Israel para ser un “signo levantado en medio de las naciones” (Is.11, 10.12), un signo, un sacramento de la unión íntima con Dios. Su selección le confería una misión: anunciar al mundo el amor de Dios, preparar y acoger la venida de Jesús. *EL NUEVO PUEBLO DE DIOS, LA IGLESIA, SACRAMENTO DE SALVACION. Jesús fundó su iglesia como el signo-sacramento de la unión con Dios, es decir, como el sacramento de la salvación. De la misma manera como El había sido enviado por el Padre, así envió a sus discípulos al mundo entero dándoles esta misión: Id, pues, haced discípulos de todas las naciones….” (Mt. 28, 19-20). Jesús funda su iglesia para que ella sea “la luz del mundo”, la luz que enseñe el camino que conduce a la unión íntima con Dios (a la salvación). *LA IGLESIA,- SACRAMENTO.

LA Iglesia prolonga en el tiempo y en el espacio la presencia salvadora de Jesús entre los hombres. El Concilio Vaticano II dice:” La Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el genero humano” (L. G, 1). Puesto que la Iglesia es sacramento de salvación, puesto que es un signo eficaz de salvación que no solo refleja la salvación sino que busca extenderla a todos los hombres, no puede ser una comunidad de creyentes replegada sobre sí misma. *LA IGLESIA, SACRAMENTO DE CRISTO.

No nos apresuremos a afirmar: La Iglesia es Cristo, es cierto que Cristo es la cabeza de la Iglesia, pero lo cristianos son de la misma, y estos son con frecuencia muy malos reflejos de Cristo. La Iglesia no es Cristo, sino más bien su signo, el sacramento de Cristo: ella lo proclama y lo hace presente. Como decía Bosuet: “La Iglesia es Cristo, prolongado y comunicado”. *LA IGLESIA, SACRAMENTO DE LA UNION CON DIOS.

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Al vivir y proclamar el mensaje de Cristo, la Iglesia es SIGNO Y MEDIO de la unión con Dios. La salvación y el Reino de Dios no son otra cosa que la unión de los hombres con Dios Esta salvación y este reino de Dios ya están aquí, pero no han llegado todavía a su plena realización. Por eso, la Iglesia trabaja para extender este reino. Y lo hace siendo signo, reflejo, ejemplo del amor de Dios, y siendo el medio, la luz que conduce a los hombres a Dios *LA IGLESIA, SACRAMENTO DE LA UNIDAD HUMANA

LA unión Íntima de loa hombres con Dios supone la unión de los hombres entre sí. “Lo que hacen el más pequeño de los míos, a mí me lo hacen”… (Mt.25, 3146) La Iglesia debe ser el sacramento de la fraternidad universal si quiere ser el sacramento de Cristo. Debe ser signo, ejemplo de fraternidad y promover esta fraternidad. (A veces la Iglesia no desempeña su vocación de ser sacramento de fraternidad universal. Dar ejemplos…) ELOS SACRAMENTOS SON SIGNOS DEL MISTERIO PASCUAL Y DE LA NUEVA ALIANZA 1). EL PASO DE DIOS HACIA LA HUMANIDAD ES UN PASO DEFINITIVO, ES DECIR UNA ALIANZA

Siendo amor, Dios es ternura y compasión, sale al encuentro de toda miseria…. Meditemos la parábola del Samaritano y del herido dejado por muerto en el camino de Jericó (Lc. 10, 29-37). El buen samaritano (Dios) viene de lejos, se acerca, se hace “prójimo” del moribundo, lo asiste, hace de ambulancia y toma a su cargo todos los gastos de la curación (salvación de la humanidad). Es el paso “pascua” del samaritano (Dios) hacia el herido (humanidad) Pero no es un paso tipo “visita breve y me voy”. Es un paso permanente, definitivo. Meditemos otra parábola, la de la jovencita abandonada que encontramos en (Ez. 16, 3-13). La jovencita abandonada en su nacimiento es la humanidad perdida. Pero Dios no solo la rescata sino que hace una alianza con ella: “Al pasar junto a ti, te vi, dice Dios…me comprometí con juramento, hice una alianza contigo y tú fuiste mía”. El paso de Dios hacia el hombre es definitivo, una alianza definitiva. 2). EL MISTERIO PASCUAL Y LA NUEVA ALIANZA Es una historia de amor que se desarrolla en dos tiempos Primer tiempo: Dios “pasa” al hombre “Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su hijo nacido de

Mujer” (Gal.4, 4).

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“El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn. 1, 14). Dios pasó realmente al hombre. Jesús se convierte para los hombres en el sacramento de la unión con Dios. En este primer tiempo de la nueva alianza, en que Dios se hace hombre, Dios se ha desposado por amor con la humanidad entera. Esta Nueva Alianza es ya una salvación para la humanidad: decir a la humanidad “yo me caso contigo”, equivale a decirle: “nos amaremos eternamente”. Dios envió a su Hijo…para que llegáramos a ser hijos adoptivos de Dios (Gal., 4, 4) Segundo tiempo: el hombre “pasa” a Dios con Jesús Ese Hijo de Dios que para casarse con la humanidad pasó del cielo a la tierra por su encarnación, pasa ahora de la tierra al cielo, en su ser de hombre Como hombre, fue glorificado, “fue constituido Hijo de Dios…por su resurrección”. (Rom. 1, 4) Pero cuan Jesus se une con su Padre, no esta solo. Lleva con El a todos los hombres que se han casado con El y los introduce en su vida divina de glorificado Es la parábola de la jovencita abandonada: “te vestí con ropas delicadas…te adorné con joyas…” Un bello texto de San Pablo ilustra muy bien este paso del hombre a Dios con Jesús. “Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Quería que esta esposa suya fuera santa y por eso la purifico con el bautismo del agua junto con la palabra santa. Deseaba presentársela a sí mismo muy gloriosa, sin mancha ni arruga, ni nada parecido, sino inmaculada…” (EF.5, 25-27). Cristo santifica, consagra, diviniza a la humanidad, su esposa. ES LA NUEVA Y ETERNA ALIANZA, EL MISTERIO PASCUAL: EN JESUS, DIOS “PASA” AL HOMBRE PARA QUE EL HOMBRE “PASE” A DIOS 3). LOS SIGNOS DEL MISTERIO PASCUAL Y DE LA NUEVA ALIANZA: LOS SACRAMENTOS. Purificar “con el Bautismo del agua junto a la Palabra santa… (Ef. 5, 26), es el sacramento del Bautizo. Rodear de atenciones a la Iglesia, volverla espléndida, “muy gloriosa, sin mancha ni arruga”, es el trabajo amoroso en esos encuentro con Dios que son los sacramentos. Los sacramentos, en efecto, son los signos eficaces del misterio pascual y de la nueva alianza: los revelan y los realizan al mismo tiempo. En la celebración de los sacramentos, está realmente presente Jesucristo resucitado: a través de gestos y palabras que significan su presencia y su acción, los sacramentos expresan la acción de Cristo que nos une íntimamente con Dios, es decir, que nos salva. Cada sacramento

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nos sumerge misteriosamente pero realmente en el acto mismo de Jesús que muere al pecado y resucita a la vida nueva. Esto equivale a decir que cada sacramento - y no solo la Eucaristía – es el MEMORIAL de la muerte y de la resurrección de Jesucristo. Los Sacramentos son memoria, es decir, se refieren a un acontecimiento pasado realizado por Dios para la salvación de los hombres (El misterio Pascual y la Nueva Alianza). Pero este acontecimiento pasado es la fuente permanente de lo que es vivido hoy día en la celebración de los Sacramentos. “Hacer “memoria” es reconocer que el acontecimiento pasado es siempre actual, activo, para que el hombre de hoy pueda participar de El, recibir sus frutos y unirse con Dios. “Yo estaré con ustedes todos los días”, nos prometió Jesús. Y sabemos que Jesús trabaja en nuestras vidas para y transformarlas y hacerlas “santas e inmaculadas” (Ef. 5, 27). Celebrar un sacramento es celebrar a Jesús presente y activo en medio de los hombres. 4). EL RELATO DE EMAUS, IMAGEN DE LO QUE PASA CUANDO CELEBRAMOS UN SACRAMENTO Leamos una vez más el relato de Emaús: (Lc. 24, 13-35) Dos hombres se alejan desanimados de Jerusalen. Jesús se acerca y se interesa a lo que están viviendo. Este Jesús es el Jesús resucitado. Su presencia es muy real, pero permanece misteriosa puesto que los ojos de los hombres son incapaces de reconocerlo. Se necesita un signo, un sacramento: “lo reconocieron en la fracción del pan” Y este signo es eficaz: los dos hombres están transformados, ardientes de fe y de entusiasmo. Vuelven a andar, camino a Jerusalén. Encuentran a sus hermanos y vuelven a formar Iglesia con ellos 5) PERO HAY QUE PASAR POR LOS RITOS SACRAMENTALES PARA VIVIR DE JESUCRISTO. Si mi fe se expresa por la caridad de mis actos. ¿Por qué expresarla además por los ritos sacramentales? Sencillamente por que es lo que nos pide Cristo, quiere encontrarse conmigo a través de estos ritos. La fe no es hacer lo que tengo en mi cabecita, hacer lo que me da la gana. La fe es entrar es entrar en el camino de Cristo, hacer su voluntad, dejar que El me tome por la mano. Nuestra fe en Jesucristo nos obliga a encontrarlo allí donde El nos dice.

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¿Dónde nos dice Cristo que podemos encontrarlo? En su Iglesia, ella es, lo sabemos ya, el sacramento de Cristo. No podemos pretender encontrarlo en los hombres, si nos rehusamos reconocerlos en la comunidad que El ha instituido al decir “yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo (Mt. 28, 20). Y ¿en que actividad de la Iglesia podemos sobre todo encontrar a Cristo? He aquí lo que dice Vaticano II: “Cristo está siempre presente a su Iglesia sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro…, sea sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está presente con su virtud en los sacramentos, de modo que, que cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente en su palabra, pues cuando se lee en su Iglesia la Sagrada Escritura, es El quien habla, está presente, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometió: “donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 28, 20). Realmente, en esta obra tan grande, por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima esposa, la Iglesia…” (S. C, 7). Bajo el signo sensible de loa sacramentos, nuestra fe reconoce al Señor personalmente presente. El Apóstol Tomás fue dichoso al meter sus manos en las cicatrices de Jesús Resucitado, pero el Señor le dijo: “porque me has visto, hs creído, dichosos los que no han visto y han creído “(Jn. 20, 29). Aun cuando nuestros ojos humanos no puedan ver al Señor, todos los sacramentos nos ponen en o tan realmente con Cristo vivo, si bien de manera distinta, como si hubiéramos estado entre los que Cristo absolvió, curó, alimentó, instruyó en Galilea y en Judea. Nuestro deseo de entrar en o íntimo con Cristo debería normalmente llevarnos a acercarnos a los sacramentos. No se puede oponer la Palabra de Dios y sacramentos como los que dicen “la Palabra de Dios no basta, no necesito de los sacramentos”. La Palabra de Dios es alguien, es el verbo encarnado. Acoger la Palabra es hacer lo que el verbo encarnado nos pide, es dirigirse a la asamblea donde nos convoca el domingo, es ir a compartir y a proclamar juntos su mensaje, es buscar la reconciliación en la comunidad, es comer y beber en ella el pan y el vino que consagra… La fe cristiana tiene necesidad de los ritos sacramentales porque en ellos tenemos una cita con Cristo resucitado . 6). ¿SE NECESITA TENER FE PARA PARTICIPAR EN LOS SACRAMENTOS. “Los sacramento no solo suponen la fe, sino a la vez, la alimentan, la robustecen y la expresan” (S. C. 59). Los sacramento son para los que tien fe en jesucristo, es decir, para los que ven en El a Dios que viene hacia ellos para guiarlos y salvarlos, y que aceptan dejarse transformar por El.

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Los sacramentos so encuentros con Jesucristo en los que nos dejamos transformar por El. Sería una farsa participar en los sacramentos sin creer en Jesucristo. Sería como visitar a un medico sin creer en sus talentos y sin la intencion de seguir sus consejos. Pero me diran que damos con frecuencia sacramentos a personas que no tiene ya una fe manifiesta en Cristo. Es cierto. Ciertas personas a quienes no les importan quien es Cristo pero que quieren conformarse a ciertas costumbres, piden y reciben el matrimonio,se da el Bautismo a niños de familias que no tienen fe en Cristo, etc. Pero eso no quiere decir que tenemos razón en hacerlo. Hay que insistir con el Concilio en el hecho de que los sacramentos son Sacramentos de la fe. ¿Quiere esto que la Iglesia solo existe para los puros? De ninguna manera. Leamos (Mc. 2, 13-17): Levi, el futuro Mateo, es un publicano, un pecador, Jesús lo busca y lo llama. Levi se levanta y lo sigue. Sigue a Jesús no porque es un puro, sino porque tiene fe en Jesús. Da una fiesta en honor de Jesús: muchos pecadores se sienten al lado de Jesús, porque creen. Leer (Lc. 15, 1-2). La Iglesia no es una Iglesia de puros, es una Iglesia de creyentes. Y los sacramentos son para los creyentes. Pero, ¿Quién se atrevería a decir: esta persona tiene fe, y esta otra no tiene fe? No hay que olvidar que lo que se requiere es la fe cristiana, la fe en Cristo. No toda búsqueda de lo sagrado, ni toda creencia religiosa es fe cristiana, de lo contrario, los judíos, los musulmanes y budistas serían cristianos, La fe cristiana es esencialmente la fe en Cristo que salva: fe explicita, manifestada en Jesús hombre-y Dios muerto y resucitado para la salvación de los hombres. Entonces, ¿Por qué echar fuera de la iglesia a los que no tienen esta fe en Cristo? Cristo nunca echó a nadie, excepto a los comerciantes del templo La Iglesia, como Cristo, ha sido enviada ante todo a lo que está perdido, alejado, enfermo, como el Buen Pastor, debe fatigarse para buscar a estas personas (Lc. 15). Tiene que acogerlas, dialogar con ellas, iluminarlas… Pero esto no quiere decir, que se debe dar los sacramentos a los que no tienen la fe en Cristo. No debemos olvidar que en las Iglesias no hay solo fuentes bautismales y mesas eucarísticas. Están también el vestíbulo, la nave, la sacristía, el salón parroquial, la casa cural, las casas de los feligreses, las calles… lugares en los que debemos salir al encuentro de esas personas sin fe cristiana, escucharlas, buscar con ellas, iluminarlas, caminar con ellas… hasta que encuentren a Cristo.

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Pero, me van a decir, estas personas piden los sacramentos, no la fe, quieren bautizar a sus hijos o casarse, pero no quieren asistir a charlas para descubrir a Cristo. Cuando esta gente nos pide un sacramento, hay que aprovechar la ocasión para tratar de evangelizarla. Pero en ninguna parte se ha dicho que la única manera que tiene la Iglesia de acoger a los hombres, sea la de darles un sacramento. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para llevarlas a Jesús. Porque precisamente, los sacramentos de la fe no están al comienzo del camino. Antes de vivir una Alianza con Cristo por los sacramentos, hay que conocerlo, amarlo, y tener el deseo de seguirlo. Por eso, para la gente que no tiene la fe cristiana, la iglesia debe inventar otros tipos de o que la “venta” de sacramentos. 7). LA PALABRA DE DIOS Y LOS RITOS EN LOS SACRAMENTOS. Los 7 sacramentos de la lista tradicional son todos: celebraciones de la presencia y de la acción de Cristo, pero son celebraciones muy distintas las unas de las otras. El único punto en común de la celebración de todos los sacramentos, es lo que se ha llamado su FORMA, es decir, la formula que expresa el sentido del sacramento. Observemos los ritos de los sacramentos: unos utilizan elementos naturales. (El agua, el pan el vino, el aceite), otros se expresan con gesto (signo de la cruz, imposición de manos), otros, finalmente como el matrimonio, no exigen obligatoriamente ni elemento materia ni particular. Pero todos requieren la palabra, para expresar lo que Dios realiza en el sacramento.

*LA PALABRA ES FUNDAMENTAL EN LA CELEBRACION DE LOS SACRAMENTOS. Estas palabras de los sacramentos son Palabras de Dios, y toda Palabra de Dios es un acto de Dios: por medio de ella, Dios interpela, llama, se compromete y nos transforma… No hay que buscar en otra parte la razón de la eficacia de los sacramentos. La palabra de Dios es eficaz. Así nos lo muestra la Biblia en el momento de la creación: Dios dijo… y fue hecho. En Isaías, encontramos un texto hermoso en el que Dios dice claramente que su palabra es eficaz: “Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar…, así será la palabra que sale de mi boca, no volverá a mi sin haber hecho lo que quería, y haber llevado a cabo su misión”. (Is. 55, 10-11).

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La Palabra de Dios tienen una potencia divina que Cristo manifiesta claramente en su vida:”levántate y anda”, “hija, levántate”, “vete, tu hijo vive”, etc. TAL ES LA PALABRA DE DIOS EN CADA SACRAMENTO, PARA DIOS, “HABLAR ES HACER. Ahora comprendemos lo que significa la siguiente afirmación de la iglesia. POR MEDIO DE LOS SACRAMENTOS DE LA NUEVA LEY SE CONFIERE LA GRACIA EX OPERE OPERATO, es decir, le eficacia del sacramento no se debe a la actuación de los ministros, sino a la obra realizada por Cristo Los sacramentos son eficaces (confieren la gracia, por sí mismos gracias a la obra de Cristo) Esto no quiere decir que los sacramentos signifiquen “automáticamente”, independientemente de la fe y de la conversión del que lo recibe. Quiere decir que el efecto de un sacramento no esta vinculado a la santidad del ministro que lo istra, sino a la palabra sacramental que tiene siempre el poder de la Palabra de Dios: es tan poderosa en los labios de un sacerdote indigno como en los labios de un santo sacerdote… (Hay que decir esto a la gente que piensa que el bautizo, la Eucaristía o el Matrimonio celebrado por un obispo, es más eficaz que el mismo sacramento celebrado por un simple sacerdote. Lo importante no es el que preside la ceremonia, es dejarse trabajar por el sacramento…) *Los ritos que acompañan la Palabra de Dios. Los ritos de los sacramentos son los gestos simbólicos que repiten y sugieren lo que significan los sacramentos. La iglesia ha tenido siempre amplia autoridad para adaptar los ritos de los sacramentos a los nuevos tiempos y a las diversas culturas. La historia de cada sacramento nos mostrará variaciones sorprendentes. Consciente de que algunos ritos ya no eran adoptados a la gente de hoy, - el Concilio vaticano II – ha puesto en marcha una reforma de todo el ritual sacramental. “Es de máxima importancia, dice el Concilio que los fieles comprendan con facilidad los signos de los sacramentos. La idea que aparece sin cesar en las decisiones del Concilio, es la de hacer cada sacramento más elocuente, más significativo, más revelador de lo que Dios hace por nosotros. LOS SACRAMENTOS DEBEN DECIR ALGO AL HOMBRE DE HOY EN TODAS LAS CULTURAS. 8) LOS SACRAMENTOS FUERON INSTITUIDOS POR CRISTO Al afirmar que todos los sacramentos fueron instituidos por Cristo, afirmamos que deben a Jesucristo

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+ Su asistencia actual, porque Cristo inspiró su práctica en la Iglesia de los primeros siglos + Su eficacia actual, porque continúan los gestos de amor de Cristo.

F) UNAS NORMAS DE DERECHO CANONICO SOBRE LOS SACRAMENTOS EN GENERAL.

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El código de Derecho Canónico dedica 9 cánones a los sacramentos en general (can 840-848). He aquí algunas ideas muy importantes. Los sacramentos del Nuevo Testamento, instituidos por Cristo y encomendados a su Iglesia, en cuanto que son acciones de Cristo y de la Iglesia, son signos y medios con los que: Se expresa y se fortalece la fe. Se rinde culto a Dios. Se realiza la santificación de los hombres. Y por tanto son signos y medios que contribuyen en gran medida a crear, corrobar y manifestar la comunión eclesiástica. (can 840)

*Corresponde exclusivamente a la autoridad suprema de la Iglesia (Papa y Concilio) aprobar o definir lo que se requiere para su validez, y a ella misma o a otra autoridad competente corresponde establecer lo que se refiere a su celebración, istración y recepción lícita , así como también al ritual que debe observarse (can 841) *Quien no ha recibido el bautizo, no puede ser itido válidamente a los demás sacramentos (can 842) *Los pastores de almas y los demás fieles tienen obligación de procurar que quienes piden los sacramentos, se preparen para recibirlos con la debida evangelización y formación catequética. (Can 843) *fuera de las ofrendas determinadas por la autoridad competente, el ministro no debe pedir nada por la istración de los sacramentos, y ha de procurar siempre que los necesitados no queden privados de la ayuda de los sacramentos por razón de pobreza.

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Capitulo 2: EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO A). EVOLUCION DEL RITO DEL BAUTIZO. La historia de la evolución de los ritos del Bautizo nos ayudará a captar lo que representa este sacramento . *EN LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA IGLESIA

La realización exterior del Bautismo tenía entonces mayor relevancia que hoy. Se desarrollaba en un espacio propio, el baptisterio, con una gran pila bautismal en medio, en la que se bajaba para introducirse en el agua corriente. El primer testimonio de esto nos lo ofrece la didajé (o enseñanza de los 12 apóstoles, redactado hacia el año 100. En el cap. 7, leemos:”Por lo que se refiere al bautismo, debéis bautizar así: después de haberle comunicado antes todo esto (se refiere al camino de la muerte y al camino de la vida), bautizándolo en el nombre del Padre, y del Espíritu Santo y, naturalmente, en agua viva corriente, pero si no tienes agua viva, bautízalo con cualquier otra agua… Si no tienes nada de eso, derrama tres veces agua sobre la cabeza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Pero antes del bautizo deben realizar un ayuno preparatorio tanto el que istra el bautizo como el que lo recibe, e incluso si es posible, también otros. Pero pide al bautizado que ayune uno o dos días antes.” El texto propone como forma ideal la inmersión, pero reconoce la validez del bautizo por infusión, que se usó al principio para bautizar a los enfermos y más tarde a los adultos. A los niños se les seguirá bautizando por inmersión hasta el siglo 15. *El Catecumenado A mediados del siglo 2, Justino menciona una enseñanza especial que se impartía a los que aspiraban al bautizo y el proceso era el siguiente: El que deseaba pertenecer a la Iglesia, debía ser presentado y recomendado por algún miembro de la comunidad. Si era aprobado, podía incorporarse al grupo de los catecúmenos en el que permanecía de dos a tres años, durante este tiempo, y sobre todo a través de la primera parte Eucarística (lecturas y homilía), recibía los fundamentos de la doctrina cristiana, en relación con la vida y nunca como abstracto o teórico, y después de un examen,, no de sus conocimientos sino de su comportamiento y de conversión, era declarado competente para inscribirse, al comienzo de la cuaresma, como candidato para el bautizo. En este tiempo cuaresmal, el candidato recibía la siguiente enseñanza: exposición de los Evangelios para abrir los oídos del candidato, y la recitación del credo de memoria (en la semana santa), más tarde se añadió el Padre Nuestro al credo.

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Terminaba el catecumenado con la celebración solemne de “renuncias” y la incorporación a Cristo, las promesas del bautismo o confesión de fe, se hacían con la mano alzada como prestación de juramentos. *El Bautizo Muy pronto se comenzó a celebrar el bautismo durante la vigilia pascual. Mientras el obispo consagraba el agua, los elegidos se desnudaban y formaban una fila. Uno por uno con la cara hacia el oeste por donde se pone el sol, el ocaso, símbolo de muerte, renunciaban a Satanás y a todas sus obras. Eran entonces ungidos por el sacerdote, y acompañados por un diácono o diaconisa, bajaban al baptisterio donde el agua llegaba aproximadamente a sus rodillas. El bautizado volví su rostro hacia el este por donde nace el sol, símbolo del Señor resucitado que es la vida y se le preguntaba: ¿Crees en el Padre? ¿Crees en el Hijo?, ¿Crees en el Espíritu Santo?, a cada una de estas preguntas el candidato respondía “si creo” y tres veces era sumergido en el agua. Por lo regular, era el obispo el que istraba el bautizo. Al salir del baptisterio, el bautizado era recibido por los “sponsores”, (los que se llaman padrinos), que normalmente eran los mismos que lo habían recomendado a la comunidad, estos los secaban y les ayudaban a vestirse. Con el tiempo, se introdujo la costumbre del vestido blanco señalando la nueva vida que comenzaba. El neófito, (= recién bautizado, el que acaba de entrar en la comunidad). Dentro de la Iglesia, el obispo le imponía las manos e invocaba sobre él al Espíritu Santo, y/o lo ungía con el crisma, es decir, le istraba el sacramento de la confirmación (la confirmación del Bautismo). Seguidamente le daba el beso de la paz diciendo “la paz sea contigo”. Después, el recién bautizado participaba en la Eucaristía y, entre la comunión del pan y del cáliz, se le daba a beber leche mezclada con miel, símbolo de la tierra prometida, de la que podía considerarse heredero A mediados del siglo 4, el gran número de candidatos al bautismo (debido a la obligación civil de ser cristiano) y el hecho de que se había empezado a bautizar los niños, hicieron que el obispo no pudiera realizar mas que la confirmación, que quedó separada del rito bautismal. Poco a poco empieza a decaer la institución del catecumenado. En la edad media, la educación religiosa era tarea de la familia, a los adultos se les instruía con predicaciones, fiestas y costumbres religiosas, obras teatrales, etc. El punto culminante de la

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instrucción religiosa no se daba entonces en ocasión del Bautismo, sino en ocasión de la primera confesión y comunión, para las que se exigía saberse el credo, el Padre Nuestro, los sacramentos, y los mandamientos... Entre los siglos 12 y 15 la educación religiosa puso el acento en la moral con vistas a la confesión. A partir del Concilio de Trento (1545), las predicaciones durante la misa se hicieron largas. (Cosa curiosa, eran las autoridades civiles quienes buscaban a los predicadores.) A partir del siglo 16, se comenzó una enseñanza religiosa en las escuelas. Aparecen los catecismos para la catequesis. Y la catequesis queda separada de la liturgia. En el siglo 20, la catequesis insistió durante muchos años en la memorización de los grandes principios de la doctrina y de la moral. Últimamente, se usan métodos más pedagógicos y el contenido de la catequesis está más centrado en Cristo y en el misterio de Salvación. *El Bautizo de los niños El Nuevo Testamento no afirma nada ni en pro ni en contra del bautizo de los niños, aunque es normal pensar que estos quedaban incluidos cuando se hablaba del bautizo de familias enteras (Hch. 16, 15. 1Co. 1, 16). De cualquier modo, el bautizo de los niños fue al principio la excepción, y no lo normal como sucede en nuestro tiempo. A comienzos del siglo 3 y el siglo 5, se habla de este tema. El bautizo de los niños es ya una práctica muy extendida y nadie duda de su legitimidad, el hecho de que las autoridades civiles obligaban a todos a ser cristianos, hizo que la costumbre de bautizar a los niños fue considerada como normal. Además, en ese tiempo el padre de familia lo decidía todo, el bautizo de los hijos era una decisión que tomaba el padre. Por otra parte, muchos creían que el pecado original era hereditario, y se apresuraban a quitar esta mancha de sus niños por medio del bautismo. (Ver el curso introducción a la fe, pp., 1819) En el siglo 16 los Anabaptistas discutieron la validez y eficacia del bautismo de los niños. Actualmente se plantean interrogantes acerca de la oportunidad de seguir con este uso. La Teología va poniendo el acento en el sacramento como expresión de fe y manifestación de compromiso, lo que los niños no pueden hacer. Hay que reconocer que muchos de los bautismos de niños que celebramos actualmente, son mucho más un rito cultural para celebrar el nacimiento y proteger del mal, que un sacramento de fe. ¿Qué solución debemos aportar? Profundizaremos el tema de la conveniencia del bautismo de los niños y el tema de la suerte de los que mueren sin bautismo en el capitulo 4.

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 UNA PEQUEÑA TAREA PARA MANTENERNOS DESPIERTOS Sacar de lo que acabamos de ver acerca de la evolución del rito del Bautismo (A). • Las principales características. • Y los requisitos del sacramento del Bautismo.

B) ¿Qué SIGNIFICA LA PALABRA BAUTISMO. *En el lenguaje corriente, bautismo evoca un comienzo, una iniciación. Por ej. Cuando uno se sube al avión por primera vez, se habla de su bautizo del aire. El bautizo cristiano es un comienzo. Es el comienzo de la vida como miembro de la Iglesia de Cristo Bautizar viene de una palabra griega que significa sumergir, tanto en el sentido de inmersión como en el sentido de hundirse. + Ser bautizado es ser inmerso en Cristo, estar en El, vivir en El, por El, y con El + El bautismo es también un hundimiento. A este hundimiento se refiere CRISTO cuando dice, hablando de su pasión: “Con un bautizo tengo que ser bautizado y qué angustiado estoy hasta que se cumpla” (Lc. 12, 50), “¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizado con el bautizo con que yo voy a ser bautizado?” (Mc. 10, 38) Podemos considerar este hundimiento como una muerte a nosotros mismos, al hombre viejo. Pero cuando se trata de los sacramentos, este hundimiento, es un paso hacia una vida nueva, un NUEVO COMIENZO, (nuevo bautismo). A este nuevo comienzo (bautismo) se refiere a Jesús resucitado cuando dice a sus discípulos “Serán bautizados con el Espíritu dentro de unos pocos días” (Hch. 1, 5). El dibujo quiere representar este “hundimiento del hombre viejo, - nuevo comienzo – inmersión en Jesucristo el Salvador…)

C) ¿COMO SE SITUA EL BAUTISMO EN EL PROYECTO DE DIOS? Tratemos de recordar brevemente lo que hemos visto anteriormente. (Si no lo han estudiado todas estas páginas, el breve resumen que sigue les parecerá puro chino. Dios nos ama “locamente”, nos ha creado para amarnos, para “casarse” con nosotros.

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Nos quiere tan unido a El que ha proyectado desde toda la eternidad darnos su propia vida. Y el medio que escogió para comunicarnos su vida, fue la encarnación de su Hijo. Cuando llegó el tiempo oportuno, el Hijo de Dios se hizo hombre y vino a compartir e iluminar nuestra vida. Este Jesús nos invitó a unirnos a El y a formar con El un solo cuerpo. Por amor a nosotros, Jesús entregó su vida, resucitó y pasó a su Padre. Pero cuando “pasó” a su Padre a unirse con El, llevó consigo esta humanidad con la que se había “casado”. Así, salvó la humanidad, es decir, la unió con Dios y la hizo participar de la vida misma de Dios. Fue un nuevo comienzo para la humanidad. Podemos, si queremos hacer el esfuerzo, participar de esta salvación, de este nuevo comienzo. ¿Cómo podemos participar de esta salvación? ¿Cómo podemos unirnos a Dios? “Nadie va al Padre sino por mí, nos dice Cristo (Jn. 14, 6). Entonces podemos unirnos con Dios (salvarnos) solo si vivimos unidos con Cristo. Pero ¿Dónde encontrar a Cristo? ¿Cómo podemos unirnos a El? El lugar de esta unión es la Iglesia. Como ya lo hemos visto, la Iglesia es el sacramento del encuentro con Cristo. Y los medios para lograr esta unión, son principalmente los sacramentos puesto que en ellos Cristo sigue viviendo y actuando. Y el sacramento que nos ha nacer a esta vida en Cristo: es el Bautismo.

D) EL BAUTISMO ES UN NUEVO NACIMIENTO, UN NACIMIENTO A LA VIDA DIVINA Es lo que explica Jesús a Nicodemo (Jn. 3, 1-21): “En verdad te digo: nadie puede ver el Reino de Dios (nadie puede unirse con Dios, Nadie puede salvarse), si no nace de nuevo a una nueva vida).pero, pregunta Nicodemo, ¿Cómo puede renacer el hombre ya viejo? ¿Quién volverá al seno de su madre para nacer de nuevo?, Jesús le contesta: en verdad te digo que el no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es (tal es la primera creación), y lo que nace del Espíritu es espíritu (y esta es la nueva creación y esta es la segunda creación, el nuevo nacimiento, a la vida divina)”. ¿Cómo uno puede nacer a la vida divina? Jesús habla del agua. Habla también y sobre todo del Espíritu. El bautismo es, pues, normalmente, un poco de agua y mucho del Espíritu Santo. El agua no puede, evidentemente, reemplazar al Espíritu, pero el espíritu puede suplir al agua, porque el Espíritu “sopla donde quiere”, incluso donde no hay agua y donde no hay Iglesia

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El Espíritu “sopla donde quiere”. Y “quiere que todos los hombres se salven”. Pero, ¿los que no están bautizados? ¿Los que no conocen incluso a Jesucristo en esta vida? ¿Se puede salvar uno sin el Bautismo? Para contestar a esta pregunta, hay que saber que hay tres formas de bautismo. *BAUTISMO DE SANGRE

Es el bautismo que vivió Jesucristo en su pasión:”Con un bautismo tengo que ser bautizado y qué angustiado estoy hasta que se cumpla” dijo Jesús antes de su pasión (Lc. 12, 50). Dar su vida por amor es la cima del amor. Los que, a imitación de Cristo, dan su vida por amor, son inmersos en la sangre salvadora de Jesús. Reciben el bautismo de sangre los no bautizados que mueren violentamente por amor a Cristo (o por la fe cristiana o la virtud cristiana), después de haber aceptado con paciencia estos sufrimientos por amor a Cristo, de haberse arrepentido por lo menos imperfectamente de sus pecados y de haber tenido el deseo de recibir el bautismo de agua (el martirio de grupos herejes o cismáticos no es reconocido por la iglesia). Como prueba del bautismo de sangre, se cita a (Mt. 10, 39), “El que haya perdido su vida por mi causa, la encontrará” ver (Mt. 10, 32. Jn. 15, 13. 1Co. 4, 9). *EL BAUTISMO DE DESEO.

PARA AQUELLOS QUE CONOCEN EL MENSAJE DE CRISTO: Cuando es moral o físicamente imposible el bautismo de agua, uno recibe el bautismo de deseo cuando cumple con las siguientes condiciones: tener un sincero deseo del bautismo, arrepentimiento basado en el amor de los pecados propios y firme voluntad de recibir el bautismo de agua en la ocasión más próxima. Como textos que prueban la validez del bautismo de deseo, se menciona a Lucas 23, 43 (el buen ladrón y en Hch. 10, 44-47 los gentiles). PARA AQUELLOS QUE NO CONOCEN EL MENSAJE DE CRISTO También reciben el bautismo de deseo aquellos que no conocen el mensaje de Cristo pero que obedecen a la voz del Espíritu que ilumina y orienta a cada hombre, que obedecen a su conciencia y hacen lo que creen sinceramente que deben hacer, y que llevan una vida de amor y de generosidad. Su amor les une a Jesús, aunque no lo conozcan.

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El bautismo de deseo es una consecuencia de la voluntad de Dios de salvar a todos los hombres: “…Dios, Nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad… (1TIM. 2, 4), Cuando sea levantado de tierra, atraeré a mí a todos los hombres” (Jn. 12, 32). “Esto no vale solo para los que creen en Cristo, -dice el Concilio Vaticano II – sino también para los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón de manera invisible, actúa la gracia. En efecto, habiendo Cristo muerto por todos y siendo la voluntad última del hombre realmente única, es decir, divina, hemos de considerar que el Espíritu Santo ofrece a todos, de una manera que Dios conoce, la posibilidad de estar asociados al misterio pascual (G.S. 22). ¿Y QUE PASA A LOS NIÑOS QUE MUEREN A CORTA EDAD SIN EL BAUTISMO DE AGUA? ¿PUEDEN SALVARSE? Después de su muerte, estos niños viven como personas conscientes. Cualquier castigo sería un castigo personal para ellos, pero no sería porque el pecado original no es una culpa personal. No es posible imaginarnos a nuestro Dios-mor castigando a inocentes. Unos teólogos dicen que estos niños se salvan gracias al deseo o a las plegarias de sus padres o de la Iglesia. Otros teólogos dicen que la muerte de los niños no bautizados es aceptada por Dios como quías-sacramento, porque ellos, al igual que Cristo, mueren sin culpa personal y se unen así a Cristo. *EL BAUTISMO DE AGUA. ES EL BAUTISMO RITUAL, OFICIAL. LOS ESTUDIAREMOS EN SEGUIDA.

D) EL BAUTISMO DE AGUA ES LA ENTRADA EN LA IGLESIA. “Solo Cristo es mediador es mediador único y vía de salvación: pero se nos hace presente en su cuerpo que es la Iglesia: de ahí la necesidad de la Iglesia misma, en la cual los hombres entran por el bautismo” (Vat. II, L. G. 14.). El bautismo es un nuevo nacimiento, un nacimiento a la vida divina, una unión íntima con Jesús y, luego, con el cuerpo de Jesús (la Iglesia). Aquí tenemos lo esencial del Bautismo: nos injerta en Cristo para constituir con El y con los demás “injertados”, el cuerpo de Cristo, es decir, la Iglesia.

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“Yo te bautismo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo” La Santa Trinidad acepta al bautizado como hijo suyo. El Bautismo es pues, la entrada en la familia de Dios. Aquí hay que rectificar algunas ideas inexactas que, al hablar del Bautismo, ponen el acento sobre la desaparición del pecado original. En los 15 pasajes de la constitución sobre la Iglesia en que el Concilio Vaticano II habla del bautismo no evoca nunca el pecado original. A través de sus documentos, el Concilio nos dice:  Por el bautismo, el hombre se hace uno solo con Cristo, se hace miembro de Cristo.  Recibe el Espíritu filial que lo hace hijo adoptivo de Dios (Gal. 4, 4-6),  El Espíritu Santo asocia al bautizado al sacerdocio real y profético de Cristo, y lo vincula así al pueblo sacerdotal que es la Iglesia, y lo consagra con el carácter bautismal para el culto religioso, especialmente la Eucaristía. Este sello del bautismo que no se borra, es una señal misteriosa de semejanza de Cristo y de pertenencia a la Iglesia: un rasgo de familia. En resumen, Vat, II nos dice que el nuevo bautizado es incorporado, en Jesús, a la comunidad de las tres personas divinas y a la comunidad visible del cuerpo de Cristo, la Iglesia. Así, pues, decir que el bautismo borra el pecado original, es una expresión desafortunada, pero no es falsa. Pero definir el Bautismo como “el sacramento que “que borra el pecado original”, es irse tan lejos de lo esencial como si se afirmara: el Bautismo es el sacramento que nos permite tener padrinos. El pecado – es un acto de adulto – es esencialmente, no una mancha que se ha de borrar, sino una ruptura originada por el egoísmo que divide. Esta ruptura y división se eliminan por el amor y la unidad. Cristo vino para eliminar el egoísmo que divide. ¿Cómo lo hizo? “reconciliando al mundo” (2Co. 5, 19), congregando a los hijos de Dios que estaban dispersos, sin pastor… De hecho, los Evangelios nos presentan a Cristo constituyendo en torno a sí una comunidad de hermanos, deja un embrión de Iglesia en torno a unas i25 personas, dándoles la misión de ser signos de salvación, ¿Cómo? Por la caridad que les une mutuamente. Luego, la salvación es construir la unidad entre las personas humanas tal cual existe entre las personas divinas. El Bautismo es esencialmente esta vinculación a la familia de Dios. Vinculación cimentada en el amor y la unidad. Los Hechos de los Apóstoles nos ofrecen abundantes testimonios:”… los

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que creyeron fueron bautizados y en aquel día se les unieron alrededor de tres mil personas… Todos los creyentes vivían unidos y compartían todo cuanto tenían…y el Señor cada día integraba a la comunidad a los que tenían que salvarse” (Hch. 2, 41-47). Si leemos el libro de los Hechos y nos fijamos en los bautismos, nos damos cuenta de que el bautismo tiene como efecto la agregados de los bautizados a una comunidad, Pablo, por su parte, nos recuerda que “hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo” (1Co. 12, 13). Entrar en la familia de Dios es entrar en la inmensa familia de todos aquellos que son hijos con nosotros. Ir hacia Cristo es ir al mismo tiempo hacia aquellos con los que forma un solo cuerpo. El Bautismo es el Sacramento de la comunión, de la “unión con” AL UNIRNOS A DIOS Y A LOS HERMANOS, EL BAUTISMO DESTRUYE EL PECADO: LA COMUNION DESTRUYE LA DESUNION. (Como hemos visto, el pecado es precisamente la ruptura, la desunión) El gran problema Pastoral que plantea el Bautismo es precisamente la escasez de comunidades verdaderamente cristiana a las que se pueden agregar los bautizados ¿La familia y la Parroquia que acogen a un bautizado le ofrecen una verdadera comunión de amor en la que el bautizado pueda aprender lo que es amar y lo que es el espíritu evangélico? ¿Dónde pueden encontrar nuestros jóvenes esas comunidades donde les enseñen el amor gratuito, el servicio y el don de sí que son tan diferentes del egoísmo y de la búsqueda del dinero, del placer y del poder que enseña nuestra cultura? Si no queremos que el bautismo sea una farsa, no podemos bautizar sin preocuparnos de construir estas comunidades en las que se da un testimonio y una enseñanza de vida cristiana.

G) QUE SIGNIFICA EL AGUA EN EL BATISMO ¿Recordamos la parábola de la joven abandonada, es decir, de la pobre tribu de la que Dios quiso hacer su pueblo? “Entonces, me uní en alianza con tigo… Te lavé, te limpié la sangre, te perfumé…te vestí con ropas delicadas” (EZ. 16, 9). Según las costumbres orientales, la novia era bañada y adornada. Israel entro en la alianza a través de un baño, (el paso del mar). Lo que Dios hizo por su esposa Israel, lo hace ahora por su esposa la Iglesia “Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Quería que esta esposa suya fuera santa y por eso la limpió mediante un baño de agua junto a la palabra santa “(EF. 5, 25).

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EN EL Bautismo, Cristo purifica a su Iglesia “por la palabra” la palabra pronunciada por el ministro y la palabra de la fe recibida y profesada por el catecúmeno. Lo hemos visto: la Palabra es lo primero. Pero esta Palabra en el sacramento del Bautismo es una “palabra visible”, gracias al “baño de agua” que la acompaña y la significa *VEAMOS COMO SE HACIA ESTE “BAÑO DE AGUA” EN LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA IGLESIA... Los primeros discípulos del Señor bautizaban en los ríos, en las fuentes, incluso en el mar. En las antiguas ciudades, todas las residencia principales tenían una piscina. En la época de Constantino (hacia el año 300), los feligreses se reunían los domingos en estas casas y los bautismos se hacían en las piscinas. En el siglo 4, las catedrales fueron previstas de grandes baptisterios con un piló profundo al que bajaba la persona que recibía el bautismo (VER PP.13). Hacia el siglo 10, como ya casi no se bautizaba a los adultos, los grandes pilones fueron reemplazados por pilas, donde se sumergía al bebe. Después se llegó a bautizar “ahorrando agua”: un chorrito de agua sobre la cabeza de los niños o una aspersión para los bautizados por grupos. ¿No sería más significativo volver a ver al “baño de agua”, o la inmersión? En oriente, se usa todavía la inmersión en el agua. Nuestro Ritual nos lo permite hacerlo. Lo cierto es que las pequeñas gotitas de agua que usamos usualmente significan muy mal lo que significa el agua en el Bautismo. *¿Qué SIGNIFICA EL AGUA EN EL BAUTISMO? *El agua no usada en exclusiva por los cristianos como elemento de los ritos de iniciación o de purificación. Desde muy antiguo se usaba en distintas religiones. Desde tiempo inmemorial, los pueblos practican ritos con ABLUCIONES (PURIFICACION) Los paganos griegos y los romanos tenían muchos ritos de purificación, también los tenían las antiguas civilizaciones de Asiria, Babilonia y Egipto. Otros pueblos como los etruscos y los incas del Perú se purificaban con la lluvia. Los hindúes descienden al río Ganges diciendo: “Oh Ganges, purifícame”. El culto a Mitra (en la religión de los antiguos Persas) implicaba, a la hora de ser itido, un bautismo para purificarse de los pecados y para entrar en una nueva existencia. En todas partes, la gente reconoció y sigue reconociendo su impureza y trata de quitarse este mal por medio de los ritos de purificación que usan el agua.

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También se usan ritos con agua para aumentar la fuerza y para conseguir la inmortalidad. Así en el ANTIGUO TESTAMENTO, SE Usó el baño de agua como medio legal de purificación para personas impuras (Lev. 14, 8.nm.19, 19). A veces, debían también ser lavados los objetos antes de ser usados nuevamente (Le. 11, 32-40) A estas disposiciones, los rabinos añadieron otras que tenían por fin la purificación legal El agua que hace morir Pablo pregunta a los romanos: “¿han olvidado que a todos nosotros, al bautizarnos vinculándonos al Mesías Jesús, nos bautizaron vinculándonos a su muerte? (Rom. 6, 3) Las dos veces que Jesús usa el verbo “bautizar” es para referirse a su propia muerte (Mc. 10, 38. Lc. 12, 50). El bautismo nos vincula con la muerte de Cristo. Hace de nosotros otros Cristos que entregan su vida. Al unirnos a El por el bautismo, Cristo hace morir al hombre viejo que está en nosotros, este hombre viejo influenciado por el egoísmo, para nacer el hombre nuevo, influenciado por el espíritu. El agua del bautismo es símbolo de la muerte, pero no de una muerte definitiva, sino de una muerte-purificación que permite entrar en una nueva vida. La experiencia de Jonás en el mar nos puede ayudar a comprender esto. Hay muchos textos en el Nuevo Testamento que nos habla de esta muerte-purificación: “El que está en Cristo, es una nueva creación: pasó lo viejo, todo es nuevo” (2Co. 5, 17). “Han sido lavados, santificados, justificados en el nombre de del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios” (1Co. 6, 16). “Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre” (Hch. 22, 16) El agua que hace vivir Para la Biblia, es el elemento base, la “materia prima” de la creación, en esas regiones de oriente (como en Honduras) es el símbolo de la vida: agua fecunda de la que procede toda fertilidad, lluvia generosa que da vida y buenas cosechas. El agua es imagen de la bondad divina que hace vivir a los hombres. El agua del bautismo es símbolo de la vida que nos da Dios. “El que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn. 3, 5).

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Esta vida simbolizada por el agua del bautismo, es una vida nueva. En adelante, el bautismo ya no vivirá según los objetivos y modos del mundo, sino según los objetivos y modos de Cristo. Vivirá “en cristiano”. El agua que calma la sed Jesús es presentado como quien quita la sed para siempre, que satisface los anhelos de los hombres: “el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás… (Jn, 4, 13-14). Vemos que el agua del bautismo representa a Cristo que muere por nosotros y que nos hace morir al egoísmo para hacernos vivir en el amor y para colmar todos nuestros anhelos.

H) ¿Qué SIGNIFICA EL BAUTISMO DE JUAN BAUTISTA? Como hemos visto, los judíos practicaban numerosas abluciones purificadoras. Por ej. Eliseo mando a Naamán el leproso a sumergirse en el río (2R. 5, 14). Luego, Juan Bautista no innova nada cuando predica un bautismo de penitencia para la remisión de los pecados. ¿Qué significa el bautismo de Juan? Es importante precisarlo porque Jesus fue bautizado con este bautismo. Y porque durante la vida terrena de Jesús, sus discípulos, en su nombre bautizaron con un bautismo de este tipo (cf. Jn. 3, 22, r, 2). Este tipo de bautismo no es ni el bautismo judío o pagano, ni el bautismo cristiano puesto que el bautismo cristiano no podrá existir más que después de la resurrección, como veremos. He aquí algunas características del bautismo de Juan  Es istrado por otro, no se bautiza uno a así mismo.  Es el bautismo de un hombre reconocido como profeta.  Y en torno al cual se agrupan unos discípulos, es un bautismo comunitario.  ¿Por qué bautiza Juan? Porque para él están muy cercanos los tiempos en que Dios ha de manifestarse. Juan tiene conciencia de la misión de preparar esta venida inminente de Dios: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas” (Mc. 1, ) su bautismo es signo visible de esta preparación  El bautismo de Juan significa también una conversión radical de aquel que lo acepta: hay que reconocerse pecador, reformar sus costumbres por una conducta de

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fraternidad y justicia, para recibirlo, hay que querer formar parte de la comunidad de hombres de buena voluntad.  Finalmente, todos están invitados a entrar en esa comunidad de hombres de buena voluntad... En el bautismo de Juan, encontramos ya unas características del bautismo cristiano.  Es istrado por un ministro (en el cristianismo es siempre Cristo quien bautiza)  Es signo decisivo de conversión.  Es propuesto a todos sin excepción.  Es como el sello de pertenencia en la comunidad. (pero es una comunidad que espera la venida de Dios). 1) EL BAUTISMO EN EL ESPIRITU.

Los discípulos de Juan esperaban la venida de Dios y la realización de la profecía de EZEQUIEL (36, 25): “Derramaré sobre ustedes agua purificadora y quedarán purificados… Les daré un corazón nuevo, y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo”. Este mundo nuevo llega con Pentecostés. Antes de su ascensión, Jesús había dicho a sus Apóstoles de quedarse en Jerusalén para esperar el cumplimiento de la promesa del Padre: “Que Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días” (Hch. 1, 4-5). La distinción es neta: JUAN CONFIRIO EL BAUTISMO DE AGUA, SIN ESPIRITU SANTO, PORQUE Jesús no había subido a los cielos para enviárnoslo. EN PENTECOSTES, LOS DISCIPULOS RECIBIRAN EL BAUTISMO EN EL ESPIRITU SANTO, SIN AGUA, porque el resucitado se les había aparecido visiblemente: no habían tenido necesidad del bautismo con agua para encontrarlo. Llega, pues, el día de Pentecostés. El Espíritu Santo desciende sobre los Apóstoles. Pedro explica a la gente lo que esté pasando: “Exaltado por la diestra de Dios, Jesús ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y lo ha difundido como lo ven y oyen…” (Hch. 2, 33): leer todo el discurso: (Hch. 2, 14-36). 2) EL BAUTISMO EN EL AGUA Y EN EL ESPIRITU Al oír el discurso de Pedro, la gente pregunta a los Apóstoles: ¿Qué debemos hacer?

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Pedro les contesta: “Conviértanse y háganse bautizar cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados sean perdonados. Y Dios les dará el Espíritu Santo, porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los extranjeros a los que el Señor llama…los que creyeron fueron bautizados y en aquel día se les unieron alrededor de tres mil personas.” (Hch. 2, 37). Tenemos aquí las características del bautismo cristiano *) LA CONVERSION: CONVERSION A JESUS POR LA FE, CONVERSION EN JESUS POR UNA VIDA NUEVA. Es el paso a una existencia de resucitado tal como nos la describe S. Pablo en (Rom. 6, 1-14). Texto capital que debemos leer una y otra vez: “El hombre que éramos antes fue crucificado con Cristo, para que se destruyera el individuo pecador…” *) LA INVOCACION DEL NOMBRE DE JESUS. Ya no es Juan el que bautiza para la remisión de los pecados, es Jesús quien bautiza para el don del Espíritu y una vida de resucitado. *) EL BAITISMO ES EN EL ESPIRITU, DON DE CRISTO MUERTO Y RESUCITADO. E resucitado está sumergido en la pascua de Jesús: su muerte, su resurrección, su al Padre, desde donde envía al Espíritu Santo. A diferencia del de Juan, el bautismo cristiano de agua es una inmersión en la Pascua de Jesús. *) SE HACE POR LA PALABRA que expresa el don de Dios, y la ACCION SIMBOLICA (aquí, el agua) que significa y hace visible Palabra. *) Finalmente, EL BAUTISMO UNE AL NUEVO PUEBLO QUE NACE EN PENTECOSTES, UNE A LA IGLESIA.

k) EL BAUTISMO DE AGUA, ES EL REFLEJO DE TODA LA HISTORIA DE LA SALVACION. Es signo de muerte que hace vivir. El agua de nuestras fuentes bautismales es: • El agua de la primera creación sobre la que planeaba el soplo de Dios para vivificarla, • El agua de la fuente que brota en el edén para fecundar la tierra, • El agua del diluvio que ahoga el pecado del mundo y al mismo tiempo salva a la humanidad nueva. • El agua mortífera que traga al ejército del Faraón (símbolos de los poderes del mal). • El agua que abre al pueblo elegido el “paso” (la Pascua) hacia la vida y la libertad. • El agua viva que brota de la roca para impedir que el pueblo muera de sed en el desierto.

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• El agua del Jordán cuyo traspaso introduce en la tierra prometida. • El agua que sale del corazón traspasado del crucificado. EL BAUTISMO ES UNA MUERTE QUE HACE VIVIR. Antes de ser vida nueva, el bautismo es diluvio, Mar Rojo, Cruz. Su primer momento consiste en hacer morir. La conversión pasa por el barrido de la vida vieja, por la muerte al pecado. San Pablo no cesa de hablarnos de la muerte a la vida de pecado para surgir a la vida de resucitado, por Cristo, con El y en El. El agua del Bautismo, en lo que recuerda al mar, es símbolo de muerte, pero, en lo que recuerda la fuente, es signo de vida: una vida nueva que sale de la muerte del hombre viejo. Se olvida muy a menudo el aspecto de muerte (conversión) que es el primer momento del Bautismo, y eso lleva a muchos bautismos – y después a muchas vidas – a la insignificancia. LO QUE EL BAUTISMO EXPRESA ES  La fe y la conversión a Jesús,  Fe y conversión que nos hacen decir. “tu voluntad, Señor, y no la mía”  Fe y conversión que vienen de la escucha de la Palabra de Dios  Fe, conversión y Palabra que hacen presente el Espíritu Santo,  Espíritu que nos da una vida nueva, que nos injerte en Dios y en la Iglesia. (Comprenderemos mejor lo que es el Bautismo al estudiar la Confirmación.)

L UNAS NORMAS DEL DERECHO CANONICO SOBRE EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO.  Quien no ha recibido el Bautizo, no puede ser itido válidamente a los demás Sacramentos (c.842).  Se ha de preparar convenientemente la celebración del Bautismo, por tanto: • El adulto que desea recibir el Bautismo ha de ser itido al catecumenado y, en la medida de lo posible ser llevado por pasos sucesivos a la iniciación sacramental… • Los padres del niño que va ser bautizado, y asimismo quienes asumirán la función de padrinos, han de ser instruidos sobre el significado de este Sacramento y las obligaciones que lleva consigo… (c.851).

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*Es ministro ordinario del Bautismo es el Sr. Obispo, el presbítero y el diácono. Si esta ausente o impedido el ministro ordinario, istra lícitamente el bautismo, el catequista u otro destinado para esta función por el ordinario del lugar, y, en caso de necesidad, cualquier persona que tenga la debida intención, y han de procurar los pastores de almas que los fieles sepan bautizar debidamente. (c.861). • Para que pueda bautizarse a un adulto se requiere que manifestado su buen deseo de recibir este Sacramento, esté suficientemente instruido sobre las verdades de la fe y las obligaciones cristianas y haya sido probado en la vida cristiana mediante el catecumenado, se le ha de exhortar además a que tenga dolor de sus pecados. Puede ser bautizado un adulto que se encuentra en peligro de muerte si, teniendo algún conocimiento sobre las verdades principales de la fe, manifiesta de cualquier modo su intención de recibir el Bautismo y promete que observará los mandamientos de la religión cristiana. (c.865). • A no ser que obste una causa muy grave, el adulto que es bautizado debe ser confirmado inmediatamente después del Bautismo y participar de la Eucaristía, recibiendo la comunión. (c.866). • Los padres tienen la obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas, cuanto antes después del nacimiento, e incluso antes de el, acuden al párroco para pedir el Sacramento para su hijo y prepararse debidamente. Si el niño se encuentra en peligro de muerte, debe ser bautizado sin demora. (c.867). • Para bautizar lícitamente aun niño se requiere: a) Que den su consentimiento los padres, o al menos uno de los dos, o quien legítimamente hacen las veces. b) Que haya esperanza fundada de que el niño va ser educado en la religión católica. El niño de padres católicos, e incluso de no católicos en peligro de muerte, puede ser bautizado aun en contra de la voluntad de sus padres (c.868). *En la medida de los posible, a quien va a recibir el bautismo se le ha de dar un padrino, cuya función es asistir en su iniciación cristiana al adulto que se bautiza, y juntamente con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana, de acuerdo con el bautismo y cumple fielmente las obligaciones inherentes al mismo. (c. 872) • Para que alguien sea itido como padrino, es necesario que:

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a) Haya sido elegido por quien va a bautizarse o por sus padres o por quienes ocupen su lugar, o faltando estos por el párroco o ministro, y que tenga capacidad para esta misión e intención de desempeñarla. b) Haya cumplido 16 años a no ser que el obispo establezca otra edad, o que por justa causa, el párroco o el ministro consideren isible una excepción. c) Sea católico, este confirmado, haya recibido ya la Eucaristía, y lleve al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va asumir. d) No esté afectado por una pena canónica, y no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar. El bautizado que pertenece a una comunidad eclesial no católica solo puede ser itido como padrino junto con un padrino católico, y exclusivamente en calidad de testigo del bautizo. (c.874).

M) EL BAUTIZO EN NUESTRO PAIS 1.2.3.4.5.6.-

¿Por qué los padres hondureños bautizan a sus hijos? ¿Qué explicaciones has oído sobre los efectos del Bautizo? ¿Que condiciones se suele exigir para el Bautizo en tu parroquia? ¿Qué obligaciones contraen de hecho los padrinos en nuestro país? ¿Cuáles son los aspectos más débiles de nuestros bautizos? ¿Qué podemos hacer para eliminar estos aspectos débiles?

FIN DEL SEGUNDO ASALTO

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Capitulo 3º. LA

CONFIRMACION.

A).Qué SIGNIFICA LA CONFIRMACION?. “Confirmación”, corresponde al latín confirmatio, que significa en este contexto,

FORTALECIMIENTO. También significa RATIFICAR: la confirmación “ratifica”, corrobora el Bautismo. Se usaron muchos nombres para designar este Sacramento, y eso se debe al hecho de que, en diversos momentos de la historia, varió la opinión sobre cual era su rito más importante: se le llamó chrismatio (unción de aceite perfumado y consagrado), manus impositio (imposición de manos), consignatio (señal de la cruz con la mano), en oriente se le llama sfragis, (sello) o miron (crisma). La palabra confirmación para designar el Sacramento, apareció por primera vez en los años 400.

B). MIREMOS BREVEMENTE LA HISTORIA DE ESTE SACRAMENTO. EN EL Nuevo Testamento, algunos textos del libro de los Hechos atestiguan la existencia, en tiempo de los APOSTOLES, de un rito relacionado con la comunicación del Espíritu Santo. • El diacono Felipe evangeliza Samaria y da el Bautismo, Pedro y Juan lo siguen para dar la Confirmación imponiendo las manos (Hch. 8, 14-17). • Al llegar a EFESO, Pablo encuentra allí a unos discípulos de Juan Bautista: les hace bautizar y después les impone las manos para conferirles el Espíritu Santo (Hch.19, 1-6). DURANTE LOS 3 PRIMEROS, el Bautismo era celebrado por el Señor obispo durante la noche pascual o la Vigilia de Pentecostés. Al salir del agua, el bautizado (que era adulto y no niño) recibía del obispo la imposición de manos, sea una unción con el óleo santo, o bien las dos cosas, y la “signación” (signo de la cruz en la frente). Después tenia lugar la Misa en que el bautizado-confirmado hacía su primera comunión. SE HIZO ASI MIENTRAS SE BAUTIZO A LOS ADULTOS Y MIENTRAS LAS COMUNIDADES VIVIERON AGRUPADAS EN TORNO A SU OBISPO. PERO, HACIA EL FINAL DEL SIGLO 3, en razón del gran número de candidatos, el obispo ya no puede bautizarlos a todos. Por eso, después de consagrar el agua bautismal, se contenta con inaugurar la serie de bautismos y después

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cede su lugar a los sacerdotes o a los diáconos (a las diaconisas para las mujeres) que siguen bautizando como delegados del obispo, mientras tanto. Mientras tanto el obispo realiza, cerca del baptisterio, los ritos post bautismales para el don del Espíritu: impone las manos (en occidente) o unge con el crisma (en oriente), hace la señal de la cruz en la frente y da el beso de la paz. EN EL SIGLO 4, ASISTIMOS A UNA EXPLOSION DE CRISTIANOS. La religión cristiana se convierte en la religión del imperio y de casi toda la gente. Se empieza a bautizar a los niños, aumentando así considerablemente el número de candidatos al Bautismo, además, se multiplicaban las parroquias rurales, lejos de la sede del obispo. El pobre obispo ya no puede seguir participando en todas las celebraciones del BautismoConfirmación. DOS SOLUCIONES SE OFRECEN ENTONCES: • O bien bautizar inmediatamente al recién nacido, en nombre del obispo, y retrasar la confirmación para más tarde, cuando pasará el obispo (solución adoptada por nuestra religión occidental), • O bien mantener unidos el Bautismo y su Confirmación y dar a los simples sacerdotes el poder de confirmar (solución adoptado por las iglesias de rito oriental, el sacerdote bautiza y confirma todo seguido, pero siempre con el santo Crisma consagrado por el obispo, y, muchas veces, da al bebe de la preciosa sangre).

C. LA ESTRECHA RELACION ENTRE EL BAUTISMO Y LA CONFIRMACION. En el capitulo anterior afirmábamos que lo que caracteriza al Bautismo cristiano, distinguiéndolo del de Juan, es el hecho de que es fruto del don del Espíritu Santo. “Mi Bautismo es un bautismo de agua y significa un cambio de vida – decía Juan Bautista. Pero otro viene después de mí y los bautizará con el soplo del Espíritu Santo (Mt. 3, 11). “todos nosotros…hemos sido bautizados en un mismo Espíritu” dice San Pablo (1Co. 12, 13). Entonces, tenemos que concluir que el Bautismo da el Espíritu. Y, si da el Espíritu, ¿la Confirmación es inútil? O bien: ¿el Bautismo y Confirmación no forman más que uno y no debe separarse? Como respuesta a estas preguntas, digamos esto. El Bautismo da ya el Espíritu, la Confirmación lo da en plenitud. Estos dos Sacramentos se atraen mutuamente, como el nacimiento llama al crecimiento. Es lo que dice S. Pablo (1Co. 12, 13): “Hemos sido bautizados en un solo Espíritu, para no formar más que un cuerpo… (He aquí el Bautismo). Y hemos sido ALIMENTADOS de un solo Espíritu” (y esta es la Confirmación… del Bautismo).

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Dos ritos diferentes para dos gracias diferentes, pero complementarias las dos caras de la moneda. La estrecha relación entre el Bautismo y la Confirmación se ve claramente en el rito del bautismo. Al final de este se alude al don del Espíritu mediante un rito que se parece a la confirmación. La Unción con el Crisma. Las siguientes páginas nos ayudarán a contestar la pregunta. Si poseemos ya el Espíritu por el bautismo. ¿A que sirve la confirmación?

D) QUIEN ES EL ESPIRITU SANTO. En el curso “Introducción a La fe”, capítulos 5 y 15, hemos tratado de descubrir algo de la vida íntima del Espíritu Santo en la Trinidad, y algo de la acción del Espíritu en la Iglesia y en el mundo. Sería provechoso volver a leer atentamente esta materia, sobre esta base, vamos a agregar algunas ideas. EL ESPIRITU NO TIENE ROSTRO PERO SU PRESENCIA ES EVIDENTE. Jesús, el Hijo, tomó rostro humano. Lo conocemos bastante bien a través de sus palabras, gestos, miradas… ¿El Padre? Sin haberlo visto, tenemos la impresión de conocerlo a través de su Hijo: “El que me ve, ve al Padre”, pero ¿el Espíritu?... no tiene rostro. Sin embargo, su presencia es evidente. Como la presencia del viento. “El viento sopla donde quiere y tú oyes su silbido, pero no sabes de donde viene ni a donde va” (Jn. 3, 8). Esta comparación la hizo el mismo Jesucristo cuando habló del Espíritu. LA FUERZA DEL ESPIRITU SANTOS SE MANIFIESTA SOBRE JESUS. Este Espíritu no es una simple cualidad de Jesús. Es una persona distinta, que habla, que está presente… La fuerza del Espíritu se manifiesta visiblemente sobre Jesús, en su Bautismo (Mt. 3, 16-17). Jesús, lleno del Espíritu Santo, sale del Jordán y, conducido por el Espíritu hacia el desierto, supera toda tentación. “Entonces Jesús, con el poder del Espíritu, vuelve a Galilea” (Lc. 4, 1. 13-14 Este poder del Espíritu es poder para amar. Ya que el Espíritu es Dios y Dios es amor. “Dios consagró a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, comunicándole su poder. Este pasó haciendo el bien y sanando…” (Hch. 10, 38). “Salía de él una fuerza que los sanaba a todos” (Lc. 6, 19). EL PODER QUE RECIBE DEL ESPIRITU, JESUS LO COMUNICA A TODOS.

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“A este Jesús, Dios lo resucitó… y glorificado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el ESPIRITU SANTO PROMETIDO. Hoy lo acaba de derramar (para los demás) y eso es lo que ven y oyen” (Hch. 2, 32-33). ES EL FAMOSO ACONTECIMIENTO DEPENTECOSTES... ES LA CONFIRMACION. “EL ESPIRITU PROMETIDO” POR EL PADRE. ¿EN QUE CONSISTE ESTA PROMESA? “Mientras estaba comiendo con ellos, Jesús les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la promesa del Padre, “Que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días” (Hch. 1, 4-5). Jesús anuncia la efusión Santo como realización de una “promesa del Padre” ¿En qué consiste esta promesa? A través del Antiguo Testamento, el Espíritu fue dado a numerosos profetas, jueces y reyes para proclamar la Palabra de Dios y gobernar al pueblo. Pero no todo el pueblo recibía este Espíritu en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento (Nueva Alianza), por el contrario, el Espíritu para proclamar la Palabra de Dios (EL ESPIRITU DE PROFECIA) y para guiar al pueblo (ESPIRITU DE REALEZA) será concedido a todos los hijos engendrados por Jesucristo y su Bautismo. Este don del Espíritu a todos los hijos de Dios fue anunciado por el profeta Joel: “Después de esto, yo derramaré mi espíritu sobre todos. Tus hijos y tus hijas hablarán de parte mía, los ancianos tendrán sueños y los jóvenes verán visiones. En aquellos días, hasta sobre los siervos y los sirvientes derramaré mi Espíritu” (Jl. 3, 1-2). El Padre promete, pues, derramar el Espíritu “sobre todo el pueblo”, sin distinción de edad ni de condición social “los ancianos hablarán de parte de Dios, pero también los jóvenes, Dios hablará por boca de los importantes pero también por boca de los humildes Y LA REALIZACION DE ESTA PROMESA PRODUCIRA GRANDES CAMBIOS. “Les daré un corazón nuevo. Les quitaré el corazón de piedra y les pondré un corazón de carne. Infundiré mí Espíritu en ustedes para que vivan según mis mandatos…” (Ez. 36, 26). MAS QUE MANIFESTACIONES ESPECIALES, LA VENIDA DEL ESPIRITU CREARA CORAZONES FIELES A DIOS Y CARIÑOSOS CON EL PROJIMO. TAL ES LA PROMESA DEL Padre. LA REALIZACION DE LA PROMESA DEL PADRE.

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El día de Pentecostés, Pedro tomará la profecía de Joel para decir: ¡Se está realizando hoy día! (Hch. 2, 15). “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. Unas 125 personas”. Mujeres y hombres. Los Apóstoles a la cabeza, María en el centro (Hch. 1, 14-15. 2, 1). Y de repente viene el Espíritu Santo. Remolino poderoso de viento y de llama. Todos, y no solamente los once, reciben el Espíritu. “Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos”. (Hch. 2, 3). Proclaman las maravillas de Dios en todos los idiomas, restaurando así la unidad. “Y quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar idiomas distintos… la gente (de todas las naciones que están bajo el cielo) se llenó de estupor al oírles hablar en sus propios idiomas… todos le oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios” (Hch. 2, 4-11). Podemos ver en este hablar en todas las lenguas, la restauración de la unidad perdida en Babel (cf. Gn. 11, 1-9). Es el envío de la Iglesia a “todas las naciones que están bajo el cielo”. ¡Y para hablarles latín! porque es amor, el Espíritu congrega a las gentes en su diversidad y les habla en su propio idioma. ¡La gente no necesita traducción ni diccionario! La Iglesia que congrega el Espíritu es una Iglesia misionera. “Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los limites de la tierra” (Hch. 1, 8). Estos testigos, llenos del Espíritu Santo, serán testigos seguros. “No van a ser ustedes los que hablarán, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes” (Mt. 10, 20). “El Espíritu… les enseñará todas las cosas y les recordará todas mis palabras” (Jn. 14, 26). “El Espíritu de la verdad les guiará hasta la verdad completa” (Jn. 16, 13). “Yo pediré al Padre y os daré el Espíritu PARA QUE ESTE CON USTEDES PARA SIEMPRE” (Jn. 14, 16). El Espíritu es promesa del Padre y promesa del Hijo. Es don del Padre y es don del Hijo.

E) LOS SIMBOLOS DE LA CONFIGURACION Y SU SIGNIFICADO. *EL MINISTRO: EL OBISPO El obispo, cabeza y encargado de la unidad de la comunidad, responsable de la misión de la iglesia, el que habitualmente confiere la Confirmación. Sin embargo, los sacerdotes pueden

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asociarse a este ministerio, especialmente en caso de afluencia de candidatos o de peligro de muerte. La Confirmación es uno de los Sacramentos de la iniciación cristiana. El confirmado inicia su vida activa dentro de la familia cristiana. Es significativa que sea el padre de esta familia, delegado de Cristo, el que presida esta iniciación. *LA IMPOSICION DE MANOS. Después de la celebración de la Palabra, se renueva la profesión de fe del Bautismo. Luego, el obispo y los sacerdotes que juntos con él istrarán la Confirmación, imponen las manos sobre el grupo de candidatos (confirmandos). El gesto de poner las manos sobre la cabeza de otro significa transmitirle al otro algo que pertenece o esta relacionado con la propia personalidad del que impone las manos. En la Biblia, se usa este gesto para transmitir una bendición (Gn. 48, 13-16), una cualidad (Nm. 27, 15-23, Dt. 34, 9) o incluso traspasar simbólicamente la propia persona a la victima del sacrificio (Lv. 1, 4), o los pecados al chivo expiatorio (LV. 16, 21). Además, se usa este gesto para consagrar y comunicar el Espíritu Santo. Jesús bendice y cura por la imposición de las manos por las que pasa su propia fuerza divina (Mc. 10, 16. 8, 23. LC. 4, 40. 13, 13). Lo mismo hacen sus discípulos (Mc. 16, 18. Hch. 9, 12. 28, 8). Por la imposición de las manos los Apóstoles consagran a los presbíteros y los diáconos, dan el Espíritu Santo a las comunidades nuevas. Luego, la imposición de las manos es muy adecuada para significar: • La transmisión del Espíritu por parte de quien lo posee (Hch. 8, 17. 19, 6), • Y la transmisión de un poder espiritual en vistas de una misión (Hch. 6, 6. 1Tm. 4, 14. 5, 22). Y es precisamente lo que la Confirmación significa: Jesús, a través de las manos del obispo, transmite su Espíritu y da los dones necesarios para proseguir la misión. Al mismo tiempo que impone las manos sobre el grupo, el obispo dice la oración siguiente que viene a explicitar el gesto: “Dios…envía sobre ellos el Espíritu Santo paráclito, llénalos de espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y fortaleza, de espíritu de ciencia y de piedad, cólmalos del espíritu de tu santo temor. Por Jesucristo…”.

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Lo que Dios nos da es su Espíritu y “LOS DONES DEL ESPIRITU SANTO”, que, según el profeta Isaías (11, 1…). Caracterizan al Mesías. Dios nos da todo lo necesario para proseguir la misión del Mesías. *) EL RITO ESENCIAL DE LA CONFIRMACION. Después de la imposición general de las manos sobre el grupo y de la oración, los candidatos se acercan al obispo. El que presenta el candidato (el padrino) coloca su mano derecha sobre el hombro de este. El rito consiste en lo siguiente: • El obispo pone su mano derecha sobre la cabeza del candidato. • Al mismo tiempo, con la punta del pulgar derecho empapada con el Crisma. • Hace la señal de la cruz en la frente del candidato (=consignación + unción). • Y le dice: N….., recibe por esta señal el don del Espíritu Santo. *) LA UNCION DEL SANTO CRISMA. EL SANTO Crisma es un aceite de oliva perfumado de bálsamo consagrado (líquido aromático que fluye de ciertos árboles). En la civilización bíblica, el aceite servía para: Ungir a los enfermos. Se usaba como medicina suavizante para las heridas y como tonificante para el cuerpo (Lc. 10, 34: el buen samaritano). El aceite perfumado, que penetra el cuerpo (salmo 109, 18), puede por tanto significar SALUD O SALVACION, FUERZA, ALEGRIA Y FELICIDAD del que se cura. Ungir la cabeza o los pies del huésped que se quería honrar. Así lo hizo Magdalena a Jesús. Consagrar a los reyes y a los sumos sacerdotes (1S. 10, 1. LV. 8, 30). Esta última unción es la mejor prefigura la unción de la Confirmación. Por medio de la unción con aceite, se consagra a Dios el rey (y posteriormente a su sustituto, el sumo sacerdote). Por la unción se indicaba que esta persona había sido elegida por Dios y recibía el Espíritu Santo en orden a una misión: realizar la justicia y el derecho, eliminar la opresión.

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En el Antiguo Testamento, el Espíritu de Dios que el rey recibe se describe como la presencia actuante de Dios en el interior de la persona que lo recibe, presencia de Dios que ayudaba al rey a cumplir su misión a favor del pueblo. Estos reyes son considerados como los representantes de Dios, pero los profetas anuncian la venida de un gran rey que les va a superar y que realizará definitivamente la justicia (Is. 9, 56). Este gran rey, el liberador esperado, fue llamado el ungido. Ungido se dice en hebreo “Mesías” y en griego “Cristo”. Jesús es el Cristo, el Mesías el ungido esperado. ¿Con que unción fue ungido Jesús? Se trata de una imagen simbólica: de una unción espiritual, interior, evoca la naturaleza divina que lo penetra totalmente. Jesús es ungido de divinidad y de Espíritu Santo. Jesús es el ungido esperado. Así lo expresa el libro de los hechos “vosotros sabéis lo sucedido…Cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con Espíritu Santo y poder y cómo él pasó haciendo el bien…” (Hch. 10, 37-38). Jesús mismo lo confirma en su importantísimo discurso en la Sinagoga: “Esta escritura que acabáis de escuchar, se ha cumplido hoy” (leer todo el episodio en Lc. 4, 16-21). EL RITO DE LA UNCION DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACION SIGNIFICA, PUES, QUE EL UNGIDO (CONFIRMADO) RECIBE EL ESPIRITU Y LOS DONES DE DIOS, Y ESTA ENVIADO A LA MISMA MISION QUE EL UNGIDO JESUS: LIBERAR A LOS OPRIMIDOS, Y, ANUNCIAR A LOS POBRES LA BUENA NOTICIA DE LA SALVACION. Pentecostés y Confirmación son pues la unción que la Iglesia y los confirmados reciben para su vida de enviado de Buena Nueva. Participan de la unción de Cristo para continuar su misión. Esta unción se hace en forma de cruz (“los combatientes llevan la insignia de su jefe”, Santo Tomás), Y SOBRE LA FRENTE, en el lugar más visible. Esta señal es imborrable: el Espíritu no se presta, se da sin reservas y para siempre. Eso nos enseña a darnos sin reserva y para siempre.

F) ¿QUE SIGNIFICAN EL BAUTISMO Y LA CONFIRMACION PARA LOS CRISTIANOS? Todo bautizado, aunque no esté todavía confirmado, forma parte de la Iglesia. De la Iglesia de Pentecostés ya que no existe otra. Participa, pues, ya como simple bautizado, en la misión de la Iglesia. Por eso, el bautizado tiene prisa, si comprende su significado, por ver “confirmado” su Bautismo por el Sacramento de la Confirmación.

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¿Qué va a significar y por tanto, a realizar en el bautizado el Sacramento de la Confirmación? ¿Qué aporta la Confirmación sobre el Bautismo? Comprenderemos mejor la respuesta a estas preguntas si antes comprendemos la manera de actuar de la Santísima Trinidad. ¿Cómo trabaja Dios? Dios es amor: las tres personas obran de acuerdo. Pero su acción común no se confunde Todo comienza a partir del Padre, todo se realiza por el Hijo enviado del Padre, todo se consuma por el Espíritu Santo enviado por el Padre y el Hijo. Tomando una comparación imperfecta: el Padre es como el brazo de donde sale la fuerza y el movimiento, el Hijo es como la mano que ejecuta la obra, el Espíritu es como el dedo que da el “acabado”. Así las personas divinas forman un todo, obran siempre juntas, hacen lo mismo, pero en etapas diferentes: el Padre comienza, el Hijo continúa y el Espíritu Santo perfecciona. Así obra Dios en la Iglesia. Podemos decir que Pentecostés es el “perfeccionamiento” de la Pascua. Los discípulos que acompañan a Jesús creen en El y son “bautizados” por este encuentro personal con El. Pero quedan miedosos. El Espíritu los fortalecerá en Pentecostés. Y esa confirmación de Pentecostés continúa para nosotros. Ahora podemos ver lo que aporta la Confirmación a los bautizados. *Por el Bautismo, entramos en la familia de Dios,-“pasamos de la muerte a la vida”. Por la Confirmación, el Espíritu “nos pone a trabajar” En otras palabras, el Bautismo nos hace nacer de Dios, nos hace hijos de Dios La Confirmación quiere hacernos padres y madres espirituales. *Por el Bautismo, somos llamados. Por la Confirmación somos enviados para hacer discípulos de todas las naciones” (Mt. 28, 19). *Por el Bautismo, nos hacemos discípulos que “escuchan la Palabra para ponerla en práctica” Por la Confirmación, nos hacemos profetas que luchan por el Evangelio (Flp. 4, 3). *Para el Bautismo, la Iglesia es una familia: en ella se alimenta, se instruye… Para el confirmado, la Iglesia es una tarea a realizar: una comunidad que hay que animar,

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Construir, extender,… el confirmado es responsable de la vida y misión de la Iglesia. *Por el Bautismo, somos revestidos de Jesucristo para que El viva en nosotros. Por la confirmación, irradiamos a Jesús. *El bautizado confiesa (proclama) el credo, las verdades de fe. El confirmado penetra, profundiza estas verdades: “Espíritu de la verdad les introducirá a la verdad total… (Jn. 16, 12…cf. Jn. 14, 16) Aquí se puede añadir lo que hemos estudiado en el curso “introducción a la fe” (pp. 38-39) acerca de lo que el Espíritu hace en cada uno de nosotros. He aquí las grandes líneas: *“El Espíritu nos hace inteligentes: reemplaza nuestros “ojos del mundo” con “los ojos de Dios”, nos hace ver la realidad con los ojos de Dios. • El Espíritu nos hace responsables, nos hace descubrir lo que Dios espera de nosotros, nos hace comprender que la libertad es “poder hacer lo que debemos querer”, y que el amor nos obliga a dar la 100% en todo momento. • El Espíritu nos reúne para la misión. Unas palabras de reflexión para el día cuando serán sacerdotes y obispos: Si confirman a los laicos y no les dan la oportunidad de tomar responsabilidades en la Iglesia, no saben lo que hacen …

G) ¿Qué SIGNIFICA LA CONFIRMACION PARA LA COMUNIDAD QUE LA CELEBRA. Muchos piensan que un Sacramento es una especie de devoción privada que produce efectos solo en la persona que lo recibe, una “vitamina espiritual” que fortalece solo a las personas que las toman. Es una visión completamente equivocada. Un Sacramento no es nunca una devoción privada, es un acto de Iglesia. Cada vez que se celebra un Sacramento, es toda la Iglesia la que se nutre, se fortalece y se anima gracias a la acción de Jesucristo. Esto es doblemente cierto tratándose de la Confirmación. Cristo dio a su Iglesia el Sacramento de la Confirmación para que hiciera memoria de Pentecostés. Y sabemos lo que quiere decir “hacer memoria”. Hacer memoria no es recordar algo terminado, es hacer presente un acontecimiento y volver a vivirlo como el árbol vive de sus raíces. La Iglesia que celebra un Sacramento hace actual el gesto de amor de Cristo para toda la comunidad. Cuando una comunidad cristiana celebra la Confirmación, Pentecostés debería hacerse actual en toda la comunidad.

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¿Es lo que pasa en realidad? Cuando hablamos de Confirmación en una Parroquia, ¿Qué es lo que nos preocupa? La edad del candidato, su preparación…. Todo está muy bien, pero tenemos que preocuparnos también por la preparación y los efectos que la celebración de la Confirmación debería tener en la comunidad. LO QUE LA COMUNIDAD DEBERIA PODER PROCLAMAR AL CELEBRAR LA CONFIRMACION.  Lo que la hace vivir es el Espíritu, que el aire que respira es el soplo del Espíritu. • Que el Espíritu que habita en ella hace de sus unos sacerdotes y profetas, es decir, unos hombres tan poseídos por el Espíritu que tienen la misma preocupación que Dios (la salvación del mundo) y la misma misión que Jesús: evangelizar a todos los hombres. PENTECOSTES ES, PUES, EL NACIMIENTO DE LA IGLESIA COMO MISIONERA. ¿Nuestras comunidades cristianas tienen conciencia de ser la Iglesia de Pentecostés, la Iglesia que se expone al viento del Espíritu y que es enviada por El al mundo para dar un testimonio de amor y de fraternidad? ¿La celebración del Sacramento de la Confirmación en una parroquia es una vivencia en la que TODOS los feligreses se sienten implicados?

H) UNAS NORMAS DEL DERECHO CANONICO SOBRE LA CONFIRMACION EN HONDURAS. *El Sacramento de la confirmación, que imprime carácter y por el que los bautizados, avanzando por el camino de la iniciación cristiana, quedan enriquecidos con el don del Espíritu y vinculados más perfectamente a la Iglesia, les fortalece, y obliga con mayor fuerza a que sean testigos de Jesucristo y propaguen y defiendan la FE (c. 879). *Fuera del peligro de muerte, para que alguien reciba lícitamente el Sacramento de la Confirmación, se requiere que, si goza de uso de razón, esté convenientemente instruido, bien dispuesto y pueda renovar las promesas de su Bautismo. (C. 889). *Los fieles están obligados a recibir este Sacramento en tiempo oportuno… (c. 890).

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*En la medida de lo posible, tenga el confirmado un padrino, a quien corresponde procurar que se comporte como verdadero testigo de Cristo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al Sacramento. (c. 892). *Para que alguien pueda ser padrino, es necesario que cumpla las obligaciones expresadas en el canon 874 (referente al padrino del Bautismo). Es conveniente que se escoja como padrino a quien asumió esa misión en el Bautismo. (c.893).

I) ¿COMO SE CONCIBE Y SE VIVE LA CONFIRMACION EN HONDURAS? • Formular una serie de preguntas para explicitar esta pregunta general. • A partir de las preguntas que formularán. Haremos una lista de preguntas y trataremos de contestarlas.

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Capitulo 4: LAS ETAPAS DE LA INICIACION CRISTIANA A) BAUTISMO – CONFIRMACION – EUCARISTIA: La Eucaristía es la cumbre de la iniciación El Bautismo es la “inmersión” en la muerte de Cristo. Pero Cristo murió para resucitar. De la misma manera, nosotros hemos sido sumergidos en la muerte de Cristo para participar de su resurrección. Ahora bien, el Sacramento de la resurrección es la Eucaristía, como veremos más adelante, luego el Bautismo llama a la Eucaristía. La Confirmación es el Sacramento del Espíritu que resucitó a Jesús (Rom. 8, 11) Luego, conduce también al Sacramento de la Resurrección: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn. 6, 54). Así, la Eucaristía es el Término del camino en la entrada en la Iglesia, la cumbre de la iniciación.

B) ¿LA CONFIRMACION DEBE CELEBRARSE ANTES DE LA EUCARISTIA? Nuestro mundo ya no es un mundo cristiano. Por importante que siga siendo la familia. La sociedad muy pronto arranca al niño a la célula familiar para exponerlo, casi sin protección, al bombardeo intensivo del paganismo. De ahí la importancia de la Confirmación. El Bautismo es el Sacramento que Cristo y la Iglesia proponen a los que están fuera para introducirlos “en la casa”. La Confirmación es el Sacramento que Cristo y la Iglesia proponen a los que están dentro para prepararlos y salir a ser testigos. Por eso, los teólogos quieren que la Confirmación quede reservada a la edad adulta, cuando la responsabilidad ha llegado a su verdadera estatura, alrededor de los 20 años. Por tanto, mucho después de la primera comunión. Pero, ¿podemos afirmar que los jóvenes no pueden ser cristianos responsables antes de los 20 años, especialmente cuando cuenta con la fuerza del Espíritu Santo? De hecho, la Confirmación se istra con frecuencia después de la Eucaristía. Esto quizá no sea grave, no es, sin embargo, normal. Desde el momento en que un bautizado es itido a la Eucaristía, ejerce plenamente el sacerdocio cristiano. Está, pues, al término de su iniciación, no es normal itir al altar y al sacerdocio cristiano activo a un bautizado que todavía no está confirmado en su sacerdocio de testigo. Pero este problema no es el problema fundamental.

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C) EL PROBLEMA FUNDAMENTAL: ¿Puede la iglesia continuar bautizando a todo el que venga? ¿Hay que seguir dando el bautizo a los niños, como un derecho, automáticamente, cuando se lo pide? Respuesta: el Bautizo es signo y celebración de la fe. No puede celebrarse más que cuando los padres del niño y la comunidad puedan asegurar la educación de la fe del niño. Que no se pretenda que hay que dar el Bautizo a todo el que venga, porque el Bautizo es signo de la gracia y del amor de Dios para todo hombre. El Bautizo es mucho más: es la entrada y recepción en la Iglesia, es decir, en una comunidad que vive de la fe y de la Eucaristía. Nada menos. En cuanto a “manifestar la gracia y el amor de Dios para todo hombre”, el hecho de ser creado por Dios, de ser sumergido (Bautizado) en la vida y la ternura de Dios creador, es ya una manifestación de la gracia y del amor de Dios. Los Sacramentos de esta ternura de Dios, son todas las manifestaciones de la vida misma: esos ojos que ven, la lluvia que nos da los alimentos, etc.… El Bautismo se encuentra a un nivel totalmente distinto: es una celebración de Jesus explícitamente reconocido como Salvador y Luz de nuestra vida, y la entrada en una familia que me conducirá al compromiso cristiano y a la unión intima con Dios y con los hermanos. La Iglesia no puede pues bautizar a cualquier niño. No tiene el derecho de hacerlo. NO TIENE FRENTE A SI MISMA: La Iglesia no puede aceptar como a niños que no creen en Cristo ni por si mismos ni por los que por ellos: sus padres, madre y padrinos. Sería para la Iglesia la pérdida de su identidad: ¿Cómo podría seguir llamándose la Iglesia de Cristo si acepta que no tienen nada que ver con Cristo? NO TIENE DERECHO TAMPOCO FRENTE A CRISTO: a quien “obliga” así a bautizar, contra el Evangelio, a aquel que no cree en El ni por si mismo ni por los que responden por El. NOTIENE DERECHO FRENTE AL NIÑO. El Bautismo inaugura una “pertenencia jurídica” que los que crecerán en la increencia interpretarán como una cadena, como algo impuesto en que ni sus padres creían de verdad. ENTONCES, ¿QUE HACER: Cuando los que piden el Bautismo para un niño no tienen fe en Cristo?

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Primero se les explica amablemente que la Iglesia no es lo que se piensa y que el Bautismo no es un truco para alejar la enfermedad o los malos espíritus, ni un pretexto para hacer una fiesta. Y después, quizá exista la posibilidad de llegar a caminar juntos, conducidos por el Espíritu Una solución más cristiana sería que la comunidad cristiana “adopte espiritualmente” adopte a estos niños cuyos padres no tienen fe, y se comprometa a educarlos en la fe, con el permiso de los padres del niño. Entonces sería la comunidad cristiana la que pediría el Bautismo para el niño con el permiso de los padres. Pero, ¿existen muchas comunidades cristianas capaces de responsabilizarse del ejemplo cristiano que hay que dar al niño en sus primero años, y de la educación cristiana que hay que darle cuando el niño alcanza la edad de la razón? Tal vez ha llegado la hora de decir a nuestras comunidades y a los movimientos apostólicos que la “adopción espiritual” de los niños cuyos padres no tienen fe, con todas las responsabilidades que eso implica, es un deber y una misión exigidos por nuestra vocación de confirmados.

D) ¿QUE PASA SI EL NIÑO MUERE SIN EL BAUTISMO? Primero, tomemos el caso del niño no bautizado que crece y alcanza el uso de la razón y de la libertad. Se encuentra entonces en la situación de adulto no creyente o del catecúmeno. Si es de buena voluntad y se esfuerza por hacer el bien, tiene entonces el Bautismo de deseo. (Ver p. 16). Pero ¿si el niño no bautizado muere antes de tener uso de razón y de la responsabilidad? Los niños pequeños muertos sin el Bautismo han sido las victimas inocentes de algunos teólogos. San Agustín no dudaba en enviarlos al infierno,… por suerte su tesis se vio rechazada por los maestros de la teología clásica. Otros teólogos han imaginado para estos niños una especie de “cielo natural”, el “limbo” de los niños en el que se gozaba de una felicidad humana, pero sin la visión de Dios… La Iglesia nunca se ha pronunciado sobre la cuestión del limbo, esta opinión no se apoya en la Escrituras. Por el contrario, se opone a S. Pablo al reducir la extensión de la salvación que nos trae Cristo: “Dios Nuestro Salvador quiere que todos los hombres se salven… Jesús, que se entregó como precio de la libertad de todos” (1Tm. 2, 3-6). Y cuando el amor de Dios quiere algo, se entrega a ello totalmente. Sólo el rechazo obstinado del hombre puede ponerle barreras. Pero sabemos que el niño que no tiene uso de razón no puede rechazar este amor salvador de Dios.

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Dios no nos lo ha dicho todo… No sabemos cómo será el dialogo de amor eternos entre los pequeños no bautizado y Dios, ni como será la felicidad eterna de estos niños. Reconozcamos los límites de nuestra comprensión, pero no limitemos el poder de la ternura de Dios. “Dejad que los niños vengan a mí”, dice Nuestro Salvador.} #############################################################################

Dejad que los niños vengan mi

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Capitulo 5. LA EUCARISTIA, SUS SIMBOLOS. Dedicaremos los próximos 5 capítulos al estudio del Sacramento de la Eucaristía. Vamos a iniciar esta larga e importantísima reflexión con el estudio de los SIGNOS Y SIMBOLOS que encontramos en este Sacramento. Encontramos varios: comida #tomen y coman, la acción de gracias, el pan y el vino, el banquete fraternal… Veamos lo que estos signos y símbolos significan.

A) LA COMIDA. EL Sacramento de la Eucaristía, fue instituido por Jesús como una comida. “Tomen, coman, este es mi cuerpo…beban todos…” (Mt. 26, 26-27). “Mi carne es una verdadera comida y mi sangre una verdadera bebida”

(Jn. 6, 55). A través de la comida, ¿Qué es lo que Cristo quiso manifestarnos? Comida, significa comida. Si dejamos de comer, dejamos de vivir. La relación de la comida con la Eucaristía es evidente: de la misma manera que la comida permite la vida humana, la comida eucarística permite la vida eterna. El pan y el vino consagrados de la Eucaristía son el Cuerpo y la Sangre de Cristo, alimento que nos da Dios para desarrollar en nosotros la vida divina.

B) LA ACCION DE GRACIAS, EL SACRIFICIO. “tomó luego, pan y, dando gracias…” (Lc. 22, 19). La palabra “Eucaristía” significa “acción de gracias”. LA ACCION DE GRACIAS MANIFIESTA DOS APTITUDES. RECONOCER que lo que hemos recibido es un DON INMERECIDO proveniente de la bondad del bienhechor. El hombre reconoce normalmente que todo lo que tiene es un don de Dios. Incluso los paganos reconocen los dones de sus dioses. AGRADECER EL DON CON GESTOS. Solo los mal educados, los egoístas y los orgullosos no agradecen un don con gestos. Es la cosa más natural del mundo.

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¿CONB QUE GESTOS AFRADECER? Hay varias maneras de hacerlo: decir “gracias” u otras fórmulas de agradecimiento, dar un regalo al bienhechor… Hay una manera bien bonita y expresiva en uso en todo el mundo: se trata de ofrecer el don recibido al bienhechor Por ej., recibo un regalo de comida y digo al bienhechor: “la comeré a tu salud”, me pagan un viaje y, al regresar, ofrezco a los bienhechores recuerdos del viaje, me dan una beca para estudiar pintura y ofrezco a los bienhechores mi mejor obra, etc. Eso era y sigue siendo el sentido de los sacrificios y ofrendas que la gente ofrece a Dios: se ofrece a Dios una parte de la cosecha, un animal del rebaño, un cirio, una limosna, etc., como gesto de agradecimiento por los dones que Dios nos da. Entonces es muy normal que el creyente ofrezca a Dios la vida que recibe de El. ¿Y como hacerlo mejor que ofreciendo lo que da vida, es decir, nuestra comida? OFRECER A DIOS NUESTRAS VIDAS A TRAVES DE LA COMIDA, ES EUCARISTIA, ES DECIR, ACCION DE GRACIAS. Es el gesto del “SACRIFICIO”. El don más precioso que hemos recibido de Dios es su Hijo Jesús. Jesús se hizo alimento divino para que tengamos la vida divina. Nosotros, como signo de agradecimiento, como acción de gracias, ofrecemos a Dios en la Eucaristía esta “comida divina” el Cuerpo y la Sangre de Cristo. ES NUESTRO MAXIMO SACRIFICIO DE AGRADECIMIENTO A DIOS. Comprendemos ahora porque la Eucaristía significa acción de gracias y sacrificio de agradecimiento.

C) EL PAN Y EL VINO

(Leer Mc. 14, 22-25)

*LOS ALIMENTOS BASICOS. El pan y el vino son los alimentos básicos, al menos en muchas culturas y en la cultura de Palestina. Como alimentos básicos, son símbolos de todos los demás alimentos. Cuando se pide al Padre el pan de cada día, no es solo pan que pedimos sino alimentos en general, cuando se dice “ganar su pan”, no se habla solo de pan sino de todo lo necesario para vivir. En cuanto al vino, es necesario para que la comida sea completa y festiva. Sin vino uno está condenado a comer su pan seco, lo que no es muy agradable. El vino da esta nota de alegría que normalmente debe acompañar una comida. Como dice el libro del Eclesiástico (31, 2531),

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¿Que es la vida a quien le falta el vino, que ha sido creado para contento de los hombres? Regocijo del corazón y contento del alma es el vino bebido a tiempo y con medida. (Para los que ya han olvidado estas últimas palabras, he aquí lo que añade el texto “amargura del alma, el vino bebido con exceso… la embriaguez acrecienta el furor del insensato hasta su caída, disminuye la fuerza y provoca las heridas…”). ALIMENTOS FRUTOS DE LA TIERRA Este pan y este vino son “son fruto de la tierra”. Enraizados en la tierra, recogen todas las energías del suelo para vivir de ellas y para comunicárnoslas. Además, al salir a la superficie chupan todas las energías del cielo: asimilan la lluvia y el oxigeno, la luz y el color… En el trigo como en la uva, encontramos todos los diversos elementos del universo. Así, todo el universo se ofrece a la mesa del hombre. Todo el universo, a través del pan y del vino, está, pues, invitado a la mesa de Dios. Nota: ¿Por qué el Señor no ha escogido la carne de los animales o de los peces (que también hacen presente el universo) para celebrar la Eucaristía? No lo sabemos y no es importante saberlo. Si quieren conocer las razones que da un teólogo como Rey-Mermet, ver su libro “vivir la fe en los Sacramentos”, pp.133-134. *EL PAN Y EL VINO EXPRESAN BIEN EL SACRIFICIO DE JESUS. Jesús mismo se compara al grano de trigo (Jn. 12, 24), si no muere, permanece solo, estéril, pero si cae en la tierra y muere, produce mucho fruto. El trigo y el racimo pasan por la muerte antes de producir comida y bebida. Para convertirse en pan, los granos de trigo son molidos: para hacerse vino, las uvas de la vid son prensadas y como trituradas. Vamos más en profundidad cómo el pan y el vino expresan el sacrificio de Jesús. La semilla del trigo debe morir en tierra para surgir y multiplicarse en cosecha. Además, la cosecha tiene a su vez que morir, ser segada, trillada, molida, amasada, cocida y, finalmente, cortada o partida. A partir de esta doble muerte, el trigo da su buen pan que hace vivir al hombre. Muerte, pero para alimentar la vida. Es una imagen expresiva de Jesús triturado en la pasión, muerto en cruz, colocado en el sepulcro para resucitar y convertirse en ese pan vivo que hace vivir: la Eucaristía.

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Igualmente la uva tiene que pasar por la muerte, ser aplastada, triturada, para que el hombre pueda echar su vino una copa y disfrutar de él. Debemos detenernos ante esta COPA para captar lo que significa. Cristo toma una copa de vino y dice: “Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre… que es derramada por vosotros” (1Co. 11, 25. Lc. 22, 20). • una sangre puede ser derramada en un accidente, un crimen, una hemorragia… no tiene entonces valor, porque se ha perdido, no sirve para nada, porque no se pudo recoger. • una sangre se puede tomar de un donante. Se recoge y se comunica su vida a un enfermo. • una sangre puede ser, finalmente, derramada en sacrificio religioso. Es entonces una sangre recogida: se sacrifica lo que se tiene de mejor. Se derrama, pero se recoge para ofrecerla…. La “copa” de la Eucaristía nos dice pues, de qué sangre se trata en la Eucaristía: una sangre escogida, preciosa, recogida para ser ofrecida, en una copa para pasarla en ronda a fin de que todos beban de ella. “la sangre de la Nueva lianza derramada en una copa” quiere decir el don de la vida y de la sangre de Cristo, ofrecido al Padre en sacrificio, y a los cristianos en comunión que da vida divina. *EL PAN Y EL VINO, FRUTOS DEL TRABAJO DE LOS HOMBRES Son frutos de la INTELIGENCIA de los hombres. El pan y el vino no se encuentran ya hechos en la naturaleza. Hay que inventar maneras de hacerlos y eso exige una serie de operaciones inteligentes. Al ofrecer a Dios el pan y el vino para ser transformados en su cuerpo y en su sangre, le ofrecemos también nuestra actividad manual e intelectual. Dios la integrará a su sacrificio para darle una dimensión divina y eterna. Son frutos de los esfuerzos y sudores de los trabajadores. El pan representa a los trabajadores que han preparado la tierra, sembrado, recogido, trillado, molido y cocido…El vino representa a los viñadores que han plantado las cepas, regado, podado, abonado… Todos estos trabajadores han sudado sangre y agua, un poco como Cristo en su agonía. Son sus sudores y esfuerzos los que están en nuestras mesas y en nuestros altares.

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Dios les integra a su sacrificio eucarístico y les da una dimensión divina y eterna. En la cena eucarística, como en mi mesa familiar, encuentro así la solidaridad de los hombres en su diversidad, la cadena de los trabajadores, desde el campesino que abre el suelo, la señora que cocina el pan, el camionero que lleva la comida y la bebida a los consumidores…hasta el funcionario que reglamenta los precios. Todos los hombres creadores y trabajadores, con su diversidad e incluso sus oposiciones, están presentes en este bocado de pan y en este trago de vino. NOTA. Antes de terminar este tema del pan y el vino, reflexiones sobre esta pregunta que muchos se plantean. El pan de trigo y el vino de una uva eran, en el país de Jesús, como e muchos otros países, los alimentos corrientes de los hombres, frutos de la tierra y del trabajo de los hombres en otro países. Pero, ¿el pan de trigo y el vino de una uva significan la comida de la gente allí donde no se cultiva ni el trigo ni la uva? ¿Allí como en Honduras, donde el trigo y la uva son productos importados al alcance solo de las minorías? ¿Se usará siempre, en la Eucaristía, el pan y el vino fruto de la tierra extranjera y del trabajo extranjero? Es necesario “hacer lo que Cristo hizo”, cierto, y se puede decir: “Jesús tomó pan de trigo u vino de uva, no tomó tortillas y café”. Pero podemos decir también “Tomó los alimentos corrientes del país en que vivía, salidos de las manos de los trabajadores que allí vivían” Estas preguntas se han planteado aquí y allá. Hay que saberlo. Hay que comprender el por qué. No esta prohibido desear en todas partes una liturgia cerca de la vida del pueblo que la celebra. Sobre todo si se trata de los Sacramentos, la Eucaristía. En cuanto a la solución, el espíritu la dirá la Iglesia. Nosotros somos demasiados pequeños para pasar por encima del espíritu y de los responsables de la Iglesia...

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D) EL BANQUETE EUCARISTICO *UNA COMIDA COMPARTIDA. Este pan y este vino están destinados a ser compartidos en la mesa. También el Señor instituyó la Eucaristía en el curso de un banquete, de una comida compartida alrededor de una mesa: “recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: Tomad esto y repartirlo entre vosotros” (LC. 22, 17). UNA COMIDA COMPARTIDA ES MAS QUE COMER JUNTOS. Las bestias comen juntas, pero lo hacen luchando para tenerlo todo: comen en rivalidad. Para el hombre, por el contrario, la comida es una celebración de la fraternidad, de la amistad, de la hospitalidad y de la reconciliación. Se comprende entonces, porqué el símbolo del Sacramento de la Eucaristía no es el hecho de comer, sino el hecho de comer juntos, participando de la comunión fraterna Compartir la comida con alguien, es reconocerle como hermano. *”COMIDA COMPARTIDA” Y “PRESENCIA REAL DE Cristo”. Jesús está presente realmente en el pan y en el vino consagrados (lo que llamamos “la presencia real” de Cristo en el pan y el vino consagrado). Pero el Sacramento de la Eucaristía no se limita a la presencia real de Cristo... Tomemos un ejemplo: los alimentos están realmente presentes en la mesa, pero no es esta presencia real la que nutre y da vida. Para que estos alimentos den vida, hay que comerlos. • Si yo los como y bebo solo, solo, me dan la vida biológica. • Si los comemos y bebemos juntos, en la comunión fraternal, dan la vida fraternal. • Si los comemos y bebemos juntos, en la comunión fraternal, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, recibimos la vida divina. “Este es mi cuerpo, esta es mi sangre”, por tanto, Jesús está realmente presente en el pan y en el vino. Esto es muy importante y lo profundizaremos más adelante. Pero este cuerpo y esta sangre no existen solo para ser miradas no más, sino para tomar y comer, tomar y beber, y para partirlos entre ustedes”

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HE AQUÍ EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTIA: LA PRESENCIA REAL DE JESUS EN EL PAN Y VINO (SU CUERPOO Y SU SANGRE), ALIMENTOS DIVINOS, COMPARTIDOS Y COMIDOS FRATERNALMENTE Desde hace 400 años, muchos se han olvidado de que la Eucaristía no se limita a la Presencia real. Porque los protestantes no itían la presencia real de Jesús en el pan y en el vino, los católicos (la contra reforma y el Concilio de Trento) insistieron de tal manera en la presencia real que se pasaron por alto los aspectos esenciales “coman,…beban…compartan…”. En lugar de comer la hostia, como había mandado el Señor, muchos se contentaron con adorarla a distancia. La participación en el Sacramento fue reemplazada por la devoción a la hostia consagrada: exposiciones del Santísimo, visitas al Santísimo, bendiciones del Santísimo… Esta mentalidad subsiste en muchas personas todavía. Muchos cristianos pasan meses y años sin “tomar y comer…”. Se olvidan de que el signo eucarístico es una asamblea que consagra y comparte el pan y el vino. *UNA COMIDA REUNE A LOS HERMANOS. Además de alimentar, el rol natural de la comida es reunir. La comida sugiere la reunión familiar en torno a la mesa, reunión de amigos, comunión de corazones… Un lazo une a cada uno de los comensales con los demás. No se invita a un enemigo o, si se lo invita, es un gesto de reconciliación. UN BANQUETE REUNE A LOS HERMANOS, O HACE HERMANOS A AQUELLOS A QUIENES REUNE.

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*UN BAMQUETE HACE HERMANOS. Compartir una comida es un medio de fraternizar, de hacerse hermanos, tal es el sentido del banquete en la Biblia. Tal es el sentido desconcertante de los banquetes de Jesús: “Este hombre invita a los pecadores y come con ellos” dicen los fariseos escandalizados. Hay motivo para ello. Jesús dice: “Amad a vuestros enemigos”, es una locura para esta gente. Y no solamente Jesús lo dice sino que lo hace: come con los pecadores… La cosa estupenda es que la ternura y misericordia cambia el corazón de estos pecadores: se dejan convertir. Hay razón de decir en la misa: “Felices los invitados al banquete del Señor”. En la Eucaristía, comulgando con Cristo que acoge a todos, comulgamos con todos. “El pan que partimos, ¿No es la comunión del Cuerpo de Cristo? Uno es el pan y por eso formamos todo un solo cuerpo, porque participamos todos del mismo pan. (1Co. 10, 16-17). *UNA COMIDA ES PALABRA. En las comidas de las bestias, la boca no es más que mandíbulas. En una comida fraternal, la boca es también labios, lengua, y sonrisas: es palabra, es conversación, es comunicación de noticias, ideas, sentimientos… Aparece entonces sobre la mesa lo que hay dentro de las cabezas y de los corazones: alegría, preocupaciones, etc. La misa, sobre todo a través de los siglos de latín, no nos ha acostumbrado a hablar en la santa mesa. ¿Podemos decir que nuestras misas son encuentros calurosos? Si encontramos la manera de hacer de nuestras Eucaristías encuentros fraternales y calurosas la gente irá a buscar en las sectas la cálida atmósfera que Cristo mismo gustaba compartir con sus amigos. *UNA COMIDA ES PARTICIPACION, ES COMPARTIR. Puesto que es amistad, una comida es participación. Amar es compartir. El pan y la bebida son para cada uno, las miradas, las sonrisas, las palabras… son para todos y para cada uno ¡la comida es compartir!

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PERO COMPARTIR ES ALGO DISTINTO DE DAR. Se da de lo suyo, No comparto lo mío sino que compartimos lo nuestro, porque lo que tengo es algo que Dios ha puesto a la disposición de todos. Tengo conciencia de haberlo recibido todo de Dios, por eso no doy sino que comparto. La Eucaristía es un compartir. Nos recuerda que todo lo que somos y todo lo que tenemos nos viene de Dios, y nos invita a compartirlo con los demás puesto que Dios nos lo ha dado para el servicio de los hermanos. Es precisamente lo que hacían los primeros cristianos: “acudían asiduamente a la enseñanza, a la comunión, a la fracción del pan… todos los creyentes vivían unidos y compartían cuanto tenían. Vendían sus bienes y los compartían de acuerdo a lo que cada uno necesitaba” (Hch. 2, 42-47).

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Capitulo 6 LA EUCARISTIA Broche de oro de la Historia de la salvación. A)

LA EUCARISTIA: SACRAMENTO Y BROCHE DE ORO DE LA CREACION.

Para captar mejor el sentido de la Eucaristía, es necesario remontar al “principio, a la creación. Como ya lo hemos visto en el capitulo 1. La creación es el corazón de Dios que no cesa de darse. El corazón de Dios no se contenta con engendrar la creación. Como el padre y la madre no se contentan con engendrar un hijo sino que lo alimentan, lo forman, lo perfeccionan…, así Dios perfecciona su creación. Esta creación, guiada por Dios, “sube” hacia más conciencia, más humanización y mas divinación. “Subir” no es la palabra adecuada. Sería más exacto decir que la creación es “ATRAIDA”, ARRASTRADA” hacia muna neta divina que no es otra cosa que Jesús. Desde la creación una fuerza divina empuja la creación hacia Dios. Esta fuerza es Jesús, que DIOS, desde toda la eternidad, ha puesto en el centro del mundo para llevara hasta divinación. Desde el comienzo, el hombre y el universo están programados para ser divinizados en Jesús y por Jesús... Jesús es el alfa o el (comienzo de la creación, el punto de partida, el modelo y el creador con el Padre y el Espíritu), y es el omega (punto de llegada). Es también el centro: por su Encarnación, es también hombre entre los hombres, se puso en el centro de la creación para conducirlo todo a la vida divina. Porque solo el conoce el camino de la vida divina. EL ES EL CAMINO. Si se permite la comparación podemos decir: no solo El es el constructor del vehículo, sino que se pone al volante y dirige la carrera. Es lo que dice el hermoso texto de S. Pablo (Col. 1, 15-20): “….Todo fue hecho POR MEDIO DE EL Y PARA EL…Dios quiso hacer residir en El toda la plenitud, y reconciliar por El y para El todas las cosas…” ESTE INMENSO MOVIMIENTO DE DIVINIZACION DE LA CREACION ESTA SIGNIFICADO Y REALIZADO POR LA EUCARISTIA. En la consagración del pan y del vino, los elementos materiales del mundo se convierten en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Por el poder de Dios, la creación llega a su plenitud, a su omega: Jesús. “Este es mi Cuerpo…”.

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La Eucaristía no es simplemente “signo de Dios” (muestra de su existencia), no es simplemente la portadora de la gracia de Dios, (como en los otros Sacramentos). Es el Cuerpo y la Sangre del Hijo de Dios. LA EUCARISTIA REVELA ASI LA VOCACION DE TODA LA CREACION: UNA PROGRESION DE LA MATERIA HACIA EL HOMBRE, DEL HOMBRE HACIA CRISTO Y DE CRISTO HACIA EL PADRE. EN LA EUCARISTIA, EL HOMBRE Y EL UNIVERSO LLEGAN A SU PLENA REALIZACION: SE “DIVINIZA”.

B) LA EUCARISTIA: Sacramento y broche de oro de la Alianza de Abraham. “Este es el Cáliz de mi sangre. LA SANGRE DE LA ALIANZA, NUEVA Y ETERNA…”, dicen todas las plegarias eucarísticas, y también los evangelios y S. pablo (Mt. 26, 28. Mc. 14, 24. Lc. 22, 20. 1Co. 11, 25). Trataremos de cómo la Eucaristía saca sus raíces en la Alianza de Dios con el hombre, tomando como ejemplo la Alianza de Dios con Abraham, y cómo la Eucaristía realiza esta Alianza. *¿QUE ES UNA ALIANZA? Sabemos lo que son las pequeñas alianzas(o anillos) que los cónyuges llevan en el dedo. Significan el don total, cuerpo y alma, de por vida en el amor. La Alianza (con mayúscula) es el don total, de por vida en el amor, de Dios al hombre y del hombre a Dios. Ya hemos estudiado las diferentes alianzas entre Dios y el hombre en el capitulo 1. Pero ahondaremos así este tema en la perspectiva: porque LA EUCARISTIA ES EL “SACRAMENTO DE LA ALIANZA.

LA ALIANZA DE DIOS CON ABRAHAM. La Alianza más conocida es la de Dios con Moisés y su pueblo en el Sinaí. Pero esta lianza tiene sus raíces en la lianza de Dios con Abraham: Dios renueva con Moisés la Alianza hecha con Abraham. Todo comienza hacia el año 1850 AC. Dios toma la iniciativa de revelarse al hombre a través de Abraham. Dios pide a Abraham cosas difíciles que exigen mucha fe: “Sal de tu tierra y… vete hacia una tierra extranjera….”. En cambio, Dios le promete una tierra y, cosa increíble, una

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descendencia numerosísima. Increíble porque Abraham es ya muy viejo, no tiene hijos, y su esposa es estéril. Dios le promete su bendición y su protección. Abraham partió: creyó en la palabra de Dios y espero lo que parecía imposible. Esta fe de Abraham y la fidelidad de Dios a sus promesas, este pacto (Alianza) preparó la encarnación del Hijo de Dios, Jesús de Nazaret, descendiera de Abraham, hermano y salvación de todos los hombres. JESUS ES EL CUMPLMIENTO PERFECTO DE LAS PROMESAS DE DIOS AABRAHAM. En efecto por su pascua (muerte - resurrección – “paso al Padre) Jesús, hijo de Abraham”. a) Entra personalmente en la beatitud eterna, la verdadera tierra prometida y abre las puertas a todos. b) “Atrae a si a todos los hombres” (Jn. 12, 32), y forma una sola familia de hermanos, a un solo cuerpo de (Rom. 12, 5), una sola descendencia numerosísima de Abraham. c) “Atrae a sí a todos” y los lleva hacia el Padre, la verdadera tierra prometida... Jesús es verdaderamente el cumplimiento perfecto de las promesas de Dios a Abraham. Y por los Sacramentos, sobre todo por la Eucaristía, Dios continúa realizando y completando sus promesas a Abraham. “El que come mi carne y bebe mi Sangre tiene la vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn. 6, 54). La Eucaristía nos entrega la tierra prometida, la bendición y la protección divinas. *MELQUISEDEC Y SU OFRENDA DE PAN Y VINO, SON FIGURAS DE JESUS Y DE LA EUCARISTIA. Nos dice S. Pablo: “los que ahora le obedecen (a Jesús) encuentran en El la salvación eterna. En efecto, Dios lo había proclamado sacerdote a semejanza de Melquisedec” (Hb. 5, 8-10), ¿Qué significa esto? Melquisedec, es un personaje relacionado con Abraham y que prefigura el sacerdocio de Jesús (Leer. Gn. 14, 13-20: Hb. 7, 1-28). Abraham y su gente persiguen a unos saqueadores, los sorprenden y recuperan el botín. En el camino de vuelta, pasan por una ciudad llamada Salem o La Paz. Y esta ciudad- La Paz esta gobernada por un rey sacerdote, Melquisedec, “Rey de Justicia”. Es sacerdote, sacerdote del Dios verdadero que hizo el cielo y la tierra (Gn. 14, 17-20)

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Melquisedec comienza “ofreciendo pan vino” a Abraham y a su gente. Es un gesto de hospitalidad. Es también un banquete compartido entre dos razas, un signo de alianza fraterna. En este pan yen este vino ofrecido a Abraham, los padres de la Iglesia verán una figura de la Eucaristía. (La plegaria eucaristía 1 dice: acéptala: (esta oblación) como aceptaste… la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.). Jesús será “sacerdote a semejanza de Melquisedec” (Hb. 5, 810). Notemos que el nombre de Melquisedec significa “rey de justicia”, y que este personaje era “Rey de la Paz”. No se menciona ni su padre ni su madre: pareciera que no tiene antepasados. Tampoco se encuentra en la Biblia el principio y el fin de su vida. El silencio insólito de la Biblia sobre sus antepasados y sus descendientes, sugiere que el sacerdocio representado por El es eterno (Cf. Gn. 14, 1-3. 15-17., salm.110, 4…) Es la figura de Cristo, el sacerdote que permanece para siempre (Hb. 7, 2-3). El sacerdote eterno (Jesús) da el pan y el vino (la Eucaristía) al pueblo de Dios representado por la persona de Abraham. *LA ALIANZA INCONDICIONAL.

Después del episodio de Melquisedec, la Alianza entre Dios y Abraham se hace más oficial. Antes de Abraham y desde siempre, la Alianza era una práctica jurídica y social corriente. Este rito era un contrato, con derechos y deberes recíprocos. La conclusión de la Alianza se hacía de la siguiente manera: Los aliados se comprometían por juramento, los animales sacrificados eran partidos en dos y los aliados pasaban entre los trozos pronunciando maldiciones contra los transgresores eventuales (se pedía para el transgresor la misma suerte de los animales hechos pedazos). Finalmente, se establecía un memorial como testigo del pacto, por ej. Se plantaba un árbol. Leer Gn. 15. La fe de Abraham es puesta a prueba puesto que las promesas de Dios tardan en realizarse. Entonces Dios vuelve a prometerle a él y a sus descendientes, una tierra, una descendencia numerosa, su bendición y su protección. Estas promesas renovadas son selladas con el rito que acabamos de describir.

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PERO HAY UNA DIFERENCIA MUY IMPORTANTE: se hace un sacrificio de animales pero solo Dios pasa entre los animales descuartizados. En otras palabras, SOLO DIOS SE COMPROMETE. Y esto es muy importante para nosotros: en el punto de partida de nuestra historia de creyentes, hay un COMPROMISO INCONDICIONAL DE PARTE DE DIOS. A pesar de nuestras infidelidades, la amistad y la misericordia de Dios no cesarán nunca. La seguridad de Abraham y (la nuestra) es la fidelidad de Dios. Fidelidad que llega hasta nuestra muerte. Su sangre derramada en la cruz, la sangre de Cristo en la Eucaristía, es la sangre de la fidelidad de Dios, sangre de la Alianza. La Eucaristía que Dios nos ofrece día tras día a pesar de nuestras infidelidades, nos recuerda esta Alianza incondicional, las la muerte. *EL SACRIFICIO DE ABRAHAM, SIMBOLO DEL SACRIFICIO Y DE LA RESURRECCION DE JESUS. Después de 10 años de errancia y de fe, Abraham tuvo finalmente el hijo prometido, Isaac. Solo por este hijo único se podrá realizar la promesa divina de una descendencia numerosa. Pero Dios ordena a Abraham de sacrificar, de matar a Isaac… Escuchemos lo que nos dice S. Pablo: “Por la fe fue Abraham a sacrificar a Isaac… Ofreció a su único hijo, el que era precisamente la garantía de las promesas de Dios… Abraham pensaba: Dios es capaz hasta de resucitar a los muertos, por eso recobró a su hijo, lo que tiene valor de ejemplo” (Hb. 11, 17-19). Este sacrificio de Abraham es símbolo del sacrificio y de la resurrección de Jesús. Isaac es oferto en sacrificio, pero se salva de la muerte, porque la fe de Abraham lo ve Resucitado por el poder de Dios. Dios también tiene un Hijo, un único Hijo como Isaac. Lo ofrece en sacrificio, pero el sacrificio en la cruz vence la muerte no solo para El sino para todos los que están unidos a El. “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna. Y yo lo resucitaré en el último día” (Jn. 6, 54). ESO ES LA EUCARISTIA: UNIRNOS AL SACRIFICIO DE JESUS PARA RESUCITAR CON EL Y PASAR A LA VIDA DIVINA Y ETERNA.

C) EUCARISTIA, SACRAMENTO Y BROCHE DE ORO DE LA PASCUA. “Sacramento de la Alianza”, la Eucaristía es también el “Sacramento de la Pascua”.

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Un año al menos antes de su muerte, Jesús anuncia la Eucaristía (Jn. 6). Esperará, sin embargo, a la semana de la Pascua judía para instituirla. Envía a Pedro y a Juan a preparar esta Pascua judía (Lc. 22, 7). En el transcurso de la cena pascual, Jesús subraya que no va abolir la pascua judía, va, por el contrario, a llevarla a su término: “He deseado muchísimo comer esta pascua con ustedes antes de padecer, porque les aseguro, ya no volveré a celebrar hasta que sea la nueva y perfecta pascua en el Reino de Dios” (Lc. 22, 15). La Cena del Jueves Santo y el sacrificio del viernes son, pues, la Pascua judía en vías de realización hacia la Pascua futura que tendrá lugar al final de los tiempos. Para comprender “nuestra Pascua inmolada, el cordero pascual, Cristo” (1Co. 5, 7), debemos comprender lo que era la Pascua. *¿QUE ERA LA PASCUA?

Esta fiesta de origen cananeo se remonta más allá de la salida de Egipto. En su origen, la pascua es una fiesta de familia. Se celebra de noche, a la plena luna de equinoccio de primavera (mitad de Abril). Se ofrece a dios un animal para atraer las bendiciones divinas sobre el rebaño. La victima es un cordero o un cabrito, macho, sin defectos, no se debe romper ninguno de sus huesos. Su sangre es colocada, en señal de preservación, a la entrada de la vivienda, su carne es comida como signo de comunión con Dios. EL Éxodo dará a esta fiesta su significación definitiva: la pascua nómada se convertirá en la pascua judía. Recordará la salida de Egipto, la liberación, la Alianza renovada en el Sinaí. SERA LA FIESTA DE LA OMNIPOTENCIA DE DIOS, DE SU AMOR POR LOS HOMBRES Y DE SU LIBERACION. RECORDEMOS BREVEMENTE LO QUE PASO DURANTE EL EXODO.

Los hebreos se encuentran esclavos de los egipcios, hambriento, esclavo, en una tierra extranjera, tal es la situación del pueblo de Dios hacia el año 1250 antes de Cristo. Es la situación que la del “hijo prodigo” del cual nos hablará Jesús (Lc. 15) para describir el estado del hombre que necesita ser salvado. EL LIBERADOR, EL QUE ACOMPAÑA Y LIBERA AL HOMBRE.

Dios dice entonces a Moisés: “He bajado para liberar a mi pueblo” (Ex. 3, 7…). Jesús se presentará también como aquel que viene a librar a su pueblo: “El Espíritu del Señor está sobre mí… Me envió a traer la Buena Nueva a los pobres, anunciar la libertad a los cautivos, liberar a los oprimidos” (Lc. 4, 18).

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“Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20). ES LA EUCARISTIA LA QUE EN PRIMER LUGAR ASEGURA ESTA PRESENCIA. Ella es una presencia real, y por lo mismo, presencia activa y liberadora EL CORDERO DE DIOS.

Regresemos a situación de los hebreos en Egipto. Dios les dice: “Los libertaré de la esclavitud, les devolveré la libertad con golpes tremendos de mis manos” (Ex. 6, 6). Conocemos esos golpes tremendos: son las plagas de Egipto, destinadas a forzar la mano del Faraón. La última plaga, la que definitivamente salvará a los hebreos, coincide con el banquete del cordero pascual. (Ex. 12). ESTE BANQUETE PASCUAL COMPRENDE CIRCUNSTANCIAS Y ELEMENTOS QUE SE REVIVIRAN EN LA EUCARISTIA. LA NOCHE DE Pascua, cada familia se prepara, cintura ceñida, calzadas las sandalias, bastón en mano (Ex. 12, 11). Así deberían ser nuestras Eucaristías: reunión de hermanos, listos para la misión, y no gente instalada. “Se ha elegido un cordero sin defecto, se lo inmola…sin quebrar ninguno de sus huesos. Se pone su sangre sobre las puertas, lo que asegura la salvación. El verdadero cordero pascual es Cristo crucificado. Pablo llama a Cristo “Nuestra Pascua Inmolada” (1Co. 5, 7). Pedro nos recuerda que “que hemos sido rescatados por la sangre preciosa, como de un cordero sin mancha y sin tacha, la sangre de Cristo” (1Padreo, 1-19). Juan Bautista designa como “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn. 1, 29). Y el Evangelio de Juan añade un detalle que recuerda el cordero de la pascua judía: no le quebraron ningún hueso (Jn. 19, 36). También el Apocalipsis presenta el Salvador una treintena de veces en los rasgos de un cordero inmolado y siempre vivo (Cap. 5-7). Este Cordero de Dios trae la Salvación, como el cordero de la Pascua Judía. Los hebreos escaparon a la muerte porque sus puertas estaban marcadas con la sangre del cordero inmolado. Jesús nos dice: “El que come mi carne y bebe mi Sangre tiene vida eterna” (Jn. 6, 54). Ahora podemos comprender la oración que precede a la comunión: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. • Se come la carne del cordero con pan que, en su prisa, el pueblo no ha tenido tiempo de dejar fermentar. • Todos los israelitas deben participar en la pascua (Ex. 12, 6). No hacerlo es excluirse del pueblo de Dios

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•La Pascua no es un rito individual. El israelita debe celebrarla en unión con todo el pueblo. *LA TRAVESIA DEL DESIERTO Y LA ALIANZA EN EL SINAI. Los hebreos de Egipto, pasan el mar y caminan por el desierto. La carne del cordero y el pan sin levadura de la pascua judía son reemplazados por el MANA milagroso. El maná era una imagen bien imperfecta de la Eucaristía. Jesús dice: “Vuestros padres en el desierto comieron el Maná y murieron…Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre, y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo” (Jn. 6, 49-51). En el desierto, Dios renueva con su pueblo la Alianza que tenia pactada con Abraham. Dios quiere que su pueblo sea “sea un pueblo de sacerdotes y una nación consagrada” (Ex. 19, 6). Esta Alianza queda sellada por un sacrificio. Este sacrificio comporta un rito significativo, la sangre de las victimas se derrama, a la vez, sobre el altar que representa a dios, y sobre el pueblo figurado por 12 estelas. Esto significa que, en adelante, una misma sangre y una misma vida circulan en las dos partes (dios y el pueblo) y hacen de las dos partes como un solo ser vivo. Y Moisés dijo: “Esta es la sangre de la Alianza que Yahveh ha hecho por nosotros” Para nosotros, esta sangre es la sangre de Cristo. Es la sangre del banquete eucarístico (Cf. Mt. 26, 27-28. Lc. 22, 20). La Alianza del Sinaí queda realizada en esta Nueva Alianza. Después de aspersión de la sangre, Moisés, Aarón y 70 ancianos subieron al monte Sinaí. Allá sucede algo significativo: “Vieron a Dios, comieron y bebieron” (Ex. 24, 11). El pueblo de Dios es el invitado de Dios para una comida, comida que establece la comunión entre los participantes y Dios. Es una bella imagen de nuestra Eucaristía.

D) LA EUCARISTIA ES UN MEMORIAL DE TODA LA HISTORIA DE LA SALVACION. La misa (Eucaristía) es un MEMORIAL. ¿Memoria de qué cosa? • Memorial de la muerte y de la Resurrección de Jesucristo: “Haced esto en memoria mía”. • Pero también memorial de toda la historia de la salvación. En la versión aramea de la Biblia, la que Jesús leía (el targun palestinense), el texto del (Ex. 12, 42) (que habla de la noche de la salida de Egipto) estaba comentado por el famoso poema de las cuatro noches: “Cuatro noches han sido inscritas en el libro de los memoriales (es decir, en

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el libro celeste, en el corazón de Dios)…” y este poema sigue con la inscripción de las cuatro noches: la noche de la Creación, la noche de la Alianza con Abraham, la noche de la salida de Egipto, y la noche de los últimos tiempos. Este poema habla, pues, de las cuatro grandes etapas de la historia de la salvación. Cada una de estas etapas es, a su manera, una creación, un nacimiento y una liberación. • La Creación es el NACIMIENTO de la Creación y del hombre. El mundo es liberado de la nada, del caos… • La Alianza con Abraham es el nacimiento del pueblo de Dios, la LIBERACION de la humanidad pagana… • La salida de Egipto es el nuevo NACIMIENTO del pueblo de Dios, su liberación de la esclavitud • Los últimos tiempos son la PLENA REALIZACION DE LA CREACION, EL NACIMIENTO DE LA NUEVA VIDA de los hombres y del mundo, finalmente LIBERADOS: “cielo nuevo y tierra nueva en que habita la justicia” (2P. 3, 13. Rom. 8, 18-25). Luego, podemos decir que para los Apóstoles presentes en la cena y sobre todo para Cristo, la fiesta judía que celebraban el Jueves Santo, conmemoraba toda la historia de la salvación, pasada u futura, desde el primer versículo del Génesis: “Al principio creó Dios el cielo y la tierra…” hasta el ultimo versículo del Apocalipsis: “Ven, Señor Jesús”. La Eucaristía, nuevo nacimiento y liberación por Cristo, con El y en El, es verdaderamente el memorial de toda la historia de la salvación...

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Capitulo 7: LA EUCARISTIA: SU INSTITUCION,

A) EL MATRIMONIO DE DIOS CON LA HUMANIDAD La Eucaristía es el Sacramento de la ternura de Dios. Dios no crea el universo más que para unirse a todos los hombres en el amor, para hacerles participar de su propia vida, de su divinidad. Este es el gran amor. La Alianza. EL MATRIMONIO POR EXCELENCIA Dios se encarna para casarse con la humanidad. Viene a buscar a su prometida allí donde está, en su condición de criatura, para hacerla pasar a la condición divina. Juntos pasarán de este mundo al PADRE. ESTE PASO ES LA PASCUA. “Padre: yo quiero que allí donde estoy yo, estén también conmigo…” (Jn. 17, 24). Se trata del único verdadero matrimonio. Dios se casa con la humanidad para hacer eternamente con ella un solo ser. Es una fusión perfecta que nunca se acabará. Nuestros matrimonios terrenos no son más que imagen imperfecta del matrimonio de Dios con la humanidad. El deseo del amor humano de ser uno solo con el ser amado no se ha cumplido jamás. El cuerpo de los esposos les separa. Solo Cristo puede darse en comida y bebida. El hombre come a Dios y los dos son una sola carne. Fusión perfecta: “Yo estoy en mi padre, y vosotros en mí y yo en vosotros” (Jn. 14, 20). No es un abrazo pasajero como el de los esposos terrenos, en que cada uno permanece exterior al otro. Es una fusión sin confusión: Cristo, al dejarse comer, no pierde si identidad como la comida terrena. Esto es ante todo el banquete eucarístico: COMULGAR A DIOS. LA Eucaristía es, ante todo, una fusión, sin confusión, de Dios y del hombre. Dios se hace hombre y se da como una verdadera comida para que el hombre participe de su divinidad.

B) JESUS A LA MESA CON LOS 12 APOSTOLES.

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Llegado el jueves antes de la pascua, Jesús envía a Pedro y a Juan a preparar un banquete festivo, el más alegre de todas las fiestas judías: La Pascua. COMER A CRISTO “JUNTOS” “Al atardecer, Jesús llegó con los doce” (Mc.14, 17) a la sala preparada para el banquete pascual. Son doce en torno a Jesús: son amigos, a excepción de Judas, a quien rogará que deje la asamblea antes de la Eucaristía. Son amigos bien preparados. Jesús les “ha dado a conocer todo lo que ha oído del Padre” (Jun. 15, 15). NO SE COMULGA SIN SER AMIGO DE JESUS Y SIN TENER UNA PREPARACION. Y NO SE COMULGA SOLGA SOLO. La Eucaristía no es simplemente un comer a “Cristo”, es COMER A CRISTO JUNTOS. Y ES UNA COMIDA COMPARTIDA QUE UNE A LOS COMENSALES. “Uno es el pan y por eso formamos todos un solo cuerpo, porque participamos todos del mismo pan. (1Co. 10, 16-17). En la mesa de Dios, es Jesucristo quien nos une, y no el simple hecho de estar juntos. *UN BANQUETE COMUNITARIO QUE REUNE A HOMBRES DE TODA RAZA, LENGUA, EDAD… Jesús celebra la pascua con los doce, su madre, sus parientes…no están presentes Es sorprendente puesto que la pascua judía se celebraba en familia. AL CELEBRAR CON LOS DOCE Y NO CON SU FAMILIA. ¿QUE QUIERE ENSEÑAR JESUS? Sin duda nos quiere decir: “tu familia incluye a todos los hombres…todos los hombres son tus hermanos”. Durante su vida pública, Cristo se mantuvo distante con respecto a su familia carnal. Leer y meditar (Lc. 8, 19-21) De la misma manera. La cena de Jesús no es un banquete familiar sino un banquete comunitario. La Eucaristía debe hacernos pasar de un grupo cerrado a una Iglesia abierta, reuniendo gente de toda raza, lengua, edad. *LA CIFRA 12 REPRESENTA AL MUNDO ENTERO. La cifra 12, número de los participantes en la cena, puede también decirnos algo. Doce es el número simbólico de la plenitud: Jacob, tuvo 12 hijos de donde salieron las 12 tribus que constituían la totalidad del pueblo de Dios hasta Jesús.

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Venido para congregar a todos los hombres de su Alianza, Jesús eligió a 12 Apóstoles como embrión del nuevo pueblo de Dios, la Iglesia. La cifra 12 es significativa del amor universal de Dios, de la ofrenda universal de la salvación, de la Eucaristía y de la misión universal de la Iglesia. Inmediatamente después de la Ascensión, el primer acto oficial de Pedro es proponer la elección del sucesor de Judas (Hch. 1, 15…). De este modo serán 12 para la misión hacia la totalidad de los hombres. Es, pues, toda la humanidad la que esta invitada, con los doce, en torno a la mesa eucarística. La sangre de la copa que va a circular “Es la sangre de la Alianza derramada por la muchedumbre” (Mt. 26, 28). *LOS DOCE “ELEGIDOS Y CONSTITUIDOS”. A estos doce, Jesús los había “elegido e instituido”, nos dice (Mc. 3, 13-19). Son estos mismos doce, solo ellos, los que están reunidos para institución de la Eucaristía. Y a ellos, solo a ellos, Jesús dice: “hagan esto en memoria mía”. Les dice también: “No me han elegido Uds. a mi, sino que yo les he elegido a Uds.” (Jn. 15, 16). “Yo dispongo para ustedes del Reino como mi Padre lo ha dispuesto para mí…para que se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel” (Lc. 22, 29-30). En otras palabras, Jesús les dice que les escoge para gobernar LA iglesia. De este modo – declara Vat.II (P.O.5) - por el ministerio del obispo (sucesor de los doce), Dios consagra sacerdotes que participen de manera especial en el sacerdocio de Cristo, y actúan en las celebraciones sagradas como ministros de aquel que, por que, por su espíritu, ejerce sin cesar para nosotros en la Liturgia, su funcion sacerdotal… Por la celebracin de la misa, ofrecen sacramentalmente el sacrificio de Cristo. El ministro, elegido por Dios para ser su representante y presidir la Eucaristía, manifiesta que la Eucaristía no es creación de los hombres sino de una acción de Cristo. Luego, ni nos sacerdotes ni los fieles son dueños de la Eucaristía. No pueden manipularla como un juguete.

C) LA EUCARISTIA EXIGE EL AMOR AL PROJIMO

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LA DIVISION ENTRE LOS QUE PARTICIPAN EN LA EUCARISTIA ES UN SACRILEGIO. En S. Pablo encontramos una magnífica descripción del momento cuando Jesús instituyó la Eucaristía (1Co. 11, 23-26). Esta descripción se encuentra en el centro de un largo discurso que tiene por objeto reprimir un abuso sacrílego que se había introducido en la celebración de la misa. ¿Qué es lo que S. Pablo reprocha a la celebración eucarística de los Corintios? Veamos lo que dice S Pablo: “… Sus reuniones las hacen más mal que bien. Primeramente… cuando se reúnen en asamblea hay divisiones entre ustedes…su reunión ya no es la Cena del Señor, pues cada uno se adelanta a tomar su propia comida, y mientras uno pasa hambre otro se embriaga…si alguien come el pan y bebe de la copa del Señor indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del Señor…” (1CO. 11, 2-29). Este sacrilegio – La única comunión sacrílega contra la que fulmina la Escritura – consiste en que se ha roto la paz fraterna, en que hay divisiones entre los participantes. Tratemos de profundizar esto *LA FRACCION DEL PANLLEVA CONSIGO LA OBLIGACION DE COMPARTIR.

La misa de los primeros cristianos no era una ceremonia al margen de la vida. Era un banquete fraternal en que cada uno aportaba lo que podía. Los cristianos participaban de la Palabra de Dios y de los víveres que cada uno aportaba. Eran consagrados el pan y el vino, y fraccionados para cada uno. La Eucaristía no era llamada la misa, sino la “FRACCION DEL PAN”, en recuerdo del gesto de Jesús. La fracción del pan (el pan partido y repartido entre todos) hace presente el don de Jesús por los hombres. Y este don de Jesús exige que los cristianos, los que se identifiquen con Cristo, compartan con los demás lo mejor de lo que tienen, exactamente como hizo Jesus. El compartir en una exigencia de la Eucaristía. Los primeros cristianos lo sabían muy bien: compartían todo (Hch. 2, 42… 4, 32…). Es fácil decirlo… Loa Corintios decían sin duda que el compartir era una exigencia de la Eucaristía, pero hacían lo contrario. Había ricos y pobres…y los ricos despreciaban a los pobres. Por eso Pablo grita: ¡Eso ya no es una Eucaristía! ¿Por qué? Porque entre ustedes hay divisiones y desigualdades, unos tienen hambre mientras otros comen como chanchos…

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Pablo les reprocha su negación a comprender las implicaciones sociales y cristianas de la comunión Los Corintios ricos creen que pueden recibir con sus ¡hermanos, pobres el Cuerpo de Cristo! negándose a compartir sus bienes con ellos. Pero esto es imposible. No se puede recibir a Cristo partido y repartido, sin compartir lo que posee. No se puede comes juntos el mismo pan sin ser hermanos de verdad, sin formar realmente un solo cuerpo. De otra manera, dice Pablo, “se come el pan y se bebe la copa del Señor indignamente, y se peca contra el cuerpo y la sangre del Señor”. El negarse a compartir, el mantenimiento egoísta de los privilegios, supone una ruptura de comunión con Cristo y con los hermanos. “uno es el pan y por eso todos formamos un solo cuerpo porque participamos todos del mismo pan” (1Co. 10, 17). Comulgar con este pan único, es afirmar que todos formamos un solo cuerpo. Los egoístas, los que no quieren compartir, hacen de la Eucaristía una farsa si se acercan para comulgar con el pan que une, con Cristo. Unirse por la comunión a Jesús, don total, cuando no queremos dar nada, es una burla. *LAVAR LOS PIES DE LOS DEMAS, COMO JESUS.

San Pablo no ha inventado las exigencias eucarísticas. Lo que exige Pablo, lo había exigido Jesús. En el Evangelio de Juan, la Ultima Cena de Jesús con sus Apóstoles empieza con un gesto de Jesús muy significativo: “…sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la Cena…se levanta de la mesa, se quita el manto, se ata una toalla a la cintura y echa agua en un recipiente. Luego se pone a lavar los pies de sus discípulos”. ¿Lavar los pies de los demás? ¡En el tiempo de Jesús, era una tarea de esclavos! Menos que eso todavía: no se podía imponer esta tarea a un esclavo judío. ¡Un maestro como Jesús lavando los pies de sus discípulos! Es una locura inimaginable. Pero veamos lo que dice Jesús: “Ustedes me llaman el Señor y el Maestro. Y dicen verdad, porque si lo soy. Si yo que soy el Señor y su Maestro, les he lavado los pies, TAMBIEN USTEDES DEBEN LAVARSE LOS PIES UNOS A OTROS. Les he dado el ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho” (Jn. 13, 13-16).

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La lección es clarísima: la cena eucarística se prepara con el servicio humilde a los hermanos, si queremos recibir a Cristo en la Eucaristía, tenemos que hacer con El: lavar los pies de los demás, es decir, estar a su servicio. El Cristo que recibimos en la Eucaristía nos impulsa a servir a los demás hermanos. Pagar con su persona, en los servicios más humildes y penosos, es signo de que Cristo a quien hemos comido vive en nosotros. Pero los Apóstoles son muy egoístas… como nosotros. En seguida, en torno a la mesa eucarística, los doce se ponen a pelear por el primer puesto. Jesús les dice:”el más importante entre ustedes se portará como si fuera el último, y el que manda como el que sirve, pues, ¿Quién es más importante, el que esta sentado a la mesa o el que sirve? El que está sentado, ¿verdad? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve” (Lc. 22, 24-27). Por consiguiente, “el que quiere ser el más importante entre ustedes, que se haga el servidor de todos…Así como el Hijo del Hombre no vino para que lo sirvieran, sino para servir y dar su vida por los hombres, para rescatarlos “ (Mc. 10, 41-45). S. PABLO RESUME ASI LA LEY EUCARISTICA DEL LAVATORIO DE LOS PIES:”POR AMOR, HERMANOS, PONGANSE LOS UNOS AL SERVICIO DE LOS OTROS” (Ga. 5, 13). *DEBEMOS AMAR COMO JESUS NOS HA AMADO: ES LA LEY DE LA EUCARISTIA.

Después de haberles lavado los pies, Jesús dice a sus Apóstoles. “Hijos míos, yo estaré con ustedes muy poco tiempo…les doy este mandamiento nuevo: que se amen unos a otros. Ustedes se amarán unos a otros como yo los he amado. Así reconocerá todos que ustedes son mis discípulos: si se aman unos a otros”. (Jn. 13, 33-35.)Ver (Jn. 15, 12-15.17). Esta “LEY EUCARISTICA”, enunciada en torno a la primera mesa eucarística, sigue vigente entre nosotros. Y no hay que olvidar que para que para lavar los pies, para amar como Jesús nos amara, no basta con hacer una distribución de alimentos o de ropa. LO QUE DEBEMOS DISTRIBUIR ANTE TODO ES NUESTRO AMOR.

D) OFRECERSE A SI MISMO: “HEME AQUÍ PARA CUMPLIR TU VOLUNTAD”. *JESUS, EL CORDERO QUE SE OFRECE EN SACRIFICIO.

¿Hicieron Jesús y sus Apóstoles un banquete pascual “tradicional”? ¿Comieron el cordero pascual? Ningún evangelista menciona que comieron el cordero pascual. Y sabemos por Juan

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18, 28 que, para casi todos los judíos, la inmolación de los corderos tendrá lugar en el Templo, la tarde del 14 de Nisán – el viernes – a la hora en que agonizará y morirá en cruz el verdadero cordero pascual, Jesús. ¿Por qué entonces, Jesús hizo el banquete pascual el jueves y no el viernes como casi todos los judíos? Nada de extraño en eso, los manuscritos de Qumrám nos dicen que algunas comunidades adelantaban este banquete. Además, hay que saber que no todos los judíos comían el cordero pascual. Los de un movimiento religioso muy importante entonces, los bautistas, se negaban a comer las viandas sacrificiales. Entonces, ¿Cómo podían practicar el banquete pascual sobre todo después del éxodo?, se había extendido la costumbre de “los sacrificios de plenitud”, es decir, de “plena comunión con Dios y entre los participantes”, sacrificios en que la alabanza tenía más parte que el estomago. Estos “BANQUETES EUCARISTICOS” – así se les llamaba – eran banquetes en que se alaba a Dios con los salmos de acción de gracias, se imploraba y esperaba la salvación de Israel, y se comía principalmente, pan y vino. ¿Jesús y sus Apóstoles comieron o no el cordero inmolado? todavía se sigue discutiendo… ¡e importa poco! Sabemos que los relatos evangélicos no son reportajes exactos. Si no mencionan el cordero pascual, no se puede concluir por ello que no estaba en el menú. Lo único que se puede decir de este silencio es que en LA ULTIMA CENA, el cordero pascual, si estaba en el menú, no tenía mayor importancia. LO QUE IMPORTA SABER ES QUE JESUS ELIMINA LA NECESIDAD DE ANIMALES SACRIFICADOS. Muriendo en cruz a la hora de los degollamientos de animales en el Templo, Jesús ofrece el cuerpo y la sangre del único y verdadero cordero pascual: el que “pasa” y hace “pasar” hacia Dios. ES LA REALIZACION PERFECTA DE TODOS LOS SACRIFICIOS DE EXPIACION, REDENCION, IMPLORACION, COMUNION Y ALABANZA INTENTADOS A TRAVES DE LOS SIGLOS POR LOS HOMBRES. Al entrar Cristo en el mundo, dice a su Padre: “Tu no quisiste sacrificios ni ofrendas, sino que me formaste un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por los pecados. Entonces dije: HE AQUÍ QUE VENGO… A HACER OH DIOS, TU VOLUNTAD” (Hb. 10, 5-7). *LO QUE CARATERIZA EL SACRIFICIO DE JESUS.

¿Por qué Dios formó un cuerpo, el cuerpo de Jesús? ¿Para ser sacrificado? NO “un cuerpo oh Dios… para hacer tu voluntad”. Jesús declara, hablando precisamente de la Eucaristía: “el espíritu es el que salvífica. La carne no sirve para nada” (Jn. 6, 63), lo que equivale a decir: “Mi ofrenda por la vida del mundo no

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es tanto el hecho de mi muerte física en la cruz…es sobre todo el espíritu de amor que me impulsa a ofrecerme libremente a la muerte”. En otras palabras, el sacrificio de Cristo que nos salva no es tanto el hecho de su muerte física, es el espíritu de amor de Jesús, su entrega y su don total. Sin ese espíritu de amor, su muerte no hubiera sido salvadora, como la muerte de un egoísta. LUEGO, LO QUE CARACTERIZA EL SACRIFICIO DE Cristo ES EL ESPIRITU DE SU AMOR. ESTE ESPIRITU NO EXISTIO SOLO EN EL MOMENTO DE LA MUERTE DE CRISTO, SINO QUE EXISTIO DURANTE TODA SU VIDA. “He venido, Padre” al mundo para hacer tu voluntad”. Este espíritu de amor y de entrega, este “si” a su Padre nunca falló: “Su vida no fue si y no, en él no hubo más que un puro si (1Co.1, 19, verJn.8, 29). “Mi comida dice Jesús, es hacer tu voluntad” (Jn. 4, 34). ESPIRITU DE AMOR…HASTA LA MUERTE. Porque el amor verdadero permanece siempre igual a sí mismo, tanto en lo cotidiano como en el sufrimiento. En su agonía y ante la tortura, Jesús repite el si de toda su vida: “No mi voluntad, sino la tuya” (Mt. 26, 42). EL SACRIFICIO DE JESUS ES, PUES, UN ACTO DE AMOR Y NO UN SIMPLE RITO. LUEGO LA COMUNION EUCARISTICA ES TAMBIEN UN ACTO DE AMOR Y NO UN SIMPLE RITO. NO SE TRATA, NI PARA JESUS NI PARA NOSOTROS, DE CUMPLIR UNOS RITOS, SE TRATA DE OFRECERSE A SI MISMO. *EL SACRIFICIO DE LA MISA HACE PRESENTE EL UNICO SACRIFICIO DE CRISTO.

En el culto judío el rito de la gran expiación debía renovarse cada año. El sacrificio de Cristo es muy diferente: “no llevaba sangre de chivos ni de novillos, sino su propia sangre, y con ella entró de una vez por todas al santuario, consiguiendo rescatarnos para siempre” (Hb.9, 9-12). “Cristo se sacrificó una sola vez para borrar los pecados de todos” (Hb. 9, 28). HUBO UN SOLO SACRIFICIO DE CRISTO, “UNA SOLA VEZ POR TODAS” NINGUNA MISA, POR TANTO, RENUEVA O VUELVE A HACER ESTE SACRIFICIO. LO QUE LA MISA HACE, ES HACER PRESENTE EL UNICO SACRIFICIO DE JESUS. El único sacrificio de Cristo está realmente presente en la misa. No solamente “representado” bajo el símbolo del pan y del vino, sino PRESENTE, o si se quiere, PRESENTE DE NUEVO.

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EL Bautismo nos sumerge ya en su muerte (Rom. 6, 3).la Eucaristía es como un bautismo cotidiano en el sacrificio de Jesús siempre presente en su pueblo. El sacrificio de Jesús, para usar una comparación más o menos buena, es como el sol que se levanta sin cesar sobre nuestro planeta: no se pone realmente nunca. En cada misa, Cristo está realmente presente en el altar, en el estado en que se encuentra siempre: glorificado en la cima de su don de amor al Padre y a sus hermanos. *¿PARA QUE CRISTO SE HACE PRESENTE EN LA EUCARISTIA?

Es que, Cristo es perfecto en su amor, la Iglesia no lo es. Como el pedazo de madera del escultor, hay que trabajarla, darle vueltas y vueltas hasta que esté conforme con el modelo divino. Al invitarnos a comer su cuerpo entregado y a beber su sangre derramada. JESUS NOS INVITA A NO SER MAS QUE UNO CON EL, PARA VIVIR CON EL, ENTREGARNOS COMO EL, MORIR COMO EL. Tal es el sentido de sus palabras: “Si alguien quiere venir en pos de mí, tome su cruz de cada día y que me siga.” (Lc. 9, 23). No tenemos derecho a “comprar” la victima del sacrificio con unos lempiras. Jesús nos invita a ser la victima, a unirnos a El en su don total. Esta unión con Jesús en su don total (sacrificio) es una condición necesaria para que nuestros sacrificios y ritos sean eficaces, ya que no hay más que un solo sacrificio para siempre. Asistir a la Eucaristía sin querer participar en ella con nuestro don total, sería una farsa. LAS PLEGARIAS EUCARISTICAS 3 y 4 expresan bellamente la transformación que Cristo quiere provocar en nosotros por medio de la Eucaristía. BUSCAR ESTOS TEXTOS Y ESCRIBIRLOS EN ESTA PAGINA.

D) LA PRESENCIA REAL DE JESUS EN LA EUCARISTIA. *JESUS ES REALMENTE PRESENTE EN LA EUCARISTIA.

Sin la presencia real del resucitado, nuestras Eucaristías no serían comunión, sino sueño, no serían presencia real de la Pascua, sino simple recuerdo del pasado. En la Eucaristía, CRISTO ESTA PRESENTE REALMENTE, PERSONAL Y CORPORALMENTE.

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“Este es mi Cuerpo…Esta es mi Sangre”. Unos pueden pensar que Jesús no quiso decir que el pan y el vino consagrados eran su cuerpo y su sangre, que Jesús solo usaba una comparación semejante a la que usó cuando dijo “yo soy la vid verdadera”. Pues, en (Jn. 6 51-60), Jesús responde a los que piensan así. “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan vivirá eternamente. Y el pan que yo les daré es mi carne… Los judíos decían: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne? Jesús le dijo: En verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del Hombre, y no beben su sangre, no viven de verdad… Mi carne es comida verdadera y mi sangre bebida verdadera… Muchos de sus discípulos al oírle dijeron: es duro este lenguaje. ¿Quién puede sufrirlo?...Estos discípulos comprendieron que Jesús decía que este pan era verdaderamente su carne. Escandalizados pensando que Jesús se había vuelto loco, partieron en masa. Jesús hubiera podido detenerlos diciéndoles: “Es solamente una manera de hablar, una imagen…” Pero Jesús no lo hizo porque lo que había dicho no era una imagen sino la pura realidad. *¿COMO ESTA PRESENTE JESUS EN EL PAN Y EN EL VINO CONSAGRADOS?

Jesús no explica el cómo. Prueba de que para nuestra vida espiritual, no es tan importante saberlo exactamente. Veamos brevemente lo que dice la teología referente a esto. “VERDADERAMENTE, REALMENTE, SUBSTANCIALMENTE PRESENTE, declara el Concilio de Trento, estos tres términos tienen aquí el mismo sentido: verdaderamente. Cuando habló de substancial, el Concilio de Trento, empleó esta palabra en el sentido que le daba la teología de su tiempo, es decir: “lo que hay de esencial en una cosa o en una idea, la realidad profunda de un ser, más allá de las apariencias”. Por ej. La sustancia de Paco no son los 95 kilos de carne que se ven, es el ser humano en él, el hijo de Dios en él… La sustancia del pan es el alimento vegetal que hay en el… PUES BIEN, EN LA EUCARISTIA SOLO LA SUSTANCIA DEL PAN Y DEL VINO SE CONVIERTE EN EL CUERPO GLORIOSO DE JESUS. Los elementos físico-químicos del pan y del vino, lo que se llama las apariencias o especies, no cambien. Un análisis de laboratorio mostraría que la consagración no cambia nada en el pan y el vino. Siguen teniendo las mismas características y las mismas apariencias de antes de la consagración. Por tanto, es falso decir, que Jesús ha “reemplazado” o sustituido el pan y el vino. El Concilio de Trento rehusó la palabra sustitución. Lo que este Concilio afirma es: LA SUSTANCIA DEL PAN Y DEL VINO SE CONVIERTE EN LA SUSTANCIA DEL CUERPO Y LA SANGRE DEL SEÑOR. (Por eso se habla de “transubstanciación)”.

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Para los cristianos, el pan y el vino consagrados son verdaderamente Jesús Resucitado y glorificado, la sustancia, la realidad profunda del pan y vino consagrados, es el cuerpo y la sangre de Jesús. Por el poder de la Palabra de Dios, la realidad profunda del pan y vino, se convierte en el Sacramento de la Eucaristía, en una realidad divina: Jesús Resucitado y Glorioso. *UNA PRESENCIA REAL QUE PERDURA EN NOSOTROS.

¿Qué pasa cuando uno come la hostia consagrada? ¿Su estomago se convierte en copón o tabernáculo? Nada de eso. Al ser ingerido, el pan se deshace en el estomago. Ya no es pan y deja de ser el medio de la presencia del Señor. PERO LA PRESENCIA DEL SEÑOR SIGUE EN EL QUE ACABA DE COMULGAR. ESTA PERSONA SE CONVIERTE A SU VEZ EN EL SACRAMENTO DE LA PRESENCIA PASCUAL DE JESUS EN EL MUNDO. Y ESO ES LO QUE BUSCA EL SEÑOR CON LA EUCARISTIA SU FINALIDAD NO ES LA DE CONVERTIR EL PAN Y EL VINO, SINO CONVERTIR NUESTROS CORAZONES Y NUESTRAS COMUNIDADES, DE MANERA QUE SEAMOS Y PERMANEZCAMOS “EL CUERPO DE CRISTO EN EL MUNDO”.

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Capitulo 8: LA EUCARISTIA: SU CELEBRACION A) LOS CONCELEBRANTES DE LA EUCARISTIA. La misa es la acción más grande del mundo. Y nosotros somos los actores. En efecto, la Eucaristía es una concelebración, una “celebración conjunta”. El sacerdote, el único sacerdote, es Jesucristo. El Sacrificio, el único Sacrificio, es el de Jesús que sigue ofreciéndose. El sacerdote ordenado ha recibido la gracia de presidir y de consagrar el pan y el vino. Es signo, sacramento de Cristo-Cabeza. Pero el fiel, también, sin consagrar el pan y el vino, ofrece a Cristo el pan y el vino y se ofrece a sí mismo. Por eso, el presidente de la Eucaristía habla en plural: oremos…demos gracias La palabra “liturgia” (del griego leitos = público, popular=, y ergon=obra) quiere decir “obra pública”, “acción del pueblo”. La liturgia no solo es asunto del clero: es asunto de toda la comunidad cristiana. El que preside no es propietario de la Eucaristía. Sin embargo, se comporta como propietario cuando impone a la asamblea oraciones y ritos que solo el entiende. Le roba entonces a los bautizados el derecho de concelebrar con él. Los Padres del Concilio Vat. II explican así las razones de la reforma litúrgica promovida por este Concilio. Nuestro propósito es conseguir que los fieles no asistan a la Eucaristía como espectadores mudos y extraños, sino que la comprendan bien en sus ritos y sus oraciones, participen, consciente, piadosa y activamente en la acción sagrada, se alimenten… y den gracias a Dios, que al ofrecer la victima sin mancha, no solamente por las manos del sacerdote, sino unidos a él, aprendan a ofrecerse ellos mismos y día tras día…lleguen a ser uno solo con Dios y entre sí, para que finalmente, Dios sea en todos. ¿Operación cumplida? Todavía no. La verdad es que los sacerdotes no han explicado lo suficiente la Eucaristía. Entonces, tratemos de explicar, de informar…

B) LA HISTORIA DE LA CELEBRACION EUCARISTICA.

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*LA MISA DE LOS ORIGENES.

La misa de los orígenes es la Cena del Señor. Después de que “Jesús subió a los cielos”, los cristianos continuaron reuniéndose en recuerdo de la cena. En la Iglesia de los orígenes, la Eucaristía se celebraba en el transcurso de una verdadera comida, “el banquete del Señor”, los fieles sentados fraternalmente alrededor de los Apóstoles. Se le llamaba “la fracción del pan”, en memoria del gesto de Jesús en la Cena. El Señor había comparado el Reino de los cielos a un banquete. Por eso, los Apóstoles debieron sentirse obligados a mantener, en la medida de lo posible, el marco de un banquete, como Jesús lo había hecho en la Cena. ¿DONDE SE DESARROBA ESTE BANQUETE DEL SEÑOR? No conocemos su ritual preciso pero por los Evangelios y los Hechos, conocemos los principales elementos: Enseñanza de los Apóstoles, plegaria eucarística, el marco del banquete, distribución del pan y del vino consagrado, todo esto en el transcurso de un banquete festivo. ¿Se seguía el ritual pascual judío? No. Este ritual, además de ser muy complicado, era estrictamente reservado a la fiesta de la Pascua. Pero los judíos practicaron otro banquete ritual, el banquete del sábado. Los Evangelios nos hacen pensar que el “banquete del Señor” de la Iglesia primitiva se parecía al banquete del sábado. El banquete comenzaba por los bocadillos (supongo que algunos van a querer resucitar esta costumbre).Era una especie de ritual de acogida. A continuación, cada uno bendecía una copa de vino con una oración. Es la primera copa de que habla (Lc. 22, 17), no es aún la copa consagrada... en seguida se lavaban las manos diciendo una oración, y comenzaba el banquete propiamente dicho. Se llevaba el pan al presidente. Lo bendecía con una oración, lo rompía y lo distribuía a los comensales, evocando el recuerdo de Cristo. Al final del banquete se llenaba la copa otra vez. Esta era la “copa de la bendición”. Al vino se le mezclaba la mitad de agua, y el presidente comenzaba la gran plegaria eucarística. Aquí se colocaría la copa consagrada de (Lc. 22, 20). Sin embargo, esta forma de celebración eucarística no pudo durar mucho tiempo. Muy pronto, en unas comunidades, las dos consagraciones (la del pan y del vino) dejaron de ser separadas por un banquete. Las bendiciones sobre el pan y el vino, quedaron fundidas en una sola plegaria solemne. De este modo, las consagraciones se realizaron bajo una sola bendición.

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Finalmente, se abandonó el banquete propiamente dicho, y aparecen así las grandes líneas de nuestro misal actual. La lengua usada era la lengua que hablaba el pueblo. *LA MISA EN EL SIGLO 2.

Hacia el año 150, en Roma, San Justino (laico y profesor de filo) nos hace una descripción de la misa de su tiempo, tal como se celebraba en Roma y en los países mediterráneos. Los cristianos se reunían para la Eucaristía” el día del sol” (domingo): Este día representa el primer día de la creación cuando Dios sacó la materia de las tinieblas, y el día de la Resurrección. La Eucaristía se celebra en griego, que era entonces el idioma de los pueblos de esta región. Comienza por la Celebración de la Palabra: Proclamación de las Escrituras, en lectura continuada (como hoy día). Después viene la homilía del presidente que exhorta a imitar tan bellas enseñanzas (las de la Palabra de Dios). Después se hace la oración universal. Esta parte de la Eucaristía se termina con el beso de paz. Sigue la Liturgia Eucarística. El grupo rodea el altar presidido por el obispo y su presbiterio y viene el ofertorio del pan y el vino mezclado con agua. Después el presidente reza la Plegaria Eucarística, largamente improvisada a partir de ciertas ideas centrales: alabanza de la Trinidad, relato de la institución eucarística, invocación del Espíritu Santo, sigue el potente amen de la asamblea. Luego se hace la fracción del pan y los diáconos dan a cada uno parte del pan eucarístico y del vino… y se lo llevan a los ausentes. (El pan se da en las manos y el vino se bebe en el cáliz). Finalmente, los que quieren dar, dan libremente según su entendimiento: lo que se recoge se le lleva al que preside y el socorre… a los necesitados. Esta colecta para los necesitados termina la misa. Un buen gesto para hacer pasar la Eucaristía a la vida. *LA MISA EN EVOLUCION (SIGLO 3 AL 16).

El esquema más antiguo de la plegaria eucarística que ha llegado hasta nosotros no es el del “canon romano” de la misa de Pío 5 (plegaria eucarística no. 1), es el de la “tradición apostólica” de San Hipólito, siglo 3, (plegaria eucarística no. 2), con su prefacio irable. En la segunda mitad del siglo 3, la liturgia romana pasa del griego al latín porque el pueblo habla cada vez más latín, siglo 4: se introduce el Aleluya del Evangelio y del Padre Nuestro. Siglo 5, aparecen las tres oraciones o colectas, también el kyrie Eleison, tomado de la liturgia de oriente, puntuado de oraciones litánicas (esto se hace en detrimento de la plegaria

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universal que caerá pronto en el olvido). El beso de paz que sellaba, se corre hasta la comunión. Ya hay mucha gente en las misas: para animar esta muchedumbre, se organiza una procesión de ofrendas y se introducen cantos procesionales (de entrada, de ofertorio, de comunión). Nace el “gradual” que significa “marcha”. Siglo 6, San Gregorio el grande solemniza las fiestas por la introducción del Gloria, y privilegia una plegaria eucarística que suplantará a la de de la “Tradición Apostólica” (Plegaria no.2) y a otras plegarias en vigor en otros países, esta plegaria se convertirá pronto en el “canon” (= regla), que en el occidente adoptará como regla hasta el Concilio Vat.II. Es la plegaria no. 1. Se solemniza el canon con el “sanctus” y el benedictus. Por desgracia, se perdió el Espíritu Santo, (el canon romano no contiene invocación del Espíritu Santo para consagrar el pan y el vino). Siglo 7 y 8, surge una tendencia a la “decoración” y a la solemnidad: grandes incensaciones, ornamentos litúrgicos diferentes de los de la calle, se introduce el lavatorio de las manos y el Agnus Dei. El credo Niceno-constantinopolitano reemplaza el símbolo de los Apóstoles. Por otra parte, para hacer resaltar más el canto del Sanctus, la Plegaria Eucarística, hasta entonces proclamada en voz alta e incluso cantada, se dice en voz baja y, pronto, en el silencio de un simple movimiento de labios: ¡ los asistentes ya no sabrá a que responden “amen”. Siglo 9, se usan diferentes colores litúrgicos. Siglos 10 y 11, la misa se va cargando poco a poco de oraciones que el sacerdote recita en voz baja (al pie del altar, antes del Evangelio, durante la ofrenda, antes de la comunión, durante las abluciones…). Siglos 12 y 13, se añaden el “oremos hermanos” y la elevación de la hostia consagrada (puesto que casi nadie comulgaba, se quería al menos ver la hostia, una creencia supersticiosa decía que si uno miraba la hostia consagrada, estaba seguro de no morirse ese día o esta semana.). Siglo 14, la elevación del cáliz sigue al de la hostia. El “Ultimo Evangelio” (el prólogo de S. Juan) Vendrá a retener a los fieles después de haberlos despedido por el “Pueden ir en Paz”: ¡pura contradicción! LA MISA DE SAN PIO 5.

San Pío 5 fue el papa desde 1566 hasta 1572, consagró su pontificado a actualizar la Iglesia según el Concilio de Trento (1545-1563). De su reforma litúrgica promulgada en 1568 y 1570: imponía breviario y un misal uniformes a todas las Iglesias occidentales que no tuvieran una liturgia desde 200 años antes. Escogió el rito franco-romano, porque era el más extendido. Los

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antiguos ritos (lionés, milanés, carmelitano, dominicano…) conservaron y siguen conservando su fisonomía propia. El mismo Pío 5, que era dominico, siguió usando personalmente su rito dominicano y quizá nunca celebró la “misa de Pío 5” A Reforma de Pío 5 tuvo un gran resultado: el fin de la anarquía litúrgica, es decir, de una liturgia en que cada uno hace lo que le da la gana, de una liturgia que no depende de la autoridad. Por desgracia, la participación del pueblo en la misa fue disminuyendo cada vez más, por el hecho de la supervivencia del latín que solo comprendían los clérigos y las élites. Lo que ha hecho un Papa, otro lo puede deshacer, para hacer algo más adaptado. El Breviario fue revisado y modificado por muchos papas. En cuanto al misal de Pío 5, solo Pío 12 remodeló algo: la liturgia de loa Tres Días Santos en (1956). Después vino el Concilio Vat.II.

B) LA REFORMA LITURGICA DEL CONCILIO VATICANO Llegamos al final de esta larga caminata por el camino de la historia en 1969, el papa Pablo VI ordenaba la entraba de la “misal conciliar” en el texto latino. Dejaba a las Conferencias Episcopales la traducción en los diferentes idiomas. Un año más tarde el Santo Padre Pablo VI declaraba: “Debemos comprender bien los motivos el porque se ha introducido este gran cambio: la obediencia al Concilio… Es voluntad de Cristo, es el soplo del Espíritu Santo los que llama a la Iglesia a este cambio”. ¿Qué había, pues, decidido el Concilio Vat.II? II? en su constitución sobre la liturgia (1963) HABIA PRECISADO LOS DOS EJES DE LA REFORMA LITURGICA SIMPLIFICACION Y RESTAURACION. Simplificación

¡ESO SI! ¡QUE ES SIMPLIFICACION!

Durante los siglos anteriores, se había exagerado hasta el exceso el arte religioso: una belleza por aquí, y otra por allá, un adorno por aquí, y mucho oro y algunas piedras preciosas por allá…mucho esplendor. Así las bellas catedrales se sobrecargaron con imágenes, adornos, etc. De la misma manera, la liturgia eucarística había perdido su simplicidad y había llegado a ser como una estatua tan adornada que ya no se podía saber bien lo que había debajo de los adornos.

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Por eso, el primer cuidado del Concilio fue de expurgar (leer S: C:… No. 50 a y b). Así han desaparecido: el segundo “confiteor” antes de la comunión, la forma triple del “Señor, no soy digno”, la mejor parte de las oraciones secretas del sacerdote, el último Evangelio, etc. Restauración:

• • • • • •

Dice el Concilio Vat.II: “Restablézcanse de acuerdo con la primitiva norma de los Santos Padres, algunas cosas que han desaparecido a causa del tiempo, según se estime conveniente o necesario.” Y el Concilio decide que se restituya: La Proclamación continúa de las Escrituras (S. C. 51), La Homilía, incluso en las misas de la semana. (S: C: 52). La oración universal u oración de los fieles, los domingos y fiestas de precepto. (S: C: 53). La lengua del País (S: C: 54). La Comunión tradicional bajo las dos especies. (S: C: 55). La Concelebración (S: C: 57).

Tal es la voluntad del Concilio, de la Iglesia, del Espíritu Santo. La liturgia debe obedecer a esta voluntad, si no lo hace, se vuelve anárquica, victima de los gustos y caprichos de Fulano y Mengano. La liturgia se puede volver anárquica de dos maneras: • Entregándose a su propia fantasía, Prescindiendo de las normas de la Iglesia. • Guardando textos y ritos de los siglos pasados, que ya no son los de la Iglesia de hoy. Entre estas dos posturas anárquicas, existe el vasto campo de las opciones libres explicitas previstas por la reforma, y también las adaptaciones ocasionales que la caridad pastoral inspira a los sacerdotes respetuosos, a la vez del misterio divino que celebran y de los participantes.

D) CELEBRAR CON FE Y CON NUESTRO CORAZON. Para muchos, la liturgia queda algo extraño y aburrido a pesar de la reforma. Y no es siempre culpa de ellos. A menudo, nadie se ha preocupado por enseñarles el sentido de los ritos y de las oraciones, su historia, etc. LO QUE HA FALTADO A LA REFORMA LITURGICA HA SIDO LA INFORMACION. Pero no es demasiado tarde.

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LO QUE RESALTARA MAS DIFICIL SERA COMBATIR EL CANCER DE LA LITURGIA: LA RUTINA. Tanto los laicos como los sacerdotes “se acostumbran” a las celebraciones después de celebrarlas tantas veces. Muchos participan o presiden la Eucaristía como robots, lo hacen por costumbre, pero su corazón no está implicado. ¿Basta hacer los ritos y decir las palabras de la celebración? De ninguna manera. En los ritos sacramentales, el Señor busca la fe y la voluntad de entrega de los participantes, se fija más en el corazón de uno que en los ritos. ¡Cuantas de nuestras misas, con sacerdote ordenado, con pan y vino debidamente consagrados, nos dejan sin convertir! Muchas celebraciones de la Palabra o reuniones de oración, en las que no hay sacerdote ordenado ni pan ni vino consagrado, logran convertir a los participantes porque en estas celebraciones abunda la fe y la voluntad de entrega a Dios y a los hermanos. La fe de estos pobres de corazón debería avergonzarnos, nosotros que salimos a menudo de nuestras Eucaristías cotidianas tan fríos como antes.

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Capitulo 9: LA EUCARISTIA: EL SACRAMENTO DE LA RESURRECCION A) LA EUCARISTIA DEL DOMINGO, DEL “DIA DEL SEÑOR” DEL DIA DE LA RESURRECCION. El primer de la semana judía - por tanto – al día siguiente del sábado – los discípulos corren a la tumba de Cristo. Estupor: está vacía (Lc. 24, 1…Jn. 20, 1…). ¡No saben todavía que es el día de la resurrección! Este mismo día, a unos 12 kilómetros d, el Resucitado celebra la Eucaristía - la segunda – con los discípulos de Emaús. ESTA EUCARISTIA TIENE TRES MOMENTOS QUE HAY QUE DESTACAR BIEN.: Primero Jesús les comentó las Escrituras, explicando a su luz lo que había pasado. Liturgia de la Palabra, después a la mesa con ellos “Tomó Pan, lo bendijo, lo partió y se los dio (Lc. 24, 30). Lectura del banquete eucarístico Finalmente se levantaron para volver a Jerusalén y contaron lo sucedido. …(Lc. 24, 33). Liturgia de la vida y de la misión. La tarde de este mismo domingo de Resurrección, Jesús se apareció a sus Apóstoles, vivió con ellos los mismos tres momentos: Palabra, Banquete y Misión. “Mirad mis manos y mis pies…” Palabra que ilumina la fe. Después come con ellos. Es el Banquete del Señor. Finalmente les envía a una misión: “Como Padre me envió, así os envío yo a vosotros” y sopló sobre ellos diciendo “Reciban el Espíritu Santo… (Lc. 24, 36-49…Jn. 20, 19-23). Es el Primer domingo de la Iglesia. Resurrección de Cristo, su manifestación en la asamblea de los suyos, la comida eucarística, el don del Espíritu y el envío misionero… tal es la Pascua cristiana en su plenitud. El domingo es la celebración del misterio Pascual. *EL DOMINGO = EL DIA DEL SEÑOR.

Desde antes del final del primer siglo, se dio al primer día después del sábado, el primer día de la semana, el nombre de domingo, que significa “Día del Señor”.

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La expresión “Día del Señor”, aparece muchas veces en el Antiguo Testamento para designar una intervención de Dios. Después de la intervención de Cristo, los cristianos dieron a la expresión “Día del Señor” un doble sentido: • La conmemoración del triunfo Pascual de Jesús. • Y el anuncio del Reino definitivo de Dios, de la segunda venida de Jesús (Parusía). Bien, pronto las comunidades cristianas celebraron con un culto, cada domingo, esta CONMEMORACION y esta ESPERA. (Hch. 20, 7…1Co. 16, 2). *CELEBRAR TODAS LAS SEMANAS, Y NO SOLEMENTE UNA VEZ AL AÑO.

Los primeros cristianos celebraron cada semana, por la Eucaristía, la Resurrección de Cristo, la Pascua Cristiana. Ya desde el principio, la Iglesia quiere que el misterio pascual, la acción salvadora de Cristo, sea acogido en cada momento de la vida. No quiere decir que sea solo un paréntesis al margen de la vida, un paréntesis que se recuerda solo una vez al año. Como hacen muchos cristianos de semana santa. El Concilio Vat. II dice: “El domingo es la fiesta primordial… no se antepongan otras solemnidades, a no ser que sean de veras de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico. (S: C: 106). B) LA IGLESIA ES UNA COMUNION. TIENE LA OBLIGACION DE REUNIRSE.

Iglesia significa asamblea. El Concilio Vat. II presenta la Iglesia como el pueblo de Dios y como un sacramento, es decir, como un signo y un instrumento de intimidad con Dios y una unidad entre los hombres. Luego, para la Iglesia, es una obligación fundamental la de vivir esta intimidad y esta unidad, de ahí viene su obligación de reunir a sus . La Iglesia, tal como la quiere Dios, tal como la forma el Espíritu, es la Iglesia tal como la vemos el día de Pentecostés y en las primeras comunidades cristianas (Hch. 2, 4). ¿Qué vemos en esta Iglesia? Varias personas que tienen un solo corazón que participan juntas de la fe, de la Palabra, de la Oración, de los bienes, de la Eucaristía, de la alegría… La Iglesia primitiva que acababa de salir nueva de las manos de Jesús, era una COMUNION Y UN SIGNO DE UNIDAD Y DE AMOR.

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Esta es la Iglesia tal como Jesús la quiere. No vayamos a pensar que era más fácil reunirse para los primeros cristianos que para nosotros. Al contrario. El domingo no era feriado en este tiempo y los cristianos tenían que trabajar (solo en el siglo 4 el domingo llegará a ser día feriado). Además, a causa de las persecuciones, las reuniones del domingo ponían la vida de los cristianos en peligro. Los primero cristianos hubieran tenido muy buenos pretextos para no reunirse… Sin embargo, insistían en la importancia de estas reuniones: “No abandonen sus asambleas…más bien anímense unos a otros…” (Hch. 10, 25). En plena persecución, a principios del siglo 2, San Ignacio de Antioquía repite la misma exhortación: “Que nadie se extravíe: si alguien no está dentro del santuario, se priva del plan de Dios. Porque si la oración de dos personas juntas tiene tal fuerza, cuánto más la del obispo y la de toda la asamblea”. E Ignacio precisa: en torno al altar, cuando la comunidad de los hermanos se reúne, SE EXPRESA LA UNION DE LA IGLESIA, alejarse de forma habitual de esta reunión, es separarse de la Iglesia y, por tanto, es separarse de Dios. Para San Justino, martirizado hacia el año 165, toda la comunidad debe participar de estas reuniones. Por tanto, se lleva el pan y el vino consagrado a los que no han podido asistirPARA JUSTINO Y PARA LA IGLESIA DE SU TIEMPO, LA PARTICIPACION DE TODOS EN LAS ASAMBLEAS DOMINICALES ERA ESENCIAL PUESTO QUE ERA SIGNO DE LA UNIDAD DE LA IGLESIA. Hace poco un padre de familia decía: “Voy a la misa del domingo para participar en el sacrificio de Cristo con los demás cristianos de mi parroquia. Quiero formar parte del pueblo cristiano”. Este hombre tiene conciencia de que no basta con ser bautizado y hondureño para formar parte del pueblo de Dios. Cristo no ha querido un pueblo cuyos pasan su vida aislados unos de otros, encerrados en sus casas y en sus propias actividades. Cristo quiere un pueblo que sea TESTIGO (“seréis mis testigos”), TESTIGOS DE LA FE CRISTIANA Y DEL AMOR MUTUO. La participación en la Eucaristía es la base y el signo de esta comunión de fe y de amor. ¿Puede creerse fiel al que se ausenta de la asamblea sin un motivo serio? Si el bautizado es miembro de la Iglesia y miembro de Cristo, ¿tiene derecho a estar ausente del banquete en que precisamente, el pueblo de Dios se constituye en Cuerpo de Cristo por la Eucaristía, no formando más que uno con Cristo y con los hermanos por la comunión?

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La Iglesia debe ser signo de unidad y de amor. No es algo opcional, es algo exigido por Jesús en la primera Eucaristía: “que se amen los unos a los otros…en esto conocerán todos que son mis discípulos: si se aman los unos a los otros” (Jn. 13, 34-35). ¿Son signos de amor y de unidad esas asambleas dominicales en que los niños no ven a sus padres, o en que las esposas no ven a sus esposos, o en que los viejos no ven a los jóvenes…? La práctica de la asamblea dominical eucarística no es un capricho de los curas. Es una tradición que se fundamenta en la vida de los Apóstoles de una parte, y, de otra, en la teología Iglesia-Comunión, signo de amor y de unidad.

C) ¿ES “OBLIGATORIA” LA MISA DOMINICAL? Asistir a la misa dominical es: • Responder a la llamada de Jesús y unirnos íntimamente a El. • Y realizar juntos el signo de la Iglesia, signo de Comunión y amor. Hacer esto no depende fundamentalmente de una ley o de un precepto, Viene de una convicción interior. Podremos tal vez llenar nuestras Iglesias si obligamos a nuestros feligreses a asistir a misa, amenazándolos con el “fuego” del infierno. Pero Dios no quiere que el banquete eucarístico sea un trabajo forzado motivado por el miedo. NUESTRA MISION COMO PASTORES NO ES LA DE OBLIGAR, SINO CONVENCER, DE FOMENTAR EL GUSTO POR PARTICIPAR EN LA EUCARISTIA, DE HACER SENTIR SU NECESIDAD VITAL Pero ¿hay obligación de asistir a la misa dominical? La palabra “obligación” es muy ambigua. Hay que distinguir la OBLIGACION-OBJETO, (la norma, la ley) y la OBLIGACION-SUJETO (la obligación moral, la exigencia interior, la necesidad vital): • LA OBLIGACION-OBJETO es la ley del grupo. Todas las organizaciones políticas, religiosas, etc. tienen unas leyes para asegurar la vida del grupo. La Iglesia tiene una ley que “obliga” a la celebración dominical. • LA OBLIGACION-SUJETO es una obligación moral. Si yo conozco lo que es ser cristiano, lo que Cristo me ofrece en la Eucaristía y lo que debe ser la Iglesia, voy a sentir una obligación moral, una exigencia interior, una necesidad vital de participar en la Eucaristía. Si no participo, estoy en contradicción con migo mismo (como la persona que sabe que es

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necesario comer para vivir y que decide tratar de vivir sin comer). Si no participo, me condeno a mí mismo. Desobedecer la OBLIGACION-OBJETO es romper con la comunidad de la Iglesia, lo que es ya grave Desobedecer con la “OBLIGACION-SUJETO es romper con uno mismo, lo que es ya grave. En vez de poner el acento en la “obligación-objeto”, deberíamos poner el acento en la “exigencia interior, la necesidad vital” que empuja a cada uno a ser fiel a su corazón y a su conciencia. La Ley de Cristo se basa en el amor y consiste en dejarnos conducir por el Espíritu Santo. El Espíritu, si lo escuchamos y somos sinceros, nos conducirá a la Eucaristía. Si resistimos a esta invitación (y es fácil encontrar el pretexto: leer Lc. 14, 16-24), me condeno a morir puesto que me corto de la fuente de la vida. Además, amputo un miembro a la Iglesia al privarla de mi presencia. Mi ausencia hace que la Iglesia sea un signo menos de amor y de unidad. Y si todos hacen eso, no habrá Iglesia. Pero ¿por qué tengo que participar cada semana? ¿Una vez al mes o al año no sería suficiente? Si una persona decide nutrirse solo una vez al mes, se condena a morir. Pero si participo de la Eucaristía el miércoles con mi grupo apostólico, ¿tengo que ir el domingo? El domingo es “El día del Señor”, el día por excelencia para celebrar la Pascua cristiana. Además, durante la semana no es posible “hacer la Iglesia, la asamblea”, solo puede reunirse pequeños grupos y los pequeños grupos que desprecian al grupo grande, no son más que sectas, dice un obispo francés. Estos grupos que desprecian la comunidad parroquial, hacen que la Iglesia sea un signo muy pobre de comunión, amor y unidad. No digamos, pues, “ya no hay obligación de la misa dominical”. Es falso. La Eucaristía no se basa en lo permitido o lo prohibido. Tampoco se basa en el gusto del momento. LA IGLESIA NO PUEDE RENUNCIAR A SER LO QUE ES: LA ASAMBLEA PASCUAL Y FESTIVA DE LOS QUE CREEN en EL RESUCITADO Y COMULGAN CON EL.

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D) LA PALABRA DE DIOS, PARTE ESENCIAL DE LA EUCARISTIA Sin la fe no se puede reconocer ni encontrar a Cristo en el pan eucarístico. Ahora bien, la fe nace de la Palabra de Dios. Jesús y S. Pablo lo dicen claramente: “Todo hombre que escucha al Padre recibe su enseñanza, viene a mí…” (Jn. 6, 45-46): “La fe nace de una predicación y lo que se proclama es la Palabra de Cristo” (Rom. 10, 17). ¡Cuantos feligreses llegan tarde a la liturgia de la Palabra! ¿Piensan acaso que la misa comienza con el ofertorio? La misa comienza en la reunión que precede a la señal de la cruz inicial, comienza en el canto de entrada. Los que llegan después de la Palabra pierden tanto de la misa como los que se salen entonces. No se puede colocar la Palabra de Dios al margen o por debajo de la liturgia eucarística. Jesús es el pan de vida primero porque es Palabra del Padre, creer en su palabra es ya participar en la verdadera vida. Mientras que comer el cuerpo de Cristo sin creer en su palabra, no tiene ningún sentido y queda sin efecto. La Palabra de Dios es un verdadero Pan de vida. Da la vida y la vida eterna. Cristo mismo lo dice: “Todo hombre que escucha al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí…” “y si el Padre lo atrae hacia mí, yo lo resucitaré en el último día” (Jn, 6, 54…6, 44). “Felices sobre todo los que escuchan la Palabra de Dios y la practican” (Lc. 11, 28). *CRISTO, PAN DE VIDA POR EL DON DE SU PALABRA Y POR EL DON DE SU CUERPO.

Cristo verbo del Padre, Cristo-Palabra de Dios, es ya plenamente “pan bajado del cielo”. Cuando el Evangelio sigue diciendo: “el que coma de este pan vivirá para siempre” (Jn 6, 51), nada nos obliga a pensar de que se trata de la hostia más que de su Palabra. Aceptar la Palabra de Jesús y vivir conforme a ella, es ya comulgar, porque es unirse a Cristo, dice San Agustín Pero la Palabra no es el único pan de vida. Jesús añade: “el pan que yo daré es mi carne” (Jn. 6, 48-58) La Palabra y el Pan tales son los dos alimentos que dan vida y fuerza eterna a los cristianos. No hay que separar estos dos alimentos. El Concilio Vat II lo prohíbe: “La liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística están tan estrechamente unidas entre si que constituyen un solo acto

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de culto. Por eso, el santo Concilio exhorta a los pastores a enseñar a los fieles que han de participar en la misa entera. (S. C. 56). *TODA LA MISA ES PALABRA DE DIOS.

Abran un misal, o simplemente sus oídos, y constatarán que la Palabra de Dios esta presente del principio al fin de la misa. Además, toda proclamación de la Iglesia en la liturgia, como el Credo, toda oración litúrgica de la Iglesia, aunque no esté tomada de la Escritura, está inspirada por el Espíritu de Jesús. Es, pues, la Palabra la que, de un extremo a otro, realiza la Eucaristía, como realiza todos los sacramentos. El Concilio dice: “Cristo está presente en la Palabra, porque es EL quien habla cuando se leen en la Iglesia las Sagradas Escrituras” (S. C. 7). Entonces, no separemos PALABRA Y SACRAMENTO. Toda la misa es Palabra de Dios. El Concilio dice también “La Iglesia ha venerado siempre las divinas Escrituras de la misma manera que ha venerado el cuerpo del mismo Señor. No cesa, sobre todo en la sagrada liturgia, de tomar el pan de vida en la mesa de la Palabra y en la mesa del Cuerpo de Cristo para ofrecerlo a los fieles” (D. V. 21). “venerar de la misma manera la Palabra y el Cuerpo de Cristo”, dice el Concilio. Sabemos con que precaución respetuosa guardamos el Cuerpo del Señor ¿Tomamos la misma precaución respetuosa cuando se trata de la Palabra?

E)

UNAS NORMAS DEL DERECHO CANONICO SOBRE LA EUCARISTIA.

El Derecho Canónico dedica 62 cánones al Sacramento de la Eucaristía (cc. 897-958). Dejaremos aparte las normas en materia específicamente litúrgica o ceremonial, puesto que las estudiamos en las hojas de liturgia “unas orientaciones prácticas….” • El Sacrificio Eucarístico… es el culmen y la fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana, por el que se significa y se realiza la unidad del pueblo de Dios y se lleva a término la edificación del Cuerpo de Cristo… • en la asamblea eucarística… presidida por el obispo o por un presbítero bajo su autoridad, que actúan personificando a Cristo, el pueblo de Dios se reúne en unidad, y todos los fieles que asisten….concurren tomando parte activa, cada uno según su modo propio, de acuerdo con la diversidad de ordenes y de funciones litúrgicas…(cc. 899, 2). • Celebra lícitamente la Eucaristía el sacerdote no impedido por la ley canónica… (C. 900, 2). • Los sacerdotes, teniendo siempre presente que en el misterio del Sacrificio eucarístico se realiza continuamente la obra de la redención, deben celebrar frecuentemente, es más, se recomienda la celebración diaria, y todos los fieles que asisten… la cual, aunque no pueda

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tenerse con asistencia de fieles, es una acción de Cristo y de la Iglesia, en cuya realización los sacerdotes cumplen su principal ministerio. (c. 904). • Son ministros ordinarios de la Sagrada Comunión, el obispo, el presbítero y el diácono. Es ministro extraordinario, el acólito, o también otro laico designado según el c. 203, 3 (c. 910) • Todo bautizado a quien el derecho no lo prohíba, puede y debe ser itido a la Sagrada Comunión. (, 912). No deben ser itidos a la Comunión, los excomulgados y los que estén en entredicho… y los que obstinadamente persisten en un manifiesto pecado grave. (c. 915) • Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave, no celebre la misa ni comulgue sin acudir antes a la confesión sacramental, a no ser que concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse, y en este caso, tenga presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes. (c. 916). • Para que pueda istrarse la Eucaristía a los niños, se requiere que tenga suficiente conocimiento y hayan recibido una preparación cuidadosa, de manera que entiendan el misterio de Cristo en la medida de su capacidad y puedan recibir el Cuerpo del Señor con fe y devoción. (c. 913). • Los padres en primer lugar, y quienes hacen sus veces, así como también el párroco, tienen la obligación de procurar que los niños que han llegado al uso de razón se preparen convenientemente y se nutran cuanto antes, previa a la confesión sacramental, con este alimento divino, corresponde también al párroco vigilar que no reciban la Eucaristía los niños q aún no hayan llegado al uso de razón, o los que no juzgue suficientemente dispuestos. (c. 914). • Quien ya haya recibido la Eucaristía puede recibirla de nuevo el mismo día solamente dentro de la celebración eucarística en la que participe. (c.917). (Es muy aconsejable que vuelvan a comulgar los que se encuentren en peligro de muerte. (C. 921, 2).). • Quien vaya a recibir la Eucaristía ha de abstenerse de tomar cualquier alimento y bebida al menos desde una hora antes de la Comunión, a excepción solo del agua y de las medicinas. (Esta norma no se aplica al sacerdote que celebra una segunda o tercera misa el mismo día, a las personas de avanzada edad o enfermas y a quienes las cuidan. (c. 919) • Todo fiel, después de la primera Comunión, esta obligado a comulgar por lo menos una vez al año. Este precepto debe cumplirse durante el tiempo pascual, a no ser que por causa justa se cumpla en otro tiempo dentro del año, (c. 920) • Se debe istrar el viático a los fieles que por cualquier motivo, se hallen en peligro de muerte. (c. 921) • ístrese la comunión bajo una sola especie, la del pan o, de acuerdo con las leyes litúrgicas, bajo las dos especies, en caso de necesidad, también bajo la especie del vino. (c. 925)

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CONCLUIMOS ASI LOS 5 CAPITULOS QUE HEMOS DEDICADO AL ESTUDIO DE LA EUCARISTIA.

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Capitulo 10: EL SACERDOCIO. CRISTIANO. A) JESUCRISTO, EL UNICO SACERDOTE. ¿Qué es el sacerdocio cristiano? Para contestar, debemos partir de Cristo puesto que no hay más que un sacerdote, Cristo, y un solo sacerdocio, el suyo. Todas las religiones siempre han tenido sus ministros de culto, sus “sacerdotes”. El pueblo judío tenía incluso su tribu sacerdotal, la tribu de Levi. Moisés y Aarón pertenecían a este grupo sacerdotal. Aarón fue el primer sumo “sacerdote” (Ex. 29). En tiempos de Jesús, sacerdotes y levitas, descendientes de Aarón, se relevaban en el Templo de Jerusalén para presidir las liturgias y ofrecer los sacrificios. Hay que notar que esta función “sacerdotal” no comprometía a su persona, ya que lo que los sacerdotes ofrecían y sacrificaban no era su vida, sino dones y animales. PODEMOS DECIR QUE NO ERAN MAS QUE LOS “FUNCIONARIOS” DEL CULTO DE ISRAEL. JESUS NO CONTINUARA ESTE SACERDOCIO DE AARON. La carta a los Hebreos dirá de Jesús: “Tu eres para siempre sacerdote como Melquisedec” (Melquisedec, es ese Rey de Salém que se presentó ante Abraham, sin antepasados ni descendientes, como si hubiera venido directamente del cielo y hubiera retornado inmediatamente al cielo). Jesús pertenecía a una tribu (Judá) de la que nadie había tenido una función sacerdotal. En su juventud, frecuentó la sinagoga, pero como simple fiel. Cuando lee y comenta a Isaías en la sinagoga (Lc. 4) es a titulo de laico... en su tiempo los sacerdotes no funcionaban más que en el Templo de Jerusalén. En las sinagogas, no se ofrecían sacrificios y la gente se reunía allí el sábado para recitar salmos, leer la Escritura y escuchar su explicación de boca de los rabinos, de los maestros que eran laicos y no sacerdotes. Jesús nunca aceptó el titulo de sacerdote, puesto que no quería identificarse con los sacerdotes judíos. Ninguno de los escritos del N. T. le atribuye este titulo, salvo la carta de los hebreos (veremos porqué). EL SACERDOCIO DE CRISTO, EL UNICO VERDADERO, ES COMPLETAMENTE DIFERENTE DEL SACERDOCIO JUDIO, LO QUE CRISTO OFRECE Y SACRIFICA NO SON ANIMALES SINO SU PROPIA VIDA PARA RESCATAR A TOSO (Mc. 10, 45).

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La carta de los hebreos, escrita hacia el año 70, quiere demostrar que el sacerdocio de los judíos ha sido retirado para dar paso al verdadero y único sacerdocio de Cristo. En sus páginas, ya no es posible confundir el sacerdocio de Cristo con el de los judíos. De esta manera, S. Pablo puede llamar a Jesús SACERDOTE y SUMO SACERDOTE sin correr el riesgo de ser mal interpretado. Es que con la venida de Jesús, las palabras sacerdote y sacerdocio y sacrificio ya no tiene el mismo sentido que antes. Ya no es cuestión de ritos, sino de amor, no se trata de sacrificar dones y de inmolar animales, sino de darse y sacrificarse así mismo. La carta de los hebreos lo dice clara y bellamente: “No llevaba sangre de chivos ni de novillos, sino su propia sangre, y con ella entró de una vez por todas al santuario, consiguiendo rescatarnos para siempre. En efecto, la sangre de los chivos y de los toros y la ceniza de ternera con que se rociaba a los que tenían alguna culpa, los hacían santos y puros, según criterios humanos. Pero Cristo hizo mucho mejor cuando, movido por el Espíritu Santo, se ofreció a Dios como victima sin mancha… por esa razón es MEDIADOR de una Alianza nueva” (Hb. 9, 11-15)

JESUS, “MEDIADOR DE UNA ALIANZA NUEVA”.

MEDIADOR, esta es la gran palabra Recordemos que el pecado es ruptura: ruptura del hombre con Dios, y del hermano con el hermano… La salvación en cambio, es comunión: comunión con la fuente de vida, Dios, comunión con los hermanos… Pero el hombre se ha separado de Dios, ha cortado el puente que lo unía a Dios: lleno de egoísmo, ya no puede unirse con el amor. Solo Jesús puede ser el puente, el mediador entre Dios y el hombre. Y el Verbo de Dios se hizo carne. El Hijo de Dios se encarnó en Jesús, uniendo así en su persona a Dios y al hombre. Jesús es el mediador perfecto. Su Sacerdocio, el único sacerdocio, es una TRIPLE MEDIACION. • Dios Padre lo envía al encuentro de los hombres =mediación apostólica. • Para reunir a los hombres en un solo redil = mediación pastoral. • Y conducirlos en su “transito”, en su “pascua”, hacia el Padre = “mediación sacrificial”

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B) LA TRIPLE MEDIACION DE CRISTO-SACERDOTE (modelo del misterio cristiano) 1.- LA MEDIACION APOSTOLICA DE CRISTO El primer tiempo del servicio sacerdotal de Cristo, es su envío por el Padre para restablecer la comunión entre Dios y el hombre. Cristo es el Apóstol. Que quiere decir enviado. (“Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo…para rescatar… y para que recibiéramos la filiación divina”). (Ga. 4, 4-5). Cristo-Apóstol es el buen samaritano que viene de lejos y que, movido a compasión, se acerca, precisamente después de que el sacerdote y el levita judíos hubieran pasado de largo dejando a esta humanidad medio muerta. Un samaritano que se compromete personalmente a vendar las heridas y a derramar vino y su aceite para curar el enfermo, un samaritano que carga al moribundo en su propia montura, que lo cuida y paga por su curación…(Lc. 10, 29-37). ¡Este tipo de sacerdocio exige muchísimo más que ofrecer animales en sacrificios! Cristo-Apóstol es el buen Pastor que no puede permanecer cómodo en su cielo, cuando su oveja (la humanidad) se ha extraviado. Parte en su busca descendiendo a la tierra…hasta que la encuentra… la pone alegre sobre sus hombros y la devuelve al redil. (Lc.15). En un primer tiempo, Cristo-mediador restablece, pues, la comunión entre Dios y los hombres . 2.- LA MEDIACION PATORAL DE CRISTO. Además de restablecer la comunión entre Dios y los hombres, Cristo-Sacerdote restablece la comunión entre hombres divididos. Es el aspecto “pastoral” del sacerdocio de Cristo: “Lograr la unidad de los hijos dispersos de Dios” (Jn. 11, 52). Cristo-Sacerdote es el buen Pastor que reúne a las ovejas dispersas. El asume este servicio desde los primeros días de su vida pública: • Congrega una primera comunidad: sus discípulos. • Da a esta comunidad el sacramento de la unidad – la Eucaristía – que será el sacramento de la reunión, de la unidad y del amor, el sacramento de la Alianza: Alianza con Jesús y alianza entre los .

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• Toda la vida de Jesús nos muestra la gran preocupación del Buen Pastor de reunir a todos los hombres: la ley que les da: “ámense los unos a los otros”, su oración por ellos: “Que sean uno, Padre, como Tu y Yo somos uno”, Su último ejemplo: “Laven los pies de sus hermanos”, su señal: “se les reconocerá como mis discípulos por su caridad mutua”, y sus consignas: “amen a sus enemigos”, “vayan a todas las naciones”, “si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las 99 y va en busca de la descarriada hasta encontrarla” (Lc. 15, 4-6).? 3.- LA MEDIACION “SACRIFICIAL DE CRISTO”. El tercer tiempo de la misión mediadora de Cristo-Sacerdote, es su vuelta al Padre, con toda la humanidad en pos de él, a través de la cruz, muerte y resurrección, es decir, a través de su sacrificio. Por favor, no vayamos a caer en el error de los que predican que Dios-Padre exigió la muerte de su Hijo como pago del rescate de la humanidad. El Padre no es sanguinario. El sacrificio de Jesús no es plato de sufrimientos presentado a un Dios vengador, para apaciguarlo. Dios no tiene necesidad de ser “apaciguado”: es El quien nos trae gratuitamente la salvación: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su único Hijo…para salvarlo.” (Jn. 3, 16-17). Salvarlo ¿Cómo? Mandándonos a su Hijo para que nos enseñe el camino que conduce a la comunión con Dios “Yo soy el camino”, nos dice Jesús. Este camino es un camino de amor, de amor que lucha contra el mal hasta la muerte, hasta el martirio si es necesario: “El Buen Pastor da la vida por las ovejas….” (Jn. 10, 11-15). Este camino de amor y de entrega total, es un camino de cruz. La lucha contra el mal y el egoísmo supone sacrificios, pero la clase de sacrificios que hacían los sacerdotes judíos. Aquí esta la gran novedad del sacerdocio de Cristo y, por ende, el sacerdocio cristiano: no se trata de sacrificar un animal, se trata de sacrificarse a sí mismo. La sangre derramada es la del sacerdote y no la de un animal. Es el signo más del amor: dar su vida. Pero este camino de amor y de cruz conduce a la gloria, es decir, a comunión perfecta con Dios. Con el don total de sí mismo, Jesús destruye el egoísmo y la muerte, resucita y se reúne con su Padre. Pero no está solo, puesto que Jesús es plenamente Dios y plenamente hombre, es toda la humanidad que, incorporada a El se reúne con el Padre. Decir que Cristo es el único sacerdote, es afirmar que El solo realiza la comunión del hombre con Dios. Por eso, es el único mediador.

B) PARTICIPAMOS DEL SACERDOCIO DE NUESTRA CABEZA, CRISTO.

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EL SACERDOCIO COMUN DE LOS BAUTIZADOS.

Jesús es el único sacerdote, el único mediador. Pero, ¿Qué pasa con los que están unidos a Jesús? Es una pregunta importante porque estamos unidos a Jesús, tan unidos como los están unidos al cuerpo y a la cabeza: “Somos del Cuerpo de Cristo” (Ef. 5, 30. Col. 1, 18). En efecto, nuestro Bautismo nos “cimenta” en Jesucristo y hace que formemos con El un solo Cuerpo: nos “incorpora” a El dándonos la vida que él tiene y haciéndonos participantes de todo lo suyo. Si nuestro Bautismo nos participantes de todo lo que es de Cristo, nos hace participantes de su sacerdocio. ES LO QUE LLAMAMOS EL SACERDOCIO COMUN DE LOS BAUTIZADOS. Por eso, S. Pedro – mejor dicho – el Espíritu Santo – decía a los cristianos de entonces y de hoy: “Ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios eligió para que fuera suyo y proclamara sus maravillas”(1 Pedro, 2, 9). Y San Juan decía a las Iglesias de Asia – y a nosotros - : “Jesucristo… ha hecho de nosotros un Reino de sacerdotes para su Dios-y Padre (Ap. 1, 5-6). San Agustín decía, “No solo fue la cabeza la que recibió la unción, sino también el cuerpo, y el cuerpo somos nosotros. Jesús nos incorpora a El, nos hace sus , a fin de que en El seamos CRISTO TAMBIEN NOSOTROS. Por eso la unción que constituye al rey y al sacerdote 8Cristo9 pertenece a todos los cristianos” (Coment. Salmo 36). No nos ahoguemos en todas estas citaciones, todas dicen la misma cosa: ser cristiano es ser sacerdote (participante del sacerdocio de Cristo). Y uno es cristiano y sacerdote por su Bautismo. Dentro del sacerdocio hay muchas funciones, y todos los bautizados están llamados por Dios a ejercer la misma función (ministerio), pero todos tienen la misma dignidad: la de ser hijos y sacerdotes de Dios.

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Si mi Bautismo me hace participante del sacerdocio de Cristo, tengo que comportarme como Cristo-Sacerdote. En otras palabras, tengo que ejercer la triple mediación de Cristi-Sacerdote: ir al encuentro de todos los hombres, reunirlos y subir con ellos al Padre a través del sacrificio de toda mi vida. Trataremos ahora de profundizar esta vocación que tenemos todos: la de ser sacerdotes y mediadores.

D)

LA VOCACION SACERDOTAL Y MEDIADORA DE TODOS LOS BAUTIZADOS.

Resumiendo lo que acabamos de ver: Cristo es el único sacerdote. Pero su cuerpo, la Iglesia, es totalmente sacerdotal con El. Cristo el único mediador. Pero quiere ejercer su mediación con y por su cuerpo. Compartir su naturaleza divina, es compartir su servicio de mediación. Este servicio fue triple: ir al encuentro de los hombres congregarlos, y llevarlos al Padre a través de su sacrificio pascual. Animados por el mismo Espíritu, los bautizados ejercen el mismo triple servicio. PRIMERA MEDIACION: DIOS NOS ENVIA A LOS HOMBRES.

“Como mi Padre me envió, así les envío yo”, “Yo soy la luz del mundo…. Ustedes son la luz del mundo” (Jn. 8, 12…Mt. 5, 14). Pero antes de ser la luz del mundo, hay que cargar nuestras baterías. De ahí la importancia de la oración, de la meditación y de nuestras asambleas litúrgicas en las que comulgamos con la Palabra de Dios, y nos fortalecemos con su Cuerpo y con su Sangre... Cargadas nuestras baterías, Dios nos manda a anunciar la Buena Nueva a todos. Exactamente como Pedro y Juan: “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído. (Hch. 4, 20). “Sacerdos”= “dar el mensaje sagrado” Pontifex= a hacer puente entre Dios y los hombres, y entre los hombres Tal es el papel de los bautizados-confirmados, su vocación misionera “Lo que hemos visto y oído se lo damos a conocer, para que estén en comunión con nosotros (1Jn, 1-3) SEGUNDA MEDIACION: DIOS NOS ENVIA A CONGREGAR A LOS HOMBRES EN CRISTO.

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Para poder unir hay que ser unido. El ejemplo debe preceder a la predicación. Debemos formar entre nosotros un solo cuerpo a pesar de nuestras diversidades (1Co. 12, 1213). El problema es que estamos divididos. Si no lo itimos, no haremos nada para suprimir nuestras divisiones. Estamos divididos a causa de nuestros egoísmos, de nuestras visiones, de las desigualdades que aceptamos… ¿Quien fundará, siguiendo las huellas de Cristo y de Pablo, el movimiento de “los cristianos por la igualdad”? (2Co. 8, 9-13). La igualdad es condición para no tener más que un solo corazón, como la primitiva Iglesia. Solamente entonces los otros dirán: “¡Miren como se aman!”. Solo entonces nos recibirán y nos creerán. LA UNIDAD SE ENSEÑA MAS POR CONTAGIO QUE POR DISCURSOS, POR EJEMPLO MAS QUE POR PALABRAS. TERCERA MEDIACION: CONDUCIR A LOS HOMBRE AL PADRE A TRAVES DEL SACRIFICIO DE NUESTRA VIDA.

Jesús vivió su sacrificio en el don de sí mismo, a lo largo de toda su vida. • Tomó un “cuerpo para hacer la voluntad del Dios”…. Por amor, así comienza su sacrificio. • Durante su vida, hizo “su comida de la voluntad de su Padre”. Así continúa su sacrificio. • Finalmente, esta obediencia lo conduce “hasta la muerte y muerte en cruz”. Es el cumplimiento de su sacrificio. Tal es el sacrificio de Cristo: no una “ofrenda material” de cosas o animales, sino el don total de sí mismo. Siguiendo el mismo camino, como el del Señor, el pueblo de Dios se hace sacerdote por Cristo, con El y en El. Nuestro sacrificio como el del Señor, no es solo 45 minutos de misa, es toda la vida vivida según la voluntad de Dios. Consiste en cosas sencillas y concretas: dar agua al que tiene sed, dar una ayuda al necesitado, una sonrisa, una palabra para animar,…”Muéstrense generosos y sepan compartir con los demás, pues esos son los sacrificios que agradan a Dios” (Hb. 13, 16). “Que se entreguen ustedes mismos como sacrificio vivo y santo que agrada a Dios: ese es nuestro culto espiritual” (Rom. 12, 1).

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Capitulo 11: EL SACERDOCIO: EL SACRAMENTO DEL ORDEN. A)

¿QUE ES UN SACERDOTE?

El bautizado-confirmado que participa en la Eucaristía es un cristiano completo, equipado para realizar la misión y alcanzar la santidad, pero, con vistas al servicio de la comunidad y del mundo, la iglesia puede llamarle a recibir la “ordenación sacerdotal” para participar en el cargo de los Apóstoles. El Sacramento del orden lo ordenará para desempeñar el servicio de diácono, de sacerdote o de obispo. ¿Qué es un Sacerdote? La gente tiene 1000 ideas más o menos justas al respecto. Comencemos, pues, por despojarnos de todo lo que creemos saber sobre el sacerdote, para revestirnos de las verdades que nos presenta Jesús y la Iglesia. Partamos de las palabras más usadas: Orden, Jerarquía, Iglesia, Ministerio. ¡QUIERA DIOS QUE NO SEA DEMASIADO!

EL ORDEN.

Cuando se habla de “Orden”, se trata del Sacramento de la Ordenación, y también de la categoría de las personas que son transformadas por este Sacramento, y constituyen la “Jerarquía” de la Iglesia .hay que notar que estas dos palabras, orden y jerarquía, no son bíblicas. El término orden viene de las instituciones civiles de la antigua Roma. • Puede designar la organización de toda la sociedad: un país en orden, es decir, bien organizado. • Puede designar también una clase de hombres: el orden de los senadores, de los comerciantes, etc. Hacia el año 200, Tertuliano habló del “orden sacerdotal”, del “orden eclesiástico”, o del orden, punto, para designar a los que habían recibido la imposición de manos: obispos, sacerdotes y diáconos, Aplicada así, la palabra orden puede fácilmente ser interpretada como un grupo de privilegiados. Todo lo contrario de lo que Cristo quiso.

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HAY PUES, QUE DAR A ESTA PALABRA, APLICADA A LA IGLESIA, EL PRIMER SENTIDO: ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA, ORDEN DE TODOS LOS EN QUE CADA BAUTIZADO ENCUENTRA SU LUGAR Y SU FUNCION. LA JERARQUIA, LA IGLESIA

EL Concilio de Trento dijo: “Si alguien dice que Dios no ha instituido en la Iglesia católica una jerarquía que comprende a los obispos, sacerdotes y ministros, sea anatema” (Denz. 966). Los Padres de Trento hablan el lenguaje de su tiempo. Para ellos, en la Iglesia la jerarquía son los “curas”. Sin embargo, en el siglo 6, cuando aparece por primera vez, la palabra jerarquía designaba toda la Iglesia. Eran los diversos elementos del cuerpo cristiano, bien ordenados y unidos entre sí, con una actividad asignada a cada uno. Pero desgraciadamente, la estructura imperial de la sociedad de aquel entonces, terminó por influenciar la vida y la teología de los cristianos, y nos dejó una Iglesia construida en forma de pirámide. Así, la Iglesia llegó a ser ante todo la jerarquía, y la jerarquía eran: el Papa, los obispos, y en rigor, los sacerdotes y diáconos, los pobres laicos quedaron “olvidados”. “Iglesia quiere decir “asamblea”. ¿Es lógico pensar en una asamblea sin pueblo, en un ejército sin soldados? “EL SACERDOCIO”

Felizmente el Vaticano II insistió en la teología tradicional del “pueblo de Dios”, pueblo de Dios cuyos son todos sacerdotes: “Cristo el Señor….hizo, del pueblo nuevo, un reino de sacerdotes…. Los bautizados, en efecto, por la regeneración del Bautismo y la Unción del Espíritu Santo son consagrados para ser un sacerdocio santo” (L.G. 10). El sacerdocio, no esta pues, reservado a los obispos y sacerdotes Resultado: no es tanto el laico que necesita ser definido puesto que sabemos que es sacerdote. Pero, si el laico es sacerdote, ¿Qué tiene de particular el sacerdote ordenado? ¿Qué es el Sacramento del Orden? *LOS MINISTERIOS. Las Sagradas Escritura y los directrices del Concilio Vaticano II nos alejan de una mentalidad errónea llamada el “clericalismo” que consiste en considerar a los laicos como niños dentro de la Iglesia. “La muchedumbre de los fieles no tiene otro derecho más que dejarse conducir y, como dócil rebaño, seguir a sus pastores”. Esta frase fue escrita por el papa Pío X a principios de nuestro siglo. Reflejaba más la mentalidad clerical de su tiempo que las Escrituras.

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Cristo vino para servir. Su Iglesia, por tanto, está toda ella a servicio de los hombres. Ha de estar toda en “ministerios” (un ministerio es un servicio, que viene del latín “ministrare= servir). Los ministerios (servicios) están asegurados por todos los cristianos. Leer (1Co. 12, 4-28) Las diversas responsabilidades dentro de la Iglesia son ministerios cuando la comunidad les confía a algunos Ciertos ministerios, por ej. (Los delegados de la Palabra, distribuir la Comunión, enseñar la catequesis, visitar a los enfermos, etc. Están oficialmente instituidos por unas Iglesias locales, pero no requiere ordenación sacramental. Otros ministerios son consagrados de por vida por la ordenación sacramental. As161 el ministerio de los Diáconos, sacerdotes (presbíteros) y obispos implica el sacramento del Orden.

B)

¿PORQUE EL MINISTERIO PRESBITERAL? ¿PORQUE LOS SACERDOTES ORDENADOS?

Todos – obispos, sacerdotes, diáconos y bautizados - participamos en el único sacerdocio de Cristo. Todos somos de Cristo. SIN EMBARGO, NO TODOS LOS EJERCEN LA MISMA FUNCION. Antes, a fuerza de distinguir al obispo, al sacerdote y al fiel, se corría el peligro de separarlos y, por tanto, de dislocar el cuerpo vivo de Cristo. Hoy, queriendo unificarlo todo, se corre el riesgo de confundirlos, San Pablo nos ilumina: “Cristo es quien dio a unos el ser Apóstoles, a otros, el ser profetas, a unos ser evangelistas, o bien pastores o maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo” (Ef. 4, 11-12). Todos los bautizados concurren a construir la Iglesia, es decir, hacerla mejor y mas hermosa. Pero cristiano ordenado (diacono, sacerdote u obispo) tiene un ministerio bien específico. Su servicio es el de organizar, dirigir y santificar la comunidad. Pero. Si todos son templo del Espíritu Santo. ¿Por qué hay necesidad de un cristiano ordenado para dirigir la comunidad? ¿No podría ser la voz de todos los la que organice y dirija? Una comunidad no puede estar en comunión con el Padre más que por el mediador. Cristo. Por eso, es necesario que Cristo este personalmente presente como cabeza de su Iglesia. Y ha querido estar presente como cabeza en la persona de los cristianos ordenados. Cristo quiso que el sacerdote ordenado sea signo de su presencia invisible (desde la Ascensión). Y es un signo eficaz de la presencia de Cristo: cuando el sacerdote consagra el pan

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y el vino, es Cristo quien por sui Espíritu, consagra el pan y el vino. Cuando el sacerdote reconcilia, es Cristo quien reconcilia…. El sacerdote no es otro Cristo, es el signo de la presencia de Cristo. El sacerdote reconocido por la comunidad, no es, sin embargo, delegado por ella, es delegado por Dios. Fue a los doce menos a Judas), y no a todos los cristianos, a quienes el RESUCITADO DIJO: “Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra. Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos…” El que los escucha a ustedes, me escucha a mí…” (Mt. 28, 16-20…Lc. 10, 16). Veamos ahora más detalladamente el servicio que Cristo confía a sus sacerdotes ordenados. C) CRISTO LLAMA Y CONSAGRA A LOS PRIMEROS SACERDOTES-OBISPOS.

Todo comenzó cuando Cristo llamó a los doce: “Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó Apóstoles…” (Lc. 6, 13-16). *DIOS PADRE – JESUCRISTO – LOS DOCE APOSTOLES.

A través del A. T. El pueblo hebreo no conoce más que a Yahveh (Dios Padre). Espera un Mesías, pero ignora que será el Hijo de Dios. Percibe el soplo de Dios, pero ignora todavía que es una persona, el Espíritu. Viene Jesús y todo se aclara. En un primer tiempo, Jesús asume personalmente las funciones más altas hasta entonces atribuidas a Yahveh. En un segundo tiempo, “elige e instituye” a los doce Apóstoles. Es como una corriente de amor y de poder que pasa del Padre al Hijo y del Hijo a los doce. Ejemplo: En el A. T., Dios Padre es el único pastor de su pueblo. Viene Jesús y se presenta como el Buen Pastor que busca la oveja perdida (la humanidad) hasta que la encuentra. Después, Jesús dice a los doce de ser los buenos pastores y a Pedro de “apacentar las ovejas”. En suma, Dios Padre congregó al pueblo de Dios, Jesús comienza a congregar a todos los hombres en su redil de salvación, la Iglesia, y, finalmente, Jesús elige e instituye a los doce para el servicio de esta Iglesia. *JESUS ELIGE A LOS DOCE APOSTOLES.

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“Salió al monte y llamó a los que El quiso, y vinieron donde El. Instituyó doce, para que estuvieran con El, para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios.” (Mc. 3, 1319). “Elige doce para que estén con El”. Por tanto, Jesús forma una agrupación, un colegio, del que Jesús es el centro. Es de notar que la primera función de los doce, es estar en torno a Jesús, como los discípulos en torno a su maestro. “…para enviarles a predicar con poder de expulsar demonios…”Es la segunda función de los doce: anunciar la Buena Nueva expulsando los demonios, es decir, el mal. Los demás discípulos de Jesús también están en torno a Jesús y también predicarán. . Pero los doce fueron llamados personalmente, enviados personalmente por Jesús, con los poderes de Jesús contra el mal. Llega el Jueves Santo. La tradición exigía tomar el banquete pascual en familia, pero Jesús rompe con esta tradición y celebra la Cena con los doce. Ellos solos, Jesús subraya: “Ustedes no me escogieron a mí, soy yo quien los escogí a ustedes…” (Jn. 15, 16). Y después de la Eucaristía, dice a los doce: “Hagan esto en memoria mía”. Es finalmente a los doce a quienes Jesús anuncia: “En el día de la renovación general (se trata de la renovación mesiánica que se manifestará al fin del mundo, pero que comienza ya), cuando Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria, ustedes también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel” (Mt. 19, 28). Esto quiere decir que los doce participarán en la realeza (soberanía) de Jesús. Que tendrán parte en su responsabilidad de proponer y de interpretar una ley nueva, y de juzgar el comportamiento de los hombres. Solo a los doce Jesús dice. “El que los escucha a ustedes, a mi me escucha, el que los rechaza, a mi me rechaza, y el que a mi me rechaza, rechaza al que me envió” (Lc. 10, 10-16). ES EVIDENTE QUE JESUS ESCOGE A LOS DOCE PARA UNA MISION MUY ESPECIAL: SERAN SIGNOS DE LA PRESENCIA DE JESUS.

115 *JESUS CONSAGRA A LOS DOCE APOSTOLES PARA LA MISION PASTORAL.

La elección de los doce encuentra su complemento y su cima en la “oración sacerdotal” por la que Jesús termina la Cena. (Jn. 17). Jesús pide por los doce a fin de que sean consagrados en la verdad, es decir, consagrados con el verdadero sacerdocio y consagrados para anunciar la Palabra de Dios. “Les he dado tu mensaje…Santifícalos en la verdad: tu Palabra es la verdad, así como tú me enviaste al mundo, así yo también les envío al mundo, por ellos me consagro a ti, para que también ellos te queden consagrados de verdad” (Jn. 17, 14-19).

Así se realiza este paso del Padre al Hijo, y del Hijo a los doce. El Padre consagró a Jesús y lo envió al mundo (Jn. 10, 36). Ahora Jesús consagra a los doce y les envía al mundo. Y no les envía a hacer turismo. Les envía a dar su vida por las ovejas. A Santiago y Juan que soñaban en la gloria, Jesús les trae brutalmente a la realidad: “No saben lo que piden, ¿Pueden beber la copa que estoy bebiendo…? es decir, ¿pueden hacer el sacrificio de su vida? Jesús no quiere pastores asalariados o funcionarios, sino pastores dispuestos a dar su vida por las ovejas (Jn, 10, 10-15). EL SACRAMENTO DEL ORDEN EXIGE EL DON TOTAL DE SI MISMO *LOS SUCESORES DE LOS DOCE.

Cristo no instituyó más que a los doce. Pero dio a los doce el mandato de hacer discípulos a todas las naciones (lo que era imposible para un grupo tan reducido de Apóstoles). Y les prometió estar con ellos hasta el fin del mundo (a pesar de que los doce iban a morir dentro de unos pocos años). Esta misión de los doce y esta promesa de Jesús suponían que los doce iban a tener sucesores. Por eso, los doce eligieron y consagraron en nombre de Cristo a otros Apóstoles, y estos Apóstoles eligieron y consagraron a los obispos, sacerdotes y diáconos…Veamos esto brevemente.

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Después de la ascensión, Pedro invita a sus compañeros a elegir el reemplazo de Judas (el traidor). Y les recuerda que no pueden elegir a cualquiera sino solo a alguien que ha sido testigo de la vida y Resurrección de Jesús. Eligen dos candidatos, pero la elección propiamente dicha se la dejan Señor: “Tu, Señor, indícanos aquel de los dos que has elegido”. No es una democracia. El Señor, aunque haya “subido al cielo”, es el quien decide. Y el Señor designa a Matías. Los doce son el fundamento de la Iglesia. “La muralla de la ciudad se asienta sobre doce rocas, que llevan los nombres de los doce Apóstoles del Cordero” (Ap. 21, 14). Lo mismo que Jesús quiso instituir un “colegio de Apóstoles” para multiplicar su presencia y su Palabra, de la misma manera los doce confieren a otros Apóstoles la autoridad de participar en la misión apostólica. Pablo recibe su vocación del Espíritu de Jesús. Con el Apóstol Bernabé (que no es de los doce), es enviado en misión por el Espíritu con la imposición de manos de los “profetas y doctores” de la Iglesia de Antioquía (Hch. 13, 2-4). Pablo no se queda en permanencia en ninguna comunidad, se las entrega a los responsables (Tito, Timoteo, etc.) imponiéndoles las manos, él y el consejo de los ancianos con él. (1Tm. 4, 14….2Tm. 1, 6) En sus cartas, cuando habla de organización de la Iglesia, Pablo enumera los ministros que ha conocido en Antioquía: “así pues, Dios nos ha establecido en su Iglesia. En primer lugar, los Apóstoles, en segundo lugar, los profetas, en tercer lugar los maestros… (1Co. 12, 28). Los Apóstoles son los misioneros enviados por una comunidad cristiana a anunciar el Evangelio allí donde todavía no es conocido. Cuando el Evangelio está implantado en este lugar, el Apóstol reemprende el camino para ir a plantarlo en otro lugar. Deja en la comunidad evangelizada a los profetas para anunciar la Palabra los domingos y celebrar la Eucaristía. En este tipo de comunidad, los profetas son pues, los responsables permanentes. Corresponden, a groso modo, a nuestros obispos y sacerdotes. Finalmente, los maestros a ayudan a los profetas para la catequesis. Otras comunidades se organizan siguiendo otros modelos, pero siempre con la Eucaristía como centro. En Jerusalén, las comunidades siguen el modelo de las comunidades judías y pone a su cabeza un colegio de “presbíteros” que significa “ancianos” presidido por Santiago (no es Santiago de los doce). Las comunidades judeocristianas siguen más o menos este modelo: un grupo de presbíteros presidido por uno de ellos.

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Otras comunidades no judías están más bien dirigidas por “Epíscopos” (supervisores), secundados por diáconos (servidores, ministros). Aquí los Epíscopos (obispos) son exactamente lo que en otro lugar son los “presbíteros” (Sacerdotes) o los profetas: son los pastores de la comunidad local y ejercen los servicios de la autoridad, de la Palabra y de la Eucaristía. Desde el principio del siglo 2, las estructuras se unifican: las comunidades cristianas están dirigidas por un obispo, rodeado de un colegio de presbíteros (sacerdotes) - “presbyterium” – y asistido por uno o varios diáconos, de este modo, la Iglesia queda dotada de un orden “jerárquico” de tres grados: los obispos los sacerdotes y los diáconos. Esta jerarquía de tres grados es una creación de la Iglesia (guiada por supuesto por el Espíritu). La Iglesia podría modificarla según las necesidades. Lo que la Iglesia no puede cambiar puesto que es una creación de Dios y no de la Iglesia, es la organización eclesiástica siguiente: en el centro del pueblo de Dios, un colegio de pastores en comunión entre sí bajo el primado del papa. Veamos ahora cada grado de este orden jerárquico: el orden de los obispos, el orden de los sacerdotes y el orden de los diáconos.

D)

EL ORDEN DE LOS OBISPOS.

EL Concilio Vaticano II dedicó al orden de los obispos el capitulo 3 de la “constitución Dogmática sobre la Iglesia” (Lumen Gentium), y un largo “Decreto sobre el cargo pastoral de los obispos”. Este segundo documento deriva del primero, es como sus aplicaciones. El primero es la parte doctrinal. He aquí sus grandes líneas: LOS OBISPOS SUCESORES DE LOS APOSTOLES.

“para apacentar el pueblo de Dios y acrecentarlo siempre, Cristo instituyó en su Iglesia diversos ministerios, ordenados al bien de todo el cuerpo…. Jesucristo, Pastor Eterno, edificó la Santa Iglesia enviando a sus Apóstoles lo mismo que El fue enviado por el Padre, y quiso que los sucesores de aquellos, los obispos, fuesen pastores en su Iglesia hasta la consumación de los siglos. Pero para que el episcopado fuese uno solo e indiviso, puso al frente de los demás apóstoles a Pedro e instituyó en la persona del mismo el principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de la fe y comunión”. (L. G. 18).

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“Esta divina misión confiada por Cristo a los Apóstoles ha de durar hasta el final del mundo… Por esto, los apóstoles se cuidaron de establecer sucesores…. Los obispos han sucedido por, institución divina, a los Apóstoles como pastores de la Iglesia, de modo que quien los escucha, escucha a Cristo, y quien los desprecia, desprecia a Cristo…” (L. G. 20). *EL EPISCOPADO ES UN SACRAMENTO: LA PLENITUD DEL SACRAMENTO DEL ORDEN. (L. G. 21.

Para realizar sus oficios, los Apóstoles fueron enriquecidos pos Cristo con una efusión especial del Espíritu Santo… (Hch. 1, 8. 2, 4…Lc. 20, 22-23). Y ellos a su vez, por imposición de las manos, transmitieron a sus colaboradores este don espiritual, que ha llegado hasta nosotros en la consagración episcopal… En la consagración episcopal se confiere la plenitud del Sacramento del Orden… Los cuales sin embargo, no pueden ejercerse sino en comunión jerárquica con la cabeza y con los del colegio… Según la tradición… es una cosa clara que por la imposición de las manos y las palabras de la consagración se confiere la gracia del Espíritu Santo y se imprime el sagrado carácter. De tal manera que los obispos, de modo visible y eminente, hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúan en lugar suyo…” (L. G. 21). *LOS OBISPOS FORMAN UN COLEGIO.

“Así como, por disposición del Señor, San Pedro y los demás Apóstoles forman un solo colegio apostólico, de modo análogo se unen entre sí el romano pontífice, sucesor de Pedro, y los obispos sucesores de los Apóstoles….” (El Concilio sigue diciendo que la naturaleza y la forma colegial del orden episcopal se han siempre manifestado por las comunicaciones de los obispos entre sí y con el Papa, y por las decisiones en común tomadas por los Concilios). “…El Cuerpo Episcopal…junto con su cabeza, el romano pontífice, y nunca sin esta cabeza, es también sujeto de la suprema y plena potestad sobre la Iglesia universal… la potestad suprema sobre la Iglesia que posee este colegio se ejercita de modo solemne en el Concilio Ecuménico…” (L.G. 22). *LOS OBISPOS, PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS DE UNIDAD.

(L.G. 23ª).

*LOS OBISPOS RESPONSABLES DE TODA LA IGLESIA. (L.G. 23).

“Cada uno de los obispos que es puesto al frente de una Iglesia particular, ejerce su poder pastoral sobre la porción del pueblo de Dios a El encomendada,, no sobre las otras Iglesias…Pero en cuanto del colegio episcopal….están obligados a tener por la Iglesia universal, aquella solicitud que… contribuye al desarrollo de la Iglesia universal…deben pues, todos los obispos promover y defender la unidad de la fe y la disciplina común de toda la

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Iglesia, particularmente en la expansión de la fe y la difusión de la luz de la verdad plena entre todos los hombres…el cuidado de anunciar el Evangelio en todo el mundo pertenece a Cuerpo de los Pastores…. Por lo cual deben socorrer con todas sus fuerzas a las misiones…. Procuren, pues, finalmente, prestar con agrado una fraterna ayuda a las otras Iglesias, especialmente a las más vecinas y a las más pobres…” *EL MINISTERIO DE LOS OBISPOS. (L.G. 25-27)

“Entre los principales oficios de los obispos se destaca la PREDICACION DEL EVANGELIO…” (L.G. 25). “El obispo, por estar revestido de la plenitud del Sacramento del Orden, es el de la gracia del supremo sacerdocio, sobre todo en la Eucaristía, que el mismo celebra o procura que sea celebrada, y mediante la cual la Iglesia vive y crece… En toda comunidad del altar, bajo el sagrado ministerio del obispo, se manifiesta el símbolo de aquella caridad y unidad del Cuerpo Místico, sin la cual no puede haber salvación…los obispos orando y trabajando por el pueblo, difunden….la plenitud de la santidad de Cristo. Por medio del ministerio de la Palabra comunican la virtud de Dios…y por medio de los Sacramentos, cuya istración legítima y fructuosa regulan ellos con su autoridad, santifican a los fieles…Ellos, finalmente, deben edificar a sus súbditos con el ejemplo de su vida…” (L. G. 26). “Los obispos rigen como vicarios y legados de Cristo, las Iglesias particulares que les ha sido encomendadas, con sus consejos, exhortaciones, ejemplos, pero también con su autoridad y sacra potestad, de la que usan únicamente para edificar a su grey en la verdad y la santidad, teniendo en cuenta de que el que es mayor ha de hacerse el menor, y el que ocupa el primer puesto, como el servidor. En virtud de esta potestad, los obispos tienen el sagrado derecho y ante Dios el deber, de legislar sobre sus súbditos, de juzgarlos y de regular todo cuanto pertenece a la organización del culto y del apostolado. A ellos se les confía plenamente el oficio pastoral, o sea el cuidado habitual y cotidiano de sus ovejas… El obispo… tenga siempre ante los ojos el ejemplo del Buen Pastor, que no a ser servido, sino servir y a dar la vida por las ovejas… no se niegue oír a los súbditos…, que se preocupe también por los que no son de la única grey… esté dispuesto a evangelizar a todos y a exhortar a sus fieles a la actividad apostólica y misionera” (L. G. 27)

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PESCADORES DE

E)

HOMBRES

EL ORDEN DE LOS SACERDOTES.

En el siglo primero, en el seno de una misma Iglesia local, el ministerio pastoral, es asumido por un grupo de personas que obran colegiadamente (Hch. 14, 23….1Tm. 3, 14). Las palabras “Epíscopos” y “presbíteros” que designan a estas personas son entonces equivalentes. Pero una de estas personas fue probablemente designada para presidir el colegio, según la costumbre de la sinagoga, entonces, el episcopado ejercido por una sola persona se generalizó a lo largo del siglo 2 y se convirtió muy pronto en una regla para todas las Iglesias. Cada Iglesia local tuvo, pues, a su cabeza un obispo asistido por un colegio de sacerdotes: el “presbyterium”. *¿CUAL ES EL MINISTERIO (FUNCION) DE LOS SACERDOTES?

En una Iglesia particular, los sacerdotes ejercen el ministerio del obispo, pero deben ejercerlo en comunión con el obispo y bajo su autoridad. Los sacerdotes son los colaboradores del orden episcopal. En comunión con sus obispos, hacen personalmente presente a Cristo. Mediador y Pastor: • • •

Son enviados por Dios a los hombres para anunciar la Buena Nueva Son enviados para congregar a los hombres en Cristo y dirigir la Comunidad. Conducen a los hombres a Dios a través del Sacrificio de toda su vida y los Sacramentos, especialmente la Eucaristía.

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En los textos del Concilio Vat. II sobre los obispos y los sacerdotes, podemos observar que en esta triple mediación, SE DA SIEMPRE LA PRIORIDAD A LA PROCLAMACION DE LA PALABRA DE DIOS. ANTES DE LOS SACRAMENTOS Antes incluso de la Eucaristía. Igualmente, podemos ver en estos textos que, en este anuncio del Evangelio, el sacerdote es enviado primero a “los más alejados”, y a los no creyentes. Para poder llevar a cabo esta triple mediación, el sacerdote (el obispo) no puede vivir de cualquier manera. Nuestro proyecto de vida sacerdotal, es un buen resumen de la vida que el sacerdote debe llevar y de los medios que le permitirá alcanzar el ideal que el Señor le propone. *LA ORDENACION AL PRESBITERADO.

He aquí lo esencial de los ritos y palabras de la ordenación de los sacerdotes. Estos ritos y palabras nos ayudarán a comprender mejor quien es un sacerdote. El obispo pregunta al candidato: ¿quieres ser sacerdote colaborador de los obispos en el sacerdocio, para servir y guiar al pueblo de Dios bajo la dirección del Espíritu Santo? ¿Quieres cumplir fielmente EL Ministerio de la Palabra, es decir, anunciar el Evangelio y exponer la fe católica? ¿Quieres celebrar con fe los misterios de Cristo, según la tradición de la Iglesia, para gloria de Dios y santificación del pueblo cristiano? ¿Quieres unirte día tras día y cada vez más a Cristo sumo sacerdote que se ofreció por nosotros a su Padre, y con el consagrarte a Dios para la salvación de los hombres? ¿Prometes vivir en comunión con tu obispo en el respeto y la obediencia? El candidato ha hecho esta última promesa arrodillado ante el obispo, juntas las manos entre las suyas. Se prosterna entonces y la asamblea canta sobre El las letanías de los santos. Después, el obispo impone las manos, en silencio sobre la cabeza del candidato. Todo el colegio presbiteral presente ha lo mismo. Después, con las manos extendidas, rodeado del presbyterium, el obispo pronuncia la oración consagratoria (es una larga oración, aquí daremos solo las principales ideas.). “…Te suplicamos Padre Omnipotente, que concedas la dignidad de sacerdote a tu siervo aquí presente, que el Espíritu Santo derrame una nueva fe en lo más profundo de él, que reciba de ti oh Dios, el cargo de secundar el orden episcopal, y que su vida sea un ejemplo para los demás, que sea un fiel colaborador de los obispos para hacer llegar a toda la humanidad el mensaje del Evangelio, y que todas las naciones, congregadas en Cristo, sean transformadas en el único pueblo de Dios. Por Nuestro Señor…..”.

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Después, el obispo hace una unción con el Santo Crisma en las manos del nuevo sacerdote, diciendo: “Que el Señor Jesucristo, a quien el Padre consagró por el Espíritu Santo y llenó de poder, te fortifique para santificar el pueblo cristiano y ofrecer a Dios el sacrificio eucarístico. Luego, el obispo pone en las manos del nuevo sacerdote el pan y el cáliz preparados para la misa, y dice: “Recibid la ofrenda del pueblo santo para presentar a Dios. Recordad lo que hacéis, vivid lo que habéis prometido y conformaos al misterio de cruz del Señor.” *EL CARÁCTER SACERDOTAL.

La Iglesia cuenta con un nuevo sacerdote, de por vida…. Como el Bautismo y la Confirmación, la Ordenación es un carisma que no se quita: Dios no vuelve a tomar nunca sus dones. Es lo que llamamos “carácter sacramental”. He aquí otra bonita manera de explicar esto: una piedra, una vez tallada por el Espíritu e insertada en la construcción del Cuerpo de Cristo, aunque caiga, guardará siempre su lugar y no necesitará ser tallada de nuevo. F)

EL ORDEN DE LOS DIACONOS.

El Concilio Vat. II ha restablecido el orden del diaconado permanente después de más de 1000 años de interrupción en la Iglesia Latina, dejando a la competencia de las conferencias episcopales, de decidir la oportunidad de usarlo. *¿QUE DICE LA ESCRITURA? Los términos griegos “diákonos”, “diakonia”, han dado en español, “diácono”, “diaconía”. Lo que quiere decir servidor o servicio, o en términos menos claros “”ministro”, y “ministerio”. Ahora bien, Cristo se presenta como el servidor (el diácono), y enseña a los doce a hacerse servidores “diáconos” de todos (Mc. 10, 42-45….Lc. 22, 24-27). También Pablo llama con frecuencia a su apostolado “diaconía”, un servicio. Entonces, definir el Orden del Diaconado por el de servicio es demasiado general, puesto que todos, el Papa, los obispos, los sacerdotes y los cristianos, deben ser servidores a imitación de Cristo. Luego, hay que buscar en otra parte (fuera del servicio en general), el origen específico del Orden de los Diáconos. Pero, ¿donde?

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•

¿En la institución de los siete a los que se les impone las manos para el servicio de la comunidad de los helenistas, y de los que Esteban era el jefe? (Hch. 6, 6). La oración consagratoria del Orden de los diáconos menciona esta imposición de las manos de los siete, pero el autor de los Hechos no les llama diáconos. A Felipe, uno de los siete, se le llamará el evangelista (Hch. 21, 8).

•

La primera mención de los diáconos, como distintos de los Epíscopos, se lee en Filipenses 1, 1 y 1 de Timoteo 3 establece para la elección de los diáconos (leer 1 TM. 3, 8-13). Se trata entonces de un ministerio inferior, cuyas funciones no es fácil precisar. Se sabe de que el diaconado fue ejercido también por mujeres (Rom. 16, 1…1 TM. 3, 8-13), pero no necesariamente en las mismas tareas que los diáconos masculinos ver (1 TM, 11, 1-6, 14-33) *¿QUE DICE LA HISTORIA?

Durante los siglos 2 y 3, los diáconos son ordenados al servicio del obispo. Como se hace hoy día, solo el obispo le imponía las manos, y no el presbyterium. En el siglo 4, se hace una concentración de poderes en manos del obispo. Lo que da mucho peso a su autoridad, es el hecho de que tiene la responsabilidad del dinero con que se paga a los ministros y se ayuda a los necesitados. Los obispos confiaron a los diáconos la responsabilidad de distribuir la ayuda a los pobres. Los diáconos llegaron así a tener cierto poder económico el poder que tiene más peso. La reacción contra esta influencia de los diáconos (considerados entonces como la voz y los oídos de los obispos), llevó pronto a occidente, a la desaparición del diaconado como estado permanente. En 1964, el Concilio Vat. II estableció el diaconado con atribuciones ampliadas. Las detalla así: • istrar solemnemente el Bautismo. • Conservar Y distribuir la Eucaristía. • Asistir al Matrimonio en nombre de la Iglesia y bendecirlo. • Llevar el viático a los moribundos. • Proclamar la Sagrada Escritura. • Instruir y exhortar al pueblo • Presidir el culto y la oración de los fieles, los ritos fúnebres y la sepultura. La puesta en marcha del diaconado permanente restaurado conoce suertes muy diferentes según los países. Hay ahora miles de diáconos permanentes, y una gran mayoría casados. La Iglesia ha tenido sus razones para no ordenar diáconos permanentes todavía….

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*LA ORDENACION DEL DIACONO.

La ordenación del diácono es conferida por el obispo, después de la llamada, por el obispo, los candidatos hacen sus compromisos de cumplir seriamente su cargo. El obispo les pregunta: ¿Estáis dispuestos a desempeñar, con humildad y amor, el ministerio de diáconos como colaboradores del Orden sacerdotal y en bien pueblo cristiano? ¿Estáis dispuestos a vivir el ministerio de la fe con alma limpia, y de palabra y obra proclamar esta fe, según el Evangelio y la tradición de la Iglesia? ¿Prometéis conservar y acrecentar el espíritu de oración, tal como corresponde a vuestro ministerio, y, fieles a este espíritu, celebrar la Liturgia de las Horas, según vuestra condición, para el bien de la Iglesia y de todo el mundo? ¿Queréis imitar siempre en vuestra vida el ejemplo de Cristo, cuyo cuerpo y sangre serviréis con vuestras manos? ¿Prometes obediencia y respeto a tu obispo? Después del canto de las letanías de los santos, el obispo impone en silencio las manos (solo él) a los candidatos y dice la oración consagratoria, cuyos principales pasajes damos a continuación: “…Te pedimos, pues, Señor, que mires también con bondad a estos tus siervos, que por mi oración consagro para el orden del diaconado y el servicio del altar. Derrama en ellos, Señor, el Espíritu Santo, para que robustecidos con la fuerza de su gracia septiforme, cumplan con fidelidad el servicio del diaconado. Resplandezcan en su vida todas las virtudes: el amor sincero, la solicitud por los enfermos y los pobres, la autoridad moderada, la pureza sin tacha y un vivir siempre según el espíritu…. De modo que imitando en la tierra a tu Hijo que no vino a ser servido, sino a servir, merezcan reinar con él en el cielo. Por Nuestro Señor…. Después, el obispo entrega a cada uno el libro de los Evangelios y dice: “Recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero, convierte en fe viva lo que es, y lo que has hecho fe viva, enséñalo, y cumple aquello que has enseñado.”

G)

UNAS NORMAS DEL DERECHO CANONICO SOBRE EL SACRAMENTO DEL ORDEN

Respecto al Sacramento del Orden, 46 cánones expresan la disciplina celestial vigente. He aquí algunos de ellos:

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*Mediante el Sacramento del Orden, por institución divina, algunos de entre los fieles quedan constituidos ministros sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble, y así son consagrados y destinados a apacentar el pueblo de Dios según el grado de cada uno, desempeñando en la persona de Cristo cabeza las funciones de enseñar, santificar y regir (c.1008). *Los órdenes son el episcopado, el presbiteriado y el diaconado. Se confieren por imposición de manos y la oración consagratoria…. (c. 1009). *Es ministro de la sagrada ordenación el obispo consagrado. A no ser que La sede apostólica lo hubiera dispensado, en la ordenación episcopal el obispo consagrante principal asocie a sí a otros obispos consagrantes, y es muy conveniente que, junto con ellos, todos los obispos presentes consagran al elegido (c. 1012, 1014). *Solo el varón bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación. (c. 1024) *Para la lícita ordenación de presbítero o de un diácono se requiere que, tras realizar las pruebas que prescribe el derecho, el candidato reúna, a juicio del obispo propio o del superior competente, las debidas cualidades,, que no le afecte ninguna irregularidad o impedimento, y que haya cumplido los requisitos previos, a tenor de los cánones. 1033-1039, Es necesario además, que se tengan los documentos indicados en el can. 1050, 1, y que se haya efectuado el escrutinio prescrito en el ca. 1051, 2. Se requiere también que, a juicio del legítimo superior, sea considerado útil para el ministerio de la Iglesia. (c. 1025). *Únicamente debe conferirse el presbiterado a quienes hayan cumplido 25 años y gocen de suficiente madurez, dejando además un intersticio al menos de seis meses entre el diaconado y el presbiterado, quienes se destinan al presbiterado pueden ser itidos al diaconado solo después de haber cumplido 23 años. El candidato al diaconado permanente que no este casado solo puede ser itido a este orden cuando cumplido al menos 25 años, quien este casado, únicamente después de haber cumplido al menos 35 años, y con el consentimiento de su mujer. Las conferencias episcopales pueden establecer normas por las cuales se requiera una edad superior…. Queda reservada a sede apostólica la dispensa de la edad requerida….cuando el tiempo sea superior a un año. (c. 1031). *Para poder recibir la ordenación de diácono o de presbítero, el candidato debe entregar al obispo propio o al superior mayor competente una declaración redactada y firmada de su

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puño y letra, en la que haga constar que va a recibir el orden espontanea y libremente, y que dedicará de modo perpetuo al ministerio eclesiástico, al mismo tiempo que solicita ser itido al orden que aspira recibir. (c. 1036). *El candidato al diaconado permanente que no esté casado y el candidato al presbiterado no deben ser itidos al diaconado antes de que hayan asumido públicamente, ante Dios y ante la Iglesia, la obligación del celibato según la ceremonia prescrita, o hayan emitido votos perpetuos en un instituto religioso (c. 1037). *Son irregulares para recibir órdenes: • Quien padece de una enfermedad psíquica por la cual queda incapacitado para desempeñar rectamente el ministerio. • Quien haya cometo delito de apostasía, herejía o cisma. • Quien haya atentado matrimonio, aun solo civil, estando impedido para contraerlo, bien por el propio vinculo matrimonial, o por el orden sagrado o por voto publico perpetuo de castidad, bien porque lo hizo con una mujer ya unida en matrimonio válido o ligada por ese mismo voto. • Quien haya cometido homicidio voluntario o procurado el aborto habiéndose verificado este, así como todos aquellos que hayan cooperado positivamente. • Quien dolosamente y de manera grave se mutiló a sí mismo o a otro, o haya intentado suicidarse. • Quien haya realizado un acto de potestad de orden reservado a los obispos o a los presbíteros, sin haber recibido ese orden o estándole prohibido su ejercicio por una pena canónica declarada o impuesta (c. 1041) .

EL BUEN PASTOR

DA SU

VIDA POR LAS OVEJAS

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Capítulo 12: EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION. A) EL HOMBRE ES PECADOR, PERO DIOS ES MISERICORDIOSO. Partamos de nuevo del centro: Dios es amor. Dios crea, pues, para dar al hombre todo lo que es y todo lo que tiene. En una palabra, Dios crea para casarse con la humanidad. Anunciada e iniciada en el A.T., esta ternura de Dios se revela plenamente en Jesús: Dios se hace hombre para que el hombre se haga “Dios”, participe de la naturaleza divina. *EL HOMBRE ES PECADOR

Sin la revelación de este amor de Dios, el hombre no seria pecador… Seria imperfecto, egoísta, orgulloso, violento, podrido y todo lo demás, pero seria “pecador” porque no podrían rechazar voluntariamente algo que no conoce. Es en este sentido que Jesús dice: “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, ellos no tendrían pecado…” (Jn. 15, 22-24). Pero el hombre conoce el amor que Dios le manifiesta, y lo rechaza, por lo menos parcialmente. Prefiere casarse con la serpiente que casarse con Dios, rechaza el amor que Dios le ofrece. Esto es el pecado: el rechazo al menos parcial, del amor de Dios, de su invitación a unirnos a El. Podemos decir que todos somos pecadores, porque cada uno, por santo que sea, no tiene en su corazón y en su conducta un amor tan grande como el amor de Dios por nosotros. Nadie ve tan claramente su estado de pecador como el santo, porque el santo conoce el amor loco de Dios y sabe que no lo ha alcanzado todavía. Solo los que ignoran el amor de Dios pueden creerse perfectos. En el polo opuesto a este amor imperfecto del santo, está el pecado grave: la ruptura entre Dios y el hombre. Es el pecado mortal… mortal en el sentido de que mata la relación de amor: consciente y deliberadamente, el pecador se separa de Dios y va a buscar su vida en otras fuentes (placer, poder, etc.,). Mortal en el sentido de que el pecador, como una rama cortada del tronco, ya no recibe la savia divina y se seca. Este pecador ya no es “partícipe de la naturaleza divina” Porque ha preferido romper sus relaciones con Dios. *PERO DIOS ES MISERICORDIOSO.

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Esta relación con Dios, el pecador ya no la puede reanudar, lo mismo que la rama cortada ya no puede injertarse ella misma en el tronco. Pero Dios es misericordioso. Ama a los pecadores y perdona “setenta veces siete”…. El pródigo fue perdonado antes de que volviera. La oveja perdida es amada hasta en su extravío. El amor de Dios es incondicional. No ama como nosotros, a los que les aman (“no hacen igual los paganos”). Ama incluso a los que no le aman. Su amor es gratuito, misericordioso. Dios difunde su sol y su lluvia, símbolos de su ternura, sobre los campos del blasfemo lo mismo que sobre el jardín de las Hermanas de la Sagrada Familia. Ama siempre. Perdona siempre, incluso al obstinado, no rompe nunca. No reacciona a la ruptura del hombre cerrando la puerta. Dios siempre está dispuesto a acoger…pero para que haya reconciliación, el pecador tiene que querer reconciliarse. Para perdonar, basta con que haya uno. Para reconciliarse han de ser dos. *RECONCILIARNOS CON DIOS.

Dios nos ofrece siempre la reconciliación y desea ardientemente que la aceptemos. Pablo nos lo dice claramente: “…Dios que se reconcilió con nosotros en la persona de Cristo y que a mí me encargó la obra de la reconciliación… Nos presentamos pues como mensajeros de parte de Cristo, como si Dios mismo les rogara por nuestra boca. Y de parte de Cristo les suplicamos: “pónganse en paz con Dios…” (2Co. 5, 14-15 y 17-21). *RECONCILIARNOS ENTRE HERMANOS.

Pero, ¿cómo reconciliarnos con el Padre sin hacer las paces con sus otros hijos? ¿Cómo entrar en la casa sin abrazar en ella a todos sus hermanos y hermanas? S. Pablo desarrolla esta idea esencial: debemos amarnos unos a otros para formar el templo del Seño (Ef. 2, 21-22), todos somos de un solo cuerpo, en Jesucristo. (EF. 3, 6). Por consiguiente, concluye: “les invito, pues, a vivir de acuerdo con la vocación que han recibido. Sean humildes, amables, pacientes, y sopórtense unos a otros… Sean un cuerpo y un Espíritu (Ef. 4, 1-4). No se trata implemente de “dejarse en paz”, se trata de implantar la paz y la reconciliación. Se trata de derrumbar los muros de separación, lo que no hacemos cuando nos contamos con “dejarnos en paz”. *LOS SACRAMENTOS DE LA RECONCILIACION.

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Jesús viene precisamente a derrumbar los muros de la separación. Si estamos con Jesús, nos liberamos de lo que nos separa de Dios y de los hombres, nos reconciliamos. Pero ¿Cómo estar en Jesús? ¿Cómo reconciliarnos? • EL BAUTISMO. Es nuestro nacimiento a la existencia reconciliada. Nos suelda al Cuerpo de Cristo, a la Iglesia. Si tomo mi bautismo en serio, yo soy Cristo, al servicio de los demás, perdonando a mis verdugos…. • LA EUCARISTIA: me hace vivir la reconciliación. Juntos comemos a Cristo para no formar más que uno solo con El. • Pero el bautizado puede todavía pecar cortarse de Dios y de sus hermanos. Es cuando interviene normalmente el SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION. Por medio de este Sacramento: El Padre acoge al Hijo que retorna a El Cristo toma sobre sus hombros a la oveja perdida y la conduce al redil. El Espíritu vuelve a santificar su templo y a habitar en El. B) ¿QUE ES LO QUE CRISTO HA INSTITUIDO?

En curso de su historia, la Iglesia ha usado varios tipos de penitencia. Para no perdernos en todo esto, debemos hacer como el Concilio Vat. II: volver al Evangelio y preguntarnos: ¿Qué es lo que Cristo ha instituido? *LOS GESTOS SALVADORES DE JESUS.

“Jesús vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos” (Mt. 9, 9). Un publicano en el ejercicio de sus funciones de explotador del pueblo y de colaboracionista con los imperialistas…. Jesús se acerca a El….su gesto, su mirada, todo es atención y amor…y brota la primera palabra, palabra de amistad y confianza: “sígueme”. Jesús le revela que Dios le ama a El, el indigno, Mateo se levanta y sigue a Jesús. Mateo da un gran festín en su casa. “vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús. Al verlos los fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores? Más Jesús a oírlos dijo: “No necesitan medico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: misericordia quiero y no sacrificios” (Mt. 9, 10-13).

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JESUS SALVA A LOS PECADORES CON GESTOS DE AMISTAD Y DE MISERICORDIA. Lo mismo hará CON LA Samaritana, la mujer adultera, maría Magdalena, Zaqueo, Pedro, el ladrón… Jesús tiende la mano…el pecador la acepta y eso lo salva. Jesús ofrece su amor… el pecador se reviste con este amor y eso expulsa sus pecados. Para que se le perdonen los pecados, es necesario que el pecador se abra al amor de Dios, que reconozca que tiene que cambiar de vida. Es precisamente lo que no querían reconocer los fariseos. Por eso, fracasó con ellos y no pudo liberarlos. *JESUS DICE A SU IGLESIA DE HACER LO MISMO. “Si tu hermano ha pecado contra ti, anda a hablar con El a solas. Si te escucha has ganado a tu hermano, si no te escucha, lleva con tigo a dos o tres de modo que el caso se decida por boca de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, dile a la Iglesia reunida. Y si tampoco lo hace con la Iglesia, será para ti como un pagano o un publicano. Yo les digo: todo lo que ates en la tierra, el cielo lo considera atado, y todo lo que desaten en la tierra, será tenido en el cielo como desatado. Entonces Pedro se acercó y le dijo: Señor, ¿Cuántas veces debo perdonar las ofensas de mi hermano? ¿Hasta siete veces? Jesús le contestó: no digas siete veces, sino setenta veces siete” (Mt. 18, 15-18 21-22). S. Pablo ha comprendido la lección y dice a los Colosenses: “Con llévense mutuamente y perdónense cuando uno tenga queja contra el otro. El Señor los ha perdonado, hagan ustedes lo mismo (Col.3, 13) El signo de la reconciliación con Dios. Es la reconciliación fraterna. Y eso, a ejemplo de Cristo, se hace con gestos de amor, de amistad y de misericordia.

B)

¿COMO EJERCER ESTE PODER DIVNO DE ABSOLVER LOS PECADOS?

Como hemos visto, Jesús dio a sus Apóstoles (sus sucesores) el poder divino de absolver los pecados. “Dios…nos confió el Ministerio de la Reconciliación” dice S. Pablo (2Co. 3, 18). Per, ¿Cómo se debe ejercer este poder de absolver los pecados, este ministerio de reconciliación? Una buena respuesta sería: tratando de actuar como Cristo actuó.

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Ya hemos visto que Cristo trataba al pecador que se reconocía pecador con gestos de amor, ternura y misericordia. Tratemos de estudia más a fondo lo que pasaba cuando Jesús “confesaba”

• • • • •

“Una cosa que llama la atención es que todos los perdones otorgados por Jesús se convierten en CELEBRACIONES COMUNITARIAS, y todas las parábolas del perdón (la oveja perdida, la moneda perdida, el hijo perdido, cf. Lc. 15) terminan por una PARTICIPACION EN LA ALEGRIA Y EN UNA FIESTA: • El episodio del paralítico de Cafarnaúm: (Lc. 5, 17-26.). • La mujer adultera. En esta chusma, todos son pecadores, pero una sola tiene conciencia de ello, la adultera, la palabra de Cristo va dirigida a todos, va a cambiar todos los corazones y dar lugar, públicamente, a una cierta confesión de todos. La conversión del publicano Levi se celebra en un festín. (Lc.5, 27…). La pecadora de la casa de Simón (Lc, 7, 36). Celebra públicamente su reconciliación con Jesús. La conversión de la Samaritana provoca la conversión de muchos (Jn. 4, 39). La penitencia y reconciliación de Pedro se hace en familia (Jn. 21, 15…). El buen ladrón queda reconciliado ante la faz del mundo (Lc. 23, 39-43).

Reflexionando sobre todos estos acontecimientos y parábolas, tenemos que preguntarnos si no habría manera de dar a nuestro Sacramento de la Reconciliación un aspecto comunitario. El Concilio Vat. II dice: “Una celebración común, con frecuencia activa de los fieles ha de primar, en la medida de lo posible, sobre una celebración individual y cuasi privadas. Esto vale sobre todo….para la istración de los Sacramentos” (S. C. 27). Deberíamos encontrar la manera de hacer de la reconciliación un acontecimiento como en el Evangelio, puesto que reconciliarse es un acontecimiento extraordinario. *Otro aspecto que lama la atención es la ACTITUD DE JESUS FRENTE AL PECADOR. No regaña, no reprocha, no exige que el pecador le haga una lista completa de todos sus pecados…Hay una extrema delicadeza y una extrema discreción por su parte. Esa bondad de Jesús lleva al pecador a reconocerse pecador y a arrepentirse. También lo lleva a confesar sus pecados, pero esta confesión se expresa de diversas maneras: se expresa en palabras en el caso de Zaqueo y del ladrón (Lc.19, 8. 23, 41), en gestos en el caso de Magdalena (Lc. 7, 36-50) o por el asentimiento de la adúltera (Jn. 8, 9-11) y de la Samaritana (Jn. 4, 19-39), o por el silencio apenado de Pedro (Jn. 21, 17).

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EN SU ACTUACION, JESUS MANIFIESTA QUE “NO HA VENIDO PARA JUZGAR AL MUNDO SINO A SALVARLO (Jn. 3, 17. 12, 47). NADA DE JUEZ, EL MINISTERIO DE LA RECONCILIACION ES UN MINISTERIO DE TERNURA Y DE MISERICORDIA .

D)

¿COMO LA IGLESIA EJERCIO ESTE PODER DE ABSOLVER LOS PECADOS?

En el curso de La Historia de la Iglesia, encontramos una gran diversidad en la manera de celebrar la Reconciliación: *EN LA IGLESIA PRIMITIVA.

De la práctica penitencial de la Iglesia primitiva, sabemos muy poco. Se ejercía sin duda el Poder de “atar y desatar”. Con este poder la comunidad podía no solo excluir de su seno al pecador. Sino también imponerles ciertas obligaciones (atar) como condiciones previas para perdonar sus pecados (desatar). En la Iglesia primitiva, parece que la reconciliación tuvo dos formas: • La forma ordinaria correspondía al proceso descrito en (Mt. 18, 15-18) (la corrección fraterna: “Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele a solas…”” Si se trataba de una falta grave pero no muy notoria, un hermano o un grupo intervenía discretamente para provocar el arrepentimiento del pecador. Si el pecador se arrepentía, no se recurría al obispo. • La forma solemne y pública se usaba cuando el pecador no se arrepentía o cuando se trataba de pecados especialmente graves o notorios. El pecador es entonces “atado” por la comunidad, es decir, separado de la Eucaristía y de la comunión con sus hermanos, y relegado al “orden de de los penitentes” hasta que haya cumplido una penitencia Después de haber sido desatado públicamente y colectivamente (junto con los demás pecadores) por el obispo un día jueves o viernes santo, es reitido en el seno de la Iglesia y a la comunión por medio de una absolución colectiva. En ambas formas, había una confesión. Por confesión hay que entender lo siguiente: el pecador se reconoce pecador ante Dios (1Jn. 1, 8-10) y ante sus hermanos (St, 5, 16), y se pone en las condiciones requeridas para una verdadera conversión. La forma solemne y pública era considerada como un segundo Bautismo. Por eso el pecador no podía recurrir a ella que una sola vez en la vida. Tenia que confesar sus pecados ante el

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obispo o su representante (nunca fue obligatoria una confesión publica concreta), que le fijaba un tiempo de penitencia pública cuya duración podía abarcar toda la vida o solo unas semanas. Estas penitencias eran durísimas: ayuno (pan y agua), vestidos duros, cabello rapado (en Francia) o sin cortar “en España”, renunciar al uso del matrimonio, abandonar los negocios…Cumplido este plazo, una vez al año (jueves o viernes santo). El obispo imponía las manos a los penitentes y pedía para ellos el perdón de Dios. Así quedaban reconciliados. Este rito se llamó a veces “pax ecclesiae” (paz en la Iglesia). Indicando la reconciliación con la comunidad, signo de la reconciliación con Dios. Esta penitencia era casi imposible de vivir. A menos de ser un héroe uno no la pedía sino a la hora de la muerte. Muy pronto cayó en desuso. Hubo, pues, durante los siglos 4, 5 y 6 un gran vacio penitencial. Para obtener el perdón de sus pecados, los cristianos se contentaban con recurrir a los 10 perdones de Juan Casiano (ver curso “Introducción a la fe”, p. 46). *EN EL SIGLO 6, contra toda la tradición, unos mojes irlandeses propusieron (sin imponerla) una penitencia privada, LA PENITENCIA TARIFADA, en la que la expiación ocupaba el primer lugar. Esta, a diferencia de la penitencia pública, podía recibirse todas las veces que fuese necesario. Se confeccionaron los “libros penitenciales” o lista de los pecados más frecuentes, a la que iban unidos, en forma de tarifa, acotos de penitencia: tal pecado merecía tal penitencia. La penitencia tarifada incluía: acusación de los pecados, imposición de la penitencia según la tarifa correspondiente, que debía ser cumplida antes de la absolución, y, por fin la absolución. La expiación seguía siendo lo esencial, y las penitencias eran todavía más rigorosas (ayunos, peregrinaciones, etc.). En algunos lugares, se permitía cancelar estas penitencias POR MEDIO DE SUMAS DE DINERO. Incluso, se llegó a pagar a otras personas para que cumplieran las penitencias en lugar del pecador. Naturalmente, eso llevó a grandes abusos…. Y a la desaparición de la penitencia tarifada. EN 589, el Concilio de Toledo condena la “penitencia tarifada”. Otros Concilios tratan en el siglo 9, de resucitar la penitencia pública. Pero durante todo este tiempo (del siglo 6 al 9), es la penitencia privada tarifada la que permanece casi sola con vida... *EN EL SIGLO 9. Un obispo alemán, Rábano Mauro, elabora UNA NUEVA TEOLOGIA DE LA PENITENCIA: YA NO SE PONE COMO ANTES, EL ACENTO SOBRE LAS OBRAS EXPIATORIAS, SINO SOBRE LA CONFESION MISMA COMO EXPIACION POR EXCELENCIA, a causa de la humillación que supone. Esta teoría ganará terreno poco a poco.

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En 1215, el Concilio IV de Letrán la aprueba oficialmente HACIENDO OBLIGATORIA LA CONFESION DE LAS FALTAS GRAVES. Como obligación, es entonces una novedad (la penitencia tarifada nunca fue obligatoria). LA PENITENCIA PRIVADA Y SECRETA se impone oficialmente, después de 12 siglos, sobre la penitencia pública. Y se hizo obligatoria para los pecados mortales, es decir, aquellos que figuraban en los “libros penitenciales”. LA ACUSACION DE LOS PECADOS TOMA ENTONCES TANTO RELIEVE QUE EL SACRAMENTO ES LLAMADO SIMPLEMENTE “CONFESION”. La absolución se da antes de cumplir la penitencia, y esta se reduce a un acto simbólico. La oración del confesor ya no es una súplica a Dios para que perdone los pecados, sino una oración que indica que Dios perdona. El rito se desarrolla delante del altar. Más tarde se prescribió un asiento cerrado, que solo a partir del siglo 18 se convirtió en confesionario utilizado hasta hoy. Por este motivo (falta de o entre el confesor y el penitente), la imposición de las manos quedó reducida a una mera elevación de la mano. *EL CONCILIO DE TRENTO (1545).

Reconfirmó esta forma penitencial. Contra Lutero y los reformadores protestantes, este Concilio afirma que la penitencia es verdaderamente un Sacramento, distinto del Bautismo, que es necesario por voluntad divina la confesión integra de los pecados mortales según su especie, número y circunstancias que cambian su naturaleza (sin embargo, sabemos que Cristo nunca exigió esto), y que los ministros de la penitencia (obispo o sacerdote autorizado) tienen poder de absolver de los pecados. Se exige confesar los pecados mortales antes de comulgar, al que no siempre se había hecho antes. ¿Qué aportaba la absolución si el perdón de Dios había perdonado de antemano al pecador arrepentido? Nada más que una declaración del perdón de Dios, decían San Anselmo, San Alberto Magno, San Buenaventura… Insatisfecho con eso Santo Tomás utiliza una distinción sutil entre contrición perfecta (por amor) y atrición (en que el temor predomina sobre el amor): la absolución justifica (hace justo) al que no tiene más que “atrición”, y, al que tiene la atrición perfecta, colma su deseo de ser absuelto….. *LA RECONCILIACION CON DIOS T CON LA COMUNIDAD.

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La insistencia del Concilio de TRENTO y de la teología de este tiempo en la confesión privada y detallada, puede fácilmente dejar la impresión de que lo único importante, el único fruto del Sacramento de la Reconciliación, es reconciliarse en privado con Dios. Ahora bien, sabemos que este Sacramento debería producir también otro fruto: LA RECONCILIACION CON LA COMUNIDAD. Pensar que estamos en comunión con Dios cuando no estamos en comunión con nuestros hermanos, es una grave equivocación Puesto que los dos mandamientos (amar a Dios y al prójimo) están unidos de tal forma que el segundo es semejante al primero, debemos concluir que la reconciliación con Dios no es posible sin la reconciliación con los hermanos. “El que diga: “Yo amo a Dios mientras odia a su hermano, es un mentiroso” (1Jn. 4, 20). LUEGO, EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION DEBERIA TENER TAMBIEN UN ASPECTO COMUNITARIO Y DAR COMO FRUTO LA RECONCILIACION CON LA COMUNIDAD. ¿Hemos de concluir aboliendo la confesión privada? ¡Dios nos libre! Seria sabotear una gran riqueza e ir contra el deseo manifiesto de la Iglesia. Pero, sin descartar la confesión privada, tenemos ahora la posibilidad de recuperar el aspecto comunitario que se había perdido en camino. A raíz del Concilio Vat.II, se promulgó en 1973 un nuevo ritual de la penitencia que presenta 3 modalidades de celebración: • Rito para la reconciliación de un solo penitente. • Rito para la reconciliación de varios penitentes, en confesión y absolución individuales. • Rito para la reconciliación de varios penitentes con confesión y absolución generales. (Estudiaremos estas modalidades en el capitulo siguiente.) Para no perder el aspecto comunitario de la reconciliación, seria bueno alternar con nuestras confesiones privadas la celebración comunitaria de la reconciliación. La reconciliación comunitaria subraya precisamente: • Que el perdón de nuestras faltas implica la reconciliación con toda la Iglesia. • Que es toda la Iglesia la que, a través del ministerio del sacerdote, otorga su perdón y reconciliación a los penitentes. Veamos ahora estas diversas modalidades de la celebración del sacramento de la confesión.

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Capitulo 13: EL SACRAMENRO DE LA RECONCILIACION: SU CELEBRACION. A)

EL NUEVO “RITUAL DE LA PENITENCIA”

Promulgado en 1973 y en vigor desde 1974, este ritual se llama de “la penitencia”, porque incluye también unos ritos no sacramentales. Pero da al Sacramento el nombre del “Sacramento de la Reconciliación”. Este nombre subraya: • La iniciativa de ternura de Dios que ya lo ha perdonado todo, pero en cuyos brazos hay que aceptar arrojarse para reconciliarse. • La acción de la salvación de Dios que quiere reconciliar el mundo entero. • La dimensión comunitaria del Sacramento, que no puede separar la reconciliación con Dios de la reconciliación con la comunidad. Después de la Ascensión de Jesús, este Sacramento se ha celebrado, primero comunitariamente, después privadamente a través de cien formas diferentes. Hoy, la Iglesia nos propone tres celebraciones a elegir. • La celebración individual. • La celebración comunitaria con confesión y absolución individuales. • Y en ciertos casos, la celebración comunitaria con confesión y absolución colectivas. No se cambia la religión con este ritual: lo esencial es siempre lo mismo, helo aquí. 1.- El cristiano es un pecador y confiesa su pecado en vista a su reconciliación con Dios y con sus hermanos. 2.- La Iglesia ha recibido el poder de perdonar los pecados en nombre de Dios. 3.- La Iglesia ha confiado el ministerio ordinario a ministros ordenados: los obispos y los sacerdotes que han obtenido del obispo jurisdicción en su diócesis... 4.- La reconciliación se ha significado siempre por palabras y por gestos. 5.- La actitud exigida al penitente ha sido siempre la misma: una cierta confesión (declaración), al menos parcial, de sus pecados, la contrición y el arrepentimiento del mal hecho, y

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el compromiso de una vida mejor. En cuanto al lugar, tiempo y manera de confesarse: El Nuevo Ritual no suprime el confesionario, pero pide que el rito de la reconciliación “privada” se desarrolle en un lugar que permita verse, encontrarse verdaderamente y tomar la posición (sentada, arrodillada o de pie) que más favorezca el encuentro. Por eso, si todavía es necesario mantener el confesionario por respeto a los penitentes que se sienten más a gusto en él, se han de instalar pequeños locutorios para los que lo prefieran. El hábito litúrgico (alba y estola morada) se impone solamente al sacerdote que presida una celebración comunitaria. No a los demás, a menos que el obispo lo exija. He de ir a este Sacramento cada vez que quiero convertirme. Este Sacramento no debe ser un hábito rutinario, debe ser un “.acontecimiento”.

B)

LA RECONCILIACION INDIVIDUAL

El Sacramento de la Reconciliación no debe celebrarse con demasiada precipitación. LA ACOGIDA.

Me presento en el lugar de la reconciliación y el sacerdote me acoge como hermano, no solo en su nombre personal, sino ante todo en nombre de Dios y de la Iglesia. Es una acogida llena de ternura. Hago la señal de la cruz. El sacerdote puede hacerla conmigo. El sacerdote me invita a la confianza por una formula de este género. El Señor Jesús te acoge con bondad, confía en El. Dios que ha iluminado nuestros corazones, te conceda el conocimiento de tus pecados y de su misericordia. A estas palabras del sacerdote yo respondo. Amén. Si el sacerdote no me conoce, me presento dando detalles como estos: época de mi ultima confesión, situación familiar o profesional, responsabilidades y compromisos con la Iglesia…. *ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS.

Dice el Ritual: “El sacerdote o el penitente, si lo juzga oportuno, lee o recita de memoria algún texto de la Sagrada Escritura, en el que proclama la misericordia de Dios y se invita a la conversión.”. Esta escucha de la Palabra puede hacerse de diversas maneras:

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•

O bien, “mientras me preparo, y es lo ideal” elijo yo mismo y medito un texto bíblico. Podré entonces decir al confesor: “Esta ha sido la Palabra de Dios a partir de la cual me he sentido interrogado…” • O bien, el sacerdote le proclamará un pasaje de la Escritura invitándome a la confianza. A no ser que me la dé a leer. He aquí algunos pasajes que podemos elegir: Is.53, 4-6...Is, 44,2122…Joel 2, 12-13…Lc…15, 1-7…Rom.5, 8-9…1Jn. 1-9…1Jn. 3, 18-20…1Jn. 4, 9-10. Es fácil encontrar muchos otros textos que nos hablan de la misericordia de Dios. Más adelante, en el rito de las celebraciones colectivas, propondremos otros textos. *LA CONFESION.

Confesar es declarar, proclamar. La meditación de la Palabra de Dios me llevará a confesar la ternura de Dios, pero también a reconocer y confesar mis pecados. Normalmente, puedo comenzar la confesión por el #yo Pecador” a no ser que lo haya dicho antes de presentarme. Después a partir de la Palabra de Dios que el sacerdote y yo hemos intercambiado, empiezo a reconocer y a expresar mis pecados sencilla y humildemente, yo mismo subrayo lo que tengo que cambiar en mi vida. El sacerdote, por su parte, me ayuda a hacer luz, revelándome más todavía el amor del Padre que me perdona. A continuación el sacerdote impone una satisfacción (penitencia): un signo de conversión y de penitencia que podremos buscar juntos. Puede ser una oración, un gesto para salir de mis hábitos malos, y sobre todo, un servicio al prójimo. *UN TIEMPO DE ORACION.

Mi esfuerzo humano por sí solo no puede llegar a la plena reconciliación. Necesito pedir la ayuda de Dios y como respuesta a la misericordia de Dios, necesito expresar mi contrición y mi firme propósito. Todo esto se expresa en un tiempo de oración, que puede hacerse de la siguiente manera: • Primero, si el sacerdote quiere rezar conmigo, puede proponerme lo siguiente: “Recemos juntos como Jesús nos enseñó y pidamos al Padre que nos conceda el perdón”. Y recemos juntos un Padre Nuestro y/o una parte de un Salmo. El Padre Nuestro y los Salmos son la plegaria por excelencia del pueblo de Dios. Al rezarlos aquí, manifestamos que rezamos en comunión con toda la Iglesia.

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Después expreso mi contrición y mi firme propósito. Esta oración ha de ser totalmente sincera. Por eso, no se impone ninguna fórmula aprendida de memoria. Puedo, si quiero expresarme de manera espontanea. Puedo también, rezar un acto de contrición tradicional, a condición de no caer en la rutina, (normalmente, el sacerdote no da la absolución durante este tiempo, sino después.) *LA ABSOLUCION.

Llegamos a la cumbre de la celebración: el signo sacramental de la absolución. “Tus pecados te son perdonados2: Estas palabras de Cristo repetidas sobre mi por el sacerdote en nombre de Cristo, realiza y sella la reconciliación con Dios. Y no solo con Dios. Este perdón no es una cosa privada entre Dios y yo. Importa también a mis hermanos. El sacerdote me absuelve también en nombre de la Iglesia. Yo me había puesto de rodillas para hacer la oración de contrición (esta posición no es obligatoria). El sacerdote, por su parte, se levanta, extiende las manos, al menos la mano derecha, sobre mi cabeza, y pronuncia la fórmula de absolución (cuyas palabras esenciales son las en mayúsculas). “Dios Padre misericordioso, Que reconcilió consigo al mundo por la muerte y resurrección de su Hijo, Y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, Te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO. Yo respondo “Amén. (Mientras dice: “y yo te absuelvo….”, el sacerdote hace sobre mí la señal de la cruz.”). Meditemos un poco sobre esta fórmula de absolución: • Indica que la reconciliación procede de la misericordia de Dios. • Pone de relieve el hecho que esta reconciliación es posible gracias al don total de Cristo por sí. • Subraya el papel del Espíritu Santo en la remisión de los pecados, este espíritu que se da un Espíritu nuevo. • ilumina el aspecto eclesial del Sacramento: la reconciliación viene otorgada por el ministerio de la Iglesia. *ACCION DE GRACIAS.

El sacerdote me invita a una gozosa acción de gracias.

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El puede hacer con una fórmula (como las que siguen), a las que contestaré con alegría: • Dad gracias al Señor, porque es bueno. R/ porque es eterna su misericordia. • El Señor ha perdonado tus pecados. Vete en paz. R/ Gracias, Amén. Me despido en la alegría y en la acción de gracias. Yo deseo de todo corazón mejorar mi vida. Hago mías las palabras de S. Pablo: “El que está en Cristo es una criatura nueva….A Cristo que no cometió ningún pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros en el él lleguemos a participar de la vida santa de Dios” (2Co. 5, 17).

C)

LA CELEBRACION COMUNITARIA

En la reconciliación para varios penitentes, sean individuales o colectivas la confesión y la absolución, el conjunto de la celebración es idéntico y no se diversifica más que al final. *ACOGIDA

Un canto de entrada invita a la penitencia y a la confianza. A continuación, el sacerdote saluda a la asamblea. (Hay unas formulas en el Ritual). Sigue una breve introducción para situar y ambientar la celebración y explicar su desarrollo. *ORACION DE APERTURA. “Oremos, hermanos, para que Dios, que nos llama a la conversión, nos conceda la gracia de una verdadera y fructuosa penitencia” (Sigue un tiempo de oración silenciosa.) Luego viene una oración, a elegir entre las que se encuentran en el Ritual. *LITURGIA DE LA PALABRA

La Palabra de Dios nos llama a la penitencia y conduce a la verdadera conversión con el poder de Dios. Se podrán hacer dos aclamaciones, separadas por un salmo, un canto o un tiempo de silencio, -o una sola, que será entonces preferentemente el Evangelio. Un texto no bíblico puede preparar o prolongar la Escritura. Se escogerá sobre todo texto que hablen de: 1.- El anuncio de la Buena Nueva de Dios que ama y perdona, y por ello, invita a la conversión: (Gn. 18, 17-33…Is.43, 22-28…Os. 2, 16-25. 11, 1-11….Mi. 7, 2-7. 18-20…Mt. 3, 1-12. 4, 1217. 9, 1-8. 9, 9-13…Lc.2, 8-14. 4, 16-21. 6, 36-38. 14, 12-24. 23, 39-43. Etc.)

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2.- El juicio de Dios: no es condenación, sino revelación de la presencia del pecado del que Dios nos quiere salvar. Nos revela también que el perdón de Dios nos abre a una vida nueva. (Dt.9, 7-19, 2S 12, 1-13, Is. 5, 1-7, 55, 1-11…Ex.11, 14-21, 36, 23-28…Ga. 5, 16-24…Ap.2, 15…Mt. 5, 1-12, 25, 31-46…Lc.13, 6-9, 18, 9-14…Jn 8, 1-11, etc.) 3.- La reconciliación que se realiza por la muerte y Resurrección de Cristo y por el don del Espíritu. Renovados por el Espíritu, encontramos la fuerza de cambiar de vida y de testimoniar el amor de Cristo (Dt. 30, 15-20…Is. 53, 1-12, 58, 1-11…Ro. 5, 6-11…2Co. 5, 17-21 …1Jn.1, 1-12, 3, 1-24…Lc. 5, 17-26, 7, 36-50, 19, 1-10…Jn. 19, 13-37, 20, 19-23. Etc.). Partiendo de la Escritura proclamada, la HOMILIA lleva a examinar su conciencia, a salir del pecado para volver a Dios y a los demás. ¿No es acaso el pecado ruptura con Dios, con la comunidad, con el prójimo y consigo mismo? Será, por tanto, conveniente recordar: • La misericordia de Dios que supera todos nuestros pecados y que no cesa de invitarnos a volver a El. • La necesidad del arrepentimiento y del deseo de reparar los daños causados por el pecado. • El carácter social del pecado y de las buenas obras: los actos individuales afectan a toda la Iglesia. • Que la única manera de quitar el mal (EGOISMO) es haciendo obras de amor gratuito Podemos hacer también una homilía participada Se impone a continuación un buen tiempo de silencio, a fin de que cada uno pueda examinar su conciencia y ponerse en estado de contrición. *RITO DE LA RECONCILIACION.

Se invita a los fieles a ponerse de pie o de rodillas. El sacerdote invita a los fieles a confesar sus pecados y a orar unos por otros. A continuación, todos pronuncian juntos una fórmula de confesión común, por ej. El “yo confieso…” Después, de pie, responden a una plegaria letánica (ver Ritual) o participar en un canto. Después, el sacerdote dice: “Ahora como el mismo Jesús nos mandó, oremos juntos al Padre, para que perdonándonos las ofensas unos a otros, nos perdone El nuestros pecados”. Todos dicen entonces el Padre Nuestro. El celebrante concluye con una oración (ver Ritual). *CONFESIONES Y ABSOLUCIONES INDIVIDUALES.

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Si las confesiones y absoluciones son individuales, se invita a los que quieran confesarse a repartirse entre los sacerdotes presentes. Cada uno confiesa sus pecados y recibe su absolución y su penitencia. Durante las confesiones, se puede crear un ambiento de recogimiento con un fondo musical. *ACCION DE GRACIAS

Terminadas las confesiones, todos los confesores se agrupan en torno al presidente. Este invita a dar gracias. Esta acción de gracias puede celebrarse de distintas maneras: un canto seguido de una oración, o una oración seguida de un canto, o una oración apoyada por un estribillo de la asamblea. Ver Ritual. Como conclusión, el celebrante despide a la asamblea dándole su bendición…. *UNOS PROBLEMAS.

La celebración comunitaria con confesión y absolución individuales plantea unos problemas: • El tiempo que se puede dedicar a la confesión individual es necesariamente reducido, casi no hay posibilidad de dialogar con el sacerdote. Esto contradice el espíritu del nuevo Ritual. • Después de haber rezado, escuchado la Palabra de Dios y reflexionado en comunidad, se proclama el perdón en privado, precisamente cuando debería darse una gran participación festiva.

D)

CONFESION Y ABSOLUCION COLECTIVAS

Era la práctica de la antigua Iglesia: una absolución colectiva después de la confesión global de culpabilidad. 1.- Una afluencia importante de penitentes en ciertas circunstancias excepcionales, cuando es imposible encontrar el tiempo o los confesores suficientes para confesión individual según el nuevo rito. 2.- Está reservado al obispo del lugar, después de haber consultado con otros de la conferencia episcopal, decidir cuando está permitido dar la absolución sacramental general. No se trata de recurrir al obispo en cada caso, sino de atenerse a sus normas.

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3.- Fuera de los casos reconocidos por el obispo del lugar, si se presenta alguna otra grave necesidad de dar absolución colectiva, el sacerdote está obligado a recurrir antes, siempre que sea posible, al obispo, para dar lícitamente la absolución. Si no puede recurrir al obispo, que dé la absolución colectiva y que informe al obispo después. De todos modos, esta absolución es válida. *DISPOSICIONES REQUERIDAS DE PARTE DEL PENITENTE.

En la homilía, se ha de advertir a los fieles que recibirán la absolución colectiva: “Que se requiere siempre: • Que cada cual se arrepienta de sus pecados. • Proponga no cometerlos. • Determine reparar los escándalos y los daños que haya ocasionado. • Y proponga confesar individualmente a su debido tiempo los pecados graves, que en las presentes circunstancias no ha podido confesar.” (Ver ritual de la penitencia # 33). Esta confesión ulterior no requerirá de absolución. Un pecado absuelto está absuelto. Esta confesión ulterior (o dialogo pastoral) tiene por finalidad orientar la vida del penitente puesto que el perdón no dispensa a los que lo reciben de asumir sus responsabilidades de reconciliados, y no dispensa a la Iglesia de ayudarlos a asumir estas responsabilidades. *CONFESIONES Y ABSOLUCIONES COLECTIVAS.

Hasta el momento de la confesión, toda la celebración comunitaria se desarrolla como en el rito comunitario procedente de la letra C. Aquí, el sacerdote invita a los que se sienten dispuestos a recibir el Sacramento, a manifestarlo claramente con un gesto que sea al mismo tiempo una manifestación general de culpabilidad. Les pide por ej., que se pongan de pie, o que se inclinen, o se pongan de rodillas, o que se golpeen el pecho mientras rezan el “Yo Pecador…”. Hay muchos actos o gestos posibles: presentarse al celebrante diciendo “Padre, pido perdón a Dios y a la Iglesia”, poner la mano sobre una Biblia que sostiene el sacerdote, recibir del sacerdote un cirio encendido, venerar una cruz, etc. Entonces se hace el rito de la reconciliación como el rito precedente. Después se da una absolución solemne que el celebrante recita o canta, extendidas las manos sobre los penitentes. Ver el ritual. Luego, el celebrante propone a todos el cumplimiento de la penitencia. Finalmente viene la acción de gracias y la despedida como el rito precedente.

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Desobedezco A mi padre A mi madre A mi abuela

Me arrepiento de que soy soltera y sin compromiso

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Capitulo 14: EL SACRAMENTO DE LOS ENFERMOS: LA UNCION DE LOS ENFERMOS.

Hace poco, llamábamos este Sacramento “la extrema unción”. Pero solo a partir del siglo 13. Este nombre daba miedo. Lo veíamos como el Sacramento de los que van a morir. Pero la tradición antigua no lo llamaba así. La Iglesia antigua de Oriente lo llamaba el “oleo”, o el oleo santo, el oleo de la oración. La Iglesia de occidente decía, antes del siglo 13, el “oleo santo” o el “oleo de la unción”, “la santa unción”, la “unción de los enfermos”. El Concilio Vat. II adoptó la “unción de los enfermos”.

A)

LAS UNCIONES CON ACEITE

El trigo, la vid y el aceite de olivo eran los tres pilares de la economía antigua: el pan para la vida, el vino para la sed y la alegría, el aceite para el gusto, la iluminación, la medicina, los perfumes, el atletismo…, en dos palabras: para el esplendor corporal y la luz en la noche. • A partir de sus usos, el aceite será el símbolo de la curación y de la luz. • A partir de sus propiedades (penetrante y fortificante), será por añadidura el símbolo del Espíritu Santo. Las Escrituras nos hablan de unciones medicinales, como la del Buen Samaritano. Nos hablan también de unciones que consagraban los altares, los reyes, y que hacían descender el Espíritu de Dios sobre ellos. (Ver. 1S. 16, 13). Jesús es el “ungido” por excelencia puesto que la divinidad y el Espíritu de Dios lo penetran todo entero. Es el Cristo, el “Mesías”, dos palabras que quieren decir el ungido. Para nosotros, los cristianos, la unción tiene una gran importancia puesto que significa la unión con Cristo, el ungido. Por Cristo, los aceites santos comunican a los cristianos: • La gracia de participar en el sacerdocio, en la realeza, en el profetismo y en la obra de Cristo. (Es lo que significa la unción del Bautismo y de la confirmación)

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 (La gracia de la curación espiritual y corporal, que nos permite participar en la asamblea de los santos de la tierra o del cielo) (Es lo que significa la unción del Sacramento de la Unción de los Enfermeros,). Jesús no aplicó nunca personalmente unciones con aceite. Lo que da su sentido último a las unciones del bautismo, de la confirmación, de la ordenación y de la unción de los enfermos, es el hecho que el aceite simboliza a Cristo, el ungido. Estas unciones nos dicen: que es Cristo quien bautiza, confirma, ordena, perdona y cura, y el quiere hacer de nosotros otros Cristos. B) JESUS CURA EL MAL ESPIRITUAL Y CORPORAL

En el mundo antiguo, y en el mundo judío en particular, el aceite era un remedio que se aplicaba normalmente a las heridas. Así lo hizo el Buen Samaritano de la parábola (Lc. 10, 34). Una vez más, el Señor toma un gesto de la vida concreta (el uso medicinal del aceite) y lo usa como un rito ordenado a la curación de las enfermedades de toda clase, corporales y espirituales. LA UNCION DE LOS ENFERMOS ES, POR PARTE DE JESUS, UN GESTO DE CURACION ESPIRITUAL Y CORPORAL. Curación espiritual y corporal. ¿Será que enfermedad y pecado van juntos? La Escritura nos presenta la muerte como vinculada al pecado. Dios dice a Adán:”El día en que comas de él (del árbol prohibido), morirás sin remedio” (Gn. 2, 16-17). S. Pablo nos dice que el pecado y la muerte entraron juntos en el mundo: “Igual que por un pecado entró en el mundo y por el pecado la muerte” (Ro. 5, 12). Pecado y muerte están vinculados, muerte y enfermedad están vinculados puesto que la enfermedad es el preludio, próximo o lejano, de la muerte. Luego, lo mismo que la muerte, la enfermedad es pariente de la muerte. Esto no quiere decir que tal persona esta persona esta enferma porque haya personalmente pecado: Jesús reacciona contra esta idea (Jn. 9, 2). Quiere decir que la enfermedad, como la muerte, no alcanza al hombre sino a causa del pecado de la humanidad. Si el hombre no hubiera pecado, Dios le hubiera otorgado el favor de escapar de la muerte y de la enfermedad. Esta relación pecado – muerte –enfermedad nos hace comprender el sentido de todos los milagros de Jesús y del Sacramento de la Unción de los enfermos. Jesús cura a los enfermos. Ciertamente los cura por amor y compasión. Per también para dar señales de la salvación que trae. Lo vemos claramente en la curación del paralítico de Cafarnaúm (Mc.2, 1-12):

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Jesús dice al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. ¡ASOMBRO GENERAL! Primero, no es lo que se le pide a Jesús: se le pide una sanación y el perdona sus pecados. Y, además los escribas que estaban allí se escandalizan: “Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pedos, sino solo Dios?” “Pues bien, contesta Jesús, para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene el poder de perdonar los pecados, yo te mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. La curación física y espiritual de este pobre hombre pone de relieve algo importante: Jesús vino a liberar al hombre de todas sus miserias, las de su egoísmo como las de su cuerpo. El que escucha su Palabra pasa de la muerte a la vida, cuerpo y alma. (Jn. 5, 24). Además, esta curación es imagen de nuestra futura resurrección. *JESUS CARGO CON NUESTRAS ENFERMEDADES: EL ORIGEN DEL SACRAMENTO DE LA UNCION DE LOS ENFERMOS.

Jesus no es un curandero que se contenta con darnos unas pastillas y…adiós. Jesús es un Salvador que salva a toda la persona y a todas las personas, y que se queda con ellas para cuidarlas. Sabemos que el mal que nos debilita tiene dos aspectos: el mal físico (las enfermedades) y el mal moral (el pecado). Hemos visto que estos dos males quedan asociados en las Escrituras, y, sabemos por experiencia que las enfermedades físicas son, a veces el resultado del pecado de la humanidad. Por ej., si tantas personas están desnutridas es a causa del egoísmo de los ricos, o de la pereza de los padres, o de la indiferencia de los vecinos, etc. Jesús quiere salvarnos del mal en todos sus aspectos: “”El echó a todos los demonios con una sola palabra y sanó a todos los enfermos. Así se cumplió la profecía de Isaías: Hizo suyas todas nuestras debilidades y cargó con nuestro dolores” (Mt. 8, 16-17.) “Cargó con nuestros dolores”: para liberarnos de todo mal, Jesús está dispuesto a sufrirlo él mismo en su carne y a morir en la cruz para enseñarnos que la única manera de liberarnos del mal es el amor. “No hay amor más grande que dar la vida por los demás”. AQUÍ ESTA EL ORIGEN DE LA UNCION DE LOS ENFERMOS, COMO, POR OTRA PARTE, DE TODOS LOS SACRAMENTOS: CRISTO QUE NOS LIBERA POR SU VIDA, MUERTE Y RESURRECCION. *JESUS REGALA ESTE SACRAMENTO A LA HUMANIDAD

“Llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus malos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad Y toda dolencia…. (Les dijo) Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios (Mt. 10, 1.7-8).

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Los discípulos “fueron a predicar invitando a la conversión. Echaban a muchos espíritus malos, y sanaban a numerosos enfermos con una unción de aceite” (Mc. 6, 12-13). Esta UNCION DE ACEITE es mucho más que una medicina corriente. Los Apóstoles hacen esta unción, no en virtud del poder curativo que se espera del aceite, sino en nombre y poder de Jesús. El resultado es doble: conversión espiritual y curación del cuerpo. Es la liberación de todo mal, liberación que anuncia lo que es el Reino de Dios. Después de la Ascensión, los discípulos continuaron dando, en nombre de Jesús, este sacramento de ternura y de liberación. Veamos ahora como lo hacían.

B) COMO LOS DISCIPULOS CELEBRABAN EL SACRAMENTO de la Unción de los Enfermos, El autor inspirado de la Epístola de Santiago, ha reunido, en cierto desorden, las enseñanzas de la Tradición Apostólica. No sabemos con seguridad quien escribió esta Epístola, pero podemos suponer que su autor es heredero del pensamiento de Santiago, “el hermano del Señor” (Mt.13, 55), que desempeño un papel importante en la primera comunidad cristiana de Jerusalén. (Este Santiago es distinto del Apóstol Santiago, hijo del Zebedeo.). Al final de la Epístola (5, 14-15), escribe. “El que está enfermo que llame a los presbíteros de las Iglesias para que rueguen por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo, el Señor lo levantará y, si ha cometido pecados, le serán perdonados. Confiésense unos a otros y pidan unos por otros para que queden sanos.” Veamos el significado de este texto: “El que esté enfermo….” No dice que hay que esperar que uno esté agonizando. (Es un aviso a los que esperan tener un pie en la tumba antes de pedir el Sacramento.). La palabra griega del texto original designa un enfermo que ya no tiene la fuerza de ir y venir a causa de un mal serio o de una vejez avanzada,

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Pues bien, ya que el no puede desplazarse, será la comunidad la que se desplace, Es la Iglesia en la persona de sus presbíteros, la que vendrá a él. Será Cristo quien ven venga a Él. Y es tanto más necesario cuanto que el mal corporal hace de él con frecuencia un paciente cuya paciencia está puesta a dura prueba. Se siente incapaz de hacer sus cosas, se desespera, se pone impaciente. Si tiene necesidad de médico, necesita todavía más de la paz del Señor. Que llame a los presbíteros de la Iglesia…. Es un consejo, no una orden. Normalmente es el enfermo el que ha de pedir. Esto le supone consciente, lúcido y deseoso de este sacramento. Los presbíteros de la Iglesia…. Es decir, los responsables de las Iglesias o sus representantes. En esta época, se les llamaba presbíteros (sacerdotes) y, en otra parte Epíscopos (obispos). Se desplazaban juntos para celebrar sobre el enfermo y con él, juntamente con los vecinos y amigos, una liturgia doméstica bastante solemne. Rueguen por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor…. Los presbíteros rezan por él imponiéndole las manos en el gesto tradicional de los brazos extendidos. Este Sacramento está en la unción con aceite que se hace presente el gesto del Señor que toca los ojos, las orejas, los ciegos, a los sordos, marcando en ellos una unción de saliva, de tierra mojada. La oración hecha con fe…. La fe (la verdadera fe, es decir, “que se haga Señor, tu voluntad”) es la de la Iglesia, de los sacerdotes, de los asistentes, (como en Cafarnaúm). Es especialmente la fe del enfermo. La oración hecha con fe salvará al enfermo…. ¿De que salvación se trata? Los verbos salvar y levantar pueden designar, sea el restablecimiento del enfermo, sea su salvación (que no implica necesariamente su curación). Luego aquí se trata ciertamente de la salvación eterna (perdón- resurrección-unión con Dios) que nos adquirió el Señor. Pero también, en la medida que el Señor lo juzgue oportuno, se trata de esa salud física y moral que devolverá al enfermo a sus ocupaciones y a la alegría de vivir. El Señor lo levantará…. Lo resucitará, lo pondrá de pie, como hizo levantarse al paralítico y tantos otros. También lo levantará como él mismo se levantó de su tumba el día de su resurrección.

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El mismo verbo griego “ageiro”, significa levantarse y resucitar. Las curaciones de Jesús no solo levantan el cuerpo, sino también anuncian la resurrección que él nos ha merecido. Si el Señor devuelve la salud al enfermo, este deberá sentirse comprometido a seguir levantado, es decir, a no dejarse aplastar por el mal. Si el Señor juzga que ha llegado para el enfermo la hora del tránsito hacia el Padre, la unción lo marcará para la resurrección y la unión con Dios. Si ha cometido pecados se le perdonarán…. Estas palabras sugieren unas reflexiones que ya hemos apuntado. • Se puede estar enfermo sin pecados graves en la propia conciencia. Pero todos somos en parte responsables y solidarios de los pecados de la humanidad. • Curación y remisión de los pecados están unidos, como lo están la enfermedad y pecado. La oración y la unción llevan la salvación en profundidad: para el cuerpo y para el espíritu, para el tiempo y para la eternidad. • Esta salvación puede realizarse según el signo todavía provisorio de la curación, pero apunta sobre todo a la salvación definitiva: perdón de Dios-resurrección-comunión eterna con Dios.

D)

LA UNCION DE LOS ENFERMOS A TRAVES DEL TIEMPO.

*LOS TRES PRIMEROS SIGLOS. Después de la Epístola de Santiago, que data del final del primer siglo, unos documentos de los siglos 2 y 3 mencionan, entre los ministerios esenciales de los presbíteros y de los obispos, la visita a los enfermos. Es una tarea importante de los diáconos la de DESCUBRIR a los enfermos y de señalarles a los sacerdotes. (Nuestras parroquias de hoy deberían tener gente encargada de “descubrir” a los enfermos de la parroquia.). En esos tiempos, las fórmulas y los ritos se dejaban a la inspiración del celebrante... . *SIGLOS 4—8: LAS FORMULAS DE BENDICION DEL ACEITE SANTO.

En los tiempos de esa época, encontramos varias fórmulas para la bendición del aceite santo. También encontramos la siguiente práctica: los fieles llevan aceite al obispo para que éste lo bendiga durante la misa. Los laicos conservan este aceite santificado en su casa y lo aplican a

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los enfermos. También, los enfermos pueden aplicárselo ellos mismos. Este aceite santo no se aplica solamente por unción: puede también ser absorbido como poción. Esto no impide que sea un sacramento, lo mismo que la Eucaristía llevada por los fieles a los enfermos. *SIGLOS 5—8: LA CARTA DEL PAPA INOCENCIO I.

La carta del papa Inocencio I (en 416) será considerada, hasta el siglo 11, como el principal documento del ministerio sobre la unción de los enfermos. He aquí sus principales ideas:  El oleo santo “pertenece al género sacramento”. Es portador de la virtud divina. • Esta virtud le es conferida por la bendición del obispo. El obispo es quien confecciona el oleo santo. • Este oleo santo, como los demás sacramentos, queda reservado a todos los bautizados que no están cumpliendo una penitencia pública. Si está cumpliendo una penitencia pública, hay que esperar que esté reconciliado antes de aplicarle el oleo santo. • Este oleo está destinado a los enfermos. • Los laicos tienen la facultad de de hacer la unción, no solamente los sacerdotes. En el siglo 6, observamos en los sermones de San Cesáreo de Arlés que la bendición del oleo ya no se reserva al obispo y que los sacerdotes pueden hacerla. *A PARTIR DEL SIGLO 8: LA “EXTREMA” UNCION. Como se podía esperar, el oleo santo en manos de los laicos poco instruidos dio lugar a unos ritos mágicos, lo que provocó la desaparición progresiva del sacramento. En reacción a estas prácticas mágicas, los obispos y los sacerdotes vuelven a reservarse la práctica de este sacramento… Siempre en reacción contra la magia, se va dando cada vez más importancia al efecto purificador de la Unción: la remisión de los pecados. La curación del cuerpo pasó a segundo plano. Pero son los Rituales los que van a producir la evolución más importante y triste. En este tiempo, la penitencia pública seguía siendo la única oficial, hasta el siglo 9. Pero como hemos visto, era casi imposible vivir esta penitencia, por eso, a menos de ser héroe, uno no la pedía sino a la hora de la muerte. Esta práctica de la penitencia en el lecho de muerte se hizo frecuente. Y casi acabó con la unción de los enfermos. ¿Cómo? Como hemos visto Inocencio I había escrito que no se podía aplicar la unción de los enfermos a los pecadores no reconciliados. La penitencia a la hora de la muerte tuvo como consecuencia la unción a la hora de la muerte. Incluso los pecadores comenzaron a reconciliarse durante su vida, la unción de los enfermos quedó para el lecho de muerte: a partir de los siglos 11 y 12, ya no se istraba la unción más que en el lecho de muerte.

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Se aplicaba después de la penitencia y del viático, para que la reconciliación sea perfecta. DE ESTE MODO, LA UNCION SE CONVIRTIO EN EL ULTIMO SACRAMENTO, LA EXTREMA UNCION. *EL CONCILIO DE TRENTO.

El Concilio de Trento reaccionó un poco contra esta corriente. He aquí lo que dijo: • La Extrema Unción es un Sacramento, instituido por Cristo, definido y promulgado por Santiago. • El efecto del Sacramento es conferir la gracia, perdonar los pecados y aliviar al enfermo. • La práctica de la Iglesia romana no está en contradicción con el pensamiento de Santiago. (Es como si dijera: Santiago nunca prohibió dar la unción a los moribundos… ¡Desde luego!). • Los presbíteros de que habla Santiago son los sacerdotes ordenados, por lo mismo el sacerdote es el único ministro de la unción. • La materia del Sacramento será el aceite de oliva bendecido por el obispo. (Es la práctica de la Iglesia occidental. Pero la tradición oriental según la cual el sacerdote bendice el aceite en el momento de dar la unción), no queda rechazada. Será itida por varios Papas y…por nuestro ritual.). • El efecto del Sacramento es “la gracia del Espíritu Santo” que: *borra los pecados y las secuelas del pecado (la flaqueza espiritual), *alivia y fortalece el alma del enfermo *y que, algunas veces, devuelve la salud corporal, cuando sea útil a la salvación. • El sujeto del Sacramento es todo enfermo serio: “Esta unción se ha de dar a los enfermos, a aquellos sobre todo cuyo estado de salud es tan peligroso que parezca haber llegado al fin de su vida”. Pero, en las sesiones disciplinares de este Concilio, se condena como error la mentalidad corriente que hace retardar la unción a los últimos momentos de la vida. Sin embargo, la costumbre estaba bien enraizada, y se siguió dando la unción solo a los medio muertos. El ritual romano de Pablo V, publicado en 1614 como una aplicación concreta del Concilio de Trento, fue utilizado hasta Vat.II.

E)

LA UNCION DE LOS ENFERMOS A PARTIR DEL VATICANO II

En so Constitución sobre la Liturgia, el Concilio Vat.II habla del Sacramento de la Unción en los nn.73-75. *”LA UNCION DE LOS ENFERMOS”: ¿QUIENES SON ESTOS ENFERMOS?

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“La extremaunción”, que también, y mejor puede llamarse “unción de los enfermos”, no es solo el Sacramento de los que se encuentran en los últimos momentos de su vida. Por tanto, el tiempo oportuno para recibirlos comienza cuando el cristiano ya empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez” (S.C. 73). Ahora bien, toda enfermedad seria y la vejez ponen en peligro de muerte, al menos, en peligro lejano de muerte. Y la unción es oportuna desde el momento en que el paciente comienza a estar en peligro de muerte. Por eso, el nuevo ritual precisa en su introducción pastoral: • “Antes de una intervención quirúrgica, puede darse la unción cuantas veces una enfermedad seria sea la causa de esta intervención”. • “Se puede dar a un anciano cuyas fuerzas declinan, aun cuando no se le haya diagnosticado enfermedad seria alguna” • “Aun niño enfermo que tiene suficiente razón para ser reconfortado por este Sacramento”. • “A los enfermos que yacen en la inconsciencia o han perdido la razón, si, por lo que se sabe de su fe, permite pensar que, estando conscientes, lo habrían pedido verdaderamente” • “Pero no se da la unción “cuando el sacerdote es llamado a un enfermo que ya está muerto, su papel entonces es pedir a Dios por los pecados del difunto y lo ita en su Reino” Este Sacramento puede reiterarse: • Si el enfermo se ha curado de la enfermedad en el curso de la cual había recibido la unción pero vuelve a enfermarse seriamente. • Si en el curso de la misma enfermedad, la situación se hace nuevamente preocupante. El Derecho Canónico dice: “No se de la unción a quienes persisten obstinadamente en un pecado grave manifiesto”. *LOS NUEVOS RITOS.

• En el no. 74 de la Constitución sobre la Liturgia, el Concilio prevé tres ritos: 1.-Un rito de la unción sola, sin viático. 2.-Otro rito, el “viático solo”, que es el Sacramento de los moribundos. Precedido de la última reconciliación, constituye “los últimos sacramentos”, el que estudiaremos en el capitulo 17. 3.-Un ritual continuado. – Reconciliación – Unción – Viático – para los quebrantos bruscos y graves de salud: infarto, accidente….

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• Las unciones en los ojos, nariz, oídos, labios y pies, han sido suprimidas. Han sido reemplazadas por una unción en la frente y otra en el interior de cada mano abierta, con esta fórmula dicha una sola vez: “Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. (El enfermo responde: AMEN.). El sacerdote añade “Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”. (El enfermo responde: Amén,). ¿Por qué hace la unción en la frente y las manos? Porque representan todo el hombre: el pensamiento y la acción. *ESTE SACRAMENTO ES, COMO LOS OTROS, UNA CELEBRACION COMUNITARIA.

Debe suscitar una reunión fraternal de la familia humana y cristiana en torno a sus dolientes. Esta reunión no se improvisa: es necesario elegir el día y la hora en que pueda ser conveniente a los familiares, amigos, vecinos, etc. Mejor todavía: hacer una celebración colectiva de la unción de los enfermos cuando es fácil desplazar a los enfermos hacia una sala o una Iglesia donde estén cómodos. Este aspecto comunitario es importante: “Por la unción sagrada de los enfermos y la oración de los sacerdotes. TODA LA IGLESIA recomienda a los enfermos al Señor. Para que les alivie y les salve” (S.C. 11) ############################################################################

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Capitulo 15: EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO A)

LO QUE NOS DICE LA HISTORIA

*EL MATRIMONIO NO ES UNA INVENCION DE LOS HOMBRES, ES UNA CREACION DE DIOS.

Dios creó el matrimonio al crear al ser humano masculino y femenino, luego el matrimonio existe desde la creación de los primeros seres humanos. Cuando Cristo habla del matrimonio, habla de este matrimonio que Dios creó al crear al hombre y la mujer. Y dice claramente: “Lo que Dios unió no lo desuna el hombre” (Mt. 19, 6). Entonces no debemos pensar que el matrimonio fue una creación de Cristo hace 2000 y tantos años para los cristianos. Es una creación de Dios que remonta al principio de la humanidad y que es destinada a todos los hombres. A los creyentes como a los paganos. *LOS PRIMEROS CRISTIANOS SE CASABAN SIGUIENDO LOS MISMOS RITOS QUE LOS NO CRISTIANOS.

En el tiempo de Cristo, no existía un rito “cristiano” para celebrar el matrimonio. Los primeros cristianos se casaban siguiendo los mismos ritos que todos los demás, sin ceremonia religiosa especial y sin la presencia del sacerdote o del obispo. Y eso era normal puesto que Cristo no había instituido un matrimonio especial para los cristianos, ni había mandado a los Apóstoles crear semejante rito. A pesar de la falta de ritos cristianos, el matrimonio de estos primeros cristianos era lo que más tarde se llamará Sacramento. El matrimonio de estos primeros cristianos, como el matrimonio de hoy, simbolizaba y confería el amor que une a Cristo y a la Iglesia. *LA IGLESIA EMPIEZA A ENTRAR EN LAS BODAS DE LOS CRISTIANOS.

En los grupos de una Iglesia perseguida, el sentimiento comunitario y de solidaridad era muy fuerte. Sucedía, pues, con frecuencia que el obispo o sacerdote era invitado a las bodas de los fieles, como Cristo en Caná. Venia con toda naturalidad, compartía la alegría común y firmaba con los demás el contrato del matrimonio Con frecuencia se le pedía que bendijera a los esposos, después de la bendición del padre de los esposos. Este gesto tenía un carácter privado, no era una bendición nupcial.

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Pero, una vez terminada la era de las persecuciones, en el siglo 4, esta bendición se hizo costumbre Y así, el rito del matrimonio de los no bautizados llegó poco a poco a convertirse en una liturgia cristiana. Poco a poco se fueron fijando las fórmulas de la bendición y los ritos de las misas nupciales. A partir del siglo 7, estos ritos ocuparon su lugar en los libros litúrgicos oficiales, los “sacramentarios” Sin embargo, hay que notar que no era la Iglesia la que hacia los matrimonios en ese tiempo. Se contentaba con acoger y bendecir el matrimonio regido por las solas leyes del poder civil. *EL DERECHO MATRIMONIAL PASA A LA IGLESIA

Aun cuando una persona no se casara ante las autoridades civiles, sino en familia, había un derecho civil para regular los matrimonios, y tribunales para resolver los litigios entre esposos. Pero he aquí que en 318 el emperador Constantino permite a los fieles llevar sus problemas tanto ante el obispo como ante el poder civil. La Iglesia empieza así a juzgar las cosas relacionadas con el matrimonio en nombre del poder civil y según el código civil imperial. Así, con el tiempo la Iglesia llegará a ser la principal autoridad en cuestión de matrimonio. A partir de los siglos 11-12, Los únicos matrimonios de bautizados que la Iglesia reconocía como lícitos eran los matrimonios hechos ante la Iglesia. Y el Concilio de Trento (1545) dará un paso más: Impondrá una forma canónica a los matrimonios y considerará como inválidos los matrimonios hechos de otra manera. *¿QUE DIJERON LOS TEOLOGOS?

Ya en el siglo 12, el matrimonio de los cristianos se había hecho “eclesiástico”, asunto a la Iglesia, tanto en el plano jurídico como en el litúrgico. Esta situación va a despertar a los teólogos. Hasta el siglo 12, la teología se había contentado con decir: Cristo bendijo en Caná la vida conyugal y la introdujo en el orden de la redención (así dicen los Padres griegos), es Cristo quien con su presencia realiza la unión conyugal entre los bautizados (dice Tertuliano), es Cristo quien confiere una gracia de unión armoniosa (dice Orígenes), unión cuyo modelo es la que une a Cristo y la Iglesia. Dos siglos serán necesarios (11-13) para que madure la conciencia de que este matrimonio es un Sacramento que simboliza y confiere el amor que une a Cristo y a la Iglesia.

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Desde entonces, el Sacramento del matrimonio es algo más que el instante del Si intercambiado. “El matrimonio no es el consentimiento mismo, sino esa comunión de vida y de proyecto inaugurada por el consentimiento” (S. Tomás). El Sacramento del matrimonio es la comunidad profunda de vida y de amor de que hablará el Concilio Vat II: un amor durable manifestado ante los hombres como un signo cotidiano del amor de Cristo.

B)

LOS FINES DEL MATRIMONIO. CASARSE, ¿PARA QUE?

¿Casarse para tener hijos? ¿O para la plena realización de los esposos? ¿O bien para calmar sus pasiones? *¿QUE CONTESTA LA SAGRADA ESCRITURA?

El Génesis nos ofrece dos relatos de la creación. Veamos lo que dice el más antiguo (Gen. 2, 18-24): “No es bueno que el hombre esté solo” dijo Dios, y Dios crea y presenta al hombre “una ayuda semejante a él mismo”. Una ayuda, ¿para que? Según el contexto, para vencer la soledad del hombre. Y es en este sentido que se produce la reacción exultante de Adán: “Exclamó: Esta si que es hueso de mis huesos y carne de mi carne”. Ahora Adán no es un “yo solitario”, es con Eva, un NOSOTROS. Por eso, - sigue diciendo la Escritura – el hombre deja a sus padres para unirse a una mujer y formar con ella UN SOLO SER. Formar un solo ser con la unión de los pensamientos, de los corazones, y de los cuerpos, tal es la finalidad del matrimonio según este texto inspirado. “El otro relato del génesis (1, 26-28) es más reciente y habla del “hombre”, un singular colectivo englobando a dos sexos. Este hombre “macho y hembra” es presentado como la imagen de un Dios único en varias personas, de un Dios que habla en plural: “Hagamos al hombre….”. El hombre es presentado como un todo en dos mitades complementarias: “Y creó Dios al hombre a su imagen…macho y hembra los creó. Esta vez Dios añade: “Sean fecundos y multiplíquense” Dios Trinidad crea una pareja humana procreadora: De esta pareja surgirá una trinidad de amor – padre – madre – hijo – que será la imagen del amor creador de Dios. Pero vino el pecado. La armonía de las relaciones interpersonales se quiebra: en vez de formar un solo ser, empiezan a acusarse y a dividirse: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí” (Gen. 3, 12) y la armonía se quiebra hasta en el ámbito sexual:

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“Se dieron cuenta que estaban desnudos” (Gen. 3, 7). El Cantar de os Cantares es un poema inspirado donde se encuentran expresados con toda franqueza todos los aspectos de la alegría amorosa, desde el placer sexual hasta la unión de los corazones. Es una exaltación, en la pareja de enamorados, de la igualdad de las personas, del valor de toda persona y del valor del amor. Este poema nos hace mención alguna de la fecundidad. Cristo tampoco menciona la fecundidad al hablar del matrimonio. Insiste en la unión que deben formar los esposos y en la indisolubilidad de esta unión: “De manera que ya no son dos sino una sola carne. Pues bien, “lo que Dios unió no lo separe el hombre” (Mt. 19, 6). S. Pablo también habla del matrimonio sobre todo en términos de unión de amor, una unión y un amor tan fuetes como la unión amorosa de Cristo y su Iglesia: “Maridos, amen a sus mujeres igual que el Mesías demostró amor a la Iglesia entregándose por ella… Así deben también los maridos amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. Amar a su mujer es amarse a sí mismo…. Serán los dos un solo ser” (Ef. 5, 25-31). El matrimonio es ciertamente un remedio de la concupiscencia, dice S. Pablo (1Co. 7, 2.5.9). Pero es sobre todo don mutuo de personas totales, incluidos los cuerpos (1Co. 7, 3-6). Pablo hace una sola alusión a la fecundidad. Vemos que ni el A.T., ni Cristo, ni Pablo ponen la procreación como un fin primario del matrimonio. Los textos de la Escritura insisten en que la PRIMERA FINALIDAD DEL MATRIMONIO ES LA DE FORMAR UNA COMUNIDAD PROFUNDA DE AMOR. *¿QUE DICEN LOS TEOLOGOS? LA PROCREACION

El “pacto conyugal” romano, públicamente leído y firmado con ocasión de los matrimonios entre paganos (y entre cristianos, puesto que los cristianos usaban los ritos civiles en esa época), hacia que los prometidos se casaban “para procrear hijos” Es el único fin que justifica el matrimonio y el acto carnal a los ojos de los padres de los siglos 2 y 3 (San Ambrosio, San Jerónimo…). Lógicamente los teólogos de esta época condenan las relaciones sexuales duramente el embarazo, puesto que no tienen como fin la procreación.

159 EL REMEDIO CONTRA LA CONCUPISCENCIA.

S. Pablo había insistido en este aspecto, si por otra parte darlo como fin del matrimonio. San Crisóstomo, sin embargo, dice: “Había dos razones para insistir para instituir el matrimonio: existe para que vivamos castamente y para que tengamos hijos…”, entre estas dos razones la de vivir castamente (de no cometer fornicaciones) es la más fuerte según los teólogos de esta época puesto que la descendencia más importante es la espiritual y no los hijos carnales. S. Agustín estará de acuerdo con eso. Concede tres bienes al matrimonio: la fecundidad, la fidelidad y la indisolubilidad. Pero añade: “nadie con piedad perfecta ha de buscar otra descendencia que la espiritual”, sin embargo, para él, el deseo actual de una descendencia carnal hace lícito el acto sexual. En cuanto al acto carnal realizado como “remedio contra la concupiscencia”, es, según él, un pecado venial. Habrá de esperar el siglo 15 para que una minoría de teólogos (S. Antonio, Cayetano…) encuentre este pecado venial exagerado. EL ASPECTO RELIGIOSO DE LA PROCREACION

En los siglos 12 y 13 surge una perspectiva nueva y rica: lo que justifica las relaciones conyugales es “el bien de la progenitura” por si solo el niño físico no basta para justificar las relaciones sexuales, hay que educar estos niños para que sean hijos de Dios. La idea importante es que ya no se trata de hacer hijos así no más como una maquina produce cosas. La multiplicación de los hijos se justifica solo si se asegura la calidad religiosa de la vida de estos hijos. En otras palabras, lo que se debe buscar no es simplemente procrear hijos, es procrear cristianos. LA AYUDA MUTUA.

Eva había sido dada a Adán para ser una “ayuda semejante a El”. Pero esta ayuda se entendía tradicionalmente en el sentido biológico de ayuda para la procreación. Pero el Catecismo del Concilio de Trento (catecismo romano) se expresa de una manera diferente al exponer los motivos que deben determinar al hombre y a la mujer a casarse: “Lo primero es el instinto natural el que lleve a los dos sexos a unirse en la esperanza de poder ayudarse mutuamente y de encontrar en esta reciprocidad recursos más fuertes para soportar las incomodidades de la vida y las flaquezas de la vejez”. Los otros dos motivos invocados por este catecismo son: “el deseo de procrear” y “el remedio para evitar la luria”. LA COMUNIDAD DE PERSONAS QUE SE AMAN.

En l925 un laico casado, Dietrich von Hildebrand, subrayó el contenido amoroso, personalista y global del matrimonio y del acto conyugal: “No tienen como única función el engendrar

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hijos, tienen igualmente un sentido para el hombre como ser humano: ser la expresión y la realización del amor de los esposos y de la comunidad de vida”. Así el matrimonio y el acto conyugal no eran considerados sobre todo como “medios para hacer hijos” sino también como medios para expresar el amor entre los cónyuges y su deseo de formar un solo ser. Aquí se encontraban los acentos del Cantar de los Cantares. En primer tiempo, la Iglesia demostró reservas ante esta teoría: temía el peligro de olvidar a los hijos y de caer en un egoísmo a dos. Fue un moralista de gran prestigio, Bernard Heering, en su libro la Ley de Cristo (vol. 3), demostró que el matrimonio y el acto conyugal podían expresar el amor mutuo sin excluir a los hijos: “La estructura sexual aparece ordenada al amor… Así mismo el hijo no es extraño a los valores personales del matrimonio… Lejos de quedar ensombrecidos los valores de la persona (por la procreación de los hijos), les da su verdadero esplendor, haciendo de las relaciones personales en el matrimonio una imagen de las relaciones trinitarias”. Esta será la posición del Vat. II: “La comunidad conyugal y familiar (padre-madre-hijo) es… una comunidad profunda de vida y de amor”. (G.S. nn. 41-48).

C)

EL MATRIMONIO IMAGEN DE DIOS TRINIDAD.

¿Qué pensar de nuestra cultura, que permite sin protestar mucho, que el esposo sea infiel, que el esposo trate a su esposa como esclava, y muchas pruebas más de machismo? Lo menos que podemos decir es que no sabe lo que es el matrimonio. El matrimonio es algo sagrado, una extensión de Dios. El matrimonio viene de Dios y debe reflejar a Dios. Profundicemos esto: *DIOS, COMUNIDAD DE AMOR: EL MATRIMONIO POR EXCELENCIA.

(Ver curso de Introducción a la fe, pp.14 letra E, Y 15) Dios es un misterio que nuestra pobre inteligencia no puede comprender en su totalidad. Lo único que podemos hacer es balbucear un intento de descripción de la Santísima Trinidad.: Dios Padre es amor perfecto al Hijo en la entrega total de todo lo que es y de todo lo que tiene. Dios Hijo es amor perfecto al Padre en la entrega total de todo lo que es y de todo lo que. El Espíritu Santo, “que procede del Padre y del Hijo”, es el amor mismo entre el Padre y el Hijo, es una entrega total que se hacen mutuamente.

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Vemos que Dios es una comunidad de personas que se aman hasta el punto de entregarse mutuamente todo lo que son y todo lo que tienen. ES EL MATRIMONIO POR EXCELENCIA. *DIOS SE CASA CON LA COMUNIDAD: CONTNUACION DEL MATRIMONIO POR EXCELENCIA.

“Tú (el pueblo de Dios) serás mi esposa para siempre. Nuestro matrimonio será santo y formal, fundado en el amor y la ternura” (Oseas. 2, 21-22). Así habla Dios de sus relaciones con la humanidad. Para realizar este matrimonio con los hombres, Dios Padre nos manda a su Hijo. Dios Hijo toma nuestra naturaleza humana, se hace hombre como nosotros: Jesús de Nazaret. En este Jesús está “todo Dios”, ya que él no forma más que un solo Dios con el Padre y el Espíritu. Y también en El está todo hombre, puesto que el nos congrega a todos en un solo cuerpo, el suyo. Así toda la vida de Dios pasa a nosotros por Jesús. Y toda nuestra vida purificada, transformada, pasa a Dios por Jesús. Es la continuación del amor entre las personas de Trinidad: un amor que llega hasta entregarse mutuamente todo lo que son y todo lo que tienen. Dios nos entrega su vida para que formemos una unión perfecta con El. *EL MATRIMONIO DE LOS CRISTIANOS ES OTRA CONTINUACION DEL MATRIMONIO POR EXCELENCIA Dios ofrece a los cristianos, por la Iglesia, el honor y la gracia de ser el signo, el Sacramento del Matrimonio perfecto de la Trinidad, y del matrimonio entre Dios y la humanidad. Dios creó a su imagen, nos creó amor. Puso en nuestro corazón el deseo de amar y de ser amado. Puesto que el hombre no puede amar ni ser amado si esta solo, Dios le dio una compañera semejante a El. Y la vocación que Dios dio a esta pareja creada a imagen de Dios, es la de seguir siendo imagen de Dios, de formar un matrimonio a imagen del matrimonio de la Trinidad y del matrimonio entre Dios y la humanidad. Esto implica el amor entre los cónyuges, un amor tan fuerte que llega hasta el DON MUTUO DE TODO LO QUE SON Y DE TODO LO QUE TIENEN. UN DON TOTAL HASTA LA FUSION TOTAL. PERO UNA FUSION SIN CONFUSION. El amor supone que los amantes permanezcan distintos. El don no es la destrucción de uno de los amantes. Una relación que inhibe o destruye las cualidades de uno de los amantes, no es amor, es egoísmo. . El esposo que exige que su

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esposa sea como él, es un egoísta. La esposa que exige que su esposo sea como ella es una egoísta. DISTINTOS, PERO IGUALES. EN LAS PERSONAS QUE SE AMAN, “LO MIO” Y “LO TUYO” DESAPARECEN, TODO ES COMPARTIDO. TODO ES NUESTRO. UNA TERCERA PERSONA VIENE A CONCRETIZAR EL AMOR DE LOS CONYUGES. Los esposos se dan mutuamente un hijo. Este hijo es el papá y la mamá fusionados en uno. Este hijo es su amor hecho persona, una persona a la vez distinta de ellos y totalmente ellos. La familia se convierte así en TRINIDAD DE PERSONAS DISTINTAS PERO MAS UNIDAS QUE NUNCA... El matrimonio no es otra cosa: ES UNA IMAGEN DE LA TRINIDAD. ¡Que cosa tan exigente! Protestarán algunos. ¡Que maravilla! Dirán los que se dejan iluminar y mover por Dios.

D)

COMPROMETERSE DE POR VIDA, A PESAR DE LAS DIFICULTADES.

*ES DIFICIL CONSTRUIR EL AMOR VERDADERO, PERO ES FACIL DESTRUIRLO .

De cien hogares, ¿Cuántos viven este matrimonio imagen de la Trinidad?, de cien hogares ¿Cuánto son felices? El amor verdadero es algo fantástico. Todos lo deseamos. Pero es algo frágil y podemos destruirlo mucho más fácilmente que lo construimos. Los hechos están aquí para probarlo. ¿Que proporción de esposos son infieles? ¿Cuántos esposos abandonan el hogar? ¿Cuántos esposos pasan la vida peleando entre sí? ¿Cuántos esposos gastan los pocos recursos en cosas egoístas? Etc. Este amor frágil hay que cuidarlo como un recién nacido. Todos los días, hay que renovar el cuidado, renovar su compromiso y sus esfuerzos para construirlo. *¿ES VOLUNTAD DE DIOS QUE ESTE AMOR DIFICIL SEA DE POR VIDA?

En (Mt. 13, 3-9). Cristo responde a esta pregunta refiriéndose al plan de Dios: “¿No han leído que el creador, el comienzo, los hizo varón y mujer y que dijo: por eso dejará el hombre a su

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padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre”. Luego en el plan de Dios EL MATRIMONIO ES ENTRE EL HOMBRE Y UNA MUJER, MONOGAMO Y DE POR VIDA. Y Cristo afirma categóricamente la INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO. Que eso iba a ser difícil de realizar, lo vemos ya en las primeras páginas de la Biblia: después del entusiasmo de Adán al ver su compañera, aparece la trágica escena de un hogar en que el hombre hace a su esposa un reproche que es casi un blasfemo contra Dios: “La mujer que tu (Dios) me diste me hizo comer…es decir, me hizo desobedecer”. Difícil, pero no imposible, ya que la Palabra de Dios insiste: “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. Si Dios nos hubiera pedido lo imposible, no nos hubiera amado de verdad. Lo que Dios pide a los esposos, él mismo les ayuda a realizarlo dándoles su gracia y su fuerza por el Sacramento del Matrimonio. Este sacramento no es una cadena que encarcela, es una fuerza, y esta fuerza de Dios que, en los conflictos matrimoniales, nos ayuda a escoger la única solución cristiana: la del perdón y de la reconciliación. Es así como Dios nos trata cuando pecamos. Es así como Dios quiere que los esposos se traten cuando hay problemas. *TAMBIEN LA SOCIEDAD HUMANA EXIGE MATRIMONIOS SOLIDOS.

No vayamos a pensar que la idea del matrimonio solido de por vida es un capricho de la Iglesia católica. También la sociedad humana necesita tales matrimonios para el bien de todos sus . Una sociedad en la que no exista como valor importante la fidelidad de los hogares, seria una sociedad incoherente, egoísta, en la que los hijos serian privados de la educación familiar de base, y en la que los adultos no tendrían el apoyo de sus hijos en su vida y en su vejez. Por eso ninguna sociedad humana permite que se rompa el compromiso matrimonial así no más. Cada sociedad crea leyes para proteger a las familias. *EL COMPROMISO MATRIMONIAL ES MAS AMENAZADO QUE NUNCA.

Ya hemos hablado de un fenómeno cultural que siempre ha amenazado el compromiso matrimonial en Honduras: el machismo con todas sus manifestaciones. Además, vivimos evoluciones sociales que crean, en los hogares, climas mucho más duros que antes. La sociedad hondureña es todavía, en su mayoría, una sociedad rural, pero esta situación está cambiando y seguirá cambiando. Más y más personas dejan el campo para vivir en

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las ciudades. Más copiamos los modelos de nuestro tío Sam americano del norte basándonos en todo esto ya podemos adivinar lo que los hogares hondureños tendrán que enfrentar dentro de unos pocos años. En la sociedad tradicional, el matrimonio es asunto de toda la familia. El divorcio es difícil puesto que los esposos se ven muy “apretados” por la cadena de una solida red patriarcal. Pero en la sociedad moderna, el matrimonio se ha hecho asunto exclusivo de los dos esposos. Si la relación entre los dos se rompe, no hay ya una base familiar más amplia donde apoyarse y buscar ayuda. El entorno en que vive la pareja de la ciudad no le proporciona ayuda tampoco. Los esposos están solos en su apartamento, perdidos en el mar de la ciudad. Eso favorece su intimidad, pero no les proporciona ayuda en los momentos difíciles. No solamente está sola la pareja, sino que además la mayor parte del tiempo cada uno de los cónyuges está apartado del otro de ocho a diez horas en el día. El trabajo rural unía los cuatro brazos de los esposos sobre la misma tierra. La vida moderna hace trabajar al marido con otras mujeres, y a la esposa con otros hombres. Este trabajo de la mujer en la sociedad moderna representa para ella una libertad, una cierta independencia económica. Su supervivencia alimenticia ya no depende forzosamente del marido. Una cadena se ha roto….Felizmente….Peligrosamente…. Además, el tiempo que los esposos podían espera vivir juntos antes de la muerte, era antes de apenas de 15 a 20 años. Hoy es de 50. El tiempo de lucha se ha triplicado, a través de un terreno más accidentado que antes. Podemos además mirar otros fenómenos que están sucediendo en otros países industrializados y preguntarnos: ¿Qué consecuencias tendrán estos fenómenos sobre los matrimonios si un día se generalizan en Honduras? • El rechazo de la institución, sea civil o religiosa, la libertad individual como criterio supremo. El individuo acepta una cosa solo si ella corresponde a sus propios criterios y gustos. En tal contexto, el matrimonio pasa a ser una cosa privada de los dos cónyuges y es regulado únicamente por los criterios personales de los esposos. . Podemos adivinar lo que sucede cuando estos criterios son egoístas: matrimonios sin hijos porque los niños molestan, aborto cuando un niño nace por descuido, divorcio cuando hay disgustos, matrimonios de ensayo sin compromiso, etc. • Reemplazando a una Iglesia que, en el pasado, tenía la última palabra en todo, los políticos son los que toman las decisiones importantes en el ámbito de las costumbres familiares. Votan leyes que reflejan a veces una mentalidad pagana: leyes que facilitan el divorcio, el aborto, etc.

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No nos está permitido, sin embargo, el pesimismo. Es necesario comprender estas novedades y estar convencidos que estos cambios que se producen y seguirán produciéndose en nuestra sociedad, exigirán un compromiso más fuerte todavía. – Que se trate del sacerdocio – (que es un matrimonio) o del matrimonio - , un compromiso más sagrado y más lúcido. Un compromiso que tiene que ser asumido cada día como algo nuevo. “HOY COMIENZO”, se repetía a sí mismo San Alfonso de Ligorio cada mañana. ¿Y no es uno de los grandes secretos de la fidelidad? Vale para los esposos y vale también para los sacerdotes. Y, sobre todo, no debemos olvidar que Dios nos acompaña. Si nos abrimos a El, El nos iluminará y nos dará la fuerza necesaria. Es precisamente esto el sacramento del matrimonio: Dios nos acompaña, nos ilumina, y da fuerza a los esposos. El Dios fiel sabrá consolidar la fidelidad de los que se dejan actuar en su vida .

E)

LA VERDADERA RAZON DE LA INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO.

*UNAS RAZONES BONITAS PERO INSUFICIENTES.

¿Puede el marido despedir a su esposa? Ya conocemos la respuesta de Cristo (Mt. 19, 3-9 y Mc. 10, 6-12): “Lo que Dios unió no lo separe el hombre”… El que se separa de su esposa y se casa con otra comete adulterio.” Podemos aportar montones de razones bonitas pero insuficientes para apoyar la indisolubilidad del matrimonio: • Si abrimos la puerta del divorcio, muchísimos va a escoger esta salida fácil a sus problemas y muchísimos niños quedarán dispersos y heridos… No se puede desertar del hogar sin pasar sobre el cuerpo y el alma de los hijos…. Pero se puede contestar: ¿El odio que los padres se manifiestan en el hogar no es más nocivo todavía a los hijos que su separación? • El amor de por sí, es eterno, amar a alguien es decirle: “Tú no morirás”, decía Gabriel Marcel. Amar a “condición de que”, o “hasta cierto punto”, o “durante cierto tiempo”, no es amor. Si el fundamento del matrimonio es el amor, el matrimonio es indisoluble.

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Pero se puede contestar: muchos ha construido su unión no sobre el amor, sino, sobre la atracción, la fantasía, la pasión…. ¿Hay amor cuando los esposos se odian y cuando el hogar es un infierno”? No son estas razones en las que Cristo y la Iglesia fundan su oposición a toda ruptura del lazo conyugal. *LA VERDADERA RAZON: EL MATRIMONIO ES LA REALIDAD MISMA DE LA UNION DE CRISTO Y DE SU IGLESIA.

“Maridos, amen a sus mujeres como Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella…” (Ef. 5, 25-32). Cuando los bautizados se casan, reciben una misión y una gracia: ser el amor mismo de Dios, el amor de Cristo hacia su esposa la Iglesia HE AQUÍ PORQUE EL MATRIMONIO-SACRAMENTO ES INDISOLUBLE: PORQUE ES NO SOLO LA IMAGEN SINO LA REALIDAD MISMA DE LA UNION DE CRISTO Y DE SU IGLESIA Por el sacramento del matrimonio, Cristo se casa con los esposos y no los abandonará jamás. Todo hogar cristiano está injertado en Cristo por el sacramento del matrimonio, y llega así a ser miembro del cuerpo de Cristo. Cristo nunca amputará este miembro, aunque esté medio podrido, siempre tratará de sanarlo porque lo ama con un amor loco, el mismo amor que le hizo aceptar la cruz para salvar a otro miembro medio podrido: la humanidad. “si somos infieles, El permanecerá fiel, porque no puede negarse así mismo “(2Tm. 2, 13). Ahora comprendemos porque Cristo no quiere que el hombre ampute este miembro de su cuerpo. Si Cristo mismo no se reconoce el derecho de amputar a uno de sus , ¿tenemos el derecho de hacerlo? Cristo tomó la condición de esclavo y sufrió la muerte más cruel para salvarme a mí, su esposa infiel. Espera el mismo esfuerzo de parte del cónyuge que tiene una esposa o un esposo considerado como indigno. Dios nos ha hecho a su imagen para que actuemos como El. *¿Y LOS DIVORCIADOS?

A todo pecado misericordia… y a este, más compasión y ternura que a cualquier otro, porque no hay nada más doloroso. Esta ternura debe impulsarnos, a nosotros los pastores, a ayudar a la reconstrucción de lo que está destruido. ¿Y SI EL DIVORCIADO SE HA VUELTO A CASAR?

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Nuestras relaciones con los esposos divorciados y vueltos a casar será una parte delicada e importante de nuestra pastoral. No pretendemos aquí dar un curso sobre este tema. Solamente una pista que nos ofrece Bernard Heering (Concilium, 1970, n. 55, pp. 113-114). La pastoral relativa a los esposos divorciados y vueltos a casar no tiene necesariamente el sentido estrecho de una vuelta a los sacramentos. Pueden dar buen ejemplo educando convenientemente a sus hijos. Pueden insertarse activamente en obras caritativas de la Iglesia y en su apostolado. No obstante, si creemos que la Iglesia es en su totalidad, el sacramento de la reconciliación de todos los hombres de buena voluntad, y que la Eucaristía es su centro, no se puede evitar la cuestión de de estas personas a los sacramentos.” Muchas Iglesias locales reflexionan seriamente sobre este problema e, incluso, han llegado a elaborar una pastoral de los divorciados con orientaciones muy concretas. Nuestra Iglesia tiene el deber de hacerlo.

F) UNAS NORMAS DEL DERECHO CANONICO SOBRE EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO. No menos de 111 cánones dedica el Código del Derecho Canónico al tema del matrimonio, he aquí algunos: *La Alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados. Por tanto, entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por ese mismo sacramento. (c. 1055). *Las propiedades esenciales del matrimonio son. LA UNIDAD Y LA INDISOLUBILIDAD… (C.1056) *El matrimonio lo produce el consentimiento de las partes legítimamente manifestado entre personas jurídicamente hábiles, consentimiento que ningún poder humano puede suplir. El consentimiento matrimonial es el acto de la voluntad por el cual el varón y la mujer se entregan y aceptan mutuamente en alianza irrevocable (c. 1057). *Antes de que se celebre el matrimonio, debe constar que nada se opone a su celebración válida y lícita. (c. 1066). Solamente son válidos aquellos matrimonios que se contraen ante el ordinario del lugar o del párroco, o un sacerdote o diácono delegado por uno de ellos para que asistan, y ante dos testigos, de acuerdo con las reglas establecidas en los cánones que siguen, y quedando a salvo las excepciones de que se trata en los cánones 114,1112, 1116, y 1127. (c. 1108).

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*Con el reconocimiento de la Santa Sede, la Conferencia Episcopal puede elaborar un rito propio del Matrimonio congruente con los usos de los lugares y de los pueblos, adaptado al espíritu cristiano, quedando sin embargo, en pie la ley según la cual quien asiste al matrimonio, estando personalmente presente, debe pedir y recibir la manifestación del consentimiento de los contrayentes. (c. 1120). *El matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano, ni por ninguna causa fuera de la muerte. (c. 1141).

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Capitulo 16: EL CELIBATO Y LA VIDA CONSAGRADA. A) ¿ES NORMAL EL CELIBATO? El celibato es el estado de una persona no casada. En nuestra cultura, el hecho de no casarse es visto como algo raro y la gente pregunta ¿”es normal” No casarse como hacen los sacerdotes y religiosas? ¿Los sacerdotes y las religiosas son personas normales? Pero ¿Qué significa para la gente la palabra normal?, usualmente, significa lo que se ajusta a sus normas, a sus gustos, y a sus costumbres. Así, la gente dice: es normal que la gente se case puesto que casarse corresponde a las normas, a sus gustos y a las costumbres de nuestra cultura. Y esta misma gente va a considerar como anormal el hecho de que una persona viva en celibato. Esta es la realidad vista con ojos humanos: el celibato no es “normal”. Pero, ¿Cómo Dios ve las cosas? A sus ojos, es ¿bueno y normal que unos hombres y mujeres decidan no casarse y vivir una vida consagrada? Tratemos ahora de ver el celibato con los ojos de Dios.

B)

EL CELIBATO: UNA ALIANZA COMO LA DE DIOS CON LA HUMANIDAD.

El celibato, como acabamos de ver es el estado de una persona no casada, ahora bien, una persona puede ser soltera (no casada por varios motivos: porque no ha llegado el tiempo de casarse, porque no quiere aceptar las responsabilidades de un hogar, porque se siente más libre viviendo en concubinato, etc. Cuando hablamos de CELIBATO CRISTIANO, no se trata evidentemente de estos casos. Se trata de estas personas que ACEPTAN VOLUNTARIAMENTE NO CASARSE PARA CONSAGRARSE MAS PLENAMENTE A CRISTO Y A SU MISION. Lo llamamos “EL CELIBATO ELEGIDO POR EL REINO DE DIOS” *¿QUE SIGNIFICA Y QUE REALIZA EL CELIBATO CRISTIANO?

El celibato cristiano, aún siendo lo contrario del matrimonio, significa y participa de la misma realidad que el matrimonio cristiano: el amor de Dios por el hombre, la alianza. • Jesús se casó únicamente con la humanidad entera y la Iglesia: su corazón, su pensamiento, su cariño, su trabajo, su sangre…fueron totalmente dedicados a su Padre y a su Iglesia.

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Pues bien, Jesús desea continuar viviendo ese don total al Padre y a la Iglesia a través de hombres y mujeres que entregan toda su existencia al servicio de toda la humanidad en la misión de la Iglesia. Jesús no reservo su ser a ninguna persona en particular – ni siquiera a su madre y a su padre – para ser el esposo universal de toda la humanidad. Así mismo Jesús da a otros el don de ser su corazón, sus ojos, su sonrisa, sus manos abiertas a todos, el don de ser disponibles a todos, lo que se supone, aceptar, no pertenecer en exclusiva a nadie en particular. LOS QUE VIVEN EL CELIBATO CRISTIANO SON LOS SIGNOS, LOS SACRAMENTOS DE LA ALIANZA DE DIOS CON LOS HOMBRES EN JESUS. *CASADOS Y CELIBES, TIENEN NECESIDAD UNOS DE OTROS.

• Existe tal plenitud humana en un matrimonio que los esposos corren el riesgo de encerrarse en sí mismos y de olvidar a Cristo y a su Iglesia. Los célibes por el Reino de Dios recuerdan a los casados que deben abrirse a la humanidad entera. • Los célibes corren el riesgo de deshumanizarse en un espiritualismo desencarnado. Los casados recuerdan a los célibes que sus relaciones con los demás deben estar llenas de ternura y de delicadeza, y que deben ser ardientes después de ver como vivía su prima Jeanne con su esposo Francis, Santa Teresa del Niño Jesús escribía: “Decirle cuanto me enseñó su ejemplo sobre las delicadezas que una esposa debe prodigar a su esposo, me resultaría imposible: yo escuchaba ávidamente lo que podía aprender, porque no quería hacer menos por mi amado Jesús que Jeanne por Francis…” . Manuscritos Autobiográficos Así los esposos amantes invitan a los célibes a vivir un amor ardiente y delicado. *NECESITAMOS CELIBES QUE DEJAN LA IMPRESIÓN DE SER PERSONAS REALIZADAS Y FELICES.

El celibato vivido como el amor de Dios que se da totalmente a todos, es un amor lo suficientemente satisfactorio como para que los que lo han recibido este don puedan tener una vida equilibrada y feliz sin el matrimonio. Para que esta verdad sea creíble, necesitamos célibes que dejan la clara impresión de ser bien realizados y felices en su vocación. No apagados ni oprimidos. Y que lleven su felicidad en su rostro.

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*RENUNCIAR A CASARSE NO ES RENUNCIAR A ALGO MALO.

Renunciar a una mujer, a un marido. A la vida a dos, a la vida social…no es como renunciar al demonio. La renuncia que ofrecemos a Dios es una renuncia a algo hermoso y grande. Cuando Dios hubo creado al ser masculino y femenino “vio que esto estaba bien…muy bien”. Por eso, la ofrenda que el célibe hace a Dios es algo muy grande. *¿EL CELIBATO POR EL REINO ES MAS PERFECTO QUE EL MATRIMONIO?

Primero hay que decir que los célibes por el Señor no constituyen un grupo de gente perfecta. No es fácil a los sacerdotes, religiosos y religiosas ser santos, no más fácil que a los casados. Toda vida verdaderamente cristiana es locura evangélica, sea en el matrimonio, ya sea fuera de el, todos los bautizados están llamado a “negarse a sí mismos, a perder su vida por Cristo y por el evangelio” (Mc. 8, 34-35). La vocación a la perfección es un llamamiento para todos los bautizados. Y, en el N. T., “ser perfecto” significa ser de Cristo, ser como Cristo, amar como El ama”. Es el Bautismo – y no la profesión religiosa o el Sacramento del orden – el que nos consagra a Jesucristo para transformarnos en Jesucristo. El Bautismo nos hace decir, como Pablo: “No soy yo quien vive. Es Cristo el que vive en mí” (Ga. 2, 20). Es el Bautismo y la Confirmación los que nos consagran en el Espíritu Santo y nos dan la vocación de vivir el amor de Dios. Entonces, no se trata de saber si el estado de célibe es más perfecto que el estado de casado. Como dice Vat. II: “Común es la dignidad de los del cuerpo de Cristo, común la gracia de ser hijos e hijas de Dios, común la vocación a la perfección” (L. G. 32). EL MAS PERFECTO, EL MAS SANTO, ES EL QUE VIVE MEJOR LA VOCACION QUE DIOS LE HA DADO, EL QUE VIVE MEJOR EL AMOR. LA PERFECCION ES UN ASUNTO DE FIDELIDAD Y NO UN ASUNTO DE TITULO.

C)

¿QUE DICE LA HISTORIA ACERCA DEL CELIBATO CRISTIANO?

En el seguimiento Cristo-Virgen y por el Evangelio, los célibes eran numerosos en los primeros siglos. La categoría de parthénol comprendía lo mismo a hombres que a mujeres vírgenes consagrados la llamada de S.Pablo “acerca de la virginidad” se dirige evidentemente a los dos sexos (1Co.7, 25) Virgen significa aquí una persona que se ha abstenido siempre de relaciones sexuales No se sabe si las mujeres vírgenes eran más numerosas que los hombres vírgenes. *LA VIRGINIDAD CONSAGRADA ES UN VERDADERO MATRIMONIO

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Desde el principio el matrimonio-Cristo-Iglesia Es presentado a través de dos signos complementarios. El sacramento del matrimonio y la virginidad consagrada. Porque no se puede olvidar que el celibato por Cristo es un verdadero matrimonio, tan indisoluble como el otro, más indisoluble incluso ya que la muerte lo realiza plenamente en lugar de disolverlo como es el caso del matrimonio humano. En la primitiva Iglesia, la consagración de las vírgenes se consideraba COMO UN VERDADERO MATRIMONIO con Cristo, como una alianza que ya no era posible romper sin adulterio. “Las que abandonan el estado virginal, dice San Cipriano, la Iglesia las llama adúlteras, no de un marido terrestre, sino de Cristo”. “Nunca está permitido casarse a la virgen consagrada, porque su esposo vive eternamente” (San Crisóstomo). *LA IGLESIA SE MUESTRA MUY SEVERA PARA CON LOS CONSAGRADOS INFIELES.

El Concilio de Elvira (305) los excomulga de por vida. El Papa Inocencio I (412-417) prohíbe recibir a la penitencia a una virgen consagrada que, infiel a sus votos, se ha casado. Esta “pecadora” no puede ni siquiera participar con los penitentes a la primera parte de la asamblea dominical. El Concilio de Calcedonia (451), fijará la disciplina para largos siglos: “Una virgen que se ha consagrado a su Dios y Señor, y lo mismo un monje, ya no debe casarse, si lo hacen, serán (excomulgados de por vida). De cualquiera manera, establecemos que el obispo del lugar será juez de levantar misericordiosamente esta pena. Basilio de Anoyra (163) expresa la teología bíblica que inspira esta disciplina: “leemos en 1 Co. 7, 39: La mujer está ligada mientras vive su marido. Si este muere, ella queda libre de casarse con quien desee… Pero precisamente la virgen consagrada no está libre su marido no ha muerto, no puede pues casarse con quien quiera. Será llamada adúltera aquella que, mientras vive su esposo inmortal, lo haya sustituido por un esposo mortal…. Ella se había desposado ante testigos, en un traspaso solemne de su padre a su esposo (Cristo) y en una celebración lo más pública posible….” “La consagración pública” (la toma del velo) de la virgen, sobre la que insiste Basilio, nos va a “desvelar” el parentesco del matrimonio y del celibato consagrado.

*EL VELO DE LA CASADA Y DE LA VIRGEN CONSAGRADA.

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En Roma y en África, hace unos dos mil años. Tomar “Tomar el velo”, quería decir comprometerse o casarse. La joven que había encontrado dueño se velaba para ya no estar en disposición (en oferta). Después en la mañana de su traspaso, cubría su rostro y cabellos de velo rojo, y así se presentaba a su esposo. En adelante, estaría velada en público, porque había conseguido casarse (a diferencia de la joven en oferta) todavía a los pretendientes. Para vírgenes consagradas cristianas, la situación era delicada: sin velo parecían disponibles a los hombres. ¿La solución? “Te pido que tomes el velo de la casada, les aconseja Tertuliano hacia el año 200, así protegerás la virginidad que has abrazado como estado…Tú no mientes haciéndote pasar por una mujer casada.: eres la esposa de Cristo. Este velo de las vírgenes consagradas fue oficializado en el siglo 4, la toma solemne del velo en el transcurso de la Eucaristía, señaló desde entonces el compromiso nupcial de la nueva esposa de Cristo. En esta época, la bendición por el sacerdote de los cónyuges cristianos no estaba todavía litúrgicamente fijada, ni era obligatoria. Cuando se decidió hacer una liturgia del matrimonio, se copió la liturgia del velo de las vírgenes. Maravilloso trueque dirigido sin duda por el Espíritu: las casadas había dado su velo a las vírgenes, ahora las vírgenes dan a las casadas su liturgia de la toma del velo. *LA IGLESIA SIGUE TOMANDO MUY EN SERIO EL COMPROMISO DE LOS CONSAGRADOS.

Durante siglos, la Iglesia se mostró más severa para los consagrados que abandonaban su estado que para los esposos divorciados y vueltos a casar. En 754, el Papa Esteban II reafirma las reglas de Inocencio I y del Concilio de Calcedonia. Durante 15 siglos, se atenderá al juicio de San Agustín y de Cristo: cada uno es libre de comprometerse o no, pero no de mirar hacia atrás: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás es indigno del Reino de Dios” (Lc. 9, 62). (Es uno de los absolutos del Señor que silenciamos hoy día). A la pregunta: ¿Se puede dispensar de un voto solemne de continencia?, Santo Tomás responde: “El Papa mismo no puede hacer que el que ha hecho profesión deje de ser religioso, si bien algunos juristas por ignorancia, afirman lo contrario” (S.T. 2, 2. Q, 88, art. 11 y 7). Hasta el siglo 16, la Iglesia no se permitió dar dispensa o conmutación de voto publico de castidad. Pero los juristas, ridiculizados por S. Tomás, continuaron pensando que esta no era la última palabra de la Iglesia. La Iglesia, en efecto, comenzó a volver sobre sus pasos. Tomó conciencia de que tenía pleno poder de atar y desatar.

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*LAS DISPENSAS DEL CELIBATO CONSAGRADO SE MULTIPLICAN.

Después del Concilio Vat. II y hasta la elección de Juan Pablo II, La Iglesia dispensó totalmente a miles de Sacerdotes, religiosos y religiosas de su celibato consagrado. Muchos cristianos no aceptan esta situación. Un predicador decía: “Comprendo mal la facilidad con que se piden actualmente las dispensas, y también se conceden. Que se concedan en casos de insuficiencias graves o errores de orientación evidentes, es algo deseable y normal, tanto para el bien de los interesados como para el de la comunidad cristiana. Pero que baste enamorarse para pedirla y obtenerla, eso me asombra y confunde. Es despreciar el valor de todo compromiso tomado de por vida. Es despreciar las palabras más graves del Evangelio….” Muchos laicos tuvieron la impresión de que los curas se dispensaban fácilmente entre sí, mientras que nunca dispensaban a los esposos que vivían un infierno en su matrimonio. Consideraban esto como injusto. Se les contestaba: el celibato sacerdotal resulta de una ley de la Iglesia y, por tanto, la Iglesia puede dispensar de ella, el matrimonio, al contrario, resulta de una ley de Dios de la que la Iglesia no puede dispensar… pero, para los laicos, eso no era un argumento convincente. Con la venida Juan Pablo II, ya no es tan fácil conseguir una dispensa del celibato consagrado. Esta cuestión de dispensas no debe hacernos olvidar la realidad divina que representa el celibato consagrado y a la palabra muy seria del Señor: “EL QUE HA PUESTO LA MANO EN EL ARADO Y MIRA PARA ATRÁS NO ES APTO PARA EL REINO DE DIOS”. DIOS NUNCA RENIEGA LOS COMPROMISOS QUE TIENE CON NOSOTROS. NO ES NORMAL QUE RENEGUEMOS LOS COMPROMISOS QUE TENEMOS CON EL.

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D)

LA VIDA CONSAGRADA

Antes de Cristo, el celibato era una desgracia. Aparte EL Oriente místico, las civilizaciones paganas y judías consideraban anormales y despreciables a los que no se casaban. Viene Cristo, en una sociedad en que todos, a excepción de algunos esenios, se casaban muy jóvenes y en que la virginidad era despreciada, Jesús vivió sin esposa ni hijos. Por parte del más normal y del más sabio de los hombres, es un ejemplo revolucionario. Aparentemente, si se mira con ojos meramente humanos, Jesús murió sin dar a la sociedad la vida que había recibido, sin dar hijos para reemplazarlo. PERO, VISTO CON LOS OJOS DE LA FE, JESUS ES EL ESPOSO MAS FECUNDO DE LA HISTORIA. • Es el esposo por excelencia, realiza plenamente el deseo del Génesis: “Dejara el hombre a su padre y a su madre para unirse a su esposa y serán los dos un solo cuerpo”. Jesús dejo primero a su padre Dios y, después, su papá y mamá humanos para unirse a la humanidad y formar con ella un solo cuerpo. Y esta unión es eterna: sigue y seguirá siéndolo. Jesús Resucitado sigue unido a nosotros de mil maneras: Por su Palabra, por su Luz, por su Iglesia, por sus Sacramentos, y sobre todo, por su Eucaristía. • Y esta unión es mucho más fecunda que cualquier matrimonio humano. Nos permite triunfar de la muerte y realizar nuestro deseo más profundo: ser “como Dios” durante toda la eternidad. *A PARTIR DEL CELIBATO CONSAGRADO DE JESUS, PODEMOS DEDUCIR UNA DE LAS CARACTERISTICAS DEL CELIBATO CONSAGRADO CRISTIANO.

• El celibato consagrado hace presente el matrimonio de Cristo con su Iglesia y con la humanidad entera. Con el celibato consagrado, nos encontramos directamente unidos al misterio de la presencia del Jesús Resucitado en el mundo. Como Jesús, los célibes consagrados se casan con toda la humanidad para llevarla fecundidad más grande: la resurrección y la unión con Dios. • Vemos, pues, que el celibato por el Reino no es una soledad. Es una comunión con toda la humanidad • No es tampoco un no al amor humano, sino un si al amor infinito.

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• El celibato por el reino es un don recibido, una vocación: “No me eligieron ustedes, fui yo quien les eligió” (Jn. 15, 16). Cada uno recibe de Dios su carisma particular, dice S. Pablo: “A uno el matrimonio, a otro el celibato (1Co. 7, 7). Es el Señor quien se acerca a nosotros y hace señas. Señas tan discretas que muchos no le prestan atención y corren a otras voces más ruidosas. • Se dice que el que consagra a Dios su virginidad da testimonio del tiempo futuro, de “ese mundo de la Resurrección en que no se toma mujer ni marido” (Mt. 22, 30). Cierto, pero el mundo de la Resurrección ya ha empezado. El Resucitado ya está en medio de nosotros, el celibato consagrado da testimonio de este Reino definitivo que ya ha empezado. • Jesús ha regalado toda su capacidad de amar a todos los hombres. El celibato consagrado hace presente este amor total y universal de Jesús. El célibe por el Reino consagra toda su capacidad de amar a Dios y a todos. • Esta ofrenda de toda su capacidad de amar, es decir, de toda su vida, tiende normalmente a traducirse en la práctica de los principales consejos evangélicos: castidad, pobreza y obediencia. • Como el matrimonio de los esposos por un voto de uno a otro, el celibato consagrado se expresa también, en la Iglesia, por votos, por votos, primero temporales (noviazgo), luego perpetuos (es el matrimonio de pobreza, castidad y obediencia) Estos votos proclaman: “Yo les doy toda mi capacidad de amar….y lo proclamo públicamente”. • Como todo amor conyugal, este amor puede desear un ambiente que le proporcionará apoyo, es lo que llamamos, con un término general, “la vida religiosa”. El Espíritu no cesa de suscitar diversos tipos de comunidades en las que los se ayudan mutuamente a vivir la vida consagrada en “medio del mundo”, a la manera de los Apóstoles: en el mundo sin ser del mundo (Jn. 17, 14-16). ¿ES POSIBLE VIVIR LA VIRGINIDAD?

Es una pregunta que muchos se plantean… El Ritual de las consagraciones de las vírgenes se plantea la pregunta y se da la respuesta: “¿Cómo, Señor, un alma de carne mortal podrían dominar las leyes de la naturaleza, limitar la voluntad de escoger lo que es lícito, elegir una vida no común y vencer los estímulos de la edad si tú, Señor, no enciendes en ella el amor a la virginidad, si tú no alimentas continuamente este deseo y no la fortaleces en su propósito?...

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Que tú, Señor, seas su honor, su gozo, su deseo, que ella encuentre en ti descanso en la aflicción, consejo en la duda, fuerza en la debilidad, paciencia en la tribulación, abundancia en la pobreza, alimento en el ayuno, remedio en la enfermedad. QUE EN TI, SEÑOR, LO ENCUENTRE TODO.

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Capitulo 17: LOS ULTIMOS SACRAMENTOS. A) VIVIR LA PROPIA MUERTE En otro tiempo se veía venir la propia muerte y se tendía a celebrarla reuniendo a los familiares y amigos… En estos tiempos, el médico debía informar a su enfermo de su futuro. En nuestros días, parece que es un deber mentir al enfermo, darle falsas promesas: “vas a recuperar”, etc. Más y más queremos ocultar la muerte, maquillarla para disimularla. Es tonto puesto que para vencer la muerte es necesario enfrentarla con lucidez y vivirla activamente. *COMO CRISTO: “SOY YO QUIEN DOY MI VIDA”.

Herodes ha hecho decapitar a Juan Bautista. Ese profeta molestaba a los poderosos. Que Jesús se dé por avisado, porque él también molesta. Unos fariseos vienen a decirle: “Márchate de aquí porque Herodes quiere matarte”. Jesús contesta: “vayan a decirle a ese zorro: mira que hoy y mañana arrojo demonios y hago curaciones, y al tercer día llego a mi término… porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén” (Lc. 13, 31-33) Y Jesús sube lucidamente hacia su muerte. “Luego comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser rechazado…que iba a ser condenado a muerte y que resucitaría después de tres días” (Mc. 8, 31). La muerte de Jesús es, por tanto, UNA MUERTE MIRADA DE FRENTE Y ACEPTADA CON LUCIDEZ. Todavía mucho más: UNA MUERTE OFRECIDA. “El Buen Pastor da su vida por sus ovejas” (Jn. 10, 11). “El Hijo del Hombre vino para servir y dar su vida por los hombres, para rescatarlos” (Mc. 10, 45.). “Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente” (Jn. 10, 18). No es que la muerte le de menos miedo que a ti y a mí: “me siento turbado”, ite (Jn. 12, 27). Pero no se deja llevar por el miedo: “Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Mc. 14, 36). Esta muerte mirada de frente, aceptada con lucidez, ofrecida…DA RESULTADOS ESTUPENDOS: Vence la muerte por la Resurrección y vence la muerte de todos los que están unidos a El. “Cuando yo haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí” (Jn. 12, 32) .

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*PARA OFRECER SU PROPIA MUERTE HAY QUE OFRECER LA PROPIA VIDA

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Para entregar su propia muerte al Padre y a los demás, como Jesús, hay que darles primero su propia vida. Nuestra vida debe ser como el grano de trigo del Evangelio: muere para convertirse en pan y para dar comida de vida a los hombres. Mi vida debe ser un morir para vivir y para hacer vivir. • Morir para mi mismo y vivir para el otro • Morir a mi pereza, tranquilidad, comodidades…para hacerme útil a los demás. Morir a mi codicia, para que la sociedad sea menos injusta. Morir a la explotación, y convertirme en servicio, como Cristo.

Será más fácil ofrecer mi muerte si he muerto a mi egoísmo durante toda mi vida. Y la ofrenda de mis muertes cotidianas dará fruto, hará vivir a los demás, como la ofrenda de Cristo.

B) LA MARCHA SACRAMENTAl DE NUESTRO VIAJE: DELA MUERTE (Bautismo) a la vida. *NUESTRA MUERTE ESTA DETRÁS DE NOSOTROS, NO DELANTE

“En el Bautismo fueron sepultados con Cristo, t también en el mismo Bautismo fueron sepultados… (Col. 2, 12). S. Pablo nos dice, de parte del Espíritu, una verdad de fe: gracias a nuestro Bautismo, nuestra muerte está ya detrás de nosotros, no delante. Es una de las afirmaciones centrales de S. Pablo, y por tanto, de nuestra fe: en nuestro Bautismo morimos con Cristo. ¿Y QUE PASA DESPUES DE ESTA MUERTE? Se trata de pasar, con Cristo y por su fuerza, del pecado al amor, de la muerte a la vida, de este mundo al Padre. Es el paso de la muerte a la vida, el misterio Pascual. Dios Sacramento nos ayuda a dar este paso de la muerte a la vida. Veamos en detalle esta marcha sacramental de la muerte a la vida. *EL BAUTISMO.

¿Qué realizó en nosotros nuestro Bautismo? S. Pablo contesta: “Al ser bautizados fuimos sepultados junto con Cristo para compartir su muerte, a fin de que, al igual que Cristo, quien fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, también nosotros caminemos en una nueva vida. Comprendan bien esto: con Cristo fue crucificado algo de nosotros, el hombre viejo, a fin de que fuera destruido lo que de

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LAVANDERIA  TRNSFICURACION

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nuestro cuerpo estaba esclavizado al pecado…Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creeremos también que viviremos con EL, sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más…La muerte de Cristo fue un morir al pecado, su vida ahora es un vivir para Dios. Así también, ustedes considérense muertos para el pecado y vivan para Dios en Cristo Jesús”. (Rom. 6, 3-11). ¿Qué significa esta larga citación? El Bautismo, al sumergirnos en la muerte de Cristo, ha producido dos realidades.

ECHAR AL HOMBRE VIEJO

1.-Nuestro hombre viejo, es decir, todo lo que en nosotros es fruto del pecado, “ha sido crucificado con Cristo a fin de que sea destruido este cuerpo de pecado” es una muerte a toda una vida que no sea la vida de Jesús en nosotros. 2.-Hemos resucitado con Jesús a la vida nueva que es la suya. A una vida de hijo o de hija de Dios. Luego dos realidades: una realidad ya hecha y una realidad que hay que hacer. Lo mismo que el hijo que acaba de nacer está ya hecho y se ha de hacer, ambas cosas ¿Qué es lo “ya hecho”? Un “ser nuevo”, liberado del pecado, nacido a la vida divina, miembro de Cristo. ¿Qué es “lo que hay que hacer”? Vivir esta vida divina en nosotros. Vivir lo que somos, vivir como hijos de Dios. Porque no hay que olvidar que Dios no nos quita nuestra libertad. Podemos escoger volver al pecado, podemos destruir en nosotros la vida divina que Dios nos ha regalado por el Bautismo. *LA CONFIRMACION

Vivir como Hijos de Dios, como nos encarga el Bautismo, no es fácil. Sigo oyendo el llamado del egoísmo que me dice: “Ven acá… mi camino te va costar menos esfuerzo que el camino cristiano…” Por eso, Cristo y la Iglesia me ofrecen una efusión plena del Espíritu Santo que me dará la fuerza de resistir al llamado del egoísmo para lanzarme a la locura del don de mí mismo. Es esta fuerza que el Espíritu dio a los Apóstoles el día de Pentecostés, y de cobardes pasaron a ser misioneros de Cristo. Es lo que nos pasará si nos dejamos invadir por el Espíritu que nos da la confirmación.

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*LA EUCARISTIA

La Eucaristía es la comida que nos ayuda a ser, día tras día, signos de la presencia de Cristo. Por la Eucaristía, Cristo viene hasta mí para tomar forma en mí. ¿Qué forma? La forma del Crucificado y del Resucitado. “Cada vez que comen de este pan y beben de la copa, están anunciando la muerte del Señor hasta que venga” (1Co. 11, 26). Estamos anunciando que comulgando en los sufrimientos y en la muerte de Jesús, nuestra muerte fue sepultada con la suya. Por eso, tenemos en nosotros la vida eterna: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día” (Jn. 6, 54). La Eucaristía nos hace decir, como S. Pablo: “no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Ga. 2, 20). LA RECONCILIACION

Pero a este Cristo quien vive en mí, a veces lo echo fuera de mi vida. Por el Bautismo, “nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, pero no murió al instante. Como decía S. Pablo “no hago el bien que quisiera, sino, por el contrario, el mal que detesto” (Rom. 7, 15). Echo al Señor de mi vida cada vez que dejo de vivir como El. Pero El no me abandona y siempre me abre los brazos como el padre del pródigo para devolverme la vida de hijo de Dios. Sin embargo, para que haya reconciliación, tengo que arrepentirme y aceptar el perdón que Dios me da, tengo que aceptar es paso de la muerte a la vida. *EL MATRIMONIO, EL ORDEN Y LA VIDA CONSAGRADA.

Hacen presente el amor de Cristo, este amor que es, “dar su vida por todos”, día tras día. Este don de la vida, como el don de Cristo, conduce a la vida eterna: “El que da su vida en este mundo la conserva para la vida eterna” (Jn. 12, 25). LA UNCION DE LOS ENFERMOS.

Es el Sacramento de la vitalidad y de la salud corporal. Pero es también la remisión de los pecados. Si restaura la salud, es precisamente para ayudar al enfermo a reactivar la gracia de su Bautismo, una gracia de muerte al pecado y de Resurrección a la vida divina. La remisión temporal de la salud obtenida por la unción, es una nueva oportunidad: permite retroceder para saltar mejor. *RESUMIENDO.

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El fin de los Sacramentos es ayudarnos a formar un solo ser con Cristo muerto y resucitado. Es imposible resucitar con Cristo si nos rehusamos a morir con El. Todo Sacramento, es pues, Misterio Pascual, misterio de “tránsito“, al Padre. Y el momento en que comulgamos más íntimamente con el “tránsito” de Cristo, es el nuestra muerte biológica. Para ayudarnos a vivir este momento, la ternura de Dios nos proporciona un “último Sacramento”, el “Santo Viático”.

C) EL SANTO VIATICO *SI AMAMOS DE VERDAD A LOS MORIBUNDOS, ¿POEQUE LES DAMOS TAN POCO?

Familiares, médicos, enfermeras, amigos del moribundo….ya no llaman al sacerdote a tiempo. Por descuido…por timidez…por ignorancia…por falta de verdadero amor…por miedo de asustar al moribundo… ¿Por qué tener miedo de asustar al moribundo? Dice el doctor Paul Milliez: “La muerte causa miedo cuando está lejos. Pero cuando está cerca se acepta su llegada. Sin demasiado nerviosismo ni inquietud. Hablo en mi propio nombre: he estado en trance de muerte cuatro veces”. Por su parte la doctora Elizabeth Kubler-Ross, que está dedicada, como psiquiatra, a los problemas de los moribundos, escribe: “Cuando se escucha a los moribundos, uno siempre queda afectado por dos cosas: los agonizantes saben que van a morir… y tienen necesidad de hablar de ello con otra persona. En cuanto a nosotros, los que nos encontramos bien… titubeamos respecto a ello… comenzamos una conspiración del silencio. Les aislamos. Y los moribundos se sienten terriblemente solos… Penetramos su habitación y hablamos del buen tiempo que hace afuera, de las flores bonitas que están en la mesa. Pero no es así como podemos ayudar a los moribundos… desean comunicarnos algunas de sus necesidades, temores, caprichos… pero nosotros disimulamos, mentimos… Y así, El moribundo sufre e, incluso con mucha frecuencia, muere solo, triste y separado de todo… Si pudiéramos hacer frente a nuestra propia muerte, entonces creo que estaríamos capacitados para ayudar a nuestros moribundos.” Cristo si que hizo frente a su propia muerte. Y envía a la Iglesia a proponer al moribundo el Santo Viático. *NO DEBEMOS CONFUNDIR EL SANTO VIATICO CON LA UNCION DE LOS ENFERMOS.

LA UNCION DE LOS ENFERMOS. Está destinada a los cristianos aquejados de

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enfermedad o vejez. El efecto de la unción es que el enfermo “recupere la salud, recobre su vida normal, y pueda con un corazón renovado, ir a dar gracias a Dios, ocupando su lugar en la asamblea de los cristianos” (Oración del Ritual). Luego, la unción apunta hacia la recuperación de la salud (además del perdón de los pecados.). EL SANTO VIATICO. Es para las personas en peligro inminente de muerte: los moribundos y toda persona en peligro inminente de muerte, aunque no esté enferma (el condenado a muerte, el soldado que sale para un asalto, etc.). El Santo Viático quiere “fortificar para el último combate” y proporcionar un alimento de vida eterna. Luego, el Santo Viático apunta al despegue de la tierra y al tránsito definitivo hacia el Padre.

El Santo Viático no es una comunión como las demás, es el Sacramento del gran viaje. Su nombre “Viático” quiere decir PROVISION DE RUTA. Esta extrema-Comunión no es para mantener nuestras fuerzas en la pista terrena, sino para nuestro feliz despegue de la tierra al final de la pista y para nuestro tránsito hacia el Padre. Es siempre la Eucaristía, pero como gracia de los últimos momentos. Permite dejar este mundo con el Resucitado en el corazón y en el cuerpo. Por lo tanto, cuando hay peligro de muerte, la obligación es dar y recibir el Santo Viático es muy grave. Incluso aunque se haya comulgado ese mismo día, antes de que surja el peligro. Es para asegurar el Viático que la Iglesia conserva la Santa Reserva en el tabernáculo. *LAS DIVERSAS QUE PROPORCIONA EL SANTO VIATICO.

Fuerza para el último combate El hombre tiene que luchar toda su vida contra las fuerzas del mal. Pero el Gran Paso del hombre, al final de su vida, es el momento decisivo de esta larga guerra. La agonía de Jesús es un gran momento de su pasión. Está en agonía por la humanidad entera. Está en agonía por mí. Pascal le hace decir, con toda justicia: Pensé en ti en mi agonía: derramé tantas gotas de sangre por ti.

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Por el Viático, es Jesús en persona el que viene a hacer frente a la agonía y al tentador (el demonio) con el moribundo. + Camino hacia el Padre y a la Vida Eterna. “Como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, de la misma manera es necesario que sea levantado el “Hijo del Hombre”. ¿Y porque esta elevación en cruz? “A fin de que todo el que crea tenga en sí vida eterna” (Jn. 3, 13-15). El tránsito de Jesús al Padre se ha realizado a través de su cuerpo lacerado, de su sangre vertida. Es el camino. El único camino que conduce al Padre, el camino de la cruz. Creer en el Crucificado, es comer su cuerpo y beber su sangre para no formar más que una sola cosa con él. Si formamos una sola cosa con Cristo podemos llegar al Padre y vivir con él eternamente. En el último momento de mi vida, el viático me permite unirme íntimamente a Cristo, lo que me abre el camino hacia el Padre y la vida eterna. “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre” (Jn. 6, 51), los grandes creyentes de la edad media, creían, que con el Resucitado “entre los dientes”. Gracias al Viático, un muerto no podía dejar pasar a la vida. El que come al Resucitado no morirá. Es la promesa del Señor. Es lo que pide el Señor en su plegaria eucarística: “Te ruego por todos aquellos que me has dado: yo quiero que ahí donde yo estoy, estén también conmigo y contemplen mi gloria que tú me diste… (Jn. 17, 24). Y el primer prefacio de la misa de difuntos resume muy bien lo que espera los que están unidos a Cristo: “pues, para los que en ti creen, Señor, la vida no se destruye, se transforma, y al llegar al final de su peregrinación en la tierra, tienen ya una morada eterna en el cielo”.

D)

CON SU MUERTE, JESUS CAMBIO EL SENTIDO DE LA MUERTE

*DIOS ENTRO EN LA MUERTE DE LOS HOMBRES.

Jesús es plenamente Dios. Es también plenamente hombre, pero más que un simple número de la inmensa serie:

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+ Es, de una parte, el modelo, el prototipo del hombre: en el plan de Dios, es el “primogénito de toda criatura”, (ver curso de Introducción a la Fe p. 16 letra c y p. 17). + Es, por otra parte, la cabeza, el que congrega a toda la humanidad en su cuerpo, el que lleva, arrastra y hará pasar a todo el cuerpo allí donde pasó él mismo. Pero sigue siendo hombre, es, por tanto, mortal. Y muere… una muerte cruel: es torturado, crucificado. *LA MUERTE DE JESUS HA DADO OTRO SENTIDO A LA MUERTE.

“Te lo aseguro: hoy estarás con migo en el paraíso”, dice Jesús en la cruz al buen Ladrón (Lc. 23, 43). La muerte de Jesús no es el fin de su vida. Es su paso a la resurrección y a su Padre. Pero no debemos olvidar que Jesús nos ha congregado a todos en su cuerpo y que allí donde pasa él, pasaremos también nosotros si hacemos el esfuerzo de quedar unidos a El. Dios se hizo hombre, vino a nuestro encuentro, murió y resucitó “para nosotros en El lleguemos a participar de la vida santa de Dios” (2Co. 5, 21), Así, la muerte de los hombres que mueren unidos a Jesús no es ya la “muerte-tiniebla” de antes. (Sería provechoso volver a leer el capitulo 11 del curso Introducción a la Fe”, “descendió a los infiernos”.). La “muerte-tiniebla se convierte en “muerte-comunión con Jesús”, en “muerte-pascual como la de Jesús”, en “muerte – tránsito” hacia la vida de Dios. Es evidente que el Santo Viático nos ayuda a hacer de nuestra muerte una muerte comunión con Jesús, y luego, una muerte tránsito hacia la vida de Dios. Este encuentro con Dios a la hora de la muerte, repitámoslo, puede ser aceptado o rechazado por nosotros. Por eso, Jesús nos invita a preparar este encuentro y nos revela lo bonito que será la reunión con Jesús: “Tengan la ropa puesta y mantengan encendidas sus lámparas. Estén como hombres que esperan a que su patrón encuentre despiertos a su llegada, yo les digo que él mismo les atenderá, los hará sentarse a su mesa y los servirá uno por uno”. (Lc. 12, 35-38).

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Fin