Mito De La Manzana De La Discordia 4r5d4b

LA MANZANA DE LA DISCORDIA Y EL JUICIO DE PARIS Personajes Tetis: Ninfa de las aguas, esposa de Peleo Peleo: Rey de Egina, Esposo de Tetis Zeus: Padre de los dioses y los hombres Hera: Esposa de Zeus y reina de los dioses Atenea: Diosa de la guerra y la sabiduría Afrodita: Diosa de la belleza, el amor y el deseo Eris: Diosa del conflicto, la lucha y la discordia Paris: Príncipe hijo de Príamo Helena: Esposa de Menelao Menelao Una criada

Escena I Salen el dios ZEUS y la diosa HERA ZEUS.- Pronto, la mano de la diosa Tetis será entregada en matrimonio a Peleo, rey de Egina. HERA. - ¿Acaso este mortal ha sido escogido para desposarla? ZEUS. – Este mortal ha solicitado a la diosa durante mucho tiempo, le ha conquistado, es digno de su amor. He prometido a Tetis un festín para su boda con la presencia de todas las deidades del Olimpo, desde los poderosos dioses, hasta las divinidades menores, incluso los pequeños faunos y las ninfas de los bosques, todos festejaran la boda, incluyéndome a mí. HERA. – Entonces hemos de invitar hoy mismo a todos, pero no paséis por alto un pequeño detalle, la despreciable y conflictiva diosa Eris y sus nefastos hijos por ningún motivo pueden poner un pié en el festejo, el gran banquete terminaría en un caos. ZEUS. – Tenéis razón amada mía, decidle a todos, menos a esos nefastos, que en dos días se requiere de su presencia en el monte Pelión, allí se dará el banquete.

Escena II Salen Hermes y Eris HERMES. - Todos los invitados asistid al casamiento de Tetis y Peleo ¡ya es hora de la celebración! ERIS. – (Acercándose a Hermes) Tú, pequeño inmortal alado, dime ¿a qué celebración hacen referencia tus palabras? HERMES. La boda de Peleo y Tetis que se dará en el monte Pelión ERIS. - ¿Y por qué no me había enterado antes? al parecer todos aquí lo sabían, pues mirad la alegría con la que se dirigen al Pelión, ¡qué indignante! Pero no perderé más tiempo, iré a la fiesta de inmediato. (Camina dejando a Hermes atrás)

HERMES. - ¡Detente malvada! (Bloquea el paso de Eris) tú no eres bienvenida en el banquete, el gran Zeus prohibió tu presencia en el lugar, así que olvídate de entrar, da la vuelta y aléjate de la ceremonia. Hermes se va al monte. Eris se dirige furiosa a su templo. Escena III Sale Eris ERIS. - ¡Qué acto más irreverente! Todos han sido invitados a la boda, todos menos yo, pero… ¿por qué? Yo soy una diosa agradable, siempre doy alegría a las fiestas haciendo que la gente discuta (ríe) además, que sería de un festejo sin una trifulca, bah, que tedioso... ¿Pero qué estoy haciendo? Ese desprecio no puede quedar impune (Camina pensativa) ¡ya sé lo que haré! Iré al banquete aunque repudien mi presencia y dejaré un obsequio en la mesa, y no será cualquier obsequio (ríe con malicia), pero primero debo dirigirme al Jardín de las Hespérides. Eris sale de su templo y se dirige al jardín de las Hespérides. Estando allí roba una manzana dorada. Deja una inscripción en la manzana y se va al banquete. Escena IV Salen Tetis, Peleo, Zeus, Hera, Afrodita, Atenea y Hermes. Todos están en el banquete, unos brindan con néctar y otros bailan al son de la música. PELEO. – Que dicha ver a todas las divinidades del olimpo reunidas en nuestro casamiento (toma la mano de Tetis) TETIS. – Brindemos en sus nombres (levanta una copa) Se oye una risa, todos callan, entra Eris. ERIS. – Vaya vaya, así que un mortal ha desposado a una nereida, y todos están aquí felices celebrando, disfrutando del néctar y la ambrosía, mientras a mí me han dejado a un lado ¡que impertinente! TETIS. - ¿Qué haces aquí ser despreciable? Tú no estás invitada ¿Acaso vienes a arruinar nuestro festejo con otra de tus típicas discusiones?

PELEO. – (dirigiéndose a Tetis) Cálmate querida, yo me encargo. (Dirigiéndose a Eris) tú, diosa nefasta, exijo que te retires de este lugar, tu presencia no es bien recibida, ¡márchate ahora! No queremos líos aquí. ERIS. – Cómo te atreves a hablarme así, no eres más que un insignificante mortal, no quieras creerte superior. TETIS. - ¡Ya basta! Retírate ahora y vete con tu pleito a otro lado. ERIS. – Tranquila querida ninfa, ya me marcho, solo vine a traer una cosa (arroja una manzana dorada sobre la mesa) otórguese a la más hermosa de las diosas aquí presentes. Eris se va. Las diosas presentes, Atenea, Afrodita y Hera cogen la manzana al tiempo, discuten. HERA. – Quiten sus manos de la manzana, ¡me pertenece a mí! ATENEA. - ¿cómo te atreves a decir eso? Es evidente yo debo ser la dueña de este fruto AFRODITA. - ¿Acaso estáis ciegas? No comprenden, la belleza me ha sido otorgada como un don, puesto que este obsequio no puede ser de nadie más que no sea yo. HERA. – Calla, ingenua, y dejemos que sea el gran Dios quien decida. (se dirige a Zeus) querido esposo, tú que eres el más poderoso y sabio de todos, decide quien debe ser la portadora del fruto dorado. ZEUS. – Lo lamento, pero no seré yo quien tome esa decisión, no tendré preferencias entre mi esposa y mis hijas. Hermes, busca al príncipe troyano Paris y encárgale la tarea, pues es de entre los mortales el más apuesto y valeroso, la belleza hace parte de su ser. HERMES. - De inmediato señor Escena V Salen Hermes y Paris HERMES. – (Encuentra a Paris y se le acerca) ¿Eres tú el príncipe Paris de Troya?

PARIS. – (ve a Hermes y se asusta) Tú lo has dicho, ¿y yo en presencia de quien me encuentro? HERMES. – Soy Hermes, mensajero de los dioses, el gran Zeus me ha mandado a buscarte y llevarte ante él, pues te ha encomendado una tarea importante PARIS. - ¿Qué quiere de mí el dios de todos los dioses? HERMES. – Sólo debes escoger, entre 3 diosas, cuál de ellas es la más hermosa, a la que elijas deberás entregarle esta manzana dorada PARIS. – Entonces vamos de inmediato ante Zeus Escena VI Salen Zeus, Paris, Hermes, Atenea, Afrodita y Hera HERMES.- Gran señor he traído al príncipe como me ha ordenado ZEUS. – Magnífico, diosas, preséntense ante el príncipe y que él tome la decisión Las diosas se dirigen a Paris, éste se pone nervioso HERA. – Soy Hera, esposa de Zeus, reina del Olimpo y de los dioses, si me eliges a mí, oh gran príncipe, prometo hacerte reinar sobre toda Asia. ATENEA. – Soy Atenea, diosa de la sabiduría, de la fuerza y la guerra, si me otorgas la manzana, prometo dotarte de sabiduría y fuerza y jamás serás derrotado por tus enemigos. PARIS. – Es una propuesta muy interesante mi señora AFRODITA. –Soy Afrodita, la diosa del amor y la belleza, Oh, apuesto príncipe de Troya, te pido que la manzana me sea otorgada a mí. PARIS. - ¿Qué me darás tú a cambio? Tus rivales me han ofrecido… AFRODITA. – Calla gentil humano, sé que amas la belleza por encima de todo, oh gran príncipe, no te prometo ni poder, ni riquezas, si me eliges como la más hermosa entre las diosas, yo te otorgaré el amor de la mujer más bella entre las mortales: Helena de Esparta.

Las diosas se apartan de Paris. El príncipe se dirige a Zeus. PARIS. – (Se inclina ante Zeus) Ya tengo la decisión tomada, oh gran Zeus ZEUS. – Entonces, solicito ante mi presencia a las tres diosas Las tres diosas se presentan ante Zeus, Paris toma la manzana y se dirige hacia ellas PARIS. –Ya he tomado la decisión (entrega la manzana a Afrodita) Tú sin duda eres la elegida, la más hermosa de las divinidades del Olimpo. HERA. – (furiosa) Cómo es que te encargan este trabajo, es evidente que no sabes elegir ATENEA. Que pésimos gustos, ¡inservible mortal! AFRODITA. – Has caso omiso a los comentarios, acompáñame y te cumpliré mi promesa. Escena VII Salen Menelao, Helena, una criada, Paris y Afrodita MENELAO.- Príncipe Paris, ¿a qué debo el honor de tu visita? PARIS. – Majestad, gracias por su hospitalidad, he venido simplemente a realizar gestiones para el regreso a Troya de mi tía Hesíone Entra una criada CRIADA. – Majestad, vengo a informarle que los hombres y su transporte están listos para partir a Creta MENELAO. – Gracias, puedes retirarte. (Se dirige a Paris) disculpe usted príncipe, debo marcharme, pero mi esposa Helena lo atenderá como se merece, hasta pronto. Se va Menelao PARIS. – Es cierto lo que se dice, en verdad eres la más hermosa de las mujeres de la tierra, tu belleza es incomparable

HELENA. – Agradezco sus halagos apuesto caballero, con su permiso me retiro y lo dejo en manos de la servidumbre. PARIS.- Espera, no te vayas HELENA. - ¿A qué viniste realmente? PARIS. – Vine por ti Paris toma a Helena del brazo, Ella se desmaya, entra Afrodita AFRODITA. – (se dirige a Helena) Ahora bella mortal, no amarás a ningún otro hombre, ni a tu esposo, tu amor ahora pertenece al príncipe Paris. (A Paris) He cumplido mi promesa, ahora debo marcharme, adiós mi querido príncipe. Afrodita se va y Helena despierta PARIS. – Helena, no me dejes… HELENA. – Paris…no te dejaré nunca PARIS. – Oh mi amada Helena, escapemos juntos, ven conmigo a Troya esta misma noche HELENA. – Iré contigo a donde desees. Helena y Paris se van a Troya Escena VIII Salen Menelao y una criada MENELAO. – Mujer, dime ahora, ¿dónde está mi esposa? CRIADA. – Señor, se ha ido, en su ausencia el Príncipe de Troya se la ha llevado a su ciudad MENELAO. - ¡Cómo se atreve! Sólo ha venido a quitarme lo que es mío… ¡TROYA VA A CAER!

FIN