Resumen Historia Medieval Unidad I 1.1 Perspectivas para el abordaje del periodo medieval Bashet 1 a 100 Bonnassie “Feudalismo” Es necesario reconocer la existencia de diferentes posturas teóricas y metodológicas a través de las cuales se aborda el estudio de los fundamentos del mundo medieval. La historiografía tradicional tendía a describir la Europa de los siglos V a XV como un mundo en decadencia, profundamente acomplejado en el que se desarrollaba un modo de vida seriamente amenazado por factores de (des)orden político, social y económico. Luego de la caída del Imperio Romano de Occidente (señalizada hacia el año 476 cuando Odoacro, jefe militar bárbaro depuso a Rómulo Augustulo y envió las insignias reales a Bizancio) el territorio que más tarde sería Europa habría ingresado en un periodo oscuro donde el estancamiento (cuando no el retroceso) conformaban el panorama dominante. “Mil años de poco o nada” quedaron sintetizados en una fórmula como la de “Edad Media” para denominar un tiempo en el medio de los dos grandes momentos del esplendor y el progreso humano. La intención de la cátedra es justamente hacerle frente a esta visión simplista y prejuiciosa, demostrar que entre el 476 y el 1492 encontramos una historia de larga duración que se puede identificar como los procesos de gestación, nacimiento y los primeros pasos del mundo Europeo. 1.2 La crisis del mundo tardo-antiguo y del sistema esclavista El mundo romano antiguo estaba caracterizado, entre otras cosas, por la existencia de una urbs (ciudad) que era el eje organizador de todo el espacio a su alrededor: el territorium, de carácter rural, que estaba ordenado desde la aquella. Junto con el imperio, este sistema entró también en crisis. Por ello algo fundamental a tener en cuenta en este periodo es la profunda ruralización de la vida. Las ciudades no desaparecieron (al menos no todas, aunque si una considerable porción), pero si se vieron fuertemente reducidas en todos los aspectos. Esto fue acompañado por la disminución de la actividad mercantil: el comercio no solo disminuyó, sino que, sobre todo, cambió de carácter. Ya no se trataba de abastecer a las grandes poblaciones urbanas que no participaban en la agricultura con grandes volúmenes de producción agraria, sino de objetos pequeños (fáciles de transportar, que se venden por unidad y no por volumen) y de mucho valor (que se venden a una minoría de ricos). Frente a estos procesos, se plantea el desarrollo de las villae (o grandes explotaciones latifundiarias) que se caracterizan por una fuerte tendencia a la auto-subsistencia (se produce en ella casi todo lo que necesita para su mantenimiento) -aunque esto no implica de ninguna manera que fuera un mundo cerrado sobre sí mismo sin o alguno con el exterior-. La antigua población urbana se volcó sobre el campo. Las aristocracias participaron activamente en: - la formación de grandes latifundios u otros tipos de explotaciones y dominios territoriales - la transformación de los poderes públicos-“estatales” (de cada reino heredero del Imperio) en redes privadas de poder, yuxtapuestas a los atributos que aún mantenía ese orden público. Con el tiempo, los dominios territoriales de los poderosos se fueron configurando así como verdaderos señoríos: palabra que se refiere a todos los medios-atributos con los que un señor o dominus cuenta para apropiarse del excedente de los hombres que están bajo su dominio. Esos
medios eran complejos, por lo que podemos decir que el señorío tiene una doble naturaleza: Territorial, cuando esos atributos se originan en la propiedad del suelo; y Banal (jurisdiccional) cuando derivan del ejercicio de un poder jurídico-político de coerción (ban). En contrapartida, entre los siglos V y VII, encontramos sectores de la población con diferentes status socio-jurídicos (esclavos, siervos y colonos) pero que, progresivamente se confunden en una sola gran masa de trabajadores de la tierra. 1.3 La formación de los reinos romano-germánicos o de síntesis h 1.4 La continuidad del Imperio romano de Oriente. El nacimiento del Islam ¿Hasta qué punto el imperio Bizantino refleja una continuidad del antiguo Imperio Romano? Evidentemente lo hace en una mayor medida que Occidente, pero aun así solo se trata de un sentido bastante estrecho y limitado. Oriente ha sido considerado el mundo donde sobrevivieron las ciudades, el comercio, la cultura clásica grecorromana sin ser afectada por los componentes bárbaros. Más allá de algunos elementos visibles; la transformación del mediterráneo oriental es evidente, aunque se produzca a un ritmo completamente distinto que e Occidente. Durante toda la Alta Edad Media encontramos la presencia de una estructura político-social que se reconoce como la gran heredera del Imperio, lo que no es un signo menor, pero es necesario observar ciertos matices a tal situación. Cortázar propone que una sociedad de tipo antiguo es aquella donde existe una estructura de relaciones públicas entre los habitantes sometidos a una autoridad máxima, un derecho universal y un sistema urbano que controla y ordena el espacio rural en función de sus disposiciones mercantiles. Observando los procesos de larga duración, nos encontramos que esa sociedad se encuentra en plena desestructuración aunque a un ritmo mucho más lento que en Occidente. Se trata de una historia cíclica. El Imperio Bizantino sobrevivió entre el 395 (cuando el Roma queda dividida con Teodosio) y el 1453 cuando su capital, Constantinopla es tomada por los turcos. Es verdad, sobrevivió hasta finales del periodo medieval, pero ¿basta la unidad política para considerar que todo sigue igual en el imperio? Algunos cuantos emperadores gobernaron durante el siglo V, pero fue Justiniano que gobernó entre los años 527 y 565 quien llevó a Bizancio a su primera época de esplendor. Fue un gobernante autoritario, que intervenía en los mínimos detalles de la vida de sus súbditos. Estableció un programa de unidad, homogeneidad, romanidad, inmovilidad y centralización; pretendía ser identificado con el ropio Dios y estableció una compilación legislativa universal para todos los territorios de su imperio. Sin embargo estas férreas medidas pueden señalarse como intentos de mantener una estructura que está inserta en la dinámica de la decadencia. Justiniano logró mantener y expandir territorialmente su reino, buscando reintegrar el antiguo imperio romano, pero todo ello implicaba gastos militares que exigían un importante aumento en la presión fiscal y su proyecto acabó por fracasar. El gobierno de Justiniano puede dividirse en dos partes: la primera mitad, logrando cierta revitalización y esplendor, la del último emperador romano; y la segunda, la del primer emperador bizantino, donde su gobierno comienza una profunda decadencia 1.5 Carlomagno y el intento de restauración del Imperio. El sistema domanial
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