LIBRO CONDENSADO
TUNELES Por Roderick Gordon y Brian Williams © 2007, Ediciones Urano, S.A.
briendo la tierra jCloiik! E\ pico golpeo en la pared dc licrra, echo chispas al pegar contra un escondido canto dc si!fx, atravt'so la capa dc arcilla y sc dclu\n cn seco.
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—iPuede que lo hayamos encontrado, Will! El doctor Burrows avanzo a gatas por la pcndicntc dc! tuncl. SudoiTiso y jadcante cn aquel rcducido espacio, cmpczo a excavar la tierra febrilmente. —Pasamc la paianca. Will hurgo cn la cartera, encontro la lierramicnia y sc la cntrcgo a su padre. El doctor Burrows introdujo con fuerza el oxtirmo piano de la bana porcntrc dos tabUis. Eas taf)las crujicron contra sus cngarces y se combamn hasta saltar con un chasquido que resono cn todo cl tuncl. Dcjaron a la vista una abcruira. Con cautcla, cl doctor Burrows sc asomo por el boquete. Will levani6 la cabeza y finalmente disiinguio I'l borde dc una serial maliratada. —jHighiield & Crossly North! Es esto, Will! jLo hemos enconrado! Del iccho colga]:)an telarafias, ll mover la cabeza, c! fVcnic de su asco iiumino a su hijo, quc otrccia ina extrafia estampa con la mata Ie pclo bianco, como decotorada l)or el sol. Cuando parpadcaba rn la oscuHdad, el entusiasmo se retlcjaba cn cl azul claro de sus ojos. Ea ropa de Will tenia I'l mismo color y textura que la .urilla.
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Su padre, el doctor Burrows, era un hombre delgado, del que no sc podia decir ni que fuera alto ni bajo. Tenia la cara redonda, ojos castafios cuya mirada hacian mas intensa los gruesos vidrios de sus galas. —jMira, Will, mira esto! Enccndieron las linternas, y sus haces de luz atravesaron la oscuridad revelando la longitud total del anden. —Menudo descubrimiento, ^no te parece? Piensa que nadie ha puesto los pics aqui abajo desde que se eonstruyo en 1895 la nue\'a linea de Highlield... Mira, Will no le vamos a deeir nada a nadie sobre csio. ^Entendido? No le tengo que reeordar lo que ocurrio el ano pasado con la villa romana, ^verdad? Aparecio aquel eminente profesor, se apropio de la excavacion y se llcvo toda la gloria. ^Y que obtuve? Un diminuto reconoeimiento en su ponencia. Justo cuando el reloj del ayuntamiento terminaba de dar las siete, en un rincon del apareamiento de Temperante Square, padre e hijo, despues de eomprobar que no habia moros en la co.sta, reiiraron la plancha y salieron del hoyo. n la olra punia de Highlield, Ferry Watkins se habia puesto ya e! pijama, pero en su mente seguia dandole \aielias a lo que habia visto aquella tarde. El y su equipo de demolicioncs estal)an derribaudo la antigua MAYO 2008
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. un muchacho de 14 anos, pasa su tiempo excavando y buscando tesoros perdidos en las entranas de la tierra. Asi descubre que, bajo el mismo Londres, existen lugares desconocidos y puertas olvidadas durante siglos. Esta novela es ei nuevo haliazgo literario del editor de Hmy Potter. fabrica y de pronto descubrio una plancha de hierro que tenia bisagras, e ineluso ima manilla. Era una puerta. Y a continuacion cometio el peor error de su \ida. La puerta se abrio. Saeo la linterna y alumbro la impenetrable oscuridad de la estancia que habia abierto. Comprobo que id menos tenia 6 metros de largo y que era de forma circular. Avanzo despacio y comprobo que se hallaba ante un precipicio. Se asomo para intentar \'er el fondo, pero parecia que aquel agujero no tuviera final. Dirigiendo el rayo de luz en todas direcciones, descubrio que
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LIBRO CONDENSADO habia una escalcra, que nada del bordc de picdra y descendia adosada al muro. Fue destendiendo ma.s y mas y sc cnconlro con un suelo de baldosas. Pero lo que mas le Uamo la atencion fue una puerta con una pequeiia ventanitla de cristal y miro a traves de ella. No podia creer lo que veian sus ojos. A traves de la ondulantr superficie, pudo ver una esccna que parecia sacada de una vieja y rayada pelicula en blaneo y negro: habia una calle y una fila de edificios, y la gente pululaba a la luz de unas brillanles esferas de fiiego que se movian lentarnente. Eran seres de aspecto aterrador: fantasmas vestidos con atuendos antiguos. Prcsa del panico retrocedio y subio la escalera corriendo. Ya arriba, cerro bien la puerta para evitar que saliera por alii uinguno de aquellos demonios. Al llegar a casa no pudo e\-iiar eontarselo a su lamilia pero ellos dieron por supuesto que habia estado bebiendo.
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Instintivamente se dispararon todas las alarmas. Vio que las luces se apagaban y el mundo se ponia patas arriba, mientras el quedaba suspendido por los tobillos, boca abajo. Algo mucho mas fuerte que el, le sujeto los brazos y las piernas. Despues envolvieran lodo su cuerpo con un tejido grueso. Gritar le resullo imposible, pues le habian tapado la boca.
l doctor Burrows, que era el conservador del museo de Highficid, se pasaba el dia entem leyendo vorazmenie. FA museo redbia muy pocas visitas. Sono el limbre de la entrada y Oscar Embrees entro golpeando el suelo. - Muy bucnas tardes, Roger —dijo mientras buscaba en el bolsillo—. Vamos a ver, f;d6nde esta lo que traigd? Me lo dio la senora Tautnimi. la amiana que vi\r justo al final de High Street. Lo encontraron en el sotano euando la compaiiia del gas hacia reparaciones. Estaba lleno de niugre, Uno de los trabajadores lo piso. Creo que deberiamos incluirlo en la coleccion. Oscar le mostro la esfera de suave brillo. .solo un poco mas grande que una pclota de golf, dentro de una cajita de metal dorado pero deslucida. —Que extrafio —miro el interior de la esfera—. Que curioso, dentro hay un liquido que se mueve. Parece eomo si bit iera remolinos, es como una iormenta...No, tiene que ser el calor de mi mano lo que provoca ese comportamiento. Ya sabes: reaccion tcrmica. —Me alegro mucbo de que te parezca interesante. —Le escribire unas lineas de agradeeimiento a la sefiora Tanlrumi. Espera un segundo, Embrees, mientras busco algo con que eseribir. El despacbo estaba a oseuras, mientras tanieaba en busca del
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intfiTuptor de luz, abrio un poco la mano que sujetaba la esfera y lo que vio lo dejo anonadado: la luz que salia de ella habia pasado del suave brillo a una fluorescencia verdosa mucho mas fuerte. —iQue curioso! l^ay alguna sustancia que se vuelva mas brillante cuanto mas oscuro es su entorno? Al salir del despacho lcvanto la esfera delante de el. Estaba daro que en cuanto saliera a la luz, el biillo del objeto tendria que voK'er a atenuarse. Cruzo la puerta de la entrada y salio a la calle. Al elevarla a la luz
del dia vio que su luminosiciad no se habia exiinguido y que el liquido de su interior se habia oscurecido hasta adquirir una tonalidad gris mate. Y cuanto mas tiempo pasal>a con la esiera expuesta a la luz natural, mas se oscurecia el liquido del interior. Finalmente se voHio casi negro y adquirio un aspecto aceitoso. Will descansaba sobre su bicideta a la entrada de un solar cercado por arboles y matorrales. El lugar era uno de esus terrenos olvidados que hay a las afueras de cualquier ciudad. Conocido por el vecindario LOS AUTORES Y SU OBRA Brian Williams paso su infanda en un pueblo minero de Zambia, antes de que su familia se trasladara a Liverpool. Estudio bellas artes en la afamada Slade School of Art y se dedico a la pintura y al cine experimental. Tiempo despues trabajo en cine y television. Williams actualmente vive en Londres.
Roderick Gordon nado y credo en Londres. Estudio biologia en el University College, donde conodo a Williams. Hoy Roderick vive en Norfolk, con su esposa y sus dos hijos. Tuneles es una novela escrita a cuatro manos y nacio como tabla de salvacion para Gordon quien fue despedido de su empleo en el medio financiero ingles. La primera edicion de este libro fue de 500 ejempLares y corrio par cuenta de los autores. Despues llego a manas del editor Barry Cunningham, quien Los contrato inmediatamente. En solo 3 meses La novela vendio mas de 100,000 ejemplares en Inglaterra. Actualmente es un exito mundial en 36 paises y fue traducida a 15 idiomas. La productora de cine Relativity Media ya compro Los derechos para fiLmar la peLicuLa. Sus autores recibieron un adelanto de mas de 750,000 euros para eL siguiente libro de la saga. MAYO 2008 • r o n l e n i d o
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como «los Cuarenta Hoyos» debido a lo.s numerosos agujeros en sn su]>erficie. Al doblar la curva, Chester dislintruio la l^rillante pala que Will lle\'iiba a la espalda. Llcno de entusiasmo, saludo con la mano. Will levanto la visla al sol y fruncin el ceiio. No le hacia nint^una gracia. A causa de la laJia de pigmentacion de su piel, incluso la escasa fuerza del sol en un dia nublado podia producirle quemaduras. Debido a su albinisnKj, su pelo, que le salia por debajo de la gorra, era praclicamente bianco. —Manos a ta obra —Dijo Will a Chester—. Vamos, por aqui. Chester Rawl.s era anclio, alto y fuerte eon elfisicode un levantador de pesas y con la misnia edad que Will. L().s liabia aeercado lo mismo cjur los singularizaba: la piel. Chester tenia eccemas graves que !e eseoeian y terminahan prodiieiendole escoriacioncs en la piel. Ambos tambien sufrian persecueion en la escnela. W'ill (iuulo por entre monticulos cubiertos de hierba, hoyos y montones de escombros y, al fmal, desmonto y metio la bicicieta en un escondite. —Ya estamos —anuneio a Chester. —(lEs aqui donde tenemos que cavar? Will no respondio. So arrodi116 y busco palpando por entre la hierba. Encontro una cuerda con
nudos y tiro fuerte. Para sorpresa de Chester se abrio una grieta en la tierra y levanto una gruesa tabla, dejando al descubierto la oscura entrada que habia debajo. Una vez dentro Chester se quedo sorprendido sin poder hablar. De alii partia un tunel de 2 metros de aneho y otro tanto de alto que se internaba en ta oseuridad. Los lados estaban asegurados con viejos puntales de madera. Parecia, penso Chester, exactamente como aquelias minas de las antiguas peliculas de vaqueros que ponian en la tele. —jPero esto es genial! jEsto no lo has hecho tu solo, es imposible! Por supuesto que si. Me he dedieado a rllo desde el ano pasado. Y aun no has \isio ni la mitad. Ven por aqui. - Aaah! —exclamo Chester en voz baja. De repente el tuncl se expandio hasta convertirse en un espacio del tamano de una sala, de la que se bifurcal)an 2 tuneles en cada extremo. En et medio habia una pila de espuertas, una mesa de caballetes y armarios viejos. - Hogar, dulee hogar dijo Wtll. Se esta tan calientito y tan bien aqui abajo... f;no te parece reconfortante? Mi padre dice que de aqui es de donde salimos todos, hace mucho tiempo... Y por supuesto es donde terminaremos al final. Bajo tierra. \'enga, coge un pico, espuertas y una carretilla y siguenie. Tengo un pequeno problema con una roca.
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ientras tanto, en la superficie, el doctor Burrows volvia a casa, tropczo con alguien que caminaba con mucha prisa. Burrows se quedo iitonito: habia chocado eon uno de Ios «hombrt's de sombrero». En los ultimos tiempos habia empezado a notar que entre la poblacion de Highfield habia un tipo de personas que parecian diferentcs, pero sin llegar a ser demasiado llamativos. Eran hombres bastante peculiares, de rostro inclinado, que llevaban \'isera, abrigo negro y gafas de sol muy gruesas. Al ehocar eon aquel hombre habia tenido la ocasion de ver de cerca a uno de esos especimenes. Ademas de la cara inclinada y el pelo ralo tenia Ios ojos azules muy claros, casi blancos, y una piel palida, casi transparente. Pero habia algo mas: aquel hombre oUa de una manera peculiar, como a moho.
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Bajo tierra, Will y Chester se turnaban para bregar con la rora. Will se alegraba de haber reclutado a Chester, porque tenia mana con el trabajo. —(Vn descanso? —sugirio al ver que Chester empezaba a cansarse—. Vamos a tomarnos un respiro. Will era el tijw de chico que necesita espacio. Era dificil encontrarlo en casa, salvo a las horas de comer y de dormir. Su problema era que como no podia exponerse MAYO 2008
«En cuanto traspaso la puerta pudo ver en e! sotano un viejo armario. Abrio una de las puertas y reconocio el mismo olor a moho del hombre del sombrero, hallo varios abrigos de color negro, un surtido de viseras y sombreros apilados. Descubrio un pequeno cajon con 5 0 6 gafas de cristal grueso, casi opaco.» al sol se veia obligado a meterse bajo tierra. —Hola, papa —saludo a su padre., que vcia algo en la television . Hola, mama -saludo y se fuc sin esperar respuesta. Will se fue al refiigerador. Abrio la puerta mientras hablaba. — Hola hermanita. ^Que tenemos? Me muero de liambre. Rebecca, la hermana, tenia 12 afios, dos menos que Will, y no podia haber salido mas diferente a el. Era dclgada, con su pelo moreno y su piel accitunada, no lenia nada que temer del sol. Rebecca era el motor que ponia en funcionamiento la casa de los
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LIBRO CONDENSADO Burrows. No solo se encargaba de hacer la compra, sino lambien de organizar las comidas y hacer todo aquello de lo que en cualquier otra casa sc encargan los padres. La marcha de la casa solo empezaba a fallar en las ocasiones en que la chica estaba ausente. Entonces los tres, el padre, la madre y Will tenian que subsistir con la comida c\uc Rebecca les hubiera dejado en cl rflrigcrador. IJ^ puerta del museo se abrio de golpe, era Joe Carruthers. —Burrows, necesito que vengas en mision especial de reconocimiento. Quiero tu opinion. Tu te conoces la historia de los alrededores al dedillo. Mi hija compro una casa, esta hacicndo obras en la cocina y ha encontrado algo... algo extraiio. E^ doctor Burrows se puso en pie y cerro el museo. Empezo a Inspeccionar la cocina. Habian suprimido una chimenea y una pared se habia derrumbado dejando al descubierto un espacio, seniejante a las camaras secretas.
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Sin preocuparsc de la suciedad se tendio en el suelo y se medo por el agujero, alumbrando con una lintcrna. —[No puede ser! Tal vez me equivoque, pero Juraria que sube una corriente de aire. IJO mas curioso es que el conducto parece seguir hacia arriba. Me imagino que sale tambien del tejado. Eo que Burrows no les dijo (no se atrevio porque habria parecido
demasiado descabellado) era que habia percibido aquella sensacion de humedad y fl mismo olor a moho que habia notado el dia anterior en High Street al chocar con el «hombre de sombrero». El doctor Burrows no era capaz de dominar sus obsesiones y esta Io dominaba por completo. Tenia que haber una explicacion racional al fenomeno de! «hombre de sombrerow y estaba decidido a encoiilrarta. Recorriendo la calle se puso a caminar hasta llegar al punto en que habia visto por ultima vez a su presa. Al llegar descubrio que habia un angosto pasaje entre 2 pequefias casas de beneficencia. —iEh! ^;Quien esta ahi? — dijo una anciana de 80 arios y bata blanca. —Me Uamo Roger Burrows. —iQue agradable sorpresa! Le agradezco su visita. Ademas de esa carta tan atnable. —;La esfera de luz! Realmente es un objeto fascinante, sefiora Tantrumi. ^Le importa si echo un vistazo? En cuanto traspaso la puerta pudo ver en el sotano un viejo armario. Abrio una de las pueitas y reconocio el mismo olor a moho del hombre del sombrero, hallo varios abrigos de color negro, un surtido de viseras y sombreros apilados. Descubrio un pequeilo cajon con 5 o 6 gafas de cristal grueso, casi opaco. —(iSuele venir alguien por aqui?
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1 —La verdad senor es que no se de que me habia. 1 oiro lado de la ciudad Chester y Will habian vuelto al tunel de los Cuarenta Hoyos. —jEh, Chester! —^^Que? —^grito este—. ^Que ha pasado? —jVen a ver! Lo que hay aqui es muy grande. Era una camara octagonal, cada uno de los lados trazaba un arco. En el vertiee habia una rosa labrada en piedra. -Parece la cripta de una iglesia, ^verdad? —comento Will—. Pero lo mas extrano es que esta completamente seca y el aire tambien. —^Has visto, WiU? Hay algo escrito en los ladrillos...jen lodos! —Tienes razon. Son nombres: James Hobart, Andrew Kellogg, William Butts, John Cooper... Debe haber miles. Entonces sintieron un temblor, un tono inaudible, una vibracion que parecia venir de su.s propios craneos. —Creo que deberiamos salir.
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Will se limpio el barro de las botas antes de entrar a casa. Tiro la mochila al suelo. Se quedo helado del a,sombro. Habia pillado a Rebecca, la senorita pedecta, escuchando a escondidas a sus padres. —^jSe estan peleando! —explico Rebecca. No estoy segura pero ella le gritaba que era un fracasado...
y que tenia que dejar de perder el tiempo. Justo en ese momento se abrio de par en par la puerta y el doctor Burrows salio en estampida y se fue hacia el sotano, con la cara roja. Busco la Have, abrio la puerta y luego la cerro tras el. - iQue rabia, Dios mio! Tengo que habar con el sobre algo que he encontrado hoy, es muy imporiante —comento Will. — jDe eso ya puedes olvidarte! \M\ consejo es que los dejemos en paz hasta que todo se olvide! Si es que se olvida —dijo Rebecea. Chester estaba apoltronado en una de las dos desvencijadas butacas del tunel de Ios Cuarenta Hoyos. Se moria de impaciencia por explicarle a su amigo lo (|ue hahia descubierto en la excavaeion. —Hola W^ilJ —saltido Chester. Pero Will .solo emitio un gnmido y, cuando levanio la xista, a Chester le sorprendio la tristeza que habia en sus ojos. —Hay un obstaeulo. —Mi padre no esta —lo corto Will . Se encerro en el sotano, pero ahora pensamos cjue se ha ido. -Lo siento, pero... hay algo mas que debes saber... el tunel esta taponado. Fue como si despertara de repente. En efecto, la entrada de la curiosa camara era infranqueable. —Hay algo muy raro en todo esto. Pero quienquiera que haya
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LIBRO CONDENSADO sido no quicrc que volvamos a entrar ahi, ^verdad? Rebecca estaba haciendo los dcbcres cuando Will regreso a casa. —Has vuelto pronto. — Si hemos tenido un problema en uno de los ti'ineles —respondio Will. Fatigado, descanso un momen10, pero se levanto de pronto. —^No crees que jjapa este alH abajo y tenga algun problema? \'oy a buscar la copia de la lla\e. Fueron al sotano. No habia ni rastro de la preseneia de su padre. —Lo que esta claro es que no esta aqui - dijo Rebecca con una vehemencia innecesaria—. Vamos arriba le apremio. Will se acerco a la mesa y hojeo los papeles que habia en ella: articulos dc Highfield Ibtocopiados, fotografias de rasas antiguas y tro7.OS de mapas. Reconocio la letra de trazos inseguros de su padre. —Mi padre andaba detras de algo, pero ^dc que? --se pregunto en voz alta.
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Cuando oscurecio los 2 muchachos suliieron a hurtadillas la escalera del museo. Will abrio la puerta eon la Have. Mientras Chester enfocaba con ia linterna Will bojeaba papeles y documentos. —^jAqui bay algo! —«Dietario» —levo Will—.
No cabe duda de que es la letra de mi padre. Pareee una especie de diario. Will cerro la puerta y se fueron hacia los Cuarenta Hoyos, porque sabian que alii nadie los moiestaria. W'ill estaba absorto en el diario. Afanandose en descifrar la escritura de su padre: «t Por que no hay rastros de esos tiineles? ^;Por que, por que, por que? » Despues en letras muy grandes, se leia: «tREALIDAD O FICCI6N?» —Mi padre se traia algo entre manos... Mas cosas sobre estos bombres palidos -—dijo Will, hasta que llego a una parte del cuaderno donde solo quedaban trozos de papel del lomo del diario. —jEstan arrancadas! Es del miercoles pasado... el dia de la discusion con mi madre —dijo Will y leyo en voz alta: «Esta noche sera el gran momento. He encontrado un camino para entrar. Tal vez tenga jmte mi la oportunidad de pasar a la historia. Dcbo seguir mi instinto. Tengo que bajar. Tengo que llegar. jMe recordaran!» asaron varias semanas y a la salida de clase, Chester y Will pasaron por la zona conocida como Ciudad Canuto, apretados edificios en un constante estado de deterioi"o, con muchos pisos vacios o quemados. —tQP^ pasa?
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—No lo se —dijo Will. Es solo un presentimiento. No mires ahora, pero creo que alguien nos esta siguiendo. A unos 20 metros, caminaba un hombre bajo y fornido que Uexaba sombrero de fieltro, gafas de sol y 11 n abrigo oscuro que ie Uegaba a los tobillos. —^Nos esta siguiendo? —pregunto Chester—. ^Por que iba a hacerlo? —Tal vez deberiamos encararlo —respondio Will. —^Estas bromeando? A tu padre se lo trago la tierra poco despues de ver a estos tipos, este tipo podria ser el responsable. Te digo que liuyamos y pidamos ayuda. Unos pasos adelante estaba otro de aquellos hombres. Era casi identico al primero, salvo que este lucia una \isera caida sobre la frente. A Will no Ie cabia duda de que los hombres iban por ellos. —Mira, saiimos corriendo hacia el de la gorra, hacemos como que vamos a la derecha, nos escabuUimos por la izquierda y nos metemos en Clarke's. ^Entendido? —dijo Will sin resuello. Cosa curiosa, este incidente no lo habia disuadido en absoluto. Aunque no se !o menciono a Chester, estaba mas decidido que nunca a prosrguir excavando en el tunel y sus investigaciones. —Esta claro que alguien lo hizo a proposito —comento Will poniendose al lado de Chester.
«Penetraron en lo desconocido tambaleandose. Las botas pisaron adoquines. Ante ellos tenian una escena que supieron con toda seguridad que no olvidarian nunca mientras vivieran. iEra una calle!» Habian recuperado ya unos 10 metros de tunel. —Espero que la cosa no se eternice comento Chester con un suspiro. Cuando Will Uego a la cocina Rebecca estaba abriendo el correo. —^;Que es eso —se trataba de un paquete cuidadosamente envuclto. Esta dirigido a papa. Creo que deberiamos abrirlo —dijo sin dudar un instante—. Abrio la caja y descubrio la esIcra luminosa. Se trataba del objeto sobre el que habia leido en el diario de su padre. Luego encontro una carta del Departamento de Fisica del University College. «Querido Roger: »Vamos al grano. Lo que hemos descubierto nos ha dejado boquiabiertos. La inspeccion fisica confirma tu idea dc que dentro de la
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LIBRO CONDENSADO esfera hay 2 liquiclos de disdnta densidad... »En resumidas cuentas, lo que aqui tenemos es un autendco rompecabezas... »Esperando tu respuesta, te saluda afeetuosamente, »Profesor Tbomas Dee Seniados a la mesa WiU le fue contando a Rebecca lo que babia leido en el diario y tambien el encuentro con los extranos hombres palidos.
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o lograron una semana despues cuando al golpear W\\\ ton el pico contra una piedra grande, esta cayo haeia el otro lado, Acababa de abrirse ante ellos un agiijero tan oscuro como la boca de un lobo. Sus ojos quedaron atrapados en el agujero por el que salia una brisa con olor a moho. El insdnto le decia a Chester que retrocediera y escapara, como si la abertura pudiera succionarlo. —Es una gruta —dijo Will en voz baja—. (:No es hermosa? En el centro de la gniia se alzaban los restos de una gran maquina. Las linternas descubrieron filas de grandes ruedas que se mantenian unida.s dentro de los restos de un de.svencijado armazon de hierro fundido. —(-Que diablos es? - pregunto Chester mientras WiU se quedaba eaUado.
—No tengo ni idea. Y hay hierro a montones por todas partes. jMira eso, no te lo vas a creer! Habia una puerta empotrada en la roca. Parecia antigua pero reeia y estaba Uena de remaches redondeadns. A un lado babia 3 grandes picaportes. Alargo una mano para toe aria. —jEh, no! —grito Chester con miedo. Pero WiU no le hizo caso y golpeo ligeramente en la puerta con los nudillos. —('•Que? No estaras pensando en entrar, ^verdad? —Es el iinieo camino que puede haber tomado mi padre. El picaporte crujio un poco al principio. A condnuacion hizo lo mismo con los otms 2 picaportes. Recuperand<j la linterna, coloco una mano en el centro de la pueria con la intencion de abrirla empujando. —En fm: vamos alia -le dijo a Chester, que por una vez no se opuso. La Colonia Chirriando, la puerta se abrio. Will y Chester se quedaron inmoviles. La adrenalina les corria por las venas mientras enfocaban las linternas hacia una camara casi cilindrica. Delante habia una puerta con una ventanilla de cristal. —jEspera, Will! jMira los cables! —^dijo Chester—. jEs el hueco de un ascensor! Encontro en la pared un pequeno de madera que tenia un boton de bronce.
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Will apreto el boton. Se escucho una vibracion lejana y los cables sc tensaron. Oyeron el sonido del ascensor que se aproximaba. —jEs como el montacai^as de una mina! —No lo se. Will no me parece fiable. — jVamos, Chester, este es nuestro dia! jVamos a ser famosos! —dijo Will riendose. Will corrio la puerta y tiro de la palanca hacia abajo. Pasaron 5 minutos antes de quc el ascensor se deiuviera por fin. Todo esto es como un submarine Es como una camara. La puerta esta atascada. ^Me ayudas, Chester? Los dos empujaron con toda su luerza. Se abrio de golpe, provocando una sacudida y una intensa corriente de aire. Penetraron cn lo desconocido tambaleandose. Las botas pisaron adoquines. Ante ellos tenian una escena quc supieron con toda seguridad que no olvidarian mientra.s vi\ieran. jEra una calle! Vieron que estaba iluminada por una fUa de farolas. Pero lo que realmentc los dejo .sin aliento fue una sucesion quc se extendia hasta donde alcanzaba la vista, en uno y otro scntido, jhabia casas! —^Crees que vivira alguien aqui? —Solo hay una manera de averiguarlo —dijo Wiil mientras se aproximaban con cautela a la casa. Era sencilla y elegante, constiuida
en mamposteria de piedra arenisca, de estilo casi georgiano. Encima de la chimenea habia una risa sobre la que habia varios adornos de cristal. Y a la luz de la lumbre, se podian distinguir sillas, un sofa y paredes cubiertas de cuadros. Casi sin tocarla, la puerta se abrio. Se miraron y los dos empezaron a entrar,, muy despacio. El rec:ibidor era espacioso y calido y aprecianjn una nie/xla de olores: de comida, de humo, de ser humano...Todo parecia dispuesto como en cualquier casa normal. Los retratos colgados represcntaban a personas dc aspecto robusto con grandes hombros y cara palida. —Son exactamentc como los hombres que nos persiguieron —dijo—. [Genial!, estamos en una casa de esos locos, (ino? jEstamos en una cochina ciudad de chiflados! —aiiadio Will. —Vamos Will. Solo quiero volvcr a casa. Este lugar me pone Ios pelos de punta. —Sigamo.s un poco por la callc. Despues nos vamos. Te lo prometo, ^vale? —dijo Will—. jTiendas! —^Queee? -respondio Chester. —No habia duda. Siguiendo la calle habia una hilera de tiendas con escaparates: «Confeccioncs Jacobson», una tienda de comestibles, una ferreteria... —^Sabes que? Calculo que debemos de estar debajo de High Street. Siguieron andando mirando los escaparates de aquellas tiendas
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itmiguas hasta que llegaron a un punto en que cl tiinel se div'idia en 3. —Bueno, ya esta. —dijo Chester resuelto—. Ahora nos volvemos. —De acuerdo —acepto Will^, pero... A la vek)cidaci del rayo un siniestro coche negro jaiado por 4 caballos blancos los obligo a apartarse. Cuando Will quiso rcaccionar, sus pics pcrdicron conlacio con ki calzada, porque algo lo levantaba a el y a Chester en el aire agarrandolos del pescuezo. —jintrusos! —grito un hombre desconocido con voz aspera y leroz al subirlos a la altura de su rostro para cxaminarlos con eara de asco. Llevaba un casco pequeno y un uniforme azul oscuro, era una especie de policia. Entonces vieron por primera vez a los otro.s hombres que los miraban con ojos palidos y severos. —^^Os creeis con derecho a bajar aqui y entrar a nuestras easas? jA Ia carcel con los dos! El agente los arrastro por las calles. Se iban hundiendo mas en las profundidades de la tierra y no podian haeer nada para ex-itarlo. Doblaron una curva y el tunel se abrio. Se quedaron mudos ante la vertiginosa confusion de puentes, acueductos y pasarelas que se entrecruzaban por encima de calles y callejuelas adoquiiiadas, bordeadas de edificios. —iSocorro, soeorro! —gritaba Chester sin esperanza.
Llegaron a un cdilicio de aspeeto severo. Will solo pudo disiinguir las palabras «Prisi6n de Newgaie». —Se les acusa de entrada ilegal en el barrio, ademas entraron sin permiso en una propiedad eon la intencion de robar. ^Entienden los cargos? ^Nombres? —Chester...Chester Rawls —^Y tu? —le pregunto a Will bruscamente. —Will Burrows —respondio. —Ese no es el nombre que tengo aqui. iLlevadlos al calabozo! El pasillo c]ue llevaba al calabozo tenia unos 10 metros dc largo y estaba pobremente iluminado por una soia esfera situada al linal. A ios 2 chicos los empujaron hasta la ultima puerta, —^Como vamos a salir de aqui Will? ill se despcrto dando un respingo. ^Cuanto liempo habria dormido? —jTu! —le grito el policia a Wi\i—. [Sal! Agarrando a Will lo saco de la zona de calabozos y lo llevo a un sotano abandonado. Una luz brillante salia dc una puerta abierta en mitad del pasilio. Conforme se acercaba Will se sentia mas aterrorizado. Su escolta lo hizo entrar de un enipujon. L;i sala estaba \ acia salvo por una extrana silla y una mesa de metal, detras de la cual habia 2 personas altas y delgadas, de pie. Hablaban eon susurros, pero Will no ])odia reconocer su lenguaje.
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Iban vestidos con cuellos blancos, un largo gaban dc cucro. El color de lcchc de sus rostros descarnados solo conseguia destacar los ojos negros azabachc. El pelo, afeitado por encima dc las sicncs era negn) brillante y el contraste con e! cuero cabelludo era tan grande que daba la impresion dc que iban tocados con solideos. —Estos caballeros son styx ^ le dijo el agente—. Tienes que responder a todo lo que te pregunten. —(."Por que me atan? —se atrevio a pregimtar Will. —Para protegerte —dijo mientras proeedia a pasar las correas por sus piernas, los brazos y el peeho. Will observo en sileneio eomo uno de los styx sacaba una lampara y la ponia enfocada haeia el. En su centro habia ima bombilla de color morado oscuro. Tu\'O miedo cuando sintio una desagradabic presion en las cuencas de Ios ojos. Cobro concieneia de un inecsante sonido eomo de piUpitaciones y empezo a sentir como si vibrara eada nemo y eada hucso de su cabeza. Era como si algo vivo entrara dentro de el en busca de aiguna cosa. —^Como te llamas? —las palabras se clavaron como un cuchilln. —Ya lo he dicho: WiU. \VilI Burrows. — jTu verdadero nombre! —Will hizo un gesio de dolor. —No se lo que quiere deeir —respondio Will. —^Con que proposito has venido aqui? ^Donde esta tu madre?
«—Es la puerta de la Calavera. Es la entrada principal a la Colonia —explico Cal. —Crei que ya estabamos en la Coionia. —No. Eso solo era el Barrio. Es como una Ciudad Fronteriza. —Entonces, <^hay mas? —iQuesi hay mas? jDios mio, hay miles!» ^;Cual cs tu proposito? ^Nombre? ^Proposito? La luz del bianco espacio entro quemandolo por dentro. Sintio que se voKia mas y mas pequeiio. Cuando voKio en si. ei agente lo llevaha bajo el brazo y estaba dando \uelta a la Have del calabozo. Estalja lleno de vomito, la boca seca, sentia punzadiis en la cabeza y su campo de vision se habia reducido. Will eayo al suelo. Chester se horroHzo por el estado en que estaba su aiTiigfj. (;QLie te han hecho? Has tardado horas — [Tu! grito el agente. Es tu lurno. A regafiadientes, el chico salio del pasilk).
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LIBRO CONDENSADO mas que una.s preguntitas —sonrio el afijentr ; no tienes nada dc que preocuparte.
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urante lo quc dcbio dc ser ia semana siguiente, hubo mas intcrrogatorios dc los styx, y la Luz Oscura les produjo los mismos cspantosos efcctos sccundario.s: iigolamicnto, olliscada incertidunibre sobre lo que luihian dicho o no a sus torturadorcs, y un cspantoso mareo. Pero llego un dia cn quc los dejaron en paz. Estahan coiivencidos de quc los styx ya dehian dc haberles .sacado todo lo quc quenan. [.^)s niuchachos dormian dc mancra irregular, las comidas llegaban cada tanto. Fuera del calabozo se desarrollaban sinuosos proresos, investigaciones, cncucntros, cliarlas y discusiones, todo en el lenguaje secrcto de los styx. Estaban decidiendo su suertc.
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—jVisitas! —jVisitas? ^Tenemos visitas? —pregunto Chester. —Tu, vamos. jAliom mismo— gritn pl agcntc dirigiendose a Will. Ix) hiiieron pasar a una sala de jjaredcs cncaladas y varias sillas colocadas cn torno a una mesa grande. Hahia 2 personas scntadas. Frcntc a el estaha sentado un homhie grande y, a su lado, un jovencito de rostro afable. —Soy el senor Jerome —dijo el hombre. Este es mi hijo Caleb. Hubo un silcncio incomodo —Esto es inutil -grufio—. Es
una perdida de dempo. El poHcia sc incHno haeia aHclantc y sacudio a Will por el hombro. —Sientate \y\ex\ y romportate con tu lamilia. Muestra rcspcto. —tQuc, dc que esta hablando? —increpo Will. ^No te acuerdas dc esto? -Intcrvino el nino mostrando unjtiguetc dc madera —. La aliucla me dijo que era tu favorito. —^De que me estas hahlando? —Ic cspcto. —Te llamas Scth dijo . Y eres mi hermano. Tu madre era mi madre. Ella intento escaparse con los 2. A ti tc llcvo a la superficie y a mi me dejo con papa y la abuela. Te recogio una familia dc los Seres dc la Superfieie -explito Cal levantando ia voz . jEllos no son tu verdadera familia, lu familia somos nosotros! Ere.s de nuestra sangre. Will miro al hombre y a Cal. Pero no se dejo imprcsionar. Era una hroma de pesimo gusto. «^Piensan realmcntc que soy tan tonto para tragarme algo a.si?», se prcgunto. La abuela siempre dijo quc volverias dijo Cal levantandose. — No tengo abuelos. jEstan muertos! Will salio corriendo pero el agente lo agarro del brazo. Por el momento Will se habia qucdado sin fuerzas para seguir peleando. El policia lo saco a empujoncs del t alabozo. Oyo un golpe a sus pies. Era su mochila. Despues de
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nnro haber permanecido tanto tiempo confinado en la celda, era una sensacion extrana estar alii, banado por la luz dc las farolas. Una leve brisa le acarieiaba el rostro. «^Y ahora que?», penso. Levanto la vista y vio un carruaje oscuro al Giro lado dt- la calle. La puerta se abrio, y Cal bajo hacia el. —Te llevamos a casa —contesto el chieo. ^A casa con vosotros? jNo voy a ninj^'m lado sin Chester! —dijo (on firmcza. —(•'Que erees que Ie ocurrira si no vienes con nosotros? Piensalo. Lo pueden tratar bien o rnai, depende de ti. —Esta bien. Cal sonrio, le abrio la portezuela del carruaje. ,\l arrancar el coche Will se dejo caer sobre el rcspaldo, retiro un poco la cortina y miro por la ventanilla. El eoche traqueteaba por calles desicrtas y tenebmsas, vio pasar edificios sordidos y tiendas. No supo si se habia dormido minutos u horas euando el cochero rt'stallo el latigo, volviendo a despertarlo. El carruaje aumento la velocidad para pasar un pequefio puente que atravesaba un canal. Un enc:apuchado levantaba la lampara y la movia de lado a lado para que el cochero .se detuviera. —Es la puerta de la Calavera. Es la entrada principal a la Colonia —explico Cal. —Crei que ya estabamos en la Colonia. —^No. Eso solo era el Barrio. Es
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—Abuela, cstc es Will —dijo Cal. —De eso estoy bien scgtira. Es un Macaulay de los pies a la cabeza y tiene los mismos ojos de su madre. Hola Will. El estaba anonadado. Se sindo a gusto en su preseneia. Era como si la conociera. —Me conoces. Yo estaba contigo cuando era,s uti belie y te cantaba nanas. Ella se habria puesto nuty orgullcsa de ti —dijo la abuela Macaulay- . Tu luiste su primer hijo. ^Me pasas aquella ioto? Will la examino. Mo.straba a una tnujcr joven, su pclo era bianco identico al de Will y su cara era hermosa,, fuerte, de ojos bondatlosos y fma estructura osea, boca grande y mandibula cuadrada. —Si, esa es Sarah, tu madre. Tti eres igualito a ella. Esa foto la tomaron unas semanas despues de que tu nacieras. Tu autc-niico nombre es Seth. Es a ti a quien sostiene en los brazos. Por absurdo que pudiera parecer, el sabia que lo que ella decia era verdad. Las sospechas de que estaban tratando de enganarlo, se esfiimaban, y por la mejilla Ie corrio utia lagrima. —Cuentame como es el mundo de alia arriba. ^Sabes?, yo nunca he \ Lsto la luz del dia ni sentido el sol en la cara. f;C]6mo es? Dicen cjue quetna. Aqui hay muy pocos que lo han visto. Will rmpezo a contarles cosas de la Supt'iikie. Le soipiendia lo facil
que era, lo a gusto c|ue se sentia con aquellas personas a las que acababa dc conocer. Les hablo de su familia y del colegio sobre las exca\aciones que habia realizado con su padre. —^Qiie le ociunra a mi amigo? —pregunto de pronto. —Nunca le dejaran volver,.. Ni a ti tampoco —respondio Cal—. Los Styx no consentirian que nadie pudiera bablar a Ios Seres de la Superficie sobre nosotros. Una cosa asi podria propiciar el Descubrimiento o el linal de todas la.s cosas como Io enseiia el Libro de las Catastrofes: ctiando nos descubien y todo el mundo muere a manos de los de arriba, —Entonces, ^quc haran con Chester? —pregunto Will. —O lo ponen a trabajar, o lo destierran... enviandolo en tren a las profundidades y dejandolo alii para que se valga por si mismo —contesto Cal. Se oyo la potente voz de un hombre que gritaba: ^Hay alguieti en casa? ^Donde esta? ^Uonde esta? grito y clavo su mirada en Will, Apretn a Will en un abrazo. —Dejame que le mire. Si... si eres hijo de tu madre, no cabe duda tienes los mismos ojos que ella y la misma barbilla. Este es un gran dia sin duda. —Lc tendio una mano—. Yo soy tu tio Tam. —^Tam no lo asustes con tu,s modales —respondio la mujer con suavidad. —Cal, el aprendiz de mago tQue
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iv piirrcc tocio esto, ch? Por Dios como me alegra volver a verlos bajo el mismo tccho...Hermanitos... y sobrinos mios. ,:Sab{;s que lu padre de la Superficie paso por aqui? Si hubicras venido una semana antes !o habrias podido ver. Esta en ias profundidades. Habia \agado por todas partes, garabateando en su libro, molestando a la gente con preguntas tontas. Supongo que los styx pensaron que estaba un poco...que era inofensivo por eso Io dejaron ir de un lado a otro, pero te aseguro que no lo perdian de vista. —(iQue son exactamente las profundidades? —El Intenor. Debajo de no.sotros. Unos 8 mil metros mas abajo, hay otros asentamientos. Hasta ahi llega e! Tren de los Mineros. Es el Un de la linca, pero los tuneles siguen mas alia, kilometros y kiiometros Las leyendas se reiieren incluso a un mundo mas interior, en el centro, con ciudades ma.s antiguas y ma.s grandes que la Colonia. Despues de la conversacion el tio Tam se Ie\ant6 con un bostczo y se volvio a la abuela. —Bueno, mama, ya es hora de que te lleve a ca.sa. —Te ensenare donde vas a dormir —le dijo Cal a Will. —Crei que tu abuela viv-ia en esta casa. —^Se le permite xasitarme aqui. Esta es mi habitacion. Papa mando poner otra cama cuando le dijeron que te ibas quedar con nosotros. MAYO 2008
—cCuando se lo dijeron? ji se !o dijo? —pregunto Will. Cal levanto las ccjas. —jA cenar! Papa ya debe haber llegado —Cal se levanto y bajo hasta e! comedor seguido por Will. Un hombre de pelo grasienio entro en ei comedor arrastrando los pies. Tenia la cara marcada por profundas arrugas. Llevaba un dclantiU de cuero, sus ojos sc demoraron un instante en Will antes de mirar a otro lado. —tQpi^i^ f^s? —pregunto Will. -Walkins... Terry Watkins. —Me parece que me suena de algo. Cal continuo comiendo. Will recordo con un sobresalto: —jToda la lamilia de.saparecio! iLos secuestraron! Pero no puede ser, el seiior Watkins era un hombre robusto... —Los pusieron a trabajar a el y a su lamilia —dijo Cal. La silla vacla del senor Jerome hizo suspirar a Cal: —Es muy duro para el, tienes que darie tiempo. Supongo que le tracs demasiados recuerdos de mama. EI tio Tam dice que ella siempre fuc rebelde. Teniamos un hermano. Solo era un bebc. Murio de (iebre. Ella intentaba huir con nosotros cuando le dieron alcance los styx. El tio Tam dice que mama es la unica persona que conocc quo ha salido y sigue alia arriba. 129 —dVive todavia? —Por lo poco que sabemos. Pero ella quebranto las leyes. Tarde
LIBRO CONDENSADO (> irmprano los styx te encuctitran y lc castigan. En el caso de mama, la prna de mucrte. Desde algtjn lugar lejano, comenzo a taiier una catnpana. Siete campanadas: tenemos que irnos. na vez fuera se vieron inmersos en una riada humana. Las calles eran un hervidem de geiite. Despues de dohlar varias esquinas se pu-sieron al final de una cola a la entrada de un I'dificio de aspec to anodino. Por dentro la nave era t;in grande como la mitad dc un campo dc (ulbol. Habia unas plataformas de madera levantiidas en los c uatro rincones de la na\e, cti cada uno liabia un styx que vigilaba a la concurrencia.
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Un .styx subio al pulpito que estaba al lado de una cruz de metal. Llevaba una toga negra hasta Ios pies y sLis ojos l)rillaban en aquel ambiente. El predieador levantaba la voz. —Sabed esto, hermanos. La superficie de la Tierra esta poblada por criaturas en permanente estado de guerra. Su avaricia solo tiene parangon con su apetito de muerte., dolor, terror y prohibicion hacia todas las cosas vivas. Pero, tenedlo muy presente, el excesivo peso de sus pecados les hara caer. Y cuando Ucgiie el juJcio... ese dia, ios fieles, los jusios, nosotros los que seguimos el camino correcto, \<)lvercmos para reclamar la superIkie del mundo, para conienzar de
ntievo. Esta es la enscnanza que ha llegado a traves de los tiempos por medio del IJbn.) de las Catastrofes. La Tierra es del Senor y sus seguidores. Demos gracias por siempre a nuestro Salvador, sir Gabriel y a los Padres Fundadores por guiarnos y congrcgarnos. —Con que frecuencia teneis que hacer esto... ir a la iglesia —se atrevio a preguntar Will. —Una vez al dia —comento Cal—. De todas maneras no son mas que tonterias. Venga, vamos a ver a Tam. Eslara en la taberna de Low Holborn. CA aprcto el paso al cruzarse con algunos colonos que se pasaban a la otra acera para evitarlos, rcnegando. y otros se quedaban quietos y potiian mala cara. Unos pocos hasta escupian en direccion a ellos. IMX fachada e incluso las ventanas de la taberna estaban pintada-s de negro. El sitio estaba lleno, la gente se desparramaba por la acera y la calle. Todos bebian de jarras de peltre, algunos iumaban, en pipa larga de arcilla. —jCal!, itrae para aca a WiU! De repente, toda la gente que habia alrededor callo, y en el silencio todas las caras se volvieron hacia el. El tio Tam salio de entre un grupo de personas. - Dejenme que les presente a la flor y nata de la sociedad. jEste es Joe Waites! Y este es Jese Shingles y en ultimo lugar pero no por ello
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menos importante el unico e increible Imago Frcebone. —Encanlados de tener el honor de conocer a una leyenda consagrada. —Tam...tio Tam... necesito que me ayudes. —Lo que quieras sohrino. Solo pide. —Tengo que liberar a Chester. — ^Tienes idea de lo que dices? ^A donde irias? Tendrias que esconderte en aigi'in lugar en el que nunca se les ocurrirra buscarte. —jPero no puedo quedarme sin hacer nada! Chester fue la unica persona que me ayudo para buscar a mi padre y; ahora esta en el calabozo... por mi culpa. Tengo un deber con el. —Si yo estuviera en tu lugar, me olvidaria de Chester. Habria represalias. Los styx matan'an a la tamilia, a todos, correrian rio.s de sangre. - Bueno, en cualquier caso, tengo que Uberarlo. Aunque io tenga que hacer solo. —lestarudo como una mula. Es asombroso lo que te pareces a tu madre. —i Vamos, despierta! Sin contemplaciones, Cal zarandeaba a Will y le gritaba para despertarlo. —Levantate Will, tenemos cosas que hacer. El senor Tonypandy esta esperando y tiene muy poca paciencia. Venga, pontelo —Cal le entrego un voluminoso fardo.
«Sali6 con prudencia por la boca del pasadizo y comenzo el descenso. Al bajar corrio todo lo que pudo y encontro los tuneles. Mientras los recorria recordo las palabras de su tio: «Metete por las callejuelas. Sera mas seguro». Al desplegarlo, se convirtio en una especie de traje de hule. —Te hara lalta en el lugar a! que vas. En la Calle, Cal tomo una direccion diferente. Aunque tambien iba a trabajar lo hacia en otro cuadrante dr la C'averna Meridional y Wiil se puso nervioso al pensar que su hermano no lo acompafiaria. Siguiendolo sin ningiin entusiasmo Will arrojaba miradas al seiior Tonypandy, (jue avanzaba despacio. Coniorme iban por la ralle otros colonos se les fueron aiiadiendo ha.sta formar un grupo de una docena de chicos. La mayoria, jovenes de entre 10 y l.'j afios. Vio que muehos portaban palas mientras que unos pocos portaban una especie de picos. Por fin entraron en un tunel y los paso.s de las botas empezaron a retumbar entre las
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LIBRO CONDENSADO paredes. Tras unos minuios entraron a una ca\erna ma.s pequcna donde el aire era dilerente. —Tu te vienes conmigo, Jerome. — dijo Tonypandy Aqui abajo hay coieclores atascados. Nosolros quitamos el sedimento... los desatascamos. Nos alamos la cuerda alrededor y cavamos. Siete horas despues Will habia perdido la cuenta de los colectores que habia desatascado mientras avanzaban en el tunel. Coniorme pasaban las semanas, le asignan)ti a Will diversos trabajos en otras partes de la Colonia. Eso Ie lue proporcionando una idea del funcionamicnto de aquella cultura subterranea. a puerta de la calle se abrio con estrito. —jCal, Will! —grito el tio Tam desde el recibidor. Con un gesto de complicidad les indico que se acercaran. —El momento ha llegado —susurro,, sacando un cilindro de metal. Qiiito la tapa de uno dc los extremos y lo vieron sacar un mapa hecho jirones. —A Chester lo destierran manana. Acabo de enterarme. ^Sabcs? No seria dificil... que escaparas tu solo. Pero eon Chester... sin embargo he dado con la solucion. Solo hay un camino paia escapar a hi Superlicic: a iraves dc la Ciudad Eterna. Tam explico el plan de fuga, trazo la ruta en cl piano.
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—El problema de esie plan —dijo Tam— es quc no todo se pucdc prever y tendras que dccidir sobre la marcha. Aqui tienes anotada la rula que debes seguir en cuanlo saigas de ia Colonia. Si te atrapaii, Dios no lo quicra, tendras que tragarte eslo. Si los Styxs saben que yo tengo algo que ver, no solo seria mi lin sino el dc toda la familia. Otra cosa: cuando esten en la superficie, Chester y tu tienen que esconderse. No he tenido tiempo de preparar nada, asi que... Bien —dijo Tam sacando un fardito de tela—. Creo que eslo podria venirte bien. Dentro habia 4 piedras de color negro marron del tamaiio de canicas. Si te ves en aprietos, solo tienes que partir una de estas piedras. Tirala contra algo duro y cierra Ios ojos. Sc producira ei resplandor mas intenso que te puedas imaginar. Temprano por la maiiana Will preparo su mochila y niciio en sus botas el mapa. —Me voy —le dijo en voz baja a su hermano- . Gracias por todo y despidemc de la abuela. Abno la puerta y la cerro suavemente. Ya en la calle recorrio algo asi como 40 minutos hasta llegar a un edificio, descrito por su tio, al horde de la caverna. Tuvo que agacharse para pasar debajo de unas vigas viejas y entonces Tam se accrco a el y se llevo el dedo a los labios para que no hablara. - Buena suerte —le susurro al oido y lo empujo cn una irregular
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condi abertura. Luego coloco en su sitio la losa y WUl se quedo solo de riue\'O. Salio ton prudencia por la boca del pasadizo y comenzo el descenso. Al bajar corrio todo lo que pudo y encontro los tuneles. Mientras los recorria recordo las palabras de su tio: «Metete por las cailejuelas. Sera mas seguro». Reconocio el contorno achaparrado de la comisaria y se paro para recuperarse. —Bueno, bueno Jerome, ^Que demonios haces aqu! otra vez? —He venido a ver a mi amigo —respondio Will . Me dijeron que podria verlo por ultima vez. Atravesaron la puerta y penetraron en los calabozos. Vio a Chester sentado en un rincon. —^Will? [No me lo puedo creer! —Tengo que encerrarte Jerome. Son las normas —dijo el guardia. Minuios despues el guardia regreso, giro la Have y abrio la puerta. —Es la hora, caballeros. Cuando el policia iba a cerrar la puerta, Will le toco el brazo. —Espere un segundo, dejc algo iadentro. Will saco la mano del bolsillo y disparo el (lash de su camara, el policia dejo caer las Haves. —[Date prisa Chester! Ambos salieron corriendo de la comisaria. Y alii estaban: tres casas parcialmenie destruidas en una (averna circular. Llegaron a la casa del medio y empujaron la puerta que se abrio. Encontro la trampilla
debajo del azulejo de la pared y empujo hacia adentro. Se abrio toda una section de azulejos. Era una puerta muy bien disimulada. Proveniente de la oscuridad, Will oyo un mauUido lastimero y adivino de que se trataba. \Bartleby\ —El gato entro correteando. —^Necesitan una mano? —les pregunto Cal, apareciendo de repente. —tO."^ demonios haces aqui? pregunto Will con la \'oz ahogada. Will comprendio que lodo se le habia ido de las manos y Ios planes de Tam se hacian trizas. —Tam no sabe. He decidido cjue es el momento de ir a la Superficie, como mama y tu —dijo Cal. —jVueivete a casa...! ^Will no termino la frase. —jLa alarma! —exclamo Cal aterrorizado. —[Styx! •—exclamo Will. Calculo que habia 30 alineados en un semicirculo. Lanzo una mirada a Chester que daba vueltas a la manivela. El hueco era ya lo bastante grande para permitirles pasar. Mientras Cal pasaba por el hueco, Wiil se voivio a la ventana y vio cuando los Styx entraban a la casa. Entonces sucedio algo espantoso cuando oyo una voz conocida. —El W'ill de siempre —dijo la 133 chica, dejandolos petrificados. - ^Rebecca? —alcanzo a preguntar Will.
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LIBRO CONDENSADO \ In —^De excursion, por lo que ^Era un tnico? Ella llevaba la misma ropa que los styx. Y llevaba su cabello negro azabache recogido hacia atras y muy apretado. «La han atrapado —penso-—. Tiene que ser eso. Le han lavado el cerebro, o bien la tienen de rehen». —(-'Por que no puedes dejar de ser siempre el mismo? dijo exhalando un suspiro teatral. Parecia relajada y muy segura de si misma. No podia ser, algo no encajaba. Era uno de ellos. —^Tu eres...? —pregunto Will con la voz ahogada—. ^Como? —Es muy sencillo. Me colocaron en tu familia cuando tenia 2 afios. Asi lo solemos haeer...Para relacionarnos con los infieles...Es el entrenamiento que recibe la elite. Es duro de aceptar, ^verdad? Me pusieron aUi para que no te perdiera de vista y para que pudiera, si habia suerte, desenmascarar a tu auteniica madre. Yo he cumplido uii mision, asi que ahora estoy aqui, de nuevo en casa. Ya no tengo que seguir fnigiendo.
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—jNo! —balbuceo Will, aferrando el pequeno paquete que Tam le habia dado. —Vamos, todo ha terminado —dijo Rebecca. Los st\-x se abalanzaron sobre ellos pert) Will ya estaba listo. Lanzo la piedra nodular contra unos azulejos blancos, convirtiendose en algo parecido a una ventist:a de nieve.
Aquello dio a Will la oportunidad que esperaba. Agarro a Chester y jalo de el, arrancandolo de la puerta. Pero la luz estaba menguando y los styx agarraroii a Chester por un brazo. jSacudetelos! —le giito Will pero cumprendio que no habia posibilidad de que pudiera ocuparse de la salida y sujetar a Chester. Will k) solto del brazo y cedio a su amigo a los styx, que cayeron por su propio impulso. Chester grito mientras ta puerta cala. WiU vio por la ventanilla, contemplo sin poder hacer nada. Huyeron por el pasadizo de roca y llegaron a una especie de patio del que salian numerosos pasadizos. Will saco dc la bota el mapa y senalo el que debian tomar. ^^Como es que conocias a esa chica styx? - dijo Cal confuso. —Esa era mi hermana...—declaro con desprecio—^, o al menos es lo que creia. —La puerta no los va a detener mucho tiempo. No podiamos hacer nada para ayudar a Chester —corroboro Cal—. Tenemos suerle de haber salido con vida. - Tal vez —aventuro Will respirando hondo —. Entonces debemos ponernos en eamino. Y de esa forma Ios 2 muchachos se pusieron a correr, internandose en la compleja red de tuneles que habia de Uevarlos a la Ciudad Eterna.
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La Ciudad Eterna —Uno dos, uno dos, uno, uno, uno dos... WiU esperaba qup ocurriera algo, ver una seiiaJ quo les confirmara que continuaban en cl camino correcto. Empezaba a desesperarse. —f^ot que \iene Tam a la Ciudad Eterna? —pregunto Will. —Busca monedas y cosas asi. Sobre todo en tumbas. —Entonces, (les verdad que esto estuvo habitado? —Hace mucho tiempo. El piensa que lo ocuparon diversas razas, unas despues de otras y que cada una se asento sobre los restos de la anterior. Creo que me dijo que unos edificaron una especie de fortaleza al mismo tiempo que se fundaba arriba cl Londres dc los Seres de la Superfirie. ^;Las 2 ciudades estaban conectadas? —Al principio. Despues bloquearon las entradas y las piedra.s que las senalaban se perdieron... La Ciudad Eterna quedo olvidada. —Al menos, los styx no nos encontraran nunca en este lugar —dijo WiU. ^ N o estes tan seguro. Tenemos la division styx por delante. Son una especie de guardia de la frontera. Falrullan la xieja ciudad. Caminaron durante horas y al final bajaron por una pendiente pronunciada. Entonces \ViIl miro a Cal y le sonrio mientras se internaba en el estrecho pasadizo. Asomo
la cabeza y lo que vio lo dejo anonadado hasta que quedo al descubierto, banado por un destello de color verde botella. —La Ciudad Eterna —musito y empezo a bajar por unas enormes eolumnas de basalto, como ra.scadelos sin ventanas, bajaban en arco desde la gigantesca cupula en el centro de la ciudad. Al lado de aquella, todas las cavernas que Will habia \isto parecian cosa de lilipulienses. — iEh! exclamo Cal—. jMira las paredes! Eran calaveras: una fila tras otra de craneos tallados cubria los muros, todos mostrando los dientes en su sonrisa. —Eran los ancestros de los styx. Se dice que en tiempos de la Plaga, un grupo escapo de esta ciudad, se fueron a la Superficie. Formaron alii una especie de sociedad secreta. Se dice que ios styx le dieron a sir Cabricl la idea de la Coionia. Will ya no pudo pregimtar mas porque Bartleby levanto las orejas y sus ojos se quedaron fijos. Cal se puso nervioso y lo apuro a buscar en el mapa. Dejaron la camara y se internaron por callejuelas antiguas. Los edificios se levantaban con orgullo y magiiificencia. LJegamn a una plaza rodeada de aJtos edificios en medio habia una plataforma sostenida por una serie de gruesas 135 coiumnas y figuras humanas como congeladas en su agonia. —iShhh! —advirtio Cal. Agarro
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LIBRO CONDENSADO a Bartleby y lo aprcto contra cl "iAgachate! —susurro Cal. Will se asomo para observar. Eran styx. Avanzaban en Unca con eficicncia mililar, uno cle ellos sujetando por la correa a un inmenso perro que expulsaba vaho por el hocico. Bordearon con cautela la plaza y eligieron un callcjon cn sentido opuesto. —Hemos estado a punto de no contarlo —dijo Will. —jY que lo digas! —itio Cal antes de mirar hacia la escalera—. ^Es esta? Siguieron subiendo la escalera ha.sta que los pcldafios se acabaron y entraron en una serie de estrechos pasadizos, luego escalaron una superlicie irregular con una gran indiuacion. Despues de unos 200 metros distinguieron con claridad la boca circular del tunel. Vieron entonces que estaban en una especie de embarcadero. Era dc noche. Las luces se reUejaban en un rio. Era muy ancho. Un barco de recreo de 2 pisos surcaba It-ntamenle sus aguas. Entonces Will vio puentes a la izquierda y a la derecha y, en la distaneia, la (upula iltiminada de la catedral de San Pablo. Un autobus rojo de 2 pisos cruzo por el puente mas cercano. Se sento en la orilla con sorpresa y alivio: aquello no era un 136 riachuelo cualquiera. Era el Tamesis. Habia salido, habia escapado, y nada mas importaba. Estaba en
casa. jDe vuelta en su mundo! —jEl cielo! —exclamo Cal con voz sobrecogida—. De pronto arrugo la nariz. — iUf! tQ."C^ ^^ e^to? pregimto en voz alta . ffbdos estos olores! Comida, aguas residuales y olores quimicos. —Tenemos que volver a casa andando. Llegaron a Highfield horas mas tarde. Alii estaba: la casa, completamente a oscuras. Con el pie levanto cl ladrillo bajo el cual dcjaban siempre una Have. Abrio la puerta y entraron con precaucion. —Los styx conocen este sitio. Ya han emiado a alguien aqui y volveran. No te olvides de lo que dijo el do Tam. No podemos quedarnos aqui. —Este lugar esta lleno de odio...se huele por todas partes. La Superficie no es lo que me esperaba —dijo Cal, meditabundo—. Y no puedo volver a casa... ^O si? asaron Ios dias siguientes trazando planes y mas planes. Hicieron numerosas compras: mascaras de gas, cuerdas, cantimploras, flashes antiguos de camaras de fotos y hasta adquirieron fuegos de arlificio. Esperaron la hora propicia para abandonar Highfield. Siguieron a pie hasta la enlrada del rio. Will echo una ultima mirada al cielo gris y aspiro hondo. saboreando las ultimas bocanadas de aire fresco. Nadie Ie obtigaba, podia
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quedarse en la Superfieie, pero sabia que ya no volveria a ser lo mismo que antes. —Adelante —dijo Will ante el inminente regreso al mundo subterraneo. Llegaron hasta el desfiJadero y sc metieron en el pozo. Se deslizaron por una rampa y llegaron aJ comienzo de las rudas escaleras, luego, a la boca de la caverna de la Ciudad Eterna. — ^Qiie demonios es esto? ;Vaya niebla no se ve nada! —Esto nos lo va a poner un lanto dillcil. Con toda esta niebla no podran vernos, ^'no? —Pero nosotros a ellos tampoco —dijo Will. Bajaron sin percances hasta el final de la escalera. Cal agarro del brazo a Will y se detuvieron. Empezaban a oir ruidos a su alrededor. Entonces Uego el aterrador uullido de un perro. Bartlehy moxia la cabeza en todas direcciones, olfateando el aire y el suelo. —^cl^onde estan? —pregunto Cal aterrorizado. Habian dado 20 pasos cuando la niebla se replego y vieron a una patrulla de 8 styx al otro lado de la calle. Como depredadores al acecho. Will dio un grito y empezaron a correr, \oKiendo a internarse en la niebla. Entonees Will se aeordo de los fuegos artificlales y encendio la mecha azul de un cohete grande.
«Se pararon en seco y dieron la vuelta. Era un styx. Estaba alii, alto y arrogante. —Crawfly —dijo Tam confriaidad. Crawfly abrio los brazos y los agito como latigos. A Will le dioun vueico el corazon cuando vio aparecer en sus manos dos cuchillas brillantes curvadas. Eran como pequelias hoces.» SUbo en lodas direeciones y sus eolores abrieron una multitud de heridas en la niebla. Los fuegos de artificio eontinuaron estallando. Cuando estallo el ultimo de los eohetes. Will imploro que eso les hubiera permitido Uegar hasta el laberinto. De nuevo el silencio los envolvio y oyeron im gruiiido. —jDios mIo, un perro rastreador! —exclamo Cal. A continuacion se abalanzo contra ellos para caer violentamente sobre el pecho de Will. Apreso su antebrazo y lo mordio. Ya no habia nada que parara al perro. Entonces, como surgido de la
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LIBRO CONDENSADO nada, en la cabeza del perro aparecio un bulto de carne gris. Bartkby hundio sus dientes en la eabeza del perro y un chorro de sangre oseura salpico a Will. Los chicos se retiraron a una distancia segura y se detuvieron a mirar aquella petea a muerte. —iDejalo Bart\ iVamos! —Los styx —Will zarandeo a su hermano—. jTenemos que irnos! ixJS chicos eorrian a loda prisa, pero se toparon contra un muro. Unas manos fortisimas los sujetaron levantandolos del suelo. —jYa basta! —dijo el hombre entre dientes—. jShhh! —Tio Tam —grito Cal con alegria. ^Como sabias que estabamos aqui? - -Nos basto con seguir la luz y el sonido. EI enorme bulto de Imago aparecio entre las sombras moviendose con ligereza. La huida se comirtio en seguir a Imago. Atravesaron una serie de patios, entraron en un edificio circular. Subieron mas y mas hasta salir de nuevo a un espacio abierto. —Este es un trozo peligroso —susurro Tam—. Tengan los ojos bien abiertos y no se separen. Will se puso loco de alegria cuando vio la entrada del iaberinto. jLo habian conseguido! —jMacaulay! —grito una voz 138 dura. Se pararon en seco y dieron la vuelta. Era un styx. Estaba alii, alto y arrogante.
—Crawfiy —dijo Tam con f rialdad mientras empujaba a Cal y a Will para que fueran con Imago. Crawfly abrio Ios brazos y Ios agito como latigos. A Will le dio un vueico el eorazon cuando vio aparecer en sus manos dos cuchilias brillantes cun-adas. Eran romo pequeiias hoees. —Ha llegado la hora dijo Tam—. Sigan la mareha, ya Ios alcanzare. —Esto no me gusta. Tam esta demasiado eonfiado —murmuro Imago—. lAh, no... no...! Tras la niebla aparecieron otros styx. Pero Crawfly los paro en seco. Crawfly hi/o el primer movimiento, lanzandose contra Tam. I>as hojas se encontraron y rozaron con un chirrido estridente. Un ataque por ambos lados y los dos se acercaron, mientras los filos de sus armas rechinaban al chocar. Con la misma rapidez se separaron jadeando. Tam se agarraba eon fuerza el costado. Por entre sus dedos y chaqueta abajo, manaban chorros de sangre. Tam retrocedio tambaleandose. Crawlly giraba avanzando y retrocediendo a un lado y a otro, en una danza fluida y estilizada en la que sus golpes eran demasiado rapidos, Tam dio un paso en falso. Perdio el equilibrio y se encontro en una posicion \ulnerable. Crawfly ataco el flanco expuesto de Tam. Este estaba preparado, se lanzo hacia adelante y penetro la guardia
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de su oponentc alzando el machete con un devastador tajo al cuello dc Crawfly. El styx se tambaleo hacia atras, dejando caer al suelo las guadanas y soltando un gorjeo al llevarse la mano hacia la traquea cercenada. Tam no perdio el tiempo, corrio hacia donde estaban Imago y los chicos, mientras los styx rodeaban el cuerpo del eompanero caido. —Los mantendre a raya un rato. Eso les data dempo —Yo me encargare —dijo Imago—. Tu estas herido. —Yo estoy muerto —dijo Tam en voz baja. —jNo tio Tam! jVcn con nosoIros! —rogo Cal. Saidriamos perdiendo todos dijo el hombre. Se metio la mano bajo la camisa, tiro de algo que llevaba al cuello y se lo puso a Will en la mano. Era un coigante—. Tomalo. Podria serte utii. Y no pierdas de vista a Cal. Prometemelo. Cal empezo a gritar. —LJevatelos Imago —dijo Tam mientras vohia hacia ia boca del tunel y al hacerlo veia acercarse al espantoso ejercito styx.
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orrieron. No tenian idea de euantos kilometros habian recorrido. Y aunque no hubieran intereambiado ni una palabra desde el instante en que dejaron a Tam, cada uno sabia perfectamente en que pensaban los demas. Giraron muchas vece.s a derecha
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e izquierda. Llegaron a una camara de poco mas de 9 metros de largo, un sitio conocido como el Caldero. —Veo algo que brilla —dijo Cal. —Si, vias de tren —explico Imago. «E1 Tren de los Mineros», comprendio Will ai ver las Hneas paralelas de hierro. —Voy a ser directo, porque no tenemos mucho tiempo —explico^—. Tienen 2 opciones. O nos quedamos aqui un tiempo y despues los llevo a la Superficie, o... —No, eso no —dijo Cal de inmediato. Imago miro a Will a los ojos. —Deben estar conscientes.,. Tam piensa... pensaba que la chica styx que se hizo pasar por tu hermana... es la hija de Crawfly. Si es asi, Tam acaba de matar a su padre. lx)s styx no olvidan. Ix)s perseguiran donde vayan y cualquiera que les de cobijo correra peligro. Si Tam esta en lo cierto, entonces nuestra situacion, que antes era mala, ahora es peor. Estan marcados. —Bien creo que no tengo nada que hacer en la Superficie por el momento —murmuro Will—. Y mi padre esta aqui abajo... Imago saco de su cartera un trozo de papel aplanado. Se lo dio a Will. — jNo! jNo lo puedo crcer! jEs 139 la letra de mi padre! Esto pertenece al diario de mi paclre (iDonde lo encontraste? ^Esta bien?
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LIBRO CONDENSADO —No lo se. Tu padre solo tenia billete dc ida para cl Tren de los Mineros. Tu padre esta por alguna parte alia abajo, cn las Profundicladcs. ^ ^ Y Chester, donde estara? - Chester esta bien —dijo Imago. —Bueno, en ese caso me voy a las Profundidades. —Yo te acompafio —dijo Cal. •—^Estan seguros de vuestra decision? —pregunto Imago. —Estamos seguros - coiifirmo Will—. Pero ly Cliester? —No se preocupcn por el. Hay quebacerloqueyolesdiga, asi que cuando yo les diga que salten, saltan —explico Imago. La camara se lleno con el olor del azufrc. Luego cuando el niido dc la locomotora alcanzo la maxima iniensidad, un chorro de hoUin subio por el agujero. —Preparados... listos —grito I m a g o ^ . Salten. Vaya, bemos caido en el x-agoiirestaurante —rio Will entre dientes, dirigiendose a Imago y a Cal. «^Ciuanlos vagones mas habra?», se pregunto Will. Fue saltando dc
vagon en vagon, avanzaba a gatas, cuando algo se mo\'i6 a su lado. —iDejeme en paz! dijo la voz. Will levanto su esfera de luz. Hubu un silencio y un gnto en el instante cn que Chester reconocio a su amigo. —Hola Chester - dijo Will—. No ereenas que te iba a abandonar, ^verdad? Era impcsible hablar con todo cl ruido que produeia la locomotora y el esirepito del tren pero Will estaba contento por lener a Cbcster a su lado. Cbester estaba a salvo Y ademas iba al encuentro de su padre, en la mayor avcntura de su vida, cn un xiaje hacia tierras desconocidas. De repente, el luturo ya no parecia tan espantoso. Will le dijo al oido a Chester: —iManana no bay esrucla! Se ecbaron a reir, pero sus risas quedaron ahogadas por cl ruido del tren, que continuaba a toda velocidad, voniitando hiimo y alcjandose de la Colonia, de Higbiield y dc todo cuanto conoeian, acelerando su maRba haeia el corazon de la Tierra.C
Guadalupano El 12 de duiemhre, un vigilante advirtio que un sujeto zigzagiteante pretendia entrar a la Basilica con una botella en la bolsa trasera del pan/alon.
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—jHey, usted! ^0."^" es lo que trae en esa botella? —Es agua bendita, compadre. jQuc agua bendita ni que nada! —dijo el vigilante al destapar la botella—. jEste es \il ron! —iQue dice? ^R-on? jMilagro! iMilagro!
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