Viola acherontia1 Lo que deseaba aquel extraño jardinero, era crear la flor de la muerte. Sus tentativas remontaban a diez años, con éxito negativo siempre, porque considerando al vegetal sin alma, ateníase exclusivamente a la plástica. Injertos, combinaciones, todo había ensayado. La producción de la rosa negra ocupóle un tiempo; pero nada sacó de sus investigaciones. Después interesáronlo las pasionarias2 y los tulipanes3, con el único resultado de dos o tres ejemplares monstruosos, hasta que Bernardin de Saint-Pierre4 lo puso en el buen camino, enseñándole cómo puede haber analogías entre la flor y la mujer encinta, supuestas ambas capaces de recibir por “antojo” imágenes de los objetos deseados. Aceptar este audaz postulado, equivalía a suponer en la planta un coeficiente mental suficientemente elevado para recibir, concretar y conservar una impresión; en una palabra, para sugestionarse con intensidad parecida a la de un organismo superior. Esto era, precisamente, lo que había llegado a comprobar nuestro jardinero. Según él, la marcha de los vástagos5 en las enredaderas obedecía a una deliberación seguida por resoluciones que daban origen a una serie de tanteos. De aquí las curvas y acodamientos, caprichosos al parecer, las diversas orientaciones y adaptaciones a diferentes 1 Este tipo de violeta no corresponde a ninguna en la naturaleza. Los términos que componen el nombre provienen del latín: Viola es el nombre latino para violeta, y acherontia es un adjetivo relacionado con el Rio Aqueronte y Caronte, ambos vinculados con la muerte. 2 Planta pasiflorácea originaria de Brasil. Se cultiva en jardines. Sus atributos la relacionan con el episodio de la Pasión de Cristo: un corona que simboliza la corona de espinas, tres estilos que simbolizan los tres clavos con los que fue clavado cristo, y cinco estambres que simbolizan las cinco llagas en su cuerpo. (Imagen) 3 Planta herbácea, liliácea, vivaz, con raíz bulbosa y tallo liso de cuatro a seis decímetros de altura; hojas grandes, radicales, enteras y lanceoladas; flor única, de hermosos colores e inodora. (Imagen) 4 Escritor y naturalista francés, famoso por su novela romántica Pablo y Virginia, publicada en 1787. Tiene una extensa obra sobre la naturaleza, entre ellas destacan los tres volúmenes titulados Études de la nature. 5 Renuevo o ramo tierno que brota del árbol o planta. (Imagen)
planos, que ejecutan las guías, los gajos, las raíces. Un sencillo sistema nervioso presidía esas oscuras funciones. Había también en cada planta su bulbo cerebral y su corazón rudimentario, situados respectivamente en el cuello de la raíz y en el tronco. La semilla, es decir, el ser resumido para la procreación, lo dejaba ver con toda claridad. El embrión de una nuez tiene la misma forma del corazón6, siendo asaz parecida al cerebro la de los cotiledones7. Las dos hojas rudimentarias que salen de dicho embrión, recuerdan con bastante claridad dos ramas bronquiales cuyo oficio desempeñan en la germinación. Las analogías morfológicas suponen casi siempre otras de fondo; y por esto la sugestión ejerce una influencia más vasta de lo que se cree sobre la forma de los seres. Algunos clarividentes de la historia natural, como Michelet 8 y Fríes9, presintieron esta verdad que la experiencia va confirmando. El mundo de los insectos pruébalo enteramente. Los pájaros ostentan colores más brillantes en los países cuyo cielo es siempre puro (Gould)10. Los gatos blancos y de ojos azules son comúnmente sordos (Darwin) 11. Hay peces que llevan fotografiadas en la gelatina de su dorso las olas del mar (Strindberg) 12. El girasol mira constantemente al astro del día, y reproduce con fidelidad su núcleo, sus rayos y sus manchas (Saint-Pierre)13.
6 Imagen 7 Parte de la semilla de las plantas angiospermas que rodea el embrión y le suministra alimento. 8 Buscar en la escuela 9 Buscar en la escuela 10 Buscar en la escuela 11 Buscar en la escuela 12 Buscar en la escuela 13 Buscar en la escuela
He aquí un punto de partida. Bacon en su Novum Organum14 establece que el canelero15 y otros odoríferos colocados cerca de lugares fétidos, retienen obstinadamente el aroma, rehusando su emisión, para impedir que se mezcle con las exhalaciones graves... Lo que ensayaba el extraordinario jardinero con quien iba a verme, era una sugestión sobre las violetas. Habíalas encontrado singularmente nerviosas, lo cual demuestra, agregaba, la afección y el horror siempre exagerados que les profesan las histéricas, y quería llegar a hacerlas emitir un tósigo 16 mortal sin olor alguno: una ponzoña fulminante e imperceptible. Qué se proponía con ello si no era puramente una extravagancia, permaneció siempre misterioso para mí. Encontré un anciano de porte sencillo, que me recibió con cortesía casi humilde. Estaba enterado de mis pretensiones, por lo cual entablamos acto continuo la conversación sobre el tema que nos acercaba. Quería sus flores como un padre, manifestando fanática adoración por ellas. Las hipótesis y datos consignados más arriba, fueron la introducción de nuestro diálogo; y como el hombre hallara en mí un conocedor, se encontró más a sus anchas. Después de haberme expuesto sus teorías con rara precisión, me invitó a conocer sus violetas. -He procurado -decía mientras íbamos- llevarlas a la producción del veneno que deben exhalar, por una evolución de su propia naturaleza; y aunque el resultado ha sido otro, comporta una verdadera maravilla, sin contar con que no desespero de obtener la exhalación mortífera. Pero ya hemos llegado; véalas usted.
14 Obra principal del filósofo ingles Francis Bacon, quien creía que el humano, por medio de la ciencia-técnica, podía tener dominio sobre la naturaleza. Este libro postula un procedimiento lógico para dotarse de instrumentos intelectuales que harán más eficiente el dominio. 15 Árbol de la orden de los Laureles, cuyo nombre científico es Cinnamomum zeylanicum, proveniente de Sri Lanka. De su corteza se extrae la especia conocida como “canela”, que tiene muchos usos gastronómicos y medicinales. En la antigüedad se consideró una planta divina como la mirra y el incienso, además era consagrad al sol. (Imagen) 16 Veneno, ponzoña.
Estaban al extremo del jardín, en una especie de plazoleta rodeada de plantas extrañas. Entre las hojas habituales sobresalían sus corolas17 que al pronto tomé por pensamientos, pues eran negras. -¡Violetas negras! -exclamé. -Sí, pues; había que empezar por el color, para que la idea fúnebre grabara mejor en ellas. El negro es, salvo alguna fantasía china, el color natural del luto, puesto que lo es de la noche, vale decir, de la tristeza, de la disminución vital y del sueño, hermano de la muerte. Además, estas flores no tienen perfume, conforme a mi propósito, y éste es otro resultado producido por un efecto de correlación. El color negro parece ser, en efecto, adverso al perfume; y así tiene usted que sobre mil ciento noventa y tres especies de flores blancas, hay ciento setenta y cinco perfumadas y doce fétidas; mientras que sobre dieciocho especies de flores negras, hay diecisiete inodoras y una fétida. Pero esto no es lo interesante del asunto. Lo maravilloso está en otro detalle, que requiere, desgraciadamente, una larga explicación... -No tema usted -respondí-; mis deseos de aprender son todavía mayores que mi curiosidad. -Oiga usted, entonces, cómo he procedido: “Primeramente, debí proporcionar a mis flores un medio favorable para el desarrollo de la idea fúnebre; luego, sugerirles esta idea por medio de una sucesión de fenómenos; después, poner su sistema nervioso en estado de recibir la imagen y fijarla; por último, llegar a la producción del veneno, combinando en su ambiente y en su savia diversos tósigos vegetales. La herencia se encargaría del resto. “Las violetas que usted ve pertenecen a una familia cultivada bajo ese régimen durante diez años. Algunos cruzamientos, indispensables para prevenir la degeneración, han debido retardar un tanto el éxito final de mi tentativa. Y digo éxito final, porque conseguir la violeta negra e inodora es ya un resultado. 17 La corola es un conjunto de hojas provenientes del tallo de la flor que tienen perianto, una estructura floral que envuelve a los órganos sexuales. Sus colores por lo regular siempre son llamativos, en contraste con la imagen que proporciona Lugones, además, tienen la función de atraer a los insectos para que se lleve a cabo la polinización. Se reconocen rápidamente ya que sobresalen de los pétalos de la planta por su color contrastivo con estos, de ahí el nombre que llevan. (Imagen)
“Sin embargo, ello no es difícil; redúcese a una serie de manipulaciones en las que entra por base el carbono con el objeto de obtener una variedad de añilina 18. Suprimo el detalle de las investigaciones a que debí entregarme sobre las toluidinas19 y los xilenos20, cuyas enormes series me llevarían muy lejos, vendiendo, por otra parte, mi secreto. Puedo darle, no obstante, un indicio: el origen de los colores que llamamos añilinas es una combinación de hidrógeno y carbono; el trabajo químico posterior se reduce a fijar oxígeno y nitrógeno, produciendo los álcalis21 artificiales cuyo tipo es la añilina, y obteniendo derivados después. Algo semejante he hecho yo. Usted sabe que la clorofila 22 es muy sensible, y a esto se debe más de un resultado sorprendente. Exponiendo matas de hiedra23 a la luz solar, en un sitio donde ésta entraba por aberturas romboidales solamente, he llegado a alterar la forma de su hoja, tan persistente, sin embargo, que es el tipo geométrico de la curva cisoides24; y luego, es fácil observar que las hierbas rastreras de un bosque se desarrollan imitando los arabescos25 de la luz a través del ramaje...
18 La añilina o anilina es una amina aromática, oleosa, incolora, tóxica por ingestión, inhalación o absorción a través de la piel, que tiene muchas aplicaciones industriales, especialmente en la fabricación de colorantes. 19 La toluidina es un compuesto químico parecido a la anilina, también clasificable como amina aromática. 20 El xileno es de composición líquida y gaseosa, tiene características de olor muy parecidas al tolueno. 21 El álcali es cualquier sustancia que presente propiedades alcalinas, es decir, una capacidad para neutralizar ácidos. 22 Pigmento propio de las plantas verdes y ciertas bacterias que participa en el proceso de la fotosíntesis. 23 La hiedra es una planta venenosa y medicinal con múltiples significados simbólicos. Como vegetal de hojas siempre verdes, suscitó la idea de inmortalidad, pero en otra relación se la consideró también como una planta demoniaca. 24 La cisoide es un tipo de curva generada por la suma, resta o semisuma (dividida en dos) de dos vectores curvos dados desde un centro, el producto es muy óptico. (Imagen)
“Llegamos ahora al procedimiento capital. La sugestión que ensayo sobre mis flores es muy difícil de efectuar, pues las plantas tienen su cerebro debajo de tierra: son seres inversos. Por esto me he fijado más en la influencia del medio como elemento fundamental. Obtenido el color negro de las violetas, estaba conseguida la primera nota fúnebre. Planté luego en torno los vegetales que usted ve: estramonio 26, jazmín27 y belladona28. Mis violetas quedaban, así, sometidas a influencias química y fisiológicamente fúnebres. La solanina es, en efecto, un veneno narcótico; así como la daturina contiene hioscyamina y atropina, dos alcaloides dilatadores de la pupila que producen la megalopsia 29, o sea, el agrandamiento de los objetos. Tenía, pues, los elementos del sueño y de la alucinación, es decir, dos productores de pesadillas; de modo que a los efectos específicos del color negro, del sueño y de las alucinaciones, se unía el miedo. Debo añadirle que para redoblar las impresiones alucinantes, planté además beleño30, cuyo veneno radical es precisamente la hioscyamina31. - ¿Y de qué sirve, puesto que la flor no tiene ojos? -pregunté. 25 El arabesco es un tipo de adorno compuesto de formas geométricas muy singulares, ya que imita formas flores, animales, hojas, cintas, follajes y roleos. Se encuentra frecuentemente en construcciones árabes, como lo pueden ser las mezquitas, de ahí su nombre. Esta es una figura muy frecuente en el modernismo, al igual que los estilos rococó y chinoiserie. (imagen) 26 Hierba solanácea. Sus hojas y semillas son narcóticas, antiespasmódicas y venenosas. (Imagen) 27 Flor ubicada al extremo de los tallos y pedúncula, es decir, constituida por una rama pequeña y delgada. Es blanca, olorosa y de cinco pétalos soldados a manera de embudo. Simbolicamente se le asocia con la imagen cristiana de la Virgen María debido a su color. (Imagen) 28 Planta solanácea muy venenosa, que contiene la atropina, sustancia que suprime todos los efectos del sistema nervioso. Su simbología, al igual que la mandrágora, es muy amplia por su frecuente asociación con los ritos paganos y heréticos. Es considerada “hierba de las brujas”, y su uso durante la Edad Media se volvió secreto debido a su relación con el estudio de la alquimia. (Imagen) 29 La megalopsia, mejor conocida como macropsia, es un desorden de carácter neurológico que afecta a la percepción visual. Consiste en que el organismo percibe los objetos de manera más grande de lo que son en realidad. Se le conoce también como el síndrome de “Alicia en el País de las Maravillas”. (Imagen)
-Ah, señor; no se ve únicamente con los ojos -replicó el anciano-. Los sonámbulos ven con los dedos de la mano y con la planta de los pies. No olvide usted que aquí se trata de una sugestión. Mis labios rebosaban de objeciones; pero callé, por ver hasta dónde iba a llevarnos el desarrollo de tan singular teoría. -La solanina y la daturina -prosiguió mi interlocutor- se aproximan mucho a los venenos cadavéricos (ptomainas y leucomainas) que exhalan olores de jazmín y de rosa. Si la belladona y el estramonio me dan aquellos cuerpos, el olor está suministrado por el jazminero y por ese rosal cuyo perfume aumento, conforme a una observación de de Candolle32, sembrando cebollas en sus cercanías. El cultivo de las rosas está ahora muy adelantado, pues los injertos han hecho prodigios; en tiempo de Shakespeare se injertó recién las primeras rosas en Inglaterra... Aquel recuerdo, que tendía a halagar visiblemente mis inclinaciones literarias, me conmovió. -Permítame -dije- que ire de paso su memoria verdaderamente juvenil. -Para extremar aun la influencia sobre mis flores -continuó él sonriendo vagamente-, he mezclado a los narcóticos plantas cadavéricas. Algunos arum 33 y orchis34, una stapelia35 aquí y allá, pues sus olores y colores recuerdan los de la carne corrompida. Las violetas sobreexcitadas por su excitación amorosa natural, dado que la flor es un 30 Planta de la familia de las Solanáceas, como de un metro de altura, con hojas anchas, largas, hendidas y vellosas, flores a lo largo de los tallos, amarillas por encima y rojas por debajo, y fruto capsular con muchas semillas pequeñas, redondas y amarillentas. Drae, s. v. Esta planta es altamente venenosa, y bajo control médico se utiliza para tratar la epilepsia, insomnio, ataques de terror, etc. (Imagen) 31 Este alcaloide está en casi todas las plantas venenosas mencionadas por Lugones en este relato, especialmente, en la mandrágora. 32 Augustin Pyrame de Candolle fue un naturalista, botánico y biólogo suizo, que recopiló y clasificó una cantidad enorme de especies, llegando a reunir 90,000. (Imagen) 33 Planta perenne de la familia de las Aráceas, con raíz tuberculosa y feculenta, de la cual salen las hojas, que son sagitales, lisas, grandes y de color verde oscuro manchado a veces de negro. Drae, s. v. (Imagen)
órgano de reproducción, aspiran el perfume de los venenos cadavéricos añadido al olor del cadáver mismo; sufren la influencia soporífica de los narcóticos que las predisponen a la hipnosis, y la megalopsia alucinante de los venenos dilatadores de la pupila. La sugestión fúnebre comienza así a efectuarse con toda intensidad; pero todavía aumento la sensibilidad anormal en que la flor se encuentra por la inmediación de esas potencias vegetales, aproximándole de tiempo en tiempo una mata de valeriana36 y de espuelas de caballero37, cuyo cianuro la irrita notablemente. El etileno de la rosa colabora también en este sentido. “Llegamos ahora al punto culminante del experimento, pero antes deseo hacerle esta advertencia: el ¡ay! humano es un grito de la naturaleza. Al oír este brusco aparte, la locura de mi personaje se me presentó evidente; pero él, sin darme tiempo a pensarlo bien siquiera, prosiguió: -El ¡ay! es, en efecto, una interjección de todos los tiempos. Pero lo curioso es que entre los animales sucede también así. Desde el perro, un vertebrado superior, hasta la esfinge calavera38, una mariposa, el ¡ay! es una manifestación de dolor y de miedo. 34 Es el género al que pertenecen las orquídeas, con más de veinte especies. Su nombre proviene del griego “orchis” que significa testículo, debido a su apariencia. (Imagen) 35 Planta perteneciente a la familia apocynaceae, de tallos muy anchos. Su olor y su aspecto varían dependiendo la especie, desde olores agradables hasta carne putrefacta, como la que se señala en el cuento. El color de las plantas tiende a parecer carne en descomposición. (Imagen) 36 Planta herbácea, vivaz, de la familia de las Valerianáceas, con tallo recto, erguido, hueco, algo velloso y como de un metro de altura, hojas partidas en hojuelas puntiagudas y dentadas, flores en corimbos terminales, blancas o rojizas, fruto seco con tres divisiones y una sola semilla, y rizoma fragante, con muchas raicillas en círculos nudosos, que se usa en medicina como antiespasmódico. Drae, s. v. (Imagen) 37 Mejor conocida como Consolida ajacis es una especie que pertenece a la familia de las ranunculáceas. (Imagen) 38 La esfinge calavera, cuyo nombre oficial es Acherontia atropos, es una especie de mariposa de la familia Sphingidae. Es altamente simbólica ya que en su dorso asemeja a una calavera humana. Su figura la ha hecho ganar una reputación negativa, asociándola siempre con eventos sobrenaturales. Está muy presente en la cultura popular, la podemos encontrar en la película El silencio de los inocentes de Jonathan Demme y Un perro andaluz de Luis
Precisamente el extraño insecto que acabo de nombrar, y cuyo nombre proviene de que lleva dibujada una calavera en el coselete, recuerda bien la fauna lúgubre en la cual el ¡ay! es común. Fuera inútil recordar a los búhos; pero sí debe mencionarse a ese extraviado de las selvas primitivas, el perezoso, que parece llevar el dolor de su decadencia en el ¡ay! específico al cual debe uno de sus nombres... “Y bien; exasperado por mis diez años de esfuerzos, decidí realizar ante las flores escenas crueles que las impresionaran más aún, sin éxito también; hasta que un día... “…Pero aproxímese, juzgue por usted mismo. Su cara tocaba las negras flores, y casi obligado hice lo propio. Entonces ‒cosa inaudita‒ me pareció percibir débiles quejidos. Pronto hube de convencerme. Aquellas flores se quejaban, en efecto, y de sus corolas oscuras surgía una pululación de pequeños ayes muy semejantes a los de un niño. La sugestión habíase operado en forma completamente imprevista, y aquellas flores, durante toda su breve existencia, no hacían sino llorar.
Buñuel. (Imágenes y video)
Mi estupefacción había llegado al colmo, cuando de repente una idea terrible me asaltó. Recordé que, al decir de la hechicería, la mandrágora 39 llora también cuando se la ha regado con la sangre de un niño; y con una sospecha que me hizo palidecer horriblemente, me incorporé. -Como las mandrágoras -dije. -Como las mandrágoras -repitió él, palideciendo aún más que yo. Y nunca hemos vuelto a vernos. Pero mi convicción de ahora es que se trata de un verdadero bandido, de un perfecto hechicero de otros tiempos, con sus venenos y sus flores de crimen. ¿Llegará a producir la violeta mortífera que se propone? ¿Debo entregar su nombre maldito a la publicidad?...
39 “Nombre botánico Mandragora officinarum, planta de alto valor simbólico. Su raíz ramificada recuerda (especialmente después de algunos retoques) una figura humana y hasta la época moderna se la tuvo en gran estima como alruna. Según la doctrina tradicional de las asignaturas (por la cual distintivos externos hacen referencia a la virtud terapéutica), la mandrágora ostenta la signatura divina –en cierto modo una instrucción natural sobre su uso- del <
> y por ello se le consideró una especie de panacea o remedio universal. En realidad, como planta solanácea, contiene varias sustancias venenosas (hiosciamina, atropina, escopolamina, etc.) que pueden provocar alucinaciones. Por ello desempeñó un gran papel en los ungüentos de las brujas, y se convirtió en símbolo de artes secretas de toda índole. Según la leyenda, crecía bajo las horcas del esperma de los ahorcados y sólo podía extraerse del suelo observando especiales medidas de precaución. Decíase que al ser arrancada profería un grito escalofriante y mortífero, por lo cual sólo se podía arrancar de la tierra por medio de perros que morían a continuación. Semejantes fábulas estaban destinadas probablemente a elevar el valor de la mandrágora y por ello aumentó también la creencia en su eficacia mágica. Era muy apreciada y temida al mismo tiempo, como lo demuestran numerosas leyendas. En la Antigüedad era el símbolo de la hechicería Circe, y entre los judíos un remedio para conseguir la preñez; en general se la concebía como referencia a fuerzas que el hombre sólo debía manejar con la máxima precaución.” Hans Biedermann, Diccionario de símbolos, trad. de Juan Godo Costa, Paidós, España, 2009, pp. 290-291. (Imagen y video de El laberinto del fauno)