Ensayo Rene Descartes 393r22

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA BENITO JUÁREZ DE OAXACA FACULTAD DE CIENCIAS QUÍMICAS

OBRAS FILOSÓFICAS DE RENÉ DESCARTES

JUAN LUIS GREGORIO ANDRÉS MATRÍCULA: 62263

FILOSOFÍA DE LA CIENCIA ENSAYO OAXACA DE JUÁREZ, OAXACA, OCTUBRE DE 2011.

INTRODUCCIÓN

René Descartes es una de las figuras más destacadas de la filosofía occidental. Hombre multifacético, innovador, sabio, uno de los pocos hombres que ha logrado revolucionar poderosamente el pensamiento humano, puesto que sus ideologías, sirvieron mucho para que el Siglo de las Luces empezara a brillar, dando pauta así al comiendo de la Revolución sa. En este ensayo abordaré la magna obra filosófica de este gran sabio, desde el Discurso del Método (una de sus obras más emblemáticas) hasta los Principios de la filosofía que como él mismo dice “es muy difícil de establecer”. Tanto me gustaría abordar la obra general de Descartes, pero desgraciadamente mi libro solo incluye cuatro de sus principales obras, exceptuando una de las que más me han llamado la atención, el Tratado de las pasiones. Pero sé que con estas cuatro obras, serán suficientes para poder irar el docto pensamiento de este ilustre filósofo francés.

OBRAS FILOSÓFICAS DE RENÉ DESCARTES

A lo largo de su vida, René Descartes cultivó las distintas ciencias de su tiempo, de hecho llego un tiempo en el que se preguntó si todo lo que sabía era verdadero, cierto, verídico. Es así que con esta duda en mente se empieza a cuestionar de los conocimientos adquiridos a lo largo de su trayecto intelectual, planea despejar su mente de conocimientos falsos a través de una herramienta pura del hombre: la razón, que por cierto fue el cimiento de su filosofía, a continuación cito un pasaje de una de sus obras: “Por ello, tan pronto como la edad me permitió salir de la sujeción de mis preceptores, abandoné completamente el estudio de las letras. Y, tomando la decisión de no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo o en el gran libro del mundo, dediqué el resto de mi juventud a viajar, a conocer cortes y ejércitos, a tratar con gentes de diversos temperamentos y condiciones, a recoger diferentes experiencias, a ponerme a mí mismo a prueba en las ocasiones que la fortuna me deparaba, y a hacer siempre tal reflexión sobre las cosas que se me presentaban, que pudiese obtener algún provecho de ellas." (Discurso del Método) 1 1

Larroyo, Francisco. Descartes. México, D.F.: Porrúa, 1971

Por esta razón su pensamiento fue muy fructífero, por que empezó a cuestionarse de lo establecido, fundando con ello una de las corrientes filosóficas más influyentes como lo es el Racionalismo. Yo comparo la filosofía cartesiana con la filosofía de Jesucristo, quien dijo: "Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.” en Juan 14:6, solo que omitiendo el carácter religioso, el camino en sí es Jesucristo, el que guía para llegar a la razón, es decir al Padre, literalmente para llegar a la verdad. Deduzco que Descartes como buen cristiano (es muy conocido que fue un devoto cristiano católico), baso sus pensamientos en la filosofía de Jesús, es casi seguro por la similitud de sus ideas. Para comenzar a tratar de una manera profunda la obra filosófica de Descartes, comenzaré por una de sus principales obras, el Discurso del Método. El Discurso, también llamado así abreviadamente, es un texto eminentemente filosófico, que marca una inflexión rotunda con la escolástica. Se divide en seis partes, todos discursos obviamente. Para ello, aplicó la investigación racional de la ciencia a la filosofía y concluyó que lo único que el ser humano puede atestiguar de forma innegable es su propia existencia, explicación que pasaría a la historia como “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo” en latín). Con ello Descartes pone entre signos de interrogación todos los conocimientos que recibió en la escuela y tiene claro que el conocimiento no se consigue solo leyendo libros, sino solamente por medio del análisis y la razón. Nos habla sobre las pruebas de la existencia de Dios y del Alma y los fundamentos de la metafísica, para apoyarlo dijo “tan ciertas es la existencia del Ser perfecto como una demostración geométrica y aun es más evidente la primera que la segunda”, muy profundo en su pensamiento, la idea de la perfección y existencia de un Ser perfecto entonces queda comprobada con dicho argumento. En Meditaciones Metafísicas, el punto de inicio es una afirmación del error. La tarea previa es deshacerse de las sentencias falsas para reorganizar el saber y el objetivo es implantar algo fijo e invariable en las ciencias. La estrategia para llevarla a cabo es rechazar aquello que ofrezca duda empezando por los fundamentos del saber. En la vida, muchas veces aceptamos como auténticas una irrefutable cantidad de opiniones falsas, las que son establecidas sobre principios tan poco validos que solo pueden ser algo dudoso e incierto, por lo tanto para poder establecer algo firme y seguro hay que deshacerse de todas esas opiniones que hasta entonces habíamos creído. Diferentes ciencias como la física, astronomía, medicina y muchas otras, se fundamentan primordialmente en hipótesis que son muy ambiguas e inciertas; en cambio la aritmética, la geometría y las demás ciencias de esta naturaleza contienen algo cierto e indudable. Todo lo que hasta ahora hemos itido como más verdadero y seguro lo hemos tomado de los sentidos, pero muchas veces hemos experimentado siendo estos engañosos y por lo tanto es propio de la prudencia no confiar plenamente en los que nos han engañado alguna vez.

Se supone que un verdadero dios no existe, que es la soberanía fuente de la verdad, sino cierto genio maligno, tan astuto y engañador como poderoso que ha empleado toda su habilidad para enseñárnosla. Dios existe, puesto que si lo mencionamos y ponemos en tela de juicio su existencia es porque realmente si existe un ser supremos a nosotros. En cuanto a Las Reglas para la dirección del espíritu, Descartes nos muestra un conjunto de reglas que tienen como objetivo ayudarnos a dirigir nuestro espíritu en cuanto a la busca del conocimiento y la verdad. En la regla I menciona que las ciencias forman la sabiduría, una sabiduría universal y humana. En la regla II, se esclarece que para llegar a la sabiduría y al verdadero conocimiento es necesario tomar aquellos objetos conocidos y simples, con los cuales lograremos ganar la ciencia perfecta y la seguridad de la verdad acerca de esos temas. En la regla III se expone que para llevar a cabo un atento estudio de los objetos tenemos que usar la intuición y la deducción En la regla IV, Descartes

se enclava en el método. Para tener éxito en la investigación del

conocimiento y la verdad, al igual que en todo, hay que ser sistemático y ordenado. La regla VI explica que para llegar a conclusiones finales a través del método es definitivamente necesario saber reconocer lo simple y absoluto de lo complejo y relativo. En la regla VII me doy cuenta que para llegar al conocimiento final tras la deducción, ejemplificando este proceso como una cadena, es necesario poner ojo en cada uno de los eslabones o argumentos, y en la unión o relación de unos con otros. En la regla VIII aprendí que todos los conocimientos más simples, utilizados en el proceso para llegar al conocimiento complejo final, deben ir quedando, a medida que se ven, absolutamente claros en la mente del pensante. Tras el estudio de la regla IX puedo confirmar el hecho de que todas las ciencias, por muy oscuras y complejas que sean, deben ser deducidas de aquellas más fáciles y simples. En la regla X observo que es muy importante que un pensador se adiestre. La regla XI queda más despejado, entre otras cosas, el asunto de las vías del conocimiento, que son la intuición y la deducción.

En la regla XII, la más extensa de todas, Descartes hace una especie de repaso y conclusión de todo lo anteriormente visto, complementando con nuevos conocimientos, mencionando cada idea brevemente y a veces desarrollada en forma distinta a la anterior. La regla XIII, trata sobre la compresión perfecta de una cuestión, analizándola por medio de la enumeración. La regla XIV, explica sobre la aplicación a la extensión real de los cuerpos. Así la regla XV postula que es útil trazar determinadas figuras a fin de mantener la atención de nuestros sentidos. La regla XVI, se relaciona mucho con la regla XV, y trata sobre las cosas que no exigen la atención inmediata del espíritu. La regla XVII, hace referencia a las variable conocidas, y las que se tienen que determinar por abstracción, mientras que la XVIII, afirma que existen solo cuatro operaciones básicas, Las tres últimas, es decir Las reglas, XIX, XX, XXI, generalmente se centran en el campo de la matemática algebraicas. En cuanto a Los principios de la Filosofía, el mismo Descartes había mencionado que es muy difícil de establecer, puesto que es una tarea muy compleja, pero eso no fue obstáculo para este gran genio. Los Principios de la Filosofía comprenden cuatro partes. En dichas partes de describen los principios de manera que pueda el lector aprenderlos fácilmente, con respecto a esto debo hacer notar que Descartes uso la regla de la síntesis, es decir ordeno los conocimientos, empezando por los más sencillos a los más complejos, es por ello que para el lector resulta fácil de comprender. La primera parte lleva por título De los principios del conocimiento humano. La segunda parte, se intitula De los principios de las cosas materiales, la tercera parte se llama Del mundo visible, y la última parte, De la tierra. El objetivo primordial de Los principios reside en que el autor ofrece un panorama de la filosofía, enlazando sus partes en un todo compacto.

CONCLUSIONES

El pensamiento del filósofo de René Descartes ha sido muy significativo a través de los años, ya que no sólo fue un punto de rompimiento con la idea que se tenía del hombre, colocando su filosofía en la idea de que el hombre es un ser complejo que se conforma por una naturaleza corporal y otra espiritual, sino que además ha sido inspiración de muchas otras corrientes filosóficas que pueden llamarse

humanistas, que supuestamente se centran en el hombre, pero que olvidan que al decir "hombre" no puede referirse sólo a una parte, sino que hay que tomar en cuenta la unidad de la persona, como animal racional, es decir con todas sus limitaciones y potencialidades, pero siempre partiendo desde la realidad, no desde un ideal de razón que es posible separar del animal limitado, " si no al hombre, a la omnipotencia de Dios" , porque somos hombres y es necesario partir de ahí. La epistemología en Descartes es incompatible en algunos puntos primordiales, ya que atenta contra la unidad de la persona, y hace una distinción entre dos naturalezas del hombre, quien al ser complejo deja de ser una sola sustancia. En su afán de la búsqueda por esos conocimientos " claros y distintos”, Descartes deshumaniza a la persona, la separa en partes, y es bien sabido que la suma de las partes es menor que el todo. Los juicios pueden estar equivocados, si se cree erróneamente que aquella idea que está en el entendimiento es conforme a la cosa que está fuera del entendimiento, pero, y esto es muy importante, si el entendimiento considerara esas ideas sólo como formas del pensamiento, sin referirlas a cosas, es decir, sólo en el entendimiento y sin ninguna participación de la realidad externa, apenas y habría ocasión para el error. Descartes reitera su convencimiento de que el entendimiento por su propia naturaleza (naturaleza entendida metafísicamente, es decir, como operación propia al entendimiento) no es capaz de caer en un error, sino que éste se da al interactuar el entendimiento con factores más allá de sí mismo.

FUENTES DE INFORMACIÓN

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Larroyo, Francisco. Descartes. México, D.F.: Porrúa, 1971

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Lauth, Reinhard. Descartes: La concepción del sistema de la filosofía en Descartes. Trotta, Madrid, 2007

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Rabade Romeo, Sergio. El racionalismo. Descartes y Espinosa (Obras III). Trotta, Madrid, 2006

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Álvarez Gómez, Ángel. El racionalismo del siglo XVII. Síntesis, S.A. Madrid. 2004