EL TORO Y LAS CABRAS AMIGAS
Un día en un hermoso prado, un Toro y Tres Cabras jugaban muy contentos. Con el pasar de los días, se hicieron buenos amigos. A lo lejos, un Perro vagabundo los observaba pero a la vez, no comprendía que hacían juntos aquellos animales. Luego, se dijo: "¿Pero que hace un Toro grande y robusto conviviendo con aquellas Cabras escuálidas y feitas?" Al día siguiente, el Toro se encontraba solo, así que el Perro se acercó a el y le dijo: "Estimado Toro, usted que es tan fuerte y grande, ¿qué hace al lado de aquellas flacas y desagradables Cabras?. Todo el mundo creerá que eres un Toro débil." El Toro, pensó sobre lo dicho por el Perro, así que se alejó de sus amigas Cabras. Mientras seguía sin rumbo, pensativo se dijo: "Ellas eran buenas y también divertía mucho. ¿Por qué me aleje de ellas e hice caso a un Perro vagabundo a quien no conocía?" Tras esto, el Toro regresó con sus Amigas para disculpase, y les prometió una gran y bonita amistad eterna. Moraleja A la amistad la aleja quien con envidia aconseja
EL VIENTO Y LA LEÑA
Una vez, la Leña por acción del fuego, se convirtió en una ardiente brasa, y viéndose en gran lió, clamó auxilio al Viento para no perecer: "¡Amigo mio, por favor, ayúdame!, ¡El calor me está matando!, ¡si esto sigue así, en poco me convertiré en cenizas!" El Viento, apiadado de la Leña dijo: "¡Allá voy amiga Leña!, ¡No temas!, ¡soplaré lo más fuerte que pueda para poder salvarte!" El Viento sopló y sopló todo lo que pudo, sin embargo, lo único que consiguió fue que la llama quemara más a la Leña. "¡Tienes que soplar más fuerte por favor... o no duraré ni un minuto más!" - le decía la Leña al Viento con desesperación. El Viento sopló todo lo que pudo por salvarla, pero a los pocos minutos, no quedó nada más que una ceniza en el suelo. El Viento se alejo pensando en que hizo más daño, que bien a la pobre Leña. Moraleja Todo le pasa al revés, al que desdichado es.
LA HECHICERA Una vez, en una comarca vivía una muy flaca Hechicera que había aprendido el arte de su madre y esta a su vez, la de la Abuela. Gracias a esto, ella ganaba mucho dinero engatusando a varios inocentes diciendo: "Damas y caballeros, tengo el poder de alejar la mala ventura de los hombres y de sus hogares. Yo los salvaré, a un precio muy módico." Con el pasar del tiempo, fue acusada por Brujería y un Tribunal, la condenó a perecer. La Hechicera suplico a un Juez tenga piedad de ella, pero este le dijo: "Decías poder alejar la ira de los dioses, si era cierto, ¿por qué no alejaste de ti la ira de los Jueces?" La Hechicera respondió: "Es que los jueces no son tontos Señor." Moraleja Por más que uses las mañas, al inteligente no engañas.
EL ASNO, EL PERRO, Y EL LOBO Un día, caminaban muy cansados bajo el Sol un Asno con su carga, su Amo y el Perro. Cuando llegaron a la pradera, el Amo muy cansado se echó a dormir. El Burro se alejó un poco y se puso a pastar tranquilamente, por otro lado, el Perro que estaba muy cansado y hambriento, le dijo al Asno: "Amigo Asno, ¿me darías un poco de comida que hay en la cesta por favor?" El Burro le respondió: "Mejor, ¿por qué no esperas un poco más hasta que despierte el Amo, y te dé de comer?" El Perro, no dijo nada más tras esto. Mientras el Asno seguía en lo suyo, la situación se puso seria cuando de repente apareció un Lobo, y se abalanzó sobre el Asno para devorarlo. Viéndose en gran lio, el Asno dijo al Perro: "¡Sálvame amigo Perro!" El Perro, respondió: "Mejor, ¿por qué no esperas un poco más hasta que despierte el Amo, y te salve?" Moraleja Si no das oportuna ayuda, no esperes que ésta a ti acuda.
LOS AÑOS DEL HOMBRE
Una vez, cuando Dios creó al Hombre, le concedió vida corta, pero lo dotó de inteligencia. Éste construyó un hogar y se albergó en ella para protegerse de la intemperie y los estragos del clima. Un día, cuando el frio estaba en su máximo, algunos Animales se acercaron a la vivienda de los Humanos. El Hombre al verlos, les dio un hogar a cambio de unos años de sus vidas. Así, el Hombre logró mejorar y prolongar su vida con ayuda de los años del Caballo, del Buey y del Perro. Ésto también se refleja en el comportamiento de las personas. El hombre es inofensivo y amable en su primera edad que es el tiempo que le otorgó el Señor. Luego cuando se suma los años del Caballo, es orgulloso; cuando entra a los que corresponden del Buey, es apto para ordenar y dirigir; pero cuando acaba su existencia con los años del Perro, es irritable y gruñón. Moraleja Si tienes la vida prestada, la mostrarás disfrazada.
LA SERPIENTE Y EL CANGREJO Una vez, en las arenas de una playa, estaba un Cangrejo y una Serpiente que vivían juntos en gran armonía y amistad. Con frecuencia el Cangrejo quien tenía gran sencillez, hacia contrastar los malos instintos de la Serpiente, y siempre la aconsejaba abandonar aquella mala conducta. Un día por la mañana, la Serpiente se enroscó cautelosamente bajo un Joven veraneante que descansaba echado en la arena. Al sentirse este tocando, se levantó rápidamente y le dio un fuerte golpe con una vara a la Serpiente dejándola noqueada. El Cangrejo al ver en problemas a la Serpiente, acudió a su auxilio de inmediato. Cuando llegó, la vio tendida estirada y con tono compasivo, le dijo: "Puedo asegurar amiga Serpiente, que aquel Hombre no te hubiera golpeado, si en vez de encontrarte enroscada bajo su cuerpo, te hubiera visto ir tranquila y recta como lo estás ahora hacia otro lado." Moraleja Una vida recta y sincera, es larga y placentera.
LA ZORRA Y EL GALLO
Una vez en un corral, una Zorra que entró a un corral de Gallinas, fue atrapada de las patas por unas maderas que eran en si, una trampa preparada. Todas las Gallinas rápidamente habían huido con mucho miedo, mientras tanto la Zorra, vio al Gallo que estaba por huir y le dijo: "Espera por favor señor Gallo. Si estoy aquí, es porque vine a visitarte y ahora que te vas, ¿así me lo agradeces?, al menos por favor busca algo con que liberarme." El Gallo salió del corral, y tras un rato, regresó, pero acompañado del Dueño del corral que, tenia en sus manos un gran garrote. Luego, el Dueño le dijo a la Zorra: "Se acabaron tus días de bribón animalejo. Ya no volverás a hacer de las tuyas." Moraleja Cuando el malo, es remalo, la corrección viene con palo.
LAS BUENAS COMPAÑIAS
Una vez, dos niños jugaban alegremente por el campo, hasta que de pronto, se detuvieron junto a una planta espinosa. Uno de ellos se acercó y dijo: "Oye, mira aquella bella Rosa." "¿Acaso estás ciego?" - Dijo su compañero - "No es una Rosa, es un Cardo." "Pero tiene olor a Rosa." - insistió el primer Niño. "Es porque durante un tiempo, estuvo a lado de una Rosa." - Respondió su compañero. "¿Sabes?, tienes razón. Observa, tengo un cardo a cambio de un Rosal." - Volvió añadir el primer niño. Su compañero razonó y dijo: "No te preocupes. Hasta un Cardo se perfuma de una buena compañía." Moraleja Quien anda con buenos, parece uno de ellos.
LA MUERTE Y EL FRACASADO Cierta vez, tras tantos fracasos y desdichas de un Hombre en los negocios, con frecuencia se decía lo siguiente: "Que desdicha. Esta vida no me ha correspondido bien. Oh, espíritu de la Muerte, ¡llévame de una vez!" Así, el Hombre repitió tantas veces aquella frase durante sus desdichas, hasta que un día sin aviso alguno, la Muerte tocó la puerta: "Hombre. He venido a cumplir tu deseo. Te llevaré conmigo para acabar con tu miseria." El Hombre al ver a la Muerte, gritó desesperadamente, luego dijo: "¡No te me acerques espectro malévolo!, ¡prefiero vivir en mi desgracia que tenerte cerca de mi!" Moraleja Más vale vivir con amargura, que descansar en una sepultura.
LOS DOS CANGREJOS Cierta vez, un señor Cangrejo tenía un hijo que andaba solo de costado ya que tenía sus piernas torcidas. Este Padre, siempre hacia lo posible porque su hijo corrija su defecto. Un día le dijo: "Hijo mio, no roces tu cuerpo contra las piedras mojadas. ¿No crees que sería mejor que eches tu cuerpo hacia delante?" El Cangrejito le dijo: "Pero Padre, yo no hago nada más lo que tú haces. Si usted anda de la misma manera, ¿cómo quiere que yo me corrija?" Y tras mirar a su Padre nuevamente, el Cangrejito agregó: "¿Sabes Padre?, creo que usted debe corregir su caminar primero, para que luego yo, pueda seguir vuestro ejemplo." Moraleja Más enseñan las buenas acciones, que amorosos sermones.