Pedro García Cabrera (Valle hermoso, La Gomera, 19 de agosto de 1905 - Santa Cruz de Tenerife, 20 de marzo de 1981) fue un poeta y periodista español perteneciente a la Generación del 27. El 22 de febrero de 2012 el Gobierno de Canarias dedica el día de las Letras Canarias a este autor canario. Hijo de Pedro García Sánchez, profesor de instrucción primaria, natural de la localidad de Los Realejos, en Tenerife, y de Petra Cabrera Fernández, esposa de García Sánchez en segundas nupcias, natural de Valle hermoso en La Gomera, Pedro García Cabrera nace en esta última de las citadas Islas Canarias, en la misma población de Valle hermoso, el 19 de agosto de 1905. Tiene cuatro hermanos menores: Anatael, Yara, Diego y Carmelo. Durante su infancia en La Gomera, la familia se reúne cotidianamente con sus abuelos y tías en sesiones donde se recitan poemas de Gustavo Adolfo Bécquer o de Rubén Darío, o se cantan romances y coplas de inspiración popular, acompañados con guitarra española. En 1913, a la edad de siete años, García Cabrera se traslada con su padres y hermanos a Sevilla por asignación en la profesión paterna. En 1915, regresa a La Gomera, donde continúa sus estudios primarios en una escuela privada de Valle hermoso, lugar donde el poeta muestra un interés inicial por la filatelia, como potencial coleccionista «que ve en el sello "una alfombra mágica sobre geografías sentimentales".» Un segundo traslado que se produce en 1921 con motivo del ejercicio de la docencia de Pedro García Sánchez en la localidad de San Andrés, donde la familia reside durante dos años hasta su tercer traslado al barrio de Salamanca de la ciudad capitalina de Santa Cruz de Tenerife. García Cabrera inicia el bachillerato en el Instituto General y Técnico de Canarias de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna. La obra de García Cabrera comienza dentro de las vanguardias, sobre todo el surrealismo, y con un gran componente de denuncia social. Muy activo políticamente desde las filas del Partido Socialista, fue detenido al comienzo de la Guerra Civil y deportado al Sáhara, pese a lo cual lograría volver a España para participar como soldado republicano. Tras la guerra conseguiría un trabajo de oficina que le permitió seguir con su pasión por la poesía, publicando de manera constante. Su trayectoria literaria se puede dividir en dos etapas principales: una primera etapa en la que su poesía se vincula con la de la Generación del 27 y a las primeras vanguardias, en donde de destacan obras como “Líquenes”, publicada en 1928, o “Transparencias Fugadas”, en 1934. Y una segunda etapa, a la que pertenece este poema, en la que su poesía se vincula al neopopularismo y una mayor preocupación social. En esta última etapa destaca la obra “La esperanza me mantiene”, que es uno de los grandes libros de la década de los 50. El contexto histórico en el que se encuadra es el de la posguerra, esta etapa de gran represión, en la que el autor se ve obligado a reflejar esa situación en los versos de “Un día habrá una isla.”
Concretamente poema “Un día habrá una isla” se encuentra incluido dentro del poemario Las islas en que vivo (1971), que fue escrito por el gomero Pedro García Cabrera Vemos que se trata de un tema social, ya que el texto nos habla de una sociedad que ansía la libertad tanto como el propio autor (“Solo no estoy. Están conmigo siempre horizontes y manos de esperanza, aquellos que no cesan…”). El tema se muestra claramente ya que, mediante el uso de anadiplosis, se ve tanto al comienzo como al final del poema (“Un día habrá una isla que no sea silencio amordazado.”). En referencia con la estructura interna podemos observar que el poema se divide en 3 partes:
La primera abarca desde el verso 1 hasta el 5, en la que el autor ansia el anhelo de libertad ("que no sea silencio amordazado"). La segunda, que está contenida entre los versos 6 y 13, en los que Pedro García Cabrera tiene la esperanza de que que todos juntos puedan cambiar la etapa en la que se encuentran, tiene la esperanza de un futuro mejor, al mismo tiempo que el poeta se siente unido a los que sufren. Y una última parte, que se compone desde el verso 14 al 18 y termina con un cierre circular, reitera su deseo de libertad, justicia y solidaridad. Por otra parte la estructura externa
En cuanto a la métrica, se trata de una silva, pues el autor ha combinado versos endecasílabos con algunos heptasílabos sin seguir una estructura fija. Tampoco la rima sigue una fórmula previa: tan solo encontramos leves asonancias en algunas terminaciones (“isla”, “orilla”, “heridas”, ”viva”) .Se trata de un lenguaje bastante sencillo, lo que es una característica de la poesía social con la que se pretende llegar a un mayor número de personas. Ello no impide que sea cuidado y que se encuentre una abundante cantidad de recursos estilísticos. Cabe destacar el empleo reiterado de metáforas (“Un día habrá una isla”, alegría del mar le pido a todos”, …” , “Que me entierren en ella…”), se trata de imágenes que guardan relación en cuanto al tema tratado, lo que convierte al texto en una alegoría. Aparecen también antítesis,(“en que muero y en que vivo”), con la que el autor expresa su rechazo a la sociedad sin libertad; un paralelismo que pretende intensificar el dolor de la sociedad (“aquellos que no cesan… aquellos que no pierden“).Una personificación (“la alegría del mar… “)nos recuerda la visión isleña del mar. Como vemos, el lenguaje claro y directo se mezcla con abundantes recursos poéticos.