P R I N C I P A L E S
A l f r e d
A d l e r
T E Ó R I C O S
D E L
P S I C O A N Á L I S I S
( 1 8 7 0 - 1 9 3 7 )
Nació el 7 de febrero de 1870 en Viena; era el segundo de seis hijos. Su padre era un comerciante judío. Pasó su infancia en los suburbios de la capital austriaca. Estudió medicina en la Universidad de Viena entre 1888 y 1895, Se sintió interesado por la patología, la psicología y también mostró atracción por la filosofía. Se graduó en 1895. Trabajó durante dos años en el Hospital General y Policlínico de Viena. En 1897 se casó con Raissa Timofevna Epstein, hija de un inmigrante ruso y próxima al movimiento comunista y feminista, amiga del matrimonio formado por Natalia y León Trotski. En 1898 inició el ejercicio privado como oftalmólogo. A la edad de 28 años, publicó su primer libro, Gesundheitsbuch für das Schneidergewerbe, en el texto critica las condiciones de trabajo de muchos trabajadores de los telares y sastrerías, y propuso una serie de medidas socio higiénicas para mejorarlas. Uno de sus principios: ver al hombre como totalidad, como algo físico y psíquico integrado en un ambiente, más que como un conjunto de instintos e impulsos, fue la base del interés social o sentimiento social al que Adler llamo “sentimiento comunitario”, Su idea holística del individuo lo lleva a afirmar que casi nadie puede lograr el afán de perfección sin considerar su ambiente social. Adler creía que la preocupación social no era una cuestión simplemente adquirida o aprendida, sino que era una combinación; es decir, está basada en un disposición innata, pero debe ser alimentada para que sobreviva en el tiempo. Durante los primeros años de ejercicio profesional, Adler comenzó a reunir materiales sobre las consecuencias físicas y psíquicas que en los pacientes tenían las desventajas de carácter físico. En 1902 conoció personalmente a Sigmund Freud y aceptó la invitación que éste le hizo para adherirse a la Sociedad Psicoanalítica. Adler comprendió la importancia de La interpretación de los sueños cuando Freud lo publicó en 1895, y lo defendió públicamente ante algunas críticas. Adler fue director adjunto de esta publicación y en 1909 asumió la presidencia de la Sociedad Psicoanalítica En 1907 publicó Studien über Minderwertigkeit von Organen und ihre seelische Kompensation. Su tesis era que las inferioridades orgánicas desencadenan obligadamente una compensación no solo biológica, sino también psicológica. Impugnaba la escuela que concebía la enfermedad como una agresión contra un organismo sano, afirmando que el decaimiento de los órganos predispone a los individuos a contraer enfermedades. Adler se orientaba más hacia la patología constitucional, que sostiene que el cuerpo ofrece compensación a cualquier insuficiencia orgánica. Era posible que esta compensación tuviera lugar en la psique. Adler recurría a algunos ejemplos, como el de Demóstenes, cuya fuerza de voluntad le permitió vencer su tartamudez y dedicarse a la oratoria; el de Beethoven, que triunfó en la música a pesar de su sordera; el de Lord Byron quien, a pesar de su cojera, se convirtió en un excelente nadador. Adler no pensaba que los problemas mentales tuvieran siempre su origen en un trauma sexual. Poco a poco fue madurando estas ideas. Un año más tarde, en 1908, Adler postuló una teoría sobre la existencia de una fuerza dinámica integral, en el llamado “impulso agresivo”, que ya se exterioriza en el primer llanto del recién nacido y en las manifestaciones motoras del niño (golpear, forcejear, morder...). Todas ellas revelan el impulso agresivo.
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Posteriormente, con el tiempo, éste puede encauzarse a determinadas actividades como la práctica de deporte, las competiciones, la guerra, la sed de dominio, las luchas sociales, las religiosas, etc. Si el impulso recae sobre el propio sujeto, le confieren a éste rasgos de humildad, sumisión, subordinación, masoquismo... que se unen a relevantes cualidades como las de la educabilidad, confianza en la autoridad, predisposición a la hipnosis y sugestión y, en último término, al suicidio. Freud no itió en principio esta idea. Más tarde aceptó la existencia de este instinto que él llamó instinto destructivo u homicida. En 1910 se refirió de otra manera a su concepto del principio dinámico que definió como “protesta viril o masculina” que se originaba en el sentimiento de la propia inferioridad. La súper compensación puede producir reacciones desordenadas que son, precisamente, los síntomas de las neurosis y de las psicosis. Adler utilizó para referirse a esta motivación básica el concepto de "afán de superación". Dado que todos tienen problemas, conflictos, “inferioridades” de una u otra forma, Adler creía que pueden lograr sus personalidades en tanto puedan compensar o superar estos problemas. Con los años sus diferencias con Freud fueron intensificándose. Éste decía que las ideas de Adler no resolvían el origen y la diversidad de las neurosis. Adler, por su lado, rechazaba el concepto de represión de la libido como factor fundamental en las neurosis. En 1911 Adler presentó su renuncia a la presidencia de la Sociedad Psicoanalítica, postura que fue seguida por otros nueve . Adler fundó entonces la Sociedad Psicoanalítica Libre que en 1912 se llamó Sociedad de Psicología Individual. Durante la primera guerra mundial pasó dos años en el frente como oficial médico. Fundó después en Viena una treintena de centros de orientación infantil que dependían de las escuelas estatales y estaban dirigidos en buena parte por discípulos suyos. A estos centros los maestros podían remitir a escolares entre los 6 y los 14 años con problemas para su reeducación psicológica. Adler postulo que, el sentimiento de inferioridad provocaba un desarrollo alterado en los niños aquejados de deficiencias físicas o de alteraciones funcionales. Este sentimiento también tenía lugar en los niños excesivamente mimados. Según él, al vivir en una especie de simbiosis con la madre, unidos siempre a ésta, estos niños se fijan un objetivo de superación que tiende a transformar su situación presente en una relación permanente. Cualquier cambio les aterra. Cualquiera que no sea la madre es considerado como enemigo. De mayores estos niños no están preparados para enfrentarse a los problemas que derivan del matrimonio, el trabajo, la familia, etc. Esta situación también se observaba entonces en los niños indeseados o ilegítimos —según Adler. Éstos reaccionan de forma hostil y hacen uso de su fuerza cuando se sienten superiores al adversario, abusando en ocasiones de los más débiles, de los animales, etc. Muchos de ellos acaban siendo delincuentes o neuróticos. La terapéutica debía consistir en el estímulo y fortalecimiento de la “buena voluntad” o “sentimiento comunitario” frente a la “voluntad de poder”, el ‹Gemeinschaftsgefühl› frente al ‹Geltungstrieb›. En 1926 Adler realizó su primera visita a Estados Unidos. Durante meses estuvo dictando conferencias en la New School for Social Research, de Nueva York, así como en las Universidades de Harvard y Columbia. Llegó a pasar el otoño y el invierno en América, enseñando, y en primavera y verano, regresaba a Europa para la asistencia o el ejercicio profesional.
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Su prestigio creció y desde 1932, ocupó la cátedra de profesor visitante del Medical Psychology at Long Island College of Medicine. Después de la segunda guerra mundial se establecieron centros de reeducación en Estados Unidos y en algunos países europeos. Se fundó la Sociedad Americana de Psicología Adleriana y la publicación de Journal of Individual Psychology. Fuera de su vida profesional Adler era un entusiasta de la música, de las tertulias de café y de la literatura, de la que extraía buenos ejemplos para sus libros y conferencias. Tenía veneración por Dostoievski y supo ver en Shakespeare un buen psicólogo. Odiaba el hipnotismo, espiritualismo, teosofía, astrología y cualquier corriente que disminuyera la confianza de la persona para modelar su propia existencia. Tuvo un hijo y tres hijas. Kurt y Alexandra se inclinaron por la psiquiatría y Valentina se dedicó a la medicina social.
Carl Gustav Jung ( 26 de julio de 1875 Kesswil Suiza /6 de junio de 1961, Küsnacht, Zúrich.) Su padre era pastor luterano abandonó su carrera de filólogo en lenguas semíticas para ejercer como clérigo en una iglesia reformada suiza. Su madre Emilie Preiswerk (1848-1923) se caracterizó por tener una personalidad marcadamente disociativa De niño fue introvertido y muy solitario. Aunque la relación con sus progenitores era muy próxima y afectuosa, desde temprano sentiría cierta decepción por la manera en que su padre abordaba el tema de la fe, a la que consideraba tristemente precaria. Durante su adolescencia y juventud fue un lector entusiasta, especialmente cautivado por la obra literaria de Goethe. También era profundo su interés por los ensayos de filósofos como von Hartmann y Nietzsche. Jung anhelaba estudiar arqueología en la universidad, pero su familia carecía de recursos para enviarlo más lejos de Basilea, donde no dictaban esa carrera, por lo que (contra los deseos de su entorno) decidió estudiar medicina en la Universidad de Basilea, entre 1894 y 1900, pudiendo ingresar en una asociación estudiantil, la Zofingia. El estudiante, antes introvertido, se volvió mucho más vívido en el nuevo contexto académico. En 1898 comenzó a reconciliarse con su futura profesión de médico con la convicción de que debía especializarse. Disponía de dos opciones: cirugía o medicina interna. Un extraño suceso en la cotidianeidad del hogar fue lo que motivo su tesis «Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos», realizada con el profesor Eugen Bleuler en la facultad de medicina de la Universidad de Zúrich en 1902. Aun cuando se aludía a una tal «señorita S. W.» en realidad se trataba de su prima Hélène Preiswerk. El 10 de diciembre de 1900 ocuparía su puesto de ayudante en la clínica psiquiátrica de Burghölzli durante tres años, dejando atrás Basilea y marchando gustoso a Zúrich. Ante la pregunta ¿qué sucede en la enfermedad mental?, Jung se encontrará por entonces, dado el estado de avance de la disciplina a inicios del siglo XX, con una labor de abstracción de la personalidad enferma y un reduccionismo dirigido a diagnósticos, descripción de síntomas y estadísticas. De ahí que el posterior encuentro con Sigmund Freud le ayudase a revertir dicha tendencia, sobre todo a través de la psicología de la histeria y del sueño. Será en este contexto donde comience a elaborar y aplicar su famosa prueba de asociación o experimento de asociación de palabras que lleva su nombre, recordando con ello el caso de una joven melancólica e infanticida, diagnosticada de esquizofrenia o demencia precoz grave. El resultado obtenido catorce días después fue el alta hospitalaria y que nunca más fuera internada. Jung decía que la verdadera terapéutica comienza con la investigación de la historia personal secreta de la persona aquejada por su enfermedad; su averiguación debe remitir al profesional hacia lo consciente, pero también, y sobre todo, a lo inconsciente, con lo que el ensayo de asociación, la interpretación de los sueños y el o humano con el paciente son de vital importancia. Todo diagnóstico debe ir acompañado por tanto de dicha historia personal antes de recabar en la correspondiente solución psicoterapéutica. En 1905 se doctoró en psiquiatría, pasando simultáneamente a ser médico jefe de la clínica psiquiátrica de la Universidad de Zurich durante cuatro años, hasta su renuncia en 1909, debido al exceso de trabajo. Conservaría sin embargo su cargo de profesor auxiliar hasta 1913. Por entonces focalizaba su interés en psicopatología, psicoanálisis y la psicología de los pueblos primitivos.
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El hecho de obrar a ciegas y su consecuente incertidumbre, además de incluir una postura directiva indeseada, hizo que Jung, al igual que hiciera Freud, descartase la hipnosis como método terapéutico, y se dirigiese hacia la interpretación de los sueños y de otras manifestaciones de lo inconsciente. Desde el inicio de su carrera psiquiátrica se interesó por los estudios de Eugen Bleuler, Pierre Janet y sobre todo, Sigmund Freud Inicia Jung el intercambio de ideas con Freud enviando su obra “Estudios diagnósticos de la asociación”, 1906. En 1907 le enviaría también “Sobre la psicología de la demencia precoz”. El intercambio epistolar proseguiría hasta 1913, año en el que se producirá la ruptura definitiva con Freud. Después de separarse de Freud comenzó para Jung una época de inseguridad interior y de desorientación, un período de turbulencia emocional, exacerbada por las noticias emergentes de la Primera Guerra Mundial, que tuvieron sobre él un efecto devastador, aun cuando radicara en la Suiza neutral. Sería el 12 de setiembre de 1913 cuando decidió confrontar los contenidos de lo inconsciente Para Jung, el alma se representa en el hombre por el arquetipo del ánima, o aspecto femenino presente en el inconsciente colectivo de los hombres. El ánima representaría a su vez el arquetipo de la vida, siendo su principio Eros, o lo relacional. Así, la pérdida del alma significaría la pérdida de lo vital y lo vincula tivo en nuestra vida consciente. En 1921 se publicará su obra Tipos psicológicos donde desarrollará sus ideas de la existencia de dos actitudes de la Psique: Introversión y extraversión, así como cuatro funciones: Pensamiento, Sentimiento, Sensación, Intuición. Enfatizará Jung la imposibilidad en dar una respuesta terminante acerca del método analítico o psicoterapéutico ideal. La terapéutica en cada caso es distinta debiendo surgir la curación del propio paciente de manera natural. Se trataría en definitiva de un vis-à-vis, un diálogo entre dos personas que se interrelacionan e influyen mutuamente. Se eliminaría de este modo un hipotético desequilibrio en favor del médico sano frente al enfermo al cual se le va a aplicar una determinada metodología. Ello requeriría, por parte del terapeuta, alcanzar la madurez suficiente como para afrontar una psicoterapia, así como una apertura a toda expresión cultural que incluya la diversidad de lo humano: simbolismo, mitología, etc. Atenderá la transferencia del paciente, sino también su correspondiente contratransferencia, es decir, cómo reacciona él mismo al proceso conjunto con el analizado, y todo ello desde dos vertientes: A nivel consciente. A nivel inconsciente, La teoría de Jung divide la psique en tres partes. La primera es el Yo, el cual se identifica con la mente consciente. Relacionado cercanamente se encuentra el inconsciente personal, que incluye cualquier cosa que no esté presente en la consciencia, pero que no está exenta de estarlo. El inconsciente personal sería como lo que las personas entienden por inconsciente en tanto incluye ambas memorias, las que podemos atraer rápidamente a nuestra consciencia y aquellos recuerdos que han sido reprimidos por cualquier razón. La diferencia estriba en que no contiene a los instintos, como Freud incluía. Después de describir el inconsciente personal, Jung añade una parte al psiquismo que hará que su teoría destaque de las demás: el inconsciente colectivo. Podríamos llamarle sencillamente nuestra “herencia psíquica”. Es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que todos nacemos y compartimos. Aun así, nunca somos plenamente conscientes de ello. A partir de él, se establece una influencia sobre todas nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero solo le conocemos indirectamente, viendo estas influencias. Los contenidos del inconsciente colectivo son los llamados arquetipos. Jung también les llamó dominantes, imagos, imágenes primordiales o mitológicas y otros nombres, pero el término arquetipo es el más conocido. Sería una tendencia innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera. El arquetipo carece de forma en sí mismo, pero actúa como un “principio organizador” sobre las cosas que vemos o hacemos. Funciona de la misma manera que los instintos en la teoría freudiana. El arquetipo es como un agujero negro en el espacio. Solo sabemos que está ahí por cómo atrae materia y luz hacia sí mismo.
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Sándor Ferenczi (1873 / 1933 ) Era el octavo de un total de doce hermanos. Su padre, Bernath Ferenczi Prominente figura pública vinculada a la intelectualidad de la época, congregaba a su alrededor un numeroso grupo de intelectuales, artistas y pensadores de la época. Se casó a los 28 años con Róza Eibenschütz de 18 años. Según testimonios familiares, Sándor habría sido el hijo predilecto del padre a quien acompañaba en sus diversas actividades. Cuando Sándor tenía quince años, muere su padre, dejándole una marca afectiva que lo acompañará durante toda su vida. Su madre era una mujer activa y dinámica, que acompañaba a su marido en las actividades laborales, sociales y públicas, gobernaba la numerosa familia, y presidía la Unión de las Mujeres Judías de la ciudad. Tras la muerte de Bernarth, se hace cargo de la dirección de la librería y de la imprenta de su marido. Esta madre “fría” y “abandónica” por un lado, y irable educadora por el otro, marcará en Sándor una relación profundamente ambivalente, la que, sumada a ciertas experiencias con nodrizas e institutrices (abusos sexuales), además de con iguales, fundarán las condiciones del drama afectivo que cruzaría toda su vida. Vida además acompañada de diversos padecimientos físicos e hipocondríacos. Estudia Medicina en Viena especializándose en neurología y psiquiatría, (sentía pasión por la hipnosis e histeria), y acercándose por primera vez al trabajo de Freud con Breuer. En 1898 pasa a ser doctor auxiliar en el Hospicio de los Pobres Elizabeth en Budapest al servicio de los desposeídos y las prostitutas. Asimismo participa de modo activo en la vida política húngara, llegando a ser el representante del Comité Humanitario Internacional para la Defensa de los Homosexuales. Conoce y aplica el "Test de la Asociación de palabras" de Jung y desde aquí rescata los artículos originalmente leídos y descartados de Breuer y Freud, acercándose definitivamente al pensamiento de lo inconsciente de Freud. En 1908 se encuentra con Freud, a través de Jung. Ferenczi (34 años) y Freud (52 años) congenian tanto que éste último lo incita a presentar un trabajo en el Primer Congreso Psicoanalítico en Salzburgo, además de invitarlo a pasar las vacaciones con él. Se iniciaría así una amistad que durará 25 años, incluso hasta el punto de desear Freud que fuera su yerno. Ferenczi llegará a ser su paciente durante tres semanas en septiembre de 1914, análisis que debió interrumpirse por la movilización militar de Ferenczi y que se continuaría en junio de 1916 durante tres semanas más, a razón de dos horas diarias. Freud lo considerará, primero su paladín secreto y luego su "futuro sucesor". En 1909, marchan juntos a la Universidad de Clark. Terminado este año, Ferenczi publicará "Transferencia e Introyección". Cuando Sándor iba a cumplir 15 años, conoció a Gizella Altschul, A los 31 años Sándor se enamorará apasionadamente de Gizella. Siete años después, Elma Pálos, la hija de Gizella, se convierte en su paciente, análisis que terminará con el enamoramiento hacia ella. Percibiendo el fracaso de su "neutralidad analítica", pide a Freud que la tome en análisis, quien, tras cierta resistencia, Freud decide aceptar en 1911. Gizella estaba dispuesta a renunciar a ese vínculo por la felicidad de ambos, pero Elma terminará casándose en Estados Unidos poco tiempo después. En 1919 Ferenczi y Gizella se casan, cuando tiene 46 años y ella 55. La convivencia entre ambos jamás se repondría de esta relación triangular. En la I Guerra Mundial, Ferenczi fue reclutado por el ejército húngaro y nombrado médico jefe de una guarnición militar. Poco tiempo antes había fundado la Sociedad Psicoanalítica Húngara, que presidió hasta su muerte. En 1918 le ofrecen la primera cátedra de Psicoanálisis en la Universidad de Budapest. Ferenczi y Rank terminan de escribir Perspectivas del Psicoanálisis (1925), texto inicialmente elogiado por Freud pero que viene a inaugurar una serie de conflictos al interior del Comité Secreto por la publicación de Rank del Trauma del Nacimiento, Murió el 22 de mayo de 1933. Jones (analizando suyo) llegó a decir que durante los últimos años Ferenczi había sufrido de delirios y otros síntomas psicóticos, que Jones atribuía a la psicosis latente que siempre había sospechado en él. Sin embargo, los colegas que lo acompañaron hasta el final, entre los cuales se encontraba Michel Balint desmintieron tales afirmaciones: Ferenczi falleció a consecuencia de una larga enfermedad, el síndrome neuro-anémico característico de la enfermedad de Bermier, que le iba a producir una mielitis ascendente y, de esta manera, iba a dar fin a su vida. En 1924 publica Thalassa: Ensayo sobre una teoría de la genitalidad en donde presenta sus teorías onto y filogenética sobre la genitalidad. Continuando las ideas de Freud, estableció una correspondencia entre biología y psicología. El conocimiento proporcionado por experiencias previas con animales, junto a datos que tomó de la embriología, le ayudaron a rastrear los impulsos genitales hasta su origen en la tendencia a la regresión talásica (Thalassa = mar). En 1913 Ferenczi escribe lo que es considerado como el primer artículo psicoanalítico sobre el desarrollo del Yo. Para Ferenczi, el sentido de realidad se desarrolla siguiendo una serie de etapas sucesivas: Anticipándose varios años a Melanie Klein, acerca de la existencia de un Superyó previo al complejo de Edipo,
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Melanie Klein (1882/1960) (Viena, 1882 - Londres, 1960) Psicoanalista británica de origen austriaco, pionera del análisis infantil y del estudio de las psicosis. Fue la última de los cuatro hijos de Moriz Reizes y Libusa Deutsch, ambos hebreos, descendientes de familias de rabinos. Sin embargo, fue educada de manera liberal, sin imposiciones religiosas. A los veintiún años se casó con un ingeniero, Arthur S. Klein, de quien tuvo tres hijos, por lo que debió interrumpir sus estudios de Medicina. En Budapest, donde se había trasladado en 1910 con su esposo, leyó La interpretación de los sueños, de Freud, y el interés que dicha obra despertó en ella la llevó a convertirse en la principal refundadora del psicoanálisis. Melanie Klein supo observar y tratar fenómenos psíquicos hasta entonces ignorados. Ferenczi la animó a que psicoanalizara a niños, pero las investigaciones que emprendieron juntos no le resultaron satisfactorias. En el Congreso de Psicoanálisis de La Haya conoció a K. Abraham, quien intuyó su genialidad y la escogió para un segundo análisis en Berlín, pero Abraham murió al cabo de sólo nueve meses. En cualquier caso, el encuentro fue decisivo para Melanie Klein, que se consideró siempre continuadora de sus ideas. La rivalidad con Anna Freud, que también había empezado a psicoanalizar a niños partiendo de premisas divergentes, así como los continuos ataques que suscitaban tanto sus descubrimientos como su fuerte personalidad, la llevaron a aceptar la invitación de su simpatizante, Jones, y en 1926 se estableció en Londres. Allí continuaron las polémicas, pero el ambiente cultural, más abierto, le permitió tener alumnos de gran valía (H. Segal, H. Rosenfeld, R. Money-Kyrle, D. Meltzer y otros, conocidos como la Escuela Inglesa). Al cabo de pocos decenios creció el número de sus seguidores, sobre todo en Europa y en América del Sur. Ejerció influencia sobre pensadores originales como W. Bion, F. Fornari, L. Grinberg y E. Jacques, por no decir sobre la mayor parte de la psiquiatría moderna. Después de su primer trabajo, The development of a child (1923), dirigió su atención al período de la vida psíquica de la primerísima infancia, marcada por la relación entre madre e hijo. Elaboró la técnica del juego para psicoanalizar a los niños, pero también influyó radicalmente sobre la teoría y la técnica aplicadas a adultos: reformuló el complejo de Edipo y destacó la importancia de la agresividad y la destructividad. Es suyo el concepto de "fantasía" o "fantasma" inconsciente ("phantasie"), correlativo psíquico dinámico de la pulsión, escena dramática cuyos protagonistas son los objetos interiorizados. Klein descubrió que las fantasías actúan sobre toda actividad humana. Definió dos "posturas" mentales que determinan la vida psíquica, ya sea en el desarrollo normal, ya en la patología más grave, y que -como se descubriría a continuación- constituyen además dos visiones del mundo contrastantes en lo que respecta a los fantasmas (Money-Kyrle): la posición "esquizo-paranoide", dominada por manías persecutorias, por vivencias de orden psicótico, por la escisión y la proyección (responsable de la percepción de los "objetos parciales" escindidos en "buenos" y "malos"), en relación dialéctica con la posición "depresiva", en la que predominan las preocupaciones reparatorias, las fuerzas sinérgicas y de síntesis. Con la superación de esta posición, la madre ya no es sentida como "objeto parcial" (omnipotente, al servicio de las necesidades del niño) escindido en objeto persecutorio y objeto ideal ("seno bueno" y "seno malo") sino como "objeto entero" (dotado de una historia y de una autonomía reales), fuente única ya de las fustraciones y el dolor, ya de las gratificaciones. "Mientras el objeto -escribe- no sea amado como objeto total, no se puede sentir la pérdida como pérdida total". Entre sus obras, todas pertenecientes a la historia del psicoanálisis, destacan El psicoanálisis de niños(1932), Amor, culpa y reparación (1937), New Directions in Psycho-Analysis, (1955), en colaboración con P. Heimann y R. MoneyKyrle, Envidia y gratitud(1957), Our adult world and other essays (1959),Narrative of a Child Analysis (1961), Contributions to Psycho-Analysis 1921-1945, de 1948, y, por último,Developments in Psycho-Analysis, publicado en 1952
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Anna Freud (1895-1982) Es la sexta y última hija de Sigmund Freud y Martha Bernays. Empezó su escolarización a los seis años, luego accedió al Lyceum y posteriormente se formó como institutriz de escuela primaria, llegando a dominar, además de su lengua materna, el inglés, el francés y algo el italiano. Durante la Primera Guerra mundial comenzó a frecuentar las reuniones de la Asociación Psicoanalítica de Viena y cuando dio fin la contienda bélica trabajó bajo la dirección de Sigfredo Bernfeld en un orfelinato de niños judíos, el Instituto Baumgarten, que fue fundado en Viena en 1919 en el antiguo Hospital Militar En octubre de 1918, Anna empieza a psicoanalizarse con su padre, controvertido análisis que se extendió, en principio, hasta la primavera de 1920, tratamiento que dio comienzo tras haber abandonado su profesión de institutriz para recuperarse de una tuberculosis pulmonar. En la primavera de 1924, reemprendió su análisis durante un año más, ya que mostraba un inadecuado dominio de los fenómenos transferenciales en sus tratamientos En 1921, conoció a Lou Andreas-Salomé, iniciando un provechoso o personal y de formación. Lou, por ejemplo, le supervisó la conferencia que pronunció el 31 de mayo de 1922 para ser itida como miembro en la Asociación Psicoanalítica de Viena A finales de 1924, Anna había iniciado el tratamiento de una jovencita de 15 años llamada Minna, estableciendo paralelamente una sólida amistad con la madre de la chica, Eva Rosenfeld, con quien fundó una escuela infantil de orientación psicoanalítica, que era dirigida por Eva. Anna estaba por estos años muy interesada por la experiencia de Vera Schmidt en Moscú, donde había fundado un Laboratorio-Hogar para Niños en 1921 con el fin de tratar pedagógicamente a chicos pequeños bajo directrices psicoanalíticas En el otoño de 1925 tomaría en tratamiento a Bob, uno de los hijos Dorothy Burlingham, que sería su gran amiga; poco después se ocuparía también de sus tres hermanos (Mabbie, Tinky y Mikey). Cuando en 1925 se crea el Instituto Psicoanalítico de Viena, Anna es nombrada secretaria, siendo directora Helene Deutsch y director adjunto Sigfredo Bernfeld. En el seno de este Instituto, junto a Hoffer, Aichhorn y Bernfeld, pone en marcha un seminario dedicado al psicoanálisis infantil (Kinderseminar). Anna Freud, Dorothy Burlingham y Eva Rosenfeld, convencidas del valor del psicoanálisis crean en 1929 una escuela infantil en la casa de la última de ellas, donde trabajó Erik Erikson, que fue analizado por Anna. Por entonces, Anna Freud dictó una serie de conferencias para formar al personal que trabajaba en las guarderías de los barrios obreros de Viena y fue nombrada redactora del Zeitschrift für psychoanalytische Pädagogik, revista dirigida por Willie Hoffer, que desapareció en 1938 para ser reemplazada años después por The Psychoanalytic Study of the Child. Anna publico el libro Introducción al psicoanálisis para educadores, tratando de establecer pautas psicoanalíticas adecuadas con fines profilácticos para evitar futuros trastornos neuróticos en los niños. Con el paso del tiempo, cambiaría de opinión, percatándose de la necesidad de actuar no sólo educativamente, sino en forma terapéutica para poder llevar a cabo genuinas prevenciones. En torno a 1935, Anna estaba preocupada por el desarrollo de los hijos de Dorothy, que ya eran adolescentes. La reflexión que derivó de estas observaciones fue la base de su texto más conocido y citado, editado el año siguiente, El yo y los mecanismos de defensa, en el que se da una gran importancia a la función adaptativa de algunas defensas del yo, sentando las bases de la psicología del ego. En 1937, junto a Burlingham, y con el fin de ayudar psicoanalíticamente a los niños pobres y desamparados, Anna abrió en Viena la guardería Jackson, donde se ocupaba de los hijos menores de tres años de las obreras judías. Esta iniciativa se vio pronto frustrada, pues el 12 de marzo de 1938 los nazis clausuraron el centro y la Gestapo detuvo a Anna durante unas horas, episodio que convenció a Sigmund Freud de la necesidad de marcharse a Londres, cosa que hizo junto con parte de su familia el 4 de junio de 1938. Toda la experiencia que Anna había adquirido en su trabajo con chicos sirvió para la elaboración de otra obra fundamental, Psicoanálisis del niño donde mostraba claras diferencias teórico-técnicas con el modelo que estaba proponiendo Melanie Klein a partir del Congreso Psicoanalítico de Salzburgo de 1924. Los enfrentamientos eran particularmente fuertes en lo que tocaba a los fenómenos transferenciales y al análisis precoz, negando Anna la existencia de una genuina neurosis de transferencia en los niños pequeños (por estar aún muy ligados a sus padres, lo que imposibilitaría el desplazamiento al analista de las actitudes y afectos que conforman la primitiva neurosis) y por tanto la posibilidad de un verdadero psicoanálisis en ellos, lo que obligaba al terapeuta a comprometerse con el
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fortalecimiento del inmaduro yo infantil, así como ayudar al establecimiento de un superyó armónico a través de acciones educativas o de apoyo. Además, no aceptaba el juego como equivalente de la asociación libre, calificando de salvajes las interpretaciones de Klein, criticando su excesivo interés por la realidad psíquica subjetiva con abandono de la realidad objetiva. Klein defendía la presencia de particulares angustias y defensas desde momentos muy precoces del desarrollo, las cuales invadirían las fantasías de los juegos infantiles en el encuadre psicoanalítico por ella definido, manteniendo con tenacidad su convicción de la realidad de los fenómenos transferenciales de sus pequeñísimos pacientes y resaltando la necesidad de interpretarlos analíticamente para lograr la cura, excluyendo todo matiz pedagógico. Tras la muerte de Sigmund Freud en Londres, el 23 de septiembre de 1939, Anna se dispuso a continuar su trabajo psicoanalítico, aunque la Segunda Guerra mundial vino a complicar las cosas. Por entonces, los Kleinianos eran dueños de la Asociación Psicoanalítica Británica y vivieron mal la presencia de Anna, pues pensaban que podía alterar la autonomía alcanzada respecto a los psicoanalistas centroeuropeos. Estos enfrentamientos abocarían en las llamadas Grandes Controversias que se extendieron desde 1941 a 1945, que llevaron a confrontaciones muy intensas entre los Anna freudianos y los Kleinianos. El enfrentamiento entre Anna Freud y Melanie Klein puede entenderse si se ahonda en las ideas centrales de una y otra: téngase en cuenta que aquélla partía de una concepción de la transferencia según el modelo que había establecido su padre, esto es, una reedición en el encuentro analítico de las conflictivas pulsionales que habían quedado enquistadas en el aparato psíquico desde un momento relativamente tardío de la infancia (neurosis primitiva), mientras que para Klein el niño ponía en marcha desde el mismo nacimiento su preponderante fantasía inconsciente (representación psíquica de lo pulsional), cargada de conflictos, lo que ocurriría tanto en la relación con los objetos internos, como con los padres o cualquier otro objeto externo, como sería el caso del analista cuando el niño es tratado. La transferencia no sería, pues, la reedición de una neurosis anterior, sino la aparición de una conflictiva permanente (posiciones no bien superadas, particularmente la posición depresiva) que se vive en el momento actual y que puede invadir cualquier relación presente, como es el caso de la situación analítica. De aquí que Klein hablara de situación transferencial y no de neurosis transferencial Por otro lado, dado que Klein mantenía la presencia en el niño pequeño de un superyó precoz muy sádico y cruel, toda actuación sobre éste, en el sentido pedagógico preconizado por Anna Freud, sólo abocaría en un empeoramiento del estado del conflicto inconsciente del niño en tratamiento, puesto que fortalecería la rigidez y los excesivos controles de tal instancia psíquica. Melanie insistía, pues, en un análisis en toda regla desde los tres años aproximadamente, con interpretaciones de la transferencia en el marco de las primitivas ansiedades y defensas, aunque, en un momento dado, Klein señaló que debían analizarse las fantasías inconscientes que el paciente pone en marcha en su vida actual más allá del aquí y ahora de la sesión, lo que superaba las posturas que había sostenido con anterioridad. Aunque fueron sin duda Alfred Adler y Wilhelm Reich quienes pusieron las bases para la psicología del ego, tales aportaciones no se aceptaron en el seno del psicoanálisis hasta que Anna Freud dio al yo un lugar fundamental en la formación y disolución de las neurosis, en el sentido de señalar el papel adaptativo de las defensas, lo que recogió en El yo y los mecanismos de defensa, que estaba inserto en la perspectiva estructuralista de la segunda tópica freudiana y en las principales ideas de Reich , aunque matizando que el análisis de las defensas no tenía por qué ser algo sistemático, sino que tal trabajo debía oscilar entre el yo y el ello en función del estado metapsicológico en que se encontrase el conflicto activado. En tal línea, Anna subrayó que algunas de las defensas del niño no se organizan contra las pulsiones procedentes del ello, sino como formas más o menos adaptativas del yo ante las presiones de los padres o del entorno. Por otro lado, aportó interesantes novedades en torno a la psicología de la adolescencia, esclareciendo peculiares procesos defensivos tales como la intelectualización y el ascetismo,
BIBLIOGRAFÍA
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Recuperado scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0211-57352002000100006&script...de 2002
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