Significado de los tiempos verbales por Leonardo Aliaga Rovira. I.
Formas no personales del verbo. En el sistema de conjugación verbal del español, existen tres formas, llamadas
formas no personales, formas no flexivas o verboides, que no poseen morfemas de modo, tiempo ni persona. Debido a lo anterior, en particular a la no indicación de persona, estas formas no pueden constituir núcleo de oración (principal, pues en oraciones subordinadas o cláusulas, sí pueden hacerlo), pues no remiten a ningún sujeto oracional. Excepto en ocasiones contextuales que favorezcan la predicación 1, las estructuras formadas con estas formas no constituyen oraciones sino frases, pues “pronunciadas aisladamente, no constituyen unidades con sentido completo en sí mismas” (Gili Gaya 185). Estas formas no personales son el infinitivo (cantar), el gerundio (cantando) y el participio (cantado). A pesar de lo anterior, el infinitivo, el gerundio y el participio poseen una característica que no poseen las formas personales, y es que pueden funcionar como sustantivo, adverbio y adjetivo respectivamente. (Alarcos, Estudios 57; Alarcos, Gramática 143, Gili Gaya 186) Así, se hace visible el uso sustantivo del infinitivo al ver la equivalencia entre: quiero comer con quiero comida o con quiero eso. Incluso, algunos infinitivos han llegado a establecerse como sustantivos de manera permanente, como es el caso de deber o pesar. Por otra parte, en cuanto al gerundio, existe una equivalencia funcional entre llegó riendo, llegó alegremente y llegó así, lo que demuestra la funcionalidad del gerundio como adverbio. Por último, es claro que el participio funciona como adjetivo. Se ve, por ejemplo, en el contraste estoy cansado frente a estoy alegre; o en casos como los párpados pegados o esas son palabras muy manoseadas. Incluso, se percibe en los ejemplos anteriores que el participio posee, al igual que los adjetivos, marcas de persona y número. Por último, cabe señalar que las formas no flexivas, si bien no presenten marcas de persona, tiempo ni número, sí presentan marca de aspecto. Así, el participio posee un aspecto perfectivo, al indicar un proceso terminado; el gerundio un aspecto imperfectivo, enfocado en el transcurso del proceso; mientras que el infinitivo posee un 1
Es decir, cuando se reconocen las llamadas oraciones unimembres.
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aspecto neutral entre dicha oposición (Hernández 309). Se puede ver también esta gradación aspectual entre las formas no personales bajo la consideración de que el infinitivo ofrece una perspectiva potencial de realización, un valor progresivo, de algo por realizar; mientras que el participio muestra una perspectiva de virtualidad ya realizada, un valor perfectivo; y por último, el gerundio ofrece un valor durativo, que se encuentra entre la potencialidad realizable y la realizada, es decir, entre la parte del proceso por cumplir y la cumplida. (Alarcos, Estudios 57-60) II. Formas personales del verbo. En oposición a las anteriores, están las formas personales del verbo, las que sí poseen información de modo, tiempo y persona. Son estas las que pueden cumplir función nuclear en la oración, pues remiten a un sujeto oracional. A continuación se repasan lo valores de cada uno de estas formas no personales, agrupadas bajo la partición, no compartida por todos los teóricos2, entre los modos indicativo, subjuntivo e imperativo. 1. Modo indicativo. Este es “un modo objetivo en que el hablante o sujeto de la enunciación emite su enunciado sin tomar parte en él, sin añadir un rasgo de subjetividad” (Hernández 291). en un sentido muy amplio, el indicativo es el modo de la expresión de acciones estimadas reales, o hechos irreales cuya irrealidad se juzga evidente, como hechos que se imaginan o se desean, por ejemplo (Alarcos, Gramática 153-4). Así, en este modo predomina la función representativa a la vez que la modalidad que lo caracteriza es la declarativa. (Hernández 291). Sólo las formas de este modo, en contraposición a las del subjuntivo y del imperativo, pueden combinarse con la modalidad interrogativa (Alarcos, Gramática 152). Así, ¿cantaste?, *¿cantase?. Se presentan a continuación los distintos tiempos verbales que pertenecen al modo indicativo.
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Debido principalmente a la particular concepción de modo que conciba cada teórico.
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a) Presente: Como valor principal, denota los actos que coexisten con el acto de la palabra (Gili Gaya 155). Expresa la simultaneidad de la noción evocada por el verbo en el momento del habla (Alarcos, Gramática 156; Lázaro 138). En este caso, se dirá que tiene el valor de presente actual (Lázaro 138). Ej.: Ahora sube la escalera. Sin embargo, la mayor parte de las veces, el acto expresado en presente no concuerda con el momento de enunciación, ya que “el presente es como un punto en movimiento, que viene del pasado y marcha hacia el porvenir” (Gili Gaya 155), es decir, el acto ha comenzado anteriormente y continúa después. Esto se debe al carácter espontáneo del presente actual, el cual es muy difícil de reproducirlo en el enunciado. Luego, el presente es un tiempo de aspecto imperfectivo, esto es, focalizado en el transcurso del proceso y no en el término de este (en cuyo caso se dirá que el aspecto es perfectivo) (Gili Gaya 155). Además, el presente es el tiempo no marcado, por lo que puede desempeñar funciones de los tiempos marcados (Lázaro 137). Debido a estos motivos, el presente posee valores trasladados, los cuales son los siguientes:
Presente continuo: Cuando el verbo significa acción continua, o sea, cuando dentro de su duración se halla comprendido el momento del habla (Gili Gaya 155). Ejs.: Mi hermano prepara el almuerzo; Escucho música (en lugar de estoy escuchando música).
Presente habitual3: El verbo se refiere actos discontinuos, que no se producen en el momento del habla, pero se han producido antes y se producirán después (Gili Gaya 155). Ejs.: Yo canto en la ducha; Me acuesto todos los días a la una de la madrugada; Me emocionan los atardeceres.
Presente gnómico o intemporal: Usado para referirse a las verdades eternas e intemporales y a las generalidades (Gili Gaya 155; Alarcos, Gramática 156; Bello 432); aparece en máximas, aforismos, refranes, definiciones, etc. (Lázaro 137). Ejs.: El ser humano es mortal; El sol sale por el oriente.
Presente histórico: Se ocupa cuando el presente alude a hechos ocurridos cronológicamente en el pasado (Alarcos, Gramática 156). Ejs.: Entonces, me doy cuenta y me devuelvo inmediatamente [en un relato]; Carver muere en
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A este valor trasladado se le da también el nombre de presente durativo. Personalmente, creo poco adecuada esta denominación como alternativa de presente habitual, ya que el carácter durativo está marcado no en este, sino evidentemente en el presente continuo. Es más, la construcción “estar + gerundio” (valor que adquiere el presente continuo), forma parte de las llamadas perífrasis durativas.
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1988, en pleno apogeo de su carrera como escritor (en lugar de Carver murió en 1988, en pleno apogeo de su carrera como escritor).
Presente por futuro o de anticipación (Lázaro 139; Alarcos, Gramática 157): Para denotar hechos futuros. Ej.: Enseguida lo hago; Te prometo que mañana pago las cuentas; El mes próximo salgo de vacaciones (en lugar de El mes próximo saldré de vacaciones). Se da también en varios otros casos particulares: -
Cuando existe un hecho futuro que no se realizará. El suceso futuro se marca con el pretérito imperfecto, mientras que la no realización, con el presente. (Alarcos, Gramática 157). Ej.: Mañana había concierto, pero el guitarrista está enfermo (en lugar de Mañana había concierto, pero el guitarrista estará enfermo)
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En oraciones condicionales, formadas por una prótasis, consistente en la expresión de la condición, y una apódosis, que corresponde a la consecuencia de la condición. La prótasis se forma siempre en presente, mientras que la apódosis puede estar construida con presente o futuro (Gili Gaya 156; Lázaro 139). Ej.: Si mañana el día está lindo [prótasis], voy/iré a la playa [apódosis] (en lugar de *Si mañana el día estará lindo, voy/iré a la playa).
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En interrogaciones para pedir permiso o solicitar alguna instrucción. En estos casos, el uso del presente es obligatorio, no se ocupa el futuro. (Lázaro 139). Ej.: ¿Cierro la puerta? (en lugar de *¿Cerraré la puerta?)
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En oraciones interrogativas cuando el hablante se pregunta a sí mismo. (Lázaro 139). Ej.: ¿Qué hago frente a este dilema? (en lugar de ¿Qué haré frente a este dilema?)
Presente de mandato: El presente adquiere el valor del modo imperativo. Ej.: te vas; Me dices de inmediato qué es lo que pasó (en lugar de Dime de inmediato qué es lo que pasó).
b) Pretérito perfecto simple (pretérito): Se emplea para expresar acciones pasadas, terminadas —lo que lo hace un tiempo de aspecto perfectivo— e independientes de otra acción. “Expresa una acción realizada en una unidad de tiempo que ya ha
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pasado para el hablante” (Lázaro 157). Ej.: Ayer leí la mitad del libro. Un valor trasladado de este tiempo es el de futuro, con un carácter de mandato. Ej.: ¡Te fuiste! c) Pretérito imperfecto (copretérito): Expresa un proceso verbal pasado, pero visto en su duración, es decir, en una unidad de tiempo no terminada, sin importar su comienzo ni su fin. Es, por lo tanto, un tiempo imperfectivo (Lázaro 140). Ej.: Cuando niño jugaba mucho a la pelota. Presenta, principalmente, dos valores trasladados:
Referirse a procesos verbales sucediendo o a punto de suceder. Ej.: Justo me pillaste, porque ya me iba.
Expresar cortesía en tiempo presente: ¿Deseaba algo?
d) Pretérito perfecto compuesto (antepresente): Sirve para expresar un proceso verbal pasado y terminado (aspecto perfectivo), pero que “expresa una acción realizada en una unidad de tiempo que aún no ha terminado para el hablante” (Lázaro 157), es decir, el proceso verbal se prolonga hasta el presente. Ej.: He escrito dos cuentos este mes. Tiene un valor trasladado cuando se extiende y repercute en el presente. Ej.: ¿Cómo has llegado? e) Pretérito anterior (antepretérito): Tiempo perfectivo. Expresa una acción pasada y terminada en un pasado “inmediatamente” anterior a otra también terminada (Lázaro 178). Ej.: Apenas hube terminado el trabajo, me fui a dormir. Es un tiempo en desuso. f) Pretérito pluscuamperfecto (antecopretérito): Tiempo perfectivo. Indica un proceso verbal terminado en un pasado que es anterior a otro proceso también pasado, donde el intervalo entre los dos procesos, es indefinido (Lázaro 178). Es más amplio que el pretérito anterior, por lo que este último ha caído en desuso al ser reemplazado por el pretérito pluscuamperfecto. Ej.: Luego que había salido el sol, partieron. Como valor trasladado está el ser usado en lugar del pretérito anterior.
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g) Futuro: Expresa acciones que se producirán después del momento de enunciación, no terminadas y no empezadas. Es por lo tanto un tiempo imperfectivo. (Lázaro 160) Ej.: Iré a tu casa. Principalmente, posee los siguientes valores trasladados:
Imperativo. Ej.: No matarás.
Expresar el proceso verbal como probabilidad, conjetura o suposición, en tiempo presente. Ej.: Este saco pesará unos quince kilos.
Incertidumbre. Ej.: ¿Quién llamará a esta hora?
Ira o sorpresa en exclamaciones. Ej.: ¡Será posible!
h) Futuro perfecto (antefuturo): Tiempo perfectivo. Expresa un proceso verbal terminado en el futuro, pero anterior a otro proceso futuro (Lázaro 179). Ej.: Cuando vuelvas, ya habré preparado la cena. Tiene el valor trasladado de manifestar una conjetura en tiempo pasado de un hecho probable. Ejs.: ¿Habrán salido?; Supongo que ya te habrás enterado del incidente. i) Condicional (postpretérito): Tiempo de aspecto imperfectivo. Expresa un proceso verbal futuro no terminado respecto de un proceso verbal pasado. “Expresa acciones que tienen su origen en el pasado, pero desarrolladas hacia el futuro [. . .] Se trata, pues, de un futuro del pasado” (Lázaro 177). La acción futura puede detenerse en el pasado, presente o futuro. Ej.: Nos dijo que llegaría (hoy, ayer, mañana). Posee los siguientes valores trasladados:
Indicar una condición no real pero realizable. Es decir, manifiesta una posibilidad que queda abierta. El postpretérito aparece en estos casos en la prótasis condicional. Ej.: Iría si tuviera tiempo.
Expresar el proceso verbal como probabilidad, conjetura o suposición, en pasado. Ej.: Tendría unos veinte años cuando la conocí.
Expresar cortesía en tiempo presente: ¿Desearía un cafecito? (en lugar de ¿Desea un cafecito?)
j) Condicional perfecto (antepostpretérito): Tiempo perfectivo. Sirve para expresar una acción futura respecto de un proceso verbal pasado anterior a otro proceso. (Lázaro 180). Ej.: Le advirtieron que cuando llegara a la sala, ya se habrían
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organizado. Acá, la acción habrían organizado, es futura con relación a advirtieron, pero anterior a llegara. De este tiempo se usan los siguientes valores trasladados:
Indicar una condición no real y no realizable. Esto es, un proceso expresado como posibilidad cerrada que se tuvo en un tiempo pasado. En estos casos, el condicional perfecto aparece en la prótasis condicional. Ej.: Habría ido si hubiese tenido tiempo.
Expresar el proceso verbal como probabilidad, conjetura o suposición, en pasado e indicando el final de la acción. Ej.: Ya habría cumplido veinte años cuando la conocí.
2. Modo subjuntivo. El modo subjuntivo es el que “expresa la subjetividad del hablante o del sujeto de la comunicación ante el enunciado”(Hernández 295). Además, es el que, en general, hace referencia al plano de la irrealidad de las acciones. Lo anterior hace que la distinción temporal en este modo sea mucho menos clara que en el modo indicativo. Incluso, los tiempo futuro y futuro perfecto del subjuntivo, han caído en un completo desuso, por la baja funcionalidad para el hablante de su referencia temporal. En este modo no existen claros cortes temporales y su uso responde más a una cierta automatización. Se puede, de todos modos, hacer un esquema de los valores generales que asumen los tiempos haciendo una equivalencia con los tiempos del modo indicativo. En general, esta equivalencia se da de manera negativa, es decir, la forma verbal en subjuntivo es la expresión negativa o al menos relativa de la noción en indicativo. (Bello 168-9) Se indican a continuación los tiempos del modo subjuntivo (excepto el futuro y el futuro perfecto, por encontrarse en desuso) y su equivalencia con los tiempos del modo indicativo. Para mayor claridad, se presenta un ejemplo ilustrativo en cada caso. a) M. subjuntivo, presente. Equivalente con:
M. indicativo, presente. No veo que nadie hable / Parece que alguien habla.
M. Indicativo, futuro: Es improbable que venga a Chile / Es seguro que vendrá a Chile.
b) M. subjuntivo, pretérito imperfecto (pretérito). Equivalente con:
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M. indicativo, pret. imperfecto (copretérito). No me pareció que mintiesen / Me pareció que mentían.
M. indicativo, pret. perfecto simple (pretérito). No es seguro que Manuel fuese el culpable / Es un hecho que Manuel fue el culpable.
M. indicativo, condicional (postpretérito). No se esperaba que llegase el presidente / Se sabía que llegaría el presidente.
c) M. subjuntivo, pretérito perfecto (antepresente). Equivalente con:
M. indicativo, pretérito perfecto compuesto (antepresente). Ni se nota que haya jugado siete horas seguidas / Se nota que ha jugado más de siete horas seguidas.
M. indicativo, futuro perfecto (antefuturo). Es probable que al volver ya se haya resuelto todo / Te aseguro que al volver todo se habrá resuelto.
d) M. subjuntivo, pretérito pluscuamperfecto (antepretérito). Equivalente con:
M. indicativo, pretérito pluscuamperfecto (antecopretérito). No era obvio que hubiese hecho lo correcto / Era evidente que había hecho lo correcto.
M. indicativo, condicional perfecto (antepostpretérito). Ideal sería que mañana hubieran solucionado el problema / Prometieron que mañana habrían solucionado el problema.
3. Modo imperativo. Tiene significado de orden o mandato. Se conjuga solamente en la segunda persona, en tiempo presente. Ej.: canta tú y cantad vosotros. Para las variantes de la segunda persona se usan la formas subjuntivas en tercera persona. Ej.: cante usted y canten ustedes. En un mandato con estructura de negación para la segunda persona singular, se usa el presente del subjuntivo en la segunda persona. Ej.: No cantes tú. Para el resto de las personas no existe un imperativo como tal, aunque sí se puede conseguir (para el caso positivo y negativo) un carácter de esta índole mediante el uso de los verbos del presente del subjuntivo al interior de cláusulas que funcionen como objetos de verbos semánticamente imperativos. Ej.: Exijo que él cante; Deseo que cantemos (nosotros)
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Referencias bibliográficas Alarcos, Emilio. Estudios de gramática funcional del español. 1970. Madrid: Gredos. ---. Gramática de la lengua española. 1999. Madrid: Espasa Calpe. Bello, Andrés. Gramática de la lengua castellana. (V.1). Madrid: Arco Libros, 1998. Gili Gaya, Samuel. Curso superior de sintaxis española. 1961. Barcelona: Vox, 1979. Hernández, César. Gramática funcional del español. 1986. Madrid: Gredos. Lázaro, Fernando. Curso de lengua española. 1981. Madrid: Anaya.
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